Orbis & Urbis. Raíces históricas de nuestra crisis ecológica (Ensayo)* Lynn White Jr. **. Post Plaza de las palabras





Plaza de las palabras, en su sección Orbis & Urbis, dedica a temas que afectan el orbe y la ciudad. En que lo mismo caben temas ecológicos, espacio público, ciencias sociales, sicología, música, astronomía y tendencias que por su impacto casuístico o finalista  modelan la vida humana. En esta ocasión presenta el ensayo Raíces históricas de nuestra crisis ecológica, del académico  norteamericano, cristiano, defensor de los derechos de las mujeres, y ambientalista:   Lynn White quien fue historiador  y  especialista en la historia de la tecnología medieval;  y profesor de las universidades de Princeton, Stanford y UCLA. El autor ahonda desde una perspectiva histórica pero práctica, acerca del  modo cotidiano en que históricamente se pensó lo ecológico, y como esa actitud alimento la crisis ecológica de nuestra época. Para el ambientalismo norteamericano de mediados del siglo XX, había dos corrientes en pugna. Una  era la preservación de la naturaleza por respeto y amor a la naturaleza misma. Una tesis más naturalista e inherente al Ser.  La otra era la conservación, de carácter más utilitarista que añadió  el componente humano: proteger la naturaleza porque en la medida que se hace o deja de hacer beneficia o perjudica a la humanidad. El ensayo de Lynn White  fue fundamental y precursor en esa lucha y en sostener la visión de la preservación, y darle cabida a una nueva ética sustentable. Al final la tendencia conservacionista prevaleció. No obstante, en la actualidad ambas tesis siguen estando en pugna a nivel mundial;  aunque dados los dramáticos fenómenos climáticos actuales que cada vez tocan más a la puerta, la tesis de la conservación es cada vez más aceptada y real.  

Finalmente, un par de observaciones sobre la tesis de Lynn White.  La primera, resulta paradójico que Lynn White, quien era cristiano, apuntara en el centro de su tesis que esas raíces del malestar actual ambientalista, estuviese determinada por el cristianismo como modelo formativo del pensamiento. Y la segunda que instale a San Francisco de Asís como el revolucionario más notable del mundo occidental. Pero esto tiene explicación. Empecemos  por San Francisco, este santo varón, que denuncio la corrupción y opulencia de la iglesia de su tiempo. No obstante,  en lugar de salirse de ella como lo hizo Lutero, transforma desde su interior la visión cristiana. Es decir, denuncia y desmonta a la iglesia pero encuentra en el mismo cristianismo la forma correcta de obrar. Lynn White procede mentalmente del mismo modo, denuncia y desmonta la culpabilidad histórica del cristianismo, pero encuentra en su seno la solución: San Francisco de Asís. Trascribimos completo el ensayo con los respectivos recuadros (a) de la fuente original: Raíces históricas de nuestra crisis ecológica / EDICIÓN ESPECIAL ÉTICA AMBIENTAL. Revista Ambiente y Desarrollo 23 (1): 78 - 86, Santiago de Chile, 2007  



Raíces histórica de nuestra crisis ecológica
Lynn  White

Texto integro de la revista Ambiente y Desarrollo

R E S U M E N
El autor plantea que nuestros estilos de vida y modos de relación con la naturaleza dependen de aquello que pensamos y creemos colectivamente. Por lo tanto, para cambiar nuestras formas de relacionarnos con la naturaleza, debemos comenzar por cambiar aquello que pensamos y creemos acerca de ella. Para esto, deberíamos tratar de aclarar los supuestos que implican la tecnología y la ciencia moderna. Para confrontar la crisis  ambiental actual, White distingue entre causas inmediatas o próximas —sobrepoblación humana, contaminación y sobreexplotación de los recursos naturales— y causas últimas, las creencias que tenemos respecto a quiénes somos los seres humanos, cómo es la naturaleza y cuáles son los modos virtuosos de habitarla. De esta manera, White estimuló el desarrollo de estudios culturales, filosóficos y teológicos que contribuyeron a la  constitución de la ética ambiental como una nueva subdisciplina de la filosofía a partir de la década de 1970.
Palabras clave: Lynn White Jr. – ética ambiental – crisis
ecológica – crisis ambiental – naturaleza – antropocentrismo
– teología natural – relación hombre naturaleza – San
Francisco de Asís.

A B S T R A C T
The author argues that our life styles and modes of relation with nature depend on those that think and believe collectively. Therefore, in order to change our ways of interacting with nature, we should begin to change the way we think and believe about it. We should therefore try to clarify the suppositions that are implied by technology and modern science. To confront the current environmental crisis, White distinguished between immediate or
near term issues such as human overpopulation, pollution, and over exploitation of natural resources—and ultimate causes, the beliefs that we have with respect to those that are human beings, the nature of the environment, and virtuous forms of inhabiting the environment. In this manner, starting in the 1970s, White has stimulated the development of cultural studies, philosophy and theology that contributed to the constitution of environmental ethics as a subdiscipline of philosophy.

Key words: Lynn White Jr. – environmental ethics – ecological
crisis - environmental crisis - nature - anthropocentrism - natural
theology - man nature relationship - San Francisco from Assisi




Raíces histórica de nuestra crisis ecológica
Lynn  White

No era raro que una conversación con Aldous Huxley1 se transformara en un monólogo inolvidable. Casi un año antes de su lamentable fallecimiento, él se ocupaba de uno de sus temas favoritos: el trato poco natural del hombre hacia la naturaleza y de sus tristes resultados. Para ilustrar su punto de vista, Huxley nos contó cómo, durante el verano anterior, había vuelto al pequeño valle en Inglaterra donde viviera muchos meses felices en su infancia. Aquellas praderas deliciosas de su infancia se habían transformado hoy en terrenos cubiertos de arbustos porque los conejos, que antes controlaban su crecimiento excesivo, habían muerto hacía tiempo a causa de una enfermedad, la mixomatosis, deliberadamente introducida por los agricultores locales para reducir la destrucción que estos animales provocaban en los cultivos. Con algo de filisteo y sin poder callarme, incluso en contra de los intereses de la buena retórica, interrumpí para señalar que el conejo había sido introducido como animal doméstico en Inglaterra en 1176, probablemente para mejorar el aporte proteico en la dieta de los campesinos.
Todas las formas de vida modifican sus contextos. El ejemplo más espectacular y benigno es sin duda el del pólipo de coral. Sirviendo a sus propios fines, crea un vasto mundo submarino favorable para miles de animales y plantas de otros tipos. Desde que el   hombre se convirtió en una especie numerosa, ha modificado notablemente su ambiente. La hipótesis de que el método de la caza con fuego creó las grandes praderas y que habría ayudado a exterminar los monstruosos mamíferos del Pleistoceno en gran parte del globo, es probable, sino comprobada. Durante al menos seis milenios, los bancos de légamo del Nilo inferior han sido un artefacto humano, tanto como la naturaleza lo ha hecho en las junglas húmedas del África, sin la presencia humana. La represa de Aswan,  que inunda 5.000 millas cuadradas, es solo el último estado de un largo proceso. En  luchas regiones la construcción de terrazas o el riego, el sobrepastoreo, la tala de los bosques por los romanos para construir barcos para pelear contra los cartagineses, o por los cruzados para resolver problemas logísticos de sus expediciones2, han  alterado profundamente algunas ecologías. La observación que el paisaje francés es de dos tipos –los campos abiertos y el bocage3 del sur y el oeste– inspiró a Marc Bloch4 para realizar su estudio clásico sobre los métodos agrícolas medievales. Aunque a menudo sin intención, los cambios en el modo de vida de los humanos afectan a la naturaleza no humana. Por ejemplo, se ha observado que la aparición del automóvil eliminó las grandes bandadas de gorriones que se alimentaban del estiércol de caballo que ensuciaba las calles. La historia del cambio ecológico es todavía tan rudimentaria que sabemos muy poco acerca de lo que realmente sucedió, o de cuáles fueron los resultados. La extinción de los bisontes europeos que ocurrió recién en 1627 parece haber sido un simple caso de caza excesiva. En materias más complejas es a menudo imposible encontrar información precisa. Durante más de mil años los frisios y los holandeses han estado desplazando al Mar del Norte, y el proceso está culminando en nuestra época con la reclamación del Mar de Zuider5. ¿Cuáles, si las ha habido, son las especies de animales, aves, peces, formas de vida costera o plantas que han muerto en el proceso? En su combate épico contra Neptuno, ¿han desestimado los holandeses los valores ecológicos a tal grado que haya sufrido la calidad de vida de Holanda? No puedo saber si esas preguntas se han formulado alguna vez, y mucho menos si han tenido respuesta. En consecuencia, la gente ha sido a menudo un elemento dinámico en su propio ambiente, pero en el actual estado del conocimiento histórico generalmente no sabemos exactamente cuándo, dónde o cuáles efectos tuvieron  los cambios inducidos por el hombre. A medida que nos adentramos en el último tercio del siglo veinte, sin embargo, la preocupación por el problema ecológico crece febrilmente. Las ciencias naturales, concebidas como el esfuerzo para comprender la naturaleza de las cosas, han florecido en varias eras y en diversos pueblos. Del mismo modo, ha existido una milenaria acumulación de habilidades
tecnológicas desde la Antigüedad, que algunas veces se han desarrollado más rápido y otras veces más lento. Pero no fue sino hasta cuatro generaciones atrás que Europa occidental y América del Norte concertaron una fusión entre ciencia y tecnología, una unión de las aproximaciones teóricas y empíricas a nuestro ambiente natural. El surgimiento de la difundida práctica del credo baconiano6: que el conocimiento científico significa un poder tecnológico sobre la naturaleza puede apenas datarse antes de 1850, salvo en la industria química, donde ya existía en el siglo XVIII. Su aceptación como regla normal de conducta puede marcar el mayor acontecimiento en la historia de la humanidad desde la invención de la agricultura, y quizás también en la historia de la vida terrestre no humana. Casi de inmediato esta nueva situación forzó la cristalización del nuevo concepto de ecología; de hecho, la palabra ecología apareció por primera vez en la lengua inglesa en 18737. Hoy, menos de un siglo más tarde, el impacto de nuestra carrera con el  ambiente ha aumentado tanto en fuerza que este ha cambiado en su esencia. Cuando se dispararon los primeros cañones a principios del siglo XIV afectaron a la ecología al enviar a obreros a bosques y montañas a la búsqueda de más potasa, azufre, minerales de hierro y carbón, con la consiguiente erosión y  deforestación.  



¿Qué deberíamos hacer? Nadie lo sabe
todavía. A menos que pensemos acerca
de lo fundamental, nuestras medidas
específicas pueden producir nuevos y más
serios retrocesos que aquellos que queremos remediar.
Para empezar, deberíamos
tratar de aclarar nuestras ideas observando,
con cierta profundidad histórica,
los supuestos que implican la tecnología y
la ciencia modernas.



