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Plaza de las palabras, para dar continuidad a su sección 1+1.Poemas Claves, ha seleccionado a Charles Pierre Baudelaire (1821-1867), quien fue un poeta,
ensayista, crítico de arte (literatura, música y pintura) y traductor francés. Precursor
del simbolismo, poeta que también peinó lo parnasiano y lo romántico. Tradujo a
Edgar Allan Poe y Thomas de Quincey. Escritores que influyeron en su visión del
mundo y en su poética, además de Théophile Gautier, a quien le dedico su obra
cumbre Las flores del mal, y que
tiene un prefacio del mismo Gautier. Y además tuvo influencias menores dl
romántico alemán, principalmente de sus cuentos fantásticos, Ernst Theodor
Hoffmann, también influyo en su pensamiento Joseph de Maistre, de quien Baudaliere llego afirmar que él le había
enseñado a pensar. Sin embargo, dos son
los temas que atañen más íntimamente Baudaliere, en primer lugar su aparato sensorial, el uso de los sentidos como instrumento básico
para llegar al objeto poético y plasmarlos en su poética. Baudelaire establece
una nueva estética del arte, con enorme impacto y consecuencias en la poesía y
poetas posteriores. El segundo lugar, haber traído la ciudad a
la arquitectura poética.
Si
Petrarca es considerado el primer hombre moderno por su ascensión del monte Ventour, Baudaliere es el primer poeta moderno, por haber convertido la ciudad en
tema poético. Se le atribuye haber armado el término «modernidad» para cuadrar
la experiencia fugaz del hombre en el ámbito de las embrionarias ciudades
modernas, con las consiguientes
angustias que la modernidad le depara a la mente locuaz y a la incertidumbre muda del alma. Como
corolario, instaura la responsabilidad
que le corresponde al artista de capturar parte de esa experiencia y convertirla en arte. En sentido
más particular, Baudelaire es uno de los primeros poetas que ensambla una nueva estética a la poesía. Arremete contra
el romanticismo a quien achaca la sensiblería y partir de arrebatos místicos. Baudelaire
quiere una poesía más centrada en la objetividad, en un sistema poético más
riguroso que también pueda vislumbrar nuevas
temáticas y abanderar una nueva manera de percibir el mundo. Si bien
convierte a la ciudad en un paisaje poético,
tampoco abandona totalmente a la naturaleza. Lo que hace es llevar la naturaleza a la urbe.
No
obstante sus aportes e innovación, al igual que Rimbaud, se le tildo de decadentista;
y a ambos, además de Mallarme fueron
etiquetados como poetas malditos por Paul Verlaine. Producto de su vida
bohemia, llena de libertinaje, y ataque a las costumbres e instituciones de
la época. Baudelaire también ha sido por distintas vías, considerado un poeta flaneur
sobre todo por sus puertas abiertas a la ciudad y sus calles, pero también fue considerado un
personaje dandista. Por lo que se le
emparejo con Honore Balzac y Barbey
d'Aurevilly, Una apreciación más sobre los poemas de Baudelaire, bastante ácidos
y descarnados algunos, y con una carga de pathos poético contra todo lo que huele a estatus quo poético y convencionalismos, (formalismos
les decía Ortega y Gassset).
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De
su libro más representativo Las flores
del mal, Les Fleurs du mal (1857),
seleccionamos el poema, Correspondencias. Escrito en el formato soneto. Y en el que
establece una pequeña ars poética, la
correspondencia entre los sentidos como instrumentos para percibir un mundo
nuevo afincado en el constructo de la ciudad y en el cual el hombre moderno se
tambalea ante las vicisitudes y nuevos presiones que traen consigo la vida moderna.
Solo repasemos su también muy conocido poema Albatroz. En fin, el libro está dividido: una introducción con un poema Al
lector y cinco partes; Spleen e ideal, Cuadros parisinos, El vino, Flores del
mal y Rebelión. También tiene un epilogo
titulado La muerte.
