Plaza de las
palabras en
su sección Crítica y reseña hondureña,
presenta un ensayo acerca de la poeta Clementina
Suárez*, por de la escritora María
Eugenia Ramos, **, texto que sirvió de Nota
Preliminar a la edición de la Poesías
completas de Clementina Suárez, (UNAH, 2012).
CLEMENTINA
SUÁREZ POESÍA COMPLETA
Nota preliminar
¿Quién hay ahora que no se
rebele
y no tenga en el alma una voz
incendiada?
Luchando estamos por el sitio
del cuerpo
hasta por la inicial del
nombre.
Clementina Suárez
L
|
oca”,
“irreverente”, “bohemia”, “atrevida”, “inconforme”, “rebelde”, “perversa”,
“cínica”. Estos han sido algunos de los calificativos utilizados para definir a
Clementina Suárez, especialmente en el medio hondureño, quizás porque, como
señalara el orador y escritor mexicano José Muñoz Cota, “los hondureños […] solamente tienen ojos para escandalizarse ante sus
movimientos, pasmarse ante sus audacias y cruzarse de brazos con sus gestos”.1
Desde
luego, no todos los hondureños y hondureñas hemos compartido esta visión, que
si bien forma parte de la leyenda de Clementina Suárez y su poderoso atractivo,
resulta incompleta a la hora de valorar el significado de la vida y la obra de quien
como mujer y como poeta se adelantó a su tiempo. Medardo Mejía fue de los
primeros en vislumbrar la significación continental de Clementina al afirmar
que “ha superado su concepción estética”;
“ha hecho quedar lejos la rebeldía amatoria de Juana de Ibarborou y mucho más
lejos la canción lunar, jazmines […] y paralelamente va dejando abandonados a
los grupos que la admiran […]. Y tuvo la gallardía de reconocer que “aun yo, su
viejo compañero y amigo, quedo como un fracaso artístico, desgreñado entre músicas
rotas”.2
El
historiador Ramón Oquelí se refirió en 1966 a Clementina Suárez como “una figura femenina que ha simbolizado siempre la inconformidad, el no
uncirse a los carros de triunfos momentáneos, el no saber venderse, el de hacer
surgir en la pobreza y casi como un milagro, la dignidad”; elogio
particularmente significativo si se toma en cuenta que en el mismo artículo
afirma que “mi generación (en la que
incluyo a los nacidos entre 1930 y 1944) ha crecido sin maestros. Lo más que
tuvimos fueron eficientes profesores […]. Pero no encontramos claros ejemplos a
seguir, sensibilidades alertas a lo que ocurría en el mundo, y que se hubieran
atrevido a denunciar nuestro progresivo embrutecimiento”.3
Otros escritores hondureños también
se refirieron en términos elogiosos a Clementina Suárez, entre ellos Augusto C.
Coello, Marcos Carías Reyes, Rafael Paz Paredes, Martín Paz y Hostilio Lobo. No
obstante, han sido intelectuales de otros países de América Latina quienes han
sabido valorar con mayor precisión la obra poética de Clementina Suárez. Para
el caso, en 1957 el poeta guatemalteco Alfonso Orantes afirmaba que “Clementina Suárez ha demostrado […] a
través de una existencia fervorosa y fecunda en realizaciones, clara y heroica,
que no nos equivocábamos al anunciar, con su aparecimiento, a un poeta
auténtico con fresca inspiración original que ahora, en su madurez, nos ofrece
una obra llena de vigor, equilibrio y depuración […] logrados por la precisión
de su lenguaje, la sobriedad de las metáforas y la abundancia de bellas
imágenes”.4
Por su parte, la poeta, ensayista y
dramaturga salvadoreña Matilde Elena López apuntaba: “Desde Safo nunca había vibrado una voz tan altamente lírica como la de
Clementina Suárez. Una voz que conlleva gritos universales y resonancias
profundamente humanas. Pero si Safo cantó al amor como no se había cantado
nunca, como un puro esplendor de ternura que causó admiración a los griegos
hasta el punto de considerar a la poetisa de Lesbos como a la décima musa, en la poesía de Clementina Suárez hay algo
más: un hondo sentimiento trágico y universal […].”5
Y mientras el poeta guatemalteco Otto
René Castillo sostenía que “estamos en
deuda con Clementina Suárez, es incalculable lo que Centroamérica le debe a
Clementina Suárez”,6 la poeta
salvadoreña Claudia Lars atestiguaba:
“En
Veleros, Clementina se revela como la
primera poetisa centroamericana que […] está ya suficientemente experimentada
para asumir su responsabilidad de artista […]. Mientras nosotras (sus hermanas
del arte) no abandonábamos aún los gastados y roídos temas del mundo que se
acaba, Clementina vivía valientemente la verdad de su sueño y de su sangre,
pisoteaba prejuicios, desgarraba máscaras engañosas y se mezclaba al clamor de
los humildes miserables. […] Debo a Clementina Suárez la primera llamada, en mi
arte, hacia lo colectivo.”7
De estos juicios emitidos por autores
y autoras cuyo prestigio ha sobrepasado las fronteras centroamericanas, se
desprende que de Clementina Suárez no conocemos aún lo suficiente en nuestro
propio país. La mayoría de los estudios que se han hecho sobre ella enfatizan en
su vertiente erótica; o, más que en su obra, se enfocan en las vicisitudes de
una vida sin duda excepcional. Para llegar a entender a cabalidad la
importancia de esta figura renovadora de la poesía hondureña, es preciso
conocer la totalidad de su obra, lo cual no había sido posible debido a la
dificultad para encontrar ejemplares de los libros que publicó en vida, con
excepción de las antologías.
