Critica y reseña: 5 Ideas fijas sobre crítica literaria



Septiembre 23, 2013 | Tags: 
·

         ACERCA DEL AUTOR



·         JORGE TÉLLEZ
·         Profesor de literatura en la University of Pennsylvania, en Filadelfia. Su trabajo se enfoca en cultura de la época colonial y en prácticas de lectura.








El crítico y el escritor son dos especies distintas

Con frecuencia, la escritura y la crítica aparecen en el imaginario literario como prácticas antagónicas. Quizá sea verdad que el escritor y el crítico, aunque lo compartan como instrumento y objeto de trabajo, utilicen el lenguaje de manera distinta. Sin embargo, la mayoría de las veces la diferencia demuestra dos necesidades en apariencia básicas en el mundo cultural: la autoafirmación y la denostación del otro. Así, que se califique a un crítico de “escritor frustrado” y que se afirme que los escritores saben poco de literatura –para citar sólo dos lugares comunes al respecto– dice poco del ejercicio de la escritura o de la crítica y mucho de las ganas de hacer ruido de la persona que reproduce las mismas insensateces una y otra vez.

Escribir reseñas me convierte en crítico literario

Antes de comentar sobre esto, la pregunta es: ¿por qué alguien querría convertirse en crítico literario? O mejor, ¿por qué la necesidad de etiquetarse y ser considerado bajo tal categoría? La respuesta simple: autoafirmación y ego. La respuesta compleja: autoafirmación y ego. Actualmente, el mundo está lleno de gente que publica reseñas: algunas son buenas; otras no tanto. Así es todo en la vida. 
La importancia que le hemos dado al género –si es que le hemos dado alguna– a veces impide que veamos la cercanía que hay entre la reseña y otros discursos como el periodismo cultural o la publicidad. Si en tus reseñas te dedicas a exaltar el genio del autor o a despreciar el bodrio que es el libro, entonces eres un publicista con bastante mal carácter. Si en tu texto aparen opiniones de otros escritores a quienes llamaste para preguntarles su parecer, entonces eres periodista. Si en lugar de reseña publicas lo que leíste en la presentación del libro: eso no es crítica literaria, es pereza. Llamar por su nombre de pila al escritor y contar cómo se conocieron no te convierte en crítico, pero sí en buen amigo.
Hay más ejemplos, pero para volver a la idea fija: ¿escribir reseñas me convierte en crítico literario? Qué más da. Es difícil creer que la gente leerá o dejará de leer un libro debido a tu opinión. La mayor parte de los lectores ya tiene los suficientes prejuicios como para decidir, sin intermediarios, a quién leer y a quién no.

Leer a escritores difíciles me hace mejor lector y, por lo tanto, mejor crítico

Hay personas que encuentran un particular gozo en pretender que son mejores lectores que los demás. Frente a eso hay muy poco que hacer: si alguien considera que leer a Proust es mejor que leer a Stephen King, ¡bien por eso! Si no, también. Por fortuna, la cantidad de páginas de ambos escritores son suficientes como para que los lectores de cada uno nunca tengan tiempo de hacer otra cosa. Si los libros se acaban, para eso están Musil y Lovecraft. Si se acaban, para eso están los rusos y Margaret Atwood. Si se trata de concebir la lectura como una serie de elecciones que sólo permiten leer esto y no lo otro, lo importante es que cada quien lea lo que le da la gana.
Sobre si esto te hace mejor o peor crítico, favor de leer la idea fija anterior.

Se necesita formación académica para ser crítico literario

No. De igual modo, la formación académica tampoco impide convertirse en escritor. (Aquí no estaría mal aclarar que, hablando con propiedad, nadie se convierte en nada.) Pasa que como estamos acostumbrados a ver el mundo de forma maniquea, lo más sencillo es conservar los estereotipos heredados en lugar de inventar los propios. 

