Efluvios de Yamabal, un cuento de Álvaro Calix. De la realidad histórica a la ficción modélica. Post Plaza de las palabras




Plaza de las palabras presenta en el marco del Bicentenario de Independencia, el cuento Efluvios de Yamabal de Álvaro Calix,  relato  incluido en el libro de cuentos Plaza de las poetas, (2006). El cuento es un episodio sobre un hecho histórico en la vida de José Trinidad Cabañas, (1805-1871),  benemérito ciudadano hondureño, ejemplo de virtud ciudadana,  honestidad, valentía y vida austera. Personaje que además fue militar, político y presidente de Honduras;  y que murió en la pobreza. Sus ideas  comulgaban con el unionismo que proclamaba Francisco Morazán, del cual sea dicho de paso, eran amigos. Cabañas nació en Tegucigalpa y falleció en Comayagua, sus restos descansan en la pequeña, acogedora y casi desconocida iglesia de San Esteban a las afueras de la ciudad de Comayagua.  


El cuento narra el momento en que a mediados del siglo XIX, una comitiva de ciudadanos van a Yamabal, casa de retiro en El Salvador,  a solicitarle al General José Trinidad Cabañas que aceptara la presidencia de la república, 1852. O como refiere el propio autor, Álvaro Calix, al comentar su propio cuento: “un cuento histórico basado en las crónicas del viajero William Wells (cuando anduvo en Honduras) y de los apuntes sobre Cabañas del notable historiador hondureño José Reina Valenzuela. Se trata del cuento Efluvios de Yamabal que recrea la visita de una comisión tripartita hondureña para pedirle a Cabañas (que por ese entonces estaba retirado de la actividad pública en su finca en Yamabal en el El Salvador) que aceptase ser el presidente de Honduras a petición del Congreso Nacional (de un nómina de tres candidatos propuestos). Esto sucedió en 1852, 10 años después del fusilamiento de Francisco Morazán.” 


Con base a eso el autor reconstruye este valioso  episodio en la vida del ilustre ciudadano General José Trinidad Cabañas. Cuento bien escrito y muy bien logrado. Y que atrapa en el vuelo narrativo de la ficción una sobria escena histórica. Cuento no muy extenso, pero con la suficiente riqueza de textura al combinar una línea histórica con  una atmósfera ficcional. Con cambios  de intervalos en los puntos de vista, al pasar de tercera persona objetiva a  una segunda persona reflexiva, para luego volver a la tercera persona. Y crear un acercamiento de los planos geográficos de Yamabal que le da riqueza y realismo a la ficción. Cuento aleccionador,  sobre un personaje histórico ejemplar. Y muy oportuno y pertinente para reflexionar en la estatura moral de los políticos y de la vida cívica en estos tiempos que corren:   entre el Bicentenario y las campañas políticas. 


Finalmente,  una irradiación anecdótica del cuento Efluvios de Yamabal, la cuenta el propio Álvaro Calix: “Una anécdota sobre este cuento es que una vez estando en Costa Rica en una gira de trabajo me llegó a mi correo la notificación de un amigo sobre una noticia en un periódico de Honduras que mencionaba que mi cuento había servido como base para una obra teatral de un grupo comayagüense” Obra de teatro montada por la Compañía de Teatro de Comayagua y cuyo título es Erase una vez Trinidad, basada precisamente en el cuento de Álvaro Calix,  que hoy publicamos: Efluvios de Yamabal.    



1088 palabras 


Efluvios de Yamabal


Como un modesto tributo a don José Trinidad. En la conmemoración de su II bicentenario (1805-2005). 


Dejó atrás el robledal y divisó el Llano de las Cañas. La tarde comenzaba a refrescar y en el cielo aparecía un prematuro reflejo de luna. Cargaba en los hombros una alforja a medio llenar; sus pasos eran lentos, con la vista puesta en el horizonte. Quién sabe si esa noche podría dormir a gusto, no es para menos, acababa de reunirse en San Miguel con la comitiva hondureña que vino a buscarlo desde Comayagua. Por qué no se mordió los labios antes de dar el sí. Aceptar la petición de los visitantes, sospechaba, acabaría con el sosiego que había encontrado desde que se fue a vivir a la finca de Yamabal.

—¿Entonces, don Trinidad...?

—Señores, no quiero defraudarlos, aunque me siento halagado por la noticia... no creo ser el más indicado para asumir el gobierno de Honduras. 

—¡Las cosas que dice usted, General Cabañas! —censuró con tono fraterno don León Alvarado, uno de los tres de la comitiva, y el que más lo conocía de ellos.

