Selección de piezas literarias de Froylán Turcios. Post Plaza de las Palabras




Plaza de las palabras, en sus entradas sobre los grandes escritores fundacionales y referenciales de la literatura hondureña, de los cuales ya sean publicados en este blog, reseñas parciales sobre José Trinidad Reyes, Juan Ramón Molina, Alfonso Guillen Zelaya, Rafael Heliodoro Valle, José Antonio Domínguez, y en esta ocasión se presenta una Selección de piezas literarias de Froylán Turcios.

Froylán Turcios, un hombre polifacético

 «Su nombre completo era de Froylán de Jesús Turcios Canelas (1875-1943). Poeta, narrador, editor, antólogo, político, diplomático  y periodista hondureño que junto a Juan Ramón Molina fue el intelectual de Honduras más importante de principios del siglo XX. Turcios fue un cuentista de finos rasgos preciosistas, inclinándose a los temas violentos. Inició en Honduras en el siglo XX el género del cuento. Además de cultivar la poesía preciosista, elaboró sus relatos como filigranas estilísticas. Sus textos en prosa, influidos por el italiano Gabriele D'Annunzio, se caracterizan por la pericia en la trama, el valor exacto y a la vez ornamental de las palabras y los finales inesperados o impactantes que marcaron luego buena parte del género en América Latina(1)

 


Selección de piezas literarias de Froylán Turcios  

«»

La materia sobre el perfil de Froylán Turcios  esta dividido en dos post. El primer post   incluye una selección de trabajos poéticos, cuentisticos  y textos del escritor. El segundo post, incluye comentarios generales sobre la vida y obra de Froylán Turcios. Este primer post  contiene: Cuatro de sus poemas: NUBES, ANHELO ETERNO, EL SUSPIRO DEL ÁNGEL, SUPREMO ARTÍFICE.

Tres  de sus cuentos cortos: EL PRIMER AMOR,  un cuento entre un adulto y una adolescente, dialogo entre un ser adulto que no se siente amado y una quinceañera que por primera vez siente amor. Él que sentía un « amor sin esperanza», y ella «que nunca había amado»  El final es un final abierto donde el le confiesa su amor y ella se pone a «Temblar y ponerse pálida» No se sabe si se pone pálida de amor o pálida porque tampoco siente nada por aquel hombre adulto y taciturno que nunca se ha sentido amado.  En seguida su cuento más conocido: LA MEJOR LIMOSNA, Un asesino, el manco Mena, quien acaba de salir de prisión, y quien al ver el cuadro humano dantesco y repulsivo de un leproso que llega a tocarle la puerta a medianoche, y quien es «Rechazado a latigazos de las aldeas y viviendas» Y«perseguido brutalmente por jaurías de crueles muchachos», el manco Mena siente piedad por él, y por piedad le mata. El leproso puede interpretarse como un precursor de los rechazados, marginados y pobres, en una sociedad que no tiene solidaridad. En que el ser humano es convertido en un despojo que ni siquiera es reciclable porque no tiene valor económico. El manco Mena entiende eso, y sin explicarse o razonar su acto se convierte en un justiciero benévolo, que no por eso le exime de su maldad y de sus crímenes; ya que en el fondo él también es un rechazado.   Le sigue un texto: LAS GARRAS DEL TIGRE, un cuento violento que recuerda la trama de La mejor limosna, aquí el bandolero, José Garmendia no es como el manco Mena, sino un ser pervertido que comete un acto deleznable. JUAN DIEGO el hermano de la victima  aquí actúa como un vengador, en que angustiado y poseído por el acto que acabo con su hermana Juanita,  poco a poco se va orillando de la vida y circunstancias cotidianas, y «dominado por negra pesadumbre», desaparece para ir lleno de furia a la caza del tigre. EL PARQUE ENCANTADO, en que solo hay un personaje, el propio narrador que con la atmosfera sombría y cambiante del parque también va transformándose hasta sentirse parte de ese parque que es fantasmal. Unas reflexiones en prosa: CONCEPTOS METÁLICOS, un oasis de paz y templanza del carácter. Aunque muy breve, va en la línea de la fortaleza de carácter y sabiduría de Lo Esencial de Guillen Zelaya. Desiderata de Max Ehrman y las conocidas oración de Kipling  If o Todo esta en tu mente.  Dos microrrelatos :  EL ULTIMO BILLETE, un tema recurrente en Froylán Turcios, la amada muerta o el amor perdido. Y LA ESTANCIA SILENCIOSA, aquí la estancia vacía representa la ausencia del amor perdido que sin embargo amenaza volver  pero como una fantasma. Y al igual que en el relato del Parque encantado, la atmosfera del lugar juega un papel significativo, se convierte en la personificación de la pérdida del  amor.   Y que va trasformando al personaje desde un monologo en una estancia solitaria que poco a poco va cambiando para darle paso a su propio fantasma: el recuerdo de «La dulce muerta».    

Dos fragmentos de sus novelas cortas: EL VAMPIRO, el personaje, el poeta  Rogerio en que ante una joven llamada Luz, son primos y se aman,  sostienen un dialogo, Rogerio en este fragmento  diserta ardorosamente sobre la estética de la poesía. Para él, que no se siente un poeta,   el poeta  «¡Es un hombre, y más que un hombre, o, por lo menos, el que está más cerca de Dios! » Para ella, aunque  Rogerio no se sienta un poeta, ella le insiste en su talento y que él es un gran poeta. Aquí tenemos aquel molde en que un ser se siente pequeño, Rogelio, para realizar una tarea descomunal, y otro ser, Luz,  que le motiva y le da luces para asumir que él asuma su destino. Porque ella  ama al poeta, mas que a Rogerio. Y él, la ama como Rogerio pero no como poeta. EL FANTASMA BLANCO, el personaje  en este fragmento está ante dos situaciones, hay una evocación del pasado  y sus consecuencias, y una mujer que enciende su amor pero solo es un fantasma. Entre evocación del pasado de las civilizaciones y la atención en el fantasma de la mujer, que se le presenta como una esfinge. Quiere descubrir su secreto, y de esa comparación entre mujer y ruinas. También los amores pueden terminar en ruinas. No obstante el personaje, cree que aun de las ruinas se puede aprender. Y medita sobre las ruinas y las lecciones que éstas podrían darle a la Poesía y la Historia. Gesto que nos recuerda la tesis de la redención a partir de las ruinas del ángel de la historia de Walter Benjamin. Finalmente, también se incluye dos textos cívicos: DIGNIDA CIVICA, una alegoría, que como toda alegoría ilustra un final didáctico y moral;  y LA ORACION DEL HONDUREÑO, una oración por los valores universales y trascendentales,    los valores morales, con un fuerte acento patriótico, pero la Oración  exige también el compromiso personal de desterrar los vicios y un auto de fe por defender la nación en el marco de la justicia y el derecho.  Quizá, ese texto sea el más conocido y divulgado de Froylán Turcios.      

Selección de poemas, cuentos y  textos de Froylán Turcios por Plaza delas palabras 


¡Asciende por la escala luminosa
oh domador del Pensamiento!
Froylán Turcios


 


NUBES (poema)

Las nubes con sus formas caprichosas
revolando impelidas por el viento,
me hicieron pensar por un momento
en la efímera vida de las cosas.

Al cambiar sus figuras vaporosas,
al empuje del raudo movimiento,
las creyó el visionario pensamiento
alas de gigantescas mariposas.

Ora fingen tropel de extraños seres,
siluetas de fantásticas mujeres,
o visiones de un mágico espejismo;
pórticos de palacios imperiales
errando en la locura del abismo





ANHELO ETERNO (poema)

Turban con su visión mi ánima inquieta
seres y cosas de diverso modo.
Me obsesiona tenaz una secreta
ansia profunda de saberlo todo.

Almas y formas sin cesar escruto.
Voy tras la luz y cuanto miro observo:
Desde el genial filosofo hasta el bruto,
desde el rebuzno estólido hasta el verbo.

La obscura flor, la piedra rutilante,
el insecto, el reptil, el astro errante,
la vida y la emoción, la muerte, el numen;
toda la ciencia, la verdad y el mito,
anhela contener en su infinito
mi espíritu en un mágico resumen.



