Grandes novelas del siglo XX. El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad. El misterio del mal. Post Plaza de las palabras



Plaza de las palabras en su sección Grandes novelas del siglo XX, presenta a Joseph Conrad, y su novela El corazón de las tinieblas (1902).  Józef Teodor Konrad Korzeniowski, más conocido como Joseph Conrad (1867–1924),  Berdyczów, entonces Imperio ruso, actual Ucrania, fue un novelista polaco que adoptó el inglés como lengua literaria.​ Sin ser su lengua materna, el polaco si lo era y su segundo idioma el francés. A los veinte años Conrad no sabía ingles, sin embargo toda la obra escrita de Conrad es en ingles. Hecho  inusual pero tampoco inédito, y que nos hace pensar en escritores posteriores como Vladimir Nabokov, cuyo idioma materno era el ruso y escribía en ingles o Natalia Sarraute, de origen ruso, y que llego a escribir su obra en francés. Conrad publica su primera novela a los 38 años.  La locura de Alcaller, (1895).  Sus novelas ambientadas muchas de ellas en el mar, están  respaldadas por su vida de marino. Conrad, es considerado uno de los  grandes novelistas de la literatura inglesa. Y también uno de los grandes escritores de la primera décadas del siglo XX.

El corazón de las tinieblas (Hearth of Darkness, 1902), es el título de una  novela corta de Joseph Conrad, de aproximadamente 39000 palabras, dividida en tres capítulos, publicada por entregas en la revista Blackwood en 1899,​ y en forma de libro en 1902. Escrita cuando Conrad tenía  42 años. Y quizá la obra más conocida de su autor. No obstante algunos críticos sostienen que su mejor novela es Lord Jim, (1900) y el escritor Francis Fitzgerald Scott, en algún momento afirmó que la novela Nostromo (1904) ambientada en un hipotético país sudamericano es el tipo de novela que le hubiese gustado escribir. No obstante, Victoria (1914) según  Arturo Pérez Reverte, es su novela mas equilibrada desde un punto de vista narrativo. Pero,  El corazón de las tinieblas, por su brevedad y profundidad en explorar la condición humana y el misterio del mal, acompañada de un arte de la escritura caracterizado por un expresionismo y a veces impresionismo literario se ha constituido en una novela referente. 

Ya con anterioridad, acerca del Congo, había lanzado un breve bosquejo en su cuento Una avanzada del progreso. (1896). La novela, en un sentido muy general  describe y denuncia la devastación del Congo Belga  con fines comerciales por el imperio opresor,  y sanguinario del  rey Leopoldo II de Bélgica. La novela llego a ser más conocida y popular con la interpretación y adaptación que hace el director Francis Ford Coppola, en el film Apocalipsis, Now, (1979), el carácter de Kurtz es representado por Marlon Brando y el carácter de Marlow, por Martin Sheen, y Dennis Hopper, que representa el carácter del Arlequín ruso.  La novela de Conrad es trasplantada al terreno de la guerra de Vietnam. Voltaire alguna vez dijo: «La civilización no suprime la barbarie, la perfecciona.»

LENGUAJE Y REALISMO

La novela de Conrad esta firmada por un lenguaje realista, a veces con cortes impresionistas. En la nota de autor introductoria a la novela de 1902, Conrad la describe como «una experiencia llevada un poco (y sólo un poco) más allá de los hechos reales». No obstante, Conrad además de su experiencia de seis meses en el Congo, (1889-90),  se documento de cuanto libro de exploraciones y viajes había sobre la materia. Especialmente de los libros del explorador Henry Murtón Stanley. Uno de ellos In Darles África, Conrad en su realismo era un admirador de la escuela de Flaubert, siempre a la búsqueda de la palabra justa. Y como Flaubert, fuertemente documentado sobre lo que escribía. En El Corazón de las tinieblas, no obstante ser una ficción, existen suficiente hechos y materiales que corresponden a una evidente y cruda realidad histórica.  Acerca de las influencias posteriores de la obra de Conrad, Harold Bloom, ha dicho: «Conrad fue el escritor que más influyó en la generación de novelistas americanos formada por Fitzgerald, Hemingway y FaulknerPor su parte, en otro ámbito, de las secuelas de El corazón de las tinieblas Hannah Arenad, se inspiró en ella para escribir:   Los orígenes del totalitarismo (1951). La obra ha tenido partidarios tan disimiles como los escritores,  el italiano Ítalo Calvino y el mexicano Sergio Pitol, este ultimo traductor de la obra al español. Conrad muere en 1924, el mismo año que fallece Frank Kafka y el mismo año en que le otorgan el premio nobel de literatura a William B. Yeats.

SÍMBOLOS Y SENTIDOS


Conrad recurre a dos sentidos, la vista y el oído, presentando paisajes alucinantes, en que la selva parecería tener vida y estar en constante movimiento, se vale también de  la ruptura de sonidos, a veces  ensordecedores, a veces combina ambos. La obra se puede visualizar como un desarrollo binario, dos narradores: Marlow y un narrador que aparece a veces usando un Nosotros. Muchos críticos han hablado de Marlow como doppelganger del autor polaco. Una narración dentro de otra narración o lo que se llama narración enmarcada. En donde así como hay dos narradores, igual hay dos personajes principales, Charles Marlow (personaje y narrador) y Kurtz (sabemos de el de oídas, y por lo que otros dicen de él, pero también interviene pasajeramente al final de la novela).  El primero (Marlow), es  un marino ingles  quien ha sido comisionado para sustituiría a otro capitán de barco recién fallecido. Lo que lo hace recorrer y adentrase en el rio Congo en busca de Kurtz. Marlow al principio es presentado como un ídolo, y al final del libro como un Buda.  Y Kurtz es un  personaje misterioso que trabaja para la Compañía como recolector de marfil y quien además de encontrarse enfermo, se ha erigido en un pequeño dios adorado por los aborígenes. Personaje quien oscila entre ejercer una fascinación dada su inmensa elocuencia de la que en todo momento se vale, y, a su vez, asumir  las muecas y garras del mal y que es descrito como que  «Había ocupado un alto sitial entre los demonios de la tierra».

LAS POSIBLE LECTURAS DE EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS

Por supuesto, habrá  muchas maneras de leer la novela, sin embargo tres son los niveles de lectura que hemos considerado para el desarrollo de esta reseña: una primera lectura desde el plano realista de la historia, una segunda lectura desde el existencialismo:   la soledad e incomunicación del hombre ante alienación apabullante de la naturaleza, y una tercera lectura desde el  problema y misterio del mal, en que se desdoblan lo demoniaco y lo apocalíptico. No obstante, la novela por su densidad y lo intrincado de su narración, se lee en un solo plano, donde todos los elementos se va mezclando, naturaleza, personajes, los hechos reales y la ficción, el mal y su expiación: capas superpuestas de lenguaje narrativo que se funden en un mosaico apretado de la condición humana y la exploración del mal. (1) Todos van  avanzando en la medida del avance de Marlow al navegar por el rio Congo hacia la Estación Interior donde vive Kurtz.  Ese viaje  es un descenso a los infiernos, un viaje hacia las tinieblas, pero también pude ser leído como un viaje al inconsciente: a lo más profundo de lo intemporal, al más primitivo de los instintos del hombre.   
           
CAPTAR LA POTENCIA MÁS ALLÁ DE LA VISIBILIDAD  SEGÚN DELEUZE

Aquí citamos un párrafo que parece esclarecedor y sitúa a Conrad en un  contexto con otros escritores y pintores, según Giles Delegue: «En un pasaje del capítulo “Del cliché al hecho pictórico”, en Pintura. El concepto de diagrama ([1981] 2007) Giles Delegue ubica a Joseph Conrad, conjuntamente con Franz Kafka (1883-1924) y Samuel Beckett (1906-1989), a la par de una nómina pictórica que incluye a Joseph Mal lord William Turner (1775-1851), Paul Cézanne (1839-1906), Vencen Van Gogh (1853-1890), Paul Klee (1879-1940) Fratase Kika (1871-1957) y Francis Bacon (1909-1992) (1857-1924). Delegue, quien parece incluir el ejemplo de Conrad casi por casualidad y aleatoriamente, dice que Conrad es “un novelista que desborda de tal modo la narración” y su narrativa, amén del anacronismo, ostenta las marcas de “las oscuridades de Bacon” (82). Conrad pasa así a integrar la lista de aquellos que recorren ese trayecto de “captar la potencia”, ese “algo que excede toda visibilidad” (80).» (2)




SELECCIÓN DE PASAJES Y COMENTARIO  DE EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS POR PLAZA DE LAS PALABRAS

UN GRAN RIO CON DOS CORAZONES

Un año después de la muerte de Conrad (1924),  E. Hemingway escribió un cuento Un rio con dos corazones, (1925), en que un personaje Nick Adams,  al termino de la guerra regresa a su Montana natal. Territorio con bosques y un rio. Esos dos corazones en el gran rio son la destrucción y la muerte causada por la guerra, e igual que la guerra al llegar a su Montana  encuentra devastado y talado los bosques. El otro corazón es el de la regeneración por medio de la naturaleza. Hemingway, escribió ese cuento en que casi no hay trama, influenciado por un par de cuadros de Cèzanne al que había estudiado detenidamente.  En El corazón de las tinieblas salen a relucir con sus claroscuros dos ríos: El Támesis y el Congo (de este ultimo, en la novela  nunca se menciona el nombre). El uno representa la civilización, el otro lo primitivo y oscuro. Pero quizá solo son un gran rio, el uno continuación del otros. El uno inicio de civilización el otro final de la barbarie. Pero ¿cuál rio es el bueno, generoso y civilizador? Quizá ambos ríos son un solo rio, dos caras de la misma moneda: un rio con dos corazones o un corazón con dos ríos.     




TÁMESIS LAS RUTAS DE LA CONQUISTA Y LA CIVILIZACIÓN: EL GERMEN DE LOS IMPERIOS

El rio Támesis en algunos de los pasajes descriptivos de Conrad, algunas veces claroscuros y otras veces donde la luz se alterna y a veces sepulta las sombras,  evoca esas pinturas del pintor precursor del impresionismo, el  ingles William  Turner. El Támesis por donde pasaron  tantas civilizaciones, pueblos y barcos. Rio de entrada y salida de conquistadores.

«Inmediatamente se produjo un cambio en las aguas; la serenidad se volvió menos brillante pero más profunda. El viejo río reposaba tranquilo, en toda su anchura, a la caída del día, después de siglos de buenos servicios prestados a la raza que poblaba sus márgenes, con la tranquila dignidad de quien sabe que constituye un camino que lleva a los más remotos lugares de la tierra. Contemplamos aquella corriente venerable no en el vívido flujo de un breve día que llega y parte para siempre, sino en la augusta luz de una memoria perenne. Y en efecto, nada le resulta más fácil a un hombre que ha, como comúnmente se dice, "seguido el mar" con reverencia y afecto, que evocar el gran espíritu del pasado en las bajas regiones del Támesis. La marea fluye y refluye en su constante servicio, ahíta de recuerdos de hombres y de barcos que ha llevado hacia el reposo del hogar o hacia batallas marítimas.» (…) De El Corazón de las tinieblas.

