Anexo 1: CEZANNE PAISAJES. Selección de obras, textos y comentarios por Plaza de las palabras. II parte. 2/4. Post Plaza de las palabras


25 ilustraciones


A la izquierdaLa barca de Dante, una de las pocas pinturas de Cézanne con temática literaria, pintada en el denominado periodo oscuro, estilo romanticismo, 1870, colección privada. A la derecha, otra de las pinturas literarias de Cézanne, Don Quijote, visto desde atrás, estilo impresionismo, período impresionista, pintura literaria,   c.1875,   colección privada

La obra de Cézanne es basta, en toda su vida llego a pintar 1634 pinturas, según Lionello Venturi en su obra Cézanne, son art, son oeuvre, (1936),  la mayoría de las obras fueron pintadas entre1860 y 1908. Sus grandes núcleos temáticos son la pintura paisajista, las naturalezas muertas  o Still Leben que se traduce como «Vida Tranquila»; tal y como lo aconsejó  Karel Kocis. Notables son también sus retratos, cuyos temas predilectos fueron sus autorretratos y los retratos de su esposa.  Dentro del tema de género, se desprenden  sus desnudos. Cèzanne abominaba de pintar o considerar en sus pinturas temas extra pictóricos; léase: temas provenientes de la literatura, música, religión o mitología. Fiel a esa tendencia de pintar solo lo que había en  la naturaleza. Igual que los músicos con una tendencia purista al considerar exclusivamente  lo que la música era en si, sin ninguna contaminación externa.

En el género paisajístico Cézanne tuvo sus prioridades, notables son sus pinturas emblemáticas de Saint Victore, sus pinturas de las canteras de Bibemus en las cuales  jugó  con la geometría del paisaje, especialmente  el estudio de las rocas. También son muy conocidos sus paisajes de L'Estaque,  y en general sus paisajes provenzales. En cuanto a sus obras, se ha definido a sus pinturas de acuerdo con los  estilos: romanticismo, impresionismo, cubismo y posimpresionismo. Todos ellos veteados por los hallazgos de sus etapas experimentales: constructivismo y sintetismo. La mayoría de sus obras corresponden a periodos, que divide su obra en Período de  Madurez y Período Final.

PAISAJES


«La obra del pintor postimpresionista Cézanne. Un pintor que había encontrado  la forma de plasmar en sus pinturas el respiro visual. Donde los paisajes parecen moverse, y se tiene la impresión de que el mar asciende, las montañas se descuelgan, los arboles flotan. Y que en sus paisajes siempre se siente que están habitados, aunque no haya ningún ser humano en ellos.» Plaza de las palabras En. 1+1. POEMAS CLAVES. LAS ELEGÍAS DE DUINO (I, II, VII) RAINER  MARÍA RILKE. HACIA UNA METAFÍSICA IMPRESIONISTA. Post Plaza de las palabras

Y sobre las anteriores ideas, vale preguntarse: ¿cómo logra Cèzanne acercarse a esa verdad natural que sin duda quiere a toda costa plasmar en sus pinturas, especialmente en sus paisajes? Ese respiro de la esencia natural que también evoca lo humano: la presencia de las cosas. Para parafrasear a Ortega y Gasset «La naturaleza vivida»  o el movimiento  natural. La «verdad natural» decía Cèzanne, y otra manera   de decirlo era  ese encuentro fugaz y escurridizo con «el heroísmo de la realidad».Su batalla fue tortuosa y permanente. Y para ello se apropia de todo recurso;     además de su técnica y recursos pictóricos; ya sea por haberlo captado en la naturaleza observada o por el estudio o influencia de las obras de otros pintores. En ese escenario partimos de un análisis básico, con base a unos conceptos y elementos, que permiten una aproximación;  si bien no total, si  calificada y comprensiva  de algunos de los elementos que componen la obra (1) 

Cézanne, recurre a una idea simple, el movimiento. Del movimiento empíricamente saca dos variantes.  Dicho de otra forma, usa  la precariedad de la   línea del equilibrio de las cosas, que a veces desemboca con la inclusión de un elemento intruso.  La otra es la sugerencia visual del  viento. De esos elementos, Cézanne  plantea un escenario en movimiento; pero necesita de algo más, eso es la idea de lo estático a fin de que por el contraste, se acentuara el movimiento sugerido. Ese elemento estático o anclado opera como un pivote, por lo general, en sus paisajes, una ladera, una montaña, los árboles, o la fachada de una casa.   Entre  esos contrastes es que se mueve Cézanne. Adicionalmente, Cézanne, se vale de las escenas  a media res. Recurso que explora con mayor propiedad en sus bodegones.



Paisaje, Paul Cézanne, romanticismo, en su periodo romántico, 1870,  Instituto Städel

Esta pintura proveniente de su estilo romántico la pinto 22 años antes de su periodo postimpresionista. No obstante, ya jugaba con el tema de las rocas. La diferencia con posteriores pinturas en donde usa rocas, es que aquí la roca, tiene una de base descanso, esta a menos altura y luce menos dramática que la roca de las pinturas posteriores, aquí se insinúa ligeramente en el aire. Los arboles y el camino, están más definidos, y parecen dominados más por la luz que por el viento.

