Lenguaje y escritura. Decálogo para escribir micro relatos. Post Plaza de las palabras





Plaza de las palabras en su sección Lenguaje y escritura, presenta El decálogo para escribir microrrelatos. Genero literario que cada vez adquiere mayor relevancia. Y en el que algunos escritores han sido notables;  por ejemplo el guatemalteco Augusto Monterroso, y en nuestro patio, el escritor y poeta Oscar Acosta; cuya obra El arca, sentó las bases del relato corto hondureño. Karla Herrera, escritora y critica hondureña, hace  un recuento de los escritores hondureños que han incursionado en la microfficcion: Karla I. Herrera,  dice: « En este octavo libro de Elisa Logan, el segundo en la rama de narrativa, el tejido textual se inscribe en el campo de la minificción moderna y posmoderna, según la clasificación del estudioso mexicano Lauro Zavala. De tal suerte que se convierte en la primera mujer en publicar —en formato de libro— este género literario en Honduras y en el séptimo autor a nivel nacional, antecedida por los escritores Óscar Acosta, Julio Escoto, Víctor Manuel Ramos, Nery A. Gaitán, Samuel Trigueros y Kalton Harold Bruhl.» (1).


DECÁLOGO PARA ESCRIBIR MICRORRELAROS

1. La extensión de un microrrelato debe abarcar como máximo hasta las 150 o 200 palabras. No hacen falta más, sino es que te estás yendo por las ramas y lo que verdaderamente tienes que tallar es el tronco. Las ramas del árbol son para sujetarse o trepar hacia la esencia, por lo que no hace falta que se vean.

2. El texto debe ante todo sugerir, no contar. Para qué regodearte en una imagen literaria… que sea el lector quién llegue al éxtasis por él mismo. Dicen, que una mujer tapada con una blusa de seda es más erótica y sugerente que si nos muestra desnuda todos sus encantos. Que el desnudo no sea integral…

3. Juega con el doble sentido de las palabras. Suele ser un recurso exitoso porque el lector se verá involucrado en tu juego y deberá tomar parte de él. La ironía y el humor también te ayudarán porque, como ocurre con un chiste, hay que pillarlo, no vale con estar ahí sentado de bruces de forma pasiva.

4. Emplea elipsis y fueras de campos (cine) porque si este género destaca por algo es por obviar las cosas. Ten una idea, escríbela y después edítala como se hace en el cine. Enfócala desde diversos puntos de vista y después elige las tomas más adecuadas.

5. El título es crucial porque sirve para economizar el texto que viene después. Aunque, recuerda que el título no sea demasiado explícito, porque puedes cargarte la gracia del microrrelato. Empléalo como si fuera una parte más, pero piensa que es lo que el lector va a leer primero.

6. El microrrelato debe contener una historia, una narración de algo. Un microrrelato no es un aforismo o una simple ocurrencia. Se pueden obviar algunas partes de la narración, pero la historia debe estar ahí, con su conflicto.

7. Las palabras que se escojan para escribir un microrrelato deben ser las justas y necesarias. Al verlo terminado, el texto debe parecerse a una fórmula matemática.

8. El final es lo más importante, es ahí donde el lector debe recibir la bofetada. Por lo tanto, sitúa al lector y llévalo a tu terreno. Después enséñale el abismo para que sienta vértigo. El lector sabrá que estás ahí para estrecharle la mano. Debe sentir esa complicidad, esa cercanía.

9. No hace falta ser totalmente coherente, sino creíble. Un elefante puede volar y ser de color amarillo si su historia está bien contada porque las palabras también connotan, no sólo denotan y es ahí donde aparece el bagaje cultural y experimental del lector.

10. Hay que tener en cuenta que el auge del microrrelato está ligado a nuestra realidad actual de fugacidad, rapidez y estrés, en parte provocada por Internet y las nuevas tecnologías que nos dan acceso a un mundo infinito de posibilidades. Dale un suspiro al lector, que no se agobie en la lectura porque sino pasará a otra cosa. Hay demasiadas cosas que leer y muy poco tiempo.
Una última cosa…

Si quieres empezar a escribir microrrelatos, como todo en la vida, debes empezar desde la base, es decir, leer muchos textos, tanto de escritores clásicos como actuales. No seas impaciente. Éste es un género que precisa mucha práctica.