« ¡Qué grandezas no habían flotado sobre la corriente de aquel río en su ruta al misterio de tierras desconocidas!... Los sueños de los hombres, la semilla de organizaciones internacionales, los gérmenes de los imperio.» De El corazón de las tinieblas.




EL RIO COMO SÍMBOLO

Desde Jorge Manrique con su metáfora del rio y la vida y el océano y la muerte. Los ríos se han erigido en símbolos James Joyce en su ininteligible novela Finnegans Wake, (1939) da el nombre de más de mil  ríos. Y entre ese mar de ríos, el Congo ese otro rio, innombrable que antes se llamo rio Zaire, de 4700 km de extensión y con profundidades que van desde los 30 a los 230 metros, lo que lo convierte en  el río más profundo del mundo. Por el gran rio, como una especie de Aqueronte,  se entra al corazón de las tinieblas hecho una simbólica serpiente que se va desenroscando. El  rio es descrito por Conrad como «el demonio del rio».Pero no todo puede ser como un símbolo siniestro, también el rio es portador de vida, comunicación y belleza. Herman Hesse, escribe sobre el río una hermosa alegoría en Siddhartha (1922)  
  
«Desde mi niñez se había llenado de ríos, lagos, nombres. Había dejado de ser un espacio en blanco con un delicioso misterio, una zona vacía en la que podía soñar gloriosamente un muchacho. Se había convertido en un lugar de tinieblas. Había en él especialmente un río, un caudaloso gran río, que uno podía ver en el mapa, como una inmensa serpiente enroscada con la cabeza en el mar, el cuerpo ondulante a lo largo de una amplia región y la cola perdida en las profundidades del territorio. Su mapa, expuesto en el escaparate de una tienda, me fascinaba como una serpiente hubiera podido, fascinar a un pájaro, a un pajarillo tonto» De El Corazón de las tinieblas.

«La muerte en el centro. Allí estaba el río, fascinante, mortífero, como una serpiente». De El Corazón de las tinieblas



PAISAJE URBANO: EL SEPULCRO BLANQUEADO

La ciudad urbana es un «sepulcro blanqueado» (3) o, metáfora con raíces bíblicas, que Conrad traslada al  comercialismo y la enajenación que las urbes modernas traen a colación. Es en la ciudad donde el capitalismo y las grandes corrientes comerciales se gestan. Ahí empieza la vida pero también muerte. Bruselas, viste de negro esa idealización progresista de la ciudad moderna. Mito que T.S.Eliot se encargaría de ir desmontando: The Hollow Men (1925) y Waste Land (1922). Poema, este último,  cuyos versos describen un puente, sobre el Támesis:

Unreal city/
Under the Brown fog of a Winter dawn/
A crowd flowed   over London bridge, so many. /
I had no thought death had undone so many. (Versos 60-63)

«En unas cuantas horas llegué a una ciudad que siempre me ha hecho pensar en un sepulcro blanqueado. Sin duda es un prejuicio. No tuve ninguna dificultad en hallar las oficinas de la compañía. Era la más importante de la ciudad, y todo el mundo tenía algo que ver con ella. Iban a crear un gran imperio en ultramar, las inversiones no   conocían límite. Una calle recta y estrecha profundamente sombreada, altos edificios, innumerables ventanas con celosías venecianas, un silencio de muerte, hierba entre las piedras, imponentes garajes abovedados a derecha e izquierda, inmensas puertas dobles, pesadamente entreabiertas.» De El Corazón de las tinieblas.

EL COLOR DE LOS IMPERIOS

El colonialismo no solo era de  los belgas, países coloniales lo fueron casi todas las potencias europeas: ingleses, franceses, españoles, alemanes, belgas, holandeses, y solo el imperio ruso nunca tuvo colonias en áfrica. La novela además de una critica a los imperios y le colonialismo es una denuncia contra la barbarie del colonialismo, pero también, implícitamente,  un cuestionamiento al concepto de progreso y civilización. Sin embargo también ha sido catalogada por ser una novela racista, por las  descripciones que hace Conrad de la población nativa. Una de ellas, quizá la más cruda dice: « ¡Exterminad a estos bárbaros!» (4) Mario Vargas Llosa, en La Verdad de  las mentiras, acerca de Conrad y el racismo en su novela El corazón de las tinieblas, señala: «El primer y más famoso ataque en este sentido lo realizó el crítico poscolonialista Chinua Achebe en su ensayo Una imagen de África: racismo en «El corazón de las tinieblas» de Conrad (An image of Africa: racism in Conrad's «Heart of darkness.» (5)

"Di mi nombre y miré a mi alrededor. Una frágil mesa en el centro, sobrias sillas a lo largo de la pared, en un extremo un gran mapa brillante con todos los colores del arco iris. En aquel mapa había mucho rojo, cosa que siempre resulta agradable de ver, porque uno sabe que en esos lugares se está realizando un buen trabajo, y una excesiva cantidad de azul, un poco de verde, manchas color naranja, y sobre la costa oriental una mancha púrpura para indicar el sitio en que los alegres pioneros del progreso bebían jubilosos su cerveza. De todos modos, yo no iba a ir a ninguno de esos colores. A mí me correspondía el amarillo. La muerte en el centro. Allí estaba el río, fascinante, mortífero, como una serpiente. De El Corazón de las tinieblas.

UNA ESCENA ABSURDA

Si toda la novela se puede plantear como un absurdo grotesco, puede ser polémico y discutible El personaje es un aventurero en el centro de áfrica cuya finalidad era recolectar marfil y se termina convirtiendo en un dios despiadado y adorado. Y todo lo hace en nombre de la civilización, de una tarea mayor. (6) ¿Tiene sentido eso? La recolección de marfil hasta agotar las fuerzas físicas y mentales, y todo era volver a empezar. O tirarle cañonazos a la maleza o flechas al cielo. El absurdo como una escena en que nos recuerda al mito de Sísifo. ¿Es Kurtz un personaje absurdo?

Narra Marlow:

«En una ocasión, me acuerdo muy bien, nos acercamos a un barco de guerra anclado en la costa. No había siquiera una cabaña, y sin embargo disparaba contra los matorrales. Según parece los franceses libraban allí una de sus guerras. Su enseña flotaba con la flexibilidad de un trapo desgarrado. Las bocas de los largos cañones de seis pulgadas.» De El Corazón de las tinieblas.

LA HISTORIA COMO SUEÑO O FICCION

¿Qué es la historia?  En que punto de la frontera, la historia y la ficción,  se encuentran  y se abrazan como dos hermanos mellizos o están imposibilitadas de verse  como las dos caras de Jano. Uno puede leer un libro de historia y decir que es historia, pero también puede leer el mismo texto y decir que es una ficción. Hasta donde la Ilíada de Homero, O Salambo de Flaubert,  o el Siglo de las luces de Carpienter, o el Adriano de Margarita Yourcenas pueden ser leídas como historia o simplemente como una ficción. ¿En qué cuadrante del texto narrativo ambas se  funden? Podemos  afirmar que el trasfondo y algunos de los hechos del primer plano de El corazón de las tinieblas, corresponden a la dimensión  histórica, pero la novela en su conjunto puede ser leída como una ficción. (7)

« ¿Lo veis? ¿Veis la historia? ¿Veis algo? Me parece que  estoy tratando de contar un sueño... que estoy haciendo un vano esfuerzo, porque el relato de un sueño no puede transmitir la sensación que produce esa mezcla de absurdo, de sorpresa y aturdimiento en un rumor de revuelta y rechazo, esa noción de ser capturados por lo increíble que es la misma esencia de los sueños » De El Corazón de las tinieblas.

LO REAL MARAVILLOSO: SELVA IMPRESIONISTA

Conrad, cuya simiente es realista, escribió párrafos que casi tocan lo real maravilloso, en el sentido de Alejo Carpinter. Es sabido que Carpentier, era un escritor con una fuerte carga de documentación histórica y geográfica para respaldar sus novelas.  En eso coinciden Carpentier y Conrad. En algunos pasajes de Conrad uno evoca esa posibilidad de lo real maravilloso, de ese mundo siniestro o hermoso. De nuevo lo real maravilloso a lo Carpentier. Aquí tenemos la voz impersonal de la selva, en que silencio y ruido luchan entre si. En que lo mismo, puede haber un jabalí bebiendo agua del rio que un animal prehistórico bañándose con el resplandor del rio. 

«Nos detuvimos y el silencio interrumpido por nuestro zapateo volvió de nuevo a nosotros desde los lugares más remotos de la tierra. El gran muro de vegetación, una masa exuberante y confusa de troncos, ramas, hojas, guirnaldas, inmóviles a la luz de la luna, era como una tumultuosa invasión de vida muda, una ola arrolladora de plantas, apiladas, con penachos, dispuestas a derrumbarse sobre el río, a barrer la pequeña existencia de todos los pequeños hombres que, como nosotros, estábamos en su seno. Y no se movía. Una explosión sorda de grandiosas salpicaduras y bufidos nos llegó de lejos, como si un ictiosaurio se estuviera bañando en el resplandor del gran río.» De El Corazón de las tinieblas.

Capitulo II

LO REAL MARAVILLOSO: LA INVASION FANTASTICA

Lo real maravilloso continúa: Marlow en el barco que navega por el rio describe a dos funcionarios de la compañía, mientras la atmósfera de la selva y el rio los sobrecoge, como si esperasen una invasión fantástica. (8)  

« Le vi extender un brazo que más bien parecía una aleta y señalar hacia la selva, la ensenada, el barco, el río; parecía sellar con un gesto vil ante la  iluminada faz de la tierra un pacto traidor con la muerte en acecho, el mal escondido, las profundas tinieblas del corazón humano. Fue tan espantoso que me puse en pie de un salto y miré hacia atrás, al lindero de la selva, como esperando encontrar una respuesta a ese negro intercambio de confidencias. Ya sabéis que a veces uno llega a abrigar las más locas ideas. Una profunda calma rodeaba a aquellas dos figuras con su ominosa paciencia, esperando el paso de una invasión fantástica.» De El Corazón de las tinieblas.