—El país lo necesita. Usted goza del respeto del pueblo… Eso, bien nos consta. Además, urgimos de alguien que no se doble ante Carrera. Usted bien sabe don Trinidad que Carrera no medra en su empeño de someter a Honduras replicó don Francisco. Don Vicente y don León asintieron con la cabeza.  

Pronto apareció ante sus ojos el tejado rojizo de su casa, que asomaba detrás de los árboles de mango y de aguacate. Yamabal era su remanso, la finca que trabajaba por cuenta propia y que desde la última derrota militar le había servido de santuario.

Habrás hecho bien, Trinidad. Quién te manda a complicarte de nuevo... ¿Crees que todavía algo puede valer la pena? Si estuviera vivo, qué pensaría Morazán... Por supuesto, adivinarías su respuesta. Aparte de todo, no eres un hombre de los que se echan para atrás. Has aceptado, es lo que importa. Ojalá que Petronila entienda tus motivos. Ahora, si lo ves con calma, quizá tendrás una buena oportunidad de poner en marcha tus ideas para desarrollar la producción del país y, por qué no, promover como se debe la educación. Sí, Trinidad, ¿no ha sido ese tu sueño, llevar las letras tierra adentro? Debes al menos intentarlo. Pero, ¿te has visto?, aun tu mejor ropa para recibir a los emisarios de Comayagua luce desgarbada. Claro que no te da vergüenza, es un atuendo digno, el hábito de los hombres que labran los campos, pero sospechas que un poco más de decoro se requerirá para sentarte en la silla presidencial. 

—General... qué mal nos sentiríamos si regresáramos al país llevando la mala nueva de su rechazo. ¡Por la patria!, se lo imploramos, acepte la decisión del Congreso. Elegirlo a usted no es una imposición, todo lo contrario, es una muestra de sensatez de los diputados. 

—¡Por Dios Santo!, me ponen en una encrucijada. Don León... usted sabe el bien que le deseo a Honduras. Sin embargo, aunque he sido un leal partidario de la unión centroamericana…, no soy un político de oficio.

Al nomás llegar a la entrada de la finca, pese a los ladridos de los perros, por lo visto Petronila no se había dado cuenta de que él había llegado. Trinidad pensó que a lo mejor andaría bañándose en el río. Minutos más tarde, cuando terminó de guardar la provisión que aprovechó a comprar en San Miguel, le salió al paso Petronila, todavía con el cabello mojado. Al verle a los ojos, ella intuyó que su marido se traía algo entre manos, no le quiso preguntar nada; lo abrazó y esperó a que él le contara.  Pero el General seguía con una mirada ausente que hallaba refugio en los pasillos de cubierta del Bergantín El Cruzador, el navío en el que diez años atrás, en 1842, había zarpado de El Callao, junto a Morazán, dando fin a su destierro voluntario en el Perú. 

Diez años hace cuando desembarcaste en la Unión, en un febrero como éste. Ahí comenzó esa tu derrota más sentida. Los acontecimientos te precipitaron a dejar El Salvador y desplazarte con Morazán a Costa Rica. Si te hubieras podido librar a tiempo del cerco que les tendieron en San José... ¡Ese sátrapa de Chatfield y su marioneta Antonio Pinto! Si al menos hubieses compartido la muerte con el General Francisco Morazán... pero no, el destino todavía te guardaba sorpresas. 

Mira, Trinidad, lo que son las cosas, hace justo una década la vida no parecía tener mayor sentido, y hoy, a mitad del siglo, a pesar de los sinsabores, te eligen para presidir el país en el que naciste. Trinidad, ¿será ésta la revancha de un “Coquimbo”?, ¡No!, nada de revanchas... En el fondo no deseas que se derrame más sangre. Una vez en Comayagua dedícate a gobernar en paz, o al menos hazlo mientras puedas, porque bien sabes que ni Rafael Carrera ni el cónsul inglés te dejarán a gusto mientras ostentes un cargo de jerarquía.

Le había prometido a Petronila que evitaría meterse en más enredos. Por eso le contó con reserva los detalles de la reunión que tuvo en San Miguel. Reconocía que ella estaba en todo su derecho a reprocharle. Juntos en la finca estaban pasando días de vientos calmos, ajenos a los rumores y las zancadillas de años anteriores. Él había sacado nuevas fuerzas ora en el arado de las tierras, ora domeñando el ganado y, aunque con escaso rédito, también disfrutaba darle unas horas a la búsqueda de alguna veta de mina. Por supuesto que su esposa tenía motivos para quejarse si salía otra vez con que regresaba a la palestra. Petronila no le reclamó, se contuvo, pero sabía mejor que nadie que volvían las tempestades.

—¡Felicidades!, Trinidad. Te lo mereces.

