Plaza de las palabras, en su sección Poesía presenta Selección
de siete poetas polacos: Leśmian,
Przyboś, Miłosz, Szymborska, Różewicz, Dabrowska, Zagajewski. Una muestra
representativa de la poesía polaca. Dos de ellos nacidos en el siglo XIX,
Leśmian y Przyboś (1901) Algunos poetas casi generacionales (Miłosz,
Szymborska, Różewicz) de las dos primeras décadas del siglo XX. De ellos dos
ganaron el premio Nobel de Literatura y el tercero fue varias veces candidato
al mismo. Los dos últimos poetas (Zagajewski y Dabrowska,) son poetas contemporáneos.
Bolesław Leśmian, (1877-1937), fue un notable
poeta y artista polaco de origen judío, cuyos escritos le valieron la membrecía
de la Academia Polaca de Literatura. Según Agniezska Matyjaszczyk Grenda, (Presa
Gonzales, Fernando, (Coord.) Historia de las literaturas eslavas, págs.
773-829, Ediciones Cátedra, 1997), el
poeta Leśmian se desligó de las corrientes poéticas de su tiempo, orientándose
a una poesía más individual. Su primera
obra es La Pradera, (1920) estructurado en dos ciclos, el primero la
maleza aframbuesada, responde a la poética de la Joven Polonia, en el
tratamiento del amor, paisajes de ensueño en que abunda los animales fantásticos
y realidades secretas inimaginables para la mente humana. Y en el segundo ciclo
Baladas, una visión del mundo a
partir del folclore de diversas naciones.
En sus obras posteriores camina por la intuición y comunión con al
naturaleza.
Julian Przyboś (1901-1970).
Poeta ensayista y traductor, teórico y pieza clave del grupo de la
"Vanguardia de Cracovia", en la segunda década del siglo XX, su
influencia fue marcada en las generaciones literarias posteriores. Su primera
obra escrita en 1925 fue Los tornillos.
Sus principales libros de poesía: Mientras vivimos (1944), Lo mínimo de las
palabras (1956), Instrumento hecho de luz (1958) y Poesías escogidas (1969). Czesław Miłosz (1911-2004) fue
un poeta, traductor y escritor polaco; premio Nobel de Literatura de 1980. En
su juventud fundó el grupo literario "Zagary" y publicó
en 1930 los primeros volúmenes de poesía mientras trabajaba en la radio polaca.
Desde 1932 lideró el movimiento vanguardista y durante la II guerra Mundial
participó activamente en la resistencia a la ocupación nazi. Desde 1961 hasta su muerte, vivió en California donde
ocupó la cátedra de Lenguas y Literatura Eslava de la Universidad de Berkeley.
Maria Wisława Anna Szymborska (1923-2012) fue
una poeta, ensayista y traductora polaca, ganadora del Premio Nobel de
Literatura en 1996.
Estudió Literatura Polaca y Sociología en la
Universidad Jagiellonian. Con su primera publicación “Busco la palabra” en
1945, seguida de “Por eso vivimos” en 1952 y “Preguntas planteadas a una misma”
en 1954, logró situarse en los primeros planos del panorama literario europeo.
“Apelación al Yeti” en 1957, “Sal” en 1962, “En el puente” en 1986, “Fin y
principio” en 1993 y “De la muerte sin exagerar” en 1996, contienen parte de su
restante obra. Ha merecido reconocimientos como el Premio del Ministerio de Cultura
Polaco 1963, Premio Goethe 1991, Premio
Herder 1995 y Premio Nobel de Literatura
1996.
Tadeusz Różewicz (1921-2014). Dramaturgo, cuentista, autor de
guiones de cine. Según
Krystyna Dabrowska, Różewicz fue un poeta de una
ruptura tajante con la tradición, ha revisado el concepto mismo de poesía y su
razón de ser. Es una personalidad determinante para la evolución de la poesía
polaca después de la segunda guerra mundial. En toda la obra de
Różewicz se percibe una oposición dramática entre el mundo de la cultura y el
reino feroz de la biología. De un lado la Arcadia añorada del arte (Różewicz
estudió la historia del arte), del otro, la verdad cruda, definitiva de la
carne humana. El Coliseo, Venecia, los encantos de la pintura italiana,
evocados en su largo poema-reportaje "Et in Arcadia ego" y la memoria
atroz de la historia irreparable. Różewicz, dando la espalda a los valores
estéticos, opta por una ética desilusionada y sin mística. Considera que
"el poeta del basurero está más cercano a la verdad que el poeta de las
nubes".
