Plaza de las palabras en su sección Grandes
novelas del siglo XX, presenta a Joseph
Conrad, y su novela El corazón de las tinieblas (1902).
Józef Teodor Konrad Korzeniowski, más conocido como Joseph Conrad (1867–1924),
Berdyczów, entonces Imperio ruso, actual
Ucrania, fue un novelista polaco que adoptó el inglés como lengua literaria. Sin
ser su lengua materna, el polaco si lo era y su segundo idioma el francés. A
los veinte años Conrad no sabía ingles, sin embargo toda la obra escrita de
Conrad es en ingles. Hecho inusual pero tampoco inédito, y que nos hace pensar
en escritores posteriores como Vladimir Nabokov, cuyo idioma materno era el
ruso y escribía en ingles o Natalia Sarraute, de origen ruso, y que llego a escribir
su obra en francés. Conrad publica su
primera novela a los 38 años. La locura de Alcaller, (1895). Sus novelas ambientadas muchas de ellas en el mar,
están respaldadas por su vida de marino.
Conrad, es considerado uno de los grandes novelistas de la literatura inglesa. Y
también uno de los grandes escritores de la primera décadas del siglo XX.
El corazón de las tinieblas (Hearth of Darkness,
1902), es el título de una novela corta
de Joseph Conrad, de aproximadamente 39000 palabras, dividida en tres
capítulos, publicada por entregas en la revista Blackwood en 1899, y en forma de libro en 1902. Escrita cuando Conrad
tenía 42 años. Y quizá la obra más
conocida de su autor. No obstante algunos críticos sostienen que su mejor
novela es Lord Jim, (1900) y el escritor
Francis Fitzgerald Scott, en algún momento afirmó que la novela Nostromo (1904) ambientada en un
hipotético país sudamericano es el tipo de novela que le hubiese gustado
escribir. No obstante, Victoria (1914)
según Arturo Pérez Reverte, es su novela
mas equilibrada desde un punto de vista narrativo. Pero, El
corazón de las tinieblas, por su brevedad y profundidad en explorar la
condición humana y el misterio del mal, acompañada de un arte de la escritura
caracterizado por un expresionismo y a veces impresionismo literario se ha
constituido en una novela referente.
Ya
con anterioridad, acerca del Congo, había lanzado un breve bosquejo en su
cuento Una avanzada del progreso. (1896).
La novela, en un sentido muy general describe y denuncia la devastación del Congo
Belga con fines comerciales por el
imperio opresor, y sanguinario
del rey Leopoldo II de Bélgica. La novela llego a ser
más conocida y popular con la interpretación y adaptación que hace el director
Francis Ford Coppola, en el film Apocalipsis,
Now, (1979), el carácter de Kurtz es representado
por Marlon Brando y el carácter de Marlow, por Martin Sheen, y Dennis Hopper,
que representa el carácter del Arlequín ruso. La novela de Conrad es trasplantada al terreno
de la guerra de Vietnam. Voltaire
alguna vez dijo: «La civilización no
suprime la barbarie, la perfecciona.»
LENGUAJE Y REALISMO
La
novela de Conrad esta firmada por un lenguaje realista, a veces con cortes
impresionistas. En la nota de autor introductoria a la novela de 1902, Conrad
la describe como «una experiencia llevada
un poco (y sólo un poco) más allá de los hechos reales». No obstante,
Conrad además de su experiencia de seis meses en el Congo, (1889-90), se documento de cuanto libro de exploraciones
y viajes había sobre la materia. Especialmente de los libros del explorador Henry
Murtón Stanley. Uno de ellos In Darles África, Conrad en
su realismo era un admirador de la escuela de Flaubert, siempre a la búsqueda
de la palabra justa. Y como Flaubert, fuertemente documentado sobre lo que escribía.
En El Corazón de las tinieblas, no
obstante ser una ficción, existen suficiente hechos y materiales que
corresponden a una evidente y cruda realidad histórica. Acerca
de las influencias posteriores de la obra de Conrad, Harold Bloom, ha dicho: «Conrad fue el escritor que más influyó en la generación de
novelistas americanos formada por Fitzgerald, Hemingway y
Faulkner.»Por su parte, en otro ámbito, de las secuelas de El corazón de las tinieblas Hannah Arenad,
se inspiró en ella para escribir: Los
orígenes del totalitarismo (1951). La obra ha tenido partidarios tan
disimiles como los escritores, el
italiano Ítalo Calvino y el mexicano Sergio Pitol, este ultimo traductor de la
obra al español. Conrad muere en 1924, el mismo año que fallece Frank
Kafka y el mismo año en que le otorgan el premio nobel de literatura a William B.
Yeats.
SÍMBOLOS Y SENTIDOS
Conrad
recurre a dos sentidos, la vista y el
oído, presentando paisajes alucinantes, en que la selva parecería tener
vida y estar en constante movimiento, se vale también de la ruptura de sonidos, a veces ensordecedores, a veces combina ambos. La obra
se puede visualizar como un desarrollo binario, dos narradores: Marlow y un
narrador que aparece a veces usando un Nosotros. Muchos críticos han hablado de
Marlow como doppelganger del autor
polaco. Una narración dentro de otra narración o lo que se llama narración
enmarcada. En donde así como hay dos narradores, igual hay dos personajes
principales, Charles Marlow (personaje y narrador) y Kurtz (sabemos de el de
oídas, y por lo que otros dicen de él, pero también interviene pasajeramente al
final de la novela). El primero (Marlow),
es un marino ingles quien ha sido comisionado para sustituiría a
otro capitán de barco recién fallecido. Lo que lo hace recorrer y adentrase en
el rio Congo en busca de Kurtz. Marlow al principio es presentado como un ídolo, y al final del libro como un Buda.
Y Kurtz es un personaje
misterioso que trabaja para la Compañía como recolector de marfil y quien
además de encontrarse enfermo, se ha erigido en un pequeño dios adorado por los
aborígenes. Personaje quien oscila entre ejercer una fascinación dada su
inmensa elocuencia de la que en todo momento se vale, y, a su vez, asumir las muecas y garras del mal y que es descrito
como que «Había ocupado un alto sitial
entre los demonios de la tierra».
LAS POSIBLE LECTURAS DE EL CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS
Por
supuesto, habrá muchas maneras de leer
la novela, sin embargo tres son los niveles de lectura que hemos considerado
para el desarrollo de esta reseña: una primera
lectura desde el plano realista de la historia, una segunda lectura desde el existencialismo: la soledad e incomunicación del hombre ante alienación
apabullante de la naturaleza, y una tercera
lectura desde el problema y misterio
del mal, en que se desdoblan lo demoniaco y lo apocalíptico. No obstante, la
novela por su densidad y lo intrincado de su narración, se lee en un solo
plano, donde todos los elementos se va mezclando, naturaleza, personajes, los
hechos reales y la ficción, el mal y su expiación: capas superpuestas de
lenguaje narrativo que se funden en un mosaico apretado de la condición humana
y la exploración del mal. (1) Todos
van avanzando en la medida del avance de
Marlow al navegar por el rio Congo hacia la Estación Interior donde vive Kurtz. Ese viaje
es un descenso a los infiernos, un viaje hacia las tinieblas, pero también
pude ser leído como un viaje al inconsciente: a lo más profundo de lo
intemporal, al más primitivo de los instintos del hombre.
