martes, 1 de marzo de 2011
Cuando se llevaron la noche
Cuando el cielo se oscureció, yo
empezaba apenas a quitarme la ropa. Marcos me vio, sonrió con pereza y dijo:
—Va
a llover.
—Sí
—le contesté—. Así es mejor.
Aquella
noche las cigarras cantaban con un toque especial, como a gritos. Había hecho
demasiado calor durante el día. El sudor nos había pegado la ropa al cuerpo.
Cuando
se empezaron a escuchar los primeros golpes en el techo de cinc, yo estaba
cantando en mi interior una canción de Phil Collins, poniéndole la letra que se
me antojó. Marcos estaba lejos, tal vez caminando sobre alguna duna. Cuando los
golpes se hicieron demasiado fuertes, dejé de cantar y pellizqué a Marcos para
que regresara. Él volvió con desgano, con un gesto de sufrimiento, como un niño
al que desprenden abruptamente del pecho.
—¿Qué
es eso? —pregunté.
—Granizo
—había fastidio en su voz.
Pero
entonces los golpes ya no eran aislados, sino un solo rumor, de avalancha cada
vez más próxima. Salté de la cama y traté de ver por la ventana, pero la luz
incierta de las seis de la tarde ya no estaba. En su lugar había una masa
negra, y sentí una hebra helada que se me escurría dentro del corazón. Tragué
saliva y me volví hacia Marcos.
—Marcos,
¿qué está pasando?
—Pues
que está lloviendo, ¿no oís?
—No,
es otra cosa —quería gritar, pero mi voz apenas se escuchaba. Quise apartar la
cortina para mostrarle lo que no había, pero lo hice bruscamente y el trozo de
tela floreada se me quedó en la mano.
—¿Qué
estás haciendo? —se irritó Marcos—. ¿No ves que estoy desnudo? ¿Querés que nos
vean de afuera?
—Pero
Marcos, es que no hay nada, quiero decir, no se ve nada. No está.
—Estás
loca. ¿Quién no está? —y se tiró de la cama, sábana en mano, para cubrir la
ventana desnuda.
—La
noche. Se llevaron la noche.
Él
me miró y pude ver pasar por sus ojos la burla primero, después la incredulidad
y por último un inicio de miedo.
—¿Estás
tomando algo, o qué? Solo está lloviendo, ¿no entendés?
Me
quedé callada. Él me tomó por un brazo, con cierta brusquedad.
—Vení,
volvamos a la cama. Vamos a jugar de caballito.
—Marcos,
por favor. Te digo que no está la noche.
—Qué
joder, carajo. Te estás inventando esa estupidez. Si no querías acostarte
conmigo, no hubieras venido.
—No,
te juro que es cierto. Acercate, mirá.
—No,
mirá vos —y sin soltarme el brazo, descorrió el pasador, abrió la ventana y me
obligó a sacar la mano—. ¿Ves? ¿Sentís la lluvia?
—¡No,
por favor!
Aunque
Marcos me hacía estirar la mano con la palma hacia arriba, yo sentía que los
dedos me rebotaban en una especie de colchón elástico. Definitivamente, el
aire, la lluvia, las cigarras, el calor, la noche entera, ya no estaban.
Él
me soltó despacio y comenzó a vestirse, diciéndome:
—Yo
creo que estás jugando conmigo —su voz tenía un tono de rencor—. Tengo mucho
que hacer y solo vine a estar un rato con vos. ¿No podés entender eso? Pero
está bien, si no querés, no volvamos a vernos.
—Marcos,
no te vayás, por favor. No podés irte. No hay adónde ir.
—Quedate
vos con tu locura, si querés. Me voy.
Tiró
la puerta con tanta violencia que la sábana mal puesta sobre la ventana cayó al
suelo. Yo la tomé, me acurruqué en la cama y me envolví toda para no ver eso
que estaba afuera en lugar de la noche. Y aquí estoy desde entonces, esperando
que pasen las horas y que cualquiera de los dos, o juntos, Marcos y la noche,
vuelvan por mí.