A LA CAZA DE LA PREHISTORIA

Faulkner en su cuento El oso, (9) presenta el  personaje de un joven cazador, que hace a Faulkner rememorar la historia del hombre como cazador. Historia de un rito de iniciación: The bear.  Ente encuentro de un joven cazador en que se da el hombre primitivo pero también el civilizado. Volver a las entrañas de la tierra, al tiempo inmemorial representado por el Oso Old Ben. Símbolo de todo lo antiguo de lo que quedaba intacto de todos los tiempos. Ese regreso que Conrad llama «una tierra prehistórica, de una tierra que tenía el aspecto de un planeta desconocido.»En que todavía la naturaleza esgrimía sus sones primigenios. Si bien ese encuentro con lo natural en el  joven cazador de Faulkner o ese otro encuentro de Kurtz-Marlow en las entrañas de áfrica, pueden corresponder a una realidad objetiva. También pueden ser visto, y mas en el viaje de Kurtz-Marlow al inconsciente a los instintos mas primitivos. El joven cazador de Faulkner renuncia a la herencia maldita, se niega a matar al Oso Old Ben  y poseer la tierra, el Kurtz de Conrad muere por recolectar marfil y poseer  esa tierra.   

"Remontar aquel río era como volver a los inicios de la creación cuando la vegetación estalló sobre la faz de la tierra y los árboles se convirtieron en reyes. (…). La aurora se anunciaba por el descenso de una desapacible calma; los leñadores dormían, sus hogueras se extinguían; el chasquido de una rama lo podía llenar a uno de sobresalto. Éramos vagabundos en medio de una tierra prehistórica, de una tierra que tenía el aspecto de un planeta desconocido. Nos podíamos ver a nosotros mismos como los primeros hombres tomando posesión de una herencia maldita, sobreviviendo a costa de una angustia profunda de un trabajo excesivo. Pero, de pronto, cuando luchábamos para cruzar un recodo, podíamos vislumbrar unos muros de juncos técnicos de hierba puntiagudos, un estallido de gritos, un revuelo de músculos negros, una multitud de manos que palmoteaban, de pies que pateaban, de cuerpos en movimiento, de ojos furtivos, bajo la sombra de pesados e inmóviles follajes.» De El Corazón de las tinieblas.

UNA ESCENA REALISTA

Ya Harold Bloom había señalado la influencia de Conrad en la novelística norteamericana. El siguiente pasaje de Conrad, bien podría pasar por ser un pasaje escrito por Hemingway.

«El cauce era allí angosto, recto, con altos bordes, como una trinchera de ferrocarril. La oscuridad comenzó a cubrirnos antes de que el sol se pusiera. La corriente fluía rápida y tersa, pero una silenciosa inmovilidad cubría las márgenes. Los árboles vivientes, unidos entre sí por plantas trepadoras, así como todo arbusto vivo en la maleza, parecían haberse convertido en piedra, hasta la rama más delgada, hasta la hoja más insignificante. No era un sueño, era algo sobrenatural, como un estado de trance. Uno miraba aquello con asombro y llegaba a  sospechar si se habría vuelto sordo. De pronto se hizo la noche, súbitamente, y también nos dejó ciegos. A eso de las tres de la mañana saltó un gran pez, y su fuerte chapoteo me sobresaltó como si hubiera sido disparado por un cañón...» De El Corazón de las tiniebla.




ARLEQUIN O LA COMEDIA DEL ARTE

El arlequín es un personaje de la novela que  con su vestimenta de colores representa las potencias coloniales, pero también su significación aumenta ya que es un discípulo de Kurtz. El arlequín ha conocido de cerca a Kurtz, es parte de su corte. Le adora y le teme. Y ha caído bajo la fascinación que ejerce Kurtz.   

«. El hombre de la playa comenzó a gritar, llamándonos a tierra.   'Hemos sido atacados', gritó el director. 'Lo sé, lo sé. No hay problema', gritó el otro en respuesta, tan alegre como se lo puedan imaginar. 'Vengan, no hay problema. Me siento feliz.' "Su aspecto me recordaba algo, algo que había visto antes. Mientras maniobraba para atracar, me preguntaba: '¿A quién se parece este tipo?' De pronto encontré el parecido. Era como un arlequín. Sus ropas habían sido hechas de un material que probablemente había sido Holanda cruda, pero estaban cubiertas de remiendos por todas partes, parches brillantes, azules, rojos y amarillos, remiendos en la espalda, remiendos en el pecho, en los codos, en las rodillas; una faja de colores alrededor de la chaqueta, bordes escarlatas en la parte inferior de los pantalones. La luz del sol lo hacia parecer un espectáculo extraordinariamente alegre y maravillosamente limpio, porque permitía ver con cuánto esmero habían sido hechos aquellos remiendos. Una cara imberbe, adolescente, muy agradable, sin ningún rasgo característico, una nariz despellejada, pequeños ojos azules, sonrisas y fruncimientos de la frente, se mezclaban en su rostro como el sol y la sombra en una llanura asolada por el viento.» De El Corazón de las tinieblas.


CAPITULO III

CORAZÓN VACIO O LOS HOMBRES HUECOS

T.S. Eliot en su poema The Hallow Men (Los hombros huecos), comienza el poema con un epígrafe  sacado de  El Corazón de las tinieblas: «Mistah Kurtz, he dead». En alguna parte de la novela, hace decir a uno de sus personajes: «Los  hombres que vienen aquí deberían carecer de entrañas.» En alusión a los hombre huecos o vacios. En otra parte de la novela Marlow describe al director de la compañía así: «Deje continuar aquel Mefistófeles, de cartón y piedra y me pareció que si, lo intentaba, podría atravesarle con mi dedo índice y no encontraría nada en su interior...» Una clara alusión a la huaquead de los seres que poblaban la compañía. La caracterización se confirma cuando Conrad habla de un «corazón vacio». (10) 

 «En efecto, el director dijo más tarde que los métodos del señor Kurtz habían constituido la ruina de aquella región. No puedo opinar al respecto, pero quiero dejar claramente sentado que no había nada provechoso en el hecho de que esas cabezas permanecieran allí. Sólo mostraban que el señor Kurtz carecía de frenos para satisfacer sus apetitos, que había algo que faltaba en él, un pequeño elemento que, cuando surgía una necesidad apremiante, no podía encontrarse en su magnífica elocuencia. Si él era consciente de esa deficiencia, es algo que no puedo decir. Creo que al final llegó a advertirla, pero fue sólo al final. La selva había logrado poseerlo pronto y se había vengado en él de la fantástica invasión de que había sido objeto. Me imagino que le había susurrado cosas sobre él mismo que él no conocía, cosas de las que no tenía idea hasta que se  sintió aconsejado por esa gran soledad... y aquel susurro había resultado irresistiblemente fascinante. Resonó violentamente en su interior porque tenía el corazón vacío.»  De El Corazón de las tinieblas.




KURTZ APARECE

Esta es la descripción de Marlow sobre Kurtz cuando lo ve por primera vez:

Narra Marlow:

«Presentía amargamente el absurdo peligro de nuestra situación, como si el estar a merced de aquel atroz fantasma fuera una necesidad vergonzosa. No podía oír ningún sonido, pero a través de los gemelos vi el brazo delgado extendido imperativamente, la mandíbula inferior en movimiento, los ojos de aquella aparición que brillaban sombríos a lo lejos, en su cabeza huesuda, que oscilaba con grotescas sacudidas. Kurtz... Kurtz, eso significa pequeño en alemán, ¿no es cierto? Bueno el nombre era tan cierto como todo lo demás en su vida y en su muerte. Parecía tener por lo menos siete pies de estatura. La manta que lo cubría cayó y su cuerpo surgió lastimoso y descarnado como de una mortaja. Podía ver la caja torácica, con las costillas bien marcadas. Era como si una imagen animada de la muerte, tallada en viejo marfil, hubiese agitado la mano amenazadora ante una multitud inmóvil de hombres hechos de oscuro y brillante bronce. Le vi abrir la boca; lo que le dio un aspecto indeciblemente voraz, como si hubiera querido devorar todo el aire, toda la tierra, y todos los hombres que tenía ante sí.» De El Corazón de las tinieblas.

LA REINA DE LA NOCHE

En un poema de J.Keats La extraña dama sin piedad, arquetipo de mujer fatal y siniestra que representa un arquetipo universal, aquí aparece como una mujer misteriosa, La reina de la noche. En sentido contrario, en la novela aparece otra mujer: la prometida de Kurtz, representa la mujer blanca, la inocencia, las convenciones de la civilización. Pero incluso ella, al final tiene un desdoblamiento porque también esta ha sido seducida por el lado oscuro de Kurtz.

«Oscuras formas humanas podían verse a distancia, deslizándose frente al tenebroso borde de la selva, y cerca del río dos figuras de bronce apoyadas en largas picas estaban en pie a la luz del sol, las cabezas tocadas con fantásticos gorros de piel moteada; un par de guerreros inmóviles en un reposo estatutario. De derecha a izquierda, a lo largo de la orilla iluminada, se movía una salvaje y deslumbrante figura femenina."La mujer caminaba con pasos mesurados, envuelta en una tela  rayada, guarnecida de flecos, pisando el suelo orgullosamente, con un ligero sonido metálico y un resplandor de bárbaros ornamentos. Mantenía la cabeza erguida, sus cabellos estaban arreglados en forma de yelmo, llevaba anillos de bronce hasta las rodillas, pulseras de bronce hasta los codos, innumerables collares de abalorios en el cuello; objetos estrambóticos, amuletos, presentes de hechiceros, que colgaban sobre ella, que brillaban y temblaban a cada paso que daba. (…).Ella nos miró a todos como si su vida dependiera de la dureza e inflexibilidad de su mirada. De pronto abrió los brazos desnudos y los elevó rígidos por encima de su cabeza como en un deseo indómito de tocar el cielo, y al mismo tiempo las tinieblas se precipitaron de golpe sobre la tierra, pasaron velozmente sobre el río, envolviendo el barco en un abrazo sombrío. Un silencio formidable acompañó la escena.» De El Corazón de las tinieblas.

EL HECHIZO ANCESTRAL DE LA NATURALEZA

La naturaleza actúa como un personaje mas, concebida como sus fundamentos primitivos, arcaicos, el sonido de lo antiguo. Siempre llena de ritmos pero también de misterio. El despertar de lo instintos. Aquí la selva, como si fuese un personaje más,  actúa como un catalizador que libera los instintos primitivos del hombre. En toda la novela tanto el rio como la selva, no desempeñan unos elementos simplemente decorativos. Sino que en su carácter envolvente actúan como personajes. Las descripciones de Conrad sobre la selva abundan y son notables. Conrad no solo  describe sino que apropia del paisaje, le da vida. Escribe como intentaba pintar Cézanne. El paisaje respira, se mueve  y actúa. A veces el griterío de la selva, el susurro, y el silencio. Estas escenas de Conrad pegadas como costra a los personajes crean un estado alucinante, que también va conquistando el corazón de los personajes. Escritores posteriores intentarían también abordar el problema del mal en una atmosfera hostil y natural. Uno de ellos,  William Golding, premio nobel de literatura (1983) novelista ingles, que explora las posibilidades del mal, en su novela El señor de las moscas, (1954). Una novela en que un grupo de niños naufragan y van a dar a una isla selvática, ahí el encanto y soledad de la isla y el poderío de la naturaleza y la presencia del mal, (Belcebú), representado por El señor de las moscas,  desata las pasiones e instintos primitivos de los  niños.  Golding en otra de sus novelas La oscuridad visible (1979), también explora la presencia del mal en el corazón del hombre. Amparado en una línea de El paraíso Perdido de John Milton: «Aquellas llamas no despedían luz alguna; pero las tinieblas visibles servían tan solo para descubrir cuadros de horror, regiones de pesares, oscuridad dolorosa…» (11).     

