Página 10. Walter Benjamín: El Ángel de la historia y la chica de la bicicleta. (Ensayo). Tercera Parte. 3/3. Post Plaza de las palabras




Plaza de las palabras en su sección Página 10 presenta El Ángel de la historia y la chica de  la bicicleta,  un ensayo sobre  la pintura  «Ángelus Novus» del pintor suizo Paul Klee y la Tesis sobre la filosofía de la historia de Walter Benjamin. No obstante, se pone énfasis únicamente en la Tesis IX: El ángel de la historia. Tesis  interesante, especulativa y polémica. El ensayo intenta aproximarse desde una visión ecléctica al método de pensamiento de W. Benjamin,   pero enfrenta algunos de sus postulados que adquieren fuerza contextual al considerar otros autores como Franz Kafka, Ernest Bloch, La escuela de Fráncfort, Gershom Scholem, Herman Hesse, J.P.Sartre, James Joyce. Y los pintores Paul Klee y Edgard Munch. Además reseña las posibles interpretaciones artísticas del cuadro del pintor Klee. Por supuesto aparecen cuatro  personajes más: el cuadro icónico «Ángelus Novus» de Klee, el misterioso Ángel de la historia, el cuadro «El Grito»  de Munch y la intermitente chica de la bicicleta.

Síntesis


Para esta Tercera Parte (y ultima) hemos agregado algunos nombres de estudiosos y especialistas de la obra de Walter Benjamin, especialmente de la parte mesiánica: Galili Sharar, Tamara Tagliacozzo Maria Joao Cantinho, Camilo García, Jacob Taubes. Y además  estudiosos provenientes de diversas  campos del conocimiento, entre otros: el filósofo Wilhem Hegel, el critico literario George Steiner, el filósofo político Erich Voegelin, el historiador Peter Burke, el historiador Arnold J.Toynbee, el estudioso  de la mística judía Gerson Sholem, los investigadores  del conocimiento Jacques Bergier y Louis Pauwels, el escritor de ciencia ficción Arthur C.Clark y el poeta español Rafael Alberti. Esta tercera parte se centra tres líneas: historia, progreso, mesianismo. Líneas que irradian  en otras perspectivas atinentes a la historia: la imaginación histórica, la tecnología, la ficción, gnosis política, la reproductibilidad del arte.       

TERCERA PARTE  LA RAZON HISTÓRICA DE HEGEL, LOS HOYOS NEGROS DE LA HISTORIA: LAS FORMAS, LOS HOYOS NEGROS DE LA HISTORIA: LOS CONTENIDOS, PROGRESO, LA MANO TECNOLÓGICA DE LA HISTORIA, LA FICCIÓN COMO REFLEXIÓN HISTÓRICA, LA IMAGINACIÓN HISTÓRICA, LA OTRA HISTORIA, MESIANISMO, EL MESIANISMO SEGÚN BENJAMIN, LA PROHIBICIÓN DE LA PREGUNTA, LA REPRODUCTIBILIDAD TÉCNICA DEL ARTE, EPÍLOGO: SIETE ESCENAS  SACADAS DE LA HISTORIA 




MarioA.Membreno Cedillo 

TERCERA PARTE

XXV

LA RAZÓN HISTÓRICA SEGÚN HEGEL
El concepto de  razón histórica le debe mucho a Hegel, aun con su controvertida tesis en la cual muchos ven los orígenes del totalitarismo. Hegel parte de un  principio básico la historia como un flujo espiritual que es guiado por la razón.

Citamos: «El espíritu desplegado en la historia es lo que Hegel llama “espíritu del mundo” (Weltgeist) el cual es algo así como la Providencia divina en cuanto dirige la historia. En cada momento de la historia hay un pueblo que, por ser dominante, expresa de manera adecuada al espíritu del mundo de tal manera que el “espíritu de la época” (Zeitgeist) coincide con el “espíritu del pueblo” (Volksgeist). Para Hegel la historia es una marcha progresiva y rigurosamente racional puesto que su curso está dominado y dirigido por la razón, por la Idea. Desde este punto de vista lo que en la historia cuenta son los individuos en su aspecto racional o universal, y no en su individualidad, porque ésta no es más que el instrumento de la Idea». (17)

Dicha teoría fue remozada por el F.Fakuyama anunciando en su obra: El fin de la historia y el último hombre (1992). No obstante lo extremo de esas tesis. Posiblemente a Hegel se le ha mal interpretado, y sus posiciones utilizadas para justificar o no hechos históricos posteriores al tiempo que elaboro sus ideas, por otra parte:

 «La filosofía de la historia de Hegel está también marcada por los conceptos de las "astucias de la razón" y la "burla de la historia"; la historia conduce a los hombres que creen conducirse a sí mismos, como individuos y como sociedades, y castiga sus pretensiones de modo que la historia-mundo se burla de ellos produciendo resultados exactamente contrarios, paradójicos, a los pretendidos por sus autores, aunque finalmente la historia se reordena y, en un bucle fantástico, retrocede sobre sí misma y con su burla y paradoja sarcástica, convertida en mecanismo de cifrado, crea también ella misma, sin quererlo, realidades y símbolos ocultos al mundo y accesibles solo a los cognoscentes, es decir, a aquellos que quieren conocer.» (18)

Si algo enseña la historia es que en el campo de las ideas cualquier tesis puede ser instrumentalizada para servir a propósitos que inicialmente no estaban en la versión original, ni tampoco eran propósito del autor original.  Y eso siempre será así. Por supuesto uno de las reacciones contraías a dicha teoría hegeliana fue El ángel de la historia de Benjamin. Pero no la única. (19)

XXVI

LOS HOYOS NEGROS DE LA HISTORIA: LAS FORMAS

No obstante no todo es un lecho de rosas de la historia.  En fin la historia está llena de hoyos negros, le toca al historiador y a los científicos sociales ir tapando  esos hoyos o iluminando esas oscuridades.  Y aproximarse más a una historia que no sea la de los vencedores o por lo menos que sirva de contrapeso a las versiones oficiales.  Y que tampoco sirva de modelo a concepciones fantasiosas  o totalitarias. El primer problema en la tesis de Benjamin, es esa disyuntiva entre vencedores y vencidos, ¿bajo qué parámetros se podrá establecer a ciencia cierta quién es redimido y quien no? ¿Quienes los vencedores y quienes los perdedores? Ya que hasta en esa declaración elemental acecha  algo de la inmanente subjetividad humana.  Intentar reducir toda la historia humana a vencedores y perdedores, no deja tener un aliento maniqueista: blanco y negro.  Estamos ante una imposibilidad, pero aun que esa historia saliera a flote. ¿Quién nos garantiza que esa nueva historia no será también manipulada y usada  como un factor de dominio? Esos vuelcos de la historia requerirán dejar que la historia ya no sea de grandes héroes como pensaba Carlyle o de un estado modelo como presumiblemente aspiraba Hegel. Y democratizar la historia para que ya no sea  la historia de un puñado de reyes y emperadores o  exabruptos especulativos como el ideal del estado prusiano amparado en la pretendida lógica de la razón histórica hegeliana. Este tipo de acometidas podrían recibir sus contrapesos, seria un gesto sano: un modo  de despresurizar  la historia. Y a veces esos felices aciertos vienen desde otras disciplinas o ciencias o avances de nuevas tecnologías. O de historiadores que con la documentación histórica sean más imaginativos.

Pero esa inquietud, que puede ser muy valida y gozar de  legitimidad en ciertos círculos,   tiene una expresión en tendencias que ya; de una u otra forma se ha intentado. Pero además, aunque haya una historia oficial del pasado, abundan los historiadores que han sabido rastrear otras corrientes y otras versiones de los hechos históricos. Aun en el entendido de los pueblos barbaros o paganos ante el surgimiento del cristianismo. Muchos de esos pueblos pasaron por una etapa dual, al ser en un momento pueblos victoriosos y en otros pueblos vencidos. O como juzgar a un personaje histórico como Juana de Arco en tanto era vencedora con sus huestes francesas contra la invasión inglesa, pero una vez se acabaron las victorias fue capturada por  los ingleses  y ejecutada. ¿Y cuál es mejor, la Juana de Arco victoriosa o la derrotada? Difícil será encontrar ejemplos puros de pueblos o civilizaciones  que  sola hayan sido vencedores. La misma historia de los romanos, es la de un pueblo vencedor  que paso luego paso a ser un pueblo vencido con el triunfo de los pueblos barbaros y la caída del Imperio Oriental. Entonces, ¿cómo explicar la teoría de los vencidos y vencedores con pueblos y culturas que a su vez fueron tanto vencedores como vencidos? Para que una teoría absolutista de que solo existe la versión oficial y triunfadora, tendría que haberse dado durante casi dos mil años, alimentada por  historiadores totalmente comprometidos con los poderes de facto, ciegos e imparciales. Y detrás de ellos una ocultación, sistémica y total, o muy cercana a la teorías históricas conspirativas. Pero por supuesto los historiadores, y otros estudiosos de la historia, y demás ciencias sociales, aun pueden aportar mucho para ir iluminando esos hoyos negros de la historia. 

XXVII

LOS HOYOS NEGROS DE LA HISTORIA: LOS CONTENIDOS

Un punto notable de acercamiento lo da el crítico y estudioso de literatura comparada George Steiner, en su Ensayo: Una buena lectura. (20) En dicho ensayo hace referencia a que hay textos con partes del lenguaje que son ininteligibles para el lector, y detentan en sus posibles interpretaciones cierta ambigüedad u oscuridad. Pero tales ejemplos son los menos, el hace referencia a los escritos esotéricos. Por supuesto tal afirmación también puede trasladarse a ciertos tramos de la historia o hechos históricos que pueden tener una cierta dosis de secretividad u oscuridad. Asociados a grupos, gremio o sociedades secretas, que por su propia naturaleza manejan sus contenidos fuera de  las mentes profanas. Pensemos en los templarios medievales, los rosacruces del siglo XIX, o en hechos históricos como la génesis del nazismo. En obvio que en la historia también se producen y existen conocimientos cerrados. El periodo alquímico medieval es un buen ejemplo, como con anterioridad  la magia fue fundamento de determinados hechos históricos. Tal y como lo revelaron ciertos investigadores como por ejemplo Jacques Bergier y Louis Pauwels en aquel librito que tanto escándalo causo en la década de  los 60: El retorno de los brujos. (The morning of the magicians, 1963) La historia no esta exenta de nudos históricos y de pasajes oscuros. Pero aunque estos existan no son tampoco una justificación para afirmar que la historia ha sido falseada u ocultada. Siempre habrá hoyos negros en la historia. Toca a los historiadores ir identificando dichas nervaturas históricas e ir investigando dichos espasmódicos trances.   