Adam Zagajewski. (Lwów, actualmente en
Ucrania, 1945- ) Lingüista, poeta, traductor, escritor, profesor universitario,
novelista y ensayista. Formó parte del grupo poético Ahora hasta 1975. Es uno
de los poetas más destacados de la llamada Generación de la Nueva Ola. Y es un miembro conocido de
la Generación del 68 en su país y uno de los más famosos poetas contemporáneos. Krystyna Dabrowska nació en Polonia,
en 1979. Es poeta, traductora y autora de piezas de radio teatro. Estudió Arte
Gráfico en la Academia de Bellas Artes de Varsovia. Ha traducido al polaco a
William Carlos Williams, W. B. Yeats, Thomas Hardy y Thom Gunn. Ha publicado los
libros de poesía: Agencia de viajes, 2006; Sillas blancas, 2012 y Tiempo y
apertura, 2014. Obtuvo el Premio de Poesía Wisława Szymborska.
“Me gustan los mapas porque
mienten.
Porque no dejan paso a la
cruda verdad.
Porque magnánimos y con
humor bonachón
me despliegan en la mesa un
mundo / no de este mundo”.
Wisława Szymborska,
SELECCIÓN DE POETAS Y POEMAS POR PLAZA DE LAS PALABRAS
Bolesław Leśmian
Sumerges la mano en el sueño…
La mano en el
sueño sumerges
tras-
sepulcral sombra
aunque no me encuentres
¡Me llamas, me
nombras!
Aquí estoy
acostada, yo
Donde
deberíamos ser, dos
Sólo me falta,
el aliento,
Este, es mi
cuerpo…
[Trad. Lucía
Málaga Sabogal]
|
Dłoń zanurzasz w śnie…
Dłoń zanurzasz
w śnie,
W zagrobowym
cieniu.
Nie znajdujesz
– mnie,
Wołasz po
imieniu!
A ja – leżę
tu,
Gdzie ma byc nas
– dwoje…
Brak mi tylko
– tchu,
Oto – ciało
moje…
|
¿Qué es lo que
hice que repentinamente palideciste?
¿Qué es lo que
susurré que todo lo adivinaste?
¡Cuán callada
observas el sendero!
¡Amarte no
puedo, no puedo, no puedo!
El anochecer
dispersa las llamas del ocaso
Ya no son
iguales tus labios y tampoco tus ojos…
Sobre nosotros
murmuran los árboles
¡Con las
ramas, las ramas, las ramas!
Soy aquel que
va por el valle
Con otra -Dios
sabe cuál- muchacha
Y tu sigues mi
rastro sin fe
En el poder de
las lágrimas y en el encanto de tus ojos
Vas
temblorosa, cual una sombra errante
Demacrada,
impasible a tu dolor
El sendero
polvoriento barres ante nosotros
¡Con tus
trenzas, tus trenzas, tus trenzas!
[Trad. Lucía
Málaga Sabogal]
|
Com uczynił,
żeś nagle pobladła?
Com zaszeptał,
żeś wszystko odgadła?
Jakże milcząc
poglądasz na drogę!
Kochać ciebie nie
mogę, nie mogę!
Wieczór słońca
zdmuchuje roznietę.
Nie te usta i
oczy już nie te…
Drzewa szumią
i szumią nad nami
Gałęziami,
gałęziami, gałęziami!
Ten ci jestem,
co idzie doliną
Z inną – Bogu
wiadomą dziewczyną,
A ty idziesz w
ślad za mną bez wiary
W łez potęgę i
w oczu swych czary –
Idziesz
chwiejna, jak cień, co się tuła –
Wynędzniała,
na ból swój nieczuła –
Pylną drogę
zamiatasz przed nami
Warkoczami,
warkoczami, warkoczami!
|
Julian Przyboś
Notre Dame
¡Y el espacio brotó
de un millón de dedos unidos
para rezar!
