Plaza de
las palabras presenta el
segundo post Tres poemas de José Antonio Domínguez (1869-1903), en este segundo post se incluye su poema más conocido Himno a la materia. Poema con el cual Domínguez alcanza su madurez poética y lo hace brindando una visión cósmica de la
naturaleza. En este post, la Segunda parte. Contiene la segunda tensión: Una astronomía imaginaria. En que el poeta nos regala su visión del
kosmos. Y una tercera
tensión dedicada a Una visión
filosófica teológica. El dios de la materia. Tensión en que el poeta exhibe sus ambivalencias ontológicas. Cierra
el post con estos acápites: Reflexiones finales, Las últimas
palabras de Domínguez, y El péndulo
del poeta. Y a continuación el
poema El himno a la materia en sus
dos versiones, la de José Antonio Domínguez (1902), y la versión de
Pierre Teillhard de Chardin (1919).
JOSE ANTONIO DOMINGUEZ EL POETA DE LA MATERIA
¡Oh, materia (…)
que con el gran prodigio de tu esencia
y el arcano infinito de tus formas,
como madre perenne, siempre joven
(…) llenas la inmensidad de Universo.
De El Himno a la materia,
José Antonio Domínguez.
SEGUNDA PARTE
Segunda tensión. Una astronomía imaginaria
Una segunda tensión en el poema Himno a la materia, es la importancia que el poeta Domínguez le otorga
a las diferentes formas de vida desde el macrocosmos hasta el microcosmos. Y en ese tratamiento
astronómico verdaderamente lo ejecuta con agudeza y a veces clarividencia poética.
Sin lugar a dudas, el lector moderno
disfrutara, y seguramente se identificara con esas partes del poema en que
Domínguez nos presenta sus visiones y anticipaciones cósmicas sobre la vida en
el universo.
Domínguez proclama la vida desde
lo macro a lo micro:
con aspecto de vida en los espacios,/desde los vastos mundos y los soles/que
por la noche brillan como antorchas/suspensas en el éter cristalino,/hasta los
invisibles infusorios/que habitan en miríadas y millones/en el fondo irisado de
una gota/de rocío...!
Domínguez proclama que también las estrellas y astros se extinguen (36)
Los mismos/soles y los mundos de fábrica tan sólida/tienen su fin; tras
incontables años llega el día en que extinto su calórico/giran en los espacios
insondables/cadáveres helados e insepultos, cuna y sepulcro de los mismos
astros
Domínguez proclama y anuncia que
en otros mundos hay o nacerán nuevos seres (37)
/en tanto que quizás en
otros cielos/nuevos mundos se forman donde pronto/brotaran nuevos seres.
Domínguez proclama la existencia de nuevos mundos y razas superiores a
lo humano.
Acaso ignora/que hay en el éter incontables mundos/superiores mil veces
a la tierra /mundos que han de poblar sin duda seres/más perfectos que el
hombre, ya en figura/ya en fuerza y facultad o porque tengan/más nobles
atributos?
Domínguez proclama la pequeñez del hombre:
no comprende que es él menos que un grano/de arena que se pierde y se
confunde
en las inmensidades de un desierto:/átomo del océano infinito que se
piensa, ¡
Domínguez proclama la pequeñez de la tierra en relación al universo
Pobre hombre/infeliz individuo condenado/a ser el habitante de un
planeta/de los más inferiores que gravitan/en el éter azul de lo insondable,
Y sobre ese verso éter
azul de lo insondable viene a colación, aquella conocida descripción Un puntito azul del astrónomo Carl Sagan
(38) Igualmente este tema abre las puertas para explorar la relación no
entre naturaleza y poesía, ya rebasada por el romanticismo, sino entre la poesía y el cosmos. (39) Y aquí tomamos la palabra cosmos,
como la entendían los pitagóricos que fueron los primeros en usar la palabra kosmos, que era una combinación
intraducible de orden, correspondencias y belleza. (40). Y a propósito de Cosmos y de poesía, aquí la llegada de un poeta comprometido con el cosmos.
Walt Whitman
Cosmos
Quién contiene a la diversidad y es la
Naturaleza
quién es la amplitud de la
tierra y la rudeza y sexualidad de la tierra
y la gran caridad de la
tierra, y también el equilibrio
quién no ha dirigido en vano
su mirada por las ventanas de los ojos
o cuyo cerebro no ha dado en
vano audiencia a sus mensajeros
quién contiene a los
creyentes y a los incrédulos
quién es el amante más
majestuoso
quién, hombre o mujer, posee
debidamente su trinidad de realismo
de espiritualidad y de lo
estético o intelectual
quién después de haber
considerado su cuerpo
encuentra que todos sus
órganos y sus partes son buenos
quién, hombre o mujer, con
la teoría de la tierra y de su cuerpo
comprende por sutiles
analogías todas las otras teorías
la teoría de una ciudad, de
un poema
y de la vasta política de
los Estados
quién cree no sólo en
nuestro globo con su sol y su luna
sino en los otros globos con
sus soles y sus lunas
quién hombre o mujer, al
construir su casa
no para un día sino para la
eternidad
ve a las razas, épocas,
efemérides, generaciones.
El pasado, el futuro, morar
allí, como el espacio
indisolublemente juntos.
Domínguez y la ciencia física del atomismo de Demócrito (41)
Ella no mata; en realidad divide, /y separa elementos que bien pronto,/al
combinarse en prodigiosas mezclas,
Domínguez proclama el cambio de las
formas y la materia (42)
y la vida se extiende y se derrama/buscando nuevos moldes
de formas, de organismos y de vidas,
Domínguez proclama la esencia y forma de la materia
¡Oh, materia sublime, eterna y varia/que con el gran prodigio de tu
esencia/y el arcano infinito de tus formas,/
Tercera tensión. Una visión filosófica teológica. El dios de la materia
Una tercera tensión se produce en su
concepción filosófica, y decimos filosófica porque es más filosófica que teológica.
Pero es evidente que en su poema convive
una concepción del Ser. No un Dios conocido, si asoma a veces un dios panteísta,
pero es un dios que a veces asoma y otras no. Un Deus absconditus que a veces el propio poeta sustancia. Sin embargo, es un dios más distante y
despersonalizado. No en el sentido del panteísmo fraternal de Alfonso Guillen Zelaya. Y si a Guillen
Zelaya se le puede llamar El poeta de la
naturaleza, sin duda nadie le arrebatara a Domínguez, ser El
poeta de la materia. Pero el dios de
Domínguez, es un Dios más mecanicista que material. Si bien a veces simpatiza con ese dios hecho
maquina. Pero es un Dios silente, que no contesta preguntas:
Inexorable
y muda a mis preguntas
permaneces
como si fueses sorda o
insensible
La concepción
materialista de Domínguez, en su Himno a
la materia, se acerca, sobre todo valga un parangón, por su visión sobre la materia a la del filósofo materialista
y evolucionista, Pierre Teilhard de Chardin (43), y su conocido y homónimo Himno
a la materia. (44) Si bien en el Himno a la materia de Domínguez, puede
embonar en algunos aspectos, no calza totalmente
con la visión cósmica definitiva de Teilhard de
Chardin. La diferencia radica sumariamente en que en la materia del
pensador francés su dialéctica
materialista encarna un proceso que avanza
a un estado final y definitivo, esa
evolución de la materia encontrara su plenitud en el punto omega. En
Teilhard de Chardin se va materializando
y personificando un recorrido ascensional de esa materia, en Domínguez, por lo
contrario no hay un principio y menos un final. Es decir en Teilhard de Chardin se desencadena un recorrido hacia
la perfeccion del hombre o la humanidad;
en Domínguez no se identifica una
causa primera ni una causa final. Ni se plantea una perfección del hombre como
meta final. (45) Ni dota a esa
materia de una sustancia original, lo que lo obliga a presentarnos a un dios
materia ad hoc. Nos presenta una
materia en media rex, aunque si
reconoce que la materia como tal es el principio y el fin. Pero que la
“sustancia” que lo mantiene muere en el proceso, solo se trasforma pero sin
evolución y por la tanto esa materia no es perfectible ni trascendente.