—Petronila... te prometo que...

—No prometas nada. Pensemos ahora en cómo conseguir dinero para vestirte mejor y para los gastos del viaje a Honduras.


Tras una descolorida cortina de damasco rojo que separa a la sala de la oficina personal del Presidente, allí se ve al General, sudoroso, revolviendo aquí y allá expedientes sobre una gran mesa. La abundancia de arrugas en el rostro no mengua la dulzura de sus ojos, y el porte de su figura pequeña y esbelta va de la mano con la gracia de sus ademanes. La luz que entra por la ventana realza la blancura del cabello y de la larga barba que prometió no cortarse desde la muerte de Morazán. 


Créditos 


Efluvios de Yamabal, del libro Plaza de los poetas  © Álvaro Calix, Editorial, Saytagrahan, 152pp., 2006


Ilustraciones 


Jóvenes en la plaza, dibujo. Ilustración  de Fabricio Herrera Lagos en el  libro La plaza de los poetas

José Trinidad Cabañas, dibujo, Google imagen, digitalizada por Plaza de las palabras 

Iglesia de San Esteban, Comayagua, lugar donde reposan los restos de José Trinidad Cabañas, foto, Google Imagen, digitalizada por Plaza de las palabras  

Cuatro poetas belgas de hoy. LIBBRECHT, VANDERCAMMEN, CARÊME Y BERNIER. Comentarios críticos por DICTINIO DE CASTILLO – ELEJABEYTIA. Post Plaza de las palabras



Plaza de  las palabras es su sección Poetas, presenta a 4 poetas belgas en lengua francesa. En Bélgica se hablan oficialmente tres idiomas, neerlandés, francés y alemán y una lengua dialectal: El Valón. Este post esta basado en el ensayo  Cuatro     poetas  belgas de hoy. LIBBRECHT, VANDERCAMMEN, CARÊME  Y BERNIER. Acompañado de los comentarios críticos por DICTINIO DE  CASTILLO – ELEJABEYTIA, profesor de la facultad de Filosofía y  Letras de la Universidad de Murcia. Los poetas estudiados son generacionales, todos nacidos en los últimos años del siglo XIX o principios del siglo XX, y fallecidos entre las décadas de los 70s y 80s del siglo XX.   GÉO LIBBRECHT, (1891-1974), poeta con una orientación metafísica y de “iniciación de lo invisible”,  eco de Rilke. EDMOND VANDERCAMMEN (1901-1980),  un poeta del mar. MAURICE CARÊME, 

(1899-1978), poeta regional de poesía “íntima, cordial y profundamente brabanzona, aunque sin caer en lo pintoresco”.  Y ARMAND  BERNIER, (1902-1969), su poesía gira en torno a  “Dios, la naturaleza, al amor, la paz y la vuelta a la vida sencilla”. Los datos biográficos y las orientaciones críticas aquí vertidas son del ensayo original.  Al final de la entrada remitimos al lector a la fuente original para que profundice más en la poesía  de estos cuatro notables poetas belgas.  


GÉO     LIBBRECHT

«Acabamos de leer a Géo Libbrecht.   Sus volúmenes   nos elevaron a un mundo angélico, reino de la Poesía y de la   Música   donde   Géo   es sumo sacerdote que se mueve en un plano de realidades espirituales y eternas. Nació en Tournai el 17 de febrero de 1891 y, después de estudiar Derecho   en la Universidad   libre de Bruselas,    hizo    toda   la campaña de la primera guerra mundial. A su regreso de las trincheras de Yser terminó sus estudios y un   anhelo de evasión,    de horizontes   nuevos,   unido al cansancio de la vieja Europa, lo llevó, con varios amigos, al Brasil, para hacer la dura vida de los colonos.

La época brasileña marca con signo indeleble la vida y la obra del poeta y deja en ambas el rumor de las piraguas y palmeras del Tacuari y el vuelo de los pájaros de colores de Jacupiranga. Pero el clima del trópico le hace regresar y, ya en Bélgica, ejerce su profesión en los tribunales de su ciudad natal y en el de Apelación de Bruselas. Pronto su inquietud le obliga a dejar los códigos para dedicarse a los negocios arriesgados.

A los cuarenta y seis años, en 1937, edita en Bruselas su primer volumen: «Passages á gué» y, desde ese entonces, unas diez obras, entre libros y cuadernos poéticos, jalonan su camino hasta llegar a «Songe»   y «Sacre de l’Univers», aparecidos ambos en 1949. Libbrecht que, como Unamuno,  entra  tarde  en  la  lírica,  se  nos  ofrece maduro desde su comienzo. Veamos primero, cronológicamente,  sus libros poéticos y después su doctrina estética.» (1) 

 

1.    Par los caminos de la  evasión.  Iniciación  en  lo invisible

Nuestro poeta definió su poesía   en   un verso :   «A   la rencontrc de Dieu» y con ese título edito en 1941 una conferencia expositiva  de sus obras, pronunciada en la   «Màìson   d’Erasmc»,   en Bruselas ;   importante hilo conductor de los poemas.