La crítica literaria en internet se ha trivializado

Sí, de hecho todo se ha trivializado. El mundo es un amasijo de trivialidades del que ya no hay salida. Ahora, cuando alguien dice eso sin la conciencia de que desde 1580 hay quejas sobre lo trivial que es la crítica literaria, lo que comunica no es indignación, sino falta de imaginación. Si la queja se refiere únicamente a internet, lo que hay que buscar son mejores páginas que leer. Si se han agotado todas las posibilidades, cosa difícil de creer, siempre nos quedan los libros.

Fuente:  http://www.letraslibres.com
http://www.letraslibres.com/blogs/el-grafolego/5-ideas-fijas-sobre-critica-literaria


Arte: PABLO ZELAYA SIERRA

Del libro Poder, Estado e Identidad (2014)

Para terminar algunas líneas sobre el cuadro de “Dos Campesinas”, de Pablo Zelaya Sierra, lo elegí como portada de este libro por dos razones. La primera, dediqué algunos pensamientos a este hermoso y simbólico cuadro, en un ensayo aún inédito, y ya mencionado en este prólogo: El Ultimo Lenca. 120 Reflexiones sobre el pasado, presente y futuro de Honduras (1994). Pese a su aparente simplicidad, este cuadro de Zelaya Sierra encierra profundos significaciones y evoca lo intemporal; si Tucídides escribía para la eternidad, Pablo Zelaya Sierra, en esa pintura nos brinda destellos de la eternidad. ¿No hay algo de sublime en ese cuadro? ¿No habrá algo de griego o de romano? ¿No sugiere acaso esa pintura una quietud infinita, un mar inmenso, un tiempo inmóvil? ¿por qué no pensar que este atisbo de cielo es un pedazo del cielo universal? ¿no habrá en esa pintura un universo de ideas?, ¿No le sugiere al observador un pasado, un presente y un futuro?.


CAMPESINAS,PABLO ZELAYA SIERRA, PINOTECA ARTURO H. MEDRANO, BANCO CENTRAL DE HONDURAS (sin fecha).

  
¿Porqué el niño no muestra su rostro? ¿No será el niño que todos llevamos dentro?. ¿Qué hace el niño? : se ve así mismo. Se ve reflejado en el agua como en un espejo. ¿No será que ese niño está teniendo por primera vez conciencia de si mismo? ¿No estaremos ente un principio de identidad?. Pero además, en esa superficie plana del agua, ¿no esta al mismo tiempo reflejando la vastedad de un cielo mayor? ¿Y en qué estará pensando el niño? ¿Y las mujeres paradas una frente a la otra, no sugieren la simetría, la duplicidad, la multiplicación de la imagen, los espejos?. ¿Sus pies descalzos en contacto con la tierra, no evocan a la madre naturaleza, porque polvo somos?. ¿Y las montañas, apenas insinuadas, no son acaso formas geométricas y en la composición de la obra, acaso no emerge el espíritu de finura de Pascal?.


Algo hay de quietud, no de naturaleza muerta en bodegón, sino de “Still Leben”, en sentido alemán, vida tranquila. Si las estatuas griegas evocan lo sublime, estas dos campesinas se nos presentan como lo sublime terrenal. Si esa quietud nos sugiere un reposo, ¿no viene a nuestra mente una semejanza entre la quietud de “Dos Campesinas” y esa quietud metafísica que se respira en la esencialidad del ser? Al contemplar este cuadro de Pablo Zelaya Sierra, ¿no estaremos en presencia de una pintura metafísica? ¿No habrá en esa pintura una historia del ser? ¿De quién es la mano que pintó la tela? Sí, de Pablo Zelaya Sierra, pero ¿de quién es la mente con que se pintó el cuadro? ¿a quién le sonríe la campesina? ¿Sonrisa en movimiento? Pero algo más ¿por qué se sonríe si la imagen que evoca la campesina de espaldas al observador nos sugiere una contundente seriedad? Ese porqué, nos trae la colación a Aristóteles: “Porque preguntar porqué sugiere que una cosa siempre esta contenida en otra”, afirma Aristóteles en su Metafísica. Y también afirmaba: “Porque el alma es todo en cierto modo...”

Fuente:Extracto del prologo del libro, Estado, Poder e identidad, M. A .Membreño Cedillo, (2014)