Plaza de las palabras, en su sección Página Diez,
presenta el texto Alfonso Guillen
Zelaya: el poeta de la naturaleza.
Selección de poemas
ambientalistas. Post sobre el
carisma naturalista del poeta Alfonso
Guillen Zelaya, acompañado de una selección de poemas suyos de garbo ambientalista.
El post esta dividido en dos partes.
La primera parte I. Alfonso Guillen Zelaya: la naturaleza como
Sujeto Poético. La segunda parte
Selección de poemas ambientalistas.
"Poeta que utilizó con limpieza las
palabras cotidianas y que
huyó siempre de la declamación y de la
oscuridad deliberada,
su poesía era
para todos, como el pan y el agua
Rafael Heliodoro Valle
“Honduras
en las letras”, In: Historia de la Cultura Hondureña.
Tegucigalpa, UNAH, 1981, p. 180.
Y ha florecido el árbol para
aromar el verso. Retorno.
Es la siesta del árbol y del
nido y la sentí pasar como un silbido. El
paso de la Primavera,
¡Oh los atardeceres de
la frescura antigua/envueltos en los
ritos lejanos/cuando todos bajaban a la fuente contigua/a beber el agua en el
hueco de las manos!
Tu, que tienes la ciencia,
tu, mi amada /que hablas al agua, al árbol y las rosas,/ despierta en mi la voz
iluminada/y dime la palabra de las cosas. Dime
la palabra
Oyese a si su voz /poblar la irremediable congoja de la Nada
/y la voz de cada uno era verbo de Dios. El quinto
silencio,
y me volví hacia Dios. El me
enseñó a ser bueno:
¿y quién no ha sido bueno
debajo de los árboles?
El almendro de mi patio
Mario A. Membreno Cedillo
I
I
Alfonso guillen Zelaya: la naturaleza como Sujeto
Poético
Alfonso
Guillen Zelaya, (1888-1947),
es un poeta, periodista y pensador,
oriundo de Juticalpa, Olancho. Honduras. Su obra abarca la prosa y la poesía. Una buena parte de pensamiento está disperso
en revistas y diarios, tanto de Honduras como México. En el género de ensayo cabe mencionar La inconformidad del hombre.
En su trabajo periodístico, Alfonso
Guillen Zelaya. Conciencia de una época. Tomo I y II. (Prosa)
Editorial Universitaria,
Tegucigalpa, 1999. En el campo poético, El
quinto silencio, Colección 18 Conejo. UNAH 1994, que agrupa 65 poemas. Guillen
Zelaya, ¿Poeta modernista o postmodernista o con sustratos de un
romanticismo tardío? Su pensamiento se caracteriza por una combatividad ética y
social, que plasma no solo en su prosa, sino también en su obra poética. En
tanto poeta, hay varios giros en que se
renueva su vocación ético-creativa, ya que en algunos de sus poemas asoma también
una veta filosófica ontológica. Por
ejemplo en sus poemas Lo esencial, La espiral de la
historia o El quinto silencio, éste
último poema, tan
alabado por Don Medardo Mejía. Y que sirvió de titulo a una recopilación de su
obra poética, con un prologo del mismo Medardo Mejía. (1) y en el cual en su
primera parte Ayer, esboza ese primer
paisaje prístino del hombre natural de Rousseau.
A guillen Zelaya,
Medardo Mejía lo describe de la siguiente manera: “Era de regular estatura, más alto que bajo. De raza blanca, como
descendiente de los viejos criollos de Olancho, ennoblecidos con las mercedes
del Rey de España. Cabeza grande y bien formada de pensador; pelo abundante,
negro y sedoso; frente espaciosa y límpida; ojos entre oscuros y claros, de
mirar penetrante; nariz aguileña, exactamente acomodada al conjunto facial;
boca ancha, labios delgados, que conocían la sonrisa y nunca la carcajada. El
rostro de Guillén Zelaya sugería al pensador francés. Se parecía con Ernesto
Renán”. (2)
“De tal manera
nos parece vigente –aún con las limitaciones de su época- el pensamiento de
Guillen Zelaya, que Ramón Oqueli, en un acucioso ensayo “Don Alfonso, el de la inmensa
fe”; llama a Guillen Zelaya: “poeta, apóstol y profeta” (30).Por su parte
Rafael Heliodoro Valle decía que Guillén Zelaya “era uno de los soldados de la
aurora y solo de ella recibía órdenes”. Constantino Suaznavar lo llamó el “Alto
Comisario del Verso”. Raúl Gilberto Tróchez lo definió como “un poeta
trashumante” y Raúl Arturo Pagoaga dijo que Guillén Zelaya tenía “la furia de
la claridad y la altivez de la humildad”. (3)
“Si resulta
profético que Guillen Zelaya
sobre otro de los tópicos de este nuevo milenio, la
globalización, Guillén Zelaya anhelaba la unión de América y creía en la
integración centroamericana, vislumbraba una sociedad mundial sin fronteras,
global y futura. Así lo apreciamos —-con
cierto eco de ensoñación poética de Whitman— (4) en su poema “La Espiral de la Historia”.
Leámoslo:
Mañana
(…)
Gentes del porvenir, compactas y felices
sin límite de espacios, de patrias ni de océanos,
en todos los países hallareis vuestros países
sobre la tierra todos serán vuestros hermanos.
(…)
En otro de sus artículos, casi con espíritu
Franciscano, afirmaba: “debemos enseñar a nuestras gentes el amor al aire, el
agua y el sol” (39)”. (5)
“Concibiendo
al hombre no por encima de la naturaleza, sino coexistiendo con la naturaleza.
Sin resultar extraño que la fundación cósmica entre hombre y naturaleza, lo situara
en posiciones cercanas-aun sin serlo-al humanismo cristiano. Decía en uno de
sus artículos: “Jesús de Nazareth trae a la humanidad ese impulso de cohesión
característico de la naturaleza hacia todo lo que vive y le da sentido de
fraternidad universal al amor humano” (40) (6). Para
Guillen Zelaya, como el mismo lo dijo en uno de sus poemas: “el amor es Dios mismo”.