IMPRESIONISMO

La casa de Pere Lacroix en Auvers, obra anotada de estilo  impresionista y pintada en su periodo impresionista,  1873

Árboles y  casas a media res, lo que acentúa el  carácter evocativo de la escena. El tipo de pincelada difumada contribuye a remarcar la sugerencia del viento, que se convierte en un personaje que lo llena todo.  Nótese el tronco curveado, y la línea anómala del techo en la casa de en medio, anomalía que se repite con la línea superior de la cerca del primer plano. Estas rupturas son características de las pinturas de Cézanne.   


La casa del hombre colgado, estilo impresionista, periodo impresionista, 1893, Museo de Orsay

Una de sus magistrales  obras impresionistas; en la que desde luego,  ya se advierte el uso frecuente que hará Cézanne de los planos inclinados, la ruptura de la linealidad, la sugerencia del viento, y el elemento intruso: la pronunciación rocosa del primer plano del lado derecho. También se advierte en esta obra la influencia del pintor Camille Pisarro, aunque Cézanne la resuelve a su propia manera, al dar preferencia a la solidez de la forma, y a un juego maniqueo de luces y sombras.  

EL VIENTO COMO SOPLO DE VIDA


A la izquierda fotografía de un árbol del fotógrafo Ansel  Adams, a la derecha El gran pino, pintura de Paul Cézanne, estilo posimpresionismo, periodo de madurez, 1889, Museo de Arte de São Paulo

En esta obra de Cézanne, (la de la derecha), es  notoria la inclinación de las ramas casi evaporándose  hacia la derecha, obsérvese, en el mismo plano, ligeramente abajo  las formas borrosas de la vegetación,  empujadas hacia la derecha por el viento; mientras que en el plano izquierdo el viento las empuja en sentido contrario: ¿múltiples vientos o múltiples perspectivas?    

Apreciación de tres modelos visuales: Adams, Cézanne, Kandinsky. En esta obra de Kandinsky, Deluge, 1912, se identifica la influencia de Cézanne, con la montaña y un tronco inclinado a  media res.  


Montaña de Saint Victore, Paul Cézanne, estilo post impresionismo, período de madurez, 1887, Courtauld Institute of Art

Pintura a media res, obsérvese el corte del árbol de lado izquierdo, nótese que este recurso se acentúa con el árbol de lado derecho,  cuyas  ramas del extremo derecho provienen de un árbol que esta fuera de la escena. De tal forma que las ramas  parecen flotar sostenidas por el viento.  Este primer plano en movimiento contrasta con el resto del paisaje: toda quietud.

       «Viendo a mis compatriotas, a veces he dudado. Saben lo que se ha sembrado, aquí, a lo largo del camino (…) de que  sepan lo que es un paisaje, un árbol (…); pero que los arboles son verdes   y que este verde es un árbol,  que esta tierra es roja, que estos guijarros rojos forman una colina, creo realmente que la mayoría no lo siente (…)».Paul Cézanne, citado por  Norbert Wolf, En Paisaje,Taschen
       
A la izquierda, Pino y acueducto,  Paul Cézanne, estilo postimpresionista, período final, c.1900, Pushkin Museum, Moscow, Rusia. A la derecha, Curva en el camino al bosque, Paul Cézanne, cubismo periodo final,  1906, colección privada  

En la pintura de la izquierda,  un arrebato de viento estremece los arboles, algunos han perdido la vertical y amenazan  caerse o doblegarse; la sugerencia del viento, que agita las ramas es efectiva. Los  troncos de los arboles de ambos extremos acentúan la idea de movimiento. Aquí el pivote actúa en fondo con el perfil del acueducto que sugiere solidez y quietud; mientras que  a  ras de suelo,  las franjas de tierra roja lucen inconmovibles. La pintura de la derecha, las ramas agitadas por  viento corren de derecha a izquierda, en contraste  en la cima la solidez de lo que parece ser unos riscos. El enredo fantasmal de las copas de los arboles, parece desprenderse;  impresión que es recalcada por pinceladas de verde al extremo derecho superior, que  manchan el cielo. Casi  como si flotasen; mientras que  la solidez  color terrenal del camino funciona como pivote.   El camino esta abierto y pacifico para que por ahí pase un caminante…

CASAS Y PLANOS INCLINADOS  EN DONDE LA ARQUITECTURA SE DESLIZA COMO UN FUGITIVO

‘The places we have known do not belong only to the world of space on which we map them for our own convenience. None of them was ever more than a thin slice, held between the contiguous impressions that composed our life at that time; the memory of a particular image is but regret for a particular moment; and houses, roads, avenues are as fugitive, alas, as the years.
Marcel Proust

«Los lugares que nosotros hemos conocido no pertenecen solo al mundo del espacio  sobre el cual les hemos mapeado para nuestra propia conveniencia. Ninguno de ellos fue más que una fina franja, sostenida entre la contagiosas impresiones que compusieron nuestra vida en ese tiempo;   la memoria de una  imagen particular no es sino el pesar por un particular momento; y casas, caminos, avenidas, son tan fugitivos, por desgracia, como los años.» Marcel Proust.

Maison Maria with a View of Chateau Noir, Paul Cèzanne, 1895, estilo cubismo, período final, Museo de Arte Kimbell

En esta pintura el paisaje parece deslizarse hacia la izquierda, subrayado por  tronco del  árbol de la derecha.  Mientras que  la casa,  también descansa en un plano inclinado,  y a su pie los arbustos se mecen por el aire. En contraste  hacia la derecha, al fondo  la montaña  perfilada  parece actuar como un ancla, que no obstante el peso del paisaje también parece arrastrarla  ligeramente.  
   
