Plaza de las palabras,
en su sección PÁG1NA 10 presenta un tercer ensayo sobre el
tema Literatura y naturaleza: La montaña
y las palabras. El primero de la
serie fue del chileno Cristian De Bravo
Delorme, sobre El sentido de la
imaginación en Wordsworth, el segundo La novela como naturaleza muerta, del ecuatoriano Javier Vásconez. El ensayo actual y último
de la serie resume una visión más de conjunto a la literatura en general (ensayo,
novela y poesía), entendiendo por naturaleza un amplio espectro de posibilidades,
si bien generoso en su amplitud con el ámbito de la naturaleza. Parte la
aventura, desde el ascenso al Monte Ventoux, en la época medievalista de
Francisco Petrarca y San Francisco de Asís con su Canto a las Criaturas, recorre algunas novelas universales vinculadas a la naturaleza. El
primer acápite Ensayo y poesía en la
naturaleza, visita Walden de Henry David Thoreu, y reseña algunas
poesías relacionadas al tema poético, el segundo acápite, Ciencia ficción y naturaleza, viaja al futuro de la
naturaleza, el tercero dedicado a La
naturaleza y la literatura latinoamericana. Emprende un paseo campestre
desde la literatura prehispánica hasta atisbar diferentes obras
latinoamericanas relacionadas con la naturaleza. El cuarto, Ecocritica y naturaleza, brinda
una somera mirada a la ecocritica y las tendencias actuales de la literatura y
la naturaleza. Cierra el ensayo con: A manera de epilogo. Lenguaje y naturaleza: cinco textos en busca de interrogantes, que
presentan visiones diferentes sobre las palabras,
el lenguaje y la naturaleza.
“Llego a preguntarme a veces si las
formas superiores de la emoción estética no consistirán, simplemente, en un
supremo entendimiento de lo creado. Un día, los hombres descubrirán un alfabeto
en los ojos de las calcedonias, en los pardos terciopelos de la falena, y
entonces se sabrá con asombro que cada caracol manchado era, desde siempre, un
poema”. Alejo Carpentier
La vida del árbol
invadió mi vida
comencé a sentirme árbol
y entendí su tristeza.
Empecé a llorar por mis hojas,
mis raíces,
mientras un ave
se dormía en mis ramas
esperando que el viento
dispersara sus alas.
Yo me sentía árbol
porque el árbol era mi vida
Se ha despertado el
ave de mi corazón.
Leonel Lienlaf
EL SECRETO DE LOS PÁJAROS
El que quiera
disfrutar del canto de los pájaros,
no necesita
construir jaulas, sino sembrar árboles.
El canto de los
pájaros pertenece a todos.
Nadie, nadie es su
propietario.
Fragmentos de Secretos del abuelo. 1961
Jorge Miguel Cocom Pech.
Escritor maya.
Mario A. Membreno Cedillo
SEGUNDA PARTE
Literatura latinoamericana y naturaleza (20)
El tema del ambientalismo en la literatura latinoamericana,
ha sido abordado no tanto desde la novela de ciencia ficción, sino desde el
regionalismo; por lo general afincado en la destrucción de los recursos
naturales y la sobre explotación de las grandes cuencas hidrográficas, selvas vírgenes
y potenciales reservas mineras. Pero
antes dedicaremos algunos párrafos a la
literatura prehispánica, la cual recoge una tradición muy mesoamericana. Pero que
también rememora todo ese pasado
prehispánico de las culturas indígenas muy vinculas a la naturaleza. Y cuanto
decimos literatura nos referimos a leyendas, tradiciones orales, pero también poesía
escrita. Perteneces, por derecho propio,
a la naturaleza, y ninguna ideología puede reivindicar su propiedad. Son de la naturaleza en toda su
extensión: tierra, agua, fauna, clima, planetas. Por eso es esas culturas
naturalistas, hay dios del maíz, dios del agua, dios de la luna, dios de la
montaña. Y los animales también tienen un rango importante en el ceremonial y
simbología de casi todas las culturas indígenas.