«Intenté romper el hechizo, el denso y mudo hechizo de la selva, que parecía atraerle hacia su seno despiadado despertando en él olvidados y brutales instintos, recuerdos de pasiones monstruosas y satisfechas. Estaba convencido de que sólo eso lo había llevado a dirigirse al borde de la selva, a la maleza, hacia el resplandor de las fogatas, el sonido de los tambores, el zumbido de conjuros sobrenaturales. De El Corazón de las tinieblas.

«La maleza permanecía inmóvil, como una máscara pesada, como la puerta cerrada de una prisión. Nos miraba con un aire de conocimiento oculto, de paciente expectación, de inexpugnable silencio.» De El Corazón de las tinieblas.  


EL PODER DE LA VOZ

Para Conrad el poder de la voz y lo auditivo es superior a lo visual.  En esto se parece A Joyce y a John Milton  que descansaban más en una capacidad auditiva que visual. No obstante las escenas realistas y alucinantes de la selva de Conrad son  magistrales. Sin la fabricación en espiral de estas escenas lo personajes de Conrad quedarían vacios. En una dialogo de la novela queda evidenciado el poder de la voz en Kurtz: Decía de Kurtz el director de la compañía: «¿No habla usted con el señor Kurtz?' 'Con ese hombre no se habla, se le escucha'» Kurtz más que una presencia física era fundamentalmente una Voz. Oímos de él, pero durante todo el relato hasta su encuentro fugaz se presenta como un ser casi invisible. Él más que un cuerpo era pura Voz.

«Hice el extraño descubrimiento de que nunca me lo había imaginado en acción, sabéis, sino hablando. No me decía: ahora ya no podré verlo, ahora ya no podré estrecharle la mano, sino: ahora ya no podré oírlo. El hombre aparecía ante mí como una voz. Aquello no quería decir que lo disociara por completo de la acción. ¿No había yo oído decir en todos los tonos de los celos y la admiración que había reunido, cambiado, estafado y robado más marfil que todos los demás agentes juntos? Aquello no era lo importante. Lo importante era que se trataba de una criatura de grandes dotes, y que entre ellas, la que destacaba, la que daba la sensación de una presencia real, era su capacidad para hablar, sus palabras, sus dotes oratorias, su poder de hechizar, de iluminar, de exaltar, su palpitante corriente de luz, o aquel falso fluir que surgía del corazón de unas tinieblas impenetrables»

«"Kurtz peroraba. ¡Qué voz! ¡Qué voz! Resonó profundamente hasta el mismo fin. Su fortaleza sobrevivió para ocultar entre los magníficos pliegues de su elocuencia la estéril oscuridad de su corazón. ¡Pero él luchaba, luchaba! Su cerebro desgastado por la fatiga era visitado por imágenes sombrías... imágenes de riquezas y fama que giraban  obsequiosamente alrededor de su don inextinguible de noble y elevada expresión. Mi prometida, mi estación, mi carrera, mis ideas... aquellos eran los temas que le servían de material para la expresión de sus elevados sentimientos. La sombra del Kurtz original frecuentaba la cabecera de aquella sombra vacía cuyo destino era ser enterrada en el seno de una tierra primigenia. Pero tanto el diabólico amor como el odio sobrenatural de los misterios que había penetrado luchaban por la posesión de aquella alma saciada de emociones primitivas, ávida de gloria falsa, de distinción fingida y de todas las apariencias de éxito y  poder. » De El Corazón de las tinieblas.

EL MISTERIO

A propósito de Kurtz: el problema del mal, presagio siniestro, signo de los tiempos, precursor  de la maldad hecha persona.

Había ocupado un alto sitial entre los demonios de la tierra». De El Corazón de las tinieblas.

«La suya era una  oscuridad impenetrable» De El Corazón de las tinieblas.





¡HORRO, HORROR!

Dos momentos, pueden ser considerados en la evolución de Kurtz en su descenso hacia las tinieblas. El primero, aquel que lo hace atraído por una atmosfera de  oscuridad, de exploración, parecido al descenso a los infiernos de Dante. Por eso la frase de Marlow al inicio del recorrido: «me pareció haber penetrado en el tenebroso circulo de algún infierno.» En una clara alusión a la obra de Dante. En ese viaje Kurtz, conoce el mal, y quisiera regresar, salir de ese infierno, y denunciarlo, advertirlo. Su grito: « Horror, Horror», es más de advertencia, de lucha contra el mal. Ha conocido el mal en sus entrañas, lo ha visto, ha estado ante  su presencia.  Pero las tinieblas son más poderosas, y el sucumbe. El segundo momento, ya atrapado por el misterio del mal, asume características que lo emparejan meridianamente al anticristo. Un hombre surgido de las muchedumbres, con una capacidad de fascinación sobrenatural, con una elocuencia no vista que engaña y es adorado como un pequeño dios.   

«Una noche al entrar en la cabina con una vela me alarmé al oírle decir con voz trémula: 'Estoy acostado aquí en la oscuridad esperando la  muerte.' La luz estaba a menos de un pie de sus ojos. Me esforcé en murmurar: '¡Tonterías!' Y permanecí a su lado, como traspasado. "No he visto nunca nada semejante al cambio que se operó en sus rasgos, y espero no volver a verlo. No es que me conmoviera. Estaba fascinado. Era como si se hubiera rasgado un velo. Vi sobre ese rostro de marfil la expresión de sombrío orgullo, de implacable poder, de pavoroso terror... de una intensa e irremediable desesperación. ¿Volvía a vivir su vida, cada detalle de deseo, tentación y entrega, durante ese momento supremo de total lucidez? Gritó en un susurro a alguna imagen, a alguna visión, gritó dos veces, un grito que no era más que un suspiro: '¡Ah, el horror! ¡El horror!'» De El Corazón de las tinieblas.

UNA ESTACIÓN EXISTENCIALISTA

Si  como se afirma Conrad se adelanto a Hemingway en su realismo  caracterizado por la lucha del hombre con su entorno. Ambos escritores fabricantes de personajes de acción aunque  rodeados de sus defectos y vulnerabilidades. Ambos sustentados en la búsqueda de una moral en la acción. Sin embargo, no se puede soslayar en Conrad la matriz Nietzsche-Schopenhauer. Sin caer en un profundo y estéril nihilismo, Conrad es un escéptico del progreso. Y a veces asume posiciones existencialista, muy cercanas a escritores como Camus. En el capitulo final hace decir a Marlow, un párrafo que perfectamente podría haber firmado Camus.  Y es que Camus y Conrad, coinciden en varios puntos. Ambos son escritores extranjeros, Camus escribe en francés pero era argelino con ancestros españoles.  Camus toca el problema de  la  extranjería en un mundo en que es difícil tener un arraigo. Su novela El extranjero (1942), anticipa a todos los extranjeros, ya no solo geográficamente, sino, y ese es un problema mayor que la simple extranjería de las corrientes migratorias, la de los  extranjeros en un mundo moderno que sienten que no les pertenece y con el que no se identifican. Una especie de extranjeros en el mundo. Por su parte Conrad nunca se termino de sentir totalmente ingles, igual como nunca se sintió  totalmente  polaco. Siempre fue una especie  extranjero en ambos países. Alguna vez exclamo: «Solo soy un maldito extranjero».   

«Sin embargo, como podéis ver, no fui a reunirme allí con Kurtz. No  fue así. Permanecí aquí, para soñar la pesadilla hasta el fin, y para demostrar mi lealtad hacia Kurtz una vez más. El destino. ¡Mi destino! ¡Es curiosa la vida... ese misterioso arreglo de lógica implacable con propósitos fútiles! Lo más que de ella se puede esperar es cierto conocimiento de uno mismo... que llega demasiado tarde... una cosecha de inextinguibles remordimientos. He luchado a brazo partido con la muerte. Es la contienda menos estimulante que podéis imaginar. Tiene lugar en un gris impalpable, sin nada bajo los pies, sin nada alrededor, sin espectadores, sin clamor, sin gloria, sin un gran deseo de victoria,sin un gran temor a la derrota, en una atmósfera enfermiza de tibio escepticismo, sin demasiada fe en los propios derechos, y aún menos en los del adversario. Si tal es la forma de la última sabiduría, la vida es un enigma mayor de lo que alguno de nosotros piensa. Me hallaba a un paso de aquel trance y sin embargo descubrí, con humillación, que no tenía nada que decir.» De El Corazón de las tinieblas.

WHAT'S KURTZ

Aquí se barajan  varias posibilidades, de qué o quién era Kurtz en su fachada humana. Él mismo se consideraba, como un emisario de la luz, la piedad y el progreso. Pero también es  descrito como un «hombre que no era normal», como «un hombre extraordinario», como un «genio universal». Como «rey del tiempo». Además como poeta,  pintor, hasta periodista, pero sobre  todo es descrito con las habilidades de un  político. En el trascurso de la novela se nos ha presentado a Kurtz, como poeta, escribía poemas que el mismo recitaba, también como pintor: llega a pintar un cuadro.  Pero su verdadero rasgo dominante era su  elocuencia, cercano al lenguaje y uso de la palabra. Kurtz tenia las característica de un hombre elocuente, un líder político, diseñado para grandes cosas: hablaba maravillas, cautivaba, tenia el  poder de fascinar, engañar. No obstante, ¡Horror, horror! fueron las últimas palabras de Kurtz. (12)  

«No tenía yo razón para poner en duda aquella  declaración, y hasta el día de hoy soy incapaz de decir cuál fue la profesión de Kurtz, si es que tuvo alguna... cuál fue el mayor de sus talentos. Lo había considerado como un pintor que escribía a veces en los periódicos, o como un periodista a quien le gustaba pintar, pero ni siquiera el primo (que no dejaba de tomar rapé durante la conversación) pudo decirme cuál había sido exactamente su profesión. Se había tratado de un genio universal. (…)o confesó su opinión de que Kurtz en realidad no sabía escribir, pero, ¡cielos!, qué manera de hablar la de aquel hombre. Electrizaba a las multitudes. Tenía fe, ¿ve usted?, tenía fe. Podía convencerse y llegar a creer cualquier cosa, cualquier cosa. Hubiera podido ser un espléndido dirigente para un partido extremista.» De El Corazón de las tinieblas.

