Plaza de las palabras en su sección Entrevistas, presenta a Daína Chaviano (1957) escritora cubana: novelista, cuentista y poeta. Contemporánea de otros grandes escritores cubanos Leonardo Padura (1955) Y Zoe Valdés (1959). La escritora a principios de los 90s se traslada a EE.UU, y toma la ciudadanía estadounidense. País en que también ha trabajado como columnista, editora y traductora. Autora que ha sabido combinar la ciencia ficción con el realismo mágico de su isla de los mil amores: Cuba. Chaviano es considerada en lengua española una escritora notable en el campo de la ciencia ficción, fabricando una hibridación entre la ciencia ficción, el realismo mágico caribeño y las culturas mitológicas: celta, precolombina, romana y griega.
No obstante, reconoce la influencia de escritores como Mario Vargas Llosa y Manuel Mujica Laínez, pero también de Margaret Atwood, Úrsula K. LeGuin, Ray Bradbury, H.P.Lovecraft y J.R.Tolkien. De algunos de sus trazos escriturales ella misma se asoció al gótico caribeño, en su libro Extraños testimonios, una obra escrita con los materiales de los sueños. Entre sus obras, cuenta con varias colecciones de cuentos y varias novelas. Destacan: El abrevadero de los dinosaurios, 1990 y Extraños testimonios, 2017 ambas obras de cuentos. Y sus novelas: La isla de los mil amores, 2006 y El hombre, la hembra y el hambre, 1998.
Entrevista a
Daína Chaviano: Una escritora realista o de ciencia ficción
Por Zoila Clark
Florida Memorial University
ZC: ¿Te consideras una escritora realista o una escritora de ciencia ficción? Cuéntanos qué experiencias tienes en tus viajes de conferencias con respecto a las clasificaciones en que te ubica la crítica literaria. ¿Es que sigues deliberadamente pautas de la corriente surrealista, el realismo mágico, el género gótico, la literatura fantástica, entre otras?
DCH: No me considero ni una cosa ni la otra. Soy simplemente una escritora. Me gustan las mezclas y la hibridación de géneros. Utilizo en cada libro lo que le conviene a la historia que estoy contando en ese momento. Huyo de las etiquetas. No me gusta repetir lo que ya he hecho. Si voy a hacer una historia que necesita de elementos fantásticos o eróticos, trato de usarlos de un modo diferente al que otros lo han hecho. De ahí que, por ejemplo, mi novela Casa de juegos, que es básicamente erótica, contenga tantos elementos surrealistas y mitológicos. En la literatura erótica no se explotan nunca esta clase de elementos. Así que fue un reto que me impuse dentro del género. La literatura de ciencia ficción tampoco tiene que ver mucho con seres como los unicornios o las hadas. Por eso he trabajado para fusionar esos elementos aparentemente contradictorios. Violar las convenciones o reglas de un género a otro, me permite conseguir historias y ambientes inusitados. Esa mezcla de estilos es mi estilo.
ZC: Háblanos de tu memoria genética, ya que muchos de nosotros no recordamos la nuestra. ¿Es que hubo un tiempo pasado mejor o es que solemos añorar e idealizar el pasado por efectos de la distancia temporal y espacial? ¿Qué repercusiones tiene la memoria genética?
DCH: Lo que llamamos memoria genética puede tener muchas causas probables: recuerdos de vidas pasadas, telepatía, percepción extrasensorial… ¿Quién sabe por qué alguna gente percibe imágenes vívidas de situaciones que no se corresponden con lo que ha vivido? Para un creador, esto puede ser un elemento más de inspiración. Si utilizamos los sueños como base para escribir un libro, ¿por qué no vamos a usar esa otras imágenes que parecen corresponder a un pasado que no deberíamos conocer, según los parámetros culturales que nos han inculcado? No se trata de que esa memoria nos haga añorar el pasado. Creo que es una herramienta de comparación con el presente que puede permitirnos explorar quiénes somos, quiénes fuimos y qué podemos ser.
ZC: Los recuerdos de la Habana oculta que compartes en tus novelas: Gata encerrada, Casa de juegos, El hombre, la hembra y el hambre y La isla de los amores infinitos muestran, a mi parecer, un efecto conciliatorio con el pasado. ¿Crees que estos fantasmas logren salir a la luz algún día, o es que tendrán que seguir ocultos en aras del progreso, la civilización y la continuidad de las estructuras de poder que nos rigen?
DCH: Pienso que si no nos reconciliamos con nuestro verdadero pasado no podrá haber progreso ni futuro. Por eso los fantasmas de mis novelas suelen ser símbolos que advierten sobre las consecuencias y probabilidades de nuestras acciones. Todo cuanto hacemos en el plano material que espiritual, físico o emocional tiene consecuencias. Mis vivencias pueden haber sido dolorosas, pero trato de no reaccionar con odio ni violencia ante esos recuerdos. Lo mejor que uno puede hacer es perdonar al victimario y seguir adelante. En última instancia, esos sentimientos negativos le hacen más daño a la persona que los genera que quien los recibe. Y si seguimos repitiendo lo mismo que criticamos en otros, no habrá futuro para la paz y la concordia a la que aspiramos.
ZC: ¿Podría decirse que tus textos expresan un orientalismo o primitivismo “positivo” o eso sería
caer nuevamente en dicotomías? Me refiero al hecho de presentar la otredad y las diferencias en
tus textos como si fueran espejos en los que nos vemos a nosotros mismos y terminamos por aceptar las diferencias: raciales, de género, edad, clase, ocupación, etc. De manera que el Otro es menos extraterrestre, negro, indio, chino, jinetero, dinosaurio, hada… al ser nuestro reflejo.