Algunos textos literarios de las culturas prehispánicas-no
los únicos, pero si representativos- son:
el Popol Vuh, maya (quiché), El
poema de Quetzalcóatl, náhuatl. El
poema de: Netzahualcóyotl: Netzahualcóyotl, el rey poeta. El libro de libros
del *Chilam Balam maya. En ese
contexto, la naturaleza para los pueblos indígenas y prehispánicos, no era
externo a ellos, ni un complemento decorativo o ritual, sino que había un sincretismo entre ellos y la
naturaleza. Ellos no eran ajenos a la naturaleza, ellos eran parte de ella. Pervivía una identidad fundida entre lo humano
y lo natural. Aquí citamos el poema El
conejo y la luna.
Tochin In Metztic-
Yohualtotomeh
inchan omanqueh:
cenca quiahuia yohualnepantla.
In ihcuac oyahqueh in tlilmixtli,
yohualtotomeh patlantinemih,
azo quittayah tochin in metztic.
Nehhuatl huel oniquimittac
in yohualtotomehihuan
tochin in metztic.
|
El Conejo
en la Luna (21)
Los pájaros de la noche
se quedaron en su casa;
mucho llovía a la mitad de
la noche.
Cuando las nubes negras se
fueron,
los pájaros estuvieron
revoloteando,
tal vez veían al conejo en
la Luna.
Yo pude contemplar
los pájaros de la noche
y también al conejo en la
Luna
|
Aligerando el recorrido, y dando un gran salto en el tiempo,
también otros poetas han dado destellos
sobre la preocupación ambiental: Antes del surgimiento de los movimientos
ecologistas contemporáneos, es posible encontrar significativos textos poéticos
en que se manifiesta la preocupación por el medioambiente o en los que la
naturaleza juega un rol principal como sustento de mundo. Así lo evidencian las
obras de Gabriela Mistral, Ramón López Velarde, César Vallejo, Pablo Neruda, Jorge
Carrera Andrade, Pablo de Rokha, Humberto Díaz Casanueva, Juvencio Valle,
Efraín Barquero, Andrés Sabella, Jorge Teillier, Jorge Carrera Nicanor Parra,
Ernesto Cardenal, Pablo Antonio Cuadra, Homero Aridjis, José Emilio Pacheco, Gioconda
Belli, Roberto Juarroz, Raúl Zurita, Juan Pablo Riveros.
En el tema de ensayos también algunos autores
latinoamericanos han abordado el tema
ecológico: Ernesto Sábato (1952, 2000), José María Arguedas (1975), Octavio Paz
(1999), Eduardo Galeano (1971, 1983, 1994), entre muchos otros Octavio Paz a ya
había advertido la irrupción de la conciencia ecológica, Tanto es así, que
Octavio Paz no dudó en considerar la aparición de la conciencia ecológica como
el signo más característico de los nuevos tiempos: “la gran novedad histórica de este fin de siglo –afirma– es la
aparición de la conciencia ecológica”.
(22)
Por otra parte Paz nos brinda una visión utópica de esa
amalgama entre hombre y naturaleza:
“Estrellas, colinas, nubes, árboles, pájaros, grillos, hombres: cada uno
en su mundo, cada uno un mundo y no obstante, todos esos mundos se
corresponden. Solo si renace entre nosotros el sentimiento de hermandad con la
naturaleza, podremos defender a la vida. No es imposible: fraternidad es una
palabra que pertenece por igual a la tradición liberal y a la socialista, a la
científica y a la religiosa”. (23)
En el
plano de la narrativa, salen a la luz, Miguel Ángel Asturias, con Hombres de maíz y Leyendas de
Guatemala, José María Arguedas el de Los
ríos profundos, Mario de Andrade
con Macunaíma, Augusto Roa Bastos el
de Hijo de hombre, Juan Rulfo con su
binomio El llano en llamas y Pedro
Páramo, pero también obras y pasajes de las obras de los mexicanos,
jaliscienses: José Arreola y Agustín Yáñez. El colombiano Gabriel García
Márquez, con el dueto La hojarasca y Cien
años de soledad, Francisco Coloane con Cabo
de hornos, Rosario Castellanos con su Balun
Canan, Patricio Manns con Memorial
de la noche, Darío Oses con 2010:
Chile en llamas. También se puede
considerar, novelas o textos con un sustrato o elementos compositivos de la naturaleza:
La raza cósmica, de José
Vasconcelos; y Mantra, de Rodrigo
Fresán.