LOS MUERTOS Y LOS VIVOS AL ENCUENTRO DE KURTZ

T.S.E, en Te Waste Land,  en uno de sus versos escribe: «No sabia que la muerte había arrebatado a tantos». Por su parte Joyce, en su conocido y mejor logrado cuento  The Dead, (1914) en Dublineses (1914), al final de la narración, en un solo instante, alegóricamente  ve a todos los vivos y los muertos del tiempo. Conrad, sintetiza todos esos muertos en un exclusivo muerto Kurtz: «El señor Kurtz. El muerto.» Pero que también nos recuerda aquellos versículos neo testamentarios: «Dejemos que los muertos entierren a sus  muertos.» (13)

«Pensaba que su recuerdo era como los otros recuerdos de los muertos que se acumulan en la vida de cada hombre... una vaga huella en el cerebro de las sombras que han caído en él en su rápido tránsito final. Pero ante la alta y pesada puerta, entre las elevadas casas de una calle tan tranquila y decorosa como una avenida bien cuidada en un cementerio, tuve una visión de él en la camilla, abriendo la boca vorazmente como tratando de devorar toda la tierra y a toda su población con ella. Vivió entonces ante mí, vivió tanto como había vivido alguna vez... Una sombra insaciable de apariencia espléndida, de realidad terrible, una sombra más oscura que las sombras de la noche, envuelta notablemente en los pliegues de su brillante elocuencia. La visión pareció entrar en la casa conmigo: las parihuelas, los fantasmales camilleros, la multitud salvaje de obedientes adoradores, la oscuridad de la selva, el brillo de la lejanía entre los lóbregos recodos, el redoble de tambores, regular y apagado como el latido de un corazón... el corazón de las tinieblas vencedoras.» De El Corazón de las tinieblas.  



BUDA

Marlow el narrador presencial de la novela es descrito en las primeras páginas como un ídolo. Al final, sobreviviente de haber visto el mal,  y sin haber sucumbido a su atmosfera y  tentación. Pero si fiel y fascinado hasta el ultimo momento por Kurtz. Y  ya lleno de una reposada sabiduría, reflexiona sobre lo que le ha pasado y ha vivido. Él  es descrito al final como un Buda. El mismo Marlow afirma que él era «Algo así como un emisario de la luz, como un apóstol de segunda clase.»  En la novela de Thomas Mann El Doctor Fausto (1947), novelista que aborda el misterio del mal, aunque en otro contexto. Adrian Leverkühn, el personaje principal, es un músico que vende su alma al diablo para obtener éxito como compositor musical. El mal en Conrad es de una naturaleza bastante descarnada y primitiva, el mal que aborda Thomas Mann es en la ciudad y en la alta cultura.

Otro escritor, H. Hesse; alemán nacionalizado suizo escribió en el último periodo de su vida, una novela El juego de los Abalorios (1943), antítesis de las novelas de Mann y Conrad, su personaje principal es Joseph Knecht. Y existe, un parangón entre Marlow y Joseph Knecht, ambos se acercan a la sabiduría. Marlow, como un buda finalista, J.Knecht, hombre de vida monástica, y que al final abandona Castalia; mientras que  Marlow regresa a la civilización. Knecht, abandona la utopía de la alta cultura. Por otra parte, Kurtz se da cuenta que la utopía del progreso es vana y solo produce destrucción. Posición, algo similar al joven cazador de El Oso de Faulkner, que intuye la destrucción de la naturaleza por las ambiciones desmedidas que causan el dinero y el sentido de posesión de la tierra. Giovanni Papini, por algún lado señalo que «el dinero era el estiércol del diablo.» La biblia en el nuevo testamento afirma que «el dinero es la raíz de todo mal.» (14)  En el corazón del hombre luchan las tinieblas y la iluminación. Las sombras y la luz. Podrían ser dos corazones, pero es un mismo corazón, así como no son dos los ríos sino un mismo rio: el rio de la vida. (15)         

«Marlow calló, se sentó aparte, concentrado y silencioso, en la postura de un Buda en meditación. Durante un rato nadie se movió. —Hemos perdido el primer reflujo —dijo de pronto el director. Yo levanté la cabeza. El mar estaba cubierto por una densa faja de nubes negras, y la tranquila corriente que llevaba a los últimos confines de la tierra fluía sombríamente bajo el cielo cubierto... Parecía conducir directamente al corazón de las inmensas tinieblas.» De El Corazón de las tinieblas.

Notas bibliográficas

1. Señalaba Virginia Woolf, al leer la novela El corazón de las tinieblas:  «sacar de su elemento la "penetración intimista" de Conrad era "un esfuerzo vano": "seca, depositada en nuestros platitos, sin la magia y el misterio del lenguaje, pierde todo su poder estimulante y fustigador; pierde la drástica potencia que es cualidad constante de su prosa».En Joseph Conrad, el lenguaje de la selva, El Cultural, ALBERTO GORDO, 2015.En sentido contrario le sucede a Virginia Woolf, en sus novelas es difícil extraer su carácter intimo que esta estructurado en  un solo bloque, y separar de ella lo objetivo. Están tejidas con tal densidad lingüística, indestructible, que es difícil  extraer un pasaje que no este impregnado de esa continua corriente de subjetividad. Solo pensemos en El Faro  (1927).
2. Fernández, Silvana Noelí. La construcción del espacio conradiano en "Heart of Darkness", Lord Jim y Nostromo. A Tale of the Seaboard. UNLP FAHCE.
3. Alusion a la metáfora del nuevo testamento Mateo 23:27,  con que Cristo imprecaba  a los Fariseos.
4. En la traducción de Sergio Pitol. La frase en el original ingles es, "Exterminate all the brutes".         
5. Vargas Llosa, Mario. Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas. Las raíces de lo humano. La verdad de las mentiras. Santillana, 2002  
6. Por supuesto, a pesar del tono racista, la condena de Conrad, se refiere al colonialismo, del que trata la novela. Sin embargo,  todo colonialismo se ha bañado en sangre, y es extensivo a toda conquista de cualquier tipo. No hay imperio, ni conquista, ni guerra, que no haya sido a sangre y fuego. Ya sea por motivos de poder o alegando una superioridad sobre los pueblos vencidos o conquistados.  Desde  los romanos, para poner un ejemplo conocido y universal, hasta el pueblo israelita, después del éxodo de Egipto y la conquista de Canaán. Los motivos religiosos no faltan, la  superioridad de una religión sobre otra, también ha irrigado ríos de sangre. No hay revolución que no se haya empapado de sangre. Y todas alegando: la verdad el progreso, la civilización, el pueblo y a veces hasta la igualdad
7. En sentido contrario mas difícil resulta encontrar un libro de historia, que uno pueda afirmar que tiene el encanto de la ficción o portar un gusto literario. Valga un solo ejemplo, Las guerras del Peloponeso de Tucidides, quien además de un maestro de la retorica se consideraba poseedor de un fuerte sentido dramático. John Stuart Mills,  señalaba que su relato de la expedición a Sicilia, (Libro VI y VII) podría ser «la más poderosa y efectiva pieza de narrativa quizás de toda la literatura.». No obstante,  no todos piensan igual,  Stephen Dedales en el Ulises de Joyce, por  algún recodo del  II   capítulo (Nestor), exclama: « llevo años de querer despertarme de esa pesadilla de la historia.» Y su creador Joyce, es sabido, ya que lo confeso a sus amigos,  que su gran anhelo era escribir una novela que contuviera toda  la historia universal. Y lo hizo, en forma onírica: Finnegans Wake.    
8. En Las tierras vírgenes, (1894-1895), también traducido El libro de la selva,  otro ingles y Voz del imperio. Kipling escribe un cuento La selva invasora, aquí la invasión es de los animales, que actúan como colonizadores, despojando de sus tierras a los residentes autóctonos. En esa ficción los animales hablan. La invasión de la que habla Conrad es menos dramática y sin animales pero  es igualmente efectiva: la invasión de la selva que se mueve, se oye  y ve, esta ahí al acecho, actúa como un personaje  y adquiere proporciones fantásticas. La selva de Kipling en la «grande, gris y amorfa» India, es una selva más amigable y menos siniestra, pero no exenta totalmente de violencia. Aun con la rivalidad de los animales y su lucha contra los hombres. En esa selva el animal sabio es el elefante. Mientras que en la selva de Conrad, no hay animales, salvo el marfil de los elefantes. En la selva de Conrad  los hombres son los animales. Conrad alguna vez llego a decir: «Antes del Congo yo era un solo un simple animal». Frase reveladora y de la que se colige que después de ver la barbarie en situ, Conrad sufrió un gran shock, se humanizo.   
9. Faulkner escribió la novela ¡Desciende, Moisés!, (1946), en  uno de sus capítulos, titulado  El oso, que también publico como novela independiente. (1955) Además escribió un cuento, que antecede a las novelas, (1942) no muy extenso con el mismo nombre: El oso. Entre los tres textos se dan diferencias sustanciales. No obstante, el personaje principal es un  joven de 16 años, recién iniciado a la caza,  Ike McCaslin. Mientras que  el oso, llamado  Old Ben representa en esos textos, «un anacronismo indomable e invencible surgido de un tiempo antiguo y muerto, un fantasma, compendio y apoteosis de la antigua vida salvaje» el ultimo ser viviente todavía conectado al mundo natural, en un escenario de «los bosques sin tiempo», de  «la oscuridad inmemorial de los bosques». En que la tierra no era «de los blancos, ni de los negros, ni de los rojos, sino de los hombres, de los cazadores, con la voluntad y la osadía de resistir y la humildad y el arte de sobrevivir
10. T.S.Eliot, escribe Los hombres huecos, en el marco de una crisis matrimonial; no obstante, este hecho rubricado por el carácter personal. Su poema, ha desbordado el carácter simplemente intimista y personal con que el poema fue hecho y, los hombres huecos se han ganado un estereotipo en representación del hombre moderno.     
11. Milton, John, El Paraíso Perdido, Libro I (1658-1665). 
12. Cuando Marlow, regresa del Congo, visita a la prometida de Kurtz para entregarle algunos efectos personales de su prometido, en esa escena ella le pregunta a Marlow cuáles fueron las últimas palabras de su prometido, antes de morir. Marlow le miente, y le dice que su ultimas palabra fueron el nombre de ella, a sabiendas que las ultimas palabras de Kurtz fueron ¡Horror, Horror!  Sobre esas ultimas palabras de Kurtz, acerca del dios colonialista, Michael Bryson, lo traslada y concluye que ese «horror», está en nosotros. Bryson lo saca de cualquier categoría abstracta: colonialismo, conquista,  guerra.  Y lo coloca en el corazón humano.  En    The Horror Is Us: Western Religious Memory and the Colonialist God in Heart of Darkness, Michael Bryson, Henry Street (9.1), Spring 2000, pp. 20-39. La misma idea del mal y las tinieblas se trasmite en un parlamento de Ulises de Joyce, (Capitulo II, Nestor, al habla Stephen Dedalus): «You find my words dark. Darkness  is in our souls do you think.»  Traducido: « Quizá mis palabras os parezcan oscuras. Pero ¿no creéis que la oscuridad se encuentra en nuestra alma?» (Traducción Plaza de las palabras).   
13. Mateo 8:21-22
14. Por supuesto, puede  resultar muy simple hacer  un reduccionismo de semejante  materia,  definir el misterio del mal por un factor estrictamente monetario. No obstante, existe una correlación: dinero, ambición, poder, fama. Aun así,  eso también es muy evidente y simple. Si el corazón de las tinieblas, es el corazón enfermo lleno de soberbia, ira, odio, violencia, ambición de posesión. También ha de existir un corazón puro. Si la oscuridad es impenetrable como postula Conrad. La luz lo penetra todo, debe haber también un corazón  trasparente e iluminado. Y en esa corriente lucha siempre la vida contra  la muerte, la luz contra las tinieblas.
15. Stephen, el personaje de Ulises, en el capítulo II.Nestor, sentencia :«a darkness shining in brightness which could not comprehend.» (Una oscuridad alumbrada en una brillantes la cual no puede ser comprehendida.) (Traducción Plaza de las palabras). Citado  En Anna Livia Plurabelle, (Finnegans Wake, I,viii) Edición bilingüe de  Francisco García Tortosa.  Cátedra Letras Universales, 1992. En ese correlato nos preguntamos, si así como existe un misterio del mal, no habrá también un misterio del bien y en esos claroscuros, entre luz y tinieblas, en el génesis (Milton lo indica en El paraíso perdido), se señala que la luz ya existía  desde antes que Dios hiciera el sol. 
                                              
CRÉDITOS

Versión usada para esta reseña, Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas, Edición: Jorge Luis Marzo, Traducción: Sergio Pitol (Lumen).