Las bombas de hidrógeno son de un orden diferente: una guerra librada con ellas podría alterar la genética de toda la vida del planeta. Ya en 1285, Londres tenía un problema de contaminación generado por la combustión del carbón ligero8, pero la combustión actual del combustible fósil amenaza cambiar la química de la atmósfera del globo como un todo, con consecuencias que estamos solo comenzando a atisbar. Con la explosión demográfica, el cáncer de la urbanización no planificada, los depósitos geológicos de basura y desechos radiactivos, la verdad es que ninguna otra criatura ha manejado su nido tan mal en un tiempo tan corto como el hombre. Hay muchos llamados a la acción pero las propuestas específicas, aunque pudieran ser valiosas a nivel individual, parecen ser demasiado parciales, demasiado paliativas, demasiado negativas: prohibir las bombas, derribar carteles publicitarios, entregar anticonceptivos a los hindúes e indicarles que se coman sus vacas sagradas. La solución más simple para cualquier cambio sospechoso es, por supuesto, impedirlo, o aún mejor, la de volver a un pasado romántico: hacer que esas antiestéticas  estaciones de gasolina luzcan como el cottage de Ann Hathaway9 o (en el Lejano Oeste) como una cantina de una ciudad fantasma. La mentalidad del “área silvestre” aboga invariablemente por una ecología profundamente congelada, sea en San Geminiano o en la Sierra Alta antes que se arrojara el primer Kleenex10. Pero ni el atavismo ni la petrificación podrán hacer frente a la crisis ecológica de nuestro tiempo. ¿Qué deberíamos hacer? Nadie lo sabe todavía. A menos que pensemos acerca de lo fundamental, nuestras medidas específicas pueden producir nuevos y más serios retrocesos que aquellos que queremos remediar. Para empezar, deberíamos tratar de aclarar nuestras ideas observando, con cierta profundidad histórica, los supuestos que implican la tecnología y la ciencia modernas. La ciencia ha sido tradicionalmente aristocrática, especulativa, intelectual en su propósito; la tecnología se atribuye a las clases bajas, es empírica y orientada hacia la acción. La súbita fusión de estas dos áreas hacia la mitad del siglo XIX está ciertamente relacionada con las revoluciones democráticas contemporáneas y algo anteriores que, reduciendo las barreras sociales, tendían a sustentar una unidad funcional entre el cerebro y la mano. Nuestra crisis ecológica es el producto de una cultura democrática emergente, completamente nueva. El punto es si un mundo democratizado pueda sobrevivir a sus propias implicaciones. Presumiblemente no podemos, a menos que reconsideremos nuestros axiomas.

LAS TRADICIONES OCCIDENTALES DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Un hecho es tan cierto que parece absurdo decirlo: tanto la tecnología moderna como la ciencia moderna son claramente occidentales. Nuestra tecnología ha absorbido elementos de todo el planeta, especialmente de China; sin embargo, hoy en cualquier lugar del mundo, sea en Japón o en Nigeria, la tecnología exitosa es la occidental. Nuestra ciencia es la heredera de todas las ciencias del pasado, quizás especialmente de las obras de los grandes científicos islámicos de la Edad Media, quienes tan a menudo superaron a los antiguos griegos en habilidad y perspicacia: al-Razi en medicina, por ejemplo, o ibn-al-Haytham en óptica; u Omar Khayyam en matemáticas11. De hecho, muchos trabajos de aquellos genios parecen haber desaparecido en lengua árabe original y sobrevivieron solo en traducciones latinas medievales que ayudaron a sentar las bases para el desarrollo occidental subsiguiente. Hoy, alrededor del mundo, toda ciencia significativa es occidental en estilo y método, sin importar el color de la piel o el lenguaje de los científicos. Otros dos hechos son menos reconocidos debido a que son el resultado de conocimiento histórico bastante reciente. El liderazgo de Occidente, tanto en tecnología como en ciencia, es mucho más antiguo que la llamada Revolución Científica del siglo XVII o que la llamada Revolución Industrial del siglo XVIII. Estos términos son, en efecto, anticuados y oscurecen la verdadera naturaleza de lo que intentan describir: etapas  significativas en dos eventos de desarrollo largos y separados. Cerca del 1000 A.C., como máximo –y quizás hasta 200 años antes– Occidente comenzó a aplicar la energía hidráulica a otros procesos industriales, además de su uso para moler grano. A esto siguió la utilización de la energía eólica hacia fines del siglo XII. Desde sus simples inicios, pero con una notable consistencia en el estilo, Occidente expandió rápidamente sus habilidades para el desarrollo de maquinaria poderosa, de dispositivos que ahorran fuerza de trabajo y automatización. Aquellos que dudan deberían contemplar el más monumental logro en la historia de la automatización: el reloj mecánico impulsado por peso, que apareció en dos formas a principios del siglo XIV. No en destreza, pero sí en capacidad tecnológica básica, el Occidente latino de fines de la Edad Media sobrepasó con creces a sus elaboradas, sofisticadas y estéticamente magníficas culturas hermanas: la bizantina y la islámica. En 1444, Bessarion, un gran eclesiástico griego que había estado en Italia, escribió una carta a un príncipe de Grecia. Estaba impresionado por la superioridad occidental de los barcos, armas, textiles y vidrio. Pero, por sobre todo, estaba atónito con el espectáculo de los molinos de agua aserrando madera y bombeando los fuelles de los hornos de combustión. Claramente, no había visto nada parecido en el Cercano Oriente. Hacia fines del siglo XV, la superioridad tecnológica de Europa era tal, que sus pequeñas y mutuamente hostiles naciones pudieron expandirse al resto del mundo conquistando, saqueando y colonizando. El símbolo de esta superioridad tecnológica es el hecho que Portugal, uno de los Estados más débiles de Occidente, fue capaz de convertirse y mantenerse durante un siglo como  dueño de las Indias Orientales. Y debemos recordar que la tecnología de Vasco de Gama y de Alburquerque12 fue construida sobre empirismo puro, con muy poco aporte o inspiración de la ciencia.


Bajo la actual comprensión vernacular, se supone que la ciencia moderna se habría iniciado en 1543, cuando Copérnico y Vesalio desmerece sus logros, sin embargo, señalar que obras tales como la Fábrica y el De revolutionibus no surgieron de la noche a la mañana. La tradición característica de la ciencia occidental comenzó, de hecho, a fines del siglo XI con la traducción masiva al latín de obras científicas escritas en árabe y griego. Solo unos pocos libros notables –Teofrasto, por ejemplo– escaparon al nuevo y ávido apetito de Occidente por la ciencia, pero en menos de 200 años, el grueso de la ciencia musulmana y griega estaba efectivamente disponible en latín, y era leída y criticada ávidamente en las nuevas universidades europeas. De la crítica surgieron nuevas observaciones, especulaciones y aumento de la desconfianza hacia las autoridades de la antigüedad. A fines del siglo XIII, Europa había arrancado el liderazgo científico global de las vacilantes manos del islam. Sería tan absurdo negar la profunda originalidad de Newton, Galileo o Copérnico, como negar la de los científicos escolásticos del siglo XIV como Buridan u Oresme, sobre cuyo trabajo construyeron aquellos. Antes del siglo XI, apenas existía ciencia en el Occidente latino, incluso en los tiempos de los romanos. A partir del siglo XI, el sector científico de la cultura occidental ha ido aumentando en forma constante. Debido a que nuestros movimientos científicos y tecnológicos comenzaron, adquirieron su carácter y lograron el dominio mundial en la Edad Media, parece que no podremos comprender su naturaleza o impacto actual sobre la ecología sin examinar los supuestos y los desarrollos medievales fundamentales.

LA VISIÓN MEDIEVAL DEL HOMBRE Y DE LA NATURALEZA

Hasta hace poco, la agricultura ha sido la ocupación principal incluso en sociedades “avanzadas”; por lo tanto, cualquier cambio en los métodos de cultivo tiene gran
importancia. Los arados primitivos arrastrados por dos bueyes por lo general no volteaban el suelo, sino que solo lo escarbaban. Por esta razón se hacía necesaria la labor cruzada del arado y los campos tendían a ser cuadrados. En los suelos más livianos y en los climas semiáridos del Oriente Cercano y del Mediterráneo, esto funcionaba bien. Pero este arado no era adecuado para los climas húmedos y suelos frecuentemente compactos del norte de Europa. Hacia fines del siglo VII A.C., sin embargo, sin que se sepa cómo, algunos campesinos del norte comenzaron a utilizar un tipo de arado completamente nuevo equipado con una cuchilla vertical para cortar la línea del surco, una rejilla horizontal para deslizar bajo la superficie del terrón, y una vertedera para voltearlo. La fricción de este arado contra el suelo era tan alta, que normalmente requería no de dos, sino de ocho bueyes. Agredía el suelo con tal violencia que la aradura en cruz ya no era necesaria y los campos tendieron a ser alargados. En los tiempos del arado primitivo, los campos estaban por lo general distribuidos en unidades capaces de  abastecer a una sola familia. La agricultura de subsistencia se daba por supuesta. Pero ningún campesino poseía ocho bueyes: para utilizar el arado nuevo y más eficiente, juntaron sus bueyes y formaron grandes equipos para arar, recibiendo originalmente (al parecer) extensiones de tierras proporcionales a su contribución. De esta manera, la distribución de la tierra ya no estuvo basada en las necesidades de una familia, sino más bien en la capacidad de una máquina para labrarla. La relación del hombre con la tierra había cambiado profundamente. Antes, el hombre había sido parte de la naturaleza; ahora era el explotador de la naturaleza. En ningún otro lugar del mundo los agricultores desarrollaron una herramienta agrícola parecida. ¿Es acaso una coincidencia que la tecnología moderna, con su insensibilidad hacia la naturaleza, haya sido producida por los descendientes de estos campesinos del norte de Europa? Esta misma actitud explotadora aparece un poco antes del 830 A.C., en los calendarios ilustrados de Occidente.
En calendarios más antiguos los meses aparecían como personificaciones pasivas. Los nuevos calendarios de los francos, que establecieron el estilo de la Edad Media, son
muy diferentes: muestran hombres forzando el mundo a su alrededor –arando, cosechando, talando árboles, sacrificando cerdos–. El hombre y la naturaleza son dos cosas, y el hombre es el amo. Estas innovaciones parecen ser consistentes con procesos intelectuales de mayor alcance. Lo que las personas hacen con su ecología depende de lo que piensan acerca de ellos mismos en relación al mundo que los rodea. La ecología humana está profundamente condicionada por las creencias acerca de nuestra naturaleza y destino, es decir, por la religión. Para los occidentales esto es evidente en la India o Ceilán. Esto es igualmente cierto para nosotros y nuestros ancestros medievales. La victoria del cristianismo sobre el paganismo fue la mayor revolución psíquica en la historia de nuestra cultura. Hoy se ha puesto de moda decir que, para bien o para mal, vivimos en la “era postcristiana”. Ciertamente, las formas de nuestro lenguaje y pensamiento han dejado de ser cristianas pero, a mi parecer, la esencia permanece asombrosamente similar a aquella del pasado. Nuestros   hábitos cotidianos de acción, por ejemplo, están dominados por una implícita fe en un progreso perpetuo, desconocido tanto para la antigüedad grecorromana como para Oriente. Esto está arraigado en la teleología judeocristiana y no puede separarse de ella. El hecho que los comunistas lo compartan, deja en evidencia lo que puede ser demostrado en muchas otras áreas: que el marxismo y el islamismo son herejías judeocristianas. Hoy continuamos viviendo, como lo hemos hecho por 1.700 años, en un contexto formado
en su mayor parte por axiomas cristianos. ¿Qué dijo el cristianismo al pueblo acerca de sus relaciones con el ambiente? Aunque muchas mitologías alrededor del mundo proveen historias de la creación, la mitología grecorromana fue singularmente incoherente a este respecto. Lo mismo que Aristóteles, los intelectuales del antiguo Occidente negaban que el mundo visible tuviera un inicio. De hecho, la idea de un comienzo era imposible en la estructura de su concepto cíclico del tiempo. En marcado contraste, el cristianismo heredó del judaísmo no solo una concepción del tiempo no repetitiva y lineal, sino también una notable historia de la creación. A través de etapas graduales, un Dios amoroso y todopoderoso había creado la luz y la oscuridad, los cuerpos celestes, la tierra y todas sus plantas, animales, aves y peces. Finalmente, Dios creó a Adán y, después de una reflexión, a Eva para evitar que el hombre estuviera solo. El hombre dio nombre a todos los animales, estableciendo de este modo su dominio sobre ellos. Dios planeó todo esto, explícitamente para beneficio y dominio del hombre bajo la regla: ningún elemento físico de la creación tenía otro propósito, excepto el de servir aquellos del hombre. Y aunque el cuerpo del hombre fuera creado de arcilla, él no es simplemente parte de la naturaleza: fue creado a imagen y semejanza de Dios. El cristianismo es la religión más antropocéntrica que el mundo ha conocido, especialmente en su forma occidental. Ya en el siglo II, tanto Tertuliano como San Ireneo de Lyon insistían que al concebir a Adán, Dios estaba presagiando la imagen del Cristo encarnado, el Segundo Adán. El hombre comparte, en gran medida, la superioridad de Dios sobre la naturaleza. El cristianismo, en contraste absoluto con el paganismo antiguo y las religiones asiáticas (exceptuando, quizás, al zoroastrismo), no solo estableció un dualismo entre el hombre y la naturaleza, sino que también insistió en que era la voluntad de Dios que el hombre explotara la naturaleza para su propio beneficio. A nivel de la gente común, este concepto tuvo un interesante resultado. En la antigüedad, cada árbol, cada vertiente, cada arroyo, cada montaña tenía su propio genius loci, su espíritu guardián. Estos espíritus eran accesibles a los hombres, pero eran muy diferentes de los hombres; centauros, faunos y sirenas muestran su ambivalencia. Antes que alguien cortara un árbol, explotara una mina o dañara un arroyo, era importante apaciguar al espíritu a cargo de aquella situación particular y había que mantenerlo aplacado. Destruyendo el animismo pagano, el cristianismo hizo posible la explotación de la naturaleza con total indiferencia hacia los sentimientos de los objetos naturales. Con frecuencia se dice que la Iglesia sustituyó el animismo por el culto a los santos. Es cierto, pero el culto a los santos es funcionalmente bastante diferente del animismo. El santo no está en los objetos naturales; puede tener santuarios especiales pero habita en el Cielo. Además, un santo es completamente humano: puede ser abordado en términos humanos. Junto con los santos, el cristianismo tuvo ángeles y demonios heredados del judaísmo y quizás, en algún grado, del  zoroastrismo14. Pero estos eran tan móviles como los mismos santos. Los espíritus en los objetos naturales, quienes en un principio habían protegido a la naturaleza de la acción del hombre, se esfumaron. El monopolio efectivo del hombre sobre el espíritu en este mundo fue confirmado y las antiguas inhibiciones para explotar la naturaleza desaparecieron.