Y es que en algunos autores la naturaleza no
solo es un paisaje, sino un acompañante de la trama narrativa. Es imposible
desentenderse de la geografía o paisajismo protagonista en algunas obras como
en el Llano en llamas o Pedro
Paramo de Juan Rulfo, porque el
paisaje y la naturaleza sigue a los personajes, como una sombra inclaudicable. Pero
aquí citamos un párrafo de uno de los
grandes de la novelística latinoamericana,
texto-fragmento de La Hojarasca, de Gabriel García Márquez.
“De pronto, como si un
remolino hubiera echado raíces en el centro del pueblo, llegó la compañía
bananera perseguida por la hojarasca. Era una hojarasca revuelta, alborotada,
formada por los desperdicios humanos y materiales de los otros pueblos; […] La
hojarasca era implacable. Todo lo contaminaba de su revuelto olor
multitudinario, olor de secreción a flor de piel y de recóndita muerte. En
menos de un año arrojó sobre el pueblo los escombros de numerosas catástrofes
anteriores a ella misma, esparció en las calles su confusa carga de
desperdicios. Y esos desperdicios, precipitadamente, al compás atolondrado e
imprevisto de la tormenta, se iban seleccionando, individualizándose, hasta
convertir lo que fue un callejón con un río en un extremo, un corral para los
muertos en el otro, en un pueblo diferente y complicado, hecho con los
desperdicios de los otros pueblos.
Allí vinieron,
confundidos con la hojarasca humana, arrastrados por su impetuosa fuerza, los
desperdicios de los almacenes, de los hospitales, de los salones de
diversión, de las plantas eléctricas…” (24)
También hay una constelación de novelas que abordan la
naturaleza, pero desde el criollismo o regionalismo. En donde por regla general
el hombre se encuentra indefenso ante la magnitud de la naturaleza, y donde su
presencia suele presentarse con cara
hosca y celosa de su territorio. Corren
como aguas tempestuosas, Doña Barbará,
de Rómulo Gallegos, Vorágine de José Eustasio
Rivera. Don Segundo Sombra, de Ricardo
Güiraldes; Zurzulita del chileno Mariano Latorre,
Don Goyo de Demetrio Aguilera
publicada en 1933. Novela acerca de las luchas de mujeres afro ecuatorianas. Grande sertão: veredas, una de las principales obras de Joao Guimaraes
Rosa, escrita en 1956. Describe el paisaje humano y natural del norte de Minas
Gerais. Y aquí cabe mencionar al
fotógrafo ambientalista brasileño Sebastián Salgado, quien además de ser un
notable fotógrafo, que ha dejado huellas del desastre ecológico, casi en casi
cualquier parte del mundo, pero que también es conocido por el proyecto de
reforestación que ha emprendido para rescatar una parcela del territorio de Minas Gerais. Todas las sangres, de José María Arguedas,
publicada en 1964. Trata el tema d la explotación minera y humana Mamita Yunai, del costarricense Carlos
Luis Fallas en 1941. Sobre el cultivo de bananos en Centroamérica, y la
degradación humana de la tierra con el usos de pesticidas. Una novela similar escribió el novelista
hondureño Ramón Amaya Amador sobre las bananeras, Prisión Verde. Raúl Zurita, centrándose, básicamente, en sus libros
Canto de los ríos que se aman, y La
Vida. Otras novelas ambientalistas, pero con otra perspectiva son las del
autor mexicano Homero Aridjis, La
leyenda de los soles y ¿En quién
piensas cuando haces el amor? Sobre una critica a los modelos de desarrollo
y su impacto en la naturaleza, en ciudad de México en el hipotético año de
2027. Otra novela muy popular es El
viejo que escribía novelas de amor,
del chileno Luis Sepúlveda, centrada en la amazonia ecuatoriana. Del mismo
autor es también Historia de una gaviota
y del gato que le enseñó a volar, y finalmente la novela Única mirando al mar, del costarricense Fernando Contreras Castro.
Pero también en algunos cuentistas latinoamericanos, encontramos,
temas de la naturaleza, para citar solo
a uno: los cuentos del uruguayo Horacio Quiroga. Por lo general ambientados en
lugares selváticos y rurales, en que la naturaleza esta revestida de misterio,
agresividad; con un pasaporte de su lado
primitivo, a veces en conflicto con la naturaleza humana.