EL SUSPIRO DEL ÁNGEL (poema)

El sátiro bestial quedó jadeante
admirando la carne palpitante
de la virgen pletórica de vida:
vio el nido de su seno perfumado
y tembló del lascivia el desdichado,
con la fiebre en las venas encendida.
Echada en la otomana, silenciosa,
en actitud hierática, la hermosa,
en sus pupilas el fulgor de un astro,
parecía satánica escultura,
modelada su esplendida hermosura
en un trozo de pálido alabastro.
De su ardiente locura en el exceso,
frenético tal vez por darla un beso
y de rasgar sus virginales galas,
el sátiro aherroja quedo muerto
mientras el ángel con suspiro incierto
y femenil desprecio abrió las alas.





SUPREMO ARTIFICE (poema)

¡Oh rimador! Conoces
el alma de la Lyra:
el milagro recóndito del verso,
los profundos valores de las silabas.
Sometes las palabras
a tu poder despótico.
Como diamantes fulgen los vocablos
en tu ritmo sonoro.
Tu mano milagrosa
forja el pálido estoque florentino.
Y resplandecen misteriosas piedras
en la gama suprema de tu estilo.
Juegas con el sonido como juega
el malabar con su aro de colores.
Deslumbras con tu frase de relámpago
y su espíritu arrancas a las voces.
Te ofrendó su secreto
la portentosa musa de las cumbres,
que vive entre los vientos y las águilas,
viajera por las bóvedas azules.
¡Asciende por la escala luminosa
oh domador del Pensamiento! Tienes
ante tu enorme gloria
el rayo y las montañas de laureles!
¡Va tu alma desde lo ínfimo a los hondos
génesis de los soles errabundos:
desde las simples cosas al arcano
de los sagrados números!




PRIMER AMOR (cuento)
379 palabras
La virgen de los quince años, que nunca había amado, en una tarde escarlata interrogó al hombre taciturno sobre algunas cosas del alma. Le interrogó más bien con la mirada profunda que con los labios floridos.
-El amor es una embriaguez divina. Es la suprema angustia y la suprema delicia. Amar es sufrir, es sentir dentro del espíritu todas las tempestades y todas las alegrías. Es vivir una vida fantástica, impregnada de tristeza y de perfumes. Es soñar dulces cosas a la hora del crepúsculo y cosas extrañas en la callada medianoche. Es llevar constantemente en las pupilas la imagen de la mujer querida, y en el oído su voz, y en todo el ser la gloria de su encanto.
Ella le miraba sonriendo misteriosamente.
El continuó:
-No sé lo que una mujer pueda pensar y sentir; pero me imagino que en ustedes las sensaciones son más sutiles y más hondas.
–Habla usted de tristeza y de sufrimiento -exclamó ella-, y yo creía que en el amor no cabían esas palabras.
-Yo me he referido únicamente al amor sin esperanza -murmuró en voz baja el taciturno-. Al hablar de tristeza y de sufrimiento me he referido al amor sin esperanza. He dicho la emoción de amar; pero no la de sentirme amado.
–Usted, pues, ¿jamás ha sido amado?
-He sido amado locamente por mujeres blancas y tristes, por vírgenes morenas y ardientes. He sido amado por muchas criaturas seductoras. Las he sentido sollazar en mis brazos y jugar con mis cabellos y cubrirme de besos apasionados. Pero en el fondo de mi alma he permanecido impasible, frío ante sus caricias.
–Entonces- dijo la jovencita-, ¿no conoce usted el verdadero placer de sentirse amado? Porque si usted no amaba, no podía gozar con el amor de las otras…
-Sí, ciertamente, no he gozado con el amor de las otras.
–No conoce usted- dijo ella gravemente- el placer de ser amado. O quizá no habrá sentido el amor.
-No conozco ese placer. Es decir, conozco, ahora, el amor; pero no la felicidad de sentirme amado. Diera la vida por una hora de esa felicidad. Usted es la única en el mundo que pudiera dármela. Ella no contestó. Pero entre la llama violeta del crepúsculo, la vió temblar y ponerse pálida.

 

LA MEJOR LIMOSNA (cuento)
270 palabras

Horrendo espanto produjo en la región el mísero leproso. Apareció súbitamente, calcinado y carcomido, envuelto en sus harapos húmedos de sangre, con su ácido olor a podredumbre.
Rechazado a latigazos de las aldeas y viviendas campesinas; perseguido brutalmente como perro hidrófobo por jaurías de crueles muchachos; arrastrábase moribundo de hambre y de sed, bajo los soles de fuego, sobre los ardientes arenales, con los podridos pies llenos de gusanos.
Así anduvo meses y meses, vil carroña humana, hartándose de estiércoles y abrevando en los fangales de los cerdos; cada día más horrible, más execrable, más ignominioso.
El siniestro manco Mena, recién salido de la cárcel donde purgó su vigésimo asesinato, constituía otro motivo de terror en la comarca, azotada de pronto por furiosos temporales. Llovía sin cesar a torrentes; frenéticos huracanes barrían los platanares y las olas atlánticas reventaban sobre la playa con frenéticos estruendos.
En una de aquellas pavorosas noches el temible criminal leía en su cuarto, a la luz de la lámpara, un viejo libro de trágicas aventuras, cuando sonaron en su puerta tres violentos golpes.
De un puntapié zafó la gruesa tranca, apareciendo en el umbral con el pesado revólver a la diestra. En la faja de claridad que se alargó hacia afuera vio al leproso destilando cieno, con los ojos como ascuas en las cuencas áridas, el mentón en carne viva, las manos implorantes.
-¡Una limosna!- gritó -¡Tengo hambre! ¡Me muero de hambre!
Sobrehumana piedad asaltó el corazón del bandolero.
-¡Tengo hambre! ¡Me muero de hambre!
El manco lo tendió muerto de un tiro exclamando:
-Esta es la mejor limosna que puedo darte.



 

LAS GARRAS DEL TIGRE  (cuento)
519 palabras
I
En la casa montañera resonaban terribles lamentos en la sombría noche de junio. La alegre Juanita, de once años de edad, fué víctima de la bestial lujuria del bandolero José Garmendia (a) el tigre, que merodeaba por llanuras y serranías, marcando su huella con toda clase de infamias.
La pobre criatura fué asaltada por el feroz criminal a cien metros de la casa, en la vereda del Ojo de Agua. A sus agudos gritos acudieron la madre y las hermanas, pues los hombres no habían regresado de los tabacales de la vega. Pero llegaron tarde. El bruto —tras la vil satisfacción de su deseo —huía velozmente por entre los árboles. Juanita yacía inmóvil sobre el sendero, con las ropas desgarradas, medio desnuda y cubierta de sangre. El bandido, en la exasperación de su Animalidad, y ciego por la resistencia, la golpeo horriblemente. Los ásperos dedos señalábanse en la blancota del cuello infantil y de las pálidas sienes mataban hilos de púrpura. Apenas pudo decir el nombre de su verdugo, muriendo algunas horas después.
II
PASARON varias semanas. Los inspectores de policía temblaban ante la probabilidad de encontrarse con José Garmendia, y ninguno se atrevió a perseguirlo. Era un temible malhechor, fuerte como un toro, ágil como el felino cuyo nombre llevaba, y de una crueldad sin ejemplo. Conociendo el terror que se le tenía, últimamente en la continuación de sus audaces atropellos. Decíase que cruzó (…) últimamente la frontera de Nicaragua, después de asesinar y robar a dos achines en la Cuesta de Azacualpa.
III
JUAN DIEGO, el menor de los hermanos de Juanita, y el que ésta más quería, cambió de carácter desde la tarde del horrendo crimen. Perdió su buen humor habitual y su pasión por el trabajo. Sumergido en un tenaz silencio, pasábase días enteros echado en la hamaca de gruesa cabuya o errando por los montes. Contestaba agriamente las preguntas que se le hacían, y, dominado por negra pesadumbre, olvidóse hasta de su novia, la muchacha más hermosa de la próxima aldea. Con frecuencia dormía afuera. Tirábase en la frescura de las
hondonadas y sorprendíale la aurora mirando la palidez de los luceros...Era un mocetón moreno, gallardo y musculoso, de rostro arrogante y mirada profunda. Una mañana de las últimas de septiembre desapareció de la montaña. Y nadie supo más de su paradero. Su padre y sus tres hermanos le buscaron por todas partes, y tras inútiles pesquisas, creyéronle muerto.
IV
Pero una noche todos despertaron a los violentos ladridos de los perros. La familia se levantó sintiendo que alguien destrancaba la salida del patio. En el instante en que abrían la puerta de la casa, Juan Diego apareció en el umbral. Rodeáronle entre exclamaciones de júbilo. Parecía más alto y barbudo y sus negros ojos fulguraban.
— ¡Padre!—exclamó, Aquí tiene las feroces garras de El tigre, a quien deje colgado de un roble en el valle de Jamastrán.  Y extrajo del saco de cuero que pendía de sus hombros dos objetos horribles y nauseabundos, ¡Dos manos hinchadas y monstruosas, peludas y negras, húmeda de barro y de sangre!