Pero el terror puntiagudo me
hundió
en su Entraña.
Escarnecido y despreciado
por las quimeras
con su boca abierta por la
lluvia
me pregunto: ¿Quién soy yo
vivo
al pie de los pilares?
Estos muros desprendidos de
la roca
se levantan del sarcófago,
sus quijadas
se alzan por encima de mí.
¿Quién estremeció las
tinieblas?
¿Quién las plegó? ¿Quién las
abrazó?
Ya sé. Las cruces sujetadas
a sus Cristos
hay que convertirlas en
andamios
verticales con sus peldaños,
igualar la voluntad con el
azul
más hondo del cielo,
y a la propia muerte
hay que clavarla con el rayo
del gótico—
—arriba en la piedra angular
palpita el vuelo atrapado de
las flechas—
Perduro bajo el trueno de
las piedras
que suben siempre,
implacablemente,
hasta que de repente el
vértigo
las haga precipitarse en el
fondo
de dos torres — dos honduras
detenidas.
¿Quién concibió ese abismo?
¿Quién lo expulsó hacia
arriba?
Czesław Miłosz
Estudio de la soledad
Un guardián de conductos de larga distancia en
el desierto?
¿Un equipo de un solo hombre para una fortaleza en la arena?
Quienquiera que él fuera. Al alba vio las surcadas montañas
El color de las cenizas, encima la fundida oscuridad,
Saturada de violeta, irrumpiendo en un fluido carmín,
Aún permanecerían, inmensos, en la luz naranja.
Día tras día. Y, antes que lo notara, año tras año.
¿Para quién, pensó, ese esplendor? ¿Para mí, solitario?
Aún permanecerá aquí por mucho tiempo después que yo perezca.
¿Qué es eso en el ojo de una lagartija? O cuándo fue visto
por un pájaro migratorio?
¿Y si yo soy toda la humanidad, existe ella a si misma sin mí?
Y sabía que no se acostumbraba pregonarlo, por ninguno de ellos
se salvaría.
¿Un equipo de un solo hombre para una fortaleza en la arena?
Quienquiera que él fuera. Al alba vio las surcadas montañas
El color de las cenizas, encima la fundida oscuridad,
Saturada de violeta, irrumpiendo en un fluido carmín,
Aún permanecerían, inmensos, en la luz naranja.
Día tras día. Y, antes que lo notara, año tras año.
¿Para quién, pensó, ese esplendor? ¿Para mí, solitario?
Aún permanecerá aquí por mucho tiempo después que yo perezca.
¿Qué es eso en el ojo de una lagartija? O cuándo fue visto
por un pájaro migratorio?
¿Y si yo soy toda la humanidad, existe ella a si misma sin mí?
Y sabía que no se acostumbraba pregonarlo, por ninguno de ellos
se salvaría.
El
paisaje
El paisaje no necesitaba nada excepto glorificación.
Excepto mensajeros reales que trajeran sus dones:
Un nombre con un atributo y un verbo inflexivo.
Si solamente preciosos robles copiosamente brillaran
Cuando nuestros bravos estudiantes, en un camino sobre el valle,
Pasean y cantan "La Oda a la Alegría "
Si al menos un solitario pastor grabara cartas en una corteza.
Excepto mensajeros reales que trajeran sus dones:
Un nombre con un atributo y un verbo inflexivo.
Si solamente preciosos robles copiosamente brillaran
Cuando nuestros bravos estudiantes, en un camino sobre el valle,
Pasean y cantan "La Oda a la Alegría "
Si al menos un solitario pastor grabara cartas en una corteza.
El paisaje no necesitaba nada excepto glorificación.
Pero no existían mensajeros. Matorrales, oscuras gargantas,
Bosque colgando del bosque, pájaro de largo gemido.
¿Y quién aquí podría iniciar una frase?
El paisaje era, quien conoce, probablemente hermoso.
Allá abajo, todo estaba derrumbándose: las salas del castillo,
Las callejuelas detrás de la catedral, los bordellos, las tiendas.
¿Y ni un alma. Por tanto, de dónde podrían venir mensajeros?
Después de olvidados desastres, yo estaba heredado a la tierra,
Abajo, a la playa del mar y, arriba, a la tierra, al sol.