Finalmente, tomamos elementos, que apuntan a una ecocritica
de la literatura latinoamericano, considerando la tesis de Liza Pamela Rosas-Bustos,
sobre la multisensorialidad (25), es decir la capacidad de percibir
la selva o naturaleza por los cinco sentidos, atendiendo a un entramado en que habitan las costumbres y
precepciones de las tradiciones orales indígenas, y de los pueblos autóctonos
que habitaron esas tierras. Rosas-Bustos toma textos de novelas y poetas, en
donde ha identificado elementos ecológicos, centrándose en la selva, entre ellas
las narraciones cortas de Francisco
Coloane “Tierra del Fuego” and “Cabo de Hornos,” la novela de Rosario Castellanos Balún Canán, y la novela de Luis
Sepúlveda Un viejo que leía novelas de
amor. Y analiza poemas de los poetas latinoamericanos: Marosa di Giorgio,
Cecilia Vicuña, and Leonel Lienlaf (26)
Literatura centroamericana y naturaleza.
Dedicamos unos cuantos párrafos a la literatura centroamericana,
por lo general poco conocida fuera de las frontera ístmicas, pero que tiene el potencial exuberante de las selvas
tropicales y los valores ancestrales del bosque. Región con una gran potencialidad
narrativa, pero que muy pocos centroamericanos han podido codearse a la altura
de los grandes escritores latinoamericanos. Apenas podemos mencionar a los guatemaltecos
Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel en Literatura, Augusto Monterroso, fabulador de la naturaleza, al escritor nicaragüense
Sergio Ramírez, el salvadoreño Saluarrue. Además, el escritor salvadoreño-hondureño Horacio Castellanos Moya, los poetas Roque Dalton y la costarricense Gioconda Belli,
y sumado a la necesidad de retroceder en
el tiempo para tirar un as sobre la mesa, con el poeta y fundador del
modernismo Rubén Darío, y su hermano menor, con su obra Tierras, mares y Cielos, del también modernista hondureño Juan
Ramón Molina.
Hay otra línea de escritores mas jóvenes que también han destacado
por meritos propios, y son conocidos
tanto en Centroamérica como fuera de ella, citados por el critico
centroamericano, Ricardo Arias, “Horacio
Castellanos Moya, Jacinta Escudos, Rafael Menjívar Ochoa, Carlos Cortés,
Maurice Echeverría, Ronald Flores, Eduardo Halfon o Carol Zardetto” (27) O el mismo Arturo Arias, que además
de critico de la literatura centroamericana, también es un reconocido
novelista.
En general, hay varias vertientes, en que se ha movido la
novelística centroamericana. Salen a relucir, la problemática de la identidad,
la novela contestaría en el marco ideológico de la guerra fría. Sin embargo,
hay también una corriente vigorosa que
ha ficcionalizado la historia (28),
abundan los ejemplos, en el fondo es una búsqueda por rescatar pasajes históricos,
y reinterpretarlos a la luz de nuevos tiempos o a veces rescatarlos como
cimientos de una anhelada y buscada identidad. Solo para mencionar algunos escritores que han
escrito novelas en esa línea de base: Tatiana Lobo, José León Sánchez, Manlio
Argueta, Giaconda Belli, Roberto Armijo, Julio Escoto, Sergio Ramírez, Alfonso Chase.