POEMAS DE CARTAGO
EL PARQUE ENCANTADO (cuento corto)
258 palabras

(Para el espíritu de
Rafael Ángel Troyo).

En la fría media noche era de un aspecto fantástico el parque solitario envuelto en la neblina: Mi alma penetró en él como en un recóndito paraje de ultratumba, y avanzó por sus calles con la indecisa vaguedad de los sueños. Una aureola de encaje argentino rodeaba los globos de luces color de amaranto, y apenas el largo suspiro del viento entre los árboles interrumpía el arcano silencio. Sonó en mi corazón una melancólica voz de eternidad, grave y tenue como esas músicas inolvidables, evocadoras de lejanos amores; y un íntimo perfume de los mundos misteriosos saturó mi ser, llenándolo de imprecisas nostalgias y fúnebres desolaciones. Ahora el sollozo del viento vagabundo se alargaba en mi espíritu como un hilo de lágrimas, como la angustia de un dolor sin término, como el adiós para siempre y el beso postrero en las riberas de la Muerte. Amargo y tristísimo, como en los pálidos plenilunios, el rumor de los cipreses en los cementerios, era aquel gemir del viento; amargo como las penas irremediables; tristes como los últimos adioses. …De súbito, doce veces vibró una campana en la lejanía. Y sus remotas vibraciones, en el silencio y frialdad de la noche, semejaban quejas agonizantes, rasgando las neblinas quiméricas. Y, más allá de la vida, errabundo por los senderos, lúgubres como las avenidas de una antigua necrópolis; sonámbulo de sobrenaturales sueños, sentí que, bajo el sombrío encanto del paraje nemoroso, dentro de mi alma confusa mi pensamiento era un fantasma.
Febrero de 1921

 



CONCEPTOS METALICOS (Reflexiones)
120 palabras

I,—Prueba en la adversidad el valer de tu alma. Y muere de miseria antes que derrochar una partícula del oro de tu carácter.... Sé avaro de ese tesoro divino.
II.—Que la serenidad de tus ojos refleje la paz luminosa de tu espíritu. Y que tus palabras encierren una verdad y una enseñanza.
III.—Pasa, limpio de conciencia, por el obscuro estercolero humano. Y si tu virtud atrae la envidia de los mediocres, sonríe piadosamente.
IV.—Práctica el bien sin esperar recompensa. Y olvida el insulto de los débiles. Pero si algún insolente poderoso te asalta en el camino, hazle conocer que tienes, bajo la sencilla apariencia magnánima, el ojo del águila y la garra del león. (2)


 


EL ÚLTIMO BILLETE (Microrrelato)
91 palabras

El caballero de la Rue abrió el billete azul aromado de jazmín es el que la encantadora duquesa de Montbazos suspiraba aún su triste amor desde el umbral de la eternidad.
―Venid un instante, dueño mío. Dios me concede una hora fugaz para que pueda morir en vuestros brazos‖. Con ademán negligente acercó la hoja frágil a la llama que irradiaba de un candelabro de oro, y siguió, durante algunos segundos, con una mirada sin expresión, el revolar de las negras cenizas que crujían en el silencio.
Noviembre de 1924





LA ESTANCIA SILENCIOSA (Microrrelato)
127 palabras

Un grande amor desvanecido en la eternidad llena de sutiles perfumes la estancia silenciosa. En los altos espejos tiemblan misteriosamente las sombras de los cortinajes, y de las rosas marchitas en los blancos jarrones, y de los antiguos retratos casi envueltos en la penumbra crepuscular. Minuto a minuto va disminuyendo la amarilla mancha de sol sobre las moradas alfombras. Como un vago dolor de ultratumba, de su remoto campanario llega un sonido grave y melancólico; y, al extinguirse, también se esfuma, lentamente, el último
resplandor sobre los desteñidos muebles de la estancia… Y de la negra tiniebla parece que fuera a surgir el pálido fantasma de La dulce muerta, con los ojos tristísimos, y con las manos infantiles castamente cruzadas sobre su seno.            
Cartago, Marzo de 1921.


EL VAMPIRO (1910)

Froilán Turcios

Fragmento de novela
457 palabras

—Ciertamente, un poeta lo puede hacer. Pero yo no soy un poeta. Y aquí cabe mi segundo motivo. Ye  quisiera producir algún poema de verdaderos, profundos  y melodiosos versos. Desearía ponerles música a mis ideas.  Construir renglones inmortales que se eternizaran en las  almas. Como no puedo hacerlos así, me abstengo cuerdamente en perseverar en una obra falsa y estéril, en cuanto  no tiene por base la confianza y la fe en la propia fuerza interna. No puedo conformarme ͟teniendo tan seguro y alto concepto de la Poesía— a seguir por el camino de los mediocres. Mi orgullo me inmoviliza. Prefiero el eterno  silencio a la inútil exposición de asuntos banales en rimas  banales.
-Pero tú posees el don de la armonía, el secreto excepcional; y si cultivas tu aptitud llegarás a donde quieras. Recuerda la profética frase de Edwig.
— Un Poeta, Luz, un verdadero poeta, es un ser omnipotente en el vasto dominio de las Ideas, de las Palabras y de los Símbolos. Transforma en flores y músicas la  materia inerte del idioma. Vuela por el Infinito, dialoga con los Elementos, somete a su voluntad las formidables  fuerzas ocultas. Su cabeza es como un ánfora sagrada llena de secretos y de prodigios. Pone su espíritu en cada vocablo y hace de las voces rosarios trémulos de emociones y de melodías. Es águila y alondra, es rayo y es céfiro. En su enorme corazón palpitan todos los amores y todos los dolores de la Humanidad y su latido es como el retumbo del trueno y del mar. Es, en fin, la más asombrosa manifestación de las energías eternas, porque la Gloria prolonga su poder y su personalidad a través de las edades. ¡Es un hombre, y más que un hombre, o, por lo menos, el que está más cerca de Dios!
Ella me oía con los ojos fúlgidos, grave y dulce.
Después, con toda la ingenuidad de su alma, sonrió encantada; y yo me quedé extático admirando los dos gráciles hoyuelos de sus mejillas. Estaba peregrinamente seductora con su ligero traje blanco y la cabellera de tinieblas partida en dos bandas sobre la cándida camelia de la frente.
-Pues bien, Rogerio, ahora, con más certeza que antes, creo que eres un gran poeta.
—Sólo sé que estoy dispuesto a escribir múltiples rimas en honor de tu espíritu y de tu hermosura. Haré madrigales a tus cabellos, a tus manos, a tus ojos, en donde miro la Eternidad.
Y me quedé en silencio con las pupilas fijas en las suyas, tan melancólicas y negras; y luego en la rosa encendida de sus labios.
Ella adivinó mi deseo; y, levantándose, enlazó mi cuello con sus brazos lánguidamente: hundió sus ojos en los míos: y, suspirante, besó mi boca pálida.