XXVIII

PROGRESO

El segundo problema de la tesis del ángel de la historia es la preocupación muy válida de Benjamin por los peligros de la tecnología y su conocida  y marcada aversión al progreso, creemos  que es una advertencia muy justificada de parte de Benjamin. Pero Benjamin no es el único que abordo esa temática o ha sido abordada. Entre otros, desde Ortega y Gasset,  con su hombre masa. La rebelión de las Masas, (1930),  ya se vislumbra el hombre masa y como las tecnologías y nuevos medios de comunicación modelarían las inocente mente del hombre moderno. Acompañado de  los escritos premonitorios, entre muchos otros autores, de  Aldous Huxley,  H.G.Wells, George Orwell, Ray Bradbury quienes  han advertido con su realismo científico y ficcional, los peligros de la técnica y la tecnología;  sobretodo en esa mezcla de coctel molotov, muy a mano con los totalitarismos, y todos conocemos o cuando menos sospechamos sus  nefastas consecuencias.  Las distopias tan de moda en este comienzo de siglo junto a los mundos apocalípticos son un entramado esclarecedor en la ficción y aleccionadores para la realidad. Noam Chomsky, muy en una línea anticapitalsita,  retoma y actualiza algunos aspectos de las problemática planteada por Benjamin. Por lo menos en cuanto a los medios de comunicación como manipuladores de la realidad  y los peligros de una modernismo tecnológico desbocado. Y hasta Stephen Hacking, un amante de la ciencia y científico de verdad,   nos advierte sobre el peligro de la cada vez más vigorosa y popular inteligencia artificial

También cada vez son más los que advierten sobre los peligros del internet. Ahora tan democrático e ilusionista, pero que no lo será tanto cuando esa aurora boreal abierta sea cerrada y caiga en manos de una  fuerza única y totalitaria;  ya sea asaltado por la ideología o por organizaciones trasnacionales corporativas. Y con esto no estamos ignorando los periodos atroces del pasado y que efectivamente; a veces el progreso proyecta una sombra de destrucción y la deshumanización de la especie. Pero tampoco todo el pasado se puede volver una tabla rasa en que todo es y ha sido destrucción, y al mismo tiempo también imputarle al progreso que también convertirá todo en añicos y ruinas.  El progreso como tal es un fenómeno humano y muy natural. La noción del progreso es un hijo legitimo del siglo XVIII, antes de ese siglo no se hablaba de progreso. Si Comte y el positivismo fue el abanderado del progreso,  Rousseau fue uno de los primeros en cuestionar el progreso. Por lo menos, tal y como lo entendemos ahora en pleno siglo XXI.  El progreso por lo menos en el  mundo occidental anterior a ese siglo, se reducía al  mejoramiento de las virtudes de las personas, pero no como una meta  global de la humanidad o como una fuerza motriz que impulsaba los  avances portentosos de la civilización. El conocimiento era para conocer a Dios y quizá los misterios de la naturaleza y el universo.
XXIX

LA MANO CIENTIFICA DE LA HISTORIA

Lo vemos en todos los ámbitos, abundan los ejemplos en los que el progreso o la modernidad son puestas entredicho. Y es perfectamente normal. Bastantes ejemplos se podrán encontrar desde la atrofia de la naturaleza: contaminación global y calentamiento global. Y en el pasado podría hacerse una antología de sucesos históricos y hechos que han empujado el progreso a sangre y fuego. Solo recordemos las escalofriantes historias del colonialismo  en áfrica. O más específicamente la  devastación del Congo Belga, que tan ilustremente narro el novelista Joseph Conrad. Un progreso a costa de sangre humana. Conrad también entendió el problema del progreso. En una breve narración y muy poco conocida. Una avanzada del progreso (An Outpost of Progress, 1896) narrada a  nivel de microhistoria la que luego Conrad  ampliaría en su novela El corazón de las tinieblas. (1902). Sin lugar a dudas, es laudable la preocupación de Benjamín, y bastante más estimable su preocupación por redimir a los irredentos del pasado. Es saludable ver hacia el pasado y también ver hacia el futuro, el punto del equilibrio es el presente. « Los que olvidan el pasado están condenados a repetirlo» decía Santayana. Pero igualmente, también hay que ver hacia el futuro, tal y como la chica de la bicicleta. No se puede avanzar si no es viendo hacia adelante.

Por otra parte, los descubrimientos en arqueología, paleontólogos y las ciencias y la tecnología han obligado, muchas veces  a replantear o ajustar periodos históricos.

Dice el historiador ingles Peter Burke: «En 1750 muchos europeos cultos seguían aferrándose a la idea tradicional de que el mundo tenía seis mil años. Sin embargo arqueólogos, paleontólogos, geólogos y astrónomos no paraban de hacer descubrimientos que demostraban lo contrario. Los arqueólogos descubrieron a la humanidad un tiempo profundo más allá del bíblico, y hubo que admitir una prehistoria.» (21) 

En fin la misma tecnología y los avances de la ciencia pueden y han contribuido bastante a la redondear la misma historia. Desde Galileo, quien fue forzado a ocultar sus comentarios sobre astronomía y las tesis de Copérnico. Fueron los avances de la ciencia y la tecnología quienes le fueron dando la razón. Pese a toda la visión unilateral y cerrada del pensamiento de esa época. No se le puede imputar a la ciencia, la técnica y la tecnología de ser instrumentos que solo producen el mal. Solo repasemos los recientes descubrimientos arqueológicos en las ciudades mayas de Mesoamérica, debido a tecnología punta satelital  para descubrir ciudades enteras soterradas bajo la selva. En la investigación se utilizó la revolucionaria tecnología LIDAR, llamada así por ser las siglas en inglés de Laser Imaging Detection and Ranging (Detección y medición de imágenes con láser). (22 Por todos lados la técnica y la tecnología inundan los intersticios de la vida y del pasado (la historia). 

XXX

LA FICCION COMO REFLEXION HISTÓRICA

Se suele poner de ejemplo la destrucción de Cartago, donde los vencidos no pudieron dar su versión de los hechos. Ya que Cartago fue totalmente destruida. No obstante hasta un autor, adicto a la objetividad y la búsqueda de documentación histórica,   proveniente de la ficción como Flaubert, logro describir históricamente  la destrucción de Cartago. Su novela de tipo histórico: Salambo, abunda en datos históricos de lo que fue esa Cartago. (Curiosamente Benjamín lo cita) Muchos de los cuales fueron posteriormente corroborados por la arqueología y otras ciencias. Ya James Joyce, también como Benjamin aferrado a los mitos y símbolos, construyó su novelas Ulises y  Finnengans wake, considerando las ciclos históricos de Giambatista Vico, en la que intenta poner a desfilar  partes del pasado de la humanidad. Pero Joyce a diferencia de Benjamín, incluyó la microhistoria,  también corre por sus páginas a la par de grandes personajes históricos,  su alma mater, Dublín y el quehacer cotidiano de la gente como el tabernero, el ama de casa, el telegrafista. Y quizá por ahí, hasta  pudo pasar  por una calle de Dublín la chica de la bicicleta. Y tal vez en las páginas de Joyce ha de haber andado el Ángel de la literatura y hasta se cruzo en alguna calle de Dublín con el Ángel de historia.

Y una novela como En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust, una especie de ejercicio de la memoria consiente, repleta de datos históricos sobre la primera guerra mundial, es un ejemplo de que eventualmente historia y ficción se dan la mano. Uno se preguntaría ¿cuánto hay de historia o ficción en la Ilíada o en la  Odisea? El Historiador Arnold Toynbee hacia la observación que si un lector leía la Ilíada como ficción  se encuentra con que hay bastantes datos históricos, al contrario si uno  leía la  Ilíada  como si fuese historia el lector también se encontrara con muchos datos provenientes de la  ficción. (23) Y esto también nos hace preguntarnos, si la mitología, a pesar de estar circunscrito  a lo simbológico y al mito. ¿Cuánto podrá haber de histórico en todas las mitologías? No será también la mitología otra de las caras ocultas de la historia. No será que a veces mito y ficción e historia se funden en un brazo fraterno. No será que detrás de la historia, el concepto mismo de historia  puede ser entendido como un gran mito. O que detrás de cada mito hay verdades históricas  por desentrañar o secretos latentes que han ido tejiendo la historia. En fin todas las utopías y mesianismos detentan algo de ficción y pertenecen al futuro pero no al pasado. Solo conocemos una utopía orientada al pasado, escrita magistralmente por Herman Hesse en  El juego de los abalorios. (1943)       




XXXI

LA IMAGINACIÓN HISTÓRICA

Nuevamente volvemos al historiador ingles y contemporáneo, Peter Burke ya citado con anterioridad,  y quien afirmaba que no se puede escribir historia sin imaginación. Y tiene toda la razón. Pero por supuesto tampoco se puede tomar esa afirmación en toda su extensión y rigor. La historia no es ficción  aunque a veces la historia pueda apropiarse de elementos ficcionales.   Pero como tal siempre estará remitida a las pruebas documentales o testimoniales. Y a falta de esos  a la investigación y estudio de  todo tipo de objetos del pasado. Entre muchas otras disciplinas y ciencias, la historia se auxilia del arte, la literatura, la arquitectura, escultura, y hasta de los estudios de la ecología. En ese sentido la imaginación también se convierten un puente entre diversas disciplinas y ciencias para seguir fortaleciendo el aparato crítico y de investigación de la historia. 

Sin embargo,  a lo que se refiere Peter Burke, con el uso de la imaginación, es al armado de esa historia de acuerdo a las  pruebas históricas que se tiene de un hecho. Y al probable uso de combinaciones que el historiador enfrenta para al final decidir sentar una curso de acción histórica. En es sentido la imaginación es un gran auxiliar de todo historiador. Y con  la línea del tiempo crea una línea sucesiva de interpretaciones, que cada historiador va valorando y a su vez interpretando y trasladando de una manera imaginativa al lector contemporáneo. La historia siempre lleva implícito volver contemporáneo lo antiguo. Con la ventaja de que se puedan encontrar nuevas pistas y pruebas documentales para ajustar la historia. El historiador es un detective del pasado, y como tal además de las fuentes de rigor, requiere imaginación para ensamblar el paquete histórico. Pero no solo en la línea del tiempo, sino también en el tejido espacial para fructificar y conectarse a otras ciencias y disciplinas que puedan brindar recursos para crear una plataforma histórica o descubrir o interpretar desde la novedad, la historia.