Domínguez bendice la materia
¡Salve mil veces/oh, materia infinita y soberana
Teilhard de Chardin bendice
la materia
Bendita seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura roca, tú que no
cedes más que a la violencia y nos obligas a trabajar si queremos comer.
Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable pasión, tú que nos
devoras si no te encadenamos.
Domínguez la compara a la
creación
¡oh, materia! alma y vida del gran todo
llamada Creación.
Domínguez compara la materia
a un dios
¡Oh materia!/Tú eres lo único eterno; tú no acabas; /tú no aumentas, tú
no disminuyes; /
eres principio y fin de cuanto existe; (…), inteligente y pura, /cual
si Dios mismo su poder rigiese…
Domínguez reconoce la eternidad de la materia
Tú sola, /oh. Materia
grandiosa e ilimitada, /persistes sobre todo eternamente
Teilhard de Chardin reconoce lo infinito de la materia
Materia, Duración sin
límites, Éter sin orillas, Triple abismo de las estrellas, de los átomos y de
las generaciones
Teilhard de Chardin reconoce los opuestos de la materia
Tú que castigas y, que curas, tú que resistes y que
cedes, tú que trastruecas y que construyes, tú que encadenas y que liberas,
Y aquí se separa Teilhard de Chardin
Teilhard reconoce la evolución de la materia
Bendita seas, poderosa Materia, Evolución irresistible, Realidad siempre
naciente, tú que haciendo estallar en cada momento nuestros encuadres nos
obligas a buscar cada vez más lejos la Verdad
capacidad de ser y de Transformación en donde germina
y crece la Sustancia elegida.
Teilhard de Chardin reconoce al igual que Leibniz el espíritu en la
materia
Te saludo, potencia universal de acercamiento y, de
unión mediante la cual se entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en, el camino del Espíritu.
Teilhard reconoce lo trascendental
Para llegar hasta ti, Materia, es necesario que,
partiendo de un contacto universal con todo lo que se mueve aquí abajo,
sintamos poco a poco cómo se desvanecen entre nuestras manos las formas
particulares, de todo lo que sostenemos, hasta que nos encontremos frente a la
única esencia de todas las consistencias y de todas las uniones
Te saludo, Medio divino, cargado de Poder Creador,
Océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo
encarnado
Domínguez reconoce la eternidad de la materia
Tú sola, /oh. Materia
grandiosa e ilimitada, /persistes sobre todo eternamente
Domínguez proclama un relativismo moral
pues nada en realidad es malo o bueno.
Domínguez proclama una vida absurda
El hombre vive/sobre un planeta opaco y pequeñísimo/donde la vida es
corta y sin objeto;
Y desde una perspectiva teológica, para Domínguez si
hay un Dios. Ese Dios es la materia en sí, a la cual le da los atributos parciales
de un Dios. Pero también la dota de la naturaleza
de una maquina que crea y destruye. Pero igualmente a veces duda y cree que es
Dios mismo: ¿Eres hija de Dios? ¿Eres Dios mismo? Esa
ambivalencia se mantiene constante en el poema: !/Eres monstruo a la vez que santa madre;/mezcla de sombra y luz. Domínguez no reconoce a un Dios
Creador ni panteísta sino a un Poder
Creador.
¡Salve mil veces/oh, materia infinita y soberana
¡Oh materia!/Tú eres lo único eterno; tú no acabas; /tú no aumentas, tú
no disminuyes; /
eres principio y fin de cuanto existe; (…), inteligente y pura,/cual
si Dios mismo su poder rigiese…
¡oh, materia! alma y vida del gran todo/llamada Creación.
¿Sabes acaso/que el hombre, ese pigmeo miserable,/te desprecia
creyéndose en la tierra el rey de lo creado, un ser distinto/y superior a ti,
que tienes un alma/en donde se concentra lo infinito/y eterno de las cosas,
viva chispa/que no puede morir; porque su origen arranca del aliento luminoso/del
divino arquitecto de los mundos.
Domínguez proclama su escepticismo
cuando el escepticismo se adormece
Pero Domínguez también proclama su nihilismo:
que a ser posible/fuera
mejor exterminar la especie/e impedir que el dolor la perpetúe
¡Ay, infeliz el que por
suerte cae/en el círculo odioso de la vida,
Fatalmente/transmitiendo la
vida sin pensarlo/a nuevos infelices?
Domínguez condena a la materia y
al final la bendice:
¡oh, materia despiadada!/Eres monstruo a la vez que santa madre;/mezcla
de sombra y luz;/conjunto inmenso/donde todo comienza y todo acaba/como en
terrible mar. ¡Salve mil veces/cuna y sepulcro
de los mismos astros!/ ¡Digna obrera de Dios! mil veces salve!
REFLEXIONES FINALES
Finalmente, un
par de reflexiones finales sobre el
poeta Domínguez y su poema El
himno a la materia. La primera en consideración al carácter valorativo de toda una obra o de la vida misma del poeta por
un solo poema. Si bien El Himno a la
materia es su poema más emblemático. Las conclusiones no pueden ser
extendidas a toda su obra, además de que
no son concluyentes. Si seria un guiño saludable
estudiar su obra para encontrar otros poemas que sintonicen con el poema
aludido. Y establecer un balance de su
poema alma mater con el resto de su obra poética. Seguramente, el poema además
de haber contribuido a una imagen pesimista sobre la vida, le refuerza el hecho
de la propia muerte del poeta. Esos
hechos pueden distorsionar o quizá aclarar ciertas bifurcaciones sobre el rumbo
de sus posibles caminos para interpretar su obra completa. Aún siempre quedara
la duda, valedera para todos los poetas que mueren jóvenes: ¿hasta donde
hubiese llegado un poeta como Domínguez de haber vivido más? Y pensemos también
en su contemporáneo Juan Ramón Molina. Difícil
será contestar a esa pregunta. Pero si es vital declarar que su potencial
poético era vasto y lo acompañaba
una enorme pasión, típica en muchos poetas románticos. Lo que no es muy
típico, es el valor que tuvo Domínguez de escribir un poema como El himno a la materia, en una época maquillada
de romanticismo y con escaso publico afín a sus ideas y seguramente rodeado de
una sociedad muy conservadora e intolerante.