(Fin del artículo)

Notas bibliográficas
1.  Karla I. Herrera, reseña crítica,  El arte de lo diminuto en “Historias de Natalia”. Diario La Tribuna, 12 de abril 2015.   

Créditos
Texto Decálogo para escribir microrelatos.
tomado de SINJANIA. Formación para escritores.
http://microrrelatoapeso.wordpress.com/]

 

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Cuentos Hispanoamericanos. La calle prohibida de Pompeyo del Valle. Post Plaza de las palabras



 
1928-2018

Plaza de las palabras, en su sección  Cuentos Hispanoamericanos, sección que ha incluido cuentos de Alfonso Reyes, Juan Carlos Onetti, Juan Jose Arreola, Javier Vasconez y las escritoras Maria Luisa Bombal y Elena Garro.  En esta ocasión presenta  el cuento La calle prohibida de Pompeyo del Valle (1928-2018). Escritor hondureño,  periodista, poeta y narrador. Es considerado padre de la generación del 50. Entre sus principales obras se encuentran El hondureño hombre mítico (prosa, 1977), Ciudad con dragones (poesía, 1980), Los hombres verdes de Ula, (cuentos, 1982), Duración de lo eterno (poesía, 1989), Poemas selectos (poesía, 1989). Pompeyo del Valle fue  Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa, (1981).

De Pompeyo del Valle, fallecido a finales de 2018;  ya habíamos publicado su cuento mas conocido La calle prohibida, en un post dedicado a  tres grandes escritores hondureños. El poeta Oscar Acosta, el poeta y cuentista Pompeyo del Valle, y el escritor y actor Eduardo Bähr.  Tres cuentistas hondureños: Del Valle, Acosta, Bähr. Otra manera de leerlos. Post Plaza de las palabras. En esta ocasión estamos republicando el cuento La calle prohibida en la sección Grandes Cuentos Hispanoamericanos. Trascribimos los mismos comentarios que ya habíamos hecho en el post original, salvo los epígrafes que hasta ahora incluimos.   
«El amor está, en este momento,
 corriendo un serio peligro.
 ¿Y qué va a hacer una humanidad sin amor?
 Dígame. Sólo furia.» (1)
Pompeyo del valle

«Sí señor, la esperanza no ha muerto,
existe la esperanza.» (2)
Pompeyo del Valle
«»
Presentamos uno de sus cuentos más emblemáticos y conocidos, La calle Prohibida, un  cuento fantástico, que comienza en un café de la Plaza  Saint Michel, en Paris, donde un parroquiano, Bartolo Gris,  escucha una historia que le fascina, en la cual se narra que un presidente especie de demonio, visita a su amada en una calle, en que desde las  cuatro de la tarde a las siete de la noche, esta prohibido pasar. Por cuestiones del destino Bartolo Gris, visita su país  de origen y deambulando por esa ciudad, el infortunado llega a esa calle y entre esas horas.  Bartolo está en el lugar y en el momento equivocado. Aquí presentamos algunos planes de vuelo de esa especie de viaje fantástico:

La primera, el papel que desempeña la mirada. El juego del contacto visual y  la mirada en el relato. La mirada del caudillo sobre Bartolo, el ambiente petrificado de la calle, donde no se mueve una hoja. Existe a la par una ausencia de miradas: las puertas y las ventanas están cerradas. Ese ambiente petrificado evoca la mirada de medusa, pero Bartolo Gris no se petrifica cuando ve al  los ojos grandes del Señor, pero si se convierte en un haz de heno. En este cuento, también hay por default, ausencia de personas, que evitan la mirada, porque mirar al visitante es la muerte.  En la calle prohibida, los viernes y a esas horas; las personas  de la ciudad   están  petrificadas, no pueden salir de sus casas. Quizá aunque sea como exploración, hay que analizar el cuento desde las posibilidades del mito.