Pero no existían mensajeros. Matorrales, oscuras gargantas,
Bosque colgando del bosque, pájaro de largo gemido.
¿Y quién aquí podría iniciar una frase?
El paisaje era, quien conoce, probablemente hermoso.
Allá abajo, todo estaba derrumbándose: las salas del castillo,
Las callejuelas detrás de la catedral, los bordellos, las tiendas.
¿Y ni un alma. Por tanto, de dónde podrían venir mensajeros?
Después de olvidados desastres, yo estaba heredado a la tierra,
Abajo, a la playa del mar y, arriba, a la tierra, al sol.
Wisława Szymborska
La mujer de Lot
Tal vez miré hacia atrás por curiosidad.
Pero además de curiosidad pude tener otras razones.
Miré hacia atrás porque me dio tristeza la escudilla de plata.
Por distracción: amarrándome el cordón de la sandalia.
Para no mirar más la nuca justa
de mi marido, Lot.
Por la seguridad repentina de que si yo muriera,
él no se detendría
Por la desobediencia natural de los humildes.
Escuchando cómo nos perseguían.
Conmovida por el silencio, pensando que Dios cambiaría de idea.
Nuestras dos hijas se perdían ya tras la colina.
Sentí la vejez en mí. El alejamiento.
Lo inútil de viajar. Sueño.
Miré hacia atrás mientras ponía mi hatillo en el suelo.
Miré hacia atrás preocupada por el siguiente paso.
En mi camino aparecieron serpientes,
arañas, ratones de campo y polluelos de buitre.
Ni buenos, ni malos; simplemente lo vivo, todo,
brincaba y se arrastraba por un temor colectivo.
Miré hacia atrás por soledad.
Por la vergüenza de huir a escondidas.
Por las ganas de gritar, de regresar.
O porque justo entonces se soltó el viento,
desató mi pelo y me levantó el vestido.
Sentí que me veían desde los muros de Sodoma
y se morían de risa, una y otra vez.
Miré hacia atrás llena de rabia.
Para gozar plenamente su ruina.
Miré hacia atrás por todas las razones mencionadas.
Miré hacia atrás sin querer.
Fue sólo que una roca giró gruñendo bajo mis pies.
Que una grieta de pronto me cortó el paso.
En la orilla un hámster agitaba las patas delanteras.
Y entonces ambos miramos hacia atrás.
No, no. Yo seguí corriendo, arrastrándome y trepando
hasta que la oscuridad cayó del cielo,
y con ella grava ardiendo y aves muertas.
Por falta de aliento varias veces perdí el equilibrio.
Si alguien me hubiera visto, pensaría que bailaba.
Es posible que haya tenido los ojos abiertos.
Que haya caído mirando hacia la ciudad.
Pero además de curiosidad pude tener otras razones.
Miré hacia atrás porque me dio tristeza la escudilla de plata.
Por distracción: amarrándome el cordón de la sandalia.
Para no mirar más la nuca justa
de mi marido, Lot.
Por la seguridad repentina de que si yo muriera,
él no se detendría
Por la desobediencia natural de los humildes.
Escuchando cómo nos perseguían.
Conmovida por el silencio, pensando que Dios cambiaría de idea.
Nuestras dos hijas se perdían ya tras la colina.
Sentí la vejez en mí. El alejamiento.
Lo inútil de viajar. Sueño.
Miré hacia atrás mientras ponía mi hatillo en el suelo.
Miré hacia atrás preocupada por el siguiente paso.
En mi camino aparecieron serpientes,
arañas, ratones de campo y polluelos de buitre.
Ni buenos, ni malos; simplemente lo vivo, todo,
brincaba y se arrastraba por un temor colectivo.
Miré hacia atrás por soledad.
Por la vergüenza de huir a escondidas.
Por las ganas de gritar, de regresar.
O porque justo entonces se soltó el viento,
desató mi pelo y me levantó el vestido.
Sentí que me veían desde los muros de Sodoma
y se morían de risa, una y otra vez.
Miré hacia atrás llena de rabia.
Para gozar plenamente su ruina.
Miré hacia atrás por todas las razones mencionadas.
Miré hacia atrás sin querer.