El cristianismo, en contraste absoluto
con el paganismo antiguo
y las religiones asiáticas
(exceptuando, quizás, al zoroastrismo), no
solo estableció un dualismo entre
el hombre y la naturaleza, sino
que también insistió en que era
la voluntad de Dios que el hombre
explotara la naturaleza para su propio beneficio.


Cuando se habla en términos absolutos, es necesaria una nota de cautela. El cristianismo es una fe compleja, y sus consecuencias difieren en diferentes contextos. Lo que he dicho podría ser bien aplicado al Occidente medieval donde, de hecho, la tecnología hizo  avances espectaculares. Pero Grecia oriental, un reino muy civilizado con igual devoción cristiana, parece no haber producido ninguna innovación tecnológica significativa después de fines del siglo VII, cuando se inventó el fuego griego15. La clave para este contraste podría hallarse en una diferencia en el matiz de devoción y pensamiento que los estudiosos de teología comparativa encuentran entre las iglesias griega y latina. Los griegos creían que el pecado era una ceguera intelectual y que la salvación estaba en la iluminación, en la ortodoxia, es decir, en el pensamiento claro. Los latinos, por otra parte, sentían que el pecado era un mal moral, y que la salvación estaba en una conducta recta. La teología oriental ha sido intelectualista. La teología occidental ha sido voluntarista. El santo griego contempla; el santo occidental actúa. Las implicaciones que tiene el cristianismo para la conquista de la naturaleza surgirían más fácilmente en la atmósfera occidental. El dogma cristiano de la creación, que se encuentra en la primera oración de todos los credos, tiene otro significado para nuestra comprensión de la crisis ecológica actual. A través de una revelación, Dios había entregado al hombre la Biblia, el libro de las Sagradas Escrituras. Pero como Dios había creado la naturaleza, esta también debía revelar la mentalidad divina. El estudio religioso de la naturaleza para la mejor comprensión de Dios era conocido como teología natural. En la Iglesia de la antigüedad, y por siempre en la del Oriente griego, la naturaleza estaba concebida fundamentalmente como un sistema simbólico a través del cual Dios le habla a los  hombres: la hormiga es un ejemplo para los holgazanes; las llamas que se elevan son el símbolo de la aspiración del alma. Esta visión de la naturaleza era esencialmente artística más que científica. Aunque Bizancio preservó y copió gran cantidad de antiguos textos científicos griegos, la ciencia tal como la concebimos hoy, habría florecido con dificultad en tal ambiente. Sin embargo, a comienzos del siglo XIII en Occidente latino la teología natural seguía una tendencia muy diferente. Estaba dejando de ser la decodificación de los símbolos físicos de la comunicación de Dios con el hombre, y comenzaba a ser el esfuerzo por comprender la mentalidad de Dios a través del descubrimiento de cómo obra su creación. El arco iris ya no era más un simple símbolo de esperanza enviado primeramente a Noé después del Diluvio: Robert Grosseteste, Fray Roger Bacon y Teodoro de Freiberg, produjeron una obra brillante y sofisticada sobre la óptica del arco iris, pero lo hicieron como una aventura en el pensamiento religioso.
Desde el siglo XIII en adelante, incluyendo a Leibnitz y Newton, cada gran científico, en
efecto, explicaba sus motivaciones en términos religiosos. De hecho, si Galileo no hubiera sido un teólogo aficionado tan experto, podría haberse ahorrado muchos problemas: los profesionales resintieron su intrusión. Y Newton parece haberse considerado a sí mismo más un teólogo que un científico. No fue sino hasta fines del siglo XVIII que la hipótesis de
Dios llegó a ser innecesaria para muchos científicos. Cuando los hombres explican por qué hacen lo que quieren hacer, es frecuentemente difícil para el historiador juzgar si están ofreciendo razones reales o solo razones culturalmente aceptables. La consistencia con que los científicos, durante los largos siglos de formación de la ciencia occidental, dijeron que la tarea y la recompensa del científico era “continuar los pensamientos de Dios”, nos induce a creer que fue esta su motivación real. Si es así, entonces la ciencia occidental moderna fue forjada en una matriz de teología cristiana. El dinamismo de la devoción religiosa, moldeada por el dogma judeocristiano de la creación, le dio el impulso.

UNA VISIÓN CRISTIANA ALTERNATIVA

Podríamos parecer que nos hemos encaminado hacia conclusiones irritantes para muchos cristianos. Debido a que tanto la ciencia como la tecnología son palabras benditas en nuestro vocabulario contemporáneo, algunos pueden estar felices con las nociones que,


El mayor revolucionario espiritual
de la historia de Occidente, San
Francisco, propuso lo que a su juicio
era una visión cristiana alternativa
de la naturaleza y su relación con el
hombre: intentó sustituir la idea de
la autoridad humana sin límites sobre
la creación por la idea de la igualdad
entre todas las criaturas, incluyendo
el hombre.



primero, desde una perspectiva histórica la ciencia moderna es una extrapolación de la teología natural y, segundo, que la tecnología moderna puede ser explicada, al menos en parte, como una expresión del dogma  cristiano occidental voluntarista acerca de la trascendencia del hombre sobre la naturaleza y de su legítimo dominio sobre ella. Pero, como reconocemos actualmente, hace algo más de un siglo la ciencia y la tecnología –hasta ese momento actividades bastante separadas– se unieron para darle a la humanidad poderes que están fuera de control, a juzgar por muchos de sus efectos ecológicos. Si es así, el cristianismo conlleva una inmensa carga de culpa. Personalmente dudo que el desastroso impacto ecológico pueda evitarse simplemente aplicando más ciencia y más tecnología a nuestros problemas. Nuestra ciencia y nuestra tecnología han nacido de la actitud cristiana respecto a la relación del hombre con la naturaleza, que es casi universalmente sostenida no solo por cristianos y neocristianos, sino también por quienes se consideran a sí mismos postcristianos. A pesar de Copérnico, todo el cosmos gira alrededor de nuestro pequeño planeta. A pesar de Darwin, nosotros no somos en nuestros corazones, parte del proceso natural. Somos superiores a la naturaleza, la despreciamos y estamos dispuestos a utilizarla para nuestros más mínimos caprichos. El recientemente electo gobernador de California, creyente como yo pero menos preocupado que yo, dio prueba de la tradición cristiana cuando dijo (según se afirma) “cuando has visto un pino gigante de California, los has visto todos”. Para un cristiano, un árbol no puede representar más que un hecho físico. El concepto de bosque sagrado es completamente extraño para el cristianismo y para el ethos de Occidente. Por casi dos milenios los misioneros cristianos han estado cortando bosques sagrados que consideraban objetos de idolatría porque suponen un espíritu en la naturaleza. Lo que hagamos por la ecología depende de nuestras ideas acerca de la relación hombre-naturaleza. Más ciencia y más tecnología no nos librarán de la actual crisis  ecológica hasta que encontremos una nueva religión o repensamos nuestra religión antigua. Los beatniks16, los revolucionarios de nuestro tiempo, muestran una resonancia instintiva en su afinidad al budismo zen, que concibe la relación hombre-naturaleza como una imagen casi especular de la visión cristiana. El zen, sin embargo, está tan profundamente condicionado por la historia asiática como lo está el cristianismo por la experiencia de Occidente, y dudo de su viabilidad entre nosotros. Posiblemente, deberíamos reflexionar sobre el más grande de los radicales de la historia cristiana después de Cristo: San Francisco de Asís17. El mayor milagro de San Francisco es que no terminó en la estaca, como muchos de sus seguidores izquierdistas. Francisco fue tan claramente herético que un general de la Orden Franciscana, San Buenaventura, un gran cristiano y además muy sensible, trató de suprimir los primeros registros del franciscanismo. La clave para una comprensión de Francisco es su fe en la virtud de la humildad, no solamente para el individuo, sino para el ser humano como especie. Francisco intentó deponer al hombre de su monarquía sobre la creación y fundar una democracia entre todas las criaturas de Dios. Con él, la hormiga deja de ser solo una homilía para los holgazanes, las llamas de ser solo un signo de la aspiración del alma hacia la unión con Dios; ahora ellos son la Hermana Hormiga y el Hermano Fuego alabando al Creador a su manera, así como el Hermano Hombre lo hace en la suya. Cronistas posteriores han dicho que Francisco predicaba a las aves como una censura para los hombres que no querían escucharlo. Las crónicas no señalan eso: estimulaba a las pequeñas aves a alabar a Dios, y en un éxtasis espiritual batían sus alas y cantaban con regocijo. Las leyendas de santos, especialmente de los santos irlandeses, han narrado desde hace mucho su relación con animales pero siempre, creo, para mostrar la dominación del hombre sobre el resto de las criaturas. Con Francisco es diferente. Un feroz lobo causaba estragos en las tierras aledañas a la región de Gubbio en los Apeninos. San Francisco, dice la leyenda, habló con el lobo y lo convenció sobre el error que cometía. El lobo, arrepentido, murió en olor a santidad y fue sepultado en suelo consagrado. Lo que Sir Steven Ruciman denomina “la doctrina Franciscana del alma animal” fue rápidamente estigmatizada. Muy posiblemente estaba inspirada, en parte, consciente o inconscientemente, por la creencia en la reencarnación sustentada por los herejes cátaros que en ese tiempo proliferaban en Italia y el sur de Francia, y quienes presumiblemente la importaron de la India18. Es significativo que en ese mismo momento, cerca del 1200, se detecten trazas de metempsicosis19 en el judaísmo occidental, en la cabbala provenzal20. Pero Francisco no sustentaba ni la transmigración del alma ni el panteísmo21. Su visión de la naturaleza y el hombre descansaba sobre una única clase de panpsiquismo de todas las cosas animadas e inanimadas, destinadas para glorificación de su trascendente Creador, quien en un supremo gesto de humildad cósmica, se hizo carne, yació desvalido en un pesebre y fue crucificado hasta la muerte. No estoy sugiriendo que muchos americanos contemporáneos, preocupados por nuestra crisis ecológica, están o estarían dispuestos a aconsejar a los lobos o a exhortar a las aves. Sin embargo, la actual y creciente perturbación del ambiente global es el producto de una tecnología y una ciencia dinámicas, originadas en el mundo medieval de Occidente, al que San Francisco se rebeló de forma tan original. Su desarrollo no puede comprenderse históricamente sin considerar una historia de actitudes hacia la naturaleza, claras y profundamente arraigadas en el dogma cristiano. El hecho que la mayoría de la gente no crea que estas actitudes sean cristianas, es irrelevante. Nuestra sociedad no ha aceptado ningún nuevo sistema de valores para desplazar aquellos del cristianismo. Por lo tanto, continuaremos agravando la crisis ecológica hasta que rechacemos el axioma cristiano que la naturaleza no tiene otra razón de ser que la de servir al hombre. El mayor revolucionario espiritual de la historia de Occidente, San Francisco, propuso lo que a su juicio era una visión cristiana alternativa de la naturaleza y su relación con el hombre: intentó sustituir la idea de la autoridad humana sin límites sobre la creación por la idea de la igualdad entre todas las criaturas, incluyendo el hombre. Francisco fracasó. Tanto nuestra ciencia como nuestra tecnología actuales están tan penetradas por la arrogancia cristiana ortodoxa hacia la naturaleza, que no puede esperarse que ellas puedan solucionar nuestra crisis ecológica. Debido a que la raíz de nuestro conflicto es tan profundamente religiosa, el remedio debe también ser esencialmente religioso, llamémoslo así o no. Debemos repensar y resentir nuestra naturaleza y nuestro destino. El sentido profundamente religioso pero herético de los primeros franciscanos por la autonomía espiritual de todos los componentes de la naturaleza, puede indicarnos una dirección. Propongo a Francisco como el santo patrono de los ecólogos.