La segunda, pero también asoma una veta para leerlo desde el tema del poder, tema ya tratado en muchos escritores latinoamericanos. Aquí estamos ante la sombra de un dictador, un tirano, un hombre con poder y cuya mirada:
 «En las pupilas omnímodas se encienden dos rojos puntos de cólera que parecen cobrar vida independiente, como dos animales esféricos.»
 El tema del poder siempre es actual.  En ese sentido el relato tiene algo de profético y de visionario. Es un relato del poder absoluto. El poder absoluto en el siglo XX1, como forma de dominación. Poder tecnológico, poder económico, poder político. Su temática desde esa óptica esta relacionada también a los daños colaterales del poder, zonas prohibidas. No solo hay calles prohibidas, hay muchos segmentos de la realidad que están prohibido. El tema es tan antiguo como la ciudad Prohibida de Pekín; en que solo el emperador, su familia y su corte podían entrar a ella. En la llamada post modernidad: hay muchos segmentos del conocimiento que están tacita o explícitamente, prohibidos o marginados de las corrientes mediáticas. En el cuento la calle prohibida, solo es un anticipo.
 Una calle, un día viernes cada semana, tres horas. Pero lo extraño, fuera del cuento, sabemos que es fantástico, y su condición como tal, es aceptada sin explicaciones ni argumentaciones. El mal esta prefigurado en el tirano. Pero no es cualquier tirano, es un tirano que lo puede todo: hasta convertir a un ser humano en heno.  Esa prohibición  podría abarca a toda la ciudad. Y podría cerrar todas las calles porque tiene el poder para hacerlo. Y aquí recordamos la fabula de Platón, el dictador desterrando a los poetas. Un tema ya tratado por el filosofo Karel Kocis, en La ciudad y lo poético.

La tercera, o podría ser leído en el personaje de arquetipo del mal, desde una visión teológica. Otra vertiente del cuento desemboca en el mismo Bartolo Gris, que hace el papel, ya sembrado y desarrollado en otro cuento, el de flaneur, pero no cualquier flaneur. Aquí tenemos un flaneur  inconsciente, uno que no puede luchar porque ni siquiera sabe cuál es el problema. Y que vaga por la ciudad sin planes específicos;  y entre deambular y mirar, va a dar a la calle prohibida. Y ahí, sin querer y sin saber se encuentra con el hombre
«que no puede ser leído», (3)
Aquel personaje del cuento de Poe, El  hombre  de la multitud. (4) Aquí Bartolo Gris, en sentido contrario. No es un hombre de la multitud, vaga solitariamente. No se encuentra a nadie. Es en el buen decir, «un hombre de la soledad». Pero al igual que el personaje de Poe, Bartolo Gris solo puede ser leído, más que en sus contextos. 
 
Adicionalmente, coexiste en el relato  una ráfaga de simbolismos, una dialéctica de las imágenes:

«un río de peces sonámbulos»
y cuando Bartolo mira al Señor:  
«bajo el rotulo de una pescadería».

Entonces de símbolo en símbolo, se puede armar el esqueleto, sea la sortija purpura que porta el tirano, solo recordemos, la significación del anillo, en Sauron, en El Señor de los anillos, o aquella sortija  que porta un hombre desconocido en el cuentoya referido de Poe: Un hombre de la multitud. Hay también otros símbolos en  los «peces sonámbulos», que significa, peces dormidos,  personas condicionadas.  Todo termina en una pescadería: peces muertos.  Aquí el símbolo es el sustituto de las personas que no pasan por la calle prohibida porque son peces sonámbulos y son peces muertos. 