Solo pensemos en la Escuela de los Anales de Francia. Un intento de bajar la  historia y mancomunarla a la economía, sociología, demografía. Ya no una historia solo sobre reyes, emperadores o potencias. Sino del común poblador, el zapatero o el escribiente. Una  historia de las mentalidades, y  en ese espacio convive mucho terreno por explorar, y quizá algunas aristas se conecten con esa historia de los redimidos que Benjamin pretendía poner en movimiento.  Otra vertiente asoma en el filo de la historia de las cosas tangibles e intangibles. Hasta los formatos de la Unesco apuntan a reconocer que detrás de las cosas tangibles existen valoraciones históricas intangibles. Aun el historiador norteamericano, Lynn White,  postulo la subhistoria, una manera de escarbar en la historia y pasar del primer plano a realidades vivenciales históricas que estaban en el sustrato histórico y comunitario y común y corriente del hombre. Podríamos agregar la  sicohistoria, como un terreno también prometedor.

No hay duda que la flecha, ͟igual que las flechas de  Filoctetes,  lanzada por Benjamin dio en el blanco con su tesis de El ángel de la historia. Se valió de un símbolo por excelencia cristiano-judaico para matizar su infraestructura conceptual y su maquinaria histórica. Y hasta cierto punto, dotó a esa maquinaria instrumental de un  halo poético y seductor.  Lo del ángel de la historia ha capturado la mente y la ensoñación de muchos. Pero ya  otros teóricos o filósofos habían lanzado al ruedo sus teorías sobre la filosofía de la historia. Entre ellos, Giambattista Vico que desde una nueva ciencia aspiraba a historiar la naturaleza humana o la historia de las naciones. Otro filósofo de la historia, especulativo,  Joaquín de Fiore apareció con su tesis sobre la espiritualidad de la historia desde el siglo XII, y también postulo una tesis  muy imaginativa. Tanto  Vico como De Fiore, coinciden con Benjamin en el uso de metáforas, imágenes y símbolos para desarrollar y explicar sus respectivas visiones de la filosofía de la historia. Otro visionario que  describe su visión de la historia, es Teilhard de  Chardin, pero  más racional y menos imaginativo, no usa símbolos, sino que va al grano, su proceso en su punto omega es encarnado en Cristo. Él también nos plantea otra corriente histórica desde  el trascendentalismo, con su tesis de perfectibilidad  evolutiva del hombre, casi   un darwinismo trascendental.
XXXII

LA OTRA HISTORIA

Para Benjamin  el pasado no hay que pensarlo tal y como fue, su visión es una historia sintetizada, focalizada, para usar un término muy de su gusto una historia «fragmentada». Y citamos De Walter Benjamin y el ángel del a historia, publicada por Exodo21  «Tesis 8. Articular históricamente el pasado no significa conocerlo «tal y como verdaderamente fue». Significa apoderarse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro. Al materialismo histórico le incumbe fijar una imagen del pasado tal y como se le presenta de improviso al sujeto histórico en el instante del peligro. El peligro amenaza tanto al patrimonio de la tradición como a los que lo reciben. En ambos casos es uno y lo mismo: prestarse a ser instrumento de la clase dominante.» (24)

En ese contexto, Benjamin postula reescribir la historia, hay una historia oculta en la historia, y hay que sacar de la invisibilidad esa otra historia.  Concebir la «Historia como proceso mesiánico, historia como proceso catastrófico; en el horizonte de estas dos imágenes antagónicas, una misma concepción del trabajo del historiador: lo que llamamos historia se engendra en la escritura de la historia; escribir la historia no es recuperar el pasado, es crearlo a partir de nuestro propio presente; o más bien, es interpretar las huellas que ha dejado el pasado, transformarlas en signos….». (…)El tiempo ya no como proceso ni como un tiempo lineal, sino como “un tiempo ideal”». (25) Gershom Scholem lo dirá así: «Comprender la actualidad como la otra cara de la eternidad, la que está alojada en la historia, y registrar la huella de esta cara oculta.» (26)
XXX

MESIANISMO

El tercer problema que enfrenta la tesis de Benjamin,  es con el tipo de mesianismo que postula. Sus críticos, aun algunos marxistas le reprochan a Benjamin fundir el mesianismo trascendental con un mesianismo secular. O tomar el mesianismo judío y secularizarlo. Advirtiendo de la imposibilidad de tal combinación, de ahí que su tesis cojea un poco. Pero asumamos que ese mesianismo es valido y legitimo. Supongamos que efectivamente Benjamin recoge algunos conceptos del mesianismo cristiano y del mesianismo judío, tales como amor por los pobres, la redención de los derrotados, la justicia universal.  Todo ello nos acarrea necesariamente a un juicio final. Solo que en el caso de Benjamin es a un juicio final secular. De hecho Benjamin toma algunas características del mesianismo trascendental y las convierte en un mesianismo secular.

El problema viene cuando se pasa del horizonte mental al horizonte instrumental. O lo que se llama la funcionalidad operativa del sistema. (Para usar un lenguaje de programación). La elección del  hombre o hombres;  que ya no el ángel o los ángeles  que asumirán y dirigirán ese proceso mesiánico. Ya que ese mesianismo no puede surgir por generación espontanea o una toma de conciencia simultánea de toda la humanidad. En definitiva se pasa de un dios trascendental a un dios humano. Ese salvador o redentor o mesías que postula Benjamin, tendría que ser casi un dios para realizar tal portento de redimir el pasado (juicio final), asegurar un presente inmediato saludable y además garantizar un futuro prometedor. Por otra parte hemos encontrado frases que asignan  a ese mesianismo a un estamento en la conducción del proceso, tales como «Humanidad», «Pueblo», «Todos», «Los trabajadores», « Los oprimidos» Pero no hay que confundir esos estamentos como receptores finales de ese mesianismo, a creer que tal mesianismo, en cualquiera de las formas que adquiera, será conducido por todos o por toda la humanidad, o por los oprimidos.  Esos conceptos genéricos o abstractos no dicen absolutamente nada y son cuantitativamente  complejos de colocar en una realidad concreta.    

Esa teoría histórica, a lo que aspira para poder concretarse, no es otra cosa que   la totalización de los mecanismos operativos de ese mesianismo secular. Porque para que funcione tendría que ser cuasi totalitario. Y no es que llegara a ser totalitario, sino que ya de arranque es totalitario. Ese mesianismo por supuesto tendría su propia doctrina y dialéctica, el materialismo dialectico, tal y como el mesianismo trascendental también tiene su propia doctrina y dialéctica: el cristianismo.  Y como tal sus propios dogmas, sacerdotes y sus propios jueces. Ese hombre o mesías secular postulado por Benjamin, podría adquirir otras formas, la de un partido único, una ideología absoluta o el de una preferencia por una determinada clase social. Pero hilvanar todas esas posibilidades y hacer un hermoso tapete persa seria el trabajo de un dios o de una docena de titanes que dejarían pálido a Hércules o a los argonautas. Y como todo dios aunque secular requerirá  su culto y sus fieles. Pero ¿qué pasara con los que no embonen en ese mesianismo utópico? ¿Serán acaso los nuevos pobres y redimidos del futuro? ¿Acaso los nuevos perdedores? 

Por otra parte nos advierte Benjamin que ese mesías secular luchara contra el anticristo. Suponemos que  también será un anticristo secular. (Recordemos que en la teología Lucifer es un ángel caído). Y ante esa escenografía, ¿qué pasara? En la teología cristiana Dios y sus arcángeles derrotan al anticristo. En la teología secular de Benjamin ¿quién triunfara entre ese dios secular y ese anticristo secular? Por supuesto asumimos que ese mesías secular, será casi un dios, infalible  y sabio,  poderoso y misericordioso, justo y manso. En fin, en ciertos periodos de la historia humana ya han aparecido personajes semejantes y todos sabemos en lo que terminan esos mesianismos. Más que una redención de los pobres, coexiste a la par, una venganza contra los otros; y que colateralmente también se lleva de encuentro a los mismos redimidos y pobres de la historia. Si algo se puede aprender de la historia y de  las utopías, es que las primeras victimas siempre han sido y serán los pobres y los oprimidos.  A pesar del mundo tumultuoso que tenemos, y no se puede ocultar que hay muchas desigualdades e injusticias, pero también hay y ha habido avances en el progreso de la humanidad. Habría que poner sumo cuidado, en temas estructurales  como seguir fortaleciendo y perfeccionando  la democracia, la libertad  y la calidad de vida, y sin lugar a dudas no descuidar amenazas tan latentes y peligrosas como el cambio climático y la inteligencia artificial. Y ciertamente que aun así faltará mucho por recorrer y mucho por mejorar.  Tal y como en uno de sus poemas más conocidos decía el poeta Robert Frost:
The woods are lovely, dark and deep,
But I have promises to keep,
And miles to go before I sleep,
And miles to go before I sleep.



XXXIV

EL MESIANISMO SEGÚN BENJAMIN

Tres aspectos abordaremos aquí, para acercarse aún más al mesianismo de Benjamin, a saber:
1. El mesianismo como irrupción del tiempo de un «ahora» cargado de  presente y futuro
El mesianismo en Benjamin no solo apunta al futuro sino que fundamentalmente detenta una presencia en el pasado  (el ángel solo puede ver hacia el pasado). Galili Sharar a  partir del concepto cabalístico de   «daño y reparación» afirma «una débil fuerza mesiánica, una fuerza menor, que se ha comprometido a corregir males». (27) Así, en su obra Los restos de la revelación, manifiesta que «Lo que fue derrotado, y olvidado, y reprimido, y borrado de las páginas de la historia, aún sigue en espera de ser revelado, y por ende, transformado. La redención implica la transformación del pasado.» (28)

De ahí que ese mesianismo actúa para interrumpir la historia convencional para insertar el acto mesiánico y retomar la rememoración. Y que se llevara acabo en el misterioso y siempre presente «ahora» que está cargado de pasado y de futuro.