EL FANTASMA BLANCO (1911)

Fragmento de novela
848 palabras
Mas ¿cómo descubrir el secreto de aquella esfinge errante?
No pensé nunca en interrogar á nadie por varios graves motivos, entre los que no era el menor, una especie de pudor invencible que me hacía ver como una profanación sin nombre el acto de vulgarizar mi ensueño; y, además, porque temía que se me tomara, con sobrada razón, por un neurasténico rumiador de fábulas. Pero amplié el círculo de mis relaciones sociales, con la lejana esperanza de que de una manera indirecta, y sin que mi curiosidad tomara en ello parte, mis nuevos amigos redujeran mi sobrenatural episodio á las normales condiciones de la vida. Me hice presentar en varias casas de honorables familias, en donde conocí algunas hermosas jóvenes que disiparon un tanto, con su fresca gracia, mi tedio y mi melancolía. Empleaba, ahora, el tiempo en recorrer los interesantes alrededores de la ciudad, á pie ó montado, solo ó en compañía de varios alegres camaradas, de quienes oía todo género de confidencias, y que me relataban los históricos episodios y tradiciones locales, Pude, de tan fácil manera, fortalecer mi memoria sobre las leyendas de la vetusta metrópoli, que leí en mi infancia, y que ya iba olvidando. Realicé grandes caminatas por Ciudad Vieja, San Juan Gascón, San Luís de las Carretas, San Pedro de las Huertas y todas las otras poblaciones que rodean á La Antigua; y acaricié el proyecto de ascender los 3,752 metros del Volcán de Agua. Almorzaba con frecuencia en alguna de las fincas vecinas, después de bañarme en el Portal, en Pamputic ó en San Cristóbal. O visitaba, por la décima vez, las ruinas de las iglesias, en donde cualquier vagabundo me contaba, con frases difíciles é incoloras, la tradición fabulosa del Hermano Pedro ó la dramática historia de Los cadáveres azules, entre otros mil cuentos ó consejas refundidos ó alterados lamentablemente por las míseras imaginaciones populares. ¡Cuánto soñé en aquellas inolvidables excursiones!  Una serena tarde de amaranto, recostado en el árbol que sombrea las ruinas del palacio de doña Beatriz de la Cueva, en Ciudad Vieja, evoqué los días sonoros de la Conquista, y toda la terrible epopeya lejana, y la brillante figura del siniestro y bello Tonatiuh, ebrio de oro y de sangre...
¡Qué de sombras heroicas ó prestigiosas, impregnadas de la soñadora poesía de las edades pretéritas, encendidas con el cárdeno fulgor de las catástrofes, en la trágica apoteosis del amor y de la muerte, surgieron en mi cerebro en medio de los imponentes escombros sagrados! Aglomerábanse las remotas remembranzas en mi fantasía, en increíble desorden cronológico, saltando épocas y confundiendo los nombres y los acontecimientos. Escenas de la Colonia y anteriores á la Colonia, actos de nuestros próceres y episodios de la segunda mitad del siglo XIX, páginas del Popol- Vuh y de la Reseña de Milla, revolvíanse en mi cabeza en esas horas de meditaciones y evocaciones...
Oía á lo lejos, el triste son de las chirimías y atables, y recordé la pomposa procesión del 22 de noviembre en el Paseo de Santa Cecilia, formada por linajudos personajes y flamantes cuerpos militares. Veía los gallardos penachos y los paramentos de oro de los corceles montados por los gentiles dragones provinciales...; y el gráfico espectáculo de las corridas de toros, en que las bellas damas lucían sus mantillas blancas y sus claveles rojos...
...Lamentaba que la hija de la princesa Luísa, la encantadora doña Leonor –en cuya sangre mezclábase la osadía del hispano con la fuerte gracia del indio –no tuviera el intenso encanto de fábula con que aparece en la novela de Salomé Jil; y que, en vez de llorar eternamente al hermoso y arrogante don Pedro de Portocarrero, se casara, como cualquiera rica hembra ó humilde mozuela del suburbio, con el enteco don Francisco de la Cueva, Licenciado y mediocre. ...¿Eran de graciosa apostura doña Inés y doña Anica, medio hermanas de doña Leonor, y que perecieron en la inundación de 1541? ¿A cuál de esas hijas amaba más el fiero Adelantado?... ¡Y la bizarra figura del audaz aventurero, prestigioso como un Borgia, alzábase sobre todos los episodios de la Conquista, con sus cabellos de oro, su fuerte espada, y sus ojos fríos y crueles!
Parado sobre un arco trunco de la antigua catedral, en el campanario de San Francisco, ó sobre los majestuosos escombros del templo de la Concepción ¡cuántas veces mi fantasía con el pavor del águila en la tormenta, no revoló hacia el remoto pasado, pleno de recuerdos caballerescos y de actos sangrientos y brutales!
El horrible martirio de los indígenas; las tribus arrasadas por las implacables hordas castellanas; el flamear de las banderas y el ruido de los tambores; el volcán homicida arrojando de su seno sus líquidas trombas oceánicas entre pavorosos estruendos; las eternas intrigas de amor en la real corte de don Pedro; ¡todo desfilaba ante mi espíritu, absorto en las grandiosas evocaciones del antaño! ¡Cuánta gloria! ¡Cuánta sangre!... ¡Y, ahora, todo yace en taciturnas ruinas!... Pero en estas ruinas ¡cuánta enseñanza y qué fastuoso tesoro para la Poesía y para la Historia!







DIGNIDAD CÍVICA
337 palabras

Floreció en remotos tiempos un país admirable, pequeño por su dimensión geográfica, pero grande por sus virtudes patricias. Un poderoso imperio pirata, que asoló el planeta, y que tendía su formidable red invasora desde el piélago ártico hasta las riberas legendarias del
mar latino, invadió súbitamente con sus terribles legiones el pródigo paisecillo de los valles balsámicos y de los hombres libres. Armado de todas armas, con la grosera altanería propia de su raza, llegó el conquistador a la capital, sumida en solemne silencio, y clavó su orgulloso estandarte en el más elevado de los edificios públicos. Casi al mismo tiempo se
alzó un pabellón de luto sobre cada puerta, hasta la más humilde; y toda la ciudad se cubrió así de duelo, como si la muerte tendiera las alas sobre su recinto. Nunca sus moradores cruzaron una palabra, ni un saludo, ni una mirada con los extranjeros. Las matronas y las doncellas, por espontáneo impulso, ocultáronse en el interior de sus mansiones; los niños y los ancianos rehuían la presencia del invasor, y hasta los perros aullaban coléricos cuando el intruso les tendía la mano. Desaparecieron en las montañas los campesinos y el país
entero tomó un aspecto de horror y desolación. Agotáronse inútilmente las órdenes drásticas contra la altivez silenciosa de aquel pueblo; se levantaron los negros patíbulos, corrió en rojos ríos la sangre generosa; y nunca se oyó una queja, ni un lamento, ni un grito
demandando piedad. Pasaron las horas tremendas y el civismo de la austera república se
fortalecía y brillaba más y más con su propio ejemplo. Cada ciudadano, en la serena plenitud de la más noble emulación, se sobrepasaba a sí mismo en actos de sublime sencillez.
Y un día—celebrado después en los siglos con imperecedero esplendor—el ejército del vasto imperio, vencido por aquella altísima actitud de patrio orgullo y prócer dignidad, abandonó, en grave silencio, con las banderas recogidas, los campos y las ciudades del pequeño país y cruzó sus fronteras para no volver jamás.




ORACION DEL HONDUREÑO
228 palabras

¡Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací!
Fecunden el sol y las lluvias sus campos labrantíos; florezcan sus industrias y todas sus riquezas esplendan magnificas bajo su cielo de zafiro.
Mi corazón y mi pensamiento, en una sola voluntad, exaltarán su nombre, en un constante esfuerzo por su cultura.
Número en acción en la conquista de sus altos valores morales, factor permanente de la paz y del trabajo, me sumaré a sus energías; y en el hogar, en la sociedad o en los negocios públicos, en cualquier aspecto de mi destino, siempre tendré presente mi obligación ineludible de contribuir a la gloria de Honduras.
Huiré del alcohol y del juego, y de todo cuanto pueda disminuir mi personalidad, para merecer el honor de figurar entre sus hijos mejores.
Respetaré sus símbolos eternos y la memoria de sus próceres, admirando a sus hombres ilustres y a todos los que sobresalgan por enaltecerla.
Y no olvidaré jamás que mi primer deber será, en todo tiempo, defender con valor su soberanía, su integridad territorial, su dignidad de nación independiente; prefiriendo morir mil veces antes que ver profanado su suelo, roto su escudo, vencido su brillante pabellón.
¡Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací!
Libre y civilizada, agrande su poder en los tiempos y brille su nombre en las amplias conquistas de la justicia y del derecho.





Notas bibliográficas

1. Se ha tomado la mayor parte de este párrafo de Wikipedia, (en cursivas). Lo de político y diplomático en negrillas es un agregado de Plaza de las palabras.
2. El ojo del águila y la  garra del león. Expresión figurativa que define algunas las características de Froylán Turcios. En conjugar dos ámbitos distintos el aéreo y el terrestre- Símbolos del águila y el león. El águila representa la visión pero también los ideales y el pensamiento, quizá los sueños. En su poema LAS NUBES, escribe:

Al cambiar sus figuras vaporosas,/al empuje del raudo movimiento,/las creyó el visionario pensamiento/alas de gigantescas mariposas.