CAPTAR LA POTENCIA MÁS ALLÁ DE LA VISIBILIDAD SEGÚN DELEUZE
Aquí citamos un
párrafo que parece esclarecedor y sitúa a Conrad en un contexto con otros escritores y pintores,
según Giles Delegue: «En un pasaje del
capítulo “Del cliché al hecho pictórico”, en Pintura. El concepto de diagrama
([1981] 2007) Giles Delegue ubica a Joseph Conrad, conjuntamente con Franz
Kafka (1883-1924) y Samuel Beckett (1906-1989), a la par de una nómina pictórica
que incluye a Joseph Mal lord William Turner (1775-1851), Paul Cézanne (1839-1906),
Vencen Van Gogh (1853-1890), Paul Klee (1879-1940) Fratase Kika (1871-1957) y
Francis Bacon (1909-1992) (1857-1924). Delegue, quien parece incluir el ejemplo
de Conrad casi por casualidad y aleatoriamente, dice que Conrad es “un
novelista que desborda de tal modo la narración” y su narrativa, amén del
anacronismo, ostenta las marcas de “las oscuridades de Bacon” (82). Conrad pasa
así a integrar la lista de aquellos que recorren ese trayecto de “captar la
potencia”, ese “algo que excede toda visibilidad” (80).»
(2)
SELECCIÓN DE PASAJES Y COMENTARIO DE EL
CORAZÓN DE LAS TINIEBLAS POR PLAZA DE LAS PALABRAS
UN GRAN RIO CON DOS CORAZONES
Un año después de la muerte de Conrad (1924), E. Hemingway escribió un cuento Un rio con dos corazones, (1925), en que
un personaje Nick Adams, al termino de
la guerra regresa a su Montana natal. Territorio con bosques y un rio. Esos dos
corazones en el gran rio son la destrucción y la muerte causada por la guerra, e
igual que la guerra al llegar a su Montana encuentra devastado y talado los bosques. El
otro corazón es el de la regeneración por medio de la naturaleza. Hemingway,
escribió ese cuento en que casi no hay trama, influenciado por un par de
cuadros de Cèzanne al que había estudiado detenidamente. En El
corazón de las tinieblas salen a
relucir con sus claroscuros dos ríos: El Támesis y el Congo (de este ultimo, en
la novela nunca se menciona el nombre). El
uno representa la civilización, el otro lo primitivo y oscuro. Pero quizá solo son
un gran rio, el uno continuación del otros. El uno inicio de civilización el
otro final de la barbarie. Pero ¿cuál rio es el bueno, generoso y civilizador? Quizá
ambos ríos son un solo rio, dos caras de la misma moneda: un rio con dos corazones
o un corazón con dos ríos.
TÁMESIS LAS RUTAS DE LA CONQUISTA Y LA CIVILIZACIÓN:
EL GERMEN DE LOS IMPERIOS
El rio Támesis en algunos de los pasajes descriptivos
de Conrad, algunas veces claroscuros y otras veces donde la luz se alterna y a
veces sepulta las sombras, evoca esas
pinturas del pintor precursor del impresionismo, el ingles William Turner. El Támesis por donde pasaron tantas civilizaciones, pueblos y barcos. Rio
de entrada y salida de conquistadores.
«Inmediatamente se produjo un cambio en las aguas; la
serenidad se volvió menos brillante pero más profunda. El viejo río reposaba
tranquilo, en toda su anchura, a la caída del día, después de siglos de buenos
servicios prestados a la raza que poblaba sus márgenes, con la tranquila
dignidad de quien sabe que constituye un camino que lleva a los más remotos
lugares de la tierra. Contemplamos aquella corriente venerable no en el vívido
flujo de un breve día que llega y parte para siempre, sino en la augusta luz de
una memoria perenne. Y en efecto, nada le resulta más fácil a un hombre que ha,
como comúnmente se dice, "seguido el mar" con reverencia y afecto,
que evocar el gran espíritu del pasado en las bajas regiones del Támesis. La
marea fluye y refluye en su constante servicio, ahíta de recuerdos de hombres y
de barcos que ha llevado hacia el reposo del hogar o hacia batallas marítimas.»
(…) De El Corazón de las tinieblas.
« ¡Qué grandezas no habían flotado sobre la corriente
de aquel río en su ruta al misterio de tierras desconocidas!... Los sueños de
los hombres, la semilla de organizaciones internacionales, los gérmenes de los
imperio.» De El corazón de las tinieblas.
EL RIO COMO SÍMBOLO
Desde Jorge Manrique con su metáfora del rio y la vida
y el océano y la muerte. Los ríos se han erigido en símbolos James Joyce en su
ininteligible novela Finnegans Wake,
(1939) da el nombre de más de mil ríos. Y
entre ese mar de ríos, el Congo ese otro rio, innombrable que antes se llamo
rio Zaire, de 4700 km de extensión y con profundidades que van desde los 30 a
los 230 metros, lo que lo convierte en
el río más profundo del mundo. Por el gran rio, como una especie de
Aqueronte, se entra al corazón de las
tinieblas hecho una simbólica serpiente que se va desenroscando. El rio es descrito por Conrad como «el demonio
del rio».Pero no todo puede ser como un símbolo siniestro, también el rio es portador
de vida, comunicación y belleza. Herman Hesse, escribe sobre el río una hermosa
alegoría en Siddhartha (1922)
«Desde mi niñez se había llenado de ríos, lagos,
nombres. Había dejado de ser un espacio en blanco con un delicioso misterio,
una zona vacía en la que podía soñar gloriosamente un muchacho. Se había
convertido en un lugar de tinieblas. Había en él especialmente un río, un
caudaloso gran río, que uno podía ver en el mapa, como una inmensa serpiente
enroscada con la cabeza en el mar, el cuerpo ondulante a lo largo de una amplia
región y la cola perdida en las profundidades del territorio. Su mapa, expuesto
en el escaparate de una tienda, me fascinaba como una serpiente hubiera podido,
fascinar a un pájaro, a un pajarillo tonto» De El Corazón de las tinieblas.
«La muerte en el centro. Allí estaba el río,
fascinante, mortífero, como una serpiente».
De El Corazón de las tinieblas
PAISAJE URBANO: EL SEPULCRO BLANQUEADO
La ciudad urbana es un «sepulcro blanqueado» (3) o, metáfora con raíces bíblicas, que
Conrad traslada al comercialismo y la
enajenación que las urbes modernas traen a colación. Es en la ciudad donde el
capitalismo y las grandes corrientes comerciales se gestan. Ahí empieza la vida
pero también muerte. Bruselas, viste de negro esa idealización progresista de
la ciudad moderna. Mito que T.S.Eliot se encargaría de ir desmontando: The Hollow Men (1925) y Waste Land (1922). Poema, este último, cuyos versos describen un puente, sobre el
Támesis:
Unreal city/
Under the Brown fog of a Winter dawn/
A crowd flowed
over London bridge, so many. /
I had no thought death had undone so many. (Versos
60-63)
«En
unas cuantas horas llegué a una ciudad que siempre me ha hecho pensar en un
sepulcro blanqueado. Sin duda es un prejuicio. No tuve ninguna dificultad en
hallar las oficinas de la compañía. Era la más importante de la ciudad, y todo
el mundo tenía algo que ver con ella. Iban a crear un gran imperio en ultramar,
las inversiones no conocían límite. Una
calle recta y estrecha profundamente sombreada, altos edificios, innumerables
ventanas con celosías venecianas, un silencio de muerte, hierba entre las
piedras, imponentes garajes abovedados a derecha e izquierda, inmensas puertas
dobles, pesadamente entreabiertas.» De El
Corazón de las tinieblas.