En tal sentido, y parafraseando a
Otto René Castillo, es necesario decir que “seguimos en deuda con Clementina
Suárez”. Hacen falta estudios que profundicen en las vertientes históricas y
literarias de su poesía; en su evolución creadora, del sentimentalismo
romántico e ingenuo de sus primeras obras, a un estilo vanguardista, no solo en
la forma, sino en el contenido. Es de suma importancia entender, por ejemplo,
cómo la revolución socialista de octubre en Rusia, cuyos ecos le llegaron en su
viaje a La Habana, en los años treinta, y el haber conocido en México al poeta
español León Felipe, brillante figura de la generación de 1927, influyeron en
la temática y las metáforas empleadas por Clementina Suárez a partir de Veleros; y por qué temas universales
como el amor de pareja, la maternidad y la muerte, son tratados de manera
dramáticamente distinta por la misma autora cuando comparamos, por ejemplo, Corazón sangrante, su primer libro,
publicado en 1930, con De la desilusión a
la esperanza, de 1944.
El carácter fundacional de la poesía
de Clementina Suárez ha sido reconocido por estudiosos como Rigoberto Paredes: “Desconocer su nombre (...) sería como privar
a nuestras letras y, por qué no decirlo, a un período significativo de la
actual formación cultural hondureña, de una voz, de una actitud con caracteres
fundacionales”.8 Sin embargo, aún hace falta precisar las características
que alejan a Clementina Suárez de la poesía hondureña escrita por sus
contemporáneos y la colocan entre los y las poetas de vanguardia de América
Latina; por ejemplo, en poemas como “Poema del paso desatado”, incluido en el
ya mencionado De la desilusión a la
esperanza, o “En pretérita casa”, de El
poeta y sus señales, publicado en 1969.
Dicho en otras palabras, solo al leer
la obra completa es posible, no solo seguir las huellas de ese “aprendizaje
difícil”, como lo llamara Helen Umaña, 9 sino identificar a dónde llegó
Clementina Suárez como poeta, con el propósito de trascender el mito y ubicarla
finalmente en el lugar que le corresponde dentro de la literatura hondureña.
Estas son algunas de las razones que
llevaron a la Editorial Universitaria a acometer la tarea de recopilar la obra
completa de esta sorprendente mujer. Sorprendente en cualquier época, pero más
aún al recordar que nació a principios del siglo pasado en Olancho, de familia
terrateniente, vivió en la Tegucigalpa de la primera mitad de ese siglo,
confrontada con una sociedad en la que el patriarcado y el puritanismo han
estado firmemente arraigados, y publicó gran parte de su obra durante la
dictadura de Tiburcio Carías Andino.
Hay que decir que no hemos sido los
primeros en intentar reunir todos sus libros en un solo volumen. Los
investigadores e investigadoras que se propusieron hacerlo antes que nosotros
saben que de la Biblioteca Nacional se han perdido, en anteriores administraciones,
las obras que en su momento donó la familia de la poeta. Si bien el escritor
Eduardo Bähr, actual director de esa institución, nos facilitó los escasos
títulos de Clementina Suárez que pudo encontrar, fue su hija Alba Rosa Suárez
quien nos confió los que tal vez sean los últimos ejemplares originales que
quedan de Corazón sangrante y de De la desilusión a la esperanza, así
como un facsímil del poemario en prosa De mis sábados el último, además de varias fotografías de gran valor.
Debemos agradecer también al poeta
comayagüense Néstor Ulloa, quien tuvo la buena fortuna de encontrar y rescatar
un ejemplar original de Los templos de
fuego y gentilmente lo puso a nuestra disposición.
Todo este esfuerzo no hubiera podido
llegar a feliz término sin el invaluable apoyo que desde la Universidad de New
Hampshire nos brindó la profesora Janet Gold, estudiosa de la literatura
latinoamericana y biógrafa oficial de Clementina Suárez. Ella escaneó y nos
envió en archivo digital los poemarios que no habíamos encontrado en ninguna
otra parte: Iniciales, Veleros y
Engranajes, con lo cual finalmente pudimos incorporar la totalidad de los
títulos que forman la obra publicada por Clementina Suárez.