Sin duda su
poema El himno a la materia, fue el producto de ciertas
influencias y depositario finisecular de cierto determinismo que se refugiaba
en su alma. Siempre influenciado por la todopoderosa realidad, por lo general
hostil que lo rodeaba. De una u otra
manera, el poeta Domínguez no en todos
sus poemas resulta fatalista. Fue también un poeta civilista que además de
haber escrito encendidos poemas a la patria. También compuso poemas de amor. Y hasta llego a escribir sobre la felicidad.
Y en cuanto a sus poemas cada poema obedece a un momento de la vida síquica de
un poeta. Y a veces se suceden bruscos giros y cambios inauditos de espectáculo.
Nuevas influencias tocan a la puerta y van permeando el alma del poeta, que al
final después de un traficar en su mente trasmuta en la cosa poética. Pero que a cada momento puede estallar en una nueva
percepción sobre el mundo. En cada poeta mora una legión de poetas. Giovanni Papini acerca del poeta Petrarca,
afirmaba una verdad sencilla que es valida para interpretar la obra de poetas y
escritores: que todo hombre, aun el más sencillo,
es por su parte mudable, diverso y múltiple.
La segunda reflexión toca tanto aspectos tanto formales como de
contenido. Un poema puede ser compuesto de muchas formas, sin duda que El Himno a la materia no es el único
poema materialista porque abundan tanto poemas materialistas, como autores que
proclaman su materialismo. Igualmente por el horizonte infinito que abre el
romanticismo, y que este en una de sus
vertientes desembocan en un naturalismo materialista intermitente que a veces prende
sus luces y otras las apaga. Baste una escena cotidiana, muy imaginaria pero que
ilustra el problema: Pensemos en un
semáforo en un día triste de lluvia, que se alterna entre el rojo y el verde,
nunca el amarillo. Y en lo más nutrido del tráfico, cuando la lluvia se ha
convertido en chubasco, el semáforo se
queda solo en rojo. En una escena similar se encontraba Domínguez. No obstante, el romanticismo de Domínguez
puede ser acusado de pesimista o de nihilista, como los hay poetas románticos
que también pasaron por distintos hondonadas o etapas de su poesía por ese
estado oscuro. Uno de ellos, el romántico y pesimista, pero también universal:
Leopardi. (46). Y donde quedaría ¿el
Werther de Goethe?
Sin embargo
cuando pensamos en El himno a la materia,
¿Cuáles fueron las influencias de Domínguez en ese poema?, o al considerar una
vuelta de tuerca más. Pensamos no tanto
cuales fueron sus motivos para escribir un poema sobre la materia, sino, ¿cuáles
fueron sus motivaciones y condicionantes para escribir ese poema de la manera exclusiva
en que lo hizo? Y no dudamos que entre esa externalidad y esa interioridad del
poeta, ha de haber emergido una lucha titánica entre sus pasiones subjetivas
y lo objetivo del mundo. Es decir no nos
preguntamos por qué lo hizo, sino que
nos preguntamos por el proceso mental de
cómo lo hizo. Posiblemente nunca lo
sabremos. Pero si se sabe que Domínguez era un hombre culto para su tiempo, y
que era un buen lector, que además hacia traducciones poéticas de un par de
idiomas. Y que llego a desempeñar importantes cargos en la administración
publica. Es decir su imagen no correspondía a la de un marginal o un fracasado.
Por supuesto es bastante probable que haya leído a Lucrecio y algo de la obra de gran poeta latino llegase a
sus manos.
Recordemos
también que Domínguez conoció las tierras yermas e inhóspitas del escepticismo de Schopenhauer y posiblemente frecuento
a última hora o de carambola los paisajes dibujados por la nada del nihilismo avasallador
de Nietzsche. Dos autores cuyas
corrientes están genuinamente representadas en el poema. Pero tampoco ninguna
influencia es pura. En tanto perfectamente pudo haber ostentado un materialismo
más benevolente. Pero creemos que
Domínguez ya se había trazado una raya de no retroceder al momento de iniciar
ese poema. La publicación de su poema fue como cuando los conquistadores
quemaron las naves en el Golfo de México, no había forma de regresar. No había retorno. Entonces
¿de dónde le vienen las raíces de ese materialismo tan fatalista y exacerbado?
Tampoco lo sabremos. Con Lucrecio
o sin Lucrecio. Escribió un poema vigoroso en sus razonamientos y arrebatador
en su pasión poética. Si domesticado en el movimiento de las imágenes. Pero aún
así con unas cuantas anticipaciones notables. (47) Sin embargo, tenemos una sola objeción sobre ese poema.
Creemos, que el poeta Domínguez sin la necesidad de ceder ni siquiera un
átomo a sus creencias materialistas y
agnósticas. Por demás respetables y convincentes. Si pudo haber sido más
flexible y más equilibrado en el uso exclusivo de sus potentes recursos
poéticos: quizá conciliar la forma entre
las ideas y lo poético, quizá cimentar un buen equilibrio entre razón e
imaginación, y quizá armonizar ese distanciamiento cosificado entre el impulso
de la cruda y fría naturaleza hecha materia y el resplandor cálido de lo
humano. Pero es obvio que eso no sucedió, en consecuencia Domínguez se dejo arrastrar
inocente y totalmente por un mecanismo
pasional y una fuerza ciega innominada que lo devora todo: dioses y naturaleza, hombres y poetas, libros y poemas.
Las últimas palabras del poeta Domínguez
Hay dos momentos, en la muerte del poeta
Domínguez, el primero una vez herido a muerte, y tendido en una cama, donde Domínguez desvariando o quizá con
cierta lucidez se manifiesta. El segundo
las últimas palabras antes de morir. Ambos testimonios son narrados por dos
personas diferentes, en diferentes momentos del tiempo, en una misma revista
literaria. De ambos momentos trascribimos las palabras (48)
Primer momento, herido y ya tendido en una cama, exclama:
«-¡Baja, baja, baja…! ¡Sepúltame en la nada…húndeme en el caos; Baja,
baja, baja! » (49)
Segundo momento, ya agonizante pronuncia
sus últimas palabras que fueron:
«Corazón, húndete
en la nada (Mejia, M.1965:24).» (50)
Y sacamos a colación estos momentos dramáticos de la
muerte del poeta por sus palabras finales, esa secuencia de vocablos: Baja, nada, húndeme, caos. Allanamiento
de palabras que quizá confirmaban una verdad subyacente del poeta. Ese sentido
de sentirse nada o igual a la nada o hundirse en la nada. Son síntomas no solo
de la muerte física sino espiritual del poeta, pero sobre todo que delatan esa
angustia existencial que le carcomía el alma. Porque esa palabra: nada. Tiene un doble valor connotativo,
el poeta no solo se siente una nada, sino que quiere hundirse en la nada. En
ese sentido esa nada en la que quiere hundirse es una concepción del mundo y de
su visión de la vida. Iguala su vida al mundo que para él es una nada.
Pero esa
irrupción de Domínguez, no es enteramente nueva ni marginal en el pasamiento
occidental. Es la desintegración del hombre moderno ante las inexorables perdidas de referentes en un inicio de siglo
en que se desmoronaban lo mismo grandes concepción
del mundo como inconmovibles visiones
del arte. En el caso de Domínguez, por supuesto, caso extremo acompañado de
otras motivaciones. Que fueren las que fueren, solo evidenciaban que Domínguez
además de ser un poeta pasional, era un hombre tremendamente sensible. Pero por sensible también vulnerable. Sin embargo la angustia que se refleja en ese
poema y que quizá es la consumación de una angustia que venia arrastrando desde
lejos, y que abruptamente detona en el poema. Se acentuó después de haber
publicado el poema, porque al hacerlo se exponía: quedaba al descubierto íngrimo ante
el mundo. El mismo poema, El himno a la
materia, ya advertía entre líneas esa
fijación en la nada, el hundimiento y el
caos.