La apropiación de Benjamín del mesianismo cristiano o judío tiene su lógica  desde una perspectiva instrumental, por eso  Tamara Tagliacozzo lo dice de está manera:

«”el materialismo histórico se endurece si no toma a su servicio la teología»”.(…) más adelante afirma  «No se trata sólo de recurrir a la teología, sino de tomarla a servicio para una teoría de la historia. La cual, sin embargo, no viene a la luz como tal; más bien, hace falta pensarla a partir de un fin: hace falta pensar la historia a partir del fin(29)

Y más adelante afirma:  

« ¿Un momento mesiánico omnipotente y lleno de ubicuidad.  El “día del juicio”, es posible en todo momento -en cada momento, se “cuela” en el tiempo para hacer posible su “interrupción”-. Una interrupción fulmínea, puntual, no un día “arrancado” del conjunto de los demás. De este modo, el apocalipsis llega en el momento presente » (30)

En ese contexto, y en una línea del tiempo, el mesianismo de Benjamin es  un asalto de la línea del tiempo, aprovechar  la «débil fuerza mesiánica» rescatado de un pasado-ahora, mancomunado a los hechos en un ahora-futuro. Como sucede esto en la concepción de Benjamin es  el mesianismo  puesto al servicio del materialismo histórico para que se produzca en el tiempo mesiánico y en el recuerdo,  como un  «ahora» y un «estado de excepción» que  viene a ser análogo a la epoje de Husserl, la suspensión en el tiempo, esto en la en la visión de Benjamín, representa  el «milagro». Porque en la teología de Benjamín también se necesita del milagro.
2. El carácter catastrófico del  mesianismo

En la línea conceptual y argumental de Benjamin, el sociólogo de la religión Jacob Taubes, afirma: «que el historiador, el cronista, el narrador, asumen la función del Mesías en la medida en que únicamente una humanidad redimida puede recibir en plenitud como herencia su pasado; cada uno de los momentos vividos se convierte en una cita al orden del día, el día que lo es “del juicio”. Esta jornada “especial” no lo es sólo del juicio, sino también del “peligro”, no solo de la felicidad sino también de la “destrucción”. » (31)

En términos de un hipotético tiempo mesiánico. En que despuntan una idea de ruptura pero también de restauración. Hay que entender que esa ruptura en el tiempo en la concepción de Benjamin, no es pacifica sino traumática. Y esta firmada por el aspecto revolucionario. Lo que se denomina el salto dialectico en el lenguaje de Marx. Es aquí donde el tiempo mesiánico se funde en un presente hipotético de un futuro en marcha con el tiempo de la dialéctica histórica del materialismo revolucionario.  

Tamara Tagliacozzo  en “Messianismo e teología política in Walter Benjamin”, lo define así: «La historia es objeto de una construcción cuyo lugar no está constituido por un tiempo vacío, insustancial, homogéneo, sino pleno, lleno de una “ahora» (32) Pero ese ahora no se caracteriza por una idea romántica sino por una sobresaturación e intensidad en el momento. Porque rememoración y recuerdo, no es entender la historia o la sucesión de hechos como pasaron sino rescatar los momentos violentos  o traumáticos y transmutarlos en el ahora presente en acciones.

Por su parte María Joao Cantinho  establece la distinción entre memoria y rememoración: «Por tanto, rememorar la experiencia vivida debe entenderse como “gesto aniquilador”, que ejecuta “esa desintegración necesaria de la unidad inmediata de la organicidad de las cosas”, haciendo saltar en pedazos su falsa apariencia; ahora bien, ese gesto “encierra en sí una pretensión redentora, el establecimiento de una (re) creación o (re)construcción que obligue a las cosas a significar» (33)

Hay que entender que ese mesías  «Tesis 10. El Mesías rompe la historia; el Mesías no viene al final de una evolución”, escribía nuestro autor en las notas preparatorias de sus “Tesis de filosofía de la historia”. Las ideas de “revolución” y “cataclismo” están aquí absolutamente presentes, en una visión verdaderamente propia del mundo judío; ya Scholem había dicho que el mesianismo judío es, en su origen y naturaleza una “teoría de la catástrofe”, y el rabino Safran “el futuro mesiánico irá al encuentro de los orígenes de la historia”. Se cruzan las generaciones y el tiempo estalla para renacer.»  (34). Tesis que nos recuerda, al dios Abraxas  que menciona Herman Hesse en Demian: Para nacer hay que destruir al mundo. «El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El Dios es Abraxas.»

3. Aceleradores de ese mesianismo

Viene a reivindicar, Benjamin, la necesidad de «volver la vista atrás para descubrir y ver las víctimas que sus antepasados han ocasionado con sus injustas acciones y, así, rescatarlas del olvido a que han sido sometidas recordando sus nombres y reviviendo o “resucitando” sus vidas para reparar, así sea en parte, esas injusticias que sufrieron, tal como nos dice Camilo García en “Paul Klee y Walter Benjamin. La historia como recuerdo: «El futuro sólo puede ser dotado de sentido, justamente, haciéndose conscientes de que no puede centrarse la mirada exclusivamente en él, “rescatando” y “trayendo” a la escena los muertos (las víctimas) del pasado, para “transportarlas”/”proyectarlas” hacia el futuro.» (35) Ya lo dijimos, amparado en las injusticias de la historia Benjamín apunta a hilvanar una serie de conceptos, cruces de tiempos para apurar no solo teóricamente sino realmente una visión que por medio de la acción traiga ese momento mesiánico o la manifestación o concreción de ese mesianismo. Todo el esquema operativo de Benjamín apunta a acercar más ese momento mesiánico, ya sea  de redención o apocalíptico.

XXXV

LA PROHIBICIÓN DE LA PREGUNTA

Redención o rememoración, reivindicación, restitución, total recuperación. Conceptos que llevan implícito el pacto. No obstante, el mesianismo de Benjamin, como utopía también lleva implícito la política. Su visión radical y revolucionaria, como marxista heterodoxo: su programa  revolucionario: Benjamin exige no una contemplación del pasado sino una intervención activa en la historia. Y en ese ahora presente, el «salto dialectico».  Pero hay que entender a Benjamín, no solo fue un crítico de la modernidad o el progreso, del historicismo, sino también fue crítico del  marxismo y del judaísmo;  aunque sobre esto ultimo no se puede soslayar la enorme influencia del judaísmo en su visión dialéctica y mesiánica.   Aferrarse de  la teología y posesionarse de ella para interrumpir el curso de la historia para instaurar ese mesianismo; y no  obstante aunque   su utopía busque auténticamente un mundo más justo,  evita a toda costa reconocer un  principio, y reconocer una dirección, Él asume la prohibición de la pregunta: el origen ¿de donde venimos? Por supuesto que la modernidad ni el progreso ni la tecnología bastan por si solas para salvar a la humanidad. Benjamin asume y trastoca toda el andamiaje y se crea una teología a la carta. Erich Voegelin en sus obras The new Science Politics (1952) y Science, Politics and Gnosticism (1968),  les reclamaba la prohibición de la pregunta a pensadores como Hobbes, Marx, Hegel, Comte, pregunta que también se le podría hacer a Benjamín. Dice Voegelin: 

«La ciencia política se ha desviado de su curso original y marcha rezagada en relación a otros campos del conocimiento. La ciencia política de nuestros tiempos ya no corresponde a los patrones de una ciencia. Se ha separado de la tradición  y de los marcos originales de referencia, la politike epistome fundada por Platón y Aristóteles. “El análisis aristotélico-platónico opera en la premisa de  que hay un orden del ser accesible  a  la ciencia mas allá de la opinión. (1968, p.17). ”El evento decisivo de la politike epistome era la especifica comprensión filosófica que los niveles del ser discernibles dentro del mundo son coronados  por el origen trascendente del ser y su orden (ibíd., p. 18). Hay una clara distinción entre el ser trascendental fuente y origen, y el orden del ser: hombre y sociedad(36)

«En esa perspectiva los pensadores gnósticos plantean su Mundo-Idea y la construcción de sus sistemas especulativos.  Sin embargo al concebir estos sistemas de pensamiento  y   utopías futuras, caen en un error de tipo intelectual. Para su construcción omiten una parte de la realidad. Así el análisis científico debería actuar bajo el prerrequisito que el análisis es una percepción del orden del ser dentro de su origen en el ser trascendente, en particular, la apertura amorosa del alma a su trascendente sustento de orden. (1968, p. 21) » (37) 

« En ese contexto, la idea o visión, en consideración al ser siempre debe estar presente , no solo como primer paso del análisis, sino para que el análisis pueda ser concebido y desarrollado. (1968, p. 17) » (38)  

«Todos los pensadores gnósticos obvian y violan estas premisas de la realidad, ya reconocidos por Platón y Aristóteles. Sin embargo Voegelin nos llama  la atención respecto a un fenómeno que es nuevo y que no se encuentra en el pensamiento antiguo. Y es aquel referente a la prohibición de la pregunta. Es decir el enfrentamiento que todo sistema tiene con la ratio. Voegelin nos advierte que mas peligrosos que el terror físico del totalitarismo…Es, «. La oposición llega ser verdaderamente radical y peligrosa, solamente cuando el cuestionamiento filosófico es en si mismo levantado  en  pregunta, cuando  la doxa (opinión subjetiva) toma la apariencia de filosofía, cuando se arroga a si mismo el nombre de la ciencia y prohíbe a la ciencia como no-ciencia. Solamente si la prohibición puede ser hecha socialmente efectiva, se habrá alcanzado el punto donde la ratio ya no opera como un remedio para el desorden espiritual.» (1968, p.20) Marx presupone a un hombre socialista que se construye en el propio proceso. El ser trascendental ha sido destruido y recolocado por un inmanente mundo  orden del ser. El orden del ser es alterado en su más radical imantizacion. La pregunta que Marx obvia es la del origen ¿De donde venimos? A lo que Marx solo responde que un hombre socialista no debe hacerse esa pregunta.» (39) 

«En la ética clásica y cristiana la primera de las virtudes morales era la Sophia o Prudencia, porque sin una adecuada comprensión de la estructura de la realidad, incluyendo la condición humana, moral, la acción de la coordinación racional de significados y fines, es difícilmente posible. La identificación de sueño y realidad como una materia de principios tienen resultados prácticos, los cuales pueden parecer extraños pero no sorprendentes. La casuística exploración de causa y efecto en la historia es prohibida; y consecuentemente la coordinación de medios y fines en política es imposible Las sociedades gnósticas y sus lideres reconocerán peligros  en el desarrollo de su existencia, pero tales peligros nunca serán acompañados por las accione necesarias en el mundo de la realidad.» (The new Sciences Politics (pp.171-172). » (40)   