Fue sólo que una roca giró gruñendo bajo mis pies.
Que una grieta de pronto me cortó el paso.
En la orilla un hámster agitaba las patas delanteras.
Y entonces ambos miramos hacia atrás.
No, no. Yo seguí corriendo, arrastrándome y trepando
hasta que la oscuridad cayó del cielo,
y con ella grava ardiendo y aves muertas.
Por falta de aliento varias veces perdí el equilibrio.
Si alguien me hubiera visto, pensaría que bailaba.
Es posible que haya tenido los ojos abiertos.
Que haya caído mirando hacia la ciudad.
Fin y principio
Después de cada guerra
alguien tiene que limpiar.
No se van a ordenar solas las cosas,
digo yo.
Alguien debe echar los escombros
a la cuneta
para que puedan pasar
los carros llenos de cadáveres.
Alguien debe meterse
entre el barro, las cenizas,
los muelles de los sofás,
las astillas de cristal
y los trapos sangrientos.
Alguien tiene que arrastrar una viga
para apuntalar un muro,
alguien poner un vidrio en la ventana
y la puerta en sus goznes.
Eso de fotogénico tiene poco
y requiere años.
Todas
las cámaras se han ido ya
a otra guerra.
A reconstruir puentes
y estaciones de nuevo.
Las mangas quedarán hechas jirones
de tanto arremangarse.
Alguien con la escoba en las manos
recordará todavía cómo fue.
Alguien escuchará
asintiendo con la cabeza en su sitio.
Pero a su alrededor
empezará a haber algunos
a quienes les aburra.
Todavía habrá quien a veces
encuentre entre hierbajos
argumentos mordidos por la herrumbre,
y los lleve al montón de la basura.
Aquellos que sabían
de qué iba aquí la cosa
tendrán que dejar su lugar
a los que saben poco.
Y menos que poco.
E incluso prácticamente nada.
En la hierba que cubra
causas y consecuencias
seguro que habrá alguien tumbado,
con una espiga entre los dientes,
mirando las nubes.
Las tres palabras más extrañas
Cuando
pronuncio la palabra Futuro,
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.
la primera sílaba pertenece ya al pasado.
Cuando pronuncio la palabra Silencio,
lo destruyo.
Cuando pronuncio la palabra Nada,
creo algo que no cabe en ninguna no-existencia.
Tadeusz Różewicz
Lamento
Me dirijo a vosotros
sacerdotes
maestros jueces artistas
zapateros médicos funcionarios
y a ti mi padre
Escuchadme.
No soy joven
lo delgado de mi cuerpo
no os engañe
ni la tierna blancura del cuello
ni la claridad de la frente abierta
ni el vello sobre el labio dulce
ni la risa de querubín
ni el paso elástico
no soy joven
mi inocencia no os conmueva
ni mi pureza
ni mi debilidad
fragilidad ni sencillez
tengo veinte años
soy asesino
soy un instrumento
tan ciego como la espada
en la mano del verdugo
asesiné a un hombre
y con mis rojos dedos
acariciaba blancos senos de mujeres
Mutilado no he visto
ni cielo ni rosa
pájaro nido ni árbol
ni a San Francisco
ni a Aquiles ni a Héctor
Durante seis años
las narices exhalaban vapor de sangre
No creo en la transformación del agua en vino
no creo en el perdón de los pecados
no creo en la resurrección de la carne.