En la estrofa 7 dice el poeta:
Más si la vida individual es
breve/
y pasa como sueños y luego se hunde,/
en la noche espantosa del
olvido
En la misma estrofa unos versos adelante, señala:
Una vida en verdad es casi nada;
Y en la estrofa 11 dice:
del que sacó del fondo de la
nada
el principio de todo, el caos mismo,
Y en la estrofa 16 agrega
El hombre (…)
se hunde
en la tremenda noche
inescrutable
(Las negrillas son nuestras)
Pensadores posteriores
han abordado el problema de la
nada. El filosofo Soren Kierkagard, declara en uno de los pasajes de
su obra El concepto de angustia:
«Lo que yo soy es una nada, esto me da a mí y a mi carácter la
satisfacción de conservar mi existencia en el punto cero, entre el frio y el
calor, entre la sabiduría y la necedad,
o entre el algo y la nada, como un simple Quizás.» (51)
Sin embargo esa angustia, en Kierkergaard es matizada.
¿Estaría el poeta Domínguez en el punto cero? En esa frontera borrosa que lo
llevo a escribir un poema como El himno a
la materia. O en esa situación posterior de inmolarse que le afirmo su
sentido de vida; o ya en ese escenario terminal y moribundo de
tener los arrestos de manifestar en sus últimas palabras una lacónica pero
sustancial concepción del mundo.
Más fulminante que la de Kierkergaard resulta la visión
de un escritor también angustiado como F.Kafka, ahora oigamos al angustiado Kafka:
«Yo me encontraría hoy en semejante
situación. Morir no significaría otra cosa que dar una nada a la nada…y no solo
una nada vacía, sino a una nada rugiente, cuya nulidad solo consiste en lo inconcebible.»
(52) (T.241)
Curioso y paradójico, resulta el Domínguez final, curioso que hasta en sus últimas palabras fue
fiel a su visión y que haya logrado
compaginar el rostro de su vida con el rostro de su poema. Y que ambos rostros
confluyen como el anverso y reverso de una misma moneda en su poder y tirada al aire. Pero
además de curioso, es también paradójico, que Domínguez con su finalidad hecha
materia, fiel a su visión cumpla en parte
aquella exhortación neo
testamentaria y apocalíptica: «Se fiel hasta la muerte…» (53)
El péndulo poético del poeta
El movimiento es el himno de la materia
Dos textos
admonitorios que representa un acercamiento a la vía poética. El poeta Domínguez,
sustanciado en su poema, oscilo entre dos realidades o representaciones del mundo. La primera en una bipolaridad de un mundo material que lo mismo es condenado que
generosamente alabado. Y la segunda, una
corriente subterránea que a veces lo acerca, sin llegar totalmente a ella, a un
nihilismo radical y oscuro.
Sobre ambas oscilaciones pendulares en que se movía el
poeta Domínguez en su poema El himno a
la materia, un par de textos:
El primer texto,
volvemos a Giovanni Papini, quien al pensar de la obra de Petrarca, dice:
Como a todos los delicados y los
refinados, el mundo le tentaba mientras se hallaba lejos de el, y le repugnaba mientras
estaba cerca; buscaba como todas las victimas del genio, lo imposible, y apenas
lograba obtener algún átomo de lo posible. Su tragedia es la tragedia de todos
los poetas: el tormento de vivir con una naturaleza mezcla de celestial y
terrestre, dentro de una cárcel toda ella terrestre. (54)
La segunda,
aquella puesta en boca por Mefistófeles en el Fausto de Goethe (otro romántico,
medio filósofo y medio científico). Mefistófeles,
el personaje que abiertamente desde la trinchera profunda del nihilismo radical
y oscuro proclama una negación de toda vida humana y natural. Dice Mefistófeles:
Soy el espíritu que siempre niega.
Y ello con razón, pues todo lo que
nace
no vale mas que para perecer
por eso seria mejor que nada
surgiera…(55)
(la negrilla es nuestra)
Notas bibliográficas
36. Las estrellas y
astros se extinguen: Demografía del Cielo: La extinción de las Estrellas, (articulo) Oscar Rodríguez. Citado textualmente: «El Universo se está apagando lentamente desde hace 5.000 millones de
años, porque no nacen suficientes estrellas para reemplazar a las que han
muerto. Esta sospecha de muchos astrónomos se ha convertido en certeza con la
última investigación de dos astrofísicos de las universidades de Pennsylvania y
Edimburgo quienes, tras observar una detallada recopilación de imágenes de
telescopio de 40.000 galaxias cercanas a la Vía Láctea, han concluido que la
última estrella dejará de brillar algún día, y el cielo se quedará a oscuras.»
37. ¿Estamos solos en el
universo? La NASA confirma la existencia de 1284 nuevos planetas. Citado
textualmente: Hay 1284 nuevos planetas
fuera de nuestro sistema solar, la cantidad más grande jamás anunciada en una
sola misión. Las probabilidades de encontrar vida en el espacio aumentan. El
responsable de que esto se haya hecho posible fue la sonda de exploración
Kepler, sí, aquella que nos ha dado tan buenas noticias y uno que otro susto,
misma que terminó su misión principal en 2012 y desde 2014 está en una misión
extendida (K2) dedicada a la investigación, exploración y descubrimiento de
exoplanetas y supernovas. Lo curioso de esto, es que el Kepler no es capaz de
encontrar planetas por sí solo, el método que utiliza consiste en mirar por un
largo periodo de tiempo, trozos de universo donde se encuentran una gran
cantidad de estrellas, esperando que alguna de ellas cambie su brillo, lo que
significa que algo está pasando (en tránsito) entre la estrella y el
telescopio. Después de esto viene la parte complicada, ya que los
investigadores deben determinar por medio de otros telescopios y métodos, si de
verdad se trata de un planeta o simplemente fue un falso-positivo creado por
otras estrellas o cuerpos. Es así como hoy se ha confirmado, con el 99% de precisión,
la existencia de 1284 nuevos planetas, los cuales se sumarán a los actuales
descubrimientos llegando a la cifra de 2325 planetas confirmados fuera de
nuestro sistema solar, donde además se está informando que existen otros 1327
en lista de espera. Publicado por Raul Álvarez Xataka.com, 10 de mayo 2016
38. Un punto azul
pálido. Una fotografía de la Tierra tomada por la sonda espacial Voyager 1 «desde una distancia de 6000 millones de
kilómetros. La imagen muestra la Tierra como una mota o punto de luz casi
imperceptible debido al fulgor del Sol. La foto fue tomada el 14 de febrero de
1990, junto al resto de las imágenes del mosaico fotográfico denominado Retrato
de familia, que incluye a otros planetas del Sistema Solar. » Sobre esa foto Carl Sagan elaboro un texto y un video llamado: Un
puntito azul, en donde se observa la pequeñez del planeta tierra ante la
vastedad del cosmos
39. Finalmente,
sobre la relación entre poesía y universo y cosmos. Todos los poetas le han
cantado a los astros, las estrellas y la
luna. Sin embargo, en Domínguez, hay una concepción más sistemática del
universo que vislumbra. Y esa concepción es de un poeta que escribió
en las postrimerías del siglo XIX, y primeros años del siglo XX. Más que
basarse en sus influencias hay que reconocer en Domínguez, por demás un poeta
vigoroso, aunque fatalista es este poema. Sus anticipaciones, si bien escasas
son notables. Si los astrónomos o científicos se han basado en la intuición de
los poetas y escritores, porque tal y como decía Shelly en Defensa de la
poesía, los poetas son los legisladores de la humanidad pero también habría que
agregar que son las antenas del mundo. Pero esa relación también puede ser a la
inversa. La poeta Maya Angelou, premio
nobel de literatura se inspiro en una
conferencia de Carl Sagan para componer su poema: “A Brave and Startling
Truth”. Citado textualmente: «The second
annual Universe in Verse — a celebration of science through poetry, and a voice
of resistance against the assault on nature — opened with the poem “A Brave and
Startling Truth” by Maya Angelou (April 4, 1928–May 28, 2014), which flew to
space on the Orion spacecraft. I chose this poem to set the tone for the show
in part because it is absolutely stunning and acutely relevant to our cultural
moment, and in part because the first time I read it, it sparked in me a sudden
insight into the often invisible ways in which science and poetry influence and
inspire one another — into how the golden threads of thought and feeling
stretch and cross-hatch across disciplines to weave what we call culture.