ENLACE

El corazón de las tinieblas, traducción,  introducción y  notas de Sergio Pitol, 121p.



El Corazón de las tiniebla, versión libre sin notas. Obras Clásicas de Siempre. Instituto Latinoamericano de la comunicación educativa, 145p.

 http:// bibliotecadigital.ilce.edu.mx

ILUSTRACIONES

Joseph Conrad, foto, Wikipedia
El rio Támesis al fondo, el palacio de Buckingham,  pintura por  William Turner
El barco esclavo, pintura William Turner, 1840
El río Congo, foto aérea, Google Imagen
Sepulcro blanqueado, dibujo, Google Imagen
El arlequín, pintura por Paul Cézanne, 1888-1890
Foto de la película Apocalipsis Now
Cartel promocional de Apocalipsis Now

Buda, imagen Google Imagen 

Anexo 2: Naturalezas, retratos y desnudos. Selección de obras de Cézanne.Textos y comentarios por Plaza de las palabras. 16 ilustraciones

Mario A.Membreno Cedillo




El reloj negro, 1869-1871

Plaza de las palabras brinda a sus lectores el segundo anexo con obras de Paul Cézanne, en el marco de varios post dedicados a este insigne pintor. Cézanne. Hacia una ontología  visual (dividido en dos partes y con dos anexos). El Anexo 1 fue dedicado al Paisaje, mientras que este Anexo 2,  lo dedicamos a los  bodegones o naturalezas tranquilas, retratos y desnudos. Textos  y comentarios acompañado de 16 ilustraciones sobre las obra de Cézanne, que si bien no agotan  todo el repertorio y la riqueza temática  del pintor, si pueden ser una pequeña y significativa muestra representativa de su obra en estos géneros pictóricos.  

Algunos de los  recursos aplicados a sus paisajes, Cèzanne las traslada a sus bodegones, y les da vida en todo el sentido de la palabra. Esto lo logra con algo que ya había utilizado en sus paisajes: la precariedad del  equilibro de las composición, A fin de sugerir el movimiento, intensifica  el uso  a media res, lo que dota a sus obras de un tono de misterio y el traslado de la rusticidad y rugosidad de las montañas y rocas. Los bodegones se caracterizan por la trasmisión de la firmeza, y el triunfo del volumen compositivo, el recato y a armonía cromática sobria. La solidez que plasma en sus paisajes sale solventes en sus bodegones. Pero además se apreciara en esta muestra, el manejo exacto de los colores, absorbidos por la forma, y el encuentro de luces que recrean una nitidez que se alterna estratégicamente con espacios borrosos o indefinibles. Notable, y a veces poco percibido es el tratamiento de los fondos de esos bodegones y retratos, en que Cézanne hace mano de una libertad menos realista, y más imaginativa. Uno se sorprendería si se hiciese un estudio más especializado acerca del manejo y composición de  los fondos, y todas las cosas que por ahí se podrían encontrar.  No tanto desde el plano sujeto-objeto,  o si esta bien o mal pintado, o si es hermoso o no; sino desde plano de  la significación. A veces asociándolo al modelo del primer plano y otras veces, disociándolo, a manera de contraste con la figuras de primer plano.   

Para comprender mejor a Cézanne, es importante la percepción estética, es decir la observación del espectador hacia el modelo que mira o contempla, y lo que produce este modelo en su mente y en su mundo interior. Este dialogo entre lo percepción y el modelo,   pone en alerta, la imaginación, memoria, reflexión. Pero va mas allá de sensación o la impresión visual, incluso, aun con el paralelismo que Cézanne intentaba crear con la naturaleza. Recrear en la mente del observador crea su propia lectura, y entra en un transe de significaciones, mas pertinentes hacia los signos que emanan de la pintura que una simple remembranza con los elementos de la naturaleza; crea una dimensión intemporal y desencadena un estado asociativo. Invade el mundo interior del observador.  

En el cuadro anterior , El reloj negro, se está ante una sobria naturaleza tranquila, muy solida por la franqueza de su composición y que al mismo tiempo refleja serenidad y severidad. Las cosas descansan en su propia autonomía. En reloj no da la hora porque no tiene manecillas. A tono con esa característica de la intemporalidad que Cézanne trataba de trasmitir en su pintura. Los fondos negros dominantes descansan la vista y evitan que se pierda en una sensación de colores, un término de la mesa se descubre al final casi tocando el mueble del reloj y parece flotar. La solidez de los objetos sobre la mesa contrasta con los pliegues del mantel que cae, formando una superficie casi lisa e impecable de farallones.


A la izquierda, La cesta de manzanas, Paul Cézanne, Art Institute of Chicago, 1890-94. A la derecha Cesto de frutas frente a un mueble de gavetas, (1883-1887), Munich

A la izquierda La gravitación de la cesta de manzanas, en forma inclinada el plano de la mesa cortado en su extrema derecha sugiere que la manzana podría rodar. La botella curva rompe la línea de la vertical. Un torre de Pisa inclinada. La parte del mantel, extremo izquierdo, en sus pliegues sugieren colinas, una obsesión de Cézanne por trasladar elementos pictóricos de la naturaleza a sus bodegones. Como casi en todos sus bodegones hay un tratamiento a media res. A la derecha casi aplica el mismo comentario; sin embargo el tratamiento de a media res es mas pronunciado. La idea de los manteles colgando, sugiere el vacio y la profundidad, un espacio que esta fuera de la escena. En ambas escenas el pintor se ha colocado  guardando una distancia, no son escenas close up como se vera más adelante.

Cada una de las pinceladas es como un poco de mi sangre, mezclada un poco con la sangre del modelo, en el sol, la luz, el color. Nosotros debemos vivir en armonía, mi modelo, mis colores y yo. (…) El color diría yo, es biológico, esta vivo, y el solo puede hacer cosas vivas. Paul Cézanne

A pesar de esa declaración, Cézanne no abusaba del color, quizá por ese intento de huir del impresionismo de sus primeros cuadros. Siempre con el uso decolores comedido y sobrio. Sus cuadros nunca son un escándalo de colores, sino alcanzar el dominio de la impresión por la forma y la nitidez del modelo. 


Bodegón  con cesta, (también conocido como mesa de cocina), estilo posimpresionismo,  período  de madurez,  .c1990. Museo de Orsay

Una escena llena de utensilio, panes y frutas desperdigadas que tiene su vértice al inicio del plano inferior izquierdo y se alarga en cono  hacia el extremo derecho, al rematar con la una cesta cuya boca esta a un extremo fuera del cuadrante de la mesa. La a media res es tratada a ambos lados, a la derecha vemos la pata de una silla y a la izquierda solo parte de una mesa o repisa. Una mirada atenta nos sugiere una especie de close up fotográfico de esta escena, idea que se refuerza por los cortes dramáticos de la  a media res,  al centrase en el plano horizontal de la mesa sin perder el perímetro horizontal. Pero también nos sugiere que el pintor u observador veía y pintaba desde un ángulo superior al plano horizontal que traza la mesa. No hay contrastes oscuros en la pintura, y  la aplicación de colores claros  y la falta de movimiento dan una sensación de liviandad y quietud.

Una filosofía de las cosas olvidadas y los pequeños detalles, los cuales son objeto de reinterpretación en el texto visual, orgánico y lingüístico del observador.

Dice, acertadamente,  Karel Kocis: «Los pintores holandeses del siglo XVII nos han mostrado en detalle lo íntimo de sus naturalezas muertas. Los objetos de uso cotidiano, las cosas simples y aparentemente triviales —el vaso, la pipa, el plato, el limón cortado, los pedazos de pan, el jarro—, todos esos objetos habituales y utilizados por la gente sin dedicarles una reflexión o atención particular, reviven súbitamente en las telas de los pintores adoptando otra forma de vida, y muestran su lado oculto, producen un efecto mágico y nos cultivan por su desacostumbrada belleza. El nombre no nos lleva a error, esas cosas no están muertas, y la expresión alemana Still-leben (“vida tranquila”) refleja mejor la realidad: esas cosas banales se presentan en todo su esplendor, se diría que es solamente durante ese momento en el que descansan tras haber sido desechadas y permanecen al abrigo de los murmullos de las conversaciones y de las labores humanas, abandonadas a sí mismas, cuando se desvela su relación íntima con las personas; y éstas, rodeadas por esos objetos, viven gracias a ellas en un medio encantado y encantador que despierta alegría y placer.» La ciudad y lo poético, Karl Kocis


A la izquierda, Still Life, Bowl and Milk Jug, Paul Cézanne, estilo impresionismo, período  impresionista,  Bridgestone Museum of Art, Tokyo, Japan, c.1877. Al centro, Flowers and Fruit, Paul Cézanne, estilo posimpresionismo, período de Madurez, Museo de la Orangerie c.1880. A la derecha, Still life, Paul Cézanne,  estilo posimpresionismo, período de madurez, 1879  

Estas tres escenas se caracterizan por un acercamiento deliberado, todas en a media res y con una técnica de close up. En la primera escena tanto el tarro como el tazón lucen inclinados, en las dos siguientes escenas, lucen estables aunque en la escena última la mesa va en declive. Las bocas abiertas de los tazones y tarros de las escenas extremas sugieren que el observador las ve desde arriba y no desde un plano horizontal. En  el cuadro del jarrón  la mesa tiene  un vidrio que como espejo refleja contornos de las frutas y el ramaje de las flores.  La pintura de la extrema derecha, el fondo (los fondos en los bodegones de Cèzanne, generalmente son tratados más libremente. Siempre  imaginativos y misteriosos, y siempre sugerentes y provocativos), es tratado por Cézanne, con tres tipos de texturas diferentes. El primero de donde aparecen unas hojas de la nada es un fondo amarillento brillante que sugiere la quietud de una nube inundad por la luz solar, la del centro semeja una borrasca con tonos oscuros y grises, y el final reproduce una textura rocosa. (Tan afín a la genética pictórica de Cézanne).
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Naturaleza muerta con flores y frutas, estilo posimpresionismo, periodo de Madurez, Antigua Galería Nacional de Berlín, 1890,

Escena a  media res, que incluye el corte de la mesa, de la cual solo vemos la parte superior. La perspectiva del piso luce inclinada y una pata  de madera sugiere una silla en un plano inclinado, contrastan con la quietud que envuelve el plano de la mesa y los objetos que descansan en ella. La pera más cercana al observador parece estar a punto de caer, apenas sostenida por la franja del mantel que esta al vacio. Nótese como juega Cézanne con los claroscuros, a la izquierda el color negro solido cubre la escena, y pareciese avanzar  como una noche total y cerrada, hasta detenerse en un muro de claridad del extremo derecho del observador, que bien parecería un claro de cielo cargado de una fina lluvia que cae oblicuamente.  En esta escena el sentido olfativo está presenta, la frescura de las hojas y flores lo trasmite. 