Pero en esta ocasión estamos prestando prioridad a una
veta que si bien está a la vista, no es dimensionada en su correcta
apreciación. Esa visión casi franciscana de Guillen Zelaya por la naturaleza: agua,
ríos, arboles. La tierra toda. Y es que
Guillen Zelaya, sin ser cristiano sintoniza su visión desde un humanismo
marxista y desde una aproximación al panteísmo. Su Dios como diría Medardo
Mejía es a lo Spinoza. Seleccionamos varios poemas que cantan a la naturaleza,
y que acerca a Guillen Zelaya a un estado contemplativo y de reposada tranquilidad.
Tal y como Wordsworth o encontramos en
Guillen Zelaya, en algunos de sus poemas esa rusticidad de la naturaleza y
quienes habitan en ella; que a veces se respira
en ciertos poemas de Robert Frost. Sin embargo, la distancia entre el enfoque naturalista de Frost
y Guillen Zelaya, es opuesto. Ya que Frost tiene una visión más realista y equilibrada sobre la
naturaleza. Frost concibe una naturaleza en que también hay peligro y
destrucción. Mientras que Guillen
Zelaya, detenta una visión más franciscana y amigable con la naturaleza.
Guillen Zelaya esta más cerca del hombre natural de Rousseau.
En cuanto a Wordsworth, ese poeta del romanticismo
ingles, muy cercana a la naturaleza y a
la contemplación en tranquilidad. En Guillen Zelaya, en un buen número de sus
poemas también se respira ese sosiego y reflexión contemplativa. Sin embargo también guarda una prudente distancia con Wordsworth. Si bien el romanticismo de
Guillen Zelaya es un romanticismo tardío. Y no conserva todos los contenidos
del romanticismo. El romanticismo en su entramado, perviven la tristeza, la
melancolía, lo pasional del yo. Y hasta despunta a lo lejos el tenebrismo. El
atisbo neorromántico tardío de Guillen Zelaya, se explaya en una visión más positiva y fraterna
del mundo. Veámosle:
Es un largo camino (7) 24p:
Yo no escucho
las almas de pronto, mi manera
De indagar su
misterio necesita un reposo
Primero advierto el eco, después la voz entera,
Y así voy descendiendo hasta lo misterioso.
En estos versos el poeta nos describe una de las
variantes de su método poético. Su ars
poetica, afincada en ese reposo, paso previo a la contemplación. Otra
manera de decir la tranquilidad en la contemplación
a lo Wordsworth.
En el poema Cuando aspiro un perfume, (8) p.22
“Cuando
aspiro un perfume me acuerdo de mi
infancia”
(…)
“cuando
aspiro un perfume, yo aspiro el universo”.
En el poema
Voces de viejas cosas (9) p.27
A veces de
lejanos veneros de armonía
que yo
entre la inconsciencia y la intuición escucho,
me llegan
hechos versos ¡quien sabe por qué vía!
voces de viejas cosas vividas hace mucho.
Poeta que hace gala de los sentidos para acercarse a
la poesía. Bunkše señala “que el desarrollo de un sentido territorial, se logra a través de la multisensorialidad”
(10) En Guillen Zelaya ese sentido
de pertenencia a su tierra, estaba altamente desarrollado, y proviene de su
infancia y juventud, Donde tuvo un contacto muy cercano a la naturaleza. Pese
haber vivido una buena parte de su vida en México. La multisensorialidad esta
divida en los sentidos del aire: vista y oído, y los sentidos de la tierra,
olfato, tacto y gusto. Una tesis que recuerda las tesis de Bachelard. Oigamos a Guillen Zelaya:
En su poema Señor,
yo pido un huerto, (11) p.82.
Señor,
dadme un sendero con arboles y pájaros.
Más adelante el poeta dice:
Salir
a la campiña y florecer en ella.
Casi franciscanamente: Hazme un instrumento de tu paz. Guillen Zelaya que incluso en uno
de sus poemas menciona a San francisco de Asís.
En su poema Como
el destino (12) p. 35.
“Es la fuente o
el aprisco
que
se dan en el sendero
Sin
saber si es San Francisco o es Caín el pasajero”,
Y secularmente un sueño utópico. En su famoso poema El quinto silencio, Guillen Zelaya, a pesar que es un poema con una
nutrida carga filosófica, vuelve al origen y se hace de elementos de la
naturaleza, los puntos clave de su posición ontológica: mar sonoro, tempestad,
gema, flor, mariposa, playa. Su fuente:
“Arroyos de infinito que integran una fuente”, (13) p.11.
Nos recuerda al poeta ingles Andrew Marvel y los orígenes de la poesía bucólica
o pastoril, (14)
Sin embargo esa ontología naturalista de Guillen
Zelaya queda expresada, en forma de a piedra angular de su poesía
naturalista. En el verso:
En el poema La
Florida (15) p.81
“Yo
he querido copiarte en estas rimas
Como
copian las aguas el paisaje”.
Posición que recalca en su poema Anhelo florido (16) p.62
Esta
noche, jardín todo en ti lo resume
Mi
vida
The Garden
Andrew Marvel
l
The mind, the ocean where each kind
Does straight its own resemblance find;
Yet it creates, transcending these,
For others worlds, and other seas,
Annihilating all that´s made
To a green thought is a green shade.
|
El jardín (17)
Andrew Marvel
La mente, el océano donde cada especie
Encuentra en la materia su propia semejanza/
Aun crea, trasciendo esto,
Por otros mundos y otras
mares,
Trasformando todo lo ya hecho
Hacia un verde pensamiento y un bosque verde.
Traducción libre, Plaza de las palabras
|
Guillen Zelaya un Poeta de la Naturaleza
Una de las vertientes significativas de la poesía de Guillen
Zelaya es la naturaleza. Ya sea por su amor fraterno a la misma, o como modelo
referencial en primer plano y en segundo plano la significación que este
elemento natural le robustece y afinca en su obra poética. Siempre busca esa
altura e idealización de sus poemas basados en elementos de la naturaleza: montaña,
océano, cumbres, fuente, valles, paisaje,
bosque, pero sobre todo hay un binomio notable representado en los arboles y el agua. Y no lo hace como
elementos decorativos o para decantar una rima. Hay en los poemas de Guillen
Zelaya un desarrollo orgánico y sustentable de la naturaleza como Sujeto poético.