EL COLOR DE LOS IMPERIOS
El colonialismo no solo era de los belgas, países coloniales lo fueron casi
todas las potencias europeas: ingleses, franceses, españoles, alemanes, belgas,
holandeses, y solo el imperio ruso nunca tuvo colonias en áfrica. La novela
además de una critica a los imperios y le colonialismo es una denuncia contra
la barbarie del colonialismo, pero también, implícitamente, un cuestionamiento al concepto de progreso y
civilización. Sin embargo también ha sido catalogada por ser una novela
racista, por las descripciones que hace Conrad
de la población nativa. Una de ellas, quizá la más cruda dice: « ¡Exterminad a estos bárbaros!» (4) Mario
Vargas Llosa, en La Verdad de las mentiras, acerca de Conrad y el
racismo en su novela El corazón de las
tinieblas, señala: «El primer y más
famoso ataque en este sentido lo realizó el crítico poscolonialista Chinua
Achebe en su ensayo Una imagen de África: racismo en «El corazón de las
tinieblas» de Conrad (An image of Africa: racism in Conrad's «Heart of darkness.»
(5)
"Di mi nombre y miré a mi alrededor. Una frágil
mesa en el centro, sobrias sillas a lo largo de la pared, en un extremo un gran
mapa brillante con todos los colores del arco iris. En aquel mapa había mucho
rojo, cosa que siempre resulta agradable de ver, porque uno sabe que en esos
lugares se está realizando un buen trabajo, y una excesiva cantidad de azul, un
poco de verde, manchas color naranja, y sobre la costa oriental una mancha
púrpura para indicar el sitio en que los alegres pioneros del progreso bebían
jubilosos su cerveza. De todos modos, yo no iba a ir a ninguno de esos colores.
A mí me correspondía el amarillo. La muerte en el centro. Allí estaba el río,
fascinante, mortífero, como una serpiente. De El Corazón de las tinieblas.
UNA ESCENA ABSURDA
Si toda la novela se puede plantear como un absurdo grotesco,
puede ser polémico y discutible El personaje es un aventurero en el centro de
áfrica cuya finalidad era recolectar marfil y se termina convirtiendo en un
dios despiadado y adorado. Y todo lo hace en nombre de la civilización, de una
tarea mayor. (6) ¿Tiene sentido eso? La recolección de marfil hasta agotar las
fuerzas físicas y mentales, y todo era volver a empezar. O tirarle cañonazos a
la maleza o flechas al cielo. El absurdo como una escena en que nos recuerda al
mito de Sísifo. ¿Es Kurtz un personaje absurdo?
Narra Marlow:
«En una ocasión, me acuerdo muy bien, nos acercamos a
un barco de guerra anclado en la costa. No había siquiera una cabaña, y sin
embargo disparaba contra los matorrales. Según parece los franceses libraban
allí una de sus guerras. Su enseña flotaba con la flexibilidad de un trapo
desgarrado. Las bocas de los largos cañones de seis pulgadas.»
De El Corazón de las tinieblas.
LA HISTORIA COMO SUEÑO O FICCION
¿Qué
es la historia? En que punto de la
frontera, la historia y la ficción, se
encuentran y se abrazan como dos
hermanos mellizos o están imposibilitadas de verse como las dos caras de Jano. Uno puede leer un
libro de historia y decir que es historia, pero también puede leer el mismo
texto y decir que es una ficción. Hasta donde la Ilíada de Homero, O Salambo de
Flaubert, o el Siglo de las luces de
Carpienter, o el Adriano de Margarita Yourcenas pueden ser leídas como historia
o simplemente como una ficción. ¿En qué cuadrante del texto narrativo ambas
se funden? Podemos afirmar que el trasfondo y algunos de los
hechos del primer plano de El corazón de
las tinieblas, corresponden a la
dimensión histórica, pero la novela en su conjunto puede ser leída como una ficción.
(7)
«
¿Lo veis? ¿Veis la historia? ¿Veis algo? Me parece que estoy tratando de contar un sueño... que
estoy haciendo un vano esfuerzo, porque el relato de un sueño no puede
transmitir la sensación que produce esa mezcla de absurdo, de sorpresa y
aturdimiento en un rumor de revuelta y rechazo, esa noción de ser capturados
por lo increíble que es la misma esencia de los sueños »
De El Corazón de las tinieblas.
LO REAL MARAVILLOSO: SELVA IMPRESIONISTA
Conrad, cuya simiente es
realista, escribió párrafos que casi tocan lo real maravilloso, en el sentido
de Alejo Carpinter. Es sabido que Carpentier, era un escritor con una fuerte
carga de documentación histórica y geográfica para respaldar sus novelas. En eso coinciden Carpentier y Conrad. En
algunos pasajes de Conrad uno evoca esa posibilidad de lo real maravilloso, de
ese mundo siniestro o hermoso. De nuevo lo real maravilloso a lo Carpentier. Aquí
tenemos la voz impersonal de la selva, en que silencio y ruido luchan entre si.
En que lo mismo, puede haber un jabalí bebiendo agua del rio que un animal
prehistórico bañándose con el resplandor del rio.
«Nos detuvimos y el silencio
interrumpido por nuestro zapateo volvió de nuevo a nosotros desde los lugares
más remotos de la tierra. El gran muro de vegetación, una masa exuberante y
confusa de troncos, ramas, hojas, guirnaldas, inmóviles a la luz de la luna,
era como una tumultuosa invasión de vida muda, una ola arrolladora de plantas, apiladas,
con penachos, dispuestas a derrumbarse sobre el río, a barrer la pequeña
existencia de todos los pequeños hombres que, como nosotros, estábamos en su
seno. Y no se movía. Una explosión sorda de grandiosas salpicaduras y bufidos
nos llegó de lejos, como si un ictiosaurio se estuviera bañando en el
resplandor del gran río.» De El Corazón de las tinieblas.
Capitulo II
LO REAL MARAVILLOSO: LA INVASION FANTASTICA
Lo real maravilloso continúa: Marlow en el barco que
navega por el rio describe a dos funcionarios de la compañía, mientras la atmósfera
de la selva y el rio los sobrecoge, como si esperasen una invasión fantástica.
(8)
« Le vi extender un brazo
que más bien parecía una aleta y señalar hacia la selva, la ensenada, el barco,
el río; parecía sellar con un gesto vil ante la
iluminada faz de la tierra un pacto traidor con la muerte en acecho, el mal
escondido, las profundas tinieblas del corazón humano. Fue tan espantoso que me
puse en pie de un salto y miré hacia atrás, al lindero de la selva, como
esperando encontrar una respuesta a ese negro intercambio de confidencias. Ya
sabéis que a veces uno llega a abrigar las más locas ideas. Una profunda calma
rodeaba a aquellas dos figuras con su ominosa paciencia, esperando el paso de
una invasión fantástica.» De El Corazón de las tinieblas.
A LA CAZA DE LA
PREHISTORIA
Faulkner en su cuento El oso,
(9) presenta el personaje de un joven
cazador, que hace a Faulkner rememorar la historia del hombre como cazador.