En esta edición se han organizado los
libros en orden cronológico a partir de 1930, fecha de publicación de Corazón sangrante e Iniciales, este último un libro colectivo que reúne poemas de
nuestra poeta, del hondureño Martín Paz y de los mexicanos Lamberto Alarcón y
Emilio Cisneros Canto.10 Siguen De mis
sábados el último, poemas en prosa, y Los
templos de fuego (ambos de 1931); Engranajes, poemas en prosa y verso
(1935); Veleros (1937); De la desilusión a la esperanza (1944); Creciendo con la hierba (1957); Canto a la encontrada patria y a su héroe (1958); El poeta y sus señales (1969); y Con mis versos saludo a las generaciones
futuras (1988). De los dos últimos, por tratarse de antologías, solo se
agregan los poemas que no figuran en los libros anteriores. Los poemas que la autora
incluyó en más de un libro aparecen una sola vez, en el que corresponde a la
primera publicación, con una explicación a pie de página.
En esta edición se incluyen solo los
poemas que Clementina Suárez aportó a esta obra colectiva. Finalmente, en el
apartado Otros poemas, se incluyen
dos que no figuran en ninguna de las obras antes mencionadas, pero aparecen sin
fecha en el Índice general de la poesía
hondureña, de Manuel Luna Mejía,
publicado en 1961.
Se han omitido los prólogos, en
algunos casos por tratarse de meras palabras de cortesía de algún amigo, y
además porque todos están disponibles en el compendio de reseñas y artículos Clementina Suárez, citado en esta nota.
Se ha respetado la forma de escribir
propia de la autora, incluyendo el uso de ciertas palabras no aceptadas en el
español, en cuyo caso se hace la anotación correspondiente, salvo que su
significado sea evidente en el contexto o sean parte del habla hondureña. No obstante,
se ha procurado modernizar la ortografía, respetando, sin embargo, el uso de
algunas mayúsculas que para la autora eran de gran significación, por ejemplo,
en la palabra “amado”.
Esperamos que el esfuerzo de la Editorial
Universitaria por lanzar esta publicación en el marco del Año Académico 2012 “Clementina Suárez”, llamado así por las
autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en reconocimiento de
los méritos de la poeta, encuentre amplia acogida en los ámbitos literarios y
académicos de Honduras y del extranjero. Pero, sobre todo, confiamos en que
contribuirá a que las nuevas generaciones conozcan y hagan suyo el legado de
esta mujer irrepetible, haciendo honor a su testamento poético: “Hoy mi pequeñísimo cuerpo empuja las
estrellas / y con mis versos saludo a las generaciones futuras”.
Ciudad Universitaria, octubre de 2012.
/ María Eugenia Ramos
Notas
de píe de pagina
1
Muñoz Cota, José (s.f.). “A través de mi cámara en el cumpleaños de
Clementina”, en
Clementina
Suárez (1982). Tegucigalpa: Litografía López, p. 69.
2
Mejía, Medardo (s.f.). “Clementina Suárez”. En op. cit., pp. 9-10.
3
Oquelí, Ramón (1966). “Clementina Suárez”. En op. cit., p. 129.
4
Orantes, Alfonso (1957). “Clementina Suárez, ángel rebelde y la permanencia
poética”.
En
op. cit., p. 19.
5
López, Matilde Elena (s.f.). “Creciendo
con la hierba de Clementina Suárez”. En op. cit., p. 23 (el subrayado es
mío).
6
Castillo, Otto René (1967). “Clementina Suárez en Centroamérica”. En op. cit.,
p. 79.
7
Lars, Claudia (s.f.). “Palabras sobre Clementina Suárez”. En op. cit., p. 85.
8 Paredes, Rigoberto (1988). Prólogo a la
antología Con mis versos saludo a las generaciones futuras. Tegucigalpa:
Ediciones Paradiso. Citado por Ramos (2002), en Visión de país en Clementina
Suárez y Alfonso Guillén Zelaya. Tegucigalpa: PNUD, Colección “Visión de País” N° 4.
9
Citada por Ramos (2002).
10
En esta edición se incluyen solo los poemas que Clementina Suárez aportó a esta
obra
Colectiva
*, Clementina Suárez (1906-1991)
Poeta emblemática
hondureña, se le considera una poeta fundacional, y que es un referente para la literatura hondureña, como lo es Juana de Ibarborou para la poesía uruguaya o Gabriela Mistral para poesía
chilena.
**María Eugenia Ramos
Escritora
hondureña, quien conoció personalmente a la poeta Clementina Suárez, y sobre la
cual escribió un par de ensayos, uno de ellos Visión de país en Clementina
Suárez (…). Tegucigalpa: PNUD, Colección
“Visión de País” N° 4, 2002. También ha incursionado
en poesía y cuentistica. Sus principales
obras, Una cierta Nostalgia (cuentos),
con notable éxito y varias ediciones y Porque
ningún sol es el último, con una
presentación de Clementina Suárez (poesía), de Ediciones Librería Paradiso, 1989.
Créditos
Academia.Edu
Ilustración
Clementina Suárez , Foto, (fotógrafo anónimo y fecha desconocida)