DCH: Creo que apreciar y amar lo que es diferente, nos hace crecer como seres humanos. No aprendemos nada si repetimos lo que ya sabemos, sino buscando nueva información y exponiéndonos a nuevas experiencias. Tampoco aprendemos nada de aquel que es idéntico a nosotros, pero si entramos en contacto con una persona que nos expone a una situación nueva o diferente, aceptarla e incorporarla a nuestro universo se convierte en un reto a nuestra capacidad
de aprendizaje. Esos personajes de mis libros que mencionas no existen tanto para vernos reflejados en ellos como para actuar como precisamente como entidades diferentes a las que debemos comprender. Y fíjate que no he usado la palabra “tolerar.” Muchas veces se habla de la tolerancia ante conductas o costumbres diferentes, pero creo que “tolerancia” es una palabra cargada de connotaciones de rechazo. La gente puede tolerar algo que le es impuesto, aunque no esté de acuerdo con eso. La clave es comprender esa conducta o costumbre diferente, ponerse en la piel del otro, ponerse en la misma situación. Yo no quiero que la gente me tolere, sino que me comprenda y comparta lo que siento. Así es que se trata de algo más que reflejar lo que somos. Se trata de entender y amar la variedad de posibilidades que existen en el universo al cual pertenecemos.
ZC: Tus primeros cuentos me recordaron las novelas de Miguel de Unamuno, como historias que son en realidad elucubraciones filosóficas donde los personajes se imponen al autor y le revelan cosas y hasta guían el desenlace. ¿Hay algo de eso cuando escribes? Por ejemplo, en el uso de la escritura automática cuando el subconsciente toma las riendas. Tengo la sensación de que nos adentramos en la búsqueda del conocimiento y tus textos nos invitan a hacer esos viajes. ¿Me equivoco?
DCH: Los escritores tenemos diferentes métodos para trabajar una historia. En mi caso, la idea suele salir de un chispazo inspirador como un sueño, una frase que surge en mi mente, una imagen vista al vuelo… Después comienza el proceso de planear cómo se desarrollará la historia, quiénes son los personajes, cómo evolucionarán, qué tesis quiero trabajar… Luego escribo siguiendo más o menos ese plan. Pero a veces un personaje no actúa como yo hubiera deseado, es decir, espero que siga ciertas pautas de comportamiento, pero puede ocurrir que aunque lo fuerce a realizar ciertas acciones, la historia no funciona. Ocurre una especie de bloqueo, se crea una energía o fuerza que me impide seguir. En ese momento me doy cuenta de que el personaje ha cobrado vida propia. Eso, aunque es frustrante, es también fuente de satisfacción, porque significa que la psicología del personaje es tan coherente que él mismo puede indicarme lo que puede y no puede hacer. Cuando un personaje cobra vida propia, puede guiar al autor por un camino insospechado. Es fascinante porque yo misma me sorprendo del nuevo rumbo que toma la trama. Sin duda, el subconsciente juega un papel importante en este tipo de reacción. Sin embargo, no creo que a todos los escritores les ocurra igual. En mi caso, aunque los personajes se rebelen y decidan seguir otro camino, al final siempre son capaces de llegar al sitio que planeé con antelación. La escritura es una aventura misteriosa.
ZC: Aunque Roland Barthes declaró la muerte del autor y yo aquí estaría dialogando con tu fantasma, creo que tu autobiografía es sumamente importante para comprender tus textos. ¿Cuál es tu opinión con respecto a la muerte del autor y el nacimiento del lector?
DCH: Hay dos modos de asomarse a una novela: leyéndola sin tener idea de la personalidad del autor, y en ese caso estaremos reflejando en esa lectura o interpretación quiénes somos. O, si queremos encontrar claves más precisas y lecturas más profundas, averiguar algo de la biografía o de las obras anteriores de ese autor. Creo que conocer la biografía de un autor enriquece la comprensión de un texto, del mismo modo que conocer la biografía o el entorno histórico en que vivió, por ejemplo, Leonardo da Vinci, enriquece mucho más la comprensión de sus obras.
ZC: La mayoría de los muertos de tus novelas no reaparecen para cobrar deudas, como sucede comúnmente, sino que regresan amistosamente. ¿Cuáles son tus favoritos y por qué? Así como Cien años de soledad de Gabriel García Márquez es una novela que surge de muchos cuentos y que crean un universo, podría decirse que tu serie de la Habana oculta nos presenta todo un sistema planetario que fue imposible de poner en una sola novela, pues desbordas los límites y tus universos siguen transformándose y transportándose. ¿Podrías adelantarnos qué nebulosas ves aparecer y qué nuevas nos tienen Ochún, Pag Chíong, Muba, el indio, apak Martí, Martinico, Desza y la dragona roja?
DCH: La verdad es que, en estos momentos, no tengo favoritos… algo que podría cambiar con las circunstancias de mi vida. En cuanto a tu segunda pregunta, no puedo adelantarte qué ocurrirá en el futuro con estos personajes, porque en estos momentos yo misma no lo sé… con la excepción de uno de ellos. Pero por ahora prefiero guardar el secreto.
Enlace
Página Sitio Oficial de la escritora Daína Chaviano
Daína Chaviano (Autor)
Créditos
Texto de la entrevista: Revista Hogueras 1.1 (Jan-Mar 2012). Tomada de Academia.Edu.
Ilustración
Daína Chaviano, foto