Angelou composed the poem for the 50th anniversary of the United Nations in
1995. In 1994, Carl Sagan delivered a beautiful speech at Cornell University,
inspired by the Voyager’s landmark photograph of Earth seen for the very first
time from the outer reaches of the Solar System — a now-iconic image the
spacecraft took on Sagan’s spontaneous insistence before shutting off the
cameras upon completion of the planned mission to photograph the outer planets. » En A Brave
and Startling Truth: Astrophysicist Janna Levin Reads Maya Angelou’s Stunning
Humanist Poem That Flew to Space, Inspired by Carl Sagan. Fuente: brainpickings.org by Maria Popova.
40. W.K C Gutrie Filósofos griegos de Tales a Aristóteles.
Fondo de la Cultura Económica, Traducción Florentino M.Torner 1958, p.42
41. Demócrito, (460-430 A.c.) Filósofo griego, discípulo
de las teorías atomistas de Leucipo. Demócrito fue un pensador con
anticipaciones geniales, que influyeron en Epicuro y en la física y química no
solo de su tiempo, sino de épocas posteriores. Su idea clave era el átomo, en griego sin
división. Y a partir de ello intento
explicar el universo. El átomo era en su concepción, indestructible, eterno e
indivisible. A partir de la física cuántica del siglo XX, esta concepción
cambia, ya que se encuentra que hay partículas más pequeñas que el átomo. “Poco sabemos de su vida, probablemente
desfigurada por tradiciones de dudoso crédito. Por su tendencia a la ironía y a
la explicación racional, de los fenómenos, fue llamado el filósofo que ríe. Manuel Alfonseca, Diccionario Espasa, 1000
grandes científicos. Espasa, 1996.p.150
42. Con los moldes de la naturaleza, Domínguez aborda uno de los temas centrales
de los filósofos presocráticos, esa pareja indisoluble: materia y forma. Los
filósofos presocráticos creían en la materia como fundamento del universo, pero
es hasta la aparición de los pitagóricos,
y Platón que los filósofos apuntan a la forma más que a la materia. En sentido
aristotélico, un ejemplo sencillo pero comprensible seria: la materia es la
madera, el pupitre la forma, esta lleva implícito cumplir una función. Comparte
una visión del teósofo Marcel Schow. Cuando afirma: «Toda construcción está hecha de restos y lo único nuevo en este mundo
son las formas». El libro de Monelle, Marcel Schwob.
43. Pierre Teilhard de Chardin, (1881–1955), científico
y pensador francés, ingreso en la Compañía de Jesús en 1898. Dedicado
exclusivamente al estudio científico, (Geología). Los más conocidos entre sus
libros son: El medio divino (1926-1927), El fenómeno humano (1938-1940), El
zoológico humano (1949). La aparición del hombre (1956) La energía humana
(1962) Sus puntos centrales son: 1. La intuición de la evolución humana
“evolucionismo integral”, 2. una materia
originaria el “material del universo”, 3.El proceso de evolución se orienta
hacia niveles mas altos de complejidad. 4. Hacia una mayor socialización del
hombre 5.Todo avanza hacia un punto omega. En ese punto omega el hombre
reconocerá al “Dios Creador”. Datos
tomados de Pedro R, Santidrian, Diccionario Breve de pensadores cristianos,
Editorial Verbo Divino, 1991, 438-39.
44. El himno la materia de Teilhard de Chardin es
posterior al de Domínguez. El autor francés compuso su Himno en 1919, como
parte de su himno Universal. Escrito con una
prosa elegante y poetizada. Domínguez escribió su Himno a la materia,
poema en verso con métrica y rima, en
1902, casi 17años antes del de Teilhard de Chardin.
45. G.Santayana , es su opúsculo sobre Lucrecio,
idéntica una frase , en el poema de Lucrecio, que Santayana, asume con una causa
final. Lo citamos textualmente, dice
Lucrecio: Nada, dice, surge en el cuerpo
para que podamos utilizarlo, sino que cuanto surge produce su uso. En tres filósofos
poetas, p.71. En esa frase resume Santayana las causa final es la materia en el
poema de Lucrecio. No tenemos ninguna objeción pero si una inquietud sobre esa causa
final. Por supuesto que Santayana lo hace pensando en el hombre como especie. Pero
si pensáramos en las cosas, la materia
de las cosas naturales, cual seria esa causa final. Pensemos en un árbol, en la
madera de ese árbol y en un pupitre, bajo esa lógica esa seria la causa final
de la madera y así se podrían encontrar varios
ejemplos. Pero volvamos al hombre como especie. Y a la revelación de Lucrecio,
que es lo que puede surgir del cuerpo, como causa final. Esto implica una cosa,
y es aceptar la evolución como tal, solo si pensaríamos que en un futuro muy
lejano el hombre como especie podría llegar a tener un órgano nuevo, sea un
nuevo brazo o un ojo más. Pero lo curioso de esto es que Lucrecio o Santayana, le asignan a esta
causa final, un sentido de funcionalidad.
Lo que lo define es como utilizar ese nuevo órgano, su causa final no es
que aparezca, sino que esta determinado por su uso. Y aquí no se entra a
considerar cuando ese nuevo órgano, en el futuro incierto aparecerá. Si es que
aparece, pero su función esta bien determinado por una concepción eminentemente
funcional y materialista. Su solución no esta en el presente sino en el futuro.
Domínguez, dado la brevedad de su poema, evade entrar en esas consideraciones,
entra al poema en media res, por lo que elimina el asunto de causa primeras y causas
finales. Tampoco hay un indicio de esa casualidad final, a menos que tomemos el
principio : Ego sum alpha et omega, principium et finis.