Pero no solo la historia lejana, sino la historia del siglo XX. La novelística centroamericana,
ha producido novelas contemporáneas sobre la guerra, dictaduras, hasta desembocar
en novelas urbanas y transformaciones sociales
(29). Sin embargo, a partir de los 80 y los 90, los escritores
centroamericanos, dan un vuelco, no buscan los problemas de las ideologías o de
los conflictos bélicos, buscan también una mayor apertura del espacio vital narrativo,
le dan una vuelta de tuerca al lenguaje,
y acometen desde nuevas percepciones la
realidad. Este tipo de literatura por lo
general desemboca en los problemas humanos, las conflictividades existenciales,
en una nueva geografía mental. En que lo
urbano termina absorbiendo el panorama de la prosa novelística. Hay también una
incipiente, pero saludable vertiente de escritores que redescubren las culturas
indígenas. “Con novelas como las de
Gaspar Pedro González o Víctor Montejo, o poesía como la de Humberto Ak'abal,
Maya Cu, Calixta Gabriel Xiquín o Juana Batzibal, se revoluciona la literatura
centroamericana que ha estado enmarcada por el idioma castellano y una visión
ladina eurocéntrica del mundo”. (30)
Y tocando un
paradigma, y precursor de las literaturas indígenas, aparece salido de la selva
un escritor que valoro en su justa
dimensión las culturas autóctonas, Miguel Ángel Asturias, con su Leyendas de
Guatemala. En donde rememora la visión cósmica maya del Popol Vuh, con su característica
técnica de pincelazos surrealistas y el tuétano de los huesos indigenistas, leámoslo:
“Más allá de los peces
el mar se quedó solo. Las raíces habían asistido al entierro de los cometas en
la planicie inmensa de lo que ya no tiene sangre, y estaban fatigadas y sin
sueño. Imposible prever el asalto. Evitar el asalto. Cayendo las hojas y
brincando los peces. Se acortó el ritmo de la respiración vegetal y se enfrió
la savia al entrar en contacto con la sangre helada de los asaltantes
elásticos. Un río de pájaros desembocaba en cada fruta. Los peces amanecieron
en la mirada de las ramas luminosas. Las raíces seguían despiertas bajo la
tierra. Las raíces. Las más viejas. Las más pequeñas. A veces encontraban en
aquel mar de humus, un fragmento de estrella o una ciudad de escarabajos. Y las
raíces viejas explicaban: En este aerolito llegaron del cielo las hormigas. Los
gusanos pueden decirlo, no han perdido la cuenta de la oscuridad”. Leyendas de Guatemala (31)
Literatura centroamericana y naturaleza
Ahora quisiéramos centrarnos en la literatura y la naturaleza,
en el marco geográfico centroamericano,
parcela terrestre que es una región rica
en biodiversidad, pero también con problemas
comunes de degradación ambiental. La literatura centroamericana ecológica, a
primera vista es escueta; poco estudiada, como decía el critico Ricardo
Arias, en ciertos tramos del tiempo, toda la literatura centroamericana, ha
sido invisible. Pero rondan ejemplos, y todo un territorio virgen y por
conquistar para la mirada ecológica. Aunque si se puede afirmar que la
naturaleza no es una corriente dominante en la literatura centroamericana. La novelística ha abordado más problemas de la
violencia, el desarraigo, la identidad, el tejido histórico.
En poesía también aunque todavía tímidamente han surgido
arrebatos ecológicos, citamos algunas fuentes:
“A partir de estudios
como los realizados por Niall Binns en ¿Callejón sin salida? La crisis
ecológica en la poesía hispanoamericana (Zaragoza, Prensas Universitarias de
Zaragoza, 2004), Steven White en El mundo más que humano en la poesía de Pablo
Antonio Cuadra: un estudio ecocrítico (Managua, Asociación Pablo Antonio
Cuadra, 2002), Arando el aire. La ecología en la poesía y la música de
Nicaragua (Managua, 400 Elefantes, 2011) o El consumo de lo que somos. Muestra
de poesía ecológica hispánica contemporánea (Madrid, Amargord, 2014) y otros
críticos que han ido sumando aportes al debate, se puede ir ahondando en
aspectos relevantes acerca de la relación entre poesía y ecología en la
literatura escrita en español, y en concreto, en la centroamericana, con
especial énfasis en las aproximaciones a la relación entre humanidad y mundo
físico, ambos afectados y modificados por la interacción con el otro “(32)
Valga mencionar aunque provenientes del regionalismo, en que
el tópico es la explotación de los recursos naturales, tema tan recurrente en
otras novelas latinoamericanas de inicio y mediados del siglo XX. La novela de Mamita Yunai del costarricense, Carlos
Luis Fallas en 1941. Prisión Verde del escritor hondureño Ramón Amaya
Amador, más reciente la novela Única
mirando al mar (33) del costarricense
Fernando Contreras Castro. Donde mezcla el drama humano de seres
empobrecidos al lado de un basurero en Rio Azul, en las afueras de San José. Donde
alternativamente se pinta el problema ecológico de los desechos sólidos y el
problema humano de los desechos humanos, sin más. Ambos desechos reciclados.