XXXVI

LA REPRODUCTIBILIDAD TÉCNICA DEL ARTE

Pero todavía resta un punto mas, volviendo a Benjamin, esta vez ya no con su filosofía de la historia sino con su concepto de aura que desarrolla en su obra La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. (1936)  Tesis bastante aceptada y que escarba no solo en el arte sino que es aplicable a una  serie de fenómenos humanos, que van desde la política hasta el abuso de los medios de comunicación, y el análisis de las artes visuales como la fotografía y el cine.  Y ahora aplicables a la cada vez más, solida, extensa y laberíntica red tecnológico-virtual.  En esencia el fenómeno de la reproductibilidad técnica, es atinente a lo que Benjamin intenta hacer, con su filosofía de la historia. Al margen de todo el contenido y aplicaciones de esa  obra. Se podría resumir en que la reproducción del arte, por el «mass media» socaba la verdadera naturaleza del arte. Manifiesta Benjamin en la obra aludida:

«En la época de la reproducción técnica de la obra de arte lo que se atrofia es el aura de ésta. El proceso es sintomático; su significación señala por encima del ámbito artístico. Conforme a una formulación general: la técnica reproductiva desvincula lo reproducido del ámbito de la tradición.» (41) 


Dice Benjamín que toda obra de arte tiene su aura. Ésta es consustancial a la obra de arte y a su originalidad. Y es lo que le da su cualidad primigenia. Su valoración: belleza y significación.  Pero el aura tiende a difumarse con su multiplicación. Por dos motivos, a su multiplicación pierde autenticidad, y al reproducirse es sacada de su contexto original: la tradición (lo ritual). Toda obra de arte era mirada en un contexto de ritual y de significación. Entonaba con lo íntimo del espectador. Producía en el espectador una vivencia y se acercaba a una  experiencia. He ahí su valor y transcendencia. Cuando es arrebatada de esas coordenadas, la obra de arte se desvaloriza y pierde parte de su ritual y  tradición. Es desacralizada y vulgarizada. Es usada en otros contextos donde su valor original ya no existe. Y cualquiera puede hacer con ella lo que quiere. También concluye Benjamin en la misma obra:



«Despojada de todo aparato, la realidad es en este caso sobremanera artificial, y en el país de la técnica la visión de la realidad inmediata se ha convertido en una flor imposible(42)

 Nos da la impresión de que la tesis de la filosofía de la historia, si bien vigorosa y apasionada,  y que representa genuinamente la parte solidaria y humana de Benjamin con la humanidad. Tiene esa característica que Benjamin le imputa a la reproductibilidad técnica de la obra de arte. Lo que Benjamín realiza con su tesis del ángel de la historia es un desmontaje y un nuevo montaje. (Eso que algunos llaman deconstrucción).  Despoja al mesianismo trascendental (sea cristianismo o judaísmo) del contexto original, y pierde autenticidad y se desvaloriza. Y crea ese nuevo mesianismo secular, que se va multiplicando en cada nueva aventura utópica o mesiánica. El aura de la utopía o mesianismo se ha multiplicado, desvirtuado, reciclado, modificado, se le  han  quitado y agregado elementos. Se ha politizado  al extremo. Y ante la mirada del hombre moderno ese mesianismo o utopía secular ya no le dice nada. Porque sabe o intuye que solo son ecos lejanos de un sonido que ya no existe. Nada hay que aunque sea como un eco le diga o le recuerde aunque sea una sombra de  esperanza.  En definitiva  en esa tesis del Ángel de la historia su proyección empalidece. Y  surgen más preguntas que respuestas. No obstante, las utopías son saludables porque sirven de contrapelo a la realidad. Y también porque pueden llegar a gozar de cierta influencia sobre esa realidad. Pero sucede con las utopías lo que sucede con la idealización del amor, y cuando ese amor idílico o sublimado es contrastado con la realidad, se produce una gran diferencia  entre  lo teórico y el escenario, entre el sueño y la realidad.  El problema de toda utopía aun en su versión mesiánica, sea la que fuere, es que siempre se tendrá que emparejar o cotejar con la realidad y que nunca se sabrá a ciencia cierta qué «angelitos» terminaran dirigiendo esa utopía. Pero preguntando se llega a Roma y a la   utopía también; ya Tomas Moro escribió algo al respecto. Pero ¿por dónde andará la chica de la bicicleta?



EPILOGO

SIETE ESCENAS SACADAS DE LA HISTORIA  

Escena 1. Un fragmento de un poema breve del místico judío  Gerhardt Scholem, el amigo personal de Walter Benjamin. Fragmento  que sirve de epígrafe a la IX tesis de Benjamin.

Saludos del Ángelus
El ala esta pronta al vuelo,/
Vuelvo voluntariamente atrás,/
Pues si me quedase tiempo para vivir, /
Tendría poca fortuna (43)

Escena 2. El retorno del Ángelus Novus.
,
En PortBou, pueblito arrimado en los pirineos, entre las fronteras de Francia y España, está el lugar donde murió Walter Benjamin.  Aquí la escena es una repetición del Angelus Novus. Benjamin huyendo de los nazis y creyendo que no lograra cruzar la frontera porque no tiene el salvoconducto para pasar de Francia a España. Y que ironía de la historia, Benjamin como su Ángel de la historia solo  ve al pasado, se ve abrazado por un torbellino: la inminencia de que pronto  será arrestado y su destrucción. Pero ante la posibilidad de ser atrapado antes de lograr su libertad, se autodestruye. Aunque tenia la salvación casi a las manos porque una vez en España tenia su salida arreglada para irse a América. Pocos días después de su muerte, las autoridades eliminaron la prohibición de solo pasar con salvoconductos, y cualquiera podría pasar. De hecho varios de los acompañantes de Benjamin, así lo hicieron. Benjamin al igual que el Ángel de la historia no podía ver al futuro, solo veía el pasado caótico y el viento huracanado de los nazis que le impedía obrar. Murió sin su cuadro, y reposo por algunos años en el pequeño cementerio de la localidad. Un hombre, Walter Benjamin, quien un día llego afirmar: solo sobre un muerto no tiene potestad nadie   

Escena 3. El otro retorno

Por algún lado del mapa en una de sus carreras Benjamin llego afirmar: «solo los niños retornan».

Escena 4. Arthur C.Clark y los mundos posibles. El sprint final entre El Ángel de la historia y El  Ángel de la tecnología.

En The morning of the magicians (1971) Bergier y Pauwels dan casi al inicio de su libro un dato curioso: Cuando en el año de 1875 el director de la Oficina de Patentes de Estados Unidos presenta  su renuncia ante el Secretario del Comité de Comercio. La razón de la renuncia era  porque ya no había nada por inventar. (44) En ese mismo orden de ideas Arthur C.Clark, escritor de ciencia ficción, refiere dos hechos casi anecdóticos y sorprendentes sobre los avances de la  tecnología  y la técnica, el primero relacionado a los indispensables automóviles, y el segundo tocante a los inmediatos teléfonos. (45) Intente el lector imaginarse un mundo sin autos y sin teléfonos. Dos productos de la reproductibilidad de la técnica de  los cuales el hombre moderno no podría prescindir y tampoco vivir. (Ahora también habría que agregar el internet). 

Al respecto de esos dos inventos, cuenta el escritor norteamericano de ciencia ficción Arthur C.Clark,  que a la fabricación de los primero autos, la preocupación de los fabricantes y público en general, era que la gente no se interesaría por semejante invento. Sobretodo porque ellos pensaban en la enorme dificultad que supondría aprender a conducir un automóvil. En cuanto al teléfono, los empresarios más conservadores afirmaban que ningún invento sustituiría a los mensajeros de la Wells Fargo;  y  los más optimistas pensaban que seria un gran avance para la humanidad que por lo menos cada ciudad del mundo tuviere aunque sea un solo teléfono. Sorprendentes observaciones. Aquí el Ángel de la tecnología de Arthur C.Clark le gano el sprint final al Ángel de la historia de Walter Benjamin. A todo esto ¿por dónde se habrá metido la chica de la bicicleta? Ojala no se la haya llevado ni el ángel de la historia ni tampoco el ángel de la tecnología

Escena 5. La chica de la Bicicleta

La chica de la bicicleta avanza por algún camino, pero los vientos  huracanados han amainado, ya no hay nada  que la detenga, ni pedalea la bicicleta viendo para atrás. Ella solo ve y avanza  “hacia adelante, exclusivamente hacia delante”. Ese fraseo  es un final de un conocido y estudiado cuento de Cortázar. La autopista del Sur. El único problema real que enfrenta ella, tal y como los personajes en el cuento de Cortázar, es el tráfico. Y eso del tráfico en las grandes ciudades y en las autopistas es un problema serio de la modernidad. Pronto habrá más autos que personas. La reproducción inagotable de los bienes materiales en la tesis de Benjamin. Y eso del tráfico, aunque sea contrariando un poco al poeta  Erich Maria Rilke, es más terrible que todos los ángeles

Escena 6. Un poema de Rafael Alberti quien dedicó un tratado poético a los ángeles, Sobre los ángeles (1929).  
EL ÁNGEL DESCONOCIDO

¡Nostalgia de los Arcángeles!
Yo era…
Miradme.
Vestido como en el mundo,
Ya no se me ven las alas.
Nadie sabe como fui.
No me conocen.

Por las calles  ¿Quien se acuerda?
Zapatos son mis sandalias.
Mi túnica, pantalones
Y chaqueta inglesa.
Dime quién soy.

Y, sin embargo, yo era…
Miradme.