«El paisaje  se constituye, según los modernos planteamientos, en primer lugar mediante la visión de un individuo. El hombre que se enfrenta a la naturaleza en  forma de paisaje ya no vive en la naturaleza sin reflexión. Se ha alienado de ella y ya solo puede formar una unidad con ella en la mediación estética ». Norbert Wolf, En Paisaje, Taschen


A la izquierda, Estudio de un paisaje en Auvern, Paul Cézanne, estilo impresionismo, período impresionista, 1873, Museo de Arte de Filadelfia. Pintura en ya se advierte la estructuración espacial y de solidez que define el volumen que caracterizará la obra de Cézanne.  En esta pintura se aprecia las casas amontonadas y la definición  geométrica de los techos. Al centro, igual temática: techos geométricos y amontonamiento; obra de   Paul Klee: El jardín rosado. A la derecha,  Landscape, titulo original  Paysage, de Fernand Léger, estilo cubismo, 1912 – 1913. Obra en que también se juega con el espacio geométrico y el amontonamiento de formas, y hacia el lado derecho superior hay un elemento intruso. espacial y de solidez que define el volumen que caracterizará la obra de Cézanne.
 
«Yo me admiraría de lo que seria  la pintura actual  sin Cézanne. Por largo tiempo yo he trabajado con su pintura. No tuve éxito en alejarme de ella, explorando y descubriéndola. Cézanne me enseño a  amar la forma y el volumen y me hizo concentrar en el dibujo. Yo comprendí entonces que el dibujo debe ser rígido y no sentimental». Fernand Léger, citado por Mario De Micheli, en Cézanne, The life end work of the artist


A la izquierda, La granja de Bellevue,  estilo posimpresionismo, período de madurez, 1890 - c.1894. Obra que es un fiel y típico ejemplo de la llamada etapa constructivista de Cézanne. Definición de los planos espaciales, y la solidez que se refuerza con el  volumen. La estructura escalonada, que se acomoda  a la caída natural del terreno.  No obstante, todo contrasta cuando apreciamos las copas de los arboles, indefinibles, masas amorfas, agitadas por el viento; y que parecen deslizarse hacia la derecha;  mientras que los planos de la edificación actúan como pivote. A la derecha, de su serie Casas en L'Estaque,   una pintura de Georges Braque,  en la cual se puede advertir la influencia constructivista ejercida por Cézanne. Sin embargo, en esta obra de Braque  llaman la atención el tipo de  pincelada de los verdes de los arboles y el cielo, si bien difusa como la de Cézanne, pero con un cromatismo dosificado y más cercano a su  influencia fauvista

Apreciación de tres planos estructurales definidos por los espacios geométricos. A la izquierda foto del pueblo de Gardanne (1927), al centro Gardanne pintado por Cézanne, probablemente entre  1885-1886, The Brooklyn Museum of Art. Sobre esta obra de Cézanne, la apretura de formas  geométricas, sin que estas pierdan su  reconocible carácter figurativo; por otra parte, véase la primera fachada a la izquierda, en que la casa amarilla, en declive parece precipitarse. En contraste el anclaje fijo se  produce con el dominio de las verticales. Mientras que, todos los prados verdes, parecen caer como si fueran una cascada escalonada.  A la derecha The Rio-Tinto Factories at L'Estaque, 1910, un pintura del denominado cubismo analítico de Georges Braque (2) Musée national d'Artmoderne à Paris. Centre national d'art et de culture Georges-Pompidou. En esta obra Braque juega con el espacio geométrico vertical, y a pesar del desorden hay una coherencia estructural al simular una edificación de planos sostenidos.  

CANTERAS  DE BIBEMUS
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A la izquierda Canteras de Bibemus, Paul Cézanne, estilo cubismo, periodo final, c.1900, Museo Folkwangel, a la derecha Casas en L'Estaque, (veranos de 1908 y 1909), una obra de Georges Braque, Lille Metrópoli Museo de arte moderno, de arte contemporáneo y de arte marginal.  Este cuadro es parte de una serie de seis pinturas que Braque pinto inspirado  por esa región.  Un año antes, en 1907, Braque había asistido a la exposición póstuma que Paris dedico a Cézanne,  y en la cual Braque conoció de primera mano  la obra del pintor provenzal, para ese entonces Braque ya había conocido a Picasso. Posteriormente Braque  abandonaría el estilo del fauvismo para empezar a pintar en el embrionario estilo cubista. En ambas composiciones destacan las formas  geométricas de las rocas y el contraste del verdor de  lo árboles, la profundidad la consiguen por las sombras. Nótese la paleta de color terrenal que usa Braque, similar a la  de Cézanne.



A la izquierda, La roca roja, titulo original: Le rocher rouge, Paul Cézanne, estilo cubismo, período final, 1897. A la derecha  La casa con paredes agrietadas,  Paul Cézanne, estilo posimpresionismo, 1892 - 1894
A la izquierda, una escena en que conviven dos elementos, la fugacidad de los colores y el soplo del viento. Y aparece un elemento intruso, el pedazo de roca que desborda casi   todo el margen derecho de la pintura. Este elemento que además de romper la verticalidad, sugiere un desbalance similar al que a veces usa el artista en sus bodegones, en los cuales algo está por rodar o deslizarse o caer: sugiriendo movimiento. En contrate el camino parece plano y seguro. La idea de un elemento intruso en la escena ya la había ilustrado Cézanne tímidamente, en algunas de sus pinturas del periodo romántico. A la derecha, igual que en la pintura anterior sobresale  al extremo derecho un elemento intruso: una roca que amenaza rodar. Nótese  la combinación de contrastes entre los arboles de la izquierda llenos de luz a pleno día, y el árbol solitario detrás de la casa: solo manchas oscuras anunciando la noche. Escena que anticipa y evoca:  «El imperio de la luz» de Magritte.
  ROCAS

Cézanne tenía una predilección por pintar rocas, ya fuera como tema principal en algunas de sus pinturas, o sencillamente que las rocas tuviesen un carácter intruso. La curiosidad de Cèzanne por conocer todo sobre la Provenza, incluía  la composición de la tierra, las capas rocosas, la geología del lugar; inquietudes que  le llevaron a ser amigo del geólogo Marion, con  quien solía hacer largas caminatas y preguntarle todo acerca de la geología  de la Provenza.