El león en su ámbito terrestre representa la combatividad y el poderío. Sin embargo, este concepto felino   se da en dos planos. No solo el positivo sino también hospeda el lado negativo. Como se puede apreciar en el cuento Las garras del tigre. Influenciado por la  obra  Ariel. de  Rodo.  Crea su propia revista Ariel. Nombre esencialmente masculino, de origen hebreo cuya grafía es igual en que casi todos los idiomas. Salvo el griego, hebreo, ruso y ucraniano. Ariel significa en su versión española: «León de Dios», «Hogar del Altar de Dios» o «Fogón del Altar de Dios». Así Froylán Turcios, conjuga en su revista el pensamiento y la  combatividad. De ahí esa luminaria corriente llamada arielismo, que irradio su revista Ariel, no solo en Honduras, sino  también en Centroamérica y más allá del istmo. (Nota de Plaza de las palabras con base a entrada nombre Ariel (nombre) de Wikipedia).    


Enlaces

El vampiro, (novela)  fragmento Full text of "Froylán Turcios El Vampiro" Ed.Batkum
El fantasma blanco (solo lectura). Acompañado de una selección de pinturas clásicas, románticas, realistas  y prerrafaelitas de notable factura.
El fantasma blanco versión completa PDF DESCARGA GRATIS.
Una muy buena  reseña y análisis del cuento La mejor Limosna.
El leproso y el asesino por XAVIER PANCHAMÉ
Una muy buena reseña de la vida y obra de Froylán Turcios
Honduras literaria del siglo XX
Una muy buena reseña y explicación del modernismo ,la obra de turcios y la novela El vampiro
Escritores hondureños. Lo nuestro
CIICLA FROYLÁN TURCIOS EN EL REPERTORIO AMERICANO. Revista Costa Rica (poemas, textos y cuentos de Froylán Turcios publicados en esa revista).
Froylán Turcios Fototeca UNAH



Créditos de poemas, cuentos y textos

EL PRIMER AMOR, XplorHonduras
 LA MEJOR LIMOSNA,  Leer El Universo.
NUBES (Poema) La literatura Hondureña. También Asistentes virtuales.
ANHELO ETERNO (Poema) La literatura hondureña
EL SUSPIRO DEL ÁNGEL, Honduras Literaria del siglo XX.
El vampiro, (novela)  fragmento Full text of "Froylán Turcios El Vampiro" Ed.Batkum
El fantasma Blanco,   en La prosa modernista, también en HABLANDO CON LOS FANTASMAS      Fernando Tola de Habich. Sitio web especializado en literatura fantástica.
El poema  SUPREMO ARTÍFICE, y los cuentos y textos EL PARQUE ENCANTADO. LAS GARRAS DEL TIGRE,: CONCEPTOS METÁLICOS, EL ULTIMO BILLETE y LA ESTANCIA SILENCIOSA, fueron tomados de UNIVERSIDAD COSTA RICA
CENTRO INVESTIGACIÓN EN IDENTIDAD Y CULTURA
LATINOAMERICANAS CIICLA FROYLÁN TURCIOS EN EL REPERTORIO AMERICANO. Máster Elvia Ramírez Ramírez, Bibliotecóloga CIRCA-CIICLA
LA ORACIÓN DEL HONDUREÑO de Wikipedia 

Ilustraciones
Froylán Turcios, foto  con base a Fototeca Nacional UNAH 

Pintores hondureños
Tomadas de PINTORES DE HONDURAS GALERÍA DE PINTURA HONDUREÑA PINTORES CONTEMPORÁNEOS HONDURAS. EL TIEMPO FINALMENTE ENCONTRADO. Rafavalarios.blogspot.com

PINTORES LATINOAMERICANOS. JUAN CARLOS BOVERI. PINTORES HONDUREÑOS. ANÍBAL CRUZ, CESAR RENDÓN, MAURY FLORES.
Sinfonía Blanca No.1 La dama blanca  de James McNeill Whistler, wikipedia

Ilustraciones
Por orden de aparición
Froylán Turcios, foto, 1920,  con base a  foto de  Fototeca Nacional UNAH
Leonardo Montes de Oca, pintor hondureño
Nubes, Google imagen
Búho, José Jorge Amador Lanza, pintor hondureño
El suspiro del Ángel, David Pineda, pintor hondureño
José Jorge Amador, pintor hondureño
La niña, Aníbal Cruz, escultor y pintor hondureño
Ezequiel Padilla, pintor hondureño
Abstracto, Aníbal Cruz, escultor y pintor hondureño
Delmer Mejía, pintor hondureño
Julio Sanabria, pintor hondureño
Kevin Mauricio Guevara, pintor hondureño 
David pineda, pintor hondureño
Javier Espinal, pintor hondureño 
 “Sinfonía en blanco nº 1. La chica blanca”,1862, óleo sobre lienzo, 213 x 107 cm, James McNeil Whistler, pintor impresionista norteamericano,  National Gallery of Art, Washington
 Catracha, Aníbal Cruz, escultor y pintor hondureño
Mujer Rezando, Cesar Rendón, pintor hondureño
Froylán Turcios, Dibujo, (firma del autor ilegible)


  

Orbis & Urbis: Reflexiones sobre la Ciudad a la luz de “Las Ciudades Invisibles” por Laureano Albadejo Serrano




Plaza de las palabras en su sección Orbis & Urbis,  presenta Reflexiones sobre la Ciudad a la luz de “Las Ciudades Invisibles” por Laureano Albadejo Serrano, trabajo presentado en el programa de doctorado de Arquitectura, Urbanismo y Medio Ambiente. Las reflexiones apuntan al trabajo pionero y seminal de imaginación urbana del escritor italiano Italo Calvino y su muy conocida obra Las ciudades invisibles. Monumental y poli funcional obra imaginativa con un andamiaje en el mundo real. En una obra inclasificable, podrían ser cuentos o una larga historia entre Marco Polo y Kublai Khan, en que Calvino  exponen 55 tipos de ciudades,  divididas en 11 categorías de la arquitectura mental.  ¿Cómo desde lo imaginario se puede abordar la realidad?. ‘¿Y cómo desde una realidad se puede extraer lo imaginativo para seguir construyendo la ciudad  ideal? La reflexión, y no solo la imaginación,  también  construye ciudades.




Reflexiones sobre la Ciudad a la luz de “Las Ciudades Invisibles”

Laureano Albadejo Serrano


Este artículo se corresponde con un trabajo de investigación presentado para el Programa de Doctorado “Arquitectura, Urbanismo y Medio Ambiente”, en la Universidad Politécnica de Cartagena, en la asignatura “Urbanismo Sostenible”, impartida por la Dra. Arquitecta Dª Esther Monasterio Navarro

Introducción

“Las ciudades invisibles” es un libro complejo y rico en posibilidades de interpretación y lectura. Y tal era la intención de Italo Calvino al escribirlo. Para él, influido por el estructuralismo y la semiología1, no es tan importante el autor como el lector a la hora de dar un significado a una obra literaria (abogará, de hecho, por una cierta disolución o desaparición de aquél en favor de la preeminencia de éste). Si, de acuerdo con el enfoque estructuralista de la semiótica, el significante (la palabra escrita en nuestro caso, o incluso el libro en su conjunto) adquiere un significado en un contexto determinado, diferente al que toma en otro, la lectura de un libro puede realizarse, en cierta manera, con un significado distinto al que existía en la mente del autor, puesto que el contexto del lector es diferente al del autor; incluso el de cada lector es distinto. Italo Calvino, siguiendo esta idea, deliberadamente escribe esta obra para que pueda leerse y comprenderse de muy diversas formas.

Utopía


Así, existen, por así decirlo, diversos planos de interpretación, generándose una obra en cierto modo poliédrica. Por ejemplo, puede entenderse, en clave puramente literaria, como una re-escritura de “Los viajes de Marco Polo“, junto con la “Utopía” utopiade Tomás Moro, incluyendo a su vez multitud de referencias literarias a obras clásicas y a otras más recientes2, y que, además, es en sí una reflexión sobre la propia creación literaria. También es posible una lectura en clave de análisis del lenguaje3. Igualmente, puede interpretarse que se trata de una búsqueda del sentido de la existencia4. Existe asimismo una lectura posible bajo el prisma de la ecología urbana5. O de la relación entre utopía y realidad, casi desde un punto de vista platónico6. Otra interpretación, ofrecida por el propio Calvino, es la lectura como crítica a la ciudad y a la sociedad modernas. Por tanto, si el lector en cierta medida destruye y renueva (reestructura) el significado de lo escrito, si, como afirma el propio Calvino, el lector tiene una participación creativa activa en la obra escrita, podemos nosotros hacer una lectura arquitectónica de la obra, lo que nos permite realizar una reflexión sobre la ciudad y sobre la arquitectura al hilo del contenido de Las ciudades Invisibles.

