Estudio y disciplina: los secretos de un escritor
auténtico
1. ¿Cómo fue la niñez y la adolescencia de Julio Escoto?
JE:
Tengo muy precisas esas etapas. Mi niñez fue
mágica y esplendorosa, un infante querido hasta la saciedad(a quien igual disciplinaban al minuto)
que tornaba de la escuela, tiraba el bolsón
y subía a los árboles de guayaba hasta la hora de almuerzo (que no sé con qué
apetito comía). Tuve cien ju-guetes, cacé arañas, sapos y libélulas, capturé luciérnagas y estrellas, bebí aguas de
río, charco y manantial y res-piré los aires beatíficos de El Merendón… Pero… en
eso llegaron la pubertad y la adolescencia y la maravillase vino abajo. Descendieron sobre mi sana
frente la malicia, la picardía, el deseo,
el omnipresente atractivo del sexo y, particularmente, desde la secundaria
La Salle, la torpeza religiosa, el
horror a lo desconocido y lo imaginado, la superstición, la fe viciada y
mal educada, el temor (no el amor) a Dios,
el miedo a la muerte, pues con ella se hacía factible el infierno. Satanás
sustituyó a la inocencia. En fin, el desastre anímico, la inseguridad…
2 ¿Qué puede decirnos sobre su vida estudiantil y, sobretodo, las experiencias
de haberla desarrollado en la entonces Escuela Superior del Profesorado?
JE:
Me considero afortunado por haber estudiado en
dicha Escuela. La base de mi formación ética, estética y profesional nació allí
gracias a extraordinarios profesores que
eran más amigos que maestros. Alguno de ellos no tenía idea de la didáctica, pero otros eran dueños de una intensa capacidad
humana para explorar. (Lesly Castejón), vivir (Luis A. Baires) y gozar la vida (Andrés Morris), que es lo que
mejor aprendí. Adicional al pensamiento analítico, la sensibilidad
social, la solidaridad y la fe en la humanidad
que esa Escuela me inspiró. Mi asistencia a otras instituciones universitarias
posteriores jamás se compara a lo vivido en la Escuela Superior del Profesorado.
3. Siguiendo con la última pregunta, en medio de un contexto en el que
abunda y se facilita la producción poética, ¿cómo ha logrado escribir sus novelas? ¿Qué lo mueve, o cuál es el
proceso que lo lleva a producir tanta narrativa de calidad?
JE:
Si es así se debe mayormente a la disciplina
y el estudio constantes. Estudio en cuanto que hay que ver todo lo que local o
externo caiga en las manos (leo
regularmente cuatro idiomas) y analizarlo; disciplina en cuanto a
dedicar horas y horas a perfeccionar una página, un drama, un suceso narrados. He sido usualmente lento en producir
novela: Rey del albor. Madrugada me tomó doce años pues debí investigar muchos
datos. Para describir a un sacerdote en misa, ejemplo y a pesar de que fui
monaguillo, leí todo lo referente a la vestimenta que ocupa esa
ceremonia y luego visité aun cura amigo
para que me extrajera de algún error. A mi novela El general Morazán marcha a batallar desde la muerte la
sometí a la radiografía de seis historiadores, y así. Si en algo podría
yo llegar a ser ejemplo sería en esas dos características tan necesarias para
un autor: estudio y disciplina.
4. Aunque es un tema sobre el cual ya se ha deliberado antes, según
su criterio, ¿a qué se deberá la escasez de narradores y, particularmente, de
novelistas en el país?
JE:
Pues esa era una queja —y cliché— hasta hace
diez años pero ya no. Hoy más bien tenemos
un interesante rebrote de escritores o, mejor, de aspirantes a escritores,
incluyendo de novela, tanto mayores como jóvenes. Algunos se orientan
hacia el éxito y la fama, otros a explorar
la realidad hondureña y con ello su identidad y su futuro. En donde considero
que falta un poco más de trabajo es en el estudio de las técnicas narrativas,
esto es más lectura de autores del mundo. Pero
ya vendrá, ya llegará. Lo importante es afirmar que hay novelistas en Honduras y
que el clan crece: (de Galel
Cárdenas a Ken Cuttler, de José Bográn a Jorge
Medina, nacen propuestas nuevas
La literatura es
algo más que ese encantamiento en que nos sumergimos a veces por horas: es
también un milagro que nos abre los ojos para siempre. Esto lo sabe
bien Julio Escoto, encantador de la palabra y hacedor de milagros para reconocernos
más hondureños, más humanos.”
José
Antonio Funes
5. De sus vínculos con otros intelectuales,
¿para usted cuáles han sido los más importantes y perdurables?