A la izquierda Rocas cerca de una cueva bajo el Castillo Negro, Paul Cézanne, estilo cubismo, periodo final,  c.1904,  Museo de Orsay a la derecha una obra de Braque de su serie L'Estaque, ambas composiciones tiene los mismos elementos: árboles y rocas, apretados en un espacio estrecho, a media res.


Rocas en Fauntainebleau, Paul Cézanne,  estilo posimpresionismo, periodo Final, 1893
Se aprecia que toda la escena corre fantasmagóricamente hacia la izquierda, siempre mantiene un plano inclinado, como si fuera empujada por un vendaval. Obsérvese  las pronunciadas rocas fijas en el primer  y medio plano, que actúan como pivotes y elementos intrusos, en que el volumen y solidez  contrasta con el resto de la etérea escena.
SAINT VICTORE


Fotografía de Saint Victore en Aix-en-Provence

« ¿Qué le pide el pintor a la montaña, en verdad?  Que devele los medios nada más que visibles por los cuales se hace montaña ante nuestros ojos. Luz, iluminación, sombras, reflejos, color, todos esos objetos de la investigación no son por completos seres reales: solo tienen, como los fantasmas, existencia visual. No están sino en el umbral de la visión profana, no son vistos comúnmente. La mirada del pintor les pregunta como se toman entre si para hacer que de pronto haya una cosa. Y a esta cosa para componer ese talismán del mundo, para hacernos ver lo visible.»El ojo y el espíritu, Maurice Marleau Ponty, p.23



Evolución pictórica en el tratamiento del modelo de Saint Victore


Montaña Saint-Victore, Paul Cézanne c. 1858, Museo de Cleveland, Ohio, EEUU.


Montaña de Saint Victore, Paul Cézanne,  periodo oscuro, romanticismo, 1867, colección privada


« (…)    para los pintores paisajistas, el suelo es el equivalente  del cuerpo desnudo para el pintor de obras de historia, el crecimiento de la vegetación, el movimiento del agua  e incluso el de las nubes sobre ella  y a su alrededor  esta sometido y subordinado  a sus formas, del mismo modo  que los pliegues  de los vestidos y la caída de los cabellos sirven para el moldeado de la anatomía humana. » John Ruskin, critico de arte, citado  Norbert Wolf, En Paisaje,Taschen

Montaña de Saint Victore, Paul Cézanne, estilo posimpresionismo, periodo de madurez,  1890, Museo de Orsay

Montaña de Saint Victore vista desde Bellevue, Paul Cézanne estilo posimpresionismo, periodo final, c.1895, Barnes Foundation

Montaña de Saint Victore vista desde Bibemus,  Paul Cézanne, estilo cubista periodo final, 1897,  Museo de Arte de Baltimore


Montaña de Saint Víctor, Paul Cézanne, estilo cubismo, período Final, c.1905,  Museo de Arte de Basilea

A la distancia la montaña definida por un azul celeste, parece irreal y suspendida. Mientras que en el plano los verdes  oscuros operan como  grandes manchas, que contrasta con el plano central casi idílico y salpicado de ocres y verdes claros que hacen respirar la luz.


Montaña de Saint Victore visto desde Les Lauves, Paul Cézanne, estilo cubista, periodo final, 1906, Kunsthaus (Zúrich)

Lo único que se mantiene incólume es el facetado de la montaña; mientras que en el plano las formas han desaparecido y han sido subsumidas por el color. Recordemos la ecuación de Cézanne: forma igual a color. No obstante hay una perspectiva que es reforzada por la montaña. Mientras que,  el volumen  se gana con la superposición  por capas que se distribuye irregularmente  desde el plano inmediato hasta el pie de la montaña.   

A la izquierda ampliación de detalle pincelada de la obra anterior de Cézanne. En dónde se observa que no hay formas definidas sino manchas;  y que estas actúan como capas superpuestas. A la derecha, Couleur automnale, 1960, obra abstracta de Louis Van Lint, pintor abstracto belga. Abajo una ampliación de toda la franja del detalle de la izquierda.   

Sobre Cézanne, uno podría preguntarse, de haber seguido pintado de esta forma, especialmente sus pinturas del Saint Victoire, hasta  qué otro tipo de representación habría llegado  ¿Acaso a lo abstracto sin abstraccionismo?

« Jakob Bohme, en su libro De signatura rerum, cap. 1, § 15, 16, 17, dice,  «Y no hay ninguna cosa en la naturaleza que no revele exteriormente su forma interna: pues lo interior se afana siempre por revelarse. - Cada cosa tiene su boca para revelarse.  Y eso es el lenguaje de la naturaleza, en el que cada cosa habla desde su cualidad y siempre se revela y presenta a sí misma. Pues cada cosa revela a su madre, que le da la esencia y la voluntad para formarse. Manifestación de la voluntad, que en todos los seres es una y la misma». Bohme citado por  A. Schopenhauer En el mundo como representación y voluntad, Libro III,  dedicado a la estética.  