* Este artículo fue originalmente publicado con el título The Historical Roots of Our Ecological Crisis publicado en Science 155:1203-1207 (1967). Esta traducción fue preparada por José Tomás Ibarra, Francisca Massardo y Ricardo Rozzi. ** Lynn White (1907-1987) fue profesor de historia medieval reconocido internacionalmente. Enseñó en las universidades de Princeton, Stanford y California. Fundó el Center for Medieval and Renaissance Studies en la UCLA.


Nota de la edición de esta publicación

(a) El texto incluye  tres extractos del mismo ensayo editados por la  fuente original y de acuerdo a la diagramación que hizo la revista de la publicación. Nosotros las hemos conservado en el orden en que estaban porque ayudan a la compresión del texto. Están en recuadros, negrillas y al centro y en un tipo de letra mayor. El Resumen y el Abstract también corresponden a la fuente original. Mientras que las notas bibliográficas son de los traductores. ( fuente original en español). Y salvo, la foto del encabezado que es la del  texto original, el otro par son selecciones de este blog. El ensayo fue originalmente escrito en ingles y publicado por la revista Science, Vol 155 (nº 3767), 10 de marzo de 1967, pp. 1203–1207. Pero fue precedido en una famosa conferencia de la American Association for the Advancement  of Science, (AAAS) en Washington del 26 de diciembre de 1966, titulada, "The Historical Roots of Our Ecologic Crisis". (Nota de Plaza de las palabras)

NOTAS EXPLICATIVAS SOBRE EL ENSAYO DE LOS TRADUCTORES

1 N. del T. Aldous Huxley (1894-1963). Novelista y ensayista inglés radicado en Estados Unidos desde 1937. Con profunda influencia sobre el pensamiento anarquista, criticó la sociedad contemporánea, particularmente los peligros de la unión del poder y la ciencia.
2 N. del T. White se refiere a las Guerras Púnicas entre los cartagineses, ciudadanos de Cártago, y los romanos (264-149 A.C). Los cruzados son aquellos que participaron en Las Cruzadas, como se llamó a las campañas militares entre los siglos XII y XIII contra los musulmanes con el objeto de recuperar Tierra Santa.
3 N. del T. El bocage se refiere al paisaje cultural francés de praderas circundadas por cercas altas.
4 N. del T. Marc Bloch (1886-1934), historiador judío-francés conocido por su innovador trabajo en historia social y económica, especialista en el período medieval y fundador de la Ecole de los Annales. Tuvo gran influencia en el pensamiento francés el siglo XX, no sólo por su obra sino también por su vida ejemplar, comprometida con las causas sociales. Cuando los Nazis ocuparon Francia en 1943 se unió a la Resistencia y fue uno de sus líderes hasta que en 1944 fue capturado, torturado y asesinado por la Gestapo.
5 N. del T. Los frisios habitaban los Países Bajos antes de la llegada de los romanos (600 A.C.). Después de la conquista, se asentaron a lo largo de la costa donde desarrollaron agricultura en terrenos pantanosos que drenaron y cultivaron y ya en el siglo XII esta zona se conocía como Holanda. El antiguo Mar de Zuider, hoy llamado lago Ijssel, es en gran parte un  área reclamada al mar para agricultura y urbanismo.
6 N. del T. Relativo a Francis Bacon, filósofo inglés (1561-1626), contribuyó a la formulación del método científico (especialmente el método inductivo basado en la ciencia empírica), y abogó por una sociedad organizada en base a criterios científicos, donde la ciencia debe a ayudar al hombre a dominar la naturaleza.
7 N. del T. El término Ökologie, del griego oikos (casa) y logos (ciencia), fue acuñado en 1866 por Ernst Haeckel (1834-1919) en su trabajo Morfología General del Organismo. White se refiere a que en 1873 este libro fue traducido al inglés donde se ocupó la palabra “ecology” por primera vez.
8 N. d.el T. El carbón ligero (soft coal) se refiere a la turba seca utilizada como combustible.
9 N. del T. Anne Hathaway (1556-1623),actriz inglesa casada con William Shakespeare, que habría pasado su infancia en una casa que es hoy museo, por su arquitectura de belleza típicamente inglesa. Con la referencia a esta casa, White alude a un modelo estético occidental.
10 N. del T. Kleenex es una marca registrada de toallas faciales y papel higiénico.
11 N. del T. Abu Bakr Muhammad ibn Zakariya’ al-Razi (865-925 D.C.), médico, músico, filósofo y alquimista nacido en Rayy (Irán), cuya principal obra Comprehensive Book on Medicine fue traducida al latín en 1279, donde se describieron por primera vez enfermedades como la viruela, diabetes, sarampión, su diagnosis y tratamiento. Ab- ‘Al- al-Ha-an ibn al-Ha-an ibn al-Haytham (965-1040?) fue uno de los físicos más importantes de la Edad Media, además de metemático y astrónomo, nacido en Basra (Iraq) y considerado el padre de la óptica por sus trabajos y experimentos con lentes, espejos, refracción y reflexión. Omar Khayyam (1040-1121?) fue  matemático, astrónomo, filósofo, médico y poeta nacido en Nishapur (Irán). Reformó el calendario musulmán, cultivó el Derecho y las Ciencias Naturales y escribió más de ocho obras fundamentales para la ciencia. Aunque White se refiere a su importancia en las matemáticas, Omar Khayyam se destacó también en el plano literario por sus famosas “Rubaiyat”, que son una alabanza al brindis, estrofas que celebran el vino y el goce del instante frente a la finitud de la vida.
12 N. del T. Vasco de Gama (1469-1524), navegante y explorador portugués que abrió rutas comerciales entre Portugal y la India. Alfonso de Alburquerque (1453-1515), soldado y navegante portugués, nombrado virrey de la India en 1509, y más tarde expandió el control portugués sobre el Índico, entre el golfo Pérsico y el litoral de Malaca. Tanto de Gama como de Alburquerque pertenecían a la pequeña nobleza conquistadora deseosa de nuevas posesiones y riqueza y que fortaleció la dominación portuguesa en Africa y Asia.
13 N. del T. Se refiere a la obra maestra De Revoliutonibus Orbium Coelestium (Sobre las Revoluciones de las Esferas Celestes) de Nicolás Copérnico (1473-1543) escrita a lo largo de unos veinticinco años de trabajo y publicada póstumamente en 1543; y a De Humani Corporis Fabrica (Sobre la Estructura del Cuerpo Humano) de Andrés Vesalio (1514-1564).
14 N. del T. El zoroastrismo (o mazdeísmo) es la religión y filosofía basada en las enseñanzas de Zoroastro (el profeta Zaratustra) que reconoce a Ahura Mazda como el único Creador increado de todo (Dios). Esta religión se practicaba entre los años 2000 y 1000 A.C. por las tribus iranias del Turquestán en Asia Central. El zoroastrismo tuvo su apogeo aproximadamente el 500 A.C. y dejó sus huellas sobre tres grandes religiones: el judaísmo y el cristianismo y a través de ellos, el islam. Ejemplos de ello son la angelogía (ángeles y arcángeles), demonología y escatología, la identificación del mal con la oscuridad y de Dios con la luz.
15 N. del T. También llamado fuego líquido, era una mezcla combustible de composición desconocida capaz de arder en el mar y utilizada como arma naval.
16 N. del T. El término Generación Beat surgió en Estados Unidos en 1948 a partir de una conversación entre el novelista Jack Kerouac (1922-1969, On the Road) y el escritor y poeta John Holmes (1926-1988, The Horn; Go). Kerouac dijo: This is a really beat generation. El adjetivo beat tenía la connotación de cansado y bohemio asignada por el escritor Herbert Huncke, y pionero del movimiento homosexual estadounidense. Kerouac agregó las connotaciones de upbeat, beatítico y la asociación musical de estar “on the beat”. Sus ideales se enfocan hacia la liberación espiritual. Entre los fundadores está además el poeta Allen Ginsberg que en su poema Howl lanza una aguda crítica al materialismo y conformismo de la sociedad estadounidense.
17 N. del T. San Francisco de Asís (1182-1226), religioso italiano fundador de la Orden Franciscana que opta por la vía austera, de solidaridad y desapego a la propiedad material como modo de acercamiento a Dios. Fue canonizado en 1228 y su culto se extendió rápidamente a toda la cristiandad, formando la orden más numerosa.
18 N. del T. Los cátaros (del griego kazaros = puros) seguían la doctrina del catarismo, movimiento religioso que nació en Europa oriental y tuvo gran influencia en Europa occidental, especialmente en el sur de Francia, oeste de Italia y norte de España a mediados del siglo  X. Los cátaros creían que el universo estaba compuesto por dos mundos en conflicto: el espiritual creado por Dios y el material forjado por Satán. Según los cátaros el Reino de Dios no es de este mundo, y el mundo material, el mal, las guerras, las iglesias mundanas y papas eran obra de la mano de Satanás, ya que Dios es el amor y bondad perfectos y no puede hacer ningún mal. De esta forma criticaron la corrupción y la opulencia de la Iglesia Católica por lo cual fueron considerados heréticos y perseguidos hasta su total exterminio en el siglo XIII, principalmente gracias a la violenta represión de la Inquisición.
19 N. del T. La metempsicosis es un término griego que se refiere a la creencia en la transmigración del alma (reencarnación posterior a la muerte), es decir, al traspaso de la consciencia a otro cuerpo físico.
20 N. del T. La cabbala provenzal se refiere a la Cabalá (Quabbalah) que apareció a fines del siglo XII en la Provenza y Cataluña a través de las comunidades judías de la zona, aunque de origen remoto (siglo I o anterior). La palabra cabbala implica el acto de recibir la tradición oral o escrita que pasa de una generación a otra pero no revela nada místico o esotérico, no obstante, es una enseñanza secreta del misticismo hebreo de origen desconocido.
21 N. del T. El panteísmo (del griego: pan = todo y theos = Dios, literalmente “Dios es todo” y “todo es Dios”) es una doctrina filosófica según la cual el Universo, la naturaleza y Dios son equivalentes o que la ley natural, la existencia y el universo (la suma de todo lo que fue, es y será) están representados o personificados con el principio teológico de “Dios”.