Habita también en el cuento una crítica solapada, a la desolación de las ciudades modernas  y los condicionantes del hombre masa.  Es un cuento en que no solo hay desolación sino muerte. También en el cuento pasan una serie de imágenes mortuorias: aire eléctrico y nubes de trapo. En fin el cuento tiene una virtud que es su proporción calibrada entre en lo estático y el movimiento, ese balance entre el mito y el símbolo, esa insinuación entre lo real y lo fantástico.  Esa bipolaridad entre  lo externo del escenario: la ciudad  y el silencio; y lo interno del personaje Bartolo Gris, que gira entre la conciencia y la inconsciencia.   Es un cuento que por su ritmo y sobriedad recuerda lo mejor de los relatos de Alfonso Reyes. Ambos escritores, Pompeyo Del Valle y Alfonso Reyes, bajo el cielo protector de México con un acertado manejo de lo visual. La calle Prohibida, un cuento que perfectamente podría ser incluido en cualquier antología latinoamericana del cuento fantástico o de horror. El escritor y critico Mario Gallardo, ha dicho sobre el autor reseñado: «es autor de uno de los textos fantásticos más logrados de la literatura hondureña: “La calle prohibida” (1981). » (5)



LA CALLE PROHIBIDA
744 palabras
POMPEYO DEL VALLE

A PILI (PRIMERO LAS DAMAS) Y A CARLOS FERNÁNDEZ, BAJO EL CIELO DE MÉXICO
En un café de la plaza Saint-Michel de París, la taciturna y el viejo emigrante de una pequeña nación hispanoamericana oye, escéptico, los pormenores de la situación política y social de su tierra, de la que esta ausente hace más de veinte año. Al hombre se le antojaban increíbles relatos que hacen algunos jóvenes recién llegados a la urbe con el animo de estudiar cuando no de alcanzar la gloria. Entre los relatos hay uno que, de especial manera, escalda a nuestro hombre: el caudillo que ha convertido la pequeña república tropical en su hacienda particular tiene una concubina a la que honra con una visita reglamentaria todos los viernes, pues, a la par de metódico, es muy supersticioso. Durante el tiempo que dura esa visita de cuatro de la tarde a siete de la noche, ni un minuto más, ni un minuto menos- esta terminantemente prohibido el tránsito de vehículos y peatones por la calle que vive la amasia. (5) Además, todas las puertas y ventanas de las casas del vecindario deben estar completamente cerradas. Los infractores de la ley sufren una sanción terrible: son dados por alimento a los caballos diabólicos de dictador.
Bartolo Gris- que está en el nombre del incrédulo- decide un día, olvidado ya del cuento, ir a pasar unas breves vacaciones en su país natal, por el que experimenta vaga nostalgia. Como no tiene parientes en la capital- donde se ha detenido para viajar posteriormente al interior del país, a su minúscula provincia se aloja en un hotel y lucha desde el primer momento por acostumbrarse a la extraña atmósfera que parece envolverlo desde que bajo del avión, en el primitivo aeropuerto. Toma una ducha fría, bebe en bar. Un tonificante vaso de güisqui con soda y sale, ya laxo a dar un paseo por la ciudad, en uno de cuyos colegios curso el bachillerato y hasta fue capitán del equipo de básquet.
El hombre y las horas discurren. Sin darse cuenta -su memoria se halla lastrado por los recuerdos- ha entrado en la calle prohibida todo esta allí tranquilo, solitario, como petrificado. No se mueva una hoja. Bartolo Gris se escoge de hombros y empieza a silbar bajito, como cuando se tiene miedo o no se sabe que hacer. De repente el débil silbido se la hiela en los labios al irrumpir, el silencio como si no tocara el suelo empedrado, un negro carruaje, tirado por seis caballos, también negros, el cochero abandona el pescante y abre la puerta derecha del vehículo. Del interior brota primero una mano cuyo dedo anular ostenta una sortija que lleva engastada una enorme piedra purpúrea; luego asoma una pata descomunal, de macho cabrío, que proyecta una larga sombra sobre la tierra y aun sube por las altas paredes, hasta prenderse en el borde, ribeteado de sangre, de las nubes de trapo. Es la sombra nacional, la sombra gigante del amo absoluto de aquel feudo construido entre montes azules y rió con peces sonámbulos.
Los ojos del grande y poderoso señor recorren la calle sola, polvorienta, y descubren al incauto que permanece inmóvil, mirándolo, bajo el rótulo de una pescadería. En las pupilas omnímodas se encienden dos rojos puntos de cólera que parecen cobrar vida independiente, como dos animales esféricos.   Y Bartolo Gris se encuentra de pronto flotando en el vació levitado, sacudido en el aire eléctrico. Sus ropas se vuelven anchas inmensas, como negras praderas donde caballos enloquecidos batallan con dragones de azufre, y mira, angustiado, el color verde que va cubriendo su piel, sus manos, sus uñas. Se acuerda de las noches pasadas en las Riberas Francesas y suda y sonríe y suspira doloroso conmovido por las saudade como dicen en el Brasil. También piensa en que el billar ha sido unos de sus pasatiempos favoritos. Ve, con la imaginación, las lisas esferas de marfil corriendo por la suave felpa y hundiéndose en las buchacas de cuero, después de trazar alegres carambolas. Sus piernas ya no tienen fuerzas para sostenerlo. Se doblan como frágiles briznas, lo dejan caer pesadamente convertido en un montón de zacate fresco, dentro de su impecable traje de corte inglés.
El cochero recoge el haz de hierba húmeda y resplandeciente, y se la ofrece a uno de los caballos que arrastran la carroza del comandante supremo de la fuerza de tierra, mar y aire y presidente vitalicio de la república