46. Giacomo Leopardi. (1798-1837). Poeta romántico
italiano, aquejado desde su juventud de enfermedades y una deformación física, que lo hicieron abrazar un camino pesimista sobre
la vida. Su poesía además de civilista es sicológica y filosófica, amparada en
el dolor y la negación de cualquier trascendencia divina. «Cantor
del dolor universal, (…) esto lo
consigue Leopardi, por que no es tan solo un ser que sufre, sino también un
sicólogo y un filosofo del dolor. Que logra partiendo de un sentimiento
personal y por lo tanto mas conocedor de
valores universales dar al dolor un significado
cósmico, transformándolo en lo que los alemanes llamaron “Weltschmerz”, dolor
universal.» En Giacomo Leopardi, Breve historia de la literatura
italiana. Federico Ferro Gay, editorial Porrúa, 1990, pag 118.Aqiui habría
que agregar, que Leopardo parte de su dolor personal para luego sobrepasarlo y
dotarlo de un carácter de dolor universal. De ahí que Leopardi, aún con su
pesimismo hay sido tan unánimemente
aceptado. En consecuencia al pensar en el poema de Domínguez, el cual se
refugia en una angustia muy personal, también
asomas vetas en que anidan elementos universales: una angustia cósmica. Por
supuesto mucho mas acentuada en Domínguez que en Leopardi.
47. Dos anticipaciones de Domínguez, en su poema El himno a la materia, la primera, el tono de su estrofa 18,
sintoniza con una parcela de la
reflexión del poema de Max Ehrmann, Desiderata escrito en 1947. Una segunda anticipación es El himno a la materia de Domínguez, escrito
en 1902 y El Himno a la materia de Teilhard de Chardin escrito en 1919. Sumando
a ambas, no tanto su carácter de observación científica, sino su almacén de intuiciones poéticas sobre el cosmos
imaginario que construye, y que podría ser cotejado con los avances e
investigaciones de la ciencia espacial actual.
48. Ambos textos están citados con su respectiva autoría en
José Antonio Domínguez. Obra poética escogida de sus manuscritos.
1885-1903.Edicion de Héctor M. Leyva. Secretaria de Cultura, Artes y
Deportes, 2008. p. 27 y 87. El primer texto: Bermúdez, Antonio M.1969. Los
últimos momentos de una gran poeta. En revista Ariel .X (207): 20,
febrero, El segundo Mejía, Medardo.1966.
Domínguez en la revista Ariel para
salvar su obra. Revista Ariel Tegucigalpa, junio 8 (176) 2
49. Idem.,
Leyva, Héctor,p.27 2008
50.
Idem., Leyva, Héctor, p.87,2008
51.
Santidrian, Pedro R Diccionario
Breve de pensadores cristianos. Editorial
Verbo Divino, 1991, p. 263-264. Y en ese tenor, sobre J.A. Domínguez, dada su
atormentada vida y su final infausto, siempre arropado en esa angustia
existencial; nos preguntamos si se podría emprender a manera de exploración,
una línea investigativa de la obra o el poema El himno a la materia desde el concepto de angustia de Soren Kierkergaard.
(1813-1855).
52. Citado por Werner Hoffman,
en Los aforismos de Kafka, Breviario, Fondo de la Cultura Económica,
2001, p.27 (T.241)
53. Apocalipsis capitulo 2, versículo 10. El versículo
completo se lee: «Se fiel hasta la
muerte y yo te daré la vida eterna.»
54. Papini, Giovanni. Petrarca en Los operarios de la
viña y otros ensayos. Editorial Porrúa, 1994, p.50
55. Ferrater Mora, José. Entrada Nihilista. Diccionario
de Filosofía de Bolsillo, tomo 2. Compilación por Priscilla Cohn. Alianza editorial, 1999, p.613
HIMNO A LA MATERIA POR JOSE ANTONIO DOMINGUEZ (1902)
1
¡Oh, materia sublime, eterna
y varia
que con el gran prodigio de
tu esencia
y el arcano infinito de tus
formas,
como madre perenne, siempre
joven
a quien su propia fuerza
fecundara,
llenas la inmensidad de
Universo
y eres causa y efecto
misterioso
de cuantos seres bullen y
rebullen
con aspecto de vida en los
espacios,
desde los vastos mundos y
los soles
que por la noche brillan
como antorchas
suspensas en el éter
cristalino,
hasta los invisibles
infusorios
que habitan en miríadas y
millones
en el fondo irisado de una gota
de rocío...!
2
¡Oh, prolífica y sagrada
materia que en el vasto
mecanismo
de la augusta creación
tienes tu imperio
de omnímodo poder, y a todas
horas
ordenas y ejecutas por ti
misma
las leyes admirables que
presiden
la vida universal, diversa
siempre
del coro de criaturas que en
ti nacen
y a ti vuelven al fin: obras
perfectas
en cuanto cabe serlo en lo infinito,
que ora inmensas cual moles
desmedidas;
ora medianas, ora
imperceptibles,
de ti el cuerpo reciben y el
aliento
que sujeta sus órganos y
hace
que cumplan por lo menos su
destino
de nacer y morir!
3
¡Salve mil veces
oh, materia infinita y
soberana!
De la que surge sin cesar
creadora,
ordenándolo todo con
maestría,
la fuerza, ese milagro portentoso,
especie de alma mater de tu
seno
que incontrastable,
inteligente y pura,
cual si Dios mismo su poder
rigiese
produce los fenómenos más
grandes,
combina los agentes más
fecundos,
da vida a los primarios
elementos
y organiza la vida de los
seres
que brotan de los mundos, de
igual modo
que hace que giren éstos en
sus órbitas,
por la atracción tan sólo
suspendidos
alrededor del sol!
4
En ti reside,
de ti dimana y hacia ti
refluye
la vida universal que no se
agota
y es como inmenso genesíaco
río
que al recorrer su seno lo
fecunda,
porque lleva en sus ondas la
simiente
de que brotan en mágicos
regueros
las vidas de que surgen
nuevas vidas
que al llenar su misión
dejan el germen
de nuevos seres que al vivir
difunden:
porque en el laboratorio de
lo creado
en tanto que unos mueren
otros nacen
y la vida se extiende y se
derrama
buscando nuevos moldes y por
último
se transforma y renace de la
muerte
cual fabuloso fénix
5
¡Oh materia!
Tú eres lo único eterno; tú
no acabas;
tú no aumentas, tú no
disminuyes;
eres principio y fin de
cuanto existe;
de ti depende todo y a ti
torna.
Eres la misma aunque diversa
siempre
pues tu esencia suprema
indestructible,
es tan compleja y a la vez
tan una
que recorre una escala
interminable
de formas, de organismos y
de vidas,
y en labor incesante por
doquier
renueva sus creaciones y
persiste
esparciendo destellos de sí
misma
que encarnan nuevas vidas,
cual si fueses
¡oh, materia! alma y vida
del gran todo
llamada Creación.
6
Tú solamente
no has tenido alborada ni
podrías
tener jamás acaso. Cuanto
alienta
lo mismo en lo pequeño que
en la grande
está sujeto el tiempo: vive
y muere;
es decir, se transforma y en
ti queda;
pues la vida del ser sólo es
fenómeno
de resplandor fugaz. Los
mismos
soles y los mundos de
fábrica tan sólida
tienen su fin; tras
incontables años
llega el día en que extinto
su calórico
giran en los espacios
insondables
cadáveres helados e
insepultos,
en tanto que quizás en otros
cielos
nuevos mundos se forman
donde pronto
brotaran nuevos seres.