JE:
Con Andrés Morris en primer lugar, que me
educó en el arte y la crítica; Paul Engle, poeta que me recibió en el International Writing Program de la Universidad de Iowa; Jaime
Fontana, que fue como un tutor en humanidades, Óscar Acosta que me enseñó la
sencillez de la nobleza; Gramsci yAlthusser,
que moldearon mi comprensión política del universo.
6. Además del escritor, hay diversos Julios. El
crítico literario, el editor, el cronista de
la ciudad de San Pedro Sula, el analista político. ¿De qué manera fueron
surgiendo todos estos roles y cómo ha sido la evolución de cada uno de
ellos?
JE:
Quizás por dos factores: la larga edad
(cumplí 70) y no haber temido ala experiencia humana. Me arriesgué con inteligencia siempre que pude, busqué
conocer lo permitido y lo escondido y,
sobre todo, nunca dejé de preguntar. Si esas son virtudes, bienvenidas,
pero mayormente las considero prácticas de vida. Y desde luego que a
todo eso debe agregarse un ancho trasfondo
de lecturas: no puedo dejar de leer los títulos del pedazo de periódico
tirado en la calle, el rótulo de la
pulpería o los ojos de mis interlocutores. Todo eso, bien aprovecha-do, sirve
para escribir obras de variados campos si se sabe hacer bien.
7. ¿Qué libros han servido de influencia, al punto de marcar de cierta forma
su rumbo y su experiencia como escritor?
JE: Muchos, desde luego, pero llevado a señalar tres
diría que Dafnis y Cloe, de Longo, por su
administración hermosa y pura del tema del amor; Por quién doblan las campanas, de Hemingway,
por el dominio de la épica y de lo que es construir una novela; y las obras de
los Dumas, padre e hijo, por su maestro manejo de las técnicas narrativas. Pero también están John Donne,
Steinbeck, Scorza, García Márquez,
Sófocles, Góngora-
Algunos de los libros publicados por Julio Escoto
8 .Entre 1977 y 1980, usted fungió como director general de la Editorial Universitaria Centroamericana (EDUCA). En ese entonces, ¿cuáles fueron los aportes más significativos a la literatura hondureña desde esa plataforma?
JE:
Escasos, debo confesar con pudor, pero fue a causa de
las circunstancias. Cuando salí de la
dirección de EDU-CA dejé varios proyectos de autores hondureños a quienes no
pude publicar debido a que me tocó la época terriblemente contestataria de Centroamérica y el momento no estaba para
ensalzar a la revolución sino para hacer la revolución. De allí que el
92%de los libros que publiqué, autorizado
por el Consejo Editorial, trató sobre las condiciones
políticas, eco-nómicas, culturales, filosóficas y sociales de la
Centroamérica de siempre y del instante.
Había que agitar para que acabara la matanza de indígenas en Guatemala, para que cayera Somoza, para
que se hiciera la reforma agraria en
Honduras, para que terminara la represión en El Salvador, para que Costa
Rica y Panamá se solidarizaran con lo que acontecía. A pesar de ser un literato, confieso, el huracán social me
impidió dedicar EDUCA a las literaturas centroamericanas. Pero fue bien
decidido y estuvo bien hecho, ala distancia histórica lo considero
así.
En la obra de Escoto no sólo está
implícito el afán por cuestionar y refundar el imaginario colectivo del ser hondureño,
abandonando el sentido de la narración vista como espejo de la realidad, sino
que apunta a rastrear la ruta hacia ese aleph donde confluyen las
experiencias personales y el ser colectivo del hondureño, a través delos
senderos aparentemente contradictorios de la imaginación, logrando ‘captar’ la esencia de esa identidad que otros
intentaron ‘reproducir’ sin éxito.”
Mario Gallardo
9. ¿Qué nos tiene preparado para el futuro?
JE:
Nuevos proyectos siempre, en los campos que
se permita. Ahora estoy calibrando en mi cerebro el tema del bicentenario de la
independencia (1821-2021), momento que
debemos aprovechar los agentes culturales para impulsar el intelecto nacional,
y para lo cual debemos ingeniar ya proyectos que desarrollen el Estado y la empresa privada;
sigo apoyando a escritores jóvenes en SPS, y en lo
personal tengo concluidas dos novelas
(trabajo de once años), incluso una que es como saga de Rey del Albor. Madrugada (aunque no continuación). Y des-de luego que
también peleando por conseguir financiamiento para obras, para la revista
IMAGINACIÓN, para proyectos locales y nacionales. Estoy
claro, empero, de que me quedan unos quince años más de vida activa, teniendo suerte, por lo que me
propongo exprimirlos y extraerles la savia
que potencialmente produzcan para Honduras y para mi obra. El tiempo
dirá si la línea será más corta larga, aunque en todo caso gozosa.
Fuente :Boletin informativo de la Editorial Universitaria Año III,No. 23 Septiembre de 2014
https://es.scribd.com/doc/241202770/Pagina-al-viento-No-23