Una cara del poliedro

El libro de Calvino tiene una estructura compleja. Consta de nueve capítulos, de los cuales el primero y el último contienen la descripción de diez ciudades, mientras el resto describe cinco cada uno, resultando un total de 55 ciudades. A su vez, las ciudades se inscriben dentro de 11 categorías distintas (las ciudades y la memora, las ciudades y el deseo, las ciudades y los signos, las ciudades sutiles, las ciudades y los intercambios, las ciudades y los ojos, las ciudades y el nombre, las ciudades y los muertos, las ciudades y el cielo, las ciudades continuas, las ciudades escondidas). Cada capítulo queda enmarcado entre fragmentos del diálogo que mantienen Kublai Kan y Marco Polo, y que incluyen reflexiones muy diversas (y con muchas lecturas posibles, como ya queda dicho).




Hay distintos juegos matemáticos en la estructura del libro7, como puede ser la secuencia de la numeración de las ciudades según sus distintas categorías, de modo que se forman sucesivas “cuentas-atrás”: 1, 2-1, 3-2-1, 4-3-2-1, 5-4-3-2-1 (repetida siete veces), 5-4-3-2, 5-4-3, 5-4 y finalmente 5. Como afirma el propio Calvino (2007), había encontrado en la ciudad un símbolo “complejo, que me permitió mayores posibilidades de expresar la tensión entre la racionalidad geométrica y la maraña de las existencias humanas”. Así, esta estructura matemática, aparte de poseer otras connotaciones8, la confronta Calvino en Las ciudades invisibles con el desorden aparente que encuentra en la vida real. Esta oposición la vemos también en la descripción de las ciudades, en las que encontramos la simetría frente a la irregularidad, la estabilidad frente a la inestabilidad, lo estático frente al cambio. Y precisamente pretendemos con este trabajo reflexionar sobre la ciudad al hilo de estas oposiciones, si bien dejaremos para el comienzo del siguiente epígrafe la explicitación del objeto de tal reflexión, y su conclusión final para el último apartado. En cualquier caso, todo ello lo haremos siendo conscientes de que se trata, simplemente, de una de las múltiples caras del poliedro que Calvino crea (o deja crear al lector) con su libro.


Giorgio de Chirico: Melancolía, 1.912


Introducimos también aquí una imagen de una obra de Giorgio de Chirico, una de las famosas Piazze que plasmó en su período de pintura metafísica. En concreto, reproducimos el cuadro Melancolía, pintado en 1.913. Aquí, como ocurre con Calvino, de Chirico emplea la ciudad como un símbolo, y aquí también, la realidad que se nos muestra es poliédrica, llena de posibles lecturas, con un empleo consciente de perspectivas diversas, entremezcladas, y que nos resultan inquietantes. También aquí no se nos describe una ciudad tal cual es, sino que se nos da, intencionadamente, una visión parcial (pero múltiple, ya lo hemos dicho) de la misma. También aquí, como en Las ciudades invisibles, hay una reinterpretación, una actualización del clasicismo9. Y una última similitud, que va a subyacer en nuestra reflexión sobre la ciudad: las figuras humanas en los paisajes de de Chirico, como en las descripciones de las ciudades de Calvino son, en apariencia, poco relevantes, menores, casi insignificantes.


Reflexiones

Dentro de las múltiples re-lecturas y re-creaciones posibles de Las ciudades invisibles, no hemos querido ceñirnos a un capítulo o a una de las categorías que propone Calvino. En su lugar, las reflexiones que vamos a hacer se basan en un concepto, por decirlo de algún modo, transversal en el conjunto de la obra, como es la relación de la ciudad con esa “maraña” de la vida de sus habitantes, de lo construido con lo vivido, de la arquitectura con el hombre, del urbanismo con la vida de la ciudad. Y, a pesar de que, como hemos dicho, en Las ciudades invisibles los habitantes son, en gran medida, “invisibles” (no siempre aparecen en las descripciones de las 55 ciudades y, en cualquier caso, no constituyen el aspecto central de las mismas10), no deben considerarse en absoluto un tema marginal en la propuesta de Calvino, pues, como vamos a comprobar a continuación, esta relación aparece de forma más o menos explícita en numerosos puntos del libro.

Dorotea. Pedro Cano.


Ya en una de las primeras ciudades que aparecen en el libro, Dorotea, Marco Polo expone que, para hablar de ella, puede describir sus edificios, puentes, murallas, barrios, o explicar el comercio que en ella se desarrolla… o bien hacer un relato más vivencial, como el del camellero, en que se expresa la experiencia de la ciudad relatando lo que hacen sus habitantes, cómo son, cómo y por donde se mueven… Por tanto, no basta una descripción física, o económica, de la ciudad, sino que, para comprenderla, es necesario hacer referencia también a cómo son y cómo viven sus habitantes.


Zaira. Odeii (Flickr)


De forma parecida, se nos dice que Zaira no está hecha de peldaños, calles, arcos, etc, sino de “relaciones entre las medidas de su espacio y los acontecimientos de su pasado”, entendiendo éstos como lo que han vivido sus habitantes, su historia, su experiencia. La ciudad contiene, por tanto, el pasado de sus ciudadanos, su historia, su vida.

En Zora, la ciudad que queda perfectamente impresa en la memoria, no se menciona a sus habitantes (salvo al hablar de que existe un puesto del vendedor de sandías). La ciudad debe permanecer inmóvil, sin cambiar, para poder ser recordada. Al no poder cambiar, al no poder adaptarse, al ser rígida, la ciudad no es capaz de alojar lo cambiante, lo inestable, lo mutable, o, en expresión de Cortés García (2003), el clinamen11 que supone la libertad de los habitantes, la variabilidad que introducen. Al final se produce la desaparición de la ciudad, precisamente porque no puede albergar la vida del hombre.

Al final del primer capítulo, vemos de nuevo esta contraposición: mientras los embajadores del Kan le describen cifras, nombres, dimensiones, etc., éste prefería las acciones de Marco Polo, quien, sin conocer la lengua de Kublai, mediante gestos y pantomimas, le describe aventuras, hazañas, etc. Son relatos de vivencias, y no meras descripciones del lugar físico. Esta disertación continúa al principio del capítulo segundo, cuando el Gran Kan recrimina a Marco Polo que, en lugar de los datos concretos que aportan otros embajadores, éste le hable de “los pensamientos que se le ocurren al que toma el fresco por la noche sentado en el umbral de su casa”. Pese a esta aparente crítica, Kublai Kan seguirá al final del capítulo prefiriendo las historias de Marco Polo, incluso cuando éste mejore su dominio de la lengua tártara. Es más, preferirá a las palabras (que permitían describir mejor “monumentos, mercados, trajes, fauna y flora”) los gestos a los que recurre el veneciano para “decir cómo debía ser la vida en aquellos lugares”. Sigue interesándole más esto último que los meros datos descriptivos.



Zenobia. Colleen Corradi Brannigan.



Más tarde afirma Marco Polo acerca de Zenobia que, si bien no se recuerda el origen o la razón de su peculiar construcción elevada con pilotes, bambú, galerías, escalas, zancos, etc., sus habitantes imaginan una ciudad ideal, en la que ser felices, que no sea, en esencia, distinta de la que poseen. La conclusión final es que la división entre las ciudades debe hacerse diferenciando las que se adaptan “dando forma a los deseos” o las que borran los deseos o son borradas por ellos. De nuevo aparece la importancia de la adaptación, de la adecuación de la ciudad a sus habitantes, de modo que éstos no vean borrados sus deseos o, como ocurría con Zora, desaparezca y sea olvidada.