Ansias de llegar a una salvación por la inteligencia, de alcanzar el paraíso de las ideas y de evadirse de una angustiosa realidad efímera le acucian desde los primeros versos editados. La iniciación en lo invisible comienza en «Passages a gué» (1937), después de dedicar un emocionante recuerdo a su infancia,   a sus cinco años de niño vestido   de azul y consagrado a la Á*irgen.

MA VILLE

Seigneur, j'ai, comme vous, bu l'épreuve, la lie,

et pour d'autres pécheurs, j'ai porté cette croix,

mais le temps est venu..., les chants d'orgues s'élévent,

on dirait que leurs voix s'éclairent dans le ciel

et donnent á l'oubli le pardon des offenses.

Qui tenait loin de nous les envols d'harmonie

et nouait cette peine autour de notre coeur?

Hommes-fréres, le jour de colére est passé,

ó paix, qu'on partage le ble, les nourritures;

les mains de l'invisible, éloignez la discorde,

car il faut que chacun sorte enfin de soi-méme

pour retrouver la vie, non pas celle du sang

mais de lumiére, chaude encor de son aurore.

Miraculeusement, par les détours de l'áme,

tous ceux de la souffrance ont récolté la gráce,

et c'est de leur réveil que naitront les plus grands!

(De a Ma Villen)

MI CIUDAD



III


Como vos. ¡ oh Señor! , prueba y la hez he debido

y he  llevado  esto  cruz  por  otros  pecadores ;

pero  el  tiempo  ha  llegado  y   los  órganos  cantan,

sus voces se diría que en el cielo fulguran

y al olvido el perdón  no las  ofensas brindan.

¿Quién tenía  lejana  de  nosotros la música

y anudaba esta pena en nuestro corazón ?

Hermanos  de la cólera  el día  ya  ha  pasado.

¡ Oh, paz! , que se reportan alimentos y trigo.

Manos de lo invisible, alejad la discordia,

pues tiene cada uno que salir de sí mismo

para  encontrar  le  vida,  no  aquello  de  la   sangre

sino la de la luz, aun cálida de aurora.

Y milagrosamente,  en  el  fondo  del  alma,

todos los que sufrieron, la gracia cosecharon.

¡Y de  su  despertar  nacerán  los más  grandes!



[LA CATHEDRALE BLESSÉE]


La cathédrale est endomie

et saigne encor par ses vitraux;

quel chevalier d'apocalj'pse

a marqué de feu ses blessures?

Oü sont les roses cardinales

qui s'éveillaient dans le matin

aux figures de ses portails

parmi les saintes et les saints?

O coeur blessé de la Cité,

c'est dans ma chair que tu viens battre

avec le rythme des clochers;

et toi, debout a son chevet,

—non! ce n'est pas une legenda—

tu veilles, le poing sur ta lance,

ó mon Beffroi inviolé!

(De a Ville détruiteií)




LA CATEDRAL  HERIDA


La catedral está dormida

y  sangra   aún  por  sus  vidrieras ;

¿qué jinete de  apocalipsis

marcó con fuego sus heridas?

¿ Dónde los bellos rosetones

que despiertan  con el día

en las figuras de sus pórticos

éntrelas santas y los santos?

¡ Oh,    corazón de la ciudad,

que herido lates en  mi  carne

con  el  ritmo  de   las   campanas!

y tú, erguido a su cabecera

— ¡ no, eso no es una leyenda! —

volas, con el puño en tu lanza,

¡ oh, mi inviolado Beflroi!



SACRE DE L'UNIVERS

XXIV


J'avais pour l'entrevoir escaladé le monde

a travers la forét des désirs sensuels

et, trouvant l'équihbre oü n'était que le ciel,

j'allais vers plus d'amour et dénouais le songe.


Dans le vent, les couleurs tourbillonnaient leur ronde

et j'écoutais monter le chant spirituel

de l'ange au bout des jours qui veille sur la treille

oü múrissent les fruits faits de lumiére et d'ombre.


Cálice de la nuit, j'ai bu ton filtre pur

mais rien ne peut guérir ma profonde blessure

d'homme oü, goutte a goutte, s'epuise le coeur tendré.


Au pas a pas du temps, il faut multiplier

la chance du veilleur du Seúl qui sait attendre

et regarde passer toute l'étemité.