La naturaleza al ser así concebida es elevada al rango
de un personaje singular y de igualdad. De aquí que el poeta dialoga con la
naturaleza y se trasmuta en parte de esa naturaleza. Ese parangón inmanente de Guillen
Zelaya por la naturaleza. No era externo a él, sino una naturaleza que vive y
crece en él. Conjunción de naturaleza y hombre, plasmada en varios de sus poemas:
En el poema Lo
que yo quise (18) p.21
Pues nada vio en ti que respondiera
a
esta enorme ansiedad de mi tristeza
que
desde el fondo de sus simas era
como
un afán de la naturaleza.
En el poema Canto
a Honduras (19) 68-70p.
Nobles
pinos de Honduras, espejo de grandeza,
perpetuo desafío de la naturaleza.
Más adelante en el mismo poema dice:
El
pino es horizonte. El pino es un ejemplo.
En
nuestra vida tiene la majestad de un templo.
En el poema Mi
madre me decía (20) p.76
De
amanecer besando la luz, de cada día,
y
no maldecir nada de la naturaleza.
En el poema Lo
que yo quise. (21) p.21
Mas nada vio en ti que respondiera
a
esta enorme ansiedad de mi tristeza
que
desde el fondo de sus simas era
como
un afán de la naturaleza.
En el poema Como
el destino, (22) p.35.
En
la fuente o el aprisco
que
se dan en el sendero
En el poema Mañana de la espiral de la historia, (23)
p.114
La
tragedia del hombre aniquilando al hombre
para
enfrentarse en masa con la Naturaleza.
Y su ideario naturalista en el verso, de su poema El amor (24) p. 106
“Seamos hijos mansos de la naturaleza.
En
el poema El retorno, (25), p.108
Aquí
mi verso tiene una sin par grandeza:
siento
que hablara por la naturaleza
y
por la Sociedad ¡Con fuego de las dos!.
Una fraternidad que le viene desde la niñez, de su
poema Mi madre me decía (26) p.75:
Mi madre lo
decía: “Tu tienes desde niño
gran amor
por la tierra. Al volver de la escuela
y
correr hacia el huerto, te note ese cariño.
Igual
era mi abuela.”
Pero ese amor por lo fraterno de la naturaleza, no se
queda en un simple enunciado, es una inquietud metafísica que en Guillen Zelaya
va más allá. Hay un anhelo por vivir la naturaleza misma. Un anhelo recóndito
por emular la soberanía de la naturaleza. Y se vale de ella como su ciencia y
su maestra universal.
En su ensayo El
sentido de la imaginación en Wordsworth: Bravo De Delorme afirma:
“Puede
decirse que es originaria la vida que se repite poéticamente porque el poeta no
ha abandonado la guía de la naturaleza, pues "de ella recibe / aquella
fuerza por la cual busca él la verdad, / desde ella aquella feliz calma de la
mente / que la ajusta a recibirla aun sin buscarla" (Wordsworth 1995a 877;
todas las traducciones son propias). En la vida orientada por la naturaleza el
poeta reconoce la originaria vinculación de la existencia con el mundo” (…)
Pero porque ha nacido abiertamente al mundo bajo la orientación de la
naturaleza y ha mantenido esta referencia de manera esencial a través de los
grandes sentimientos, en suma, porque el poeta ha llegado a ser, de manera más
profunda, el vínculo con las cosas, puede recrear y volver a sentir sus
primeros años por el poder mismo que le dio la naturaleza. En ese sentido dice
Wordsworth: "De ahí que el Genio del poeta / pueda osadamente tomar su
camino / entre los hombres, donde Natura lo / guíe; que haya él estado junto a
Natura / desde antaño y que siempre lo esté" (1995a 882). (27)
Guillen Zelaya se compara con la naturaleza o se
trasforma en ella,
En el poema Ella
(28) p.26
Del
alma mía inacabable brota
un
sueño de alas místicas y hurañas,
el
mismo sueño que hecho nieblas flota
siempre
que están pensando las montañas.
En el poema En
el tren, (29) p.31
Nuestra
vidas silenciosas
vieron
horizontes vagos,
y
garzas y mariposas
sobre
el sueño de los lagos;
En el poema Una
voz de poeta, (30) p.46-47
El poeta quisiera ser parte de la naturaleza para …pero
también duda de su destino de poeta.
Que
dicha ser la sombra que alentó al peregrino;
Que
dicha ser la fuente que le apago la sed,
A
un campo cultivado en mitad del camino
(…)
A
veces me he sentido esa agua de la tierra
que
fertiliza tierras y que abrevan vacadas;
(…)
Si
hubiese sido el alma de un sueño de profeta,
la
ciencia de la hormiga de un ave o una araña,
y
no que soy apenas una voz de poeta
que
ignora si es abismo o ascenderá a montaña.
En el poema Xelaju
(31) p.55
La
vida que hay detrás de esa montaña,
que
se eleva al poniente del camino,
tiene
la dimensión de mi destino
y
encierra el contrapunto de mi entraña.
En el poema El
ala del destino (32) p. 64-65
Pero
es terca la fe y no me abandona,
mi
optimismo es tan hondo como el mar,
EL
paso del viento (33) p.67
¡Oh
insaciable sed de alado movimiento!
¡Oh
inquietud errante y agorera!
¡Quien
pudiera siquiera,
Ser
hoja llevada por el viento!
Y es estos últimos versos, el poeta, ya que lo hace en
calidad de poeta, confiesa su impotencia ante el poder benefactor de la
naturaleza. Y nos recuerda al poeta romántico Keats quien también confesaba en
su Oda a
un ruiseñor, su limitación humana ante el canto e inmortalidad del
ruiseñor.
En el poema Quiero
ser sencillo (34) p.84
Como
no me hablara con sabor la savia
y
aroma de tierra después de la lluvia,
la
voz, de mi mismo, la voz de las piedras,
la
pena del agua, la razón del musgo.