Notasbibliográficas
1 Nieto Anderson, Claudia.  En El amor corre un serio peligro en Honduras. (Articulo/entrevista). Cultura, Presencia Universitaria. 23 de Noviembre del 2014 
2.Ídem., Nieto Anderson, C.   
3. “Una y otra vez, Poe presenta lo arcano, exótico, de otro mundo, único, pero se niega a interpretar al antropólogo, explicando lo desconocido y lo lleva a un archivo intelectual seguro y familiar. En lugar de ofrecer un rompecabezas donde uno encuentra placer en averiguarlo, Poe insiste en el desconcertante desconcierto. La inescrutabilidad de los cuentos está en el corazón de la lectura. Nosotros, como el narrador de Poe en "El hombre de la multitud", podemos maravillarnos ante el enigma que tenemos ante nosotros, pero no podemos entender. Puede ser que esto sea lo mejor; como lo señala el narrador, " quizás sea una de las grandes misericordias de Dios que es lässt sich nicht lesen". En Tally, Robert T. Es lässt sich nicht lesen : Poe y el inescrutable. El personaje del cuento de poe. Universidad Estatal de Texas-San Marcos, Departamento de Inglés. 2008-01-01
4. En este blog Plaza de las palabras en la sección Pag1na 10, se  publico el ensayo EL HOMBRE DE LA MULTITUD Y EL PINTOR DE LA VIDA MODERNA: LA INFLUENCIA DE EDGAR ALLAN POE EN LA CONSTRUCCIÓN DEL CONCEPTO DE MODERNIDAD DE BAUDELAIRE, de Francisco Pizarro Obai, en que hace referencia al cuento Un hombre de la multitud. Enlace:
5.  Gallardo, Mario, La literatura fantástica en Honduras. (Ensayo) Pagina web de Mario Gallardo. Prólogo a El relato fantástico en Honduras Enlace:  http://mariogallardo.galeon.com/. También en Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. (Versión virtual).También en Oscar Acosta. El Arca. Edición cincuentenario. El arca una obra marcada por el signo de lo fantástico. Fragmento del ensayo “Códigos y contextos del relato fantástico en honduras” Revista   de la Academia de la Lengua de Honduras, Tegucigalpa, M.D.C. No.13, julio-diciembre, 2005. 6. Amasia, un mexicanismo, equivalente a concubina, amante, o querida. Nota de Plaza de las palabras.

CREDITOS
Cuento La calle prohibida, tomado de  Estiquirín. Cuento de la semana. http://elestiquirin.blogspot.com/2008/09/el-cuento-de-la-semana.html

ENLACES
Mario Gallardo La literatura fantástica en Honduras.





ILUSTRACIONES

1. Foto de Pompeyo del Valle. Foto de Dany Barrientos, en  Claudia Nieto Anderson. En El amor corre un serio peligro en Honduras. (Entrevista). Cultura, Presencia Universitaria. 23 de Noviembre del 2014
2. La Plaza de Saint Michelle, foto de Paris. Google Imagen
3. Pompeyo del Valle, en una lectura de poesía, foto sin fecha ni autoría.