TALA
DE ÁRBOL
En memoria de
jaroslav Iwaszkiewicz autor de: "Jardines"
Una ansiedad incesante
reina entre las copas
un árbol marcado
para su tala
con una señal blanca de aniquilación
todavía respiraba
sus brazos y ramas
arañando
las nubes huidizas
las hojas temblaban y languidecían
sintiendo muerte
los árboles no se mueven
de un lugar a otro
en busca de alimento
no pueden escapar
de la sierra
y el hacha
una ansiedad incesante
reina entre las copas
el corte de árboles es una ejecución
desprovista de ceremonia
escupiendo aserrín
la sierra mecánica
penetra en la corteza la pulpa y el corazón
como rayo
herido por un lado
colapsó
y cayó entre la maleza
con todo su peso muerto
aplastó césped y hierbas
delgadas leves briznas
y temblorosas telarañas
junto con el árbol
destruyeron su sombra
transparente
ambigua
imagen
signo
que aparece
en la luz
del sol y la luna
Las diligentes raíces
aún no tienen sospecha
sobre la pérdida del tronco
y la copa
lentamente
la muerte de la superficie
del árbol
penetra la tierra
las raíces de los árboles vecinos
se tocan
traban relaciones
y vínculos
junto a hombres y animales
los únicos sensibles seres vivientes
creados a imagen
y semejanza de los dioses
Los árboles
no pueden ocultarse de nosotros
Niños nacidos
sin dolor en clínicas
que maduran
en discotecas
destrozados por la luz artificial
y el sonido
boquiabiertos ante la pantalla de la tv
no conversan con árboles
Los árboles de la infancia
talados, quemados
envenenados muertos
reverdecen sobre nuestras cabezas
en mayo
esparcen hojas encima de las tumbas
en noviembre
crecen dentro de nosotros
hasta la muerte
Las formas
Las formas de antaño muy bien ordenadas
y
dóciles, siempre dispuestas a soportar
el largo de la materia muerta del poema,
asustadas por el fuego y el hedor de la
sangre
rompieron filas y corrieron al azar
y ahora
invaden a su creador
lo desgarran lo arrastran
por largas calles
que ni siquiera recuerdan
los desfiles
de todas las orquestas
escuelas procesiones
hinchada de sangre
carne que todavía respira
les sirve de alimento
a aquellas formas
perfectas
aprietan tan fuerte
su botín
que ni siquiera
se salva el silencio
Adam
Zagajewski
Canción del emigrado
En ciudades ajenas venimos al mundo
y las llamamos patria, mas breve es
el tiempo concedido para admirar sus
muros y sus torres.
Caminamos de este a oeste, ante nosotros
rueda
el gran aro del sol
ardiente, a través del cual, como en el
circo,
salta ágilmente un león domado. En
ciudades extrañas
contemplamos las obras de viejos maestros
y, sin asombro, en añejos cuadros vemos
nuestros propios rostros. Habíamos
existido
antes, e incluso conocíamos el
sufrimiento,
nos faltaban tan sólo las palabras. En la
iglesia
ortodoxa de París los últimos rusos
blancos,
encanecidos, rezan a Dios, varios lustros
más joven que ellos y, como ellos,
impotente. En ciudades ajenas
permaneceremos, como los árboles,
como las piedras.
Oda a la suavidad
Los
amaneceres son ciegos como gatitos. Las uñas crecen confiadamente, aún saben
qué tocarán. Suaves son los sueños y la ternura como niebla suspendida sobre
nosotros, igual que la campana de Sigismundo antes que el frío la abrazase.
Krystyna Dabrowska
El rostro de mi
vecino
1
El rostro de mi vecino, el profesor,
cuya esposa murió,
de repente quedó desnudo, sin protección alguna.
Cuando me lo encontré en el patio
y él empezó a decir de forma inesperadamente franca
cuántas cosas le recordaban a su mujer,
tuve la impresión de que veía su rostro por primera
vez.
Al igual que la casa de enfrente –
hasta hace poco un gran castaño la ocultaba,
pero una tormenta lo quebró y hubo que talarlo.
Y hasta que la costumbre recubra ese vacío,
veo las ventanas de la casa, la vida que transcurre en
ellas.
2
Una camisa clara. La cabeza de un patricio romano.
Un intocable espacio de parqueo
junto a un muro, donde tras la lluvia
también aparcan los caracoles.
Pasé largo tiempo pensando: un impecable caballero
pasaba a través de su ordenada vida
de la misma forma que pasaba por el patio cada mañana.
Yo le habría echado, como mucho, unos setenta años.
Tiene ochenta y dos, me dijo hace poco,
y de niño estuvo en el gueto de Varsovia.
Su padre y su hermano perecieron. Sobrevivieron él y
su madre.
Alina Szapocznikow escribió sobre el bautismo de la
desesperación.
¿Cuántos callan el hecho de haberlo vivido?
Agencia de
viajes
Soy una agencia
de viajes para los muertos,
les organizo vuelos hasta los sueños de los vivos.