Notas bibliográficas

1. Con este Anexo 1: CEZANNE PAISAJES. Selección de obras, textos y comentarios por Plaza de las palabras;   solo se aspira a una aproximación a la obra de Cèzanne; los comentarios de Plaza de las palabras aprovechan solo para las obras comentadas. Y no pretenden que sea trasladada a toda la obra de Cèzanne;  pintor muy complejo; y que transito por diferentes estilos, técnicas experimentales  y   períodos pictóricos. Su evolución nunca fue lineal sino en espiral.
2. Esta ilustración comparativa, es con base a dos fuentes distintas, pero ambas pivoteadas en la pintura Gardanner de Cézanne,  la primera Fotografía del pueblo de Gardanner, tomada de La lectura del modelo y su realización: la tarea de Cézanne. Reading and making of a model: Cézanne's task. María Elena Muñoz. La segunda, la pintura de Georges  Braque The Rio-Tinto Factories at L'Estaque, en Cézanne and L’Estaque, Alex Danchev, sitio web CHRISTIE'S. Hemos conjuntado ambos replicas y hecho una solo comparación visual. Los comentarios son de Plaza de las palabras.
Créditos Anexo

Textos

Todos los textos y comentarios son exclusiva responsabilidad de Plaza de las palabras, salvo aquellos en que se indica otra autoría. (Recuadros) La mayoría ya señalados en la primera parte de este trabajo, Paul Cézanne hacia una ontología visual. Parte I 1/4 .Post Plaza de las palabras,  con sus respectivas notas bibliográficas y  acreditaciones. 
Ilustraciones

1. La fotografía de la montaña de Santa Victoria CEZANNE Y LA MONTAÑA DE SANTA VICTORIA EN-AIX-EN-PROVENCE, del sitio web PINTURA Y ARTISTAS. Las demás ilustraciones de las pinturas de este anexo se han obtenido de  WIKI.ART, todas las pinturas de Cézanne son oleos pintado en lona (canvas).Para más detalle sobre los medios expresivos utilizados remitirse a Wiki.ART. No hemos incluido ninguna acuarela, técnica que Cézanne  llego a dominar con bastante soltura, tal y como es característica básica en los  pintores japoneses,  quienes con unas cuantas  pinceladas captaban la plenitud de  un modelo. Todas las composiciones y generación de comparaciones visuales, salvo las señaladas en la nota bibliográfica 2,  fueron elaboradas por Plaza de las palabras.

Enlaces

Wikimedia.org
Wiki.Art.org
Grandes pintores del siglo XX. Paul Cézanne hacia una ontología visual. Parte I 1/4 Post Plaza de las palabras



Selección de poemas de Jaime Fontana. Post Plaza de las palabras




Plaza de las palabras, en  su sección Poesía hondureña, presenta al poeta Jaime Fontana,  (1922-1972). Nació en Tutule, departamento de La Paz, Honduras. Poeta, periodista, diplomático y académico. El nombre Jaime Fontana es un seudónimo (1), su verdadero nombre era Víctor Eugenio Castañeda. Fue presidente del PEN Club Internacional, Sección de Honduras, como muchos escritores hondureños, incursiono en la diplomacia: agregado cultural de Honduras en Argentina y representó al país en México, Ecuador y Perú y ante la UNESCO.

Estudio Derecho en la UNAH, durante su vida ganó varios premios y reconocimientos. Obtuvo en 1943 el primer premio en el Concurso Científico Morazánico y en 1947 como uno de los poetas fundamentales de Honduras, que la describió “entre la dulzona nostalgia y la más acérrima rabia lírica”, ganó el primer premio en la rama de poesía de la UNAH con motivo de su centenario. Su único libro de poesía, “Color naval”, escrito en 1951 y publicado en argentina en 1952, se publica una segunda edición en Tegucigalpa, Honduras, 1972.  Fue galardonado con el premio de honor de la Sociedad de Argentina de Escritores y en 1962 ganó otro premio, el "Asteriscos de Junín". Y una selección, aparecida como fascículo 3 de la serie 11 poetas hondureños (1991). En 1964 ganó el Gran Premio Rotario

Para el poeta Rigoberto Paredes, Jaime Fontana: “Logró tener un lenguaje propio en la poesía hondureña...". De él ha dicho Oscar Acosta: " Fue el inventor del color naval, que estuvo siempre presente en sus poesía que tenia sabor pinar, rutas de sal y mares totales... Continua Oscar Acosta,  sobre el Color Naval “no es una frase y si nosotros escudriñamos un poco la producción literaria hondureña posterior a Color Naval veremos alguna huella, Veremos  que algo de ese " color naval" de Jaime Fontana se trasluce en las obras de algunos autores recientes". Por su parte el historiador y escritor Mario Argueta (1993), en su libro Diccionario crítico de obras literarias hondureñas, recoge un comentario del argentino Córdova Iturburu: "Tiene Fontana... el lenguaje que se ajusta a la revelación armoniosa de su mundo, un lenguaje que es esencial y substancialmente musical… Sabe él lo que significa el espíritu de la resonancia de las palabras, de los ritmos, acento interior, inexpresable del verso.(2)

Sobre los poemas seleccionados, incluimos el poema Color naval, que da titulo a su única obra. Libro notable y peculiar; ya que aborda desde lo inédito el tema marítimo, tema por lo general poco tratado o soslayado en la poesía hondureña. La cual ha dado preferencia a la vocación  telúrica o  terrestre Especialmente la montaña,  el  pino y los ríos; y no a la vocación marítima.  A veces es necesario retroceder a Juan Ramón Molina, con su poema-prosa  En el Golfo de Fonseca, para constatar la  apropiación  del elemento marino como fuente poética. (3) No obstante Fontana no se conforma, y da un paso más;  funde el paisaje marino con el paisaje  terrestre, creando un horizonte renovador para apreciar  la naturaleza en todas sus aristas espaciales y posibilidades creativas.