Desde el ámbito de la literatura hondureña, también es necesario explorar y revisar ese vínculo
entre naturaleza y texto, de las novelas
del escritor Julio Escoto, Rey del Albor
Madrugada (1993), novela de aventuras con un componente de espionaje a lo thriller,
pero ambientada en un fondo histórico. Lo mismo la novela La guerra secreta de los sentidos, (2002), del filósofo y escritor
Roberto Castillo, narrada sobre las bases autóctonos del pueblo lenca, tan
afines al concepto de naturaleza. En esta novela, el novelista Castillo, se acerca a la tesis de multisensorialidad de Rosas-Bustos,
en que los sentidos son los instrumentos para aprehender una realidad cercana y
problematizada. En Rosas-Bustos, por supuesto su acercamiento esta orientado en
un primer plano a lo ecológico como núcleo central de la narración. En Roberto Castillo,
el tema central es el entramado histórico de los conflictos de la identidad. Sin embargo,
los métodos son los mismos, los sentidos como método de apropiación y la oralidad reas bastidores. En esta
novela habría que ubicar más que lo ecológico, en los primeros planos, detectarlo lo ecológico en
los resquicios, en las coyunturas, en los acercamientos indirectos, en los
razonamientos análogos.
Ambas novelas por su ambición temática, las de Escoto y
Castillo, recogen una visión integradora. Novelas que en su planteamiento y
visión, aspiran a ser novelas totales, pero sobretodo que indagan en la
historia y en una hipotética geografía, los puntos cardinales en que descansa la
identidad o adquiere su fuerza la contra identidad nacional. (34)
Extraídos del análisis de la crítica hondureña, Helen Umaña,
presentamos dos fragmentos de textos de El
rey del albor Madrigada, Ambos con
elementos ecológicos, el primero como una símil, bastante simple en su enunciado,
pero profundo en su reflexión, en tanto
compara la potencial vida humana con la vida de espontanea de un árbol. El
segundo texto, ahonda y exhibe las venas
abiertas de una geografía sangrante, la
explotación de los grandes recursos naturales como origen de guerras, que
emerge del laberinto siempre selvático y salvaje del poder político. (35)
“Pero esa es la
lección que debemos aprender, Casanga, aprender que de los antepasados que
dejamos en el África y de la buena condición de estas tierras está naciendo un
nuevo árbol, juntura de todas las savias, unión de todo, simiente de todos...
Va a cambiar nuestro color y nuestra lengua, mudaremos dioses quizás... vendrán
como ya las hay castas de unos y de otros, mulatos, cuarterones, quinterones,
zambos, chinos, negros puros o mezclados y entre más combinaciones se den y más
número haya menos poder tendrán los amos, por lo menos los amos que vemos hoy.
(p.390)”
“En el Cap. VII se
hace ver las opciones particulares que recomendamos para avalar el
abastecimiento de petróleo y otras materias provenientes de Región 1
(especialmente México, Venezuela, Brasil, Colombia, Perú) y particularmente el
desarrollo de las fuentes de energía de Subregión 1.3 (Centroamérica). Podemos
adelantar conclusiones: EU debe proceder ipso facto a asegurarse la
exclusividad de abastecimiento por parte de Región 1 y a apoderarse de los
recursos aún no explotados e incluso revelados (gas, manganeso, asbesto, cromo,
molibdeno) depositados en Subregión 1.3, mediante un proyecto gradual de i)
expansión (financiera, política, militar, cultural) ya en proceso;
pp.462-463.)”
Ahora nos remitimos, al escritor que por su oficio y amplitud,
entre un puñado que le podrian competir, el que ha sido el principal intelectual de
honduras del siglo XX, Rafael Heliodoro
Valle. Personaje que desde su prosa ensayística,
identifica y bosqueja los aspectos geográficos como factores condicionantes de la
identidad nacional. Y sobre este asunto
de la identidad nacional tan debatido y soñado; coexisten muchas aristas y
líneas de investigación; por supuesto la mayoría tomados del contexto
histórico. Pero si algo se puede decir sobre eso, es que no puede haber
identidad nacional bien cimentada, si a la par no va la bendita naturaleza como
elemento distintivo e integrador de esa identidad. . Algo que ya todos los
poetas románticos y modernistas hondureños habían intuido. En ese seguimiento, entre
otros, citamos poetas poco conocidos
fuera del ámbito domestico, dos ejemplos, Antonio Domínguez (36)
y su Himno a la Materia y, Alfonso Guillen Zelaya, autor, más
etiquetado y estudiado por sus resabios filosóficos y su prosa político-social combativa; que por
su acercamiento fraterno a la naturaleza. Escritor y poeta que perfectamente
podría ser considerado, por lo menos en
el ámbito de la potencial pero apenas conocida literatura hondureña, como el Poeta de la Naturaleza.