Historia de un
rito de iniciación: The bear. Ente encuentro de un joven cazador en que se
da el hombre primitivo pero también el civilizado. Volver a las entrañas de la tierra,
al tiempo inmemorial representado por el Oso Old Ben. Símbolo de todo lo antiguo de lo que quedaba intacto de
todos los tiempos. Ese regreso que Conrad llama «una tierra prehistórica, de una tierra que tenía el aspecto de un
planeta desconocido.»En que todavía la naturaleza esgrimía sus sones
primigenios. Si bien ese encuentro con lo natural en el joven cazador de Faulkner o ese otro
encuentro de Kurtz-Marlow en las entrañas de áfrica, pueden corresponder a una
realidad objetiva. También pueden ser visto, y mas en el viaje de Kurtz-Marlow
al inconsciente a los instintos mas primitivos. El joven cazador de Faulkner
renuncia a la herencia maldita, se niega a matar al Oso Old Ben y poseer la tierra,
el Kurtz de Conrad muere por recolectar marfil y poseer esa tierra.
"Remontar aquel río era
como volver a los inicios de la creación cuando la vegetación estalló sobre la
faz de la tierra y los árboles se convirtieron en reyes. (…). La aurora se
anunciaba por el descenso de una desapacible calma; los leñadores dormían, sus
hogueras se extinguían; el chasquido de una rama lo podía llenar a uno de
sobresalto. Éramos vagabundos en medio de una tierra prehistórica, de una
tierra que tenía el aspecto de un planeta desconocido. Nos podíamos ver a
nosotros mismos como los primeros hombres tomando posesión de una herencia maldita,
sobreviviendo a costa de una angustia profunda de un trabajo excesivo. Pero, de
pronto, cuando luchábamos para cruzar un recodo, podíamos vislumbrar unos muros
de juncos técnicos de hierba puntiagudos, un estallido de gritos, un revuelo de
músculos negros, una multitud de manos que palmoteaban, de pies que pateaban,
de cuerpos en movimiento, de ojos furtivos, bajo la sombra de pesados e
inmóviles follajes.» De El Corazón de las tinieblas.
UNA ESCENA REALISTA
Ya Harold Bloom había señalado la influencia de Conrad
en la novelística norteamericana. El siguiente pasaje de Conrad, bien podría pasar
por ser un pasaje escrito por Hemingway.
«El cauce era allí angosto,
recto, con altos bordes, como una trinchera de ferrocarril. La oscuridad
comenzó a cubrirnos antes de que el sol se pusiera. La corriente fluía rápida y
tersa, pero una silenciosa inmovilidad cubría las márgenes. Los árboles
vivientes, unidos entre sí por plantas trepadoras, así como todo arbusto vivo
en la maleza, parecían haberse convertido en piedra, hasta la rama más delgada,
hasta la hoja más insignificante. No era un sueño, era algo sobrenatural, como
un estado de trance. Uno miraba aquello con asombro y llegaba a sospechar si se habría vuelto sordo. De
pronto se hizo la noche, súbitamente, y también nos dejó ciegos. A eso de las
tres de la mañana saltó un gran pez, y su fuerte chapoteo me sobresaltó como si
hubiera sido disparado por un cañón...» De El
Corazón de las tiniebla.
ARLEQUIN O LA
COMEDIA DEL ARTE
El arlequín es un personaje
de la novela que con su vestimenta de
colores representa las potencias coloniales, pero también su significación
aumenta ya que es un discípulo de Kurtz. El arlequín ha conocido de cerca a
Kurtz, es parte de su corte. Le adora y le teme. Y ha caído bajo la fascinación
que ejerce Kurtz.
«. El hombre de la playa
comenzó a gritar, llamándonos a tierra.
'Hemos sido atacados', gritó el director. 'Lo sé, lo sé. No hay problema',
gritó el otro en respuesta, tan alegre como se lo puedan imaginar. 'Vengan, no
hay problema. Me siento feliz.' "Su aspecto me recordaba algo, algo que
había visto antes. Mientras maniobraba para atracar, me preguntaba: '¿A quién
se parece este tipo?' De pronto encontré el parecido. Era como un arlequín. Sus
ropas habían sido hechas de un material que probablemente había sido Holanda cruda,
pero estaban cubiertas de remiendos por todas partes, parches brillantes,
azules, rojos y amarillos, remiendos en la espalda, remiendos en el pecho, en
los codos, en las rodillas; una faja de colores alrededor de la chaqueta,
bordes escarlatas en la parte inferior de los pantalones. La luz del sol lo
hacia parecer un espectáculo extraordinariamente alegre y maravillosamente
limpio, porque permitía ver con cuánto esmero habían sido hechos aquellos
remiendos. Una cara imberbe, adolescente, muy agradable, sin ningún rasgo
característico, una nariz despellejada, pequeños ojos azules, sonrisas y
fruncimientos de la frente, se mezclaban en su rostro como el sol y la sombra
en una llanura asolada por el viento.» De El
Corazón de las tinieblas.
CAPITULO III
CORAZÓN VACIO O
LOS HOMBRES HUECOS
T.S. Eliot en su poema The Hallow Men (Los hombros huecos), comienza el poema con un
epígrafe sacado de El Corazón
de las tinieblas: «Mistah Kurtz, he dead». En alguna
parte de la novela, hace decir a uno de sus personajes: «Los hombres que vienen aquí deberían carecer de entrañas.»
En alusión a los hombre huecos o vacios. En otra
parte de la novela Marlow describe al director de la compañía así: «Deje continuar aquel Mefistófeles, de cartón y piedra
y me pareció que si, lo intentaba, podría atravesarle con mi dedo índice y no
encontraría nada en su interior...» Una clara alusión a la huaquead de los seres que
poblaban la compañía. La caracterización se confirma cuando Conrad habla de un «corazón vacio». (10)
«En efecto, el director dijo más tarde que los métodos del señor Kurtz
habían constituido la ruina de aquella región. No puedo opinar al respecto,
pero quiero dejar claramente sentado que no había nada provechoso en el hecho
de que esas cabezas permanecieran allí. Sólo mostraban que el señor Kurtz carecía
de frenos para satisfacer sus apetitos, que había algo que faltaba en él, un
pequeño elemento que, cuando surgía una necesidad apremiante, no podía
encontrarse en su magnífica elocuencia. Si él era consciente de esa
deficiencia, es algo que no puedo decir. Creo que al final llegó a advertirla,
pero fue sólo al final. La selva había logrado poseerlo pronto y se había
vengado en él de la fantástica invasión de que había sido objeto. Me imagino
que le había susurrado cosas sobre él mismo que él no conocía, cosas de las que
no tenía idea hasta que se sintió
aconsejado por esa gran soledad... y aquel susurro había resultado
irresistiblemente fascinante. Resonó violentamente en su interior porque tenía
el corazón vacío.» De El Corazón de las tinieblas.
KURTZ APARECE
Esta es la
descripción de Marlow sobre Kurtz cuando lo ve por primera vez:
Narra Marlow:
«Presentía amargamente el
absurdo peligro de nuestra situación, como si el estar a merced de aquel atroz fantasma
fuera una necesidad vergonzosa. No podía oír ningún sonido, pero a través de
los gemelos vi el brazo delgado extendido imperativamente, la mandíbula
inferior en movimiento, los ojos de aquella aparición que brillaban sombríos a
lo lejos, en su cabeza huesuda, que oscilaba con grotescas sacudidas. Kurtz...
