BOMARZO –Manuel Mujica Láinez
Mujica Láinez
convierte en inmortal al personaje al rememorarle con esta novela. Seducido por
una visita a Bomarzo en 1958 y, sobre todo, por el Bosque de los Monstruos,
recrea la vida del Duque Pier Francesco, trazando a su vez un dibujo detallado
y puntillista de una época tremendamente belicosa, artísticamente brillante,
conflictiva en lo religioso y en lo filosófico, plena de intrigas, pasiones,
nigromancia y visiones infernales. El autor se sumergió a fondo en el siglo XVI
italiano para documentarse sobre el contexto del personaje, del que, por otra
parte, no hay demasiada información, salvo los hechos públicos: nacimiento,
parentesco con un famoso cardenal, enlace matrimonial, participación en
batallas, afición literaria…pero todo el clima psicológico y la elaboración del
carácter es un alarde literario. Pleno de ambigüedad y contradicciones,
conviviendo el vicio con la virtud, el gusto por la belleza con la atracción
morbosa a la monstruosidad, el odio y la envidia, la ambición y la
venganza con el desmesurado amor a la vida y a la inmortalidad, que le había
sido predicha por el astrólogo Sandro Benedetto.
El propio escritor
argentino afirma haber sentido una especial emoción, un fuerte sentimiento de deja vu, que le lleva a interesarse
por el personaje que pudo dar vida a unos sueños tan monstruosos. La novela,
iniciada en junio de 1959 y concluida en octubre de 1961, está contada en
primera persona, duque y escritor se confunden, se mezclan, y la narración
será realizada desde un espacio intemporal en el que el espíritu del
duque se inmortaliza en la escritura de Mujica Láinez, en quien se reencarna el
duque, literariamente. Al ser narrada desde la contemporaneidad, por medio del
subterfugio de convertirse en duque de ficción, atrapa al lector de hoy, que
puede sentirse implicado en lo que le cuentan. A lo largo de toda la obra va
recordando al lector que han pasado siglos y han ocurrido muchas cosas
después de aquello. Y que la mirada sobre los hechos puede cambiar, pero los
hechos, enmarcados en su época, han de ser como son. Y como el escritor ha
querido que sean.
Así pues, lo que
vemos en esta narración es la trayectoria vital de un personaje arquetípico del
Renacimiento, que piensa y siente, ama y odia, goza y sufre como en general
solían hacer en su momento los en la sociedad italiana. Pero además, el autor
ha querido dotarlo de una singularidad que le hace especial. Cargado de
un cuerpo deformado, giboso y cojo, pero con un rostro agraciado y unas manos
suaves y bellas, donde lució toda su vida un anillo que le regaló en su
adolescencia el escultor Benvenuto Cellini, Pier Francesco sufre por la
comparación continua con sus hermanos, que muestran unas proporciones ideales y
llevan la vida que él no puede permitirse y que sin embargo, ansía. Pero Vicino es un Orsini; piensa, ama y odia como
un Orsini.
De un modo u otro, la
vida de Vicino es tortuosa, como lo era su cuerpo.
Desde la infancia Vicino se acostumbra a sufrir, a recordar a
diario la desventaja de su maltrecha figura, siendo humillado por un padre que
se avergonzaba de él, unos hermanos, Girolamo y Maerbale, que le someten a
vejaciones; teniendo como único refugio a su abuela, Diana Orsini, fuerte pilar
en el que apoyarse, y de quien recibe gran parte de las nociones básicas sobre
su estatus…y el consuelo de su singularidad malformada. Intentó el amor…y
fracasó; intentó la amistad….y fue traicionado; le quedó la venganza, la culpa
y la soledad: un mundo lleno de monstruos, que quedarían petrificados para
siempre en el Bosque, símbolo autobiográfico de su vida.
Así, este segundo
hijo del condottiero Gian Corrado Orsini, recuerda la
triste infancia, la inquieta y perturbadora adolescencia entre los parientes
Médici florentinos, el culpable acceso a la condición de duque de Bomarzo, sus
esponsales con Julia Farnese, y la obsesión por conseguir descendencia, que le
hace responsable de unos actos abominables; sus tratos con amantes (de uno y
otro sexo), con artistas, con nigromantes (Paracelso incluido), con las demás
familias de poder: Médici, Sforza, Gonzaga, Farnese, Della Rovere… lo que
incluía papas, cardenales, incluso un fugaz encuentro con el emperador
Carlos V. Narra también la participación en las guerras europeas, así
como la batalla de Lepanto (con una brevísima aparición de Cervantes) batalla
en la que, por edad, es mero espectador, mientras su hijo Horacio y su sobrino
Nicolás participan plenamente. Finalmente, narra la progresiva soledad al
envejecer y el empeño obsesivo en plasmar sus múltiples pesadillas en las rocas
de su bosque, en Bomarzo.
Libro de
imprescindible lectura, está escrito con la calidad literaria con que Mujica
Láinez domina el lenguaje, y que ha demostrado a lo largo de toda su obra, de
la cual esta sería su máximo exponente. Clasicista y barroca a la vez,
moviéndose entre la crónica y la leyenda, la escritura de Mujica Láinez es
viva, emociona, rompe moldes y atrapa al lector.
Manuel Mujica Láinez (1910,Buenos Aires- 1984 Cruz Chica, Córdoba, Argentina). Se educó entre Francia y Gran Bretaña, cursó estudios de Derecho, carrera que abandonó para escribir en el periódico argentino La Nación, oficio que desempeñaría toda su vida. Escribió en francés su primera obra, Louis XVII,pero las siguientes las escribió en español, alternando la novela (sobre todo histórica y de tema argentino) con la crítica artística y literaria y el artículo periodístico; aunque también se dedicó a la traducción de autores tan conocidos como Shakespeare, Racine o Molière. Recibió numerosos galardones (entre ellos el Premio Nacional de Literatura de Argentina 1963), y fue miembro de la Academia Argentina de las Letras y de la Academia Argentina de las Bellas Artes, además de recibir el reconocimiento de la Legión de Honor del Gobierno de Francia en 1982 por el conjunto de su obra. Su obra más famosa, Bomarzo, fue transformada en ópera por el compositor Alberto Ginastera, y varias de sus novelas han sido llevadas al cine y a la televisión.
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