CREDITOS



Fuente original en español

Raíces históricas de nuestra crisis ecológica / EDICIÓN ESPECIAL ÉTICA AMBIENTAL
Revista Ambiente y Desarrollo 23 (1): 78 - 86, Santiago de Chile, 2007

Ilustraciones

Foto  de Lynn White, en la fuente original del ensayo.
Río y bosque, del artista indígena Fabián Moreno. Palabras vivas. La naturaleza y el hombre.
Selva con animales, Google Imagen




Página 10.Un epilogo surrealista: a la caza del zorro azul. Parte I. Post Plaza de las palabras


1

Plaza de las palabras en su sección Página 10, presenta un ensayo sobre el movimiento surrealista, Un epilogo surrealista: a la caza del zorro azul, que consta de  dos partes. Ensayo centrado en algunas palabras claves del movimiento; tales como azar objetivo, imaginación, sueño, libertad, proyecto de vida, fragmento, maravilloso, misterio lenguaje, imagen,  mente moderna. No obstante, no son palabras aisladas, sino que todas forman parte del ancho, táctil y móvil tejido surrealista. Y no se podrían comprender ni explicar sino que desde la armonía de la totalidad. El surrealismo por su misma naturaleza y por el tratamiento crepuscular de lo onírico y el inconsciente, es un fenómeno escurridizo, como lo es el flujo constante e inagotable de un caudalosos rio;  y como tal susceptible de muchas interpretaciones como lo seria un mural continuo de sueños en perpetuo movimiento. Entonces digamos que rio y sueño corren a la par hacia una meta indeterminada;  y el espectador que los ve,  atrapa una primera impresión, y pronto  se da cuenta de que ambos, tanto el rio como el sueño, van cambiando y a veces se alternan y se confunden como si fuese una misma cosa que avanza, aparentemente, sin evidente meta.      

Resumen: Este ensayo procura dar una visión global del movimiento surrealista, sus contenidos, aportes y sus limitantes. En ningún momento aspira a cubrir el infinito campo surrealista que siempre estará  mucho más allá de una rigurosa y asertiva comprensión abrazada a la totalidad. Ni mucho menos abarcar todas las teorías y combinaciones de ese oficioso y artesanal trabajo alquímico. Lo que abunda y se multiplica son sus ilustrativas e inesperadas  interpretaciones. El ensayo está dividido en 18 acápites que abordan temas centrales del surrealismo; pero que  no agotan su laberintico ni dilatado mundo. Es apenas un sincero punteo de los temas centrales que lo definen,  lo circundan y que se ramifican como un árbol de la vida sembrado en el campo de los sueños.   Sus interpretaciones son abiertas, quizá sugerentes;  y definitivamente  no concluyentes. Sin embargo, si aspira con base a unas palabras y conceptos, elegidos aleatoriamente,  a comprender gestos y centellas  de la   mente surrealista.

Basta  enumerar el titulo de los 18 acápites que lo integran. A sabiendas que todos estos tópicos saludados por el parentesco están intercomunicados, y constituyen el atrevido, magnético y poderoso tejido surrealista: PRIMERA PARTE, El azar numérico de las palabras, La caballería imaginaria cabalga, El sueño portátil despierta, Esto no es arte, Las células maravillosas de la poesía, Un telegrama del siglo XIX  llama al teléfono, ¿Qué le dijo una pared blanca a una pared negra?,  El amor se eriza en el escritorio sublime, El antifaz del misterio no tiene audífonos, SEGUNDA PARTE, Las burbujas de agua del lenguaje, El callejón ahuecado del lenguaje, El humo del lenguaje fabrica nubes de acero, El zancudo de lo fragmentario pica la mente, El nudo sonoro de la libertad, El asalto sinfónico a la mente moderna,  ¿Crimen sin castigo o el milagro sin celular?, La mutación celebra el aliento místico, Un epilogo surrealista: a la caza del zorro azul 

Abstract: This essay tries to give a global vision of the surrealist movement, its contents, contributions and its limitations. At no time aspires to cover the infinite surreal field that will always be far beyond a rigorous and assertive understanding embraced to the whole. Not much less encompass all the theories and combinations of this informal and artisan alchemical work. What abounds and multiplies are his illustrative and unexpected interpretations. The essay is divided into 18 sections that address the central themes of Surrealism; but that they do not exhaust their labyrinthine or dilated world. It is just a sincere point of the central themes that define it, surround it and that branch out like a tree of life sown in the field of dreams. His interpretations are open, perhaps suggestive; and definitely not conclusive. However, if I aspire, based on a few words and concepts, chosen randomly, to understand gestures and flashes of the surrealist mind.


It is enough to list the title of the 18 sections that make it up. Knowing that all these topics greeted by kinship are interconnected, and constitute the daring, magnetic and powerful surreal fabric: PART ONE, The numerical chance of the words, The imaginary cavalry rides, The portable dream wakes up, This is not art, The Wonderful cells of poetry, A nineteenth-century telegram calls the telephone, What did a white wall say to a black wall ?, Love bristles on the sublime desk, The mystery mask has no headphones, SECOND PART, Bubbles of water of language, The hollowed out of language, The smoke of language makes clouds of steel, The stilt of the fragmentary stings the mind, The sonorous knot of freedom, The symphonic assault to the modern mind, Crime without punishment or the miracle without a cell phone?, The mutation celebrates the mystic breath, A surreal epilogue: hunting for the blue fox












2Mario A. Membreño Cedillo


«Surrealism proposes no so much
 the making of poems as the transformation
 of men into living poems». (1)      
Octavio Paz   ha   

«Les astres te devinent, les nuages t’imaginent» (2)
 Paul Éluarid   

«On ne saurait décrire en art
           L'engin  a prendre le renard bleu» (3)
MONSIEUR V
André Breton


3



El azar numérico de las palabras

Se ha creído erróneamente que el surrealismo, por sus aristas de  libertad y su juego  lúdico, es una recreación solo de palabras, o que  obedece a una imaginación o fantasía  desbocada. Y quizá ha contribuido a acentuar esa idea las enormes representaciones de la obra pictórica de muchos de los pintores surrealistas. Sumado a las personalidades excéntricas de numerosos de sus fundadores y feligreses. Sin embargo, el surrealismo, a pesar de darle la vuelta la razón, y entrar en el mundo de lo onírico, del inconsciente, o de la automatismo escritural o visual. Juega un poco al azar, y en ese juego tiramos algunas palabras al ruedo: imaginación, libertad, lenguaje, sueño, misterio, maravilloso.  El surrealismo recoge la imaginación pero no como tal, sino como fuerza telúrica, y a veces la  lleva a sus extremos. Si el romanticismo había jugado con la imaginación lo había hecho desde la contemplación de la naturaleza y de una discreta puerta abierta al pasado. Pero también había librado al hombre común de los salones opulentos, y le volvía  a poner caminando en la calle atestada y colorida.
El surrealismo estaba en otro terreno, ante la puerta de lo onírico y la gran autopista de los sueños. Y ante ese vasto mundo la fuerza imaginativa sembraría campos magnéticos de girasoles de cristal. Y así como las  palabras se juntan al azar, en el surrealismo había un concepto que se llamaba azar objetivo, un termino que Breton tomo de Engels, pero que le amoldo a su propia receta. Y ese concepto se convierte en el núcleo y elemento articulador de los diferentes   procesos cognitivos e intuitivos de la mente surrealista. Este azar  esta muy ligado a varios niveles de la mente surrealista, que al contrario de lo que se podría pensar, no era caótico y desordenado, Había en su intención original una aspiración al orden y a la coherencia de sus visiones. Su definición seria  una sincronía entre el deseo humano o individual y las oportunidades que el mundo echa al ruedo. Ese encuentro fortuito esta basado en una necesidad real, (de ahí lo objetivo) que nace desde el interior del ser, y que encuentra su correspondencia, (para usar un termino de Baudelaire)  en la externalidad del mundo.
4
Ese azar objetivo era la continuidad de esa correspondencia entre los sentidos y el mundo natural que fabrico Baudelaire,  a la que los surrealistas con otros sujetos protagonistas  y por otros medios, dieron continuidad. Pero mucho antes que Baudelaire y sus correspondencias, estaba la visión pitagórica del cosmos que establecía la correspondencia entre los elementos del cosmos,sus fenómenos naturales y los números. (4) Para los surrealistas que creían en los encuentros inesperados, había también una correspondencia entre las palabras y las imágenes. (Como veremos más adelante en este ensayo). Pero para ellos el  azar objetivo, era algo más que fortuito o de una simple coincidencia. Abría  el campo a las señales y al llamado. De ahí que la mente surrealista, siempre estuviese en un estado de alerta y deliberada  vigilancia. Atentos al movimiento del mundo y del espíritu.  Estado mental que crea una expectativa, y acomoda un sentido de espera y por lo tanto de esperanza. Finalmente, el azar objetivo, es un mecanismo que convive en todos los intersticios y aristas del surrealismo. Desde lo macro, la sincronía entre el inconsciente y colectivo y el inconsciente individual, entre el sueño y la realidad. Pero también lo micro en ese emparejamiento de las palabras, como lo sugería e hizo  García Lorca, y las imágenes pictóricas que con tanto afán buscaban expresar la conexión entre deseo y realidad. De un salto del azar objetivo, los surrealistas, conectaron el concepto con dos palabras muy reverenciadas por ellos, y estrechamente vinculadas entre si: lo maravilloso y lo misterioso.  En ese mundo aleatorio y predeterminado por el azar, la casualidad no era una casualidad, sino un fruto de la necesidad, que no era más que la sincronía entre el deseo interno y la externalidad real del mundo. Y eso nos lleva a pensar que detrás de ese azar objetivo palpitaba  también una sincronía con la causalidad.     