En el poema Ya
volveré a vosotros (35) p.86
¡Al
don de un horizonte, sucede otro horizonte,
inacabable
siempre es la ascensión al monte!
Así tenemos ese anhelo donde el poeta no solo medita auxiliado
por los elementos de la naturaleza, sino que sustancia para entrar en un estado contemplativo. Y
hacemos la diferencia entre meditación y
contemplación, citando a Valle Inclán:
“Hay
dos maneras de conocer, que los místicos llaman Meditación y Contemplación.
“La Meditación es aquel enlace de razonamiento por donde se llega a una verdad,
y la Contemplación es la misma verdad deducida cuando se hace substancia
nuestra, olvidado el camino que enlaza razones, y pensamientos con
pensamientos. La Contemplación es una manera absoluta de conocer, una intuición
amable, deleitosa y quieta, por donde el alma goza la belleza del mundo,
privada del discurso y en divina tiniebla. (36)
Ahora oigamos a Guillen
Zelaya:
En el poema Viraje (37) p.48
Principio a meditar
en el viraje
de vivir en la paz de mis ingresos
contemplando
impertérrito el paisaje. (38)
En este poema Guillen
Zelaya, vuelve, previo a la meditación, al estado contemplativo de la
naturaleza como fuente de sus poemas. Variante poética que repite:
En el poema El despertar de Juan, (39) p.93-97
Hay un patio, y sobre el patio, fulgido, sereno, vago.
Tal una meditación, se va desdoblando un lago.
En Guillen Zelaya no hay
una meditación a priori, no existen razonamientos poéticos, ni una visión intelectualizada
de la poesía y de los sujetos poetizados. Sino el paso directo a la sustancia
contemplativa. Pensamiento que también nos vuelve al Wordsworth contemplador de
la naturaleza.
En su poema Una
voz de poeta (40) p.46-47
Hace mucho
que sueño una dulzura rara,
Abrazarme a
la vida como una enredadera
que diese
sombra al árbol sobre que se enredara
y tras
siglos y siglos y siglos floreciera.
En su poema
Xelaju (41) p. 54-55
La vida que
hay detrás de esa montaña
Que se
eleva al poniente del camino,
tiene la
dimensión de mi destino
y encierra
el contrapunto de mi entraña.
En ese mismo poema
dice:
En predios
de hontanares y de espigas
Te di a la
vez al cielo y la tierra
Con un amor
de infinitud gozosa.
En el poema Dime
la palabra (42) p.57
Tu que
tienes la ciencia; tú, mi amada
Que hablas
al agua, al árbol y a las rosas,
despierta
en mí la voz iluminada
y dime la
palabra de las cosas.
Para Guillen Zelaya esa amada es la naturaleza, como
para Dante Beatriz simboliza la
filosofía.
Que termina en una personificación, en el poema Quiero ser sencillo, (43) p. 84
Quiero
ser sencillo
Pensar
con el alma de cosas y mares,
Sembrar
en la vida el don de mi verso
Igual
que el labriego semilla en los surcos.
Y que al final determina su lenguaje, razona acompañado
—que nunca lo abandonan ni él los
abandona— con los elementos de la naturaleza, en el mismo poema:
Cómo
no me hablara con sabor la savia
y
aroma de tierra después de la lluvia,
la
voz de mi mismo, la voz de las piedras,
la
pena del agua, la razón del musgo;
En el mismo poema, más adelante agrega:
Acaso
pudiésemos ser originales,
como
en la primera vida de los hombres,
y
volver a aquella intuición divina
de
saber la ciencia sin abrir los libros.
Y es que para Guillen Zelaya la ciencia era la
naturaleza. El gran libro de la naturaleza: su
enciclopedia universal. El gran mapa de la geografía natural de los
seres ya habitaba en él, antes de que surgiera el hombre letrado.
Guillen Zelaya
también manifiesta un a poesía coloquial, en ambos sentidos, su lenguaje es
sencillo y trasparente como el agua de un manantial. Pero también utiliza el
coloquialismo es dos sentidos. Uno en que el dialoga imaginariamente con un
personaje. Y el otro en que introduce el signo del dialogo y ese personaje se expresa.
Ese coloquialismo que también en algunos de sus poemas usara Robert Frost,
desde la ruralidad de nueva Inglaterra. Sin embargo, Guillen Zelaya no explota totalmente
esta vertiente, sus poemas trabajan solo
a nivel de enunciados poéticos. Frost por lo
contrario aborda situaciones singulares de la existencia humana, y
resuelve filosóficamente ese antagonismo existencial En Guillen Zelaya casi no
hay antagonismo., salvo en sus poemas políticos filosóficos. Por demás, en Guillen Zelaya, la materia poética sale pura, la
concibe per si. En Frost se percibe que hay un proceso mental en que primero
surge el tema conflictivo y después elabora su poesía. Ese proceso mental no se
da en Guillen Zelaya. A él no lo jala el tema, sino solo lo poético como esencia.
En ese contexto, el coloquialismo tiene antecedentes
remotos, deviene de una corriente de poetas
coloquiales que viene desde Marcial, Catulo, Campoamor, Pezoa ,Véliz, pueden ser
incluidos en esta línea, Gonzalo de Berceo, en las letrillas de Góngora, en las
sátiras de Francisco de Quevedo. Tiene su fundamento en un vuelco por evitar la
poesía ampulosa. Por supuesto en Guillen Zelaya, estas variantes de su poesía,
solo se procuran en pocos poemas. Pero el coloquialismo entendido como devolver
lo conversacional al
ruedo poético. Es una intención valida, que ha surtido su efectos en tantos
poetas latinoamericanos, como un intento de arrancarle al habla cotidiana parte
de su facilidad y frescura poética.