Escena 7. Nuevos cielos y nuevas tierras

«Voy a crear nuevos cielos y una nueva tierra. De lo pasado no habrá memoria ni vendrá al pensamiento.» Isaías 65:17  (Biblia Reina-Valera, revisión 1995, SBU)

Notas bibliográficas

17. La filosofía de la historia de Hegel. Aeterna Imperio CARPIO, Adolfo P. “Principios de filosofía, una introducción a su problemática”. Glauco, Buenos Aires, 2004, pág. 311-312. 
18. Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Wikipedia
19. «Muchos críticos modernos señalan que Hegel a menudo parece pasar por alto las realidades de la historia a fin de hacerlas encajar en su molde dialéctico. Karl Popper, crítico de Hegel en La sociedad abierta y sus enemigos, opina que el sistema de Hegel constituye una justificación tenuemente disfrazada del gobierno de Federico Guillermo III y de la idea hegeliana de que el objetivo ulterior de la historia es llegar a un Estado que se aproxima al de la Prusia del decenio de 1831. Esta visión de Hegel como apólogo del poder estatal y precursor del totalitarismo del siglo XX fue criticada minuciosamente por Herbert Marcuse en Razón y revolución: Hegel y el surgimiento de la teoría social, arguyendo que Hegel no fue apólogo de ningún Estado ni forma de autoridad sencillamente porque estos existieran; para Hegel, el Estado debe ser siempre racional.» (Wikipedia). No obstante el mismo Benjamin critico a  Hegel a quien llamo un «violador del intelecto, un místico de la violencia». Y por su arte Hegel llego a declarar que los judíos estaban fuera de la historia. Y es s que Hegel ha tenido varios críticos de su filosofía, entre ellos Schopenhauer, es conocida la mutua animadversión a pesar de que ambos dieron clases en la misma universidad. En cuanto a su   filosofía de la historia entre sus críticos destacan,   el mismo Benjamin quien fue un gran critico de la filosofía dela historia de  Hegel, y entre otros muchos también lo fueron  Adorno, Althusser y Foucault, véase  Federico Rayez El problema de la Historia en Hegel, Benjamin y Althusser (2011). 
20. Steiner, George. Una buena lectura. Ensayo publicado en Plaza de las palabras.  
21. Ares, Berta PETER BURKE: “Sin imaginación no se puede escribir historia” Entrevista, reproducida por Revista de Letras, 6 febrero 2013 
22. «Los hallazgos realizados durante décadas por los arqueólogos en la jungla han favorecido la teoría de que las ciudades mayas estaban aisladas y eran autosuficientes. La tecnología revolucionaria LIDAR, que permite detectar estructuras arqueológicas ocultas mediante la emisión de rayos láser que penetran en el manto forestal, está desmontando dicha teoría al revelar ciudades mayas desconocidas hasta el momento y más de 60.000 estructuras hechas por el ser humano que confirman que la civilización maya era mucho más grande de lo que se creía hasta ahora.»(…) «Esta revelación constituye uno de los desarrollos más importantes de la arqueología maya en los últimos 100 años", asegura Tom Garrison, del Ithaca College, uno de los arqueólogos que lideran el proyecto. "Las guerras mayas han sido tema de investigación durante décadas y, ahora, la tecnología lídar está revelando la manifestación física de esos conflictos pasados, demostrando que fueron un factor determinante de la antigua cultura maya, probablemente configurando el surgimiento y desarrollo de algunas de sus ciudades más grandiosas", Alec Forssmann, Revolución en la arqueología maya: aparecen miles de estructuras ocultas en la selva de Guatemala,  National Geographic, 5 de febrero de 2018. A esto agréguese la tecnología auxiliada por el sonar y las computadoras de recrear el vaciado de los mares para encontrar restos de naufragios o vestigios de ciudades o civilizaciones perdidas.   O  los avances en genética permiten determinar si una célula pertenecía a Tutankamon o era de algún familiar del rey sol.
23. Toynbee Arnold, The comparability of societies. Civilizations and primitives societies.Vol.1.Toward Liberal Education, Edited by Louis Locke, Rhinehart Company, New York, 1948, pp.548-558
24. WALTER BENJAMIN Y EL ÁNGEL DE LA HISTORIA.- DOCE TESIS SOBRE Walter Benjamin (Ensayo), Éxodo21, 2018. (Sin autoría individual)
25. ídem., 2018
26. Ídem., 2018
27. Ídem., 2018
28 Ídem., 2018
29. Ídem., 2018
30. Ídem., 2018
31. Ídem., 2018.Hay que hacer la observación que en el lenguaje de Benjamin, palabras como destrucción, no se refieren a una violencia física sino a un hipotético desmontaje o deconstrucción de los significados. No obstante, cuando se cruzan ese lenguaje con la corriente programática revolucionaria o marxista, la parte política del mesianismo esa violencia verbal podrían adquirir otros matices, ya no solo verbales. «Cuando Benjamin nos habla de “destruir” no alude a un “poner fin”; no deben interpretarse de ese modo expresiones usadas en sus textos como “aniquilación”, “destrucción” o “muerte”. Se hace referencia a un “desposeer” a las cosas en el “sentido” que cotidianamente se le da, arrancarlas de las correlaciones orgánicas, de algún modo “desnudarlas” para volverlas a vestir, redimirlas en un “nuevo orden”, en un nuevo escenario que las dote de un sentido, un nuevo círculo de “significaciones”. Sustraerlas del orden de lo “precario” y “transitorio”, creando una belleza que pueda perdurar.» (En Walter Benjamin y el ángel de la historia. Exodo21) 
32. Ídem., 2018 De Walter Benjamin y el ángel de la historia. Conclusiones DOCE TESIS, Exodo21 (no confundir las conclusiones en forma de tesis del autor con las tesis de Benjamín). 
33. Ídem., 2018
34. Ídem., 2018
35. Ídem., 2018
36. Membreño Cedillo, Mario A. (coautor) Sociedad Emergente. Reflexiones de fin de siglo. Ciencia política y gnosticismo. La prohibición de la pregunta. INESCO, Alin Editora, Tegucigalpa, pp.38-41, (257 p.)1995. (Articulo también publicado en diario El Heraldo, 31 de marzo de 1994).
37. Ídem., 1995, pp. 39-40
38. Ídem., 1995, pp. P. 40
39. Ídem.,  1995, pp. Pp.40-41
40. Ídem, La globalización y la prohibición de la pregunta. INESCO, pp. 42-45.1995. (Articulo también publicado como artículo en diario El Heraldo, 1 de junio de 1994.)  
41. Benjamin, Walter. La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Editorial Itaca, 2003, p.44 
42. Idem., 2003.
43. Versos de Gershom Scholem, que sirven de epígrafe a la IX tesis sobre la historia de Walter Benjamin
44. Pauwels, Louis Bergier, Jack. The morning of the magicians Mayflower. Granada Publishing.1971, p.9
45. Clark Arthur, C. 1984s spring: A choice of futures. Ballantine Books, p. 4.

Enlaces

Tesis sobre filosofía de la historia  El ángel de la historia


Benjamin,  Walter, La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica

Bajaebooks.con traducción Jesús Aguirre



Walter Benjamin y el ángel de la historia Exodo21 (Ensayo)


Página 10. Walter Benjamín: El Ángel de la historia y la chica de la bicicleta. (Ensayo). Primera parte  1/3 Post Plaza de las palabras


Página 10. Walter Benjamín: El Ángel de la historia y la chica de la bicicleta. (Ensayo). Segunda parte  2/3 Post Plaza de las palabras


Ilustraciones

Paul klee (1879-1940).arte en el aula, miércoles, 8 de mayo de 2013


Paul klee: el pintor del color.de blog milart, 12/04/2016 

Lecturas: ¿Cómo escucha música nuestro cerebro? por Pablo Espinosa



 
Ernst Haeckel, Ascidiae, 1904*

¿Cómo escucha música nuestro cerebro?

Revoluciones (Octubre de 2017)
1366 palabras
Pablo Espinosa**

Estamos en Ítaca. En breve zarparemos.

      Frente a nosotros vibra el vasto océano de la neurociencia de la música. Navegarlo equivale a escuchar, sentir, percibir y saber. Todo al mismo tiempo. Lo que otros navegantes, los mejores —los neurocientíficos—, han descubierto hasta el momento, es apenas una breve isla frente al descomunal océano interminable.
      Las distintas formas del océano: Veinte mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne; El mar en calma y Viaje feliz, de Johann Wolfgang von Goethe, puesto en música por Beethoven y después por Mendelssohn; La Antártida, que es la sinfonía séptima de Vaughan Williams; La tempestad, que es por igual una obra de Shakespeare que un óleo puesto en movimiento por Joseph Mallord William Turner. Todo eso tiene correspondencia en el cerebro. Ahí es donde ocurre todo. Y lo demás es ruido.

      La música del cerebro, vista desde la neurociencia, consta de miles de millones de notas musicales cuyas combinaciones son infinitas. 86 mil millones de neuronas. Lo más refinado sucede en la región más vieja, la más agreste, rudimentaria, básica. La zona límbica. La corteza reptiliana. La percepción de la música es un fenómeno cercano a la magia que ha mantenido ocupados durante milenios a poetas, filósofos, músicos, psicólogos y ahora a neurocientíficos.

      Theodor W. Adorno creó un modelo de escucha en siete categorías. El Bildungshörer, por ejemplo, es “el escucha pedante”, también conocido como “consumidor de cultura”, cuyo criterio comprende infinitos conocimientos de anécdotas relacionadas con la obra, detalles biográficos sobre el compositor y un saber enciclopédico sobre los intérpretes, de cuyos méritos puede perorar de forma interminable, según hace notar Enrique Gavilán en su libro Otra historia del tiempo.

      Otra categoría es la del oyente emocional. Busca en la música el impulso irracional que disuelva en él las ataduras de las normas y le proporcione una cierta embriaguez. La música de Chaikovski resulta muy propicia para esta forma que Adorno considera de “no escucha”.

      El modelo idóneo, hace notar Galván, es el “escucha estructural”, aquel que “piensa con los oídos”, aquel que hace de lado la emoción.

      Emoción. La neurociencia de la música comprende avances significativos en esta amplia zona del océano por descubrir. Para muchos científicos, las emociones son respuestas corporales que forman parte de nuestra lucha por sobrevivir. Para otros, son estados mentales que surgen cuando las respuestas corporales son percibidas por el cerebro. Otra perspectiva: las respuestas corporales son periféricas a una emoción y lo importante está ocurriendo en el cerebro.

      Para la neurociencia, la música es una conflagración. Miles de millones de neuronas en ebullición. En un nivel más profundo, la escucha de música, esté de por medio o no la emoción, despierta la zona más primitiva del cerebro: las regiones reptilianas del cerebelo. El vermis, la masa central del cerebelo entre los dos hemisferios, se “conmueve”, es decir, vibra imperceptiblemente.

      Si lo observamos durante un estudio de laboratorio, un mapping por ejemplo, el cerebro es como una galaxia que se enciende y se apaga, una nebulosa, una masa de cocuyos, un coro de luciérnagas. Cada “foquito” es una nota musical, con su equivalente en color, timbre, densidad, volumen, tono, brillo, contraste y así hasta sumar los once elementos que la neurociencia ha descubierto para definir los componentes de la música, más allá de los cuatro tradicionales: armonía, melodía, ritmo y contrapunto; esta aportación, la de rebasar los cánones, significa romper las ataduras.

      La actividad musical involucra todas las regiones del cerebro; eso también es un descubrimiento reciente. Todos los subsistemas neuronales están comprometidos en tal proceso. El cerebro discrimina sonidos y distribuye su procesamiento en zonas así segregadas y para ello emplea un sistema de detectores cuya función consiste en analizar los aspectos específicos de la señal musical, como el tempo, el timbre y los ya mencionados once elementos constitutivos de la música. Este proceso tiene puntos de comunicación con las operaciones necesarias para analizar otros sonidos. Por ejemplo, comprender un discurso sonoro requiere que nuestro cerebro separe ráfagas de sonidos para procesarlos y ordenarlos.