7
¡Oh, prodigio!
Mas si la vida individual es
breve
y pasa como sueños y luego
se hunde
en la noche espantosa del
olvido
no así la vida universal. En
vano
la muerte apaga con su
helado aliento
las llamas de la vida una
tras otra.
Una vida en verdad es casi
nada;
pero el conjunto inmenso de
las vidas
que forman el vastísimo
Universo
eso es algo magnífico y
grandioso
que no puede abarcar el
pensamiento,
que no puede extinguir soplo
ninguno,
que a todo cataclismo
sobrepasa.
Y en inmortal cadena se
prolonga
llenando lo infinito.
8
Lo que el hombre
llama a muerte y le teme a
cada instante,
es sólo una apariencia, un
accidente
que prepara, ¡oh, materia!,
tus deshechos
a nuevos organismos, sin que
pueda
menguar el poder de tus
creaciones
porque previsto se halla y
mucho sirve
en el plan colosal de sus
sistemas.
La muerte para ti sólo es
acaso
como un abono que te das a
ti misma
tal vez por mantener ágil e
incólume
de tu vigor el germen
patentísimo;
o quizás como un baño en
cuyas aguas
rejuveneces tus gigantes
miembros
por cuyas venas corre
siempre nueva
savia de eternidad.
9
La muerte nunca
destruye, ni podrá de modo
alguno
la más mínima parte de tu
masa;
ella es quizá el agente más
activo
que en el taller inmenso de
los seres
esparce los raudales de la
vida
que de ti mana en
incansables ondas.
Ella no mata; en realidad
divide,
y separa elementos que bien
pronto,
al combinarse en prodigiosas
mezclas,
dan vida inesperada y
repentina
a extraños organismos que se
forman
como por ley fatal, pero que
es siempre
la providencia eterna de las
cosas
que también es corona
deslumbrante
de sus grandes virtudes.
10
¡Oh, materia!
Sin duda cuando creas y
transformas,
cuando enciendes la antorcha
de una vida
o cuando apagas esa
antorcha, no haces
ni bien ni mal; o al menos
no meditas
tan extraños efectos que
anonadan
la oscurísima mente de los
hombres;
reside en ti la perfección
suprema
de la inconsciencia que por
ley divina,
bajo el influjo de potentes
causas,
lo mismo crea a un mundo
prodigioso
que da vida a un insecto.
Eres hermosa,
eres sublime cuando das la
vida
lo mismo que al quitarla en
apariencia
sin que te importe a quien.
11
¿Sabes acaso
que el hombre, ese pigmeo
miserable,
te desprecia creyéndose en
la tierra
el rey de lo creado, un ser
distinto
y superior a ti, que tienes
un alma
en donde se concentra lo
infinito
y eterno de las cosas, viva
chispa
que no puede morir; porque
su origen
arranca del aliento luminoso
del divino arquitecto de
los mundos
del que sacó del fondo de la
nada
el principio de todo, el
caos mismo,
que al condensarse y
adquirir contornos
te dio el cuerpo y la
esencia que transmites
a cada ser que en la
extensión vacía
se despierta a vivir?
12
¿Has hecho caso
jamás de tus abstrusas
ambiciones,
engendros del delirio de su
mente,
que a comprender no alcanza
cosa alguna
de cuanto encierra el
panorama espléndido
de la naturaleza que es tan
sólo
como un movible espejo de
sus formas
diseminadas infinitamente
por los incalculables
horizontes
apenas sospechados, porque
nunca
la ciencia humana explorará
el misterio
de tu extensión ni
encontrará la clave
que la ayude a explicarse
los enigmas
que ve por todas partes, ni
siquiera
conocerá la esencia
milagrosa
del átomo más leve?
13
El hombre iluso
nacido del calor de tus
entrañas
e hijo tuyo a toda hora, no
comprende,
no quiere comprender, que su
existencia
es como todo lo que alienta
y vive
es la esfera el orbe,
solamente
el resultado de fatales
fuerzas
que por virtudes propias al
fundirse
producen el fenómeno que
informa
la gran vitalidad de un
organismo
no comprende que salvo la
excelencia
de ciertas facultades que
requieren
medios propios en él para
externarse,
su vida se equipara por
completo
a la de tantos seres
multiformes
que como él también viven.
14
No comprende,
en su orgullo satánico
engreído,
que su vida es levísima
burbuja
que el roce más ligero
despedaza;
no comprende que es él menos
que un grano
de arena que se pierde y se
confunde
en las inmensidades de un
desierto:
átomo del océano infinito
que se piensa, ¡Oh blasfemia
imperdonable!
imagen de Dios mismo.
Acaso ignora
que hay en el éter
incontables mundos
superiores mil veces a la
tierra
mundos que han de poblar sin
duda seres
más perfectos que el hombre,
ya en figura
ya en fuerza y facultad o
porque tengan
más nobles atributos?
15
Pobre hombre
infeliz individuo condenado
a ser el habitante de un planeta
de los más inferiores que
gravitan
en el éter azul de lo
insondable,
alrededor de un sol, como si
fuesen
enormes colibríes revolando
en torno a inmensa flor. El
hombre vive
sobre un planeta opaco y
pequeñísimo
donde la vida es corta y sin
objeto;
gusano miserable que se
sueña
muchas veces gigante, y por
desdicha
despierta de su sueño de
locura
para caer en seguida en otro
sueño,
y así pasa entre sombras y
quimeras
hasta que muere al fin.
16
¿Acaso tiene
misión alguna individual el
hombre?
¿No es verdad que a pesar de
cuanto digan
sobre la triste tierra el
hombre pasa,
en perpetua niñez y luego se
hunde
en la tremenda noche
inescrutable,
sin dejar ni la huella de su
paso
porque implacable con su
mano el tiempo
todo lo borra al fin? ¿Cuál
es entonces
el destino del hombre? ¿Por
qué vive?
¿A qué viene a este valle de
miserias
si no es a perpetuar si
proponérselo
su propia imagen que la
vivir prosigue
en la misma ignorancia,
fatalmente
transmitiendo la vida sin
pensarlo
a nuevos infelices?
17
¡Ah, la vida,
la vida individual es para
el hombre
una cosa tristísima: hasta
es justo
dejar que el pensamiento se
solace
soñando nueva vida breves
momentos
para morir después, que a
ser posible
fuera mejor exterminar la
especie
e impedir que el dolor la
perpetúe
vedándole al amor
reproducirse!
¡Ay, infeliz el que por
suerte cae
en el círculo odioso de la
vida,
porque juguete de
inclementes hados,
irá sin rumbo padeciendo
siempre
hasta hallar su sepulcro...!
18
Mas...con todo
a pesar de que el mundo de
los hombres
no nos brinda la dicha ni
podemos
hallar un alto fin que
satisfaga
nuestra osada ambición, es
indudable
que el mundo, el Universo,
cuanto existe
si no nos dan felicidad
alguna,
tal vez porque jamás nos
conformamos,
son un bello espectáculo,
una cosa
tan grande, tan magnífica y
sublime
que muchas veces sin
quererlo el labio
lleno de admiración se abre
entusiasta
para entonar un himno
laudatorio
al estupendo autor de tanto
hechizo
de tanta maravilla
incomprensible
y de tanto esplendor.