El coloquialismo o nuevo realismo es una tradición que
reúne a varios países hispanoamericanos. “Veamos:
de Argentina, Juan Gelman y Saúl Yurkievich; de Uruguay, Mario Benedetti; de
Chile, Enrique Lihn y Óscar Hahn; de Perú, Antonio Cisneros y Rodolfo
Hinostroza; de Nicaragua, Ernesto Cardenal; de El Salvador, Roque Dalton; de
Cuba, Roberto Fernández Retamar; de México, José Emilio Pacheco. (44) Corrientes que también fueron aprovechadas
para revestir al lenguaje poético de una urgencia de cotineidad, y bajar la
poesía del pedestal a la calle. Y que también tuvo su ramalazo de influencia en
varios poetas hondureños, sobre todo en la poesía urbana; de las últimas décadas del
siglo XX, y que también podría ser la fuente de estudio como uno de los rasgos,
entre muchos otros, compositivos de la
poesía hondureña. Y a propósito de Guillen Zelaya, en ese ensayo de coloquialismo,
con las reservas del caso, y tímidamente
podemos apreciarlo en varios de sus poemas: Canto al sol, Los dos silencios, Mi
madre lo decía, Del pueblo, En la llegada, El despertar de Juan, Dios te haya
perdonado, Hora del renunciamiento. Bajo la amanecida.
Aquí unos cuantos ejemplos:
De su poema Canto
al Sol. (45) p.28-29.
Sol
ven a visitarme
que
ya es de mañanita;
aun
no has entrado y tengo
que
conversar contigo;
acuérdate
que somos,
desde
hace mucho hermanos.
También en ese poema de remembranzas combinatorias de Canto a las criaturas de San Francisco
de Asís, se vuelve a recalcar el
espíritu franciscano de Guillen Zelaya de amor por la naturaleza, y de
conversar con ella, de igual a igual: en que todos somos hermanos: los hombres
y las criaturas de la naturaleza.
De su poema Los
dos silencios, (46) p.62
—
¿Para dónde, a estas horas, peregrino?
— A gozar
de la luna en el sendero. (47)
De su poema Del
pueblo (48) p.88
Me decían
que este año sacarían el agua
— ¿Quién te
dice esas cosas? Allí todo es igual:
nuestra
aldea no cambia:
siempre las
mismas calles cubiertas de basura,
de silencio
y de malvas;
De su poema Hora
del renunciamiento, (49) p.109
Desnudo de
esperanzas y remiso a la lucha
me doblega
un hastió incompasivo y hondo,
acércate y
envuélveme en el negro silencio de tus ojos
que yo,
como la noche bordare de estrellas
y como el
árbol me nacerán retoños.
Ahora algunos ejemplos del recurso agua en la poética
de Guillen Zelaya, con la advertencia
que en algunos casos se refiere al agua en su elemento natural, y en otros lo usa como
un símbolo o metáfora para comparar estados del alma:
Poemas del
agua
Y ya era
tiempo…(50) p.23.
Yo vi la
vida inmóvil en suspenso;
el agua
nada dijo entre los arboles,
la hiedra
me reía sobre el muro
Y en el
rosal ya no lloraba el viento.
Y ya ibas a
pasar… (51) p.25
El agua
humilde, en medio de la playa,
Que no
protesta si alguien va a beberla.
Muchacha
del encinar, (52) p.32
Vuélveme a ser lo que he sido,
revive en
mí la sencilla
vida del agua y del nido,
del árbol y
de la arcilla;
Y eso lleva a Guillen Zelaya a ensamblar una ars poética que brota de la naturaleza, Ars
poética que se convierte en un mismo Ser: la labor conjunta del poeta y de la
naturaleza.
II.
SELECCION DE POEMAS DE ALFONSO GUILLEN ZELAYA
El almendro de mi patio
El almendro del patio ya tiene muchos siglos
y no se ha vuelto viejo;
más bien hace uno años echó una nueva rama
y se ofreció
más verde, y se ofreció más joven.
Tiene un hueco en el tronco, que es asilo de hormigas,
y unas pocas raíces salidas de la tierra.
Sea rudo el verano y agresivo el invierno,
pobre la primavera o perverso el otoño,
al almendro del patio, a pesar de sus siglos,
no le faltan los frutos y está siempre con flores.
Un tiempo las gallinas durmieron en sus ramas
mas después creció otro árbol y hacia aquel emigraron.
yo jamás viera un nido trabajado en su fronda
ni en los demás almendros lo he sorprendido nunca:
¿por qué no harán los pájaros nidos en los almendros?
Cuando yo era muchacho a sus pies apacentaban
los asnos de la casa, la dicha de su pienso
y el goce del descanso; jugaron mis hermanas
y el belicoso abuelo hacía al aire libre,
con sencillez antigua, sus siestas invariables.
Los pequeños amigos del barrio y de la escuela
llegaban de continuo a llenarse de frutos;
algunos ascendían presurosos al árbol
y otros lo apedreaban; pero todos volvieron
satisfechos y alegres, sin oír la protesta
del almendro del patio.
Yo en su fronda fui niño y acaso seré hombre
¡la mañana y la tarde! Yo en él soñé en la novia
y me volví hacia Dios. El me enseñó a ser bueno:
¿y quién no ha sido bueno debajo de los árboles?
En mis sueños lejanos de pequeño, desnudo
todo mi cuerpecito tierno y acariciante,
gustaba de abrazarlo debajo de las lluvias
para sentir el
goce del agua descendiendo
por los muslos ingenuos; para pegar los labios
a la áspera corteza y sorber la frescura;
para quererlo como al calor de mi madre
en las noches de miedo; para sentirlo bueno
con ella, cada vez que me besaba mucho
porque me hiciera humilde, respetase los viejos,
y aprendiera a querer la olorosa ternura
de los rezos cristianos.
Otras veces corría llevando de la mesa
mi grata provisión de bananos y leche
y con mis tres hermanos comíamos en círculo,
sonrientes a su sombra.
Aquél árbol del patio sólo hablaba conmigo;
me contó los desfiles ilusorios del tiempo,
la salud de la tierra y el culto de las aguas,
la impiedad de las hachas y el espanto de la horca,
el calor de unos brazos, el pecado del justo
y el huir de un fugitivo debajo de la noche.