En el poema   Este volver a Honduras, toca la nostalgia por el pedazo de patria  idealizado. Es un poema de ausencia,  pero no solo la patria abstracta, sino un regreso a la infancia y reconocer que el tiempo pasa.  La nostalgia cargada de tiempos y recuerdos idos, tema en que se dan la mano la felicidad y la tristeza; dice el poeta: « Todo será feliz y doloroso, será trémulo y tierno». Gesto nostálgico que ha sido también recurrente en muchos escritores hondureños que han emigrado o vivido en tierras extranjeras.

Canción marina en el pinar, un poema con un tono nerudiano,  en que funde el color verde del pinar con el color azul del mar. Elementos que Neruda fundió magistralmente en su paisaje poético. Dice el poeta: «Nuestro amor es marino, y hoy viene hasta la tierra, hasta la arisca entraña del pinar ».Pero el poeta desilusionado, al final del poema  no puede mantener ese fugaz encuentro de paisajes, (el marino y el terrestre) porque obedecen a diferente naturaleza

Y finalmente  El Marcalino (4), que consta de tres estrofas I. Retorno al primer verde II. Dialogo de verdes, III. Soledad herida, y de  los cuales publicamos solo fragmentos.


Selección de poemas por Plaza de  las palabras

Ya está en el patrimonio de los vientos
su incorregible vocación naval.
De Color Naval

¡Urgencias del paisaje marino! Los rivales
éramos tres: el mar, el sol y yo
De Canción marina en el pinar  




 COLOR NAVAL

Piloteando su sueño entre la aurora,
llegó hasta mí con intención naval
(Lactó en la nube, se educó en el viento)
y fue inmigrante de mi soledad.

Oriunda de la ausencia, precedida
por la fluvial prestancia de su voz,
se detuvo en la arena de mi espera.
y me estrechó la mano y la canción.

Antes, sin que llegara, supe de ella
como supe del aire y de la sal:
¡Ya conspiraba, suelta entre mis venas,
su presencia de alondra intemporal!

Tutora de luciérnagas y frutos,
aroma y trino en actitud visual,
tertulia de metales en la risa
y la mirada de color naval.

Y sus labios hurtando a la palabra
algún raro sabor sin estrenar
y ese sabor inédito en su canto
y el canto en plena posición solar.

Ella es así. Y anarquizó mis venas
para imponer y vertebrar mi afán.
¡Tiene el deber agrario de las lluvias;
las lluvias alimentan y se van!

Fundando golondrinas en mi sueño,
inaugurando nervios en mi voz,
estuvo en mí, fugaz. Entre la noche,
piloteando su ensueño se alejó.

¡Nadie ose atarla! Emigra hacia la ausencia.
Siempre nuevas ausencias la urgirán:
¡Ya está en el patrimonio de los vientos
su incorregible vocación naval!




ESTE VOLVER A HONDURAS

Parece que no habrá nada más tierno que este volver a Honduras:
llegar con el amor iluminado por años y distancias,
decir esta es la tierra, este es el aire y este es el rio del cuento,
recuperar las voces salpicadas de burlas familiares,
reasumir la niñez en el dormido sabor de esta naranja
y en este olor -que es casi de muchacha- de savia y de panales
que sólo dan los árboles autores de nuestro propio canto.

Porque volver a Honduras es ir de madrugada a los maizales
para espantar los pájaros bisnietos de aquellos que espantamos,
vivir en un mugido, en un relincho que viene por la noche,
los sueños, alegrías y peligros de los antiguos campos.
Parece que tendrá mucho de triste este volver a Honduras:
hallar que el calendario no era broma leyendo algunos rostros,
saber que algo no vuelve en estas naves, aunque el viajero vuelva,
y besar en la frente lo que un día besamos en la boca.
Parece que también será de lágrimas este volver a Honduras:
preguntar por hermanos, por amigos que no nos esperaron
y el horror de buscar en una tarde de cal y de cipreses unos nombres:
Julián o Federico, Carlos, Daniel o Marcos.

Parece que será feliz y trémulo nuestro volver a Honduras:
vagar por los caminos que asolearon el verso de la infancia,
llevar hasta una loma coronada de flores amarillas,
 de la mano, a los hijos que fundamos sobre lejanas playas
-más allá de las nieves absolutas, de selvas y de mares-
y decirles, al fin: esta es la cuna y este el peñón exacto,
esta es la tierra nuestra, la amorosa, la que espera a sus niños,
 aquí esparcen su calcio generoso los huesos de mis padres
y el calcio va a la hierba y hace el pino más jubiloso y alto:
así trabajan todavía quienes nos prestaron la sangre.

Todo será feliz y doloroso, será trémulo y tierno
porque volver a Honduras… me parece que es retomar el canto.