El
poema Correspondencias, es un
soneto, con dos cuartetos y dos tercetos escritos a la manera italiana del Dolce stil novo. El titulo del poema
define su contenido. Las correspondencias entre el mundo natural y el mundo
humano. Entre el mundo físico o material y el mundo espiritual. En ese sentido
la función del poeta es ir identificando esas correspondencias, e ir volcándolas
en su visión poética y su obra. Baudelaire se amparo mucho en el uso de la
metáfora. Ya en el primer verso del poema nos anuncia el templo de la
naturaleza, hay que decir que en Baudelaire hay una visión panteísta de la naturaleza.
Y ese mundo natural que describe es un bosque de símbolos. He ahí que el oficio
del poeta se dirige con su familiar mirada, a encontrar esas correspondencias —que no es nada fácil encontrar— constituida
por una infinitud de elementos en que cada uno responde a un todo: la unidad de la
Creación. La dificultad estriba, en que
el poeta como explorador se encuentra con muchos lenguajes y formas de percibir por medio de lo sentidos ese mundo natural: un
bosque de símbolos. El poema también frecuenta las metonimias, que incluyen los sentidos: colores (vista),
perfumes (olfato), sonidos (audición). También esta plenamente logrado el
manejo delos opuestos, oscuridad y claridad (noche y dia). Pero también coexisten
elementos del mundo espiritual. En el final del poema empareja los sentidos a la
representación del alma: lo infinito y lo eterno.
Baudelaire
fue iniciador de la sensibilidad poética de nuestro tiempo y no solo de la modernidad,
entendida como puro racionalismo y técnica. Sino iniciador de la
contemporaneidad, dando paso del extremismo racionalista y positivista de la
época, a uan irracionalidad verbal, y del
prosaísmo trivial a lo insondable de la creación.
Baudelaire es un inicio que después continua Rimbaud y Mallarme, entre muchos
otros poetas. Sorprende la influencia que irradio Baudelaire en futuros personajes, tan disimiles como Marcel Proust (novelista), T.S.Eliot (poeta), Walter Benjamin (pensador).
A Marcel Proust lo imaginamos en una de
sus escenas aspirando el perfume de una flor, y ese sentido sensorial encuentra
su correspondencia en una serie de recuerdos que le viene a la mente.
T.S.Eliot, lo imaginamos caragando en su mochila su método de el correlativo objetivo, una técnica si
bien no idéntica, si coincidente con sus fines al método de las
correspondencias de Baudelaire. A Benjamín lo vemos caminado con sus
divagaciones y aciertos como un flaneur del pensamiento. Así como Baudelaire fatigaba
las festivas calles de Paris bajo una mirada familiar, al encuentro de los sujetos poéticos que
correspondieran o le sugiriesen sus inéditas metáforas. En consecuencia, al
contrario de lo que suele pensarse, no es una poesía totalmente derrotista,
sino que aspira a despertar al hombre para la búsqueda de la inocencia perdida. Una
vuelta dramática al retorno. A buscar “el rostro que tuvo antes
de que el mundo fuera hecho” del poeta simbolista William B.Yeats.
Un
punto final, así aunque rechaza el romanticismo, toma parte de él, y lo reinterpreta
a su manera de percibir el mundo. Un poder organizado de la imaginación y del acto creador en el marco de las angustias de aquel ser
divido que vislumbro el poeta romántico austriaco Hugo Von Hofmannsthal, la bifurcación del hombre moderno. Y Baudelaire lo que intenta es devolverle a ese hombre desdoblado y urbano, la
mirada interior del alma. De ahí esa correspondencia. El merito de Baudelaire,
lo innovador de su visión es haber
encontrado un representación que le permitía cuajar ambos mundos y exprimirlos para dar las mejores
aproximaciones a la belleza y lo intimo del ser. Por supuesto, aquí lo bello actúa
como un contraste, busca lo feo del mundo para hacer relucir lo bello como
oposición. Ya un pintor intento algo parecido, Diego Velásquez, con sus famosos
cuadros de enanos y seres grotescos y deformes. Los olvidados los que nadie se atrevía a pintar, en contraste
con la otra fuente de su pintura, pintar a la realeza: Felipe IV y su familia,
como pintor de cámara del rey. Baudelaire también poetiza personajes olvidados
del bajo mundo. Toma una posición
arriesgada y temeraria, llevar el arte poético al límite, no tanto de la comprensión humana, sino de sobrepasar los arraigados
convencionalismos de la época.