Me reveló el misterio
de hacerse campesino, a pesar de la sangre
señorial de la herencia; y me habló de la música
y el sagrado perfume que lleva el aparente
silencio de la piedra; pudo decirme todo
lo que vieran sus flores, bebieran sus raíces
y aspiraran sus hojas cuando integraba el bosque;
pero nada me dijo del grano insospechado
que lo elevó a la vida para guardarse verde
y vivir siempre joven.
Esa voz la oyó acaso alguno en mi ascendencia,
alguno que llevaba, como yo, una llanura
o una selva en el alma; alguno que sentía
como yo esa inconsciencia de correr como arroyo,
de nacer en el surco o ser astro en la sombra,
alguno que sabía disolverse en rocío
y amasarse en ungüento cuando hallaba una herida
o una boca
sedienta.
¡Viejo almendro del patio, quién supiera qué mano
fallida te sembrara! ¡Quién me diera tu ciencia,
la ciencia de estar siempre en fruto florecido!
Tierra y soñador
Me tienes aquí, ¡Oh, tierra! Diligente
abro en tu seno el surco; conmovida
deposita mi mano la simiente;
mano de soñador que siembra la vida.
Yo sé que nada soy en el presente,
mas la siembra conmigo confundida
prolongarse indefinidamente
en la voz de la selva estremecida.
La cosecha de rosas y pomas
dará más tarde lo que el bosque diera
en color, sustento y en aromas.
Y tierra y soñador, ritmo diverso,
cantaremos en toda primavera
la eterna comunión del universo.
Señor, yo pido
un huerto…
Señor, yo pido un huerto en un lugar tranquilo
Donde haya una quebrada con aguas abundantes,
Una casita humilde cubierta de campánulas,
Y una mujer y un hijo que sean como Vos.
Yo, quisiera vivir muchos años sin odios,
Y hacer como los ríos que humedecen la tierra
Mis versos y mis actos frescos y de puros.
Señor, dadme un sendero con arboles y pájaros.
Yo deseo que nunca os llevéis a mi madre,
Porque a mi me gustara ciudarla como un niño
Y dormirla con besos, cuando ya viejecita
Necesite del sol.
Quiero tener un sueño, algunos pocos libros,
un perro cariñoso que me salte a las piernas.
un rebaño de cabras, toda cosa silvestre,
Y vivir dela tierra labrada por mis manos.
Salir a la campiña; y florecer en ella.
sentarme por la tarde, bajo el rustico alero,
a beber aire fresco y olor a montaña,
y hablarle a mi pequeño de las cosas humildes.
Por la noche contarle algún cuento sencillo,
Enseñarle a reír con la risa del
agua
Y dormirle pensando en que pueda, a la tarde,
guardarle esa frescura del la hierba embebida;
y luego al otro día, levantarme a la aurora
admirando la vida, bañarme en la quebrada,
ordeñara mis cabras en la dicha del huerto,
y agregar una estrofa a l poema del mundo.
Tal quiso ser un
árbol
Tal quiso ser un árbol plantado en el sendero,
abundantes de frondas y abundantes de frutos,
árbol a cuya sombra descanse el viajero,
Y crecieran las hierbas y sesteasen los brutos.
Un árbol todo henchido de lozanía agreste,
mas alto que los otros arboles de los montes,
abierto a la más próxima fraternidad celeste
y sirviendo de brújula sobre los horizontes.
Árbol con la corteza plena de cicatrices,
que nutriera parasitas, ayudara en cien nidos,
a propagar las alas y diese en sus raíces
las bondades de un banco a los que iban rendidos;
que ofreciera madera
para el fogón humilde y el báculo de andaje,
y derramar siempre sombra de primavera
sobre el caudal sonoro de una fuente salvaje.
Y quiso lo enterraran en la senda campestre,
y allí la tierra en árbol transformarse su nombre
que se baño en la vida de un encanto silvestre,
Porque acaso ser árbol es mejor que ser hombre.
Canto al sol
Sol, ven
a visitarme
que ya es
de mañanita;
aún no
has entrado y tengo
que
conversar contigo;
acuérdate
que somos,
desde
hace mucho hermanos.
Anda ven
a decirme
como esta
la mañana
que tal
ha amanecido
la vida…Ven,
cuéntamelo
ve que no
puedo aun
abandonar
el lecho.
La
ventana esta abierta
Como
todos los días
Pero
siempre sin lumbre
Hasta
venir la tarde :
¡Quien
sabe porque esta ventana
la
abrieron al ocaso!
Mas
alegre
vendrás
por las rendijas
de esa
puerta averiada;
entra
luego a mi cuarto
Para que así
a mi sueño
parezcas
de repente
un
retoñito de oro
que surge
de la tierra
¿Ya sabes
lo que dicen?
Que tu
luz es más pobre
y no
alumbra lo mismo
que ya no
tiene rayos
para
borrar la bruma ,
que si
llegas al valle
no
perfumas las rosas
y si
acudes al bosque
no
sonríen los arboles .
¿Oyes?
Todo eso dicen
y yo no
se si sea
que el
campo ha descendido
o tú has
ido más alto
Pero en
fin…yo te quiero,
que
maldigan los otros:
ellos
tiene razón.
Por mi,
tengo bastante
con saber
que me alumbras.
El paso del
viento
Cuando el
ciclón sacude la montaña
o solloza
furente en el océano,
Instinto
de huracán vive en mi entraña
y un afán
de destruir siente mi mano.
Cuando,
al revés el airecillo manso
es seda
que hace suavizar las horas
yo soy un
dulce y prodigo remanso
de
inagotables aguas bienhechoras.
Y si el
viento es rosario de promesas
o trágico
suspiro mutilado,
si se
arrastre temblando en la maleza
como
débil insecto amedrentador;
si es
aroma de flor su halito breve,
o el la
que hay oculta en todo verso
o si es
la evanescencia dela nieve,
o el
soplo que da ritmo al Universo,
a todas
horas y en cualquier camino,
lo cierto
es que yo siento
en el
rodar del viento
algo de
mi destino.
Cuando
desde la altura inabordable,
el ave
burla las pasiones malas,
poseso de
una sed inexorable
me toco a
ver si me nacieron alas.