Kurtz, eso significa pequeño en alemán, ¿no es cierto? Bueno el nombre era tan
cierto como todo lo demás en su vida y en su muerte. Parecía tener por lo menos
siete pies de estatura. La manta que lo cubría cayó y su cuerpo surgió
lastimoso y descarnado como de una mortaja. Podía ver la caja torácica, con las
costillas bien marcadas. Era como si una imagen animada de la muerte, tallada
en viejo marfil, hubiese agitado la mano amenazadora ante una multitud inmóvil
de hombres hechos de oscuro y brillante bronce. Le vi abrir la boca; lo que le
dio un aspecto indeciblemente voraz, como si hubiera querido devorar todo el aire,
toda la tierra, y todos los hombres que tenía ante sí.» De El Corazón de las tinieblas.
LA REINA DE LA
NOCHE
En un poema de J.Keats La extraña dama sin piedad, arquetipo de
mujer fatal y siniestra que representa un arquetipo universal, aquí aparece
como una mujer misteriosa, La reina de la noche. En sentido contrario, en la
novela aparece otra mujer: la prometida de Kurtz, representa la mujer blanca,
la inocencia, las convenciones de la civilización. Pero incluso ella, al final
tiene un desdoblamiento porque también esta ha sido seducida por el lado oscuro
de Kurtz.
«Oscuras formas humanas
podían verse a distancia, deslizándose frente al tenebroso borde de la selva, y
cerca del río dos figuras de bronce apoyadas en largas picas estaban en pie a
la luz del sol, las cabezas tocadas con fantásticos gorros de piel moteada; un
par de guerreros inmóviles en un reposo estatutario. De derecha a izquierda, a lo
largo de la orilla iluminada, se movía una salvaje y deslumbrante figura
femenina."La mujer caminaba con pasos mesurados, envuelta en una tela rayada, guarnecida de flecos, pisando el
suelo orgullosamente, con un ligero sonido metálico y un resplandor de bárbaros
ornamentos. Mantenía la cabeza erguida, sus cabellos estaban arreglados en
forma de yelmo, llevaba anillos de bronce hasta las rodillas, pulseras de bronce
hasta los codos, innumerables collares de abalorios en el cuello; objetos
estrambóticos, amuletos, presentes de hechiceros, que colgaban sobre ella, que
brillaban y temblaban a cada paso que daba. (…).Ella nos miró a todos como si
su vida dependiera de la dureza e inflexibilidad de su mirada. De pronto abrió
los brazos desnudos y los elevó rígidos por encima de su cabeza como en un
deseo indómito de tocar el cielo, y al mismo tiempo las tinieblas se
precipitaron de golpe sobre la tierra, pasaron velozmente sobre el río,
envolviendo el barco en un abrazo sombrío. Un silencio formidable acompañó la
escena.» De El Corazón de las tinieblas.
EL HECHIZO
ANCESTRAL DE LA NATURALEZA
La naturaleza actúa como un
personaje mas, concebida como sus fundamentos primitivos, arcaicos, el sonido
de lo antiguo. Siempre llena de ritmos pero también de misterio. El despertar
de lo instintos. Aquí la selva, como si fuese un personaje más, actúa como un catalizador que libera los
instintos primitivos del hombre. En toda la novela tanto el rio como la selva,
no desempeñan unos elementos simplemente decorativos. Sino que en su carácter
envolvente actúan como personajes. Las descripciones de Conrad sobre la selva
abundan y son notables. Conrad no solo
describe sino que apropia del paisaje, le da vida. Escribe como
intentaba pintar Cézanne. El paisaje respira, se mueve y actúa. A veces el griterío de la selva, el
susurro, y el silencio. Estas escenas de Conrad pegadas como costra a los
personajes crean un estado alucinante, que también va conquistando el corazón
de los personajes. Escritores posteriores intentarían también abordar el
problema del mal en una atmosfera hostil y natural. Uno de ellos, William Golding, premio nobel de literatura (1983)
novelista ingles, que explora las posibilidades del mal, en su novela El señor de las moscas, (1954). Una
novela en que un grupo de niños naufragan y van a dar a una isla selvática, ahí
el encanto y soledad de la isla y el poderío de la naturaleza y la presencia
del mal, (Belcebú), representado por El señor de las moscas, desata las pasiones e instintos primitivos de
los niños. Golding en otra de sus novelas La oscuridad visible (1979), también
explora la presencia del mal en el corazón del hombre. Amparado en una línea de
El paraíso Perdido de John Milton: «Aquellas llamas no despedían luz alguna;
pero las tinieblas visibles servían tan solo para descubrir cuadros de horror,
regiones de pesares, oscuridad dolorosa…» (11).
«Intenté romper el hechizo,
el denso y mudo hechizo de la selva, que parecía atraerle hacia su seno
despiadado despertando en él olvidados y brutales instintos, recuerdos de
pasiones monstruosas y satisfechas. Estaba convencido de que sólo eso lo había
llevado a dirigirse al borde de la selva, a la maleza, hacia el resplandor de
las fogatas, el sonido de los tambores, el zumbido de conjuros sobrenaturales. De El Corazón de las tinieblas.
«La maleza permanecía
inmóvil, como una máscara pesada, como la puerta cerrada de una prisión. Nos
miraba con un aire de conocimiento oculto, de paciente expectación, de
inexpugnable silencio.» De El Corazón de las tinieblas.
EL PODER DE LA VOZ
Para Conrad el poder de la
voz y lo auditivo es superior a lo visual.
En esto se parece A Joyce y a John Milton que descansaban más en una capacidad auditiva
que visual. No obstante las escenas realistas y alucinantes de la selva de
Conrad son magistrales. Sin la
fabricación en espiral de estas escenas lo personajes de Conrad quedarían
vacios. En una dialogo de la novela queda evidenciado el poder de la voz en
Kurtz: Decía de Kurtz el director de la compañía: «¿No habla usted con el señor Kurtz?' 'Con ese hombre no se habla, se le
escucha'» Kurtz más que una presencia física era fundamentalmente una Voz. Oímos
de él, pero durante todo el relato hasta su encuentro fugaz se presenta como un
ser casi invisible. Él más que un cuerpo era pura Voz.
«Hice el extraño
descubrimiento de que nunca me lo había imaginado en acción, sabéis, sino
hablando. No me decía: ahora ya no podré verlo, ahora ya no podré estrecharle
la mano, sino: ahora ya no podré oírlo. El hombre aparecía ante mí como una
voz. Aquello no quería decir que lo disociara por completo de la acción. ¿No
había yo oído decir en todos los tonos de los celos y la admiración que había reunido,
cambiado, estafado y robado más marfil que todos los demás agentes juntos?