Sofronia muestra de nuevo la oposición entre lo estable, lo geométrico, lo racional, frente a lo mutable y variable. Es una ciudad formada por dos mitades. En una de ellas está “la gran montaña rusa de ríspidas gibas, el carrusel con el estrellón de cadenas, la rueda de las jaulas giratorias, el pozo de la muerte con los motociclistas cabeza abajo, la cúpula del circo […]”. Es la parte dinámica, lúdica, de la ciudad. Simboliza, pues, la parte vivida. La otra mitad está formada por edificios de piedra, mármol y cemento, e incluye “el banco, las fábricas, los palacios, el matadero[…] y todo lo demás”. Cada año una de las mitades se va, en caravana, hacia otros lugares, y la otra se queda. Pero, paradójicamente, es la parte dinámica, la aparentemente inestable, la vivida, la parte que se queda, esperando que, al cabo de unos meses, vuelva la otra. Así pues, es la vida de los habitantes la que permanece. Las arquitecturas pasan, van y vuelven. La auténtica esencia de la ciudad, la que permanece fija, (si bien ambas mitades son necesarias para que “la vida recomience”), es la vida de sus habitantes.

Análogamente, los habitantes de Eutropia cambian de lugar de tiempo en tiempo, mudándose a una ciudad vecina, con ligeras diferencias respecto a la anterior, luego a otra, y así sucesivamente. Cambian también sus actividades, “sus vidas se renuevan”, aunque la organización general es la misma, variando sólo los papeles que asume cada uno. Pero, a pesar de todo, Marco Polo afirma que es la única ciudad del Imperio que permanece idéntica a sí misma. Dado que las ciudades a las que van trasladándose sucesivamente son distintas unas de las otras y que las actividades que los habitantes realizan, las vidas que llevan, son similares, cabe colegir que es precisamente el hecho de que las distintas ciudades se vivan igual (pese al cambio de roles) lo que confiere a la ciudad esa unicidad. Por tanto, lo que permanece inmutable, lo que constituye la propia esencia de Eutropia, es la forma en que ésta se vive.

Calvino abunda en la importancia de la experiencia que se vive de una ciudad cuando Marco Polo describe Zemrude como una ciudad que se percibe distinta en función del “humor de quien mira”. Dejando de lado la obviedad del hecho empírico de la importancia del estado de ánimo del observador en su percepción, subyace aquí de nuevo la idea de que es el cómo se vive una ciudad, y no su configuración formal, lo que la hace ser una ciudad feliz o no.


Ersilia. Mirjana.

En Ersilia, es la red de hilos que materializa las relaciones entre sus habitantes lo que constituye realmente la ciudad. Cuando la abandonan, quedando la telaraña de relaciones abandonada, “aquello es todavía la ciudad”, afirma Calvino por boca de Marco Polo. Sólo cuando vuelven a edificar una nueva ciudad y vuelven a tejer la maraña de sus relaciones, vuelve a ser una ciudad, vuelve a ser Ersilia.

El nombre de la ciudad de Baucis hace referencia al mito griego de Filemón y Baucis, por lo que podemos deducir que es la falta de hospitalidad de sus habitantes12 la que impide al viajero reconocer la existencia de la ciudad, puesto que ésta, como Frigia, ha desaparecido. En realidad, en el caso de Baucis, sus habitantes han construido la ciudad elevada y no descienden a la tierra. Esa falta de hospitalidad, de relación con otros y con la tierra, es la que hace que la ciudad casi no exista, y que los habitantes contemplen fascinados “su propia ausencia”.

En la ciudad de Leandra aparece más clara la contraposición de ideas sobre la que vamos reflexionando. Existen unos “dioses del lugar” y unos “dioses de las personas”, los Lares y los Penates13, respectivamente. Y discuten entre ellos quién constituye el alma de la ciudad (por supuesto, tanto unos como otros piensan que son ellos mismos quienes constituyen tal alma). ¿Cuál es, por tanto, la esencia de la ciudad? El dios del lugar, el Lar, el genius loci -utilizando la expresión de Norberg-Schultz- tiene, sin duda, su importancia. Pero no podemos olvidar al Penate, el dios protector de la familia. No podemos olvidar que parte esencial de la ciudad es el habitante, que una ciudad no es sólo una realidad física, sino que encierra toda una serie de experiencias humanas, incluyendo un pasado, una historia como suma de aquéllas, un presente y un futuro que ha de ser vivido en ella.



 Eudossia. Fernando Rossia.

Otra descripción esclarecedora sobre la idea que subyace en la obra de Calvino es la de Eudossia. Si bien su diseño está plasmado en una alfombra, con toda su perfección y precisión geométrica, es difícil reconocer lo que ves en la ciudad en la representación que contiene la alfombra. Es necesario prestar especial atención para reconocer los distintos elementos urbanos en el diseño tejido, si bien todos están contenidos en él. La percepción de la ciudad que cada habitante (y visitante) tiene de Eudossia no concuerda exactamente con las tramas contenidas en la alfombra, si bien está implícita, escondida, en ella. De acuerdo con el oráculo que relata Marco Polo, en uno de los dos objetos -la alfombra y la ciudad- está contenido el diseño del cielo estrellado, de los planetas, de todo el universo; el otro es una copia imperfecta de tal diseño. Marco Polo no aclara cuál es el verdadero mapa del universo y cuál la obra aproximada e imperfecta. De nuevo estamos ante la confrontación de la exactitud matemática con la maraña de las vidas humanas, en palabras de Calvino. De nuevo ante la tensión entre lo inmutable y el clinamen, entre lo diseñado y lo vivido.

Bersabea tiene como modelo una Bersabea celeste, que posee todas las virtudes y sentimientos elevados, y que sus habitantes creen ejecutada con oro, plata, diamantes… “una ciudad joya”. Creen también que hay otra Bersabea infernal que reúne todo lo despreciable e indigno, y que creen llena de desperdicios, cajones de basura, restos de fideos… Marco Polo explica que, paradójicamente, aunque esas ciudades-modelo existen y albergan las virtudes o defectos que les suponen, realmente la Bersabea infernal ha sido diseñada por “los más autorizados arquitectos”, con caros materiales, y con un funcionamiento perfecto. Es la Bersabea celeste, sin embargo, la que alberga las mejores virtudes y bondades, en la que hay “peladuras de patata, paraguas desfondados, medias en desuso, […] pedazos de vidrio, botones perdidos, papeles de chocolate”, etc. Cabe deducir, pues, que la Bersabea celeste no es la que mejor ha sido diseñada, la más bella, sino la que más se ha vivido, en la que más restos de existencia hay.

Por no hacer excesivamente extensa esta reflexión, hablemos por último de Perinzia, la ciudad que fue diseñada meticulosamente, perfectamente, reflejando, según los astrólogos, la armonía del firmamento. Sin embargo, los habitantes, en sucesivas generaciones, se han convertido en seres monstruosos, deformes. Un pretendido diseño perfecto no ha logrado convertirse en el lugar ideal para la vida de sus habitantes, y éstos han acabado degenerando en entes horribles.


Conclusiones

La reflexión final, que parte de todas las anteriores, es simple y, además, era intuida antes de compenzar: el arquitecto y el urbanista no pueden olvidar en el diseño de la ciudad al hombre. Esto, que parece una obviedad, no lo es tanto cuando pensamos en la forma en que la ciudad se proyecta tantas veces hoy en día (e incluimos aquí en el concepto de “proyectar la ciudad” no sólo el diseño y planeamiento urbanísticos, sino también el mero proyecto de arquitectura, que, a la postre, construye la ciudad). Se trata muchas veces de procesos proyectuales en los que lo esencial es cumplir unas normas, alcanzar unos valores límite máximos o mínimos, cuadrar unas cifras, establecer ciertas reservas para ciertas funciones o usos, asegurar la correcta y fluida circulación de vehículos, dimensionar ciertos elementos hasta que se verifiquen unas limitaciones normativas, satisfacer unos requisitos económicos, realizar meros ejercicios compositivos (relaciones vacío -hueco, proporciones y relaciones geométricas, formas que representen algo o den respuesta a algo, incluso en ocasiones la forma por la forma…), etc. Desde luego, todo esto debe estar contenido en un proyecto o en un plan urbanístico, pero en tantas ocasiones nuestros proyectos se convierten en “racionalidad geométrica”, pero olvidando la “maraña de las vidas de los hombres”. En tantas ocasiones confiamos en que al cumplir cierta normativa estamos dando respuesta a las necesidades (“deseos”, en los términos de Calvino) del hombre. En tantas ocasiones hacemos diseños bellos, (casi)perfectos, completamente funcionales, como ocurría en Eudossia, o en Bersabea, o en Perinzia, pero que, al fondo, no tienen en cuenta al hombre. En todas esas ocasiones nuestro trabajo no da respuesta a sus deseos, no contempla el clinamen, no es capaz de adaptarse al cambio, no es capaz realmente de albergar la vida del hombre en toda su potencialidad, sino que, en realidad, muchas veces la limita, le pone impedimentos.