Viendo el
barco zarpar, me siento roca,
Miserable
roca sentenciada
A recibir
jamás el beso de otra boca
Que el de
la eterna y diaria marejada.
¡Oh
insaciable sed de alado movimiento!
¡Oh
inquietud errante y agorera!
¡Quien
pudiera siquiera
Ser hoja
llevada por el viento
¡Si de
esta carne nómada surgiese
una
ceniza errabunda , un pañuelo errabundo
de ceniza
que fuese
de uno a otro
extremo del mundo
como el
la o como la brisa!
¡Quien
fuera como el viento vagabundo!
Sufro una
perenne inquietud de movimiento,
de estar
siempre cambiando el ritmo de mi acento,
de mi
emoción y de mi pensamiento,
cuando
iré por la vida como la nave,
como la
hoja, como el ave,
como el
viento.
Los dos
silencios
— ¿Para donde a estas horas, peregrino?
— A gozar
de la luna en el sendero
Era todo
silencio en el camino.
y también
en el alma del viajero
— Mi
casita es humilde, peregrino;
Pero
habrá más calor en el sendero.
Era todo
silencio en el camino
Y también
en el alma del viajero.
— Ven y
reposa un poco, peregrino
Ve que
puedes perderte en el sendero.
Era todo
silencio en el camino
Y también
en el alma del viajero
— Gracias,
buena muchacha, llevo prisa,
No puedo
detenerme en parte alguna,
Hace
tiempo que busco una sonrisa
Y esta
noche ha de dármela la luna.
— ¿Dime
has amado una aldeana?
— No he
amado ninguna.
— Quédate
aquí, pues yo tengo una hermana
que sabe
sonreír como la luna.
De
entonces, a la luna del sendero,
Nunca más
volvió a verse el peregrino
pasar con
su silencio de viajero
sobre el
otro silencio del sendero.
Dos
observaciones finales
Finalmente, recalcar un par de posturas acerca de Guillen Zelaya: su
posición frente a la naturaleza. La primera con los contenidos y orientaciones de su
pensamiento (sea ideológico, político o religiosos) y su concatenación entre
estos con la naturaleza. Se podría pensar, que el amor de Guillen Zelaya es
fruto de su ideología, de su visión política o de su acercamiento (religiosos) a
una concepción panteísta, o con sustrato cristianos (francisca ismo). Pero eso
no es así, es decir, su filiación a la naturaleza obedece más a su formación en
la infancia y juventud, es en esos años que Guillen Zelaya, aún en formación,
llena su espíritu de esos contenidos que aprehende y ejercita su sensibilidad por la naturaleza. El hombre
natural fue primero, luego vinieron las formas de ese contenido, la
culturización entendida como ideologías (sea las que fueren, políticas o
religiosas). Los contenidos, el aprendizaje de vida ya flotaban en su
pensamiento, y luego, y es natural esos contenidos encontraron una expresión,
un molde en su aprendizaje existencial: todo
lo que conlleva la cultura. Es su acendrada sustancia natural la que encuentra
el molde en sus pensamientos. Y no al revés, que la ideología o la
religión lo a cerco a la naturaleza. En
el sentido de Rousseu, el hombre natural fue primero, luego le siguió el hombre
social.
La segunda, es que el
fundamento ético de Guillen Zelaya, no solo como poeta, sino también como
intelectual, a la que en este post no nos referiremos (52) pero si a su ética de la
naturaleza. Sus poemas escritos a
mediados del siglo pasado. Manifiestan no solo un amor fraterno por lo
naturaleza, sino que decantan un comportamiento responsable sobre la
naturaleza. Guillen Zelaya convierte en
Sujetos al otro (la humanidad como género, los hombres como especie) y la otra (la naturaleza)
Escribió también, desde su trasparente y bien hilvanada prosa acerca de temas
ambientalistas: la conservación del agua
y la naturaleza. En ese sentido ha sido, poéticamente y como ensayista y
periodista un precursor de los ambientalista hondureños contemporáneos. (53).
Citando a Niall Binns:
“el trastorno ecológico no deja de
ser un trastorno lingüístico y literario más profundo. Grandes símbolos
aparentemente intemporales (el mar, el río, la lluvia, el aire, el bosque, la
tierra) se están contaminando y agotando, como discursos difícilmente
renovables, al ritmo de la depredación planetaria”. (54)
Esta valoración, como señala Donald Worster, conlleva un fuerte carácter
ético:
“Estamos enfrentando hoy en día
una crisis global no por cómo funciona el ecosistema, sino por cómo funciona
nuestro sistema ético. Franquear esta crisis requiere entender nuestro impacto
sobre la naturaleza […] pero aun más, requiere la comprensión de aquellos
sistemas éticos y el uso del entendimiento para reformarlos. Los historiadores,
los académicos de
la literatura, antropólogos y filósofos, no pueden hacer la reforma, pero
pueden ayudar con la comprensión. (55)
Tú, que tienes la ciencia, tú, mi amada
que hablas al agua, al árbol y las rosas,
despierta en mí
la voz iluminada
y dime la palabra de las cosas. Dime la palabra, (55) p.
Alfonso Guillen
Zelaya
Para Guillen Zelaya esa amada es la naturaleza, como
para Dante Beatriz simboliza la filosofía.
Bibliografía
Alfonso Guillen Zelaya. El quinto silencio.
(Poesía) Prologo de Medardo Mejía, Colección 18 Conejo de cuento y poesía.
Editorial universitaria, UNAH, 1994.
Alfonso Guillen Zelaya. Conciencia de una
época. (Prosa) Tomo I y II. Editorial
Universitaria, Tegucigalpa, 1999.
Mario A. Membreño Cedillo, Alfonso Guillén
Zelaya: el sujeto político y la conciencia ética. (Ensayo). En La
visión de país en Clementina Suárez y Alfonso Guillén Zelaya, María Eugenia
Ramos y Mario A. Membreño Cedillo. Colección Visión de País 4, Programa de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El ensayo Alfonso Guillen Zelaya el
sujeto político y la conciencia ética,
también fue publicado en el diario El heraldo, sección separata, Hondulibros
No.66, de 24 de febrero 2002, Editorial Iberoamericana, que dirigía el poeta Don Oscar Acosta.