      El goce musical trasciende, entonces, la emoción. Sucede lo que Theodor W. Adorno definió hace muchos años como la “escucha estructural”. Se entiende, ahora sí, su frase “pensar con los oídos”. Y su exigencia de separar la emoción de la escucha es mero berrinche, pues no hay proceso musical que resulte sencillo: la mera complejidad de las conexiones neuronales que se establecen niega la menor linealidad.

      Para la neurociencia, la música es pues una conflagración, sí, pero también es un sistema de ordenación, análisis y distribución de actividad neuronal y ésta obedece por igual al sonido por sí mismo, a su recepción y procesamiento químico que a la emoción que despierta en el escucha.


Ernst Haeckel, Discomedusae 28, 1904*

No existe la “escucha cerebral” y la “escucha emocional”. Existe la escucha. Rebasada queda, en consecuencia, la consideración del tipo “interpretación técnicamente perfecta, pero sin emoción”, al igual que “la ejecución mediana, con tropiezos pero eso sí, con harta emoción”. Decir que la Filarmónica de Berlín es técnicamente perfecta pero carece de emoción es un error descomunal. Mismo error que decir que la Sinfónica de Parangaricutirimícuaro adolece de cuadratura pero logra conmover hasta las lágrimas su entrega.

      Para la neurociencia, la música es un proceso complejo. El cerebro discrimina pero al mismo tiempo involucra el todo. A la vista de ello, la dualidad que estableció René Descartes entre mente y cerebro queda también trascendida. La idea de que la mente existía antes de que naciéramos y que el cerebro no es la sede del pensamiento sino un instrumento de la mente que ayuda a ejecutar las acciones de ésta, como el movimiento de los músculos, resulta asequible en nuevas maneras de análisis.

      Gracias a la neurociencia, preguntas fundamentales como “¿qué es ser yo?”, cuando se escucha música, resultan nuevas aventuras de conocimiento, maneras diferentes de navegar en el océano del misterio.

      Científicos y filósofos concluyen que mente y cerebro son dos partes de la misma unidad. Distinguirlos resulta erróneo. La visión generalizada es que se trata de la suma total de los pensamientos, creencias y experiencias y todo eso se refleja en un paisaje de incendios: la conflagración de millones de neuronas y la intensa actividad electroquímica en el cerebro que despierta la escucha de música.

      Emoción y razón. En su libro La barca silenciosa, Pascal Quignard evoca en esa polarización extrema lo que los místicos griegos denominaban éxtasis, que significa “salida de sí”, “ponerse fuera de sí”.

      En un primer momento, dice Quignard, el trance eleva, danza, gira. En La barca silenciosa, él hace cantar a un coro. Su relato “La barca de los niños de pecho” es una historia de los puertos. En 1595, de acuerdo con la investigación que realizó Quignard en la Biblioteca Nacional de Francia, los corbeillats, las barcas de los niños de pecho, llegaban a París los martes y viernes. Los marineros desembarcaban a los bebés sujetados en sus mantas para que tomaran el pecho y sorbieran la leche de las nodrizas en los campos y en los bosques. Así fue como el corbillard, en la época en que París vivían Malherbe, Racine, Esprit, La Rochefoucauld, La Fayette, La Bruyère, Sainte-Colombe, Saint-Simon, era un barco de bebés que bogaba por el Sena, bordeando la ribera, a puro grito.

      Los neurocientíficos de la música son navegadores natos. Día con día zarpan con rumbo hacia el misterio. No saben qué encontrarán, ignoran si perderán el camino. Los guía esa galaxia que se prende y se apaga: el cerebro cuando escucha música. Incendios neuronales. Los navegantes saben muy bien que jamás develarán el misterio, pero con el solo hecho de intentarlo son felices.

      Nos invade la noción de viaje, la pasión por la aventura. De noche escucharemos el canto de las ballenas jorobadas. Y no nos preguntaremos por la emoción. Ni tiempo tendremos para eso. Porque esa música penetra directo al cerebelo. Escucharemos, desde luego, a las sirenas. Eso también lo sabemos.

      Igualmente, como en todo viaje, en el fondo no sabemos qué nos encontraremos, qué peripecias ocurrirán. Porque la neurociencia de la música sigue su curso. Siguen ocurriendo hallazgos en el océano del misterio.

      Estamos en Ítaca. En breve zarparemos.

Créditos

*Las ilustraciones son del texto original

**Pablo Espinosa

Periodista cultural nacido en Córdoba, Veracruz, en 1956. Fue subjefe de prensa del INBA durante dos años (1980- 1982). Colaboró en El Fígaro, Cineguía, entre otras publicaciones. Ha sido reportero de las secciones culturales de los periódicos El Nacional (1983-1984) y La Jornada (1984), de la que es coordinador de la sección de Cultura. Es autor del libro Si me han de matar mañana, lo redacto de una vez (Editorial Leega-INBA), por el que le fue otorgado el Premio Bellas Artes de Literatura en 1986.  En 1988 recibió el Premio Sinaloa de Periodismo Cultural. En 1994, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes publicó su libro de crónicas No por mucho madrugar se redacta más temprano. En 1996 la Universidad Nacional Autónoma de México publicó, como libro conmemorativo, el amplio reportaje titulado Sala Nezahualcóyotl, una vida de conciertos. Textos suyos han sido recogidos en los libros Escenarios de dos mundos (editado por el Ministerio de Cultura de España) y El fin de la nostalgia. Nueva crónica de la ciudad de México (Nueva Imagen). Recientemente publicó La música, ese misterio (UANL, 2016)  (Tomado de página web del  Centro Cultural Elena Garro)    

   

Neurociencia y Música. Comentarios a Lecturas: ¿Cómo escucha música nuestro cerebro?

Por Plaza de las palabras 



Plaza de las palabras en su sección Lecturas presenta el texto ¿Cómo escucha música nuestro cerebro? por Pablo Espinosa*. Acerca de la neurociencia (1) de la música y cómo ésta actúa en el cerebro humano. Pablo Espinosa en un artículo espléndido y provocativo nos invita a una aventura y al mismo tiempo nos hace reflexionar sobre la materia tratada. Cita, el autor entre otros a Pascal Quignar (2) y Theodor Adorno (3), y el texto esta ilustrado con dibujos de Ernst Haeckel (4) Retomando al polémico y enigmático Adorno  es sabido de que además de un académico prominente del Circulo de Frankfurt, era músico y un consumado  especialista en música,  y llegó asesoró al nvelista alemán   Thomas Mann para las partes técnicas musicales de su obra el Doctor Fausto que trata de un compositor de música de nombre Adrian Leverkühn. (5) Nos dice Pablo Espinosa que  Adorno identifica 7 niveles o tipos de escucha musical (6), y que  está categorización de las escuchas musicales se llega al clímax con la «escucha estructural» (7), es decir al tenor de Adorno «pensar con los oídos».

Esa síntesis, especie de sinestesia, atribuirle a uno de los sentidos las propiedades y funciones de otro sentido  que ciertos artistas,  pintores y escritores, a veces utilizan en sus obras. Y que también lo hace a uno pensar si se puede ver con la mente o escuchar al observar una obra pictórica. Al respecto, Thomas Mann en su obra Doctor Faustus, narra un experimento de «acústica visual», es decir música visual (8) señala: un arco de violoncelo sobre una placa de cristal rellenada de arena que al girar emitía el sonido del violonchelo y se combinaba con diversas formas geométricas «La arena se resbalaba, se deslizaba, y se ordenaba en figuras y arabescos singularmente precisos y diversos.»Y que nos parece ser semejantes o parecidos a las ilustraciones de Ernest Haeckel que ilustran el texto de Pablo Espinosa.

Más adelante Thomas Mann, por medio de su personaje el profesor Kretzscmar narra una lección de música que éste  impartía a su alumno Leverkühn clase que se llamaba «La música y el ojo». Donde afirmaba que la jerga musical no provenía de la acústica sino de  la óptica. Sobre todo porque el acto de la notación musical es un acto visual. También narraba: «Por otra parte, nos descubrió el placer exquisito que la figura óptica de una partitura de Mozart ofrecía a una vista ejercitada, la claridad de  su disposición, la bella distribución de los grupos de instrumentos, la conducción espiritual y rica en sinuosidades de la línea melódica. »(…) Cita un soneto de Shakespeare «To hear with eyes, belong to love's fine wit. »  (9) (Escuchar con los ojos, pertenece a  la más fina astucia del amor»    

En ese contexto, a pesar de su carga de rigor científico la neurociencia puede ser  acusada como una tarea de diletantes científicos, no obstante, indudablemente que abre las puertas del entendimiento y la percepción para la ciencia y conocer la relación entre la obra artística y el funcionamiento cerebral. Frontera que podría llevar a descubrimientos insospechados o como dice Pablo Espinosa «Lo que otros navegantes, los mejores —los neurocientíficos—, han descubierto hasta el momento, es apenas una breve isla frente al descomunal océano interminable.» Pero  no exclusivamente cómo funciona el cerebro para la música sino para la obra artística en general, así  se podría considerar la literatura, por ejemplo ¿cómo funciona el cerebro si uno lee  Bartleby el escribiente de  Melville o el ensayo sobre  fotografía de  Susan  Sontong? O ¿si hay diferencia en el funcionamiento del cerebro si uno lee una poesía de Antonio Machado (cuajada de paisajes solitarios y agrestes que cruzan el corazón de roble de castilla) o lee una poesía surrealista  de André Breton (llena de versos inconexos y de escritura automática)?.  O ¿cómo funciona el cerebro si uno ve una  pintura de Cèzanne o las pinturas realistas de Edgard Hopper  o cualquier de las obras de los pintores expresionistas? O ¿Si es diferente el funcionamiento del cerebro cuando se ve los cuadros abstractos de Kandinsky  o Jackson Pollack contra  los cuadros de Durero? 