5

«Prohibido prohibir» decían los surrealistas. Pero no todo estaba permitido. El juego tenia sus reglas y como tal sus dogmas. El alto vigilante del automatismo y un comodín llamado  azar. Así cabía juntar libertad con la punta verde de un bolígrafo, erotismo con caballos desbocados, las estrellas con un campo minado. La risa morada deambulaba por un castillo de papel. El matrimonio sagrado del automatismo y el azar funcionaban y dormían su noche nupcial en un lecho de sueños encabritados. La luna de miel se derretía en la espera del humo blanco.  No era un movimiento amurallado en la negación  sino un método exploratorio. El arte de escribir era el arte de la lectura del sueño.  Visto así el surrealismo es un realismo interior que construye su propio castillo de ladrillos y sueños. Los escritores y pintores no lanzaban su visión universal sino para descubrir su fuente, y rescatar  alguna parcela de la tierra soñada.  El surrealismo  era una jornada imprevisible, una aventura aleatoria, un peregrinaje alquímico entre lo inconsciente individual y lo inconsciente cósmico, entre la objetividad del mundo y la subjetividad del sueño. Para Breton el surrealismo era «un puro automatismo psíquico por el cual se intenta expresar, verbalmente o de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento en ausencia de cualquier control ejercido por la razón al margen de toda preocupación estética o moral». (4)

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La caballería imaginaria cabalga  

Apuntaba Shiller en sus Cartas sobre la Educación Estética del hombre: «quien no se atreva a ir más allá de la realidad jamás conquistara la Verdad.» Y esa frontera la cruzaron sin vacilar los surrealistas. Pero la imaginación era el puente onírico por donde  la caballería azul venía en auxilio.  Para Breton «la imaginación es en si misma la única factuora de la realidad». (5)  De ahí que haya acuñado aquella conocida frase: «La imaginación al poder». Y verdaderamente que esa breve frase recoge un par de los postulados claves  del surrealismo. Acaso  la imaginación como recurso y herramienta de trabajo para construir ese mundo surrealista;  pero cuando se habla de poder, refleja otra faceta del surrealismo, a saber su proyecto existencial, su estado mental: Imaginación y vida son dos bastiones inseparables del movimiento. Son dos jinetes azules en un mismo caballo. Recordemos el cuadro El jinete azul de Kandisky, y a la par recordemos a los templarios que en su simbología representaban  a dos caballeros en un mismo caballo para señalar que en el trabajo de la gran obra se actuaba en equipo. Coincidía Paul Elaurd: «No iremos hasta la meta  de uno en uno, sino a pares .Conociéndonos a par, nos conoceremos todos.» (6)  

Sin entrar en las múltiples teorías que existen en cuanto a imaginación y fantasía, son funciones de un mismo proceso síquico. Para María Noel Lapoujade «La imaginación todavía trabaja sobre una realidad dada, reordena, reestructura, recrea. La fantasía propone otra, un mundo fantástico, donde los objetos están sujetos a sus propias reglas de juego, las normas de su realidad. » (7) En ese sentido lo fantástico estaría más cerca de lo sobrenatural. Si bien no hay que tomarse esa afirmación a la carrera porque esta división es operativa. En todo caso, anuncia dos posibilidades de un mismo fenómeno. En cuanto a los surrealistas, no hacían esta diferenciación.  Su concepto de imaginación también era fantástico. Sin embargo nunca abordaron lo sobrenatural como tal. Ni se cuestionaron si esos mundos eran posibles, ni tampoco los negaron. La definición de Reverdy, dice: «La imagen es una creación pura del espíritu.» En todo caso oponían lo imaginario a la razón, a la cual consideraban una muralla a la que había que derribar. Así René Cravel, al comentar la obra de Dalí, afirmaba:



7

«En el desierto de lo racional, de lo abstracto, cuando pasa Dalí brotan (cual líquido placer) las fuentes de la irracionalidad concreta. Ahora bien, si eso concreto nos parece irracional, el error se debe únicamente a la razón. Esa vieja engreída que es la razón ha acabado por adoptar formas tan restrictivas, que el espíritu ha tenido que declararse contra ella en el transcurso de los últimos años. Paralizada, paralizante, ha introducido su opacidad entre el pensador sentado para pensar y la materia que se mueve, la materia que se metamorfosea, como si dicha materia no fuese en absoluto una materia a pensar. La razón, ese peón,  lo ensucia todo con su prudencia realista (...). Los intelectuales no aman el riesgo…» (8)

 
8

El sueño portátil despierta

El sueño viene a ser el otro caballero de la aventura surrealista, forma ese dueto con el automatismo escritural. Y quizá, aunque el sueño no es exclusivo de los surrealistas son los que mas lo llevaron al extremo. Había una estética del sueño como recurso o fuente de sus contenidos. Si en los románticos el sueño era una imagen de la muerte. El sueño para los surrealistas era un terreno nuevo por explorar. Pero no era cualquier sueño, sino que aspiraban así como la escritura automática, a desflorar el subconsciente. Creían en una forma de inducir el sueño, dirigirlo para que les condujese a un punto de partida. El sueño era una imagen de la realidad pero también del inconsciente y de lo profundo.

9

Una descripción clave la da el mismo Breton: «La futura armonización de sueño y vigilia implicará “una especie de realidad absoluta, super-realidad o surrealidad, si es que así puede llamarse.» (9) Y eso era así porque el sueño es el único terreno donde caben todas las posibilidades, y no solo de la imaginación sino también porque en el sueño habitan  reductos de la realidad. En ese sentido el sueño es una super carretera en dos vías. La realidad alimenta el sueño pero el sueño devuelve esa realidad mejorada por los contenidos propios del sueño. Bien lo decía un pintor muy alejado del surrealismo Alberto Durero quien escribió « …Guárdense mucho los autores de hacer algo imposible, de desfigurar la naturaleza; salvo que su tarea fuera realizar una imagen onírica, en ésta pueden mezclar todas las cosas…» (10) No es por casualidad que los surrealistas  hayan montado en el caballo del sicoanálisis, y tomado elementos de  La interpretación de los sueños de Freud. Pero el sueño del sueño viene de muchos antes. Siempre ha sido una obsesión en la mente y psiquis humana. Pero reducir todo el surrealismo al sueño, parecería desproporcionado. En fin el surrealismo no es una método, ni una técnica, ni mucho menos una escuela pictórica. Es un modo de ser, una actitud ante la vida. Un intento por atrapar lo invisible de la realidad, que en ese sentido desnaturalizado o refrenado por la razón, margina otros contenidos que coexisten en la siques humana.  Los surrealistas intentaron domar ese caballo salvaje y encabritado.

10
Decía Aragón, acerca del sueño: «Al sueño se le ha tenido desde muy antiguo por una forma de inspiración. Es en sueños como los dioses hablan a su víctima, etc. Hay que observar, sin embargo, que quienes se han ocupado de registrar sus sueños, al margen de preocupaciones literarias o médicas (…), no lo han hecho para establecer relaciones con algún más allá. Puede decirse que soñando se sienten menos inspirados que nunca. Relatan con fidelidad objetiva lo que recuerdan haber soñado. Incluso puede decirse que en ninguna parte puede alcanzarse una objetividad tan grande como en el relato de un sueño, puesto que aquí no hay nada que se llame censura, razón, etc., que se interponga entre la realidad y quien duerme, como sucede en el estado de vigilia(11). Para Reverdy la cosa era mas simple: «No pienso  que el sueño sea taxativamente lo contrario del pensamiento. Lo que de él me lleva a creer que no es mas que una forma más libre, más descuidada, de pensamiento(12) No obstante no era una evasión o un escape sin sentido, sino una búsqueda del otro lado del espejo, así como la luna también tiene su lado oculto y oscuro

11
Esto no es arte

Pero los surrealista no concebían el arte en cualesquiera de sus expresiones, como un fin en si mismo. El surrealismo no acepta, pues, el arte como un entretenimiento o una evasión ni siquiera lo miraban  desde un punto de vista estético. Tampoco buscaban la fantasía per se, y aunque hubiese algo de lúdico, —-a veces una veta de humor, quizá con acento nihilista— su intento iba más allá de lo lúdico. Tal como lo define la palabra surrealismo, era una intentona por ir más allá de la realidad, estar por encima de esa realidad;  pero no para encontrarse con un mundo fantasmagórico o inexistente; sino para vislumbrar vestigios de otro lenguaje o buscar vestigios de una  realeza perdida como decía G. Bataille. De otro estado mental que estaba más allá del mundo fabricado por la razón. O por el convencionalismo institucionalizados de la realidad.  Es pues, muy reconocido que los surrealistas no veían  el arte por  el arte,  sobre todo la poesía era solo una vía para la liberación, para desatar las ataduras  del pasado y de ese mundo del que huían a carrera limpia y al cual combatían fieramente. Hubo momentos que hasta llegaron afirmar que el surrealismo no tenía nada que ver con la literatura, sino que era una revuelta del espíritu.  Y llegaron a afirmar que el arte y la literatura solo eran medios pero no fines, lo dice un poeta menos conocido, Malcon  Chazal,  pero que refleja una idea que volaba como halcón metálico en las miradas ávidas y atentas de los surrealistas: 

Malcolm Chazal, decía: «La literatura no es un fin para mí, sino un medio. Por eso la hago lo más exigua posible a fin de que no me moleste. (…) No hago literatura: lo que hago es contar la vida». (13) Esa declaración de filosofía de vida, rotunda y sencilla,  acompañaba a los surrealistas, de ahí que no es extraño que también afirmaran: «1.El surrealismo es un medio de liberación total del espíritu. "2º No tenemos nada que ver con la literatura”.( Puede leerse completa en: Maurice Nadeau: Documents surréalistes, pág.42 (Editions du Seuil, París, 1948). 10 Y termina así: "El surrealismo no es una forma poética. Es un grito del espíritu que se vuelve hacia sí mismo decidido a pulverizar desesperadamente sus trabas". Esta declaración lleva la firma de todos los componentes del grupo surrealista en ese momento, entre ellos, Aragón, Artaud, Breton, Crevel, Desnos, Eluard, Leiris, Péret, Queneau y Soupault.»  (14)


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Entonces ¿qué era el surrealismo? No obstante, tal y como señala Michel Corrouges: «el surrealismo no era una filosofía en el sentido escolar de la palabra; le importa poco demostrar tesis hilvanado razonamientos abstractos. Esta inmerso en plena vida, y no en las zonas de las abstracciones .Sin embargo, es una filosofía en el mas amplio sentido de la palabra, porque expresa una nueva concepción del mundo y busca la posesión del universo »  (15)  No era una filosofía en sus contenidos ni métodos; pero si en su búsqueda, una obra en proceso: compaginar su intuición imaginativa con un mundo que apenas asomaba su rostro cambiante. Y que desdeñaba el peso de  las cosas ornamentado por un lenguaje que ellos no compartían.  El surrealismo nacía del abismo inmenso que se daba entre la realidad angustiosa y la aspiración a transformarse y transformar. Es decir que el surrealismo alojaba un  proyecto, algo que lo diferenciaba de los dadaístas, carentes de un proyecto de vida.

13

Las células maravillosas de la poesía

El dadaísmo fue un balbuceo fugaz, un precalentamiento rutinario;  y el surrealismo un discurso vitalista, la carrera definitiva por alcanzar al hombre integral. Decía Octavio Paz:  «Surrealism proposes no so much the making of poems as the transformation of men into living poem». (16)  Transformar al hombre en un poema vivo, es decir  el  hombre imaginante. De ahí que en su visión ese hombre que es poema vivo e imaginante es el hombre completo al que  aspiraban los surrealistas.  «El hombre es el olmo que siempre produce peras increíbles»decía O.Paz. Para Breton «las palabras viven su vida propia, creadoras de energía, y que en lo sucesivo pueden mandar al pensamiento». (17)     Para ellos el poeta es un médium, un alquimista del verbo, y como tal está para cultivar una visión, no para imponerla como un dogma. Y tal como procuraba atinadamente Aragón: «the marvellous in contemporary». (18) Es decir, «unearthing mysterious beauty just beneath the commonplace surface of things (in Le Paysan de Paris, 1926). (19) Y con eso afirmaban que no era una destrucción que  de lo viejo o caduco, sino una nueva mirada para percibir el mundo. Creía Antonin Artaud:

Le Merveilleux est à la racine de l'esprit
 (Lo maravilloso habita en la raíz del espíritu)

14

Y eso maravilloso, esconde un candor y revela un símbolo, era buscar en esa nueva mirada atisbos de lo arcaico pero con ojos de un niño. Por eso para ellos, «La literatura y la pintura clásicas dan la primacía al yo social y, parcialmente, al yo ficcional. Por el contrario, en el surrealismo, lo que ocupa el lugar central es un yo mucho más arcaico, el que vive la realidad con los ojos del niño pequeño en el adulto y que habla la realidad con el sistema lingüístico del niño pequeño en el adulto.» (20) Por eso en muchas de las pinturas de los surrealistas, —-sin considerar el acabado o la técnica —-vemos pinturas como si hubiese sido recién pintadas o  pensadas por un niño. Solo  pongámonos frente a un cuadro de Miro o Chagall. Pero mas allá de esa visión infantil del surrealismo, y que destacaba Breton para quien la infancia era el símbolo de la verdadera vida. Y que le hacia pensar a Octavio Paz, quien creía (muy cerca del azar objetivo) en el llamado del surrealismo: «De seguir el llamado, dice Octavio Paz al respecto, por cierto, es "partir a la reconquista de los poderes infantiles. Esos poderes -más grandes quizás que los de nuestra ciencia orgullosa- viven intactos en nosotros.»