Creemos haber demostrado cómo Calvino, a pesar de que aparentemente deja en un segundo plano a los habitantes de las ciudades, en realidad los sitúa y los narra, semi-escondidos, para ser descubiertos por lo que el llama “un lector atento”. Del mismo modo, y retomando la imagen de de Chirico que presentábamos con anterioridad, el pintor sitúa en su cuadro (como en tantas de sus pinturas metafísicas) a unos personajes aparentemente irrelevantes, e imposibles de reconocer por su escaso tamaño, sin rostro identificable. Sin embargo, como buen conocedor de las leyes compositivas y de la percepción, la posición de esas figuras humanas está perfectamente estudiada, de forma que la vista acaba dirigiéndose a ellas indefectiblemente. En su Melancolía, en la tensión del cuadro precisamente, gracias al uso del color y a las diagonales que trazan las sombras, a semejanza del lector atento de la obra de Calvino, un observador “atento” acaba descubriendo el papel esencial que desempeñan esas diminutas figuras en el cuadro.


No lugar. Txema Rodríguez.


Si olvidamos al hombre, sus deseos, su necesidad imperiosa de apropiarse de los espacios en que habita, en nuestro trabajo como arquitectos, corremos el riesgo de crear espacios como los de de Chirico o como los de muchas de las ciudades distópicas de Calvino: inquietantes, aplastantes, casi inadecuados para la vida humana, y tal vez lo que pretendemos diseñar como un lugar se convierta en un no-lugar14. Habremos así tergiversado el significado de la palabra Utopía, que, según su origen etimológico, puede interpretarse como eu-topía (“buen lugar”) o como ou-topía (“no lugar”). Se tratará en fin, de tener en cuenta al hombre para lograr buenos-lugares en vez de no-lugares.

Bibliografía

Baiges, M. T. M., & Chirico, G. D. (2001). Modernidad y tradición en la obra de Giorgio de Chirico. México: UNAM.
Calvino, I. (1995). Las ciudades invisibles. (A. Bernárdez, Trad.). Barcelona: Ediciones Minotauro.
Calvino, I. (2007). Seis propuestas para el próximo milenio. Biblioteca Calvino (pág. 160). Madrid: Siruela.
Cerdán Vargas, F. G. (2005, Diciembre). El intrincado laberinto de Las ciudades invisibles de Italo Calvino. La Palabra y el Hombre, (136).
Cortés García, F. J. (2003, Febrero). La construcción del concepto de ciudad a partir de la ideación literaria. Colección Mediterráneo Económico, (3). Recuperado Junio 28, 2009, a partir de http://www.cajamarfundacion.com/mediterraneo/revista/me0309.pdf.
González Ordovás, M. J. (1998). La cuestión urbana: algunas perspectivas críticas. Revista de estudios políticos, (101), 303-333.
Mateos Martín, C. (2003). La comunicación poética y política de la ciudad: Análisis de la ciudad como argumento de información política electoral, frente a “Las ciudades invisibles” de Italo Calvino. Espéculo: Revista de estudios literarios, (23). Recuperado Junio 28, 2009, a partir de http://www.ucm.es/info/especulo/numero23/ciudades.html.
McLaughlin, M. L. (1998). Italo Calvino. Edinburgh University Press.
Olivares Correa, M. (2007, Diciembre). Giorgio de Chirico o la realidad poliédrica. Discurso Visual (revista digital), (9). Recuperado a partir de http://discursovisual.cenart.gob.mx/dvwebne9/diversa/divcreaolivares.htm.

Sánchez Garay, E. (1997). Azar y rigor: El juego combinatorio de Italo Calvino. Espéculo: Revista de estudios literarios, (6). Recuperado Junio 28, 2009, a partir de http://www.ucm.es/info/especulo/numero6/e_sgaray.htm.
Weiss, B. (1993). Understanding Italo Calvino. Columbia S.C.: University of South Carolina Press.

Notas

1Nos referimos, por un lado, al estructuralismo ligüístico, que parte de Ferdinand de Saussure y su Curso de Lingüística general, aunque también al antropológico, de Levi-Strauss.
2Son, por ejemplo, evidentes, las referencias a la obra de Borges.
3Como muestra, cabe recordar aquí la figura del tablero de ajedrez que Calvino emplea en el capítulo VIII, que ya había sido empleada por Saussure en relación a la estructura del lenguaje, sus reglas, la arbitrariedad de los signos respecto al significado, etc. O las ciudades de Zirma o Ipaiza, entre otras.
4Claros ejemplos de esta búsqueda pueden ser, por citar sólo algunos, el diálogo que tienen Kublai Kan y Marco Polo acerca de su propia existencia, o las ciudades de Zoe, Cloe, o la angustiosa Adelma, o la propia conclusión del libro sobre “el infierno de la vida”. Hay ciertos ecos, en esta búsqueda, del existencialismo de Sartre y del nihilismo de Nietzsche.
5En especial, aunque no exclusivamente, en el capítulo VII, donde se hace referencia en varias ocasiones al tema de los residuos.
6En cierta medida, la relación de las ciudades invisibles propuestas por Calvino con las ciudades visibles es similar a la existente entre lo ontológicamente real (las ideas) y lo existente (la realidad física) tal como la entiende Platón. Incluso Venecia, como ciudad ideal que subyace en todas las ciudades descritas por Marco Polo, se aproxima a la idea de Bien a la que todas las cosas (todas las ciudades) aspiran, de la que todo, de cierto modo, participa.
7Estos juegos son influencia de los contactos de Calvino con el grupo Oulipo y con Raymond Queneau en concreto. Los escritores que formaban parte de este grupo gustaban de hacer, como retos literarios, distintos juegos matemáticos como restricciones autoimpuestas en la creación narrativa.
8Por ejemplo, la suma del número de capítulos y el de ciudades es 64, el número de escaques de un tablero de ajedrez, metáfora a la que se ha hecho referencia con anterioridad. También 55 era el número de ciudades en la Utopía de Tomás Moro.
9Son numerosas las referencias a temas clásicos en la obra de Calvino (mitología gecorromana, literatura clásica, filosofía, etc). El concepto de clasicismo que tiene el autor (él mismo afirma “es clásico lo que tiende a relegar la actualidad a la categoría de ruido de fondo, pero al mismo tiempo no puede prescindir de ese ruido de fondo”) se trasluce claramente en Las ciudades Invisibles.
10Sintomático es que prácticamente por completo se omite a los niños en Las ciudades invisibles.
11El clinamen, en el pensamiento epicúreo, es la capacidad de los átomos (que conforman la realidad) de desplazarse espontáneamente, lo que les permitía crear combinaciones nuevas, no previstas. Explicaban así el carácter no-determinista del Universo y, por ende, la libertad del hombre.
12De forma resumida, es la historia de un matrimonio de ancianos que reciben en su casa a dos dioses, Zeus y Hermes, en principio sin saber quiénes son, los cuales querían comprobar si existía la hospitalidad en la ciudad de Frigia. Al no permitirles nadie entrar en su casa, salvo Filemón y Baucis, deciden destruir la ciudad, salvando la cabaña de éstos, convertida ahora en templo. Les concedieron también un deseo: ser ministros del templo y estar unidos para siempre. Al morir (juntos, como habían deseado), Zeus les concedió convertirse en un roble y un tilo, respectivamente, inclinados para siempre uno hacia el otro.
13Son nombres tomados de dioses protectores de la mitología romana. El papel que les asigna Calvino es similar (aunque no exacto del todo) al que tenían para los romanos.
14No nos referimos exactamente (o exclusivamente) al concepto acuñado por Marc Augé, sino, en general, a espacios que son difícilmente aprehensibles -apropiables- por el hombre. Difícilmente vivibles.


Créditos

Reflexiones sobre la Ciudad a la luz de “Las Ciudades Invisibles”Laureano-Arquitectura, Investigación, Urbanismo 9 octubre, 2013

Ilustraciones
Ciudad junto al mar, 1335  Ambrogio Lorenzetti
Las demas ilustraciones son del post original

Enlace

Post  original

Las ciudades invisibles Italo Calvino, PDF