19
Cuando extasiado, contemplo
la hermosura de un paisaje,
en la hora misteriosa del
crepúsculo,
o admiro por la noche el
firmamento
constelado de ardiente
argentería;
cuando absorto y suspenso me divago
recordando en mi espíritu mi
efecto
de los mágicos cuadros que a
mi vista
llenaron de estupor, ya en
pleno bosque
ya en las cúspides altas. O
bogando
sobre el dorso del mar; yo
me deleito
con transportes de goce
indefinible;
yo me alegro en verdad de la
existencia
para ver y sentir, y dentro
del alma
encontrar la certeza de algo
grande
que eleva el corazón.
20
Cuando así pienso
cuando el escepticismo se
adormece,
a través de la fe yo miro el
mundo
como amable mansión y hallo
la vida
en conjunto de todos los
hermanos
como un vasto taller de
donde surgen
para la sociedad inmensos
bienes,
el progreso constante, el
noble imperio
de la fraternidad, la dicha
misma
brindando su porción a cada
uno
todos unidos en grandioso
anhelo
cumpliendo algún destino se
figuran
ver a Dios que les va tras
de las nubes
y les sonríe como padre
amante
con entrañable amor.
21
Pero todo eso
es sólo un espejismo de la
mente:
todos los seres que lo
creado encierra
sólo somos visiones muy
fugaces.
Todos feneces al fin, la
vida es sueño
que se pierde entre dos
noches obscuras.
La muerte misma es ilusión. Tú sola,
oh. materia
grandiosa e ilimitada,
persistes sobre todo eternamente.
¿Eres hija de Dios? ¿Eres
Dios mismo?
Yo no sé qué eres tú, ni a
ti te importa
que yo crea o que dude.
Inexorable
y muda a mis preguntas
permaneces
como si fueses sorda o
insensible.
¿Qué le importa el coloso
formidable
lo que piense una oruga?
22
Tú sin duda
no debes ni pensar. No te hace falta
porque tus pensamientos son
acciones.
Eres tan grande, en
realidad tan grande,
que delante de ti todo es
pequeño.
Y pensar que muy pronto, yo
si acaso
soy átomo que piensa porque
vive
dejaré de alentar para
perderme.
y fundirme en tu seno hecho
partículas
que al combinarse han de dar
vida luego
ora a yerba y arbustos, al
mezclarse.
¡Pensar que este fenómeno
radiante
de mi vida infeliz ha de
extinguirse
cual si no hubiese sido!
23
¡Qué tristeza!
el hombre es en la tierra
cual sonámbulo
que dirige fantástico
destino
o torpe acaso sin razón
ninguna;
mas, no lo escarnezcamos,
que no es justo:
su desgracia fatal culpa es
de nadie;
pues nada en realidad es
malo o bueno.
Por eso resignado y conmovido,
yo te canto, ¡oh, materia despiadada!
Eres monstruo a la vez que
santa madre;
mezcla de sombra y luz;
conjunto inmenso
donde todo comienza y todo
acaba
como en terrible mar. ¡Salve
mil veces
cuna y sepulcro de los
mismos astros!
¡Digna obrera de Dios! mil
veces salve!
HIMNO A LA MATERIA POR
PIERRE TEILHARD E CHARDIN (1919)
Bendita seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura
roca, tú que no cedes más que a la violencia y nos obligas a trabajar si
queremos comer. Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable
pasión, tú que nos devoras si no te encadenamos.
Bendita seas, poderosa Materia, Evolución
irresistible, Realidad siempre naciente, tú que haciendo estallar en cada
momento nuestros encuadres nos obligas a buscar cada vez más lejos la Verdad.
Bendita seas, universal Materia, Duración sin límites,
Éter sin orillas, Triple abismo de las estrellas, de los átomos y de las
generaciones, tú que desbordando y disolviendo nuestras estrechas medidas nos
revelas las dimensiones de Dios. Bendita seas, impenetrable Materia, tú que,
tendida por todas partes entre nuestras almas, y el Mundo de las Esencias, nos
haces consumir en el deseo de atravesar el velo inconsútil de los fenómenos.
Bendita seas, mortal Materia, tú que, disociándote un
día en nosotros, nos introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de lo que
es. Sin ti, Materia, sin tus ataques, sin tus arranques, viviríamos inertes,
estancados, pueriles, ignorantes de nosotros mismos Y de Dios. Tú que castigas
y, que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastruecas y que construyes,
tú que encadenas y que liberas, Savia de nuestras almas, Mano de Dios, Carne de
Cristo, Materia, yo te bendigo.
Yo te bendigo, Materia, y te saludo, no como te
describen, reducida o desfigurada, los pontífices de la ciencia y los
predicadores de la virtud, un amasijo, dicen, de fuerzas brutales o de bajos
apetitos, sino como te me apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad.
Te saludo, inagotable capacidad de ser y de
Transformación en donde germina y crece la Sustancia elegida.
Te saludo, potencia universal de acercamiento y, de
unión mediante la cual se entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que
todas convergen en ,el camino del Espíritu.
Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal
límpido de donde ha surgido la nueva Jerusalén.
Te saludo, Medio divino, cargado de Poder Creador,
Océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo
encarnado.
Creyendo obedecer a tu irresistible llamada, los
hombres se precipitan con frecuencia por amor hacia ti en el abismo exterior de
los goces egoístas. Les engaña un reflejo o un eco. Lo veo ahora.
Para llegar hasta ti, Materia, es necesario que,
partiendo de un contacto universal con todo lo que se mueve aquí abajo,
sintamos poco a poco cómo se desvanecen entre nuestras manos las formas
particulares, de todo lo que sostenemos, hasta que nos encontremos frente a la
única esencia de todas las consistencias y de todas las uniones. Si queremos
conservarte, hemos de sublimarte en el dolor después de haberte estrechado
voluptuosamente entre nuestros brazos.
Tú, Materia, reinas en las serenas alturas en las que
los Santos se imaginan haberte dejado a
un lado; Carne tan transparente y tan móvil que ya no te distinguimos de un
espíritu.
¡Arrebátame, Materia, allá arriba, mediante el
esfuerzo, la separación y la muerte;
arrebátame allí en donde al fin sea posible abrazar
castamente al Universo!
Del libro “HIMNO AL UNIVERSO”
Enlaces
Leyva, Héctor. José
Antonio Domínguez. Obra poética escogida de sus manuscritos. 1885-1903.Edicion
de Héctor M. Leyva. Secretaria de Cultura, Artes y Deportes, 2008
Panchame, Xavier. José
Antonio Domínguez un poeta de transición. Himno a la materia un libro puente,
publicado en la revista virtual Literofilia.
Crédito de las ilustraciones
5. Atomo, dibujo Google
Imagen
6. Espiral astronómica,
foto, Google Imagen
7. The “Pale
Blue Dot” photograph captured by the Voyager 1 (NASA/JPL)
8. Hombre meditando, dibujo,
Google Imagen
9. Cabeza de hombre, dibujo,
Google Imagen
10. Himno a la materia
Teilhard Chardin
11. Casa en que nació J.A. Domínguez.
Foto.