*

Escalado yo  había  para  entreverlo  el  mundo

a través de la selva de deseos sensuales

y hallando el  equilibrio  de  espacios  siderales,

más allá del amor, iba en volar rotundo.


Eu el giro del viento,  ¡cuanto color  jocundo!

Escuchaban  los  himnos  subir  espirituales

del ángel de la muerte que vela en los umbrales

frutos de luz y sombra, de madurar fecundo.


¡Oh, cáliz de la noche, bebí tu puro  vaso! ;

más nada curar puede esta profunda herida

por la que  gota a  gota sangre el corazón  tierno.


Multiplicar se debe,  del  tiempo  al  dulce  paso,

la dicha del que vela del Uno 1a alta vida

y mira cómo fluye la colina de  lo eterno.



EDMOND VANDERCAMMEN


«Edmond Vandercammen   nació   en   Ohain (Brabante) el 8 de enero de 1901. Dio a las editoriales once volúmenes  de poesías, varios de traducciones   del   español   y   fué   galardonado   con   el   «Premio    Vcrhaeren 1933» por «Le sommeil du laboureiir» (poemas).   Viajó por Europa y América y, como los de Libbrecht, sus versos traen, a veces, una nostalgia tropical de palmeras, alisios y arrecifes de corales. Sadi de Gorter vió en Vandercammen al poeta de la tierra, Ilarie Voronca al poeta del mar, Aldo Capasso y Jorge Carrera Andrade al poeta de la paz universal y los horrores de la guerra, Jaime Ibáñez al creador de una nueva mística y Jean Rousselot entiende que la lección de Vandercammen es la de Orfeo. También escribieron sobre sus obras Adrien Jans, Nestor Miserez, Pierre-Louis Flouquet, Loiiis BakelantS, Van Nut fcl y otros.


III.    El mar


Edmond es un poeta del mar, de la estirpe de   Tristán   Corbiere, Jenn Richepin y los demás enamorados de la «innumerable sonrisa del ponto». En 1938, le dedicó un volumen, “Océan”, que no pudimos ver por estar agotado. Sólo conocemos cuatro composiciones que recogió, en otoño de 1948, la antología «Choix de poemes». Son : «Marin triste», «Aube», «Sargasses» y la larga «Ode au ciel marin», en los que canta un mar hondo, denso y lleno de resonancias espirituales.

En «Marin triste» nos habla del navegante que, en una mar con apetito de vientos y mareas, a la luna del  trópico, recuerda su Flandes natal y su lejana amiga. Es una sencilla melodía en tono menor con calidades de nocturno (1 2).

En «Sargasses» sueña con los náufragos de dedos marchitos por la sal y de cabellos-algas en marcha hacia el cielo (13)»  (2)


MARIN TRISTE


La mer en appétit de vents et de marees,

Voici que tout á coup se rangent ses armées

pour une paix d'un soir entre les horizons.

Entends, mon frére, entends venir une chanson.


Ton beau chagrin se vét d'images de la Flandre,

des fleurs en ton pays remplacent ton enfance;

ne veille pas ainsi penché sur l'océan:

entends, mon frére, entends venir l'eté des champs.


Deja tombante en son écorce aux jaunes plaintes,

ta main revient du feu d'une caresse vaine

que garde le silence en te couvrant de nuit.

Mon Dieu, je sais,. notre saison n'est pas d'ici.


L'amour est sans visage et la route sans arbres;

la lune du tropique a brisé ses amarres

et n'a laissé sur toi qu'un pále éelat de ciel.

Mon Dieu, je sais, le ble d'ici germe du sel.


Pauvre marin, mon frére obscur en cette peine

de ne pouvoir cueillir une larme terrestre

aux cils de ton amie au loin, tres loin d'ici.

C'est ton premier voyagé, il faut savoir son prix.

(De Océan)


MARINO TRISTE

El mar con apetito de vientos y mareas.

He aquí que, de repente, sus ejércitos marchan

para una paz de tarde entre los horizontes.

Hermano mío, oye una canción lejana.


Tu hermosa pena vístese de imágenes de Flandes

flores en tu país reemplazan a tu infancia;

No veles inclinado así sobre el océano.

Hermano, oye el estío de los campos que avanza.


Tu mano, con corteza de jóvenes lamentos,

retorna de la hoguera de una caricia vana

que mantiene el silencio cubriéndote de noche.

Dios mío, no es de aquí nuestra estación dorada.


Sin rostro está el amor y la ruta sin árboles,

y la luna del trópico ha roto sus amarras

y sobre ti ha dejado su pálido destello.

Dios mío, sé que el trigo da aquí sales amargas.