Si
el romanticismo eran mil olas desbocadas pegando furiosamente contra las rocas,
pensemos en las olas en los cuadros
marítimos de Monet o Turner. La obra de Baudelaire es una sola ola, la L a gran ola
de Kanagawa del pintor japonés Katsushika
Hokusai. Una sola ola temeraria,
imponente y dandista. Pero ordenada y con una sola meta, no
chocar contra los acantilados sino disolverse tranquilamente en la playa. El
intento de Baudelaire es establecer un programa, con un objetivo predeterminado:
atisbar parte en el ser por medio de las correspondencias, acercar lo visible a
lo invisible. La poesía de Baudelaire se acerca a una poesía programada, tal
como lo que en música, es la música programada. Vale La Pastoral de Beethoven o
las poemas sinfónicos de Richard Strauss o Le
mer de Debussy. Y en ese marco de
olas, música programática, y de poetizar
la pobreza espiritual del mundo, Hesse nos recuerda esa tradición muy japonesa del festival Hanami, celebración
de la contemplación del florecimiento de los cerezos (sakura). Época de
primavera en que los japoneses, como una ola humana inundan los parques, y se
reúnen en familia para contemplar los
cerezos en flor. Flor que en lo efímero
de su existencia, no alcanza ni a marchitarse, sino que cae mucho antes de los
arboles, y su color esta asociado al rojo de la sangre. La flor del cerezo simboliza
lo efímero y trágico de la vida. Por eso
los japoneses al contemplar los cerezos
en flor reflexionan sobre lo fugaz y conflictivo de la vida. Toda la obra de Baudelaire
es una reflexión poetica y permanente sobre esa constante fluctuación
inatrapable de la vida. Lo fugaz del tiempo y lo conflictivo de los
pensamientos humanos, su correspondencia son la utilización de los sentidos
para acercarse a los símbolos de la naturaleza y de la vida humana. Él poeta en uno de los poemas de Las
flores del mal dice: “pero si sabes contemplar,/sin espantarte,
los abismos/lee y aprenderás a amar..
SONETO
IV. CORRESPONDANCES
La Nature est un temple où de vivants piliers
Laissent parfois sortir de confuses paroles ;
L’homme y passe à travers des forêts de
symboles
Qui l’observent avec des regards familiers.
Comme de longs échos qui de loin se confondent
Dans une ténébreuse et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les couleurs et les sons se
répondent.
II est des parfums frais comme des chairs
d’enfants,
Doux comme les hautbois, verts comme les
prairies,
— Et d’autres, corrompus, riches et
triomphants,
Ayant l’expansion des choses infinies,
Comme l’ambre, le musc, le benjoin et l’encens,
Qui chantent
les transports de l’esprit et des
1857
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IV
CORRESPONDENCIAS
La Natura es un templo donde vividos pilares Dejan, a veces, brotar confusas palabras;
El hombre pasa a través de bosques de símbolos
que lo observan con miradas familiares.
Como prolongados ecos que de lejos se confunden
En una tenebrosa y profunda unidad,
Vasta como la noche y como la claridad,
Los perfumes, los colores y los sonidos se
responden.
Hay perfumes frescos como carnes de niños, Suaves cual los oboes, verdes como las praderas, Y otros, corrompidos, ricos y triunfantes, Que tienen la expansión de cosas infinitas,
Como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso,
Que cantan los transportes del espíritu y de los
sentidos.
1857
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Créditos
Charles
Baudelaire, Las flores del mal.
Clásicos universales. Edición Integra. Colección proyectos Ánfora, 1999
Enlaces ala obra Las flores del mal
Enlace a la obra Las flores del mal PDF (versión en español)
CHARLES BAUDELAIRE LAS FLORES DEL MAL POESÍA. Traduccion
E. M. S. DANERO
Enlace a la obra Les
Fleurs du mal (versión original en
francés)
Charles BaudelaireLes Fleurs du mal (1861),Petits
poèmes en prose – Le Spleen de Paris (1869)
Ilustraciones
El verano, 1563,
Giuseppe Arcimboldo, pintor italiano.
La gran ola de Kanagawa,grabado
1830. Katsushika Hokusai grabadista y
pintor japonés. ,
Cerezos en flor, Japón, Google imagen .
Retrato de Charles Baudaliere, por Étienne Carjat (1863).
Wikipedia.