«Llegará el día en que una sola zanahoria, observada con ojos nuevos, desencadenará una revolución.» Paul Cézanne.


Plato de duraznos, Paul Cézanne, c.1894,  estilo: posimpresionismo, periodo final, Oskar Reinhart Foundation, Winterthur, Switzerland, c.1894


Un cuadro extraño de Cézanne, en que juega en dos planos diferentes. Las formas geométricas terminadas en forma de cuchillos, semejan los planos de una mesa, el piso y una parte de la pared. Pero también podría ser una bandeja de frutas sobre la tierra, el piso el contorno de una ladera y la pare de  la pared un pedazo de cielo. La rugosidad del extremo derecho es un mantel pero también una superficie rugosa de una enorme roca.  El cuadro es un excelente ejemplo, de ese trasiego entre el paisaje constitutivo y su inserción en los bodegones.


Tulipas in a Vase, Paul Cézanne, estilo posimpresionismo, período final, Museo Norton Simon, 1892

Una pintura inusual en donde Cézanne, juega con la fantasía, (un recurso que raramente Cézanne usa tan abiertamente), al prolongar el fondo celestial a la mesa, que contrasta con el corte del extremo derecho, para sugerir la profundidad y que el plano en que descansa el florero es una  mesa. La invasión del cielo amenaza posarse sobre toda la mesa, .pero la realidad es recuperada con el corte a la derecha donde se ve el canto de la mesa en diagonal. Hacia la izquierda del observador la flor roja mas alta extiende una franja que pareciese flotar o ser mantenida por una corriente de aire,  mientras que las flores y hojas del extremo derecho del observador pareciesen ser empujadas por un soplo de aire, contrastes que  sugieren movimiento. 


Jacket on a chair, acuarela sobre papel,  Paul Cézanne, estilo posimpresionismo, período final, 1892

Este trabajo de Cézanne, es sintomático e inusual, es una chaqueta tirada sobre una silla, donde el artista explora la rugosidad y los pliegues. La continuidad y discontinuidad del modelo. La asociación y la ruptura. : la geología del modelo. La posición del saco no parece natural sino que ha sido colocado deliberadamente de tal manera. El ritmo y estructura del cuadro, en donde el  modelo, como tal va más allá  de su configuración espacial Y se plantea como «otro lugar», que no es la naturaleza ni es solo el cuadro. Yves Bonnefoy, refiere un viaje interior hacia un paisaje arquetipo. Dicho de otro modo, las pinturas de Cézanne, no solo son valiosas por su hermosura o estar bien pintadas, sino porque abren la mente hacía un espacio en que el espectador de la obra se involucra con ella, uno absorbido por ella, producen un dialogo interno: sin espacio y tiempo.  La obra tiene su propio código genético, lo que vemos se convierte solo en la mediación. 

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A la izquierda detalle ampliado de la  pintura anterior que sugiere un escarpado o una ladera rocosa de una montaña, la metamorfosis de una  chaqueta y una montaña. Trasformación compleja y prodigiosa que evoca la montaña de Saint-Victore.  Al  centro detalle ampliado del monte Saint-Victore. Al extremo derecho detalle ampliado del estudio de rocas L'Estaque, 1882.

De cómo a Cézanne se le ocurrió pintar Jacket on a chair

Una tarde Cézanne quiere ir al campo, se alista a partir con su equipo de pintura. Se enfunda su mochila a la espalda, y anuda su chaqueta. Sale, pero una  vez que ha recorrido algún trecho ha comenzado a llover. Decide regresar a su casa. Entra a su casa y deja su equipo cerca de la puerta y cuelga su chaqueta en un perchero. Le devora unas ganas inusitadas de pintar cualquier cosa. Se sienta en su sofá,  esta malhumorado, no quiere pintar bodegones, sino algo diferente, pero no sabe  qué. Ve una silla en un rincón, y decide pintarla, la coloca contra una pared, pero al observarla le parece muy vacía. Decide colocar algo sobre la silla; quizá unas frutas olorosas y de sabor dulce, o algún espectacular  jarrón o un humilde vaso a medio llenar de agua. Pero le parece que eso es muy convencional. Ya ha pintado bodegones llenos de frutas y jarrones. Quiere algo usual pero nuevo. Ve su chaqueta colgada del perchero y decide que eso seria un buen motivo. Va por ella y la toma de la parte superior, va hacia la silla y se para frente a ella, alarga su brazo derecho y la deja caer. Ella queda detenida y apenas colgada del respaldo de la silla.

Cézanne se aleja para contemplar la composición de la silla y la chaqueta. No conforme, regresa y lo vuelve a tomar de la parte superior porque no le gusta como ha quedado, la deja caer  aleatoriamente y repite este ejercicio formal varias veces,  hasta que alcanza una posición que le agrada. Entonces  se pone en cunclillas  frente a la silla, y ya ahí la manipula  en una manera más acorde a la idea mental de lo que busca. Se aleja de la silla, observa el modelo desde varios ángulos, incluso desde arriba arrimándose casi vertical a la silla. Se aleja y vuelve a acercarse y lo acomoda, hace pliegues, alarga las solapas, amontona las mangas, manipula la chaqueta, palpa la tela rugosa, hace promontorios  y alisa otras partes. Vuelve alejarse, la ve. Aun no totalmente conforme vuelve a la silla,  la retira de la horizontal de la pared, y la coloca  rompiendo el paralelismo de la línea de la pared, y deja la silla en una posición desencajada de la convención lineal. Entonces  se acerca a la chaqueta,  la manipula un par de veces más,  y la vuelve a poner de una manera más representativa a la idea del modelo que ha concebido en su mente. La palpa con la palma de su sus manos,  luego con sus dedos como pinza, y  fija  un poco los pliegues sin deformar las arrugas, logra que se mantenga como si flotase sin necesidad que cuelgue del respaldo de la silla. De tal manera que el abrigo suspendido en el aire parezca mantenerse su autonomía sin descansar en el borde superior de la silla. Como si algún ser invisible habitara dentro de ella.  Se retira unos cuantos pasos, una vez conforme se queda un buen rato observándola, algo piensa en su mente, una leve sonrisa se refleja en su rostro. Esta satisfecho con la  composición de la escena.

Va a su sofá, pero antes de sentarse lo ha girado un poco a manera que quede en una orientación hacia su modelo. Se sienta, y desde ahí ve por un par de minutos el modelo. Cierra los ojos y se lo imagina, hace ese ejercicio mental un par de  veces más; hasta que tiene el modelo completamente asimilado. Oye un ruido, es su esposa que  pasa rumbo a la cocina, pero él no le habla ni la determina, ella tampoco. Él continúa con su ejercicio, ahora se imagina que pinta el modelo: dibuja mentalmente la silla vacía y luego los contornos de la chaqueta. Piensa en las múltiples perspectivas, ataca los pliegues, fabrica las partes lisas, combina las luces y las sombras. Piensa en los colores que usara, dónde intensificara las sombras, dónde hará aparecer las luces, cómo dirigirá las pinceladas en las grietas, qué tipo de colores utilizara  para las solapas. Mientras tanto, la lluvia ha arreciado y se oye el fuerte golpe contra el techo. Cézanne levanta levemente  su cabeza hacia arriba, pero no le  presta mayor importancia. Y aprovecha el ritmo del golpe de la lluvia, y mueve su  mano como si con un pincel dirigiese una orquesta sinfónica.  Luego se levanta y va por su caballete portátil y su equipo,  y un lienzo y bastidor. Pero con él en la mano decid mejor hacer un intento preliminar, se decide por una un dibujo a lápiz y acuarela,  y guarda la idea que después hará un oleo con base al resultado de la acuarela.  Busca un papel apropiado, le corta y le deja en 47.5 x 30.5 cm. Coloca su caballete alejado un par de metros de lado a  su modelo, antes de fijar el papel, pone un tabla al caballete y la deja bien afianzada.  Sube el taburete de manera de mirar desde arriba ligeramente el modelo.  Saca los colores que usara: blanco, negro, gris, café. Elige un lápiz. Comienza a dibujar la silla.

Desde dentro de la casa sale un aroma agradable que viene de la cocina, donde su  esposa le prepara una taza de aromático te de anís y unos bocadillos;  el olor inconfundible de tocino llega a sus narices. Mientras que afuera sigue lloviendo. Hace frio. Dentro de la casa el olor a tierra y hojas mojadas comienza a levantarse como un olor invasivo que se filtra por las ranuras delas ventanas  y puertas de la casa, y lucha contra el olor del anís y el tocino. Y afuera de la casa, encubierto y contra la lluvia un bulto gris y amorfo avanza, apenas se distingue la  forma de una silueta y el contorno confuso de un paraguas. Una figura se acerca a la casa. Esta muy cerca de la entrada. Ya esta frente a la puerta, sin decidirse a tocarla. Bajo el alero frontal la lluvia no lo alcanza pero de su chaqueta negra se descuelgan arroyos de agua viva. Llueve a cantaros y hace mucho frio. La figura negra esta a punto de tocar a la puerta…se oye unos toquidos  ¡tan, tan, tan! Cézanne, voltea hacia la puerta. Y se pregunta ¿Quién será a estas horas y bajo está lluvia? Afuera llueve a cantaros y hace frio, mucho frio. Ese día llovió toda la noche y toda la noche hizo mucho frio.          