Pobre marino, hermano obscuro en esta pena

de no poder coger una terrestre lágrima

de tu amiga, tan lejos de aquí, de aquí tan lejos.

Es tu primer viaje. Saber su precio falta.



POETE ERRANT


Quand tu lances l'amarre aux désirs plus tranquilles,

les ombres du plaisir dérivant sur les flots,

tu regardes la mar et lui tournes le dos,

tu regardes la cendre oú s'éveille ta ville.


Tu vas sous les arceaux d'anciennes aventures

et croises les vivants, ton delire achevé,

les vivants et les morts ainsi que toi lassés.

de tendré tout le jour d'impossibles voilures.


Tu ne retrouves plus l'éclat de la fontaine,

ni le sang de la bouche oü murit le baiser,

ni le chant de toi-méme au milieu du passé

perdu comme un enfant qu'une ombre en vain raméne.

Quels doigts desesperes meurtrissent tes images?

Tu changes de chemin, la rué est sans soleil,

tu changes de raison, ton ame est sans sommeil,

tu changes de maison, tu changes de visage...


Alors le vent te guide et gonfle d'autres voiles,

la vie est horizon de gestes inhumains

et tu ne finís plus le songe que tes mains

déchirent dans le soir au feu d'autres étoiles.

(De «La nuit fértiles)


POETA ERRANTE


Cuando lanzas la amarra al más tranquilo anhelo,

las sombras del placer sobre las olas yerran,

y miras el océano y le vuelves la espalda,

y miras la ceniza do tu ciudad despierta.


Y vas bajo los arcos de antiguas aventuras

y, el delirio acabado, cruzas vivientes huellas

de vivos y de muertos tal como tú cansados

de tender todo el día las imposibles velas.


Y ya no encuentras el resplandor de la fuente,

ni la sangre del labio donde el beso aun florezca,

ni el canto de ti mismo en medio del pasado

cual niño que una sombra, perdido, en vaho acerca.


¿Qué dedos de locura destrozan tus imágenes?

La calle está sin sol y cambias ya de senda,

tu alma está sin sueño y cambias de razón,

y cambias de morada; por otra tu faz truecas.


Ahora el viento te guía y otro velamen turge,

la vida es horizonte de la crueldad terrena

y til no concluirás el sueño que tus manos

desgarran en la tarde con luz de otras estrellas.


MAURICE CARÊME

«Maurice Carême nació en Wavre (Brabante) el 12 de mayo de 1899. Su producción consta de once libros de poemas, cinco de prosas y una leyenda dramatica. Fué galardonado seis veces :   con el «Premio Verbae- ren 1927», por «Hotel Bourgeois» ; el «Premio Juventud 1935», por «Le Royaume des Fleurs» ; el «Premio Edgar Poe 1937», por «Petite Flore» ; el «Premio tricnal de Poesía 19.38», por «Mire» y dos premios «Víctor Rossel 1947», por «Orladour» y «Contes pour Caprine».

Le Dantec, Fouras, Bakelants, Bernier, Fontainas, Sosset y otros estudiaron sus obras. La poesía de Carûme es, como veremos, íntima, cordial y profundamente brabanzona, aunque sin caer en lo pintoresco. Su arte se nos ofrece como uno de esos interiores de los primitivos flamencos,   llenos   de suave claridad, donde las figuras  familiares reposan o trabajan en sus hogareñas labores.»  (3)


FEMME

Dans cette maison oü les heures

semblent quelquefois s'arréter,

oü la voix grave du bonheur

choisit tan voix pour me parler,


tends-moi ta paume douce et sage

oü mon destín s'est resume

et tourne vers moi ton visage

rayonnant de. calme bonté,

que je puisse encoré embrasse


d'un seul regard toute rna vie

et déjá voir, á ton cóté,

marcher ma vieillesse attendrie.

                                                                                                         (De «La Maison blanchei»)


MUJER


En este hogar donde las horas

a veces suelen remansarse

y la voz grave de la dicha

escoge tu voz para hablarme.


dame tu mano honesta y dulce

donde mi destino está escrito

y hacia mí vuelve, bondadosa,

tu radiante rostro tranquilo.


Que así pueda de una mirada

abarcar en ti todavía

mi vida entera y ya a tu lado

ver mi vejez enternecida.


BRABANT


Brabant aimé des dieux comme aucun sol au monde

niais dont la modestie ignore le besoin

d'en souligner la gráce et de crier au loin

qu'il n'est de seins plus beaux que tes coUines rondes;


Brabant profrondément enfoncé dans ma chair

ainsi qu'un fer de béche au milieu d'un jardín,

Brabant de coeur wallon, au visage latín,

maís á l'áme tournée vers le Nord légendaire.