CANCIÓN MARINA EN EL PINAR
I
Te conocí en el vértice nervioso de una ola,
en la frontera móvil entre el ave y la sal,
entre el astro y el pez. Estabas sola,
centrando la ondulante soledad.
Estabas a media agua, a medio día,
a media nube, a medio caracol.
Abril andaba por la sangre. Ardía
a media primavera el corazón.

¡Qué ruda tiranía
ejercitaba el sol sobre la arena,
sobre tu piel y sobre mi ansiedad!
Contra los bravos músculos del día
-por saborear tu pubertad morena-
luchaban los instintos famélicos del mar.
Tus senos, a media alga, a media brisa,
eran proas gemelas a medio navegar;
al aire: eran las aves bebiéndose tu risa,
al agua: eran tus muslos mordidos por la sal.
Como nacen las olas, como los vendavales,
entre las olas estalló el amor.
¡Urgencias del paisaje marino! Los rivales
éramos tres: el mar, el sol y yo.
Después… hacia la tarde y hacia los cocoteros
y hacia tus labios llenos de arena y de sabor…
¡Ah las caricias anchas y densas como esteros
y la sangre en función de mar y sol!
¡Ah los besos salobres, los besos minerales,
y el amor con urgentes costumbres de alcatraz!
¡Ah el amor que se tuesta sobre los litorales
y los besos piratas, sabrosos como el mal!
II
Nuestro amor es marino, y hoy viene hasta la tierra,
hasta la arisca entraña del pinar;
hoy me hallas en la giba vegetal de mi sierra
(¡Qué lejos de aquel sol y de aquel mar!)
y los labios se buscan… Mas… espera… ¡Tu risa
ya no es como el oleaje ni como el vendaval,
ya no sabe enredarse como alga tu caricia,
ya tus besos perdieron su sabor mineral!
Aquí el amor es arroyuelo y trino,
y clorofila y miel,
y trepa a los peñascos como el pino
y tiene olor a fruto montañés.
Aquí el amor se nutre de gredas y resinas
y es hermano del lirio y del panal.
Los besos son como esas abejas inquilinas
de los robles eternos. Como orquídea y zorzal…
Pero… ese es otro amor. El tuyo es extranjero
en la sierra. No vive sin ola y caracol,
sin sus besos salobres, sus besos marineros,
sin la sangre en función de mar y sol.
Este sol es muy frío
para un amor que tiene costumbres de alcatraz.
¡El amor tuyo y mío  no puede aclimatarse en el pinar!
Te digo adiós. No vive de néctar y resinas
el amor que es oriundo del alga y de la sal.
¡Cómo quieres que viva si las aves marinas
caen muertas el día que se alejan del mar!

EL MARCALINO

Fragmentos

REGRESO AL PRIMER VERDE
I
(…)
¿Por qué no fue ese el curso de aquella mi esperanza
que no cuajo jamás?
Un ave picoteando las naranjas repletas,
va resolviendo en trinos la savia y el color;
aquí abajo, sintiéndose naufragar  en el tiempo,
Mi corazón en cantos resuelve su dolor:
He venido de allá porque la vida
con fronteras exactas me asediaba,
he venido de lejos: pretendía
embriagarme de espacio y libertad,
ver mi pupila en el azul diluida,
quitar toda la herrumbre de mi espíritu,
bañándolo en las fuentes de la primera edad;
quería festejar a mis retinas
con orgías de luz lejana,
con derroches de forma y de color;
he venido hasta aquí porque sentía
sed de paisaje, sed de clorofila,
avidez de montaña, hambre de sol...
Y estoy aquí, tendido en la hojarasca,
las hojas -allá arriba- recortan el zafir,
pero ¿qué significa la lluvia de azahares
que el follaje desata sobre mí?
¡Ah, -si no me equivoco- mi naranjal amigo
me está retribuyendo los suspiros que di!
II
DIALOGO EN  DOS VERDES
El ansia aquella estaba ya dormida,
Pero-al volver-intenta despertar,
ella es la aguja y a su influjo el disco
sonoro del paisaje empieza hablar:
¿Te acuerdas todavía
de aquel abril dorado, hace siete años ,
cuando mis troncos –fieles compañeros-
a la par de tu espiritu sangraron?
Allí escribiste los primeros versos
para el ideal de entonces, que prefirió ser nada,
y en cada espina de mi fronda oscura
hay siquiera una sílaba clavada
Yo guardo aquel amor, tu adolescencia
quedóse prisionera entre mis ramas,
yo guardo tu dolor y tus suspiros,
yo  guardo todo... menos la esperanza;
esa se fue contigo, se hizo añicos
contra la ruda arena de la vida,
surgió de nuevo entre las ruinas grises,
más rebelde, más fuerte... dejó de ser la misma...
(…)
¡Ojalá que así hubiera cuajado esa ilusión!
Ojalá - dice mi alma, volando hasta aquel día
de ayer, en que el futuro fingía florecer -.
(Ojalá -dice ahora- pero no es que lo  ansía
porque no puede ansiarse lo que no pudo ser.).
Mas el dolor que quiso ser eje de mi vida
ya no hará de mis sueños sumisa caravana,
ya logré rebelarme, y haré de cada herida
un surco en que se gesten los trigos del mañana.
III
SOLEDAD HERIDA
Han pasado siete años, y todo está como antes:
el naranjal, las aves, la eterna lejanía…

¿Ella? Está como entonces, no ha cambiado, sus ojos
siguen siendo la noche donde florece el día;
yo sé que al fin he vuelto, de nuevo puedo verla,
mas, aunque ella es como antes, el pasado no es hoy:
ella en nada ha cambiado, pero ya no es la misma,
pero ya no es la misma porque he cambiado yo.
Sé que todo concluye
y a los minutos prófugos no volveré a llamar,
todo concluye -sí- pero el paisaje
se esmera en repetirme aquella edad
y en mí siento que un átomo rebelde
se encapricha en gritar: ¡Eternidad!