Notas bibliográficas
Todos los
fragmentos de poemas y poemas completos citados han citados han sido sacados de El Quinto
Silencio, UNAH, obra ya señalada en la bibliografía.
1. Alfonso Guillen Zelaya. El quinto silencio. Alfonso Guillen Zelaya. Colección 18
Conejo de cuento y poesía. Editorial universitaria, UNAH, 1994.
2. Raúl Gilberto Trochez, Alfonso Guillen Zelaya, “Se parecía con Ernesto Renan”, Blog Nacer
en Honduras.
2. Mario A. Membreño, Alfonso Guillen Zelaya: El sujeto político y la conciencia ética. En Las visiones de país en Clementina Suarez y
Alfonso Guillen Zelaya. PNUD, Colección Visión de país. 2002
3. Ibíd., 2002, p.21
4. El intercalado entre rayas largas es nuestro, y
no está en la versión original del texto citado.
5.Ibid, 2002, p.
22
6. Ibíd.,2002, p.22
7. ob.cit., 1994, p.24
8. ob.cit.,
1994, p.22
9.ob.cit.1994, p.27
10. Liza Pamela Rosas-Bustos Selva simbólica selva simbiótica apuntes para una
Ecocritica latinoamericana, Graduate Center, City University of New York (PDF) 313P. Con
base Bunkše, Edmunds Valdemārs Bunkše, Edmunds
Valdemārs. “Feeling Is Believing, or Landscape as a Way of Being in the World.”
Geografiska Annaler 89. 3 (2007): 219-231. Web. Jstor.21. Jan.2014.
11. ob.cit., 1994, p.82
12. ob.cit., 1994, p.35
13. ob.cit.,
1994, p.11
14.ob.cit.,
1994, p. 9
15.
ob.cit., 1994, p.81. Adicionalmente, el titulo de este poema, hace referencia a
la propiedad o hacienda de la familia Guillen Zelaya en Olancho, cuyo nombre
era La Florida (Nota de Plaza de las
palabras).
16.ob.cit.,
p.62.
17. Luis
Cernuda. Antología poética. Prologo de Philip W.Silver, Alianza
Editorial, p.9
18. ob.cit.,
1994, p.21
19. ob.cit.,
1994, p.68-70
20. ob.cit.,
1994, p.76
21. ob.cit.,
1994, p.21
22. ob.cit.,
1994, p.35
23. ob.cit.,
1994, p. 114
24. ob.cit.,
1994, p.106
25.ob.cit.
1994, p.108
26. ob.cit.,
1994, p.75
27. Cristian
De Bravo Delorme, El sentido de imaginación en Wordsworth. Ideas y
valores, revistas.unal.edu.co. BIBLIOTECA DIGITAL Volumen 62, Número 153, p. 157-178
28. ob.cit.,
1994, p.26.
29.
ob.cit., 1994, p.31
30.
ob.cit., 1994, p.46-47
31.
ob.cit., 1994, p.55
32.
ob.cit., 1994, p.65
33.
ob.cit., 1994, p.67
34.
ob.cit., 1994, p. 84
35.
ob.cit., 1994, p.86
36.
Edmundo Moure Rojas. La poesía como medio de conocimiento de la naturaleza,
Poetry as a way of knowing
nature 2014, Revista
de filosofía Eikasia, enero 2014, uru.p.149-163.
37. ob.cit., 1994, p.48
38. Las
negritas son de Plaza de las palabras.
39.
ob.cit., 1994, p. 93
40.
ob.cit., 1994, p.46-47
41.
ob.cit., 1994, p.54-55
42.
ob.cit., 1994, p.57
43. ob.cit., 1994, p.84
44. El
coloquialismo. A propósito de José Emilio Pacheco. Círculo de poesía
October 12, 2012
45. ob.cit., 1994, p.28-29
46. ob.cit., 1994, p.62
47. El
poema comple0a va incluido en la Selección de poemas de Alfonso Guillen Zelaya
48.
ob.cit., 1994, p.88
47.
ob.cit., 1994, p.109
48. ob.cit., 1994, p.23
49. ob.cit., 1994, p. 25
50. ob.cit., 1994, p.32
51. En esta reseña solo se aborda la parte literaria, especialmente
poética. Sobre el pensamiento político y la ética de Guillen Zelaya, puede
consultarse, entre otros. Mario A..Membreño Cedillo. Alfonso Guillen Zelaya:
el sujeto político y la conciencia ética.
Ya señalado en la bibliografía.
52. Ver, Alfonso Guillen Zelaya. Conciencia de una
época. Tomo I y II. (Prosa) Editorial Universitaria, Tegucigalpa, 1999.
53. MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ. En Globalización,
ecología y literatura. Aproximación ecocrítica a textos literarios
latinoamericanos* Universidad de Concepción, Chile. * Este trabajo forma parte del proyecto FONDECYT 1080338: Lecturas ecocríticas
de Kipus revista andina de letras 27 / I semestre / 2010, Quito, ISSN:
1390-0102, Página 97-109, con base a . Niall Binns,
“Presentación”, en Anales de Literatura Hispanoamericana (Monografías: “Acercamientos
ecocríticos a la literatura hispanoamericana”), No. 33, 2004, p. 11.
54.
Idem.,
55.
Ob.cit., 1994, p. 57.
Crédito de las
ilustraciones
Alfonso Guillen Zelaya, dibujo por Miguel Ángel Ruiz Matute, pintor y retratista
hondureño. Portada de Hondulibro, No.66
de febrero de 2002. Editorial iberoamericana
Foto de sierra de Agalta, Honduras
Foto de la Biosfera del Rio Plátano, Honduras.
Foto de la Biosfera del Rio Plátano, Honduras.
Ecocritica, árbol y libro. Google Imagen
Perfil izquierdo de hombre pensando, Dibujo, Google
Imagen
Alfonso Guillen Zelaya, foto, Editorial
Iberoamericana.