Poesia hondureña: tres poemas de Clementina Suarez



Poeta hondureña, (1902-1991).




Clementina Suárez (Juticalpa, Olancho, 1902 - Tegucigalpa, 1991), poeta hondureña reconocida nacional e internacionalmente por su carácter fundacional1​, considerada "matriarca de la poesía hondureña"2​, promotora de la cultura y el arte de Honduras y Centroamérica. Corazón sangrante. Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1930. Poeta. Representa una de las voces más plenas de la poesía hondureña contemporánea. Viajera infatigable, rebelde de su tiempo, vivió en México, Cuba, Nueva York, Madrid, Guatemala y El Salvador. En nuestro país fundó y dirigió las revistas Mujer y Prisma. «Clementina es la mujer más pintada del mundo», escribió la poeta costarricense Carmen Naranjo, al referirse a los incontables retratos de la poeta, realizados por connotados pintores de Europa y América.En 1970, se le otorgó el Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa.
OBRAS  

Iniciales. México: Libros Mexicanos, 1931.
De mis sábados el último. México: Libros Mexicanos, 1931.
Los templos de fuego. México: Libros Mexicanos, 1931.
Engranajes. San José, Costa Rica: Borrasé, 1935.
Veleros. La Habana: Editorial Hermes, 1937.
De la desilusión a la esperanza. Tegucigalpa: Tipografía Nacional, 1944.
Creciendo con la hierba. San Salvador: Ministerio de Cultura, 1957.
Canto a la encontrada patria y su héroe. Tegucigalpa: s.e., 1958.
El poeta y sus señales. Tegucigalpa: Universidad Nacional Autónoma de Honduras, 1969.
Antología poética. Tegucigalpa: Secretaría de Cultura y Turismo, 1984.
Con mis versos saludo a las generaciones futuras. Tegucigalpa: Ediciones Paradiso, 1988.

Poesía completa (edición de María Eugenia Ramos). Tegucigalpa: Editorial Universitaria, 2012.

Estrella, árbol y pájaro

En la estancia de la noche
sola yo, soy una estrella.
Sola yo, soy una estrella
en un ángulo de la luna.

Noche que desgaja lunas
para mí, que soy árbol solo.
Árbol solo, gris y estático
que no va dejando sombra.

En un ángulo del mundo
canto yo, pájaro solo.
Canto yo, pájaro solo.
¡Ah qué antigua es mi canción!



(de Veleros, 1937)


Mirando extasiada al cielo

Sentada a la orilla de la vida
yo soy tres:
mi sueño, la poesía y yo;
pero lo que ahora digo
lo borra mi sangre con su veloz vertiente,
entretanto el reloj
—rompeolas de los días—
inventa una nueva hora,
en la escala gradual del tiempo.
Anterior al péndulo
y al vuelo de las golondrinas,
está mi luna que llora y ríe
en un exacto protectorado de palabras.
Yo no sé cómo cerrar los ojos,
reconquistar las tardes,
las memorias
y los paisajes
en una sola fuente recóndita
que afirme definitivamente
el soplo primigenio;
a nivel de la rosa que no se marchita
en el seno,
o de la nube que se hubiera quedado
prendida en la ventana
mirando extasiada al cielo.


Combate


Yo soy un poeta
un ejército de poetas.
Y hoy quiero escribir un poema,
un poema silbatos,
un poema fusiles
para pegarlos en las puertas,
en la celda de las prisiones,
en los muros de las escuelas.

Hoy quiero construir y destruir,
levantar en andamios la esperanza.
Despertar al niño
arcángel de las espadas,
ser relámpago, trueno,
con estatura de héroe
para talar, arrasar
las podridas raíces de mi pueblo

(de El poeta y sus señales, 1969)

Tirado al viento por Suny a las 17:05 
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