RETRATOS

Parte del oficio de Cézanne, en sus bodegones y retratos,  fue un constructo de análisis comparativo, el traslado de elementos del paisaje a elementos del retrato: «Por su parte el ingles John Ruskin, critico de arte apuntaba siempre sobre el paisaje “ (…) para los pintores paisajistas, el suelo es el equivalente  del cuerpo desnudo para el pintor de obras de historia, el crecimiento de la vegetación, el movimiento del agua  e incluso el de las nubes sobre ella  y a su alrededor  esta sometido y subordinado  a sus formas, del mismo modo  que los pliegues  de los vestidos y la caída de los cabellos sirven para el moldeado de la anatomía humana ». Pintores modernos, citado en  El Paisaje, Norbert  Wolf, Taschen.

Una idea recurrente en Cèzanne, ya  sea en manteles sobre mesas o en cortinajes, es la metamorfosis de estos en superficies naturales: rocas, cortezas de arboles, maleza y arbustos borrosos, elementos del reino natural. Aquí las cortinas podrían pasar por el pliegue  de una roca o ladera o la corteza del tronco de un  árbol.


A la izquierda Muchacho con chaqueta roja, 1888, a  la derecha, Muchacho del chaleco rojo, Fondo E. G. Bührle (Zúrich), 1889

A la izquierda Cézanne aprovecha el cortinaje para tirar franjas que pudiesen ser parte de une escarpado o lienzos  de vegetación  o cortezas de algún tronco de árbol. A la derecha muchacho pensativo aquí Cézanne aprovecha la manga arremangada del brazo izquierdo para sugerir con sus pliegues formas rocosas. Hacia el lado izquierdo superior una forma puntiaguda sugiere una estalagmita. La realidad se percibe en la pared del fondo donde se ve la parte inferior de un cuadro. La parte del piso parece estar a la altura del plano de la mesa donde el muchacho apoya su brazo izquierdo, mientras que el derecho levemente  extendido descansa en otro plano totalmente distinto. Nótese  los  rostros de ambos,  muy maquillado que pareciesen una marioneta o un muñeco.

Los jugadores de cartas, museo de Orsay, 1889-1992

Serie compuesta por cinco versiones, que incluye las versiones con cinco, cuatro y dos  jugadores. Serie en que sintetiza todos los recursos y técnica que Cézanne vino experimentado y plasmando en su pintura. Desde una simplicidad pasmosa y un vigor a todas luces. De la armonía de colores sobrios y apagados, y un juego de delicado de  luces efectivo, el pintor trasmite al conjugar forma y color, un atisbo de la verdad natural del modelo representado.  Los Jugadores de cartas, es una de las más logradas pinturas de Cézanne. Mario De Micheli anotó que en esta serie de cuadros, y especialmente en este aquí presentado,  Cézanne había tratado de capturar  el «heroísmo de lo real.», en que por medio de una variedad de tonos y luces, se funde la forma con lo humano. «Pintura pura, no en el sentido de pura forma, sin contenido humano, sino la presencia humana identificada con la forma.» (Cézanne, A Dolphin Art Book, 1979, p.36)

Madame Cézanne

De todos los retratos, Cézanne, además de su numerosos autorretratos, pinto en muchas ocasiones a su esposa, Marie-Hortense Fiquet. La mayoría de las veces sentada. Sobre esos cuadros algunas observaciones. La primera aquella que le hacían algunos amigos a Cèzanne,  quien insistía en afirmar  que «una cara se debe pintar como un objeto». Quizá esa idea sea la costumbre de traficar  bajo el influjo de sus paisajes, donde las cosas se prestan más a esa orientación de ser pintados como objetos, una búsqueda de lo real de la naturaleza. Y que de una u otra manera también traslado satisfactoriamente a sus bodegones. Pero eso de pintar retratos con la idea fija de que se pinta un objeto y no una persona, puede parecer obsesiva y tener sus consecuencias.  Solo nos limitaremos a esbozar unas ideas generales. En todos los cuadros aquí seleccionados, ella esta desbalanceada, menos evidente en el ultimo. Esta idea desbalance parece ser un constante en algunos paisajes y bodegones de Cézanne. Por otra parte, pareciese posiciones que no son naturales, sino forzadas o incomodas para el sujeto modelado.  Observe los rostros, en todos dan la sensación de ser rostros sin expresión o afecto. Rostros convertidos en cosas. No obstante, en descargo de Cézanne, aunque en  muchos de los retratos de su esposa ella está en posición sedente, y en posiciones incomodas o poco naturales, siempre  con la boca cerrada,  por lo general con las manos entrelazadas, y una mirada fija e inexpresiva que evita mirar directamente al pintor. También tiene algunos retratos de su esposa en que ella enfrena la mirada del pintor, y algunos en que se despoja de la rigidez de su rostro y alcanza un plano más natural.


A la izquierda Madame Cézanne en silla amarilla, estilo post impresionismo, periodo de madurez, 1890. Al centro Madame Cézanne con sombrero verde, 1892. A la derecha, Madame Cézanne en sofá rojo.
En la primera escena la precariedad de  la línea, nótese que no solo la Señora Cézanne, esta inclinada hacia la izquierda de ella,  sino que la horizontal superior de la silla esta también ligeramente inclinada. Todo el cuadro pareciese correrse hacia la derecha del observador, como sugiere la línea gruesa de la pared. Salvo la parte de la cortina y una franja del mueble que mantienen su vertical como pivote. Estas ideas aplican para los dos cuadros restantes
  

A  la izquierda La señora Cézanne, pintada por Cézanne,  posimpresionismo, período de madurez, c.1890, colección privada. Al centro, Retrato de Marie Derrien (con naturaleza muerta de Cézanne), pintada por Paul Gauguin, 1891. A la derecha, Paul Cézanne,
estilo posimpresionismo, período de madurez, Fundación de la colección E. G. Bührle, 1881.

Al centro,  pintura de Gauguin, con notorio influjo de Cézanne, no sabemos que pretendía Gauguin, quizá un experimento. No obstante es conocido, que sus pinturas de retratos, especialmente sus famosas pinturas pintadas en Tahití, son todo lo contrario de esta pintura. Es decir, las mujeres de Gauguin, lucen naturales y llenas de vivacidad. En todo caso esta pintura experimental o de estudio  quizá este más cerca de sus pinturas de campesinas bretonas.  A la izquierda y derecha, retratos de Madame Cézanne, pintados por Cézanne.

DESNUDOS

Cézanne, desde su inicio como pintor incursiono en los desnudos, y tiene muchos desperdigados en toda su carrera de pintor. Sin embargo, esa acumulación tiene sus visos mayores con sus últimos cuadros sobre desnudos: Los grandes bañistas, en la que llego a sintetizar todo su aprendizaje.  

Los grandes bañistas, postimpresionismo, periodo final, National Gallery, London, 1900
Azules integrar troncos y cuerpos troncos sugeridos

El tema de los bañistas, serie de siete  pinturas, es una de las mayores obras de Cézanne. En esta serie trato de recuperar el estilo clasista bajo nuevas formas más cercanas a la naturaleza. Son fundamentales el estudio geométrico de las formas, en relación a los cuerpos pero también  la integración de los elementos que les rodean. Aquí el color azul sirve para integrar cuerpos y troncos, estos últimos apenas sugeridos.  En el primero las nubes podrían pasar por los contornos de montañas. A pesar del revoltijo de formas, en que están separadas nubes, maleza, hay hacia los extremos formas más oscuras y borrosas que evocan las pinceladas del Greco, que podrían ser rocas o vegetación.


Las grandes bañistas, cubismo, periodo final Museo de Arte de Filadelfia, 1906


En esta pintura asoma dominante la superficie del agua. Los bañistas están cerca los troncos que lucen inclinados como haciendo una reverencia, que seguramente terminan formando un triangulo. Cézanne concentra lo definido en el agua y el plano de sembradío donde asoman un par de figuras. Mientras que los extremos de los arboles los vuelve confusos, y participan ramas de otros arboles que parecen agitados por el viento. Sin embargo, los troncos contrastan y mantienen su autonomía y color. La composición del grupo de bañistas es diferente en ambos pinturas, salvo por la mujer parada al extremo izquierdo que repite en ambas pinturas y es la única en movimiento. 

 La serie esta compuesta, también por otras pinturas Tres bañistas (1879-1882) y Cinco bañistas (1885-1887), ambas pinturas tiene dos versiones. Hay una más que se llama Cuatro bañistas, 1878 y las versiones de 1880 y c.1890.

El cuadro Cinco bañistas, (1885-1887), es interesante por que pudo haber servido de inspiración por su disposición del cuadro de Picasso Les Desmoiselles d’Avignon. (Las damas o damiselas de Aviñón). En Cézanne, son cinco las bañistas, igual en el de Picasso. En el de Cézanne, el grupo esta dividió en uno de tres y uno de dos, igual en el de Picasso. El grupo formado por dos en la obra de Cézanne los rostros de las dos mujeres tienen la nariz pronunciada como si fuesen de pájaros. En el grupo de dos de Picasso, dos de las mujeres tienen puesta una mascara africana. Pero seria injusto dejar la influencia de esa sola pintura, seguramente Picasso conocía ya había estudiado toda la serie Los grandes bañistas y aprovecho elementos de es conjunto de pinturas.  

Serie Los bañistas de Cézanne

–          Las Bañistas (1874-1875, Nueva York)
–          Tres bañistas (1879-1882, París)
–          Cinco bañistas (1885-1887, Basilea)
–          Gran bañista (1885-1887, París)
–          Grandes bañistas de la National Gallery, (1900 – 1905)
–          Los bañistas de la Barnes Foundation (Merion, Pennsylvania)

Picasso en un homenaje a estos cuadros pinto su famoso cuadro Les Desmoiselles d’Avignon, (1906), en el titulo hace referencia a la Provenza (Aviñón), pero también era el nombre de un reconocido y famosos en su tiempo, antro en Barcelona. Esta pintura que según los críticos fue el arranque formal del movimiento cubista. Tampoco se le puede achacar toda la influencia a Cézanne, a pesar de su temática y sus advertidas avanzadas cubistas. Picasso se nutrió de varias fuentes, y por supuesto le dio su propio sello personal. Se señalan tres influencias decisivas en  este cuadro. Los estudios de Cézanne en su serie: Los grandes bañistas, la pintura del Greco Visión apocalíptica, y por ultimo también decisivo lo es el arte primitivo: las mascaras africanas.

A la izquierda Five Bathers, Paul Cézanne,  estilo posimpresionismo, periodo de madurez, Museo de Arte de Basilea, 1885-1887. Al centro Les Desmoiselles d’Avignon, Pablo Picasso, 1906-1907. A la derecha, Visión del Apocalipsis, El Greco,  c.1610; estilo: manierismo (final del Alto Renacimiento), período español,  Museo Metropolitano de Arte, c.1610

CRÉDITOS

ENLACES

Cézanne. Hacia una ontología  visual. Parte I

Cézanne. Hacia una ontología visual. Parte II

Anexo 1.Paisajes.Textos y comentarios por Plaza de las palabras.  25 ilustraciones

ILUSTRACIONES

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