Aquello no era lo importante. Lo importante era que se trataba de una criatura
de grandes dotes, y que entre ellas, la que destacaba, la que daba la sensación
de una presencia real, era su capacidad para hablar, sus palabras, sus dotes
oratorias, su poder de hechizar, de iluminar, de exaltar, su palpitante
corriente de luz, o aquel falso fluir que surgía del corazón de unas tinieblas
impenetrables»
«"Kurtz peroraba. ¡Qué
voz! ¡Qué voz! Resonó profundamente hasta el mismo fin. Su fortaleza sobrevivió
para ocultar entre los magníficos pliegues de su elocuencia la estéril
oscuridad de su corazón. ¡Pero él luchaba, luchaba! Su cerebro desgastado por
la fatiga era visitado por imágenes sombrías... imágenes de riquezas y fama que
giraban obsequiosamente alrededor de su
don inextinguible de noble y elevada expresión. Mi prometida, mi estación, mi
carrera, mis ideas... aquellos eran los temas que le servían de material para
la expresión de sus elevados sentimientos. La sombra del Kurtz original
frecuentaba la cabecera de aquella sombra vacía cuyo destino era ser enterrada
en el seno de una tierra primigenia. Pero tanto el diabólico amor como el odio sobrenatural
de los misterios que había penetrado luchaban por la posesión de aquella alma
saciada de emociones primitivas, ávida de gloria falsa, de distinción fingida y
de todas las apariencias de éxito y poder.
» De El Corazón de las tinieblas.
EL MISTERIO
A propósito de Kurtz: el problema del mal, presagio
siniestro, signo de los tiempos, precursor
de la maldad hecha persona.
Había ocupado un alto sitial
entre los demonios de la tierra». De El
Corazón de las tinieblas.
«La suya era una oscuridad impenetrable» De El Corazón de las tinieblas.
¡HORRO, HORROR!
Dos momentos, pueden ser
considerados en la evolución de Kurtz en su descenso hacia las tinieblas. El primero,
aquel que lo hace atraído por una atmosfera de
oscuridad, de exploración, parecido al descenso a los infiernos de
Dante. Por eso la frase de Marlow al inicio del recorrido: «me pareció haber penetrado
en el tenebroso circulo de algún infierno.» En una clara alusión a la obra de
Dante. En ese viaje Kurtz, conoce el mal, y quisiera regresar, salir de ese
infierno, y denunciarlo, advertirlo. Su grito: « Horror, Horror», es más de advertencia,
de lucha contra el mal. Ha conocido el mal en sus entrañas, lo ha visto, ha
estado ante su presencia. Pero las tinieblas son más poderosas, y el
sucumbe. El segundo momento, ya atrapado por el misterio del mal, asume
características que lo emparejan meridianamente al anticristo. Un hombre
surgido de las muchedumbres, con una capacidad de fascinación sobrenatural, con
una elocuencia no vista que engaña y es adorado como un pequeño dios.
«Una noche al entrar en la
cabina con una vela me alarmé al oírle decir con voz trémula: 'Estoy acostado
aquí en la oscuridad esperando la muerte.' La luz estaba a menos de un pie de
sus ojos. Me esforcé en murmurar: '¡Tonterías!' Y permanecí a su lado, como
traspasado. "No he visto nunca nada semejante al cambio que se operó en
sus rasgos, y espero no volver a verlo. No es que me conmoviera. Estaba fascinado.
Era como si se hubiera rasgado un velo. Vi sobre ese rostro de marfil la
expresión de sombrío orgullo, de implacable poder, de pavoroso terror... de una
intensa e irremediable desesperación. ¿Volvía a vivir su vida, cada detalle de
deseo, tentación y entrega, durante ese momento supremo de total lucidez? Gritó
en un susurro a alguna imagen, a alguna visión, gritó dos veces, un grito que
no era más que un suspiro: '¡Ah, el horror! ¡El horror!'» De El Corazón de las tinieblas.
UNA ESTACIÓN
EXISTENCIALISTA
Si como se afirma Conrad se adelanto a Hemingway
en su realismo caracterizado por la lucha
del hombre con su entorno. Ambos escritores fabricantes de personajes de acción
aunque rodeados de sus defectos y
vulnerabilidades. Ambos sustentados en la búsqueda de una moral en la acción.
Sin embargo, no se puede soslayar en Conrad la matriz Nietzsche-Schopenhauer. Sin
caer en un profundo y estéril nihilismo, Conrad es un escéptico del progreso. Y
a veces asume posiciones existencialista, muy cercanas a escritores como Camus.
En el capitulo final hace decir a Marlow, un párrafo que perfectamente podría
haber firmado Camus. Y es que Camus y
Conrad, coinciden en varios puntos. Ambos son escritores extranjeros, Camus
escribe en francés pero era argelino con ancestros españoles. Camus toca el problema de la
extranjería en un mundo en que es difícil tener un arraigo. Su novela El extranjero (1942), anticipa a todos
los extranjeros, ya no solo geográficamente, sino, y ese es un problema mayor
que la simple extranjería de las corrientes migratorias, la de los extranjeros en un mundo moderno que sienten
que no les pertenece y con el que no se identifican. Una especie de extranjeros
en el mundo. Por su parte Conrad nunca se termino de sentir totalmente ingles, igual
como nunca se sintió totalmente polaco. Siempre fue una especie extranjero en ambos países. Alguna vez
exclamo: «Solo soy un maldito extranjero».
«Sin embargo, como podéis ver, no fui a reunirme allí con Kurtz. No fue así. Permanecí aquí, para soñar la
pesadilla hasta el fin, y para demostrar mi lealtad hacia Kurtz una vez más. El
destino. ¡Mi destino! ¡Es curiosa la vida... ese misterioso arreglo de lógica
implacable con propósitos fútiles! Lo más que de ella se puede esperar es
cierto conocimiento de uno mismo... que llega demasiado tarde... una cosecha de
inextinguibles remordimientos. He luchado a brazo partido con la muerte. Es la
contienda menos estimulante que podéis imaginar. Tiene lugar en un gris
impalpable, sin nada bajo los pies, sin nada alrededor, sin espectadores, sin
clamor, sin gloria, sin un gran deseo de victoria,sin un gran temor a la derrota, en una atmósfera enfermiza de tibio escepticismo,
sin demasiada fe en los propios derechos, y aún menos en los del adversario. Si
tal es la forma de la última sabiduría, la vida es un enigma mayor de lo que
alguno de nosotros piensa. Me hallaba a un paso de aquel trance y sin embargo
descubrí, con humillación, que no tenía nada que decir.» De El Corazón de las tinieblas.
WHAT'S KURTZ
Aquí se barajan varias posibilidades, de qué o quién era
Kurtz en su fachada humana. Él mismo se consideraba, como un emisario de la
luz, la piedad y el progreso. Pero también es descrito como un «hombre que no era normal», como «un hombre extraordinario»,
como un «genio universal». Como «rey del tiempo». Además como poeta, pintor, hasta periodista, pero sobre todo es descrito con las habilidades de un político. En el trascurso de la novela se nos ha
presentado a Kurtz, como poeta, escribía poemas que el mismo recitaba, también
como pintor: llega a pintar un cuadro. Pero
su verdadero rasgo dominante era su
elocuencia, cercano al lenguaje y uso de la palabra. Kurtz tenia las
característica de un hombre elocuente, un líder político, diseñado para grandes
cosas: hablaba maravillas, cautivaba, tenia el poder de fascinar, engañar. No obstante, ¡Horror,
horror! fueron las últimas palabras de Kurtz. (12)
«No tenía yo razón para
poner en duda aquella declaración, y
hasta el día de hoy soy incapaz de decir cuál fue la profesión de Kurtz, si es
que tuvo alguna... cuál fue el mayor de sus talentos. Lo había considerado como
un pintor que escribía a veces en los periódicos, o como un periodista a quien
le gustaba pintar, pero ni siquiera el primo (que no dejaba de tomar rapé
durante la conversación) pudo decirme cuál había sido exactamente su profesión.