(De Una cierta nostalgia, Editorial Iberoamericana, Tegucigalpa, 2010.
Segunda edición.)
© María Eugenia Ramos
* * *
·
Datos bibliográficos
María Eugenia Ramos nació en Tegucigalpa, Honduras, el 26 de
noviembre de 1959. Ha publicado Porque ningún sol es el último,
poesía (Ediciones Paradiso, Tegucigalpa, 1989); Yo, tú, ellos, nosotros.
Apuntes sobre la praxis poética y vital de Clementina Suárez,
ensayo (PNUD, Tegucigalpa, 2002); y Una cierta nostalgia,
cuentos (Ediciones Guardabarranco, 2000; Editorial Iberoamericana, 2010).
Ha participado en numerosos encuentros literarios, entre ellos,
la serie anual de Encuentros de Escritores Chiapas-Centroamérica
y México-Centroamérica (Chiapas, México, 1992-2000),
“América Latina, Tierra de Libros” (Roma, 2010), FIL Guadalajara (2011)
y el Primer Encuentro de Narradores "Centroamérica cuenta" (Granada, 2013).
noviembre de 1959. Ha publicado Porque ningún sol es el último,
poesía (Ediciones Paradiso, Tegucigalpa, 1989); Yo, tú, ellos, nosotros.
Apuntes sobre la praxis poética y vital de Clementina Suárez,
ensayo (PNUD, Tegucigalpa, 2002); y Una cierta nostalgia,
cuentos (Ediciones Guardabarranco, 2000; Editorial Iberoamericana, 2010).
Ha participado en numerosos encuentros literarios, entre ellos,
la serie anual de Encuentros de Escritores Chiapas-Centroamérica
y México-Centroamérica (Chiapas, México, 1992-2000),
“América Latina, Tierra de Libros” (Roma, 2010), FIL Guadalajara (2011)
y el Primer Encuentro de Narradores "Centroamérica cuenta" (Granada, 2013).
Su obra ha sido incluida en las antologías de poesía: Poésie Hondurienne
du Siècle XX (Ediciones Patiño, Ginebra, 1997,
edición bilingüe francés-español), Honduras, mujer y poesía
(Guardabarranco, Tegucigalpa, 1998), Puertas abiertas.
Antología de la poesía centroamericana (compilación de Sergio Ramírez,
Fondo de Cultura Económica, México, 2011); y de cuento: Antología de
cuentistas hondureñas (Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2003), Pequeñas
resistencias 2. Antología del cuento centroamericano (Editorial Páginas
de Espuma, Madrid, 2003), Puertos abiertos. Antología del cuento
centroamericano (compilación de Sergio Ramírez, Fondo de Cultura
Económica, México, 2011) y Centroamérica cuenta(edición bilingüe
francés-español, Editorial L'atinoir, Marsella, 2014).
du Siècle XX (Ediciones Patiño, Ginebra, 1997,
edición bilingüe francés-español), Honduras, mujer y poesía
(Guardabarranco, Tegucigalpa, 1998), Puertas abiertas.
Antología de la poesía centroamericana (compilación de Sergio Ramírez,
Fondo de Cultura Económica, México, 2011); y de cuento: Antología de
cuentistas hondureñas (Editorial Guaymuras, Tegucigalpa, 2003), Pequeñas
resistencias 2. Antología del cuento centroamericano (Editorial Páginas
de Espuma, Madrid, 2003), Puertos abiertos. Antología del cuento
centroamericano (compilación de Sergio Ramírez, Fondo de Cultura
Económica, México, 2011) y Centroamérica cuenta(edición bilingüe
francés-español, Editorial L'atinoir, Marsella, 2014).
En 2011 participó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara,
México, como una los“25 secretos literarios mejor guardados de
América Latina”,
seleccionados por un comité de escritores, editores, críticos y lectores de la región.
México, como una los“25 secretos literarios mejor guardados de
América Latina”,
seleccionados por un comité de escritores, editores, críticos y lectores de la región.
Fuente: http://disentimientos.blogspot.com/