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Un telegrama del siglo XIX llama al teléfono  

En ese contexto eso  maravilloso que buscaban los surrealistas, nos acerca al mundo del realismo fantástico de Kafka o al realismo mágico de Gabriel García Márquez, y aun más a eso que Alejo Carpinter denomino  lo real maravilloso. Pero antes que ellos, hubo otro señor soñador y concreto, llamado Novalis, de acentuada mirada romántica, discípulo de Shiller y Fichte, y quien acuño el término lo idealismo mágico. Llego a tener enorme interés por el mundo interior y por lo maravilloso. El creía que «El poeta es un mago que puede transformar las cosas en pensamientos, y los pensamientos en cosas, al fin, todo será poesía.» ¿Pensaba cómo romántico o como surrealista? Una frase como esa la hubieran tomado muchos surrealistas fundadores y quiza hubiesen  levantado sus manos para agitarlas  frente al rostro del viento.  Aspiraba Novalis a unir lo invisible con lo visible, lo natural con lo sobrenatural. Amparado en su interés en lo maravilloso y en sus introspectivos monólogos interiores llego a convocar cierta  influencia en  los círculos bulliciosos del surrealismo. Pero este maravillarse no es otra cosa que el Thauma griego, la capacidad de asombro: actitud de arranque vital del filósofo y del científico, y tambien del artista.  Novalis anticipo con mucho tiempo el tejido social del surrealismo, aunque sintético y abstracto, pero caminante atento  que busca más la  totalidad que los métodos,  fue en algunos fragmentos de sus textos precursor de los manifiestos surrealistas,  y ahora oigámoslo atentamente:


Todo tiene que penetrar en todo;
Todo tiene que florecer y madurar por todo;
cada cosa dibuja en las demás su propia imagen
y se mezcla en la corriente con todas las demás,
y ávida se precipita en sus profundidades;
allí rejuvenece su esencia original,
Y cobra allí mil nuevos pensamientos.
El mundo se hace sueño, y el sueño, mundo
y aquello que creíamos cumplido
solamente le vemos acercarse de lejos.
Empieza el reino libre de la Fantasía:
a su gusto y placer entrelazar los hilos;
velar aquí unas cosas; desplegar allí otras,
y al fin, difuminarlas entre mágica niebla. (21)

Fragmento de Enrique de Ofterdingen, novela, escrita entre 1898 y 1801.


16

¿Qué le dijo una pared blanca a una pared negra?

Nos viene a la memoria una frase que el escritor J.D.Salinger (quien no era surrealista, pero si muy cercano a las filosofías orientales), en uno de sus cuentos mas conocidos le hace decir a uno de sus personajes, un niño de cinco años de nombre Charles, algo que podría ser un adivinanza, pero debajo de la piel es un signo de interrogación surrealista. El niño le pregunto a un adulto. ¿Que le dijo una pared a la otra? Pensemos en el elemento surrealista de la frase: una pared que habla con otra. Y pesemos que es un niño quien hace la pregunta. El adulto no contesta o no sabe la respuesta. Entonces el niño le contesta: lo que una pared le dijo a la otra es Nos veremos en la esquina. (Por supuesto esta hablando de dos paredes que se reúnen en la esquina.) Creo que esa anécdota resume parte de lo que es el mundo surrealista, la búsqueda en lo que ya esta. Como decía Breton el más allá esta acá. Para ellos lo misterioso y lo maravilloso estaba en lo cotidiano, en la vida misma.  


17

Pero eso lo maravilloso esta en las cosas mismas, coincidiendo con Husserl, «desde abajo, de las  cosas mismas». (22) Y para él el azar objetivo es el que da lugar a lo maravilloso en lo cotidiano, a las fuerzas ocultas, las hace hablar la escritura automática. No era un proyecto por cambiar lo existente, sino como mirar de nueva forma lo que ya existía. Sobre ese proyecto de vida vía poesía, Bernard Gros señala que fue Peter Brooks quien citando a T.S.Eliot, en Tradition and Individual Talent; señalaba que «el poeta no debe  expresar su personalidad, sino su médium, es decir los medios y sustancia de su arte. El poeta se sitúa ante la página en blanco no esta para expresarse, sino para construir una palabra nueva a partir  de los datos del  lenguaje y la retorica que ha heredado». (23). M. Corruages justifica este proyecto de vida porque «Vivimos en los escombros del paraíso. De ahí que, además, contemos con la esperanza de alcanzar el punto supremo (24)

 En ese largo sueño, jornada onírica. Breton en su obra Les vases comunicantes (1932) Explica de una manera más categórica y amplia ese tráfico entre la realidad y los sueños, y el despunte desde el oficio del poeta de un recurso técnico del surrealismo:   

«The spirit is marvelously prompt to seize  the faintest rapport  that  exists between two objected selected by chance and  the poets know  that  they can   always,  without fear of  deceit, that the one is like the others : the only hierarchy  that may be established among poets can rest solely  upon the greater  or lesser liberty which they demonstrate in this respect »   (25)


18

Ahora cotejemos lo anterior con lo que pensaba Pierry Reverdy sobre ese cruzamiento de contrastes y empalme de realidades, en términos del lenguaje poético

           Sobre esas dos realidades: No puede nacer de una comparación, sino del acercamiento de dos realidades más o menos alejadas.
            Conforme las relaciones de las dos realidades aproximadas sean más lejanas y exactas, la imagen será más fuerte, tendrá más potencia emotiva y más realidad poética.
            Dos realidades sin ninguna relación entre sí no pueden ser aproximadas útilmente (…).
            Una imagen no es fuerte porque sea violenta o fantástica, sino porque la asociación de ideas producida sea lejana y exacta. (…).
            Lo grande no es la imagen, sino la emoción que ella provoca (…).
            La emoción así provocada es pura, poéticamente, porque nace fuera de toda imitación, de toda evocación, de toda comparación. (26)

Paul Éluard explica la naturaleza final de ese proyecto hecho poesía:

Le poéte est celui qui inspire bien plus que celui qui est inspiré.
El poeta es quien inspira más que quien es inspirado. (27)

19

El amor se eriza en el escritorio sublime 
  
No obstante,  en ese proyecto de vida había una palabra más: amor. Y resulta quizá forzado, meter esa palabra con todas sus connotaciones en el paisaje caótico, y fragmentario del surrealismo. Pero, salen a flote los poemas amorosos y liricos de Elaurd. Aldo Pellegrini lo resume así: «"Una mujer es más bella que el mundo en que vivo". El amor, para Eluard, no deja de ser ante todo acto físico, "vida inmediata", según la expresión del poeta, pero desde allí lo eleva hasta un significado metafísico. En la metafísica poética de Éluardel amor se concibe como único contacto posible del yo con el mundo del no-yo, con la totalidad del universo. Fuera del amor, al hombre sólo lo espera la angustia de la soledad y el desamparo en un mundo hostil.»   (28)  

Y Breton mismo arriesga su visión en el poema Unión libre:
  
Mi mujer de cabellera de llamas de leña/De pensamientos de relámpagos de calor/De talle de reloj de arena/Mi mujer de talle de nutria entre los dientes del tigre/
Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas /de última magnitud (…)

Un poema en que el poeta se pierde en busca de una mujer esperada o quizá solo soñada. Un destello del arquetipo, pero que resume el sentido de unidad y de libertad: unión libre. Pero visto el panorama completo, el amor en los surrealistas, deviene en dos corrientes, el amor  por la humanidad, por ese hombre que soñaban libre e irredento. Pero dentro de esa libertad: «Para los surrealistas, la verdadera revolución es la victoria del deseo (29) Mas adelante H. Béhar y M. Carassou, agregan: «[El amor surrealista] emana de una sensualidad trastornada por la espera de una felicidad que está más allá de la sola satisfacción de los sentidos » (30)


 20

Y en ese amor a la mujer a veces asoma como un amor sublime pero también un amor lleno de erotismo, pero que oscilaba como afirmaba Benjamin Peret en esa bifurcación entre la mujer niña y la mujer hechicera. La primera como un amor salvífico, la segunda como un amor de mujer fatal.    
  
Dice Aragón: «Mujer, tomas, por tanto, el lugar de toda forma (…). Eres el resumen de un mundo maravilloso, del mundo natural, y quien renace cuando cierro los ojos. Eres el muro y su abertura. Eres el horizonte y la presencia (…)» (31).
Pero los surrealistas, en ese vaho de misterio también agregaban el amor, por eso Éluard dice:
yo canto para cantar y amo para cantar
el misterio en el que el amor me creó y se liberó(32)

Y también agregan lo maravilloso, esa palabra tan idolatrada  por  ellos  y que trasmuta todo el centro en la visión y compresión de la mente surrealista. 

«Lo maravilloso expresa la tendencia del hombre a realizarse en pos de un arquetipo ideal, y ese arquetipo está dado en la unidad del mundo en que vivimos2. Lo maravilloso no constituye una negación de la realidad sino la afirmación de la amplitud de lo real, que abarca el mundo visible (aquel que tiene acceso a nuestros sentidos) y el mundo invisible. La poesía sumerge al hombre en ese mundo total -visible e invisible - al cual alude lo maravilloso. Pero la fuente primera de lo maravilloso es la vida misma, y la poesía es, ante todo, expresión de ese asombro de vivir. Pero no debe ser sólo expresión, debe llegar a ser parte de la vida –con todo lo que tiene ésta de tumultuoso e imprevisible -, impulsada por una energía motora: el amor,
marchando por un camino no trazado: la libertad.»  (33) 


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El antifaz misterioso no tiene audífonos  

El misterio de lo inesperado, nos revela un destello de esa otra realidad que tan afanosamente buscaban los surrealistas. Y ese gesto se ha convertido en una contraseña. Y ese modo de encarnar la visión surrealista y  de concebir el lenguaje poético, nos recuerda a Federico García Lorca,  que también incursiono en el surrealismo, decía García Lorca, en una de sus frases más conocidas: «Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse y que forman algo así como un misterio.»Uno puede leer un poema surrealista o contemplar una pintura surrealista, y siempre se quedara ante la impresión de que por ahí camina  un misterio. Y que algo que está ahí nos hace un guiño de ojo  o ronda desapercibidamente de lado a  lado. Y esto significa que cerca del misterio siempre habrá una revelación, pero no siempre esa revelación nos será dada.   Ese juego de ases: misterio y revelación ha constituido una solida retorica en la mente del surrealismo y en la razón asombrada de los espectadores.