Brabant profondément enfoncé dans ma chair

pour qu'il reste un reflet de beauté dans le paín,

Brabant des jours sans plís aux grands soleils muets

qui se couchent au ras d'un océan de lín;


Brabant inépuisable aux femmes plus fécondes

que les terres aux grains lances a la volee

et dont les villages trapus sont aussi combles

d'enfants saina et rieurs que de boisseaux de ble.


Jamáis en t'adorant, je ne me sentís autre

que l'un de tes vallons, que l'un de tes tilleuls;

jamáis en te parlant, je ne me sentís seul,

jamáis, en t'écoutant, je ne me trouvaí pauvre


avec des matériaux si communs á ton sol

qu'elle n'est aujourd'hui qu'un peu de ton limón

s'élevant doucement pour mieux toucher le ciel,

Puissé-je, quand la mort me croisera les mains,


Puissé-je, quand la mort me croisera les mains,

tandis que mon esprit rejoindra tes collines,

reposer a jamáis sur ta large poitrine

comme un enfant qui dort, oublié dans le íoin.

                                                                                                                                  (De «ha Maison blanche»)




BRABANTE


           Cual ninguna otra tierra, cerca de Dios te sabes,

Brabante; mas, modesta, no quieres subrayar

tu gracia primorosa ni a lo lejos gritar

que no hay senos más bellos que tus alcores suaves.


En mis entrañas te hundes. Brabante milenario,

como la azada en medio de un jardín matutino,

i oh. Brabante valón, el del rostro latino,

pero con alma vuelta al Norte legendario!


Brabante, cuyas mieses se desbordan de acianos

para que haya un reflejo de belleza en el pan;

tus silenciosos soles, Brabante de mi afán,

se ponen sobre un mar de linos aldeanos.


Brabante inagotable, fecundo en campesinas

más que las sementeras a voleo sembradas

y en donde las pequeñas aldeas dan brazadas

de niños como el trigo que ríe en las hacinas.


Jamás, al adorarte, otra cosa yo he sido

que alguno de tus valles o tilos centenarios,

ni jamás al hablarte me encontré solitario,

ni nunca al escucharte yo pobre me he sentido.


Brabante, donde alcé mi modesta casita

con materiales tan comunes a tu suelo

que para, dulcemente, mejor tocar el cielo,

es un poco de barro de tu tierra bendita.


Cuando mis manos cruce la muerte, quiera el hado

que, mientras mi alma junte tus colinas de heléchos,

repose para siempre en tu anchuroso pecho

como un niño que duerme, en el heno olvidado


ARMAND BERNIER

«Armand Bernice nació en Brainc l’Alleud el 10 de febrei-o de 1902. Tiene doce libros editados  y ha sido distinguido  con  el «Premio  Verhaeren 1931 » por «Le   Carrousel d’Ennui», el «Premio Brabante   1934» por «Le  voyageur  égaré›, el «Premio Polak  1936»  de la  Academia Francesa  de Bélgica r or «Le Sorcier triste»  y el «Premio Trienal 1947-1949» por «Il y a trop d’étoi1es». Bernier  dirigió la revista  literaria  «L’Avant-Poste»,  durante  dos  años. Es  miembro  de  la   «Unión  Nationale  de  la  Pressc   Clandestino»,  crítico de «Le Thyrse» y de los «Cahiers ‹lu h'ord». Perteneció a1 comité director de  «Le   Journal  des Poétcs»  y publica  desde  hace  algunos   años críticas de poesía en la página literaria de «íloir›. 

Su producción es variada y consta de  siete libros de poemas, una novela autobiográfica, prologada por Ju1es Desriee ; una colección de novelas cortas, dos ensayos y una leyenda. Su primera obra poética, «Portes obligues», data de 1931 y su último volumen, también poético, «La Camille humainc», de 1949. Su libro en preparación, «La grande Migra- tion», pondrá, según confesión del mismo poeta, punto final a su primer ciclo, que  aparecerá   bajo  el  significativo   título   colectivo   «Le   Monde transparent».(…) El pensamiento de Bernier gira en torno a Dios, la Naturaleza, el amor universal, la paz y la vuelta a la vida sencilla. » (4).


QUAN JE PRONONCE...


Quand je pronoce le mot source,

le mot oiseau, le mot branche,

le mot ciel, il me semble

que je suis prés de Dieu.

Ce Dieu, je l'appelle chaqué jour,

je l'appelle doucement,

je l'appelle. II y a trop d'étoiles.

J e mourrai sans l'avoir connu,

mais s'il est dans mes poémes,

c'est peut-étre que je l'aime

a mon insu.