Y en cuanto a la música sería interesantísimo, en caso que eso se pudiese hacer, saber  cómo funciona le cerebro cuando un músico compone su música. Es decir no tanto en la llamada inspiración, (tan debatida entre los compositores) sino en el momento exacto de la creación musical. O ¿Si hay diferencia en el funcionamiento del cerebro si uno oye Rapsodia Azul de George Gershwin o sencillamente un solo de flauta en alguna pieza musical de Debussy o escucha la Marcha Zacateca?  O situando en puntos más concretos, por ejemplo: ¿cómo funciona el cerebro entre diferentes estados de ánimo que una pieza musical produce en el auditor? Pongamos al caso, en duelo el binomio alegría-tristeza.  Al tenor una pieza que casi todos hemos escuchado como la Séptima Sinfonía (La mayor,  Opus 92) de Beethoven, popularmente conocida como El himno a la alegría y en contraste La patética de Tchaikovski, formalmente conocida como Sinfonía No. 6 (Si menos, Opus 72). O esas obras estruendosas y musicalmente robustas como cualquiera de los dramas musicales de Wagner o los vigorosos poemas sinfónicos de Richard Strauss, comparadas estas con las obras un tanto melancólicas de Mahler  o  el angustioso cuarteto Del final de los Tiempos  de Bloch. En tales casos ¿cuales serian las diferencias reflejadas en ese mapa neuromusical?

O consideremos en casos mixtos, en que la obra artística compromete dos sentidos simultáneamente,  por ejemplo, cuando se ve una película o se esta en  la opera, en donde no solo hay la materia musical sino que el oyente espectador, comparte su atención en los personajes y lo que estos dicen y,  la música algunas veces solo sirve de fondo.  ¿Cómo funciona el cerebro en tales casos? Porque la banda sonora no solo recoge la música sino el lenguaje hablado en el caso del cine y los parlamentos cantados en la opera. O cuando se enfrentan un cuarteto de cuerdas contra una pieza de jazz. Y es en el jazz en donde se ha comprobado científicamente que un jazzista hábil y talentoso, aun en la improvisación de una pieza en su mente lleva la tonada que sigue con una diferencia de varios segundos sobre la ejecución real.

Al respecto citamos, como un posible ejemplo: Dice James Lincoln Collins: «“Pero, lo que es mas importante, el músico de jazz debe escuchar lo que esta a punto de escuchar, para tener así oportunidad de juzgar sus meritos estéticos” (19) Luego continua “ El jazz es una cierta manera de hacer sonar dos ritmos a la vez. “Anticipar”, (20)» (10)

Mas adelante «Básicamente, el jazz, como música que por su naturaleza esta basada en la improvisación, y exige del músico, ir adelante, estar un paso más allá en el tiempo. Es decir el músico al ejecutar su improvisación debe leer lo que todavía no ha ejecutado musicalmente, pero ya en el escenario. Ahí no hay prueba y ensayo. Esa capacidad del músico de jazz de ir un paso adelante en  el tiempo, requiere gran talento, porque no solo es ir tocando algo improvisado sino tocar algo con talento. En El perseguidor, (cuento de Cortázar), el personaje  Johnny Carter “La música me sacaba del tiempo, aunque no es mas que una manera de decirlo. Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo” (pp.109)» (11)

 De ahí concluimos que en jazz, sobre todo por su improvisación, es terreno fértil para saber cómo funciona el cerebro en estados puros de creatividad. Porque dos de las premisas de la neurociencia, en cuanto a las obras artísticas debería ser como punto de partida (entre las innumerables combinaciones de posibles líneas de investigación)  ¿cómo funciona el cerebro en estados  de  creatividad artística? y una segunda como salida de la operación ¿como funciona el cerebro en el escucha o espectador de una obra de arte? 

En cuanto a las maneras de escuchar música algo que va más allá de la simple escucha emocional o aquella otra aún más liviana de escuchar música como escapismo o distracción. Nos dice Pablo Espinosa que «Para la neurociencia, la música es un proceso complejo. El cerebro discrimina pero al mismo tiempo involucra el todo».   Y lo mismo sucede con el auditor musical, ya sea un neófito o el músico profesional, se discrimina pero también se fija una pauta o patrón de escucha, que involucra todo. Aarón Copland, compositor norteamericano  en su libro Como escuchar la  música (1939) (12) señalaba tres niveles básicos de como el oyente puede enfrentar la audición de una pieza musical. Nos habla Copland del plano sensual, el más frecuentado por el auditor musical, es un plano casi inmediato, en que lo mismo se da la ensoñación como el disfrute, es la emocionalidad sin adjetivos. En donde se oye pero la atención no esta totalmente depositada en la música sino en otra actividad mental.

El segundo es el plano expresivo, ahí el auditor musical discrimina, y trata de comprender lo que la música le esta diciendo, si es triste o alegre, sublime o patética, si la música esta trasmitiendo o la impresión de triunfo o derrota, de serenidad o bullicio.  Es como en una novela el lector tratar de saber lo que los argumentos del novelista nos esta expresando en la narración.  El tercer plano, es el plano musical que es el mas complejo y es  puramente musical, y mas difícil de llegara a él. Y que requiere de conocer algunos elementos básicos. Por ejemplo identificar y comprender el ritmo, la línea melódica, la armonía y el timbre.  No obstante, esos tres planos, el auditor musical no los separa, al estar oyendo música los tres conviven simultáneamente. Y en ese acto, el auditor musical, como dice Copland no solo se trata de  escuchar la música sino de «escuchar algo…». Y la búsqueda de  «ese algo», que puede ser misterio o éxtasis, (como lo dice Pablo Espinosa), pero también puede ser seducción (también lo dice entre líneas: el canto de las sirenas), es el verdadero inicio del viaje a Ítaca.

 

Notas bibliográficas

1. Neurociencia. «Los hombres deben saber que el cerebro es el responsable exclusivo de las alegrías, los placeres, la risa y la diversión, y de la pena, la aflicción, el desaliento y las lamentaciones. Y gracias al cerebro, de manera especial, adquirimos sabiduría y conocimientos, y vemos, oímos y sabemos lo que es repugnante y lo que es bello, lo que es malo y lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es insípido. (…)  En el nivel más alto, las neurociencias se combinan con la psicología para crear la neurociencia cognitiva, una disciplina que al principio fue dominada totalmente por psicólogos cognitivos. Hoy en día, la neurociencia cognitiva proporciona una nueva manera de entender el cerebro y la consciencia, pues, se basa en un estudio científico que une disciplinas tales como la neurobiología, la psicobiología o la propia psicología cognitiva, un hecho que con seguridad cambiará la concepción actual que existe acerca de los procesos mentales implicados en el comportamiento y sus bases biológicas.» (wikipedia) 
2. Pascal Quignard (1948) es un escritor francés. Además fue un indagador musical; violonchelista, fundador del Festival de Ópera y Teatro Barroco de Versalles, que dirigió; también escribió el guion del film Tous les matins du monde. En 1994 abandonó todos los cargos públicos, y se aisló por completo para centrarse en la escritura. Su obra efectivamente se multiplicó desde entonces. (Wikipedia)
3. Theodor Ludwig Wiesengrund Adorno (1903-1969) fue un filósofo alemán de origen judío que también escribió sobre sociología, comunicología, psicología y musicología. Se le considera uno de los máximos representantes de la Escuela de Fráncfort (Wikipedia)
4. Ernst Heinrich Philip August Haeckel (1834-1919)1 fue un naturalista y filósofo alemán que popularizó el trabajo de Charles Darwin en Alemania, creando nuevos términos como «phylum» y «ecología». (Wikipedia)
5. Son seis los modelos ideales que el alemán diferencia desde la plena adecuación de la escucha (…) hasta la absoluta falta de comprensión y la completa indiferencia con respeto al material (Adorno, 2009:179) La tipología no esta libre de juicios de valor. La integran el oyente ideal o experto, el buen oyente, el consumidor cultural, el oyente emocional, el resentido y el que solo escucha música como entretenimiento. A esas seis tipologías  agréguese la escucha estructural. Sobre las características de cada una de las escuchas o   tipos de oyentes Véase Theodor Adorno, elementos para una sociología de la música. Daniel Hernández Iraizoz. Sociológica, año 28, numero 80, septiembre-diciembre de 2013, pp.123-154 
6. No cabe duda que Thomas Mann era un intelectual  con una vasta cultura musical, pero más proveniente de su erudición. Pero no era un músico en el sentido estricto del termino, ni manejaba técnicamente hablando la composición musical, de ahí que se haya valido de su amistad con Theodor Adorno, entre otras profesiones era musicólogo y si poseía conocimientos musicales técnicos para asesorarlo con solvencia  en materias tan intrincadas y que eran necesarias en el planteamiento temático,  ambicioso y de rupturas en las evoluciones de la composición musical que se propuso para su novela  Doctor Fausto. En esa novela Theodor Adorno encarna al maestro de música Kretzscmar, quien da clases al personaje principal Adrian Leverkühn, que es una encarnación del músico Arnold Schoenberg.  Adorno, quien provenía de una familia de músicos en que la música era notable, llego a componer música de cámara y bajo la tutela de grandes músicos  estudió composición con Alban Berg y frecuentó a otros dos compositores clave de la Segunda Escuela de Viena: Antón Webern y al creador de la música atonal (serial) Arnold Schoenberg. Adorno en algún momento de su vida se planteo seriamente ser compositor y critico musical, decisión que al final no tomo.    
7. Ob., cit. Daniel Hernández Iraizoz. 2013, pp.123-154  Reparar en la estructura del discurso musical, sin perder los momentos que dan sentido a esa totalidad.
8. Thomas Mann, Doctor Fausto, Plaza y Janes, Primera edición, Cap. II, pág. 22, 1982
9. Ídem, Cap.VIII, pág. 74,1982. Ver también el post, Literatura y música: Tres grandes escritores europeos.  Thomas Mann, Proust y Hesse.3/2 Post Plaza de las palabras  
10. Plaza de las palabras, Literatura y la música: Tres grandes escritores latinoamericanos: Carpinter, Cabrera Infante, Cortázar 3/3. Sobre James Lincoln Collier, también véase: Jazz, Editorial Diana. Primera edición, 1995
11. Ídem., Plaza de las palabras 
12. Aarón Copland, Cómo escuchar la música. Breviarios, Fondo de Cultura Económica. (FCE), segunda reimpresión, pp. 27-35, 1998  

Créditos

Texto

¿Cómo escucha la música nuestro cerebro? Pablo Espinosa.  Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México, CULTURAUNAM, 2017 
Enlaces

¿Cómo escucha la música nuestro cerebro? Pablo Espinosa.
Sobre los tipos de escucha musical

Hernández Iraizoz,Daniel. Theodor Adorno, elementos para una sociología de la música. Sociológica, año 28, numero 80, septiembre-diciembre de 2013, pp.123-154 


Ilustraciones

Thiara Larrissa Lozano Membreño, dibujo a color, artista juvenil hondureña,  composición V, 2017

Thiara Larrissa Lozano Membreño, dibujo a color, artista juvenil hondureña,  composición VI, 2017