Se había tratado de un genio universal. (…)o confesó su opinión de que Kurtz en
realidad no sabía escribir, pero, ¡cielos!, qué manera de hablar la de aquel
hombre. Electrizaba a las multitudes. Tenía fe, ¿ve usted?, tenía fe. Podía
convencerse y llegar a creer cualquier cosa, cualquier cosa. Hubiera podido ser
un espléndido dirigente para un partido extremista.» De El Corazón de las tinieblas.
LOS MUERTOS Y
LOS VIVOS AL ENCUENTRO DE KURTZ
T.S.E, en Te Waste Land, en uno de sus versos escribe: «No sabia que la muerte había arrebatado a tantos».
Por su parte Joyce, en su conocido y mejor logrado cuento The Dead,
(1914) en Dublineses (1914), al final
de la narración, en un solo instante, alegóricamente ve a todos los vivos y los muertos del
tiempo. Conrad, sintetiza todos esos muertos en un exclusivo muerto Kurtz: «El señor Kurtz. El muerto.» Pero que
también nos recuerda aquellos versículos neo testamentarios: «Dejemos que los muertos entierren a sus muertos.» (13)
«Pensaba que su recuerdo era
como los otros recuerdos de los muertos que se acumulan en la vida de cada
hombre... una vaga huella en el cerebro de las sombras que han caído en él en
su rápido tránsito final. Pero ante la alta y pesada puerta, entre las elevadas
casas de una calle tan tranquila y decorosa como una avenida bien cuidada en un
cementerio, tuve una visión de él en la camilla, abriendo la boca vorazmente
como tratando de devorar toda la tierra y a toda su población con ella. Vivió
entonces ante mí, vivió tanto como había vivido alguna vez... Una sombra
insaciable de apariencia espléndida, de realidad terrible, una sombra más
oscura que las sombras de la noche, envuelta notablemente en los pliegues de su
brillante elocuencia. La visión pareció entrar en la casa conmigo: las
parihuelas, los fantasmales camilleros, la multitud salvaje de obedientes
adoradores, la oscuridad de la selva, el brillo de la lejanía entre los
lóbregos recodos, el redoble de tambores, regular y apagado como el latido de
un corazón... el corazón de las tinieblas vencedoras.» De El Corazón de las tinieblas.
BUDA
Marlow el narrador
presencial de la novela es descrito en las primeras páginas como un ídolo. Al
final, sobreviviente de haber visto el mal,
y sin haber sucumbido a su atmosfera y
tentación. Pero si fiel y fascinado hasta el ultimo momento por Kurtz. Y
ya lleno de una reposada sabiduría, reflexiona
sobre lo que le ha pasado y ha vivido. Él es descrito al final como un Buda. El mismo Marlow afirma que él era «Algo así como un emisario de la luz, como un apóstol
de segunda clase.» En la novela de
Thomas Mann El Doctor Fausto (1947), novelista
que aborda el misterio del mal, aunque en otro contexto. Adrian Leverkühn, el
personaje principal, es un músico que vende su alma al diablo para obtener
éxito como compositor musical. El mal en Conrad es de una naturaleza bastante descarnada
y primitiva, el mal que aborda Thomas Mann es en la ciudad y en la alta
cultura.
Otro escritor, H. Hesse;
alemán nacionalizado suizo escribió en el último periodo de su vida, una novela
El juego de los Abalorios (1943), antítesis
de las novelas de Mann y Conrad, su personaje principal es Joseph Knecht. Y
existe, un parangón entre Marlow y Joseph Knecht, ambos se acercan a la
sabiduría. Marlow, como un buda finalista, J.Knecht, hombre de vida monástica, y
que al final abandona Castalia; mientras que Marlow regresa a la civilización. Knecht,
abandona la utopía de la alta cultura. Por otra parte, Kurtz se da cuenta que
la utopía del progreso es vana y solo produce destrucción. Posición, algo
similar al joven cazador de El Oso de Faulkner, que intuye la destrucción de la
naturaleza por las ambiciones desmedidas que causan el dinero y el sentido de posesión
de la tierra. Giovanni Papini, por algún lado señalo que «el dinero era el estiércol del diablo.» La biblia en el nuevo
testamento afirma que «el dinero es la
raíz de todo mal.» (14) En el corazón del hombre luchan las tinieblas
y la iluminación. Las sombras y la luz. Podrían ser dos corazones, pero es un
mismo corazón, así como no son dos los ríos sino un mismo rio: el rio de la
vida. (15)
«Marlow calló, se sentó
aparte, concentrado y silencioso, en la postura de un Buda en meditación.
Durante un rato nadie se movió. —Hemos perdido el primer reflujo —dijo de
pronto el director. Yo levanté la cabeza. El mar estaba cubierto por una densa
faja de nubes negras, y la tranquila corriente que llevaba a los últimos
confines de la tierra fluía sombríamente bajo el cielo cubierto... Parecía
conducir directamente al corazón de las inmensas tinieblas.» De El Corazón de las tinieblas.
Notas bibliográficas
1. Señalaba Virginia Woolf, al leer la novela El corazón de las tinieblas: «sacar
de su elemento la "penetración intimista" de Conrad era "un
esfuerzo vano": "seca, depositada en nuestros platitos, sin la magia
y el misterio del lenguaje, pierde todo su poder estimulante y fustigador;
pierde la drástica potencia que es cualidad constante de su prosa».En Joseph
Conrad, el lenguaje de la selva, El Cultural, ALBERTO GORDO, 2015.En
sentido contrario le sucede a Virginia Woolf, en sus novelas es difícil extraer
su carácter intimo que esta estructurado en un solo bloque, y separar de ella lo objetivo.
Están tejidas con tal densidad lingüística, indestructible, que es difícil extraer un pasaje que no este impregnado de
esa continua corriente de subjetividad. Solo pensemos en El Faro (1927).
2. Fernández,
Silvana Noelí. La construcción
del espacio conradiano en "Heart of Darkness", Lord Jim y Nostromo. A
Tale of the Seaboard. UNLP FAHCE.
3. Alusion a la metáfora del nuevo testamento Mateo 23:27,
con que Cristo imprecaba a los Fariseos.
4. En la traducción de Sergio Pitol. La frase en el
original ingles es, "Exterminate all
the brutes".
5. Vargas Llosa, Mario. Joseph Conrad, El corazón de
las tinieblas. Las raíces de lo humano. La verdad de las mentiras.