Debo estar solo -sí- pero un recuerdo
abre rendijas a mi soledad.



Notas bibliográficas

1.  No hemos encontrado ninguna fuente que aclare el porqué Jaime Fontana uso ese seudónimo. Seguramente los  estudiosos de su obra y sus futuros biógrafo darán luz sobre el tema.  Sin embargo, en cuanto a la palabra Fontana,  el lingüista Francesc de B.Moll, establece el origen etimológico del latín: fons, fontânus: fuente. Por otra parte, aun considerando las diversas ramas de ese apellido familiar y otros posibles orígenes geográficos, una corriente establece  su origen en Génova.  

2. Para los datos biográficos y comentarios críticos acerca de la obra poética de Jaime Fontana, se ha recurrido a varias fuentes, entre otras, Jaime Fontana, vida y poemas, Los Apuntes de Pablito, 30 de enero 2018. Color Naval, Jaime Fontana. Una joya olvidada de la Literatura Hondureña. Edgardo Molina, 16 de enero, 2018. Jaime Fontana, EcuRed, Jaime Fontana, Lea Honduras.

3. Este desbalance entre tierra y agua, referido a lo marítimo, evidencia un carácter y tendencia más proclive a lo terrestre como tema de la poesía  hondureña. Esta característica reviste varias aristas. Ya que se vuelca sobre montañas, y el pino, y además   las  cuencas hidrográficas: ríos y lagos. Honduras es un país con más de 820 Km de costas, pero nunca ese espacio ha sido un tema dominante en la literatura hondureña. Históricamente, las ciudades portuarias no han sido un tema literario, mucho menos el mar. Al fin y al cabo, honduras cuenta con una alta concentración de población en ciudades del litoral. No es el caso, por poner un par de  ejemplo: Nicaragua, que no ha desarrollado su costa atlántica, y menos el caso de un país sin costas, como Bolivia.

Cuando el poeta Óscar Acosta habla de la «plenitud del verde», que representa al color dominante en la masa terrestre. En su antología, Alabanza de Honduras,  solo dedica dos textos al tema marítimo: uno de Juan Ramón Molina y otro de Rafael Heliodoro Valle.  Otro tema que ha limitado esa expansión hacia lo marítimo, es el  creciente desplazamiento de la temática literaria hacia lo urbano; sobre todo a partir de la década de los 70s. Históricamente, las ciudades portuarias no han sido un tema literario, mucho menos el mar. Esto se da tanto en la poesía como en la prosa. Aunque por supuesto siempre hay excepciones, una de ellas, y muy contemporánea es la obra del poeta Fabio Castillo,  El mar y los días de invierno. (2018).

Por otra parte, este curioso hecho, el abandono del mar, también se puede observar en la pintura. Dos pintores fundacionales de la pintura hondureña: Antonio Velásquez y Pablo Zelaya Sierra, y el tipo de pintores  paisajistas; ya sea provenientes del primitivismo o el impresionismo, piénsese en la escuela de Carlos Garay, son pintores exclusivamente de paisajes campestres. En la expresión artística hondureña el mar no es un tema dominante, sino marginal.

De  ahí que la obra de Jaime Fontana, Color Naval; además de su calidad y recursos poéticos,  sea una obra paradigmática y contrastante, por dirigir la mirada mental a un espacio geográfico,   muy poco explorado por escritores anteriores a él. Y que nunca y todavía  ahora;  el mar ha sido un tema sobresaliente  ni en la poesía ni en la novela. La literatura hondureña es más de  tierra adentro. En  ese sentido,  Jaime Fontana se convierte en una Fontânus, «Fuente inspiradora» para futuras generaciones de escritores y poetas. Por supuesto, mucho más se podría decir acerca de este tema, faltan muchos cabos que atar y aristas por  investigar. No obstante  lo antes dicho, estos comentarios no plantean una hipótesis; sino simplemente una  sana inquietud interrogativa.

4. Para este poema El Marcalino, seguimos las versiones y la estructura estrófica usada por el poeta Óscar Acosta, en su Alabanza de Honduras. Antología, 1975, pp.238-240. Igual para Este Volver a Honduras, pp.241-242, y para el poema Canción Marina en el pinar, pp. 201-202. Para el poema Color Naval, se ha tomado la versión del libro Color Naval  y otros poemas, publicado por la Asociación de Periodistas de Honduras. (APH)   




CREDITOS

Datos biográficos

Véase nota bibliográfica 2

Ilustraciones

Fotografía portada del libro Color Naval y otros poemas, sitio web o blog Edgardo Molina
Fotografía de otra portada del libro Color Naval   y otros poemas, sitio web o blog Edgardo Molina
Foto de Jaime Fontana y sus hermanos, De izquierda a derecha, Víctor Eugenio (Jaime Fontana), Alexis, Roberto y Héctor., foto del archivo de  Lorena Melghen Bonilla, Blog del poeta José Gonzales, post 13 de junio de 2016

Dibujo de ilustración  por Plaza de las palabras