Por eso encontramos misterio en la pintura y en la poesía surrealista. Decía Magritte:
«El misterio de lo ordinario’ responde a la petición del propio Magritte de que “los objetos cotidianos griten fuerte”, que se humanicen y reivindiquen. Así, inventa los ‘biboquets’, un híbrido entre pieza de ajedrez y pata de una mesa que se miran y se citan en ‘El reencuentro’; y a la vez descompone la anatomía humana y la desordena en ‘Entreacto’ y ‘El doble secreto’.» (34)


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Y esto del misterio, nos lleva a como afirmaba  René Char, quien considera a la poesía «un entendimiento con lo inesperado». (35)  Levi Strauss desde el mito, pero no tan lejano con lo que pensaban los surrealistas afirmaba:   «Que es el sentido a mi juicio. Un sabor especifico percibido por una combinación  de elemento, cada uno de los cuales, tomados en particular, no ofrecería un sabor  parecido»  (36)

Para ellos la poesía constituía un misterio  poético, y ese misterio  estaba ligado a la gran obra de la alquimia de la palabra. Y la poesía era el medio por excelencia para manifestar  esa visión surrealista que deseaba emparejarse con la realidad originaria y final.  Coincidía  M.Corruage, al asevera sobre la gran obra poética de los surrealistas:  

Para ello la poesía no era una meta en si, ni se reducía a una capacidad intelectual o inspirada del juego verbal. Sino que era el vehículo que articulaba todo ese mundo surrealista, era la plenitud del surrealismo como movimiento Sabido es que la palabra poesía […] no designa una fabricación ordinaria más que para aquellos que la reducen a orfebrería verbal. Pero, para aquellos que conservan el sentido del misterio poético, la poesía es un “acto sagrado”. Es decir, excede la habitual escala humana de la acción. Como la alquimia, trata de unirse al misterio de la “creación primordial”, es decir, realizar la Gran Obra en el fogón del microcosmos. (37)



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Notas bibliográficas

1. Paz, Octavio, citado por Robert Short, Dada and Surrealism. Modernism, Edited by Malcon Bradbury and James McFarlane. 1974, p. 303. «El surrealismo buscaba no tanto hacer poemas como la transformación del hombre en poemas vivos.» (Traducción libre Plaza de las palabras)
2. Las astros te adivinan, las nubes te imaginan. Versos de Paul Elaurd,(La traducción es de la fuente original.)
3.  Poema Monsieur  V de André Breton: No se podría describir con arte/El aparato para agarrar el zorro azul. Traducción de Alberto de Olveira  
4. Kosmos, palabra de origen griego, usada o acuñada por primera vez por Pitágoras. En el sentido griego original comprendía: el orden, la correspondencia y la belleza.  Y reflejaba ese ánimo primigenio de una doctrina del parentesco (correspondencia) de la naturaleza.  
4. Manifiesto Surrealista de 1924.
5. Lapoujade, María Noel. Filosofía de la imaginación. Siglo XXI, 1988, p.238
6 Entrada Paul Elaurd.  Literatura. (Diccionario) Obra bajo la dirección de Bernard Gros, Ediciones Mensajero. Bilbao, versión en español Juan José Ferrero, 1976, p. 175
7.  Ob. Cit., Lapoujade, María Noel, 1988, p.138
8.  Citado René Crevel, “Nouvelles vues sur Dali et l’obscurantisme” (1933), en L’Esprit contre la raison, París, Tchou, 1969, pp. SUFISMO Y SURREALISMO. SELECCIÓN DE TEXTOS. Adonis en Español
9. Gonzales, Emiliano SURREALISMO Y CIENCIA-FICCIÓN (I) | Nov. 18, 2015, REVISTA PENUMBRIA 
10.Casanova y Llaca, Fernando,  Surrealismo o la realidad de los sueños.  Oct. 8, 2011.
11Citado   Aragon, Traité du style, París, Gallimard, 1926, pp. 182-183. (Cit. por H. Béhar y M. Carassou, ibíd., p. 187 publicado 25th March 2009 por ORIENTE Adonis. SUFISMO Y SURREALISMO. SELECCIÓN DE TEXTOS. Adonis en Español.
12.Idem., citado  Pierre Reverdy,: en La Révolution surréaliste, nº 1, 1er décembre 1924(Cit. por H. Béhar y M. Carassou, ibíd., p. 189) . SUFISMO Y SURREALISMO. SELECCIÓN DE TEXTOS. Adonis en Español.
13. Citado por Aldo Pellegrini. ANTOLOGÍA DE LA POESÍA SURREALISTA de la lengua francesa. Estudio preliminar, selección, notas y traducción de Aldo Pellegrini Compañía General Fabril Editora. Buenos Aires (PDF), p. 19
14.Idem., citado por Aldo Pelligrini. pagina 9 y 10
15. Ob., cit., Baron,Jacques. El dadaísmo y el surrealismo. Literatura. (Diccionario), 1976, p.548
16.Citado Octavio Paz, por Robert Short ,Dada and surrealsim, en ob., cit., Modernism,  1974, p. 303. Para la traducción véase nota 1.   
17. Ob., cit. Baron, Jacques,1976, p. 552
18.  Ob., cit., Louis Aragón citado.  Robert Short, 1974 p. 307.Tambien trascribimos por su importancia un párrafo entero de Lo maravilloso moderno surrealista y el lenguaje de la poesía infantil y popular Ángel Luis Luján Atienza Universidad de Castilla-La Mancha:  Louis Aragon (1998: 43) acuña la denominación de «maravilloso moderno» (merveilleux moderne) en 1919, y unos años después insiste en el «Prefacio a una mitología moderna» de Le Paysan de Paris (1926) al proponer un «merveilleux quotidien» (Aragon, 2007: 149). En torno a esa fecha Michel Leiris comienza a redactar una obra sobre lo maravilloso y su historia que queda inacabada (Leiris, 2000; Collani, 2009). Uno de los capítulos de los que iba a constar el libro se titula precisamente Le merveilleux «moderne», que el autor relaciona directamente con el surrealismo, pues para él lo maravilloso es «en suma, todo lo que puede resumir este término aún misterioso e impreciso: la SURREALIDAD [SURRÉALITÉ]» (Leiris, 2000: 48-49).
19.Citado Luis Aragon Ob., cit. Robert Short, p.307.  «Descubrir la belleza misteriosa justo debajo de la superficie común de las cosas.» (Traducción libre de Plaza de las palabras).
20.  Ob., cit Ángel Luis Luján Atienza.
21. Ob.cit. Lapoujade, Maria Noel, 1988, p. 239. Texto que la autora analiza desde la perspectiva de la imaginación, trasladada a la filosofía y a  la poesía, en el proceso formativo de la totalidad. 
22. Ob.,cit., Lapoujade, María Noel, 1988,p.109
 23. Ob., cit., Bernard Gros. Panorama histórico, (diccionario) 1976, p.223    
24. Citado Michel Carrouges, André Breton et les données fundamentales du surréalisme, p. 43.Ob., cit., SUFISMO Y SURREALISMO.SELECCIOND E TEXTOS.  
25.  Ob.cit.  Robert Short.p.303.  « El  espíritu es maravillosamente pronto a tomar la más vaga compenetración que exista entre dos  objetos seleccionados ocasionalmente, y los poetas saben que ellos siempre podrán, sin temor a engañarse, que el uno es como los otros: la única jerarquía que puede se establecida entre poetas puede descansar solamente sobre la  mayor o menor libertad con que ellos realizan su obra. » (Traducción libre Plaza de las palabras)    
26.Citado Pierre Reverdy, Nord-Sud, París, Flammarion, 1975, pp. 73-75. (Cit. por H. Béhar y M. Carassou, ibíd., pp. 354-355). Ob., cit., SUFISMO Y SURREALISMO: SELECCIÓN DE TEXTOS 2009
27. Idem., Citado Paul Éluard, Ralentir travaux, en Oeuvres completes, I, p. 270. (Cit. por H. Béhar y M. Carassou, ibíd., p. 339). SUFISMO Y SURREALISMO: SELECCIÓN DE TEXTOS 2009 ( La traducción del verso al español es del texto original.)
28. Ob., cit  Pellegrini,Aldo, p.17
29. Citado Maurice Nadeau (Cit. por H. Béhar y M. Carassou, ibíd., p. 120). Ob., cit., SUFISMO Y SURREALISMO: SELECCIÓN DE TEXTOS. 2009.
30.  Idem., H. Béhar y M. Carassou (Ibíd., p. 132).SUFISMO Y SURREALISMO: SELECCIÓN DE TEXTOS 2009 
31. Idem., L. Aragon. Le Paysan de Paris (1928), París, Gallimard, 1961, pp. 208-210. (cit. por H. Béhar y M. Carassou, ibíd., pp. 137-139).SUFISMO Y SURREALISMO: SELECCIÓN DE TEXTOS 2009 
32. Idem.,citado  Elaurd, Paul , Capitale de la douleur, en Oeuvres complètes, I, París, Gallimard, 1968, pp. 140-141). (Cit. por H. Béhar y M. Carassou, ibíd., p. 140).SUFISMO Y SURREALISMO: SELECCIÓN DE TEXTOS 2009 
33.Ob., cit.,  Pellegrini, Aldo, p. 11
34. LA VUELTA DEL SURREALISMO ES REAL,   DICIEMBRE 17 DE 2013
35.  Citado Rene Char, Ob.cit.  Pellegrini, Aldo, p. 19
36. André Akoun, Las nuevas formas de la critica.(diccionario) Ob., cit. 1976, p.121
37.Citado  M. Carrouge, André Breton et les données fondamentales du surréalisme, París, Gallimard, 1971, pp. 84-85. (Cit. por H. Béhar y M. Carassou, ibíd., pp. 254-255).Ob.cit. SUFISMO Y SURREALISMO: SELECCIÓN DE TEXTOS, 2009.

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Enlaces

ANTOLOGÍA DE LA POESÍA SURREALISTA de la lengua francesa
Estudio preliminar, selección, notas y traducción de Aldo Pellegrini
Compañía General Fabril Editora (PDF)  (Solo incluye el prologo)

SUFISMO Y SURREALISMO: SELECCIÓN DE TEXTOS, 2009 

Lo maravilloso moderno surrealista y el lenguaje de la poesía infantil y popular
Ángel Luis Luján Atienza. Universidad de Castilla-La Mancha



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Créditos

Imaginería surrealista

Erick Johansson, fotógrafo surrealista sueco
Xue Jing , pintor surrealista y figurativo chino
Extensive Archive of Avant-Garde & Modernist Magazines (1890-1939) Now Available Online
El surrealismo y el sueño
José Jiménez

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Créditos de las Ilustraciones

El número debajo de las ilustraciones corresponde a la ilustración a fin de ubicar más fácilmente los créditos.

1. Zorro azul, acuarela, Luqman Reza, conocido como Jongkie, pintor indonesio
2. Rostro, pintura Xue Jing, pintor chino
3. Arqueología de las bellas artes, cartel,  1929.  Extensive Archive of Avant-Garde & Modernist Magazines (1890-1939) in Art, Literature, Magazines September 2nd, 2014
4. La revolución surrealista, portada, diciembre 1924. En El surrealismo y el sueño por  José Jiménez 
5. Surrealismo, portada revista, 1924 Extensive Archive of Avant-Garde & Modernist Magazines (1890-1939) in Art, Literature, Magazines September 2nd, 2014
6. La tentación de San Antonio, pintura, Dalí, 1946 
7.  El vuelo de una abeja sobre una granada(…), pintura. Dalí  
8. La pureza del sueño, pintura, Georgio De Chirico, 1915
9. Constantin Brancusi: El sueño [Le Sommeil] (1908).
Escultura de mármol. Fotografía del propio Brancusi. Negativo de gelatina de plata
sobre vidrio, 18 x 13 cm. Centro Pompidou, París.
10. Tensión, pintura, Xue Jiye pintor chino
11. La traición de las imágenes, pintura, René Magritte, 1929
12. Columna rota, pintura, Frida Khalo, 1944
13. Impact,  Fotografía, Erik Johansson, 2016
14. Así que se bajo del árbol, pintura Marc Chagall, 1933 
15. El antiguo horizonte, pintura,  Yves Tanguey,1928 
16. La incertidumbre del poeta, pintura, Georgio De Chirico, 1913
17. Misterio y melancolía en una calle, pintura, Georgio De Chirico, 1914 
18. El bosque olvidado, Leszek fotografía digital,  Bujnowski, fotógrafo.
19.  Papilla estelar, Remedios Varo, 1958
20.  Coffe Kiss, esculturaJohnson Tsang
21. La gran guerra del as fachadas , Magritte,1927
22.  Armonías Caras design  
23. Fantasía Biológica, Helen Lundeberg, 1946
24. Pechada, pintura, Xue Jiye, pintor chino
25.  Luchadores, pintura, Xue Jiye, pintor chino
26. El zorro azul, Franz Marc, 1911