                                                                                                                        (De «Quatre songes pour détruire le monden»)



CUANDO PRONUNCIO...


Cuando pronuncio la palabra fuente,

la palabra pájaro, la palaba rama,

la palabra cielo, me parece

que estoy cerca de Dios.

A ese Dios Hamo cada día,

lo llamo dulcemente,

lo llamo. Hay demasiadas estrellas.

Moriré sin haberlo conocido,

pero si está en mis poemas,

es quizá que le amo

sin saberlo.




DIEU L'A DIT AUX OISEAUX


Le grand secret que nous voudrions connaitre,

Dieu l'a dit aux oiseaux. C'est pour cela qu'ils chantent

et ne sont jamáis las de chanter.

Nous ne comprenons rien á ce tres pur langage

dont nous avons perdu la clef.

Quand l'oiseau chante, Dieu fait signe.

On dirait que le ciel sur la terre s'incline.

Gardons-nous de ne pas écouter.

C'est une haut recompense,

peut-étre une derniére chance

de découvrir la verité.

(De «Dieu l'a dit aux oiseaux-»)



DIOS LO HA DICHO A LOS PÁJAROS


El gran secreto que conocer querríamos.

Dios lo ha dicho a los pájaros. Por eso cantan

y no están nunca cansados de cantar.

Nada entendemos de ese purísimo lenguaje

del cual hemos perdido la clave.

Cuando el pájaro canta. Dios hace un signo.

Se diría que el cielo sobre la tierra se inclina.

Guardémonos de no escuchar.

Es una alta recompensa,

tal vez una última probabilidad

de descubrir la verdad.



ART POÉTIQUE


Lorsqu'aux sources, parfois, je prends un peu d'eau vive

et releve vers moi, au vasé de mes mains,

je n'en peux reteñir la beauté fugitive

qui passe entre les doigts comme le réve humain.

Beauté, plus tu me fuis, plus mon désir s'obstine.

Je te veux t'aimer, toute ma vie en resigné,

comme j'aime, au printemps, la belle eau cristalline

que j'enclos en mes doigts pour la voir s'égoutter.


(De a «Les heures incertaines»)


ARTE P0ÉTICAS


Cuando en las fuentes tomo un poco de agua viva

y en el cuenco la elevo hacia mí de mi mano,

retenerte no puedo, belleza fugitiva

que fluyes de mis dedos como el ensueño humano.

Cuanto más y más me huyes, más mi deseo se obstina.

Amarte quiero y toda mi vida a ti entregar,

como amo en primavera el agua cristalina

que encierro entre mis dedos para verla escapar.





[TRANSPARENCE]


Le monde était si transparent

qu'on voyait l'écriture de Dieu

en traits de feu

sur fond de vent.

Si transparent, que le profil divin du maitre

était visible, par instant,

a la fenétre

du firmament.

La lumiére de Dieu volait de fleur en fleur.

Sa parole vibrait dans chaqué cri d'oiseau.

Sa joie puré tremblait dans l'eau de chaqué source.

Mais Dieu, étant partout, était aussi dans l'homme.

Et quand l'homme fermait les yeux,

au fond de sa conscience

brillait

l'arc-en-ciel d'une inmense esperance.


(De «La famttle hutnaine»)



[TRANSPARENCIA]


Tan transparente el universo era,

que de Dios la escritura se veía,

con fuego y profecía,

esculpida del viento en la pradera

Tan transparente,

que del maestro la efigie soberana

era visible, cada momento,

en la ventana

del firmamento.

De flor en flor la luz de Dios volaba.

Su palabra en el trino del pájaro vibraba.

Su júbilo en el agua del manantial temblaba.

Mas Dios estaba en todo, en el alma y las rosas,

y, si el hombre no daba sus ojos a las cosas

y hacia sí los volvía,

hallaba en el hondón de su conciencia

—arco iris de alegría—

de una inmensa esperanza la presencia.




Notas bibliográficas 

1. Cuatro    poetas    belgas de  hoy. LIBBRECHT, VANDERCAMMEN, CARÊME  Y BERNIER. Selección de poetas y poemas con comentarios críticos y traducciones por DICTINIO DE  CASTILLO – ELEJABEYTIA. Universidad de Murcia, 67 pp., 1950

2. Idem.,

3. Idem.,

4. Idem.,

Créditos

 

Cuatro    poetas    belgas de  hoy. LIBBRECHT, VANDERCAMMEN, CARÊME  Y BERNIER. Selección de poetas y poemas con comentarios críticos y traducciones por DICTINIO DE  CASTILLO – ELEJABEYTIA. Universidad de Murcia,  (Ensayo) 67 pp., 1950

Enlace al ensayo completo 

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