Santillana, 2002
6. Por supuesto, a pesar del tono racista, la condena de
Conrad, se refiere al colonialismo, del que trata la novela. Sin embargo, todo colonialismo se ha bañado en sangre, y
es extensivo a toda conquista de cualquier tipo. No hay imperio, ni conquista,
ni guerra, que no haya sido a sangre y fuego. Ya sea por motivos de poder o
alegando una superioridad sobre los pueblos vencidos o conquistados. Desde
los romanos, para poner un ejemplo conocido y universal, hasta el pueblo
israelita, después del éxodo de Egipto y la conquista de Canaán. Los motivos
religiosos no faltan, la superioridad de
una religión sobre otra, también ha irrigado ríos de sangre. No hay revolución
que no se haya empapado de sangre. Y todas alegando: la verdad el progreso, la civilización, el pueblo y a veces hasta la igualdad
7. En sentido contrario mas difícil resulta encontrar un libro de historia,
que uno pueda afirmar que tiene el encanto de la ficción o portar un gusto
literario. Valga un solo ejemplo, Las
guerras del Peloponeso de Tucidides, quien además de un maestro de la
retorica se consideraba poseedor de un fuerte sentido dramático. John Stuart
Mills, señalaba que su relato de la
expedición a Sicilia, (Libro VI y VII) podría ser «la más poderosa y efectiva pieza de narrativa quizás de toda la
literatura.». No obstante, no todos
piensan igual, Stephen Dedales en el
Ulises de Joyce, por algún recodo
del II
capítulo (Nestor), exclama: «
llevo años de querer despertarme de esa pesadilla de la historia.» Y su
creador Joyce, es sabido, ya que lo confeso a sus amigos, que su gran anhelo era escribir una novela
que contuviera toda la historia
universal. Y lo hizo, en forma onírica: Finnegans Wake.
8.
En Las tierras
vírgenes, (1894-1895), también traducido El libro de la selva, otro
ingles y Voz del imperio. Kipling escribe un cuento La selva invasora, aquí la invasión es de los animales, que actúan
como colonizadores, despojando de sus tierras a los residentes autóctonos. En
esa ficción los animales hablan. La invasión de la que habla Conrad es menos
dramática y sin animales pero es
igualmente efectiva: la invasión de la selva que se mueve, se oye y ve, esta ahí al acecho, actúa como un
personaje y adquiere proporciones
fantásticas. La selva de Kipling en
la «grande, gris y amorfa» India, es
una selva más amigable y menos siniestra, pero no exenta totalmente de
violencia. Aun con la rivalidad de los animales y su lucha contra los hombres.
En esa selva el animal sabio es el elefante. Mientras que en la selva de Conrad,
no hay animales, salvo el marfil de los elefantes. En la selva de Conrad los hombres son los animales. Conrad alguna
vez llego a decir: «Antes del Congo yo
era un solo un simple animal». Frase reveladora y de la que se colige que
después de ver la barbarie en situ,
Conrad sufrió un gran shock, se humanizo.
9. Faulkner escribió la novela ¡Desciende,
Moisés!, (1946), en uno de sus
capítulos, titulado El oso, que también publico como novela
independiente. (1955) Además escribió un cuento, que antecede a las novelas,
(1942) no muy extenso con el mismo nombre: El oso. Entre los tres textos se dan
diferencias sustanciales. No obstante, el personaje principal es un joven de 16 años, recién iniciado a la
caza, Ike McCaslin. Mientras que el oso, llamado Old Ben
representa en esos textos, «un
anacronismo indomable e invencible surgido de un tiempo antiguo y muerto, un
fantasma, compendio y apoteosis de la antigua vida salvaje» el ultimo ser
viviente todavía conectado al mundo natural, en un escenario de «los bosques sin tiempo», de «la oscuridad inmemorial de los bosques».
En que la tierra no era «de
los blancos, ni de los negros, ni de los rojos, sino de los hombres, de los
cazadores, con la voluntad y la osadía de resistir y la humildad y el arte de
sobrevivir.»
10. T.S.Eliot, escribe Los hombres
huecos, en el marco de una crisis matrimonial; no obstante, este hecho rubricado
por el carácter personal. Su poema, ha desbordado el carácter simplemente
intimista y personal con que el poema fue hecho y, los hombres huecos se han ganado un estereotipo en representación del
hombre moderno.
11. Milton, John, El Paraíso Perdido,
Libro I (1658-1665).
12. Cuando Marlow, regresa del Congo, visita a la
prometida de Kurtz para entregarle algunos efectos personales de su prometido, en
esa escena ella le pregunta a Marlow cuáles fueron las últimas palabras de su
prometido, antes de morir. Marlow le miente, y le dice que su ultimas palabra
fueron el nombre de ella, a sabiendas que las ultimas palabras de Kurtz fueron
¡Horror, Horror! Sobre esas ultimas
palabras de Kurtz, acerca del dios colonialista, Michael Bryson, lo traslada y
concluye que ese «horror», está en nosotros. Bryson lo saca de cualquier
categoría abstracta: colonialismo, conquista,
guerra. Y lo coloca en el corazón humano. En The Horror Is Us: Western Religious Memory and the Colonialist God in
Heart of Darkness,
Michael Bryson, Henry Street (9.1), Spring 2000, pp. 20-39. La misma idea del mal y las tinieblas se trasmite en
un parlamento de Ulises de Joyce, (Capitulo II, Nestor, al habla Stephen
Dedalus): «You find my words dark. Darkness is in
our souls do you think.» Traducido: « Quizá mis palabras os parezcan oscuras.
Pero ¿no creéis que la oscuridad se encuentra en nuestra alma?» (Traducción
Plaza de las palabras).
13. Mateo 8:21-22
14. Por supuesto, puede resultar muy simple hacer un reduccionismo de semejante materia, definir el misterio del mal por un factor
estrictamente monetario. No obstante, existe una correlación: dinero, ambición,
poder, fama. Aun así, eso también es muy
evidente y simple. Si el corazón de las tinieblas, es el corazón enfermo lleno
de soberbia, ira, odio, violencia, ambición de posesión. También ha de existir
un corazón puro. Si la oscuridad es impenetrable como postula Conrad. La luz lo
penetra todo, debe haber también un corazón
trasparente e iluminado. Y en esa corriente lucha siempre la vida
contra la muerte, la luz contra las
tinieblas.
15. Stephen, el personaje de Ulises, en el capítulo II.Nestor, sentencia :«a darkness shining in brightness which
could not comprehend.» (Una oscuridad alumbrada en una brillantes la cual no puede ser
comprehendida.) (Traducción Plaza de las palabras). Citado En Anna Livia Plurabelle, (Finnegans
Wake, I,viii) Edición bilingüe de
Francisco García Tortosa. Cátedra
Letras Universales, 1992. En ese correlato nos preguntamos, si así como existe un
misterio del mal, no habrá también un
misterio del bien y en esos
claroscuros, entre luz y tinieblas, en el génesis (Milton lo indica en El
paraíso perdido), se señala que la luz ya
existía desde antes que Dios hiciera el
sol.
CRÉDITOS
Versión
usada para esta reseña, Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas,
Edición: Jorge Luis Marzo, Traducción: Sergio Pitol (Lumen).
ENLACE
El corazón de las tinieblas, traducción, introducción y
notas de Sergio Pitol, 121p.
El Corazón de las tiniebla, versión libre sin notas.
Obras Clásicas de Siempre. Instituto Latinoamericano de la comunicación
educativa, 145p.
http://
bibliotecadigital.ilce.edu.mx
ILUSTRACIONES
Joseph Conrad, foto, Wikipedia
El rio Támesis al fondo, el palacio de Buckingham, pintura
por William Turner
El barco esclavo, pintura William Turner, 1840
El río Congo, foto aérea, Google Imagen
Sepulcro blanqueado, dibujo, Google Imagen
El arlequín, pintura por Paul Cézanne, 1888-1890
Foto de la película Apocalipsis Now
Cartel promocional de Apocalipsis Now
Buda, imagen Google Imagen