Acuden a mí famosas celebridades, como Heráclito,
para poder visitar a un escritor que lo adora,
pero también acuden muertos menos conocidos, como un
granjero de la aldea de Wasiły,
que desea aconsejar a su esposa sobre la cría de
conejos.
A veces varias generaciones de una familia fletan un
avión
y aterrizan en la frente del último de los
descendientes.
Tengo también relaciones con los asesinados,
que como cursan regularmente a los sueños de los
supervivientes
acumulan millas del programa frequent flyer.
A nadie le niego mis servicios.
Encuentro las mejores conexiones posibles
y me reprocho que un joven amante,
para llegar al sueño de su novia,
tenga que hacer escala en el sueño de una arpía
roncando.
O cuando las condiciones atmosféricas fuerzan un
aterrizaje de emergencia
y el muerto me telefonea: ¡haz algo,
estoy atrapado en el sueño de un niño aterrorizado!
Incidentes así provocan estrés y son un reto
para mí, una agencia pequeña con grandes aspiraciones
,
porque aunque no tengo acceso ni al mundo de los
muertos
ni a los sueños de los demás,
gracias a mí se encuentran.
Créditos
Textos de los poemas
Sitios web, páginas PDF,
blog: Zenda autores, libros y compañía, Festival Internacional de Poesía de Medellín,
Contracorriente, Lucía Málaga Sabogal,
Poetas Siglo XXI, Poesía de Mujeres, Circulo de poesía, UNAMCULTURAL
LECTURAS. Wikipedia.
Enlaces
Poesía
Polaca Contemporánea Selección,
traducciones y notas de Krystyna Rodowska.
Material
de Lectura UNAM.CULTURAUNAM. Versión PDF
Número
equivocado y otros poemas
Wislawa
Szymborska, Polonia. Edición digital gratuita de
Muestrario
de Poesía 39
Editor:
Aquiles Julián, República Dominicana. Primera edición: Marzo 2009
Santo
Domingo, República Dominicana
CZESLAW
MILOSZ
Selección,
traducción y nota introductoria de
JAN ZYCH
UNIVERSIDAD
NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
COORDINACIÓN
DE DIFUSIÓN CULTURAL
DIRECCIÓN
DE LITERATURA
MÉXICO,
http://www.materialdelectura.unam.mx/images/stories/pdf5/czeslaw-milosz-108.pdf
Asamblea de la palabra
excelente blog de poesía, aquí remitimos al lector a la sección polaca del blog, la cual contiene una muestra muy amplia y representativa de mas de 40 poetas polacos,tanto antiguos como contemporáneos.
https://franciscocenamor.blogspot.com/2014/03/polonia.html
Asamblea de la palabra
excelente blog de poesía, aquí remitimos al lector a la sección polaca del blog, la cual contiene una muestra muy amplia y representativa de mas de 40 poetas polacos,tanto antiguos como contemporáneos.
https://franciscocenamor.blogspot.com/2014/03/polonia.html
Traducciones de los 15 poemas
Sumerges la mano en el sueño traducción de
Lucía Málaga Sabogal, ¿Qué es lo que
hice que repentinamente palideciste? traducción de Lucía Málaga Sabogal, Notre
Dame traducción de Krystyna
Dabrowska. Estudio de la soledad traducción de
Rafael Díaz Borbón, El paisaje traducción de Rafael Díaz Borbón,
La mujer de Lot
traducción de Gerardo Beltrán y Abel A.
Murcia. El principio y el fin
traducción de Abel A. Murcia, Las tres palabras mas extrañas traducción Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia. El lamento traducción de Jan
Zych, Tala de árbol, traducción de
Rafael Cadenas, El taller de al lado, bid&co editor, Caracas, 2005, Las formas traducción
de Krystyna Dabrowska Canción del
emigrado traducción
de Elzbieta Bortkiewicz. Oda a la suavidad traducción de Elzbieta Bortkiewicz. El rostro de mi vecino traducción: Nelson Ríos y Abel Murcia, Agencia de viajes traducción: Nelson Ríos y Abel Murcia.
Ilustraciones
Todo el pasado y presente en
una calle, Varsovia, foto. 43 fotos de Polonia, National Geographic
Fotos de los poetas,
wikipedia y Google Imagen