Naturaleza y Ecocritica
No se pretende tirar a la mesa una apología sobre la
influencia de la naturaleza en la literatura.
Pero la demanda y la abundancia del tema,
abrió las posibilidades para la ecocrítica. En general, para este ensayo, hemos
tomado una visión amplia de la naturaleza, por supuesto con sus propios cánones,
en que va incorporado el ambientalismo, considerado en la conservación y
protección del medio ambiente. También se habla de ecología, entendida como la
ciencia que ordena los seres y elementos de la naturaleza. La conciencia
ecológica siempre ha permeado la visión y el entendimiento de la humanidad, en
poco o gran medida, según las circunstancias y las épocas. Por lo general,
desde la literatura, se ha producido un encubrimiento,
que en parte y en diversos tramos del
tiempo, ha desviado la atención de lo puramente ecológico. El romanticismo toma
mucho de la naturaleza, pero no es el único tema del romanticismo, ni tampoco
el naturalismo es un tema exclusivo del romanticismo.
Al surgimiento de las grandes urbes y ciudades del siglo XX,
lo natural pasó a un segundo plano. Casi como algo obsoleto o decorativo, los
avances en las ciencias especialmente, el psicoanálisis de Freud, en lo literario
las nuevas técnicas novelísticas, especialmente de Joyce. Kafka con sus textos sobre
el realismo fantástico. La teorías del estructuralismo francés, las vanguardias
poética especialmente el surrealismo y el futurismo. En tiempos más recientes
el mismo Borges con sus cuentos tipo ensayos. Configuran un mapa, en que la
naturaleza, queda encubierta. Es a partir de los 70s del siglo XX, que la
conciencia ecológica parece cobrar fuerza. Y eso empieza a germinar en la
literatura en general, pero sobre todo, por una rama de la literatura muy a fin
a lo ecológico: La ciencia ficción. Es a partir de ese tejido prospectivo que se empieza a desbordar el problema
puramente tecnológico, para abordar esa pareja de los problemas sociales y
ecológicos; considerando la voraz industrialización, los excesos del mercado y una
cultura mediática que produce consumidores y ciudadanos no vigilantes de la
naturaleza.
“Así ha surgido la ecocrítica que explora la
visión de la naturaleza en obras que manifiesten una preocupación por denunciar
el deterioro medioambiental o por representar como un valor la relación del
hombre con su medio natural, su lugar, su oikos. La ecocrítica o
crítica ecológica procura
integrar las producciones textuales a un sistema mayor que las tradicionales
series literarias, culturales e históricas, desplazando la obra hacia un nuevo
entorno valórico, ecocéntrico, que inserta la obra y al autor en las matrices
que la/lo sustentan. Se trata, en general, de asumir una perspectiva que
recupere la conexión entre la naturaleza y la cultura y que haga visible la
materialidad de las interrelaciones e integraciones de los soportes y elementos
que aseguran la vida básica del planeta. En ese
enfoque, el nexo entre literatura y naturaleza representa la unión primordial
del hombre con su entorno natural. Se trata de una conexión que permita
conjugar el mundo exterior, mítico y sagrado de la naturaleza con la
subjetividad y el mundo social”. (37) “El término “ecocriticismo” nació en 1978 de
la mano de William Rueckert en su estudio Literatura y ecología: un experimento
en ecocriticismo. Como escuela crítica literaria se afianza en los años 90 en las
universidades estadounidenses, desde donde se extiende hacia el mundo
anglosajón y, lentamente, al entorno hispano”. (38)
Cheryll Glotfelty define esta tendencia en su introducción a
The Ecocriticism Reader, como “el estudio de las relaciones entre la literatura
y el medio ambiente”, es decir, nuestro ecosistema (conjunto formado por una
comunidad de organismos que interactúan entre sí)”. Un postulado de la
ecocritica, es el mito del desarrollo y las tecnologías, la industrialización
masiva, a costa del medio ambiente. En ese punto hay algo de razón en la
ecocritica, llamar la atención sobre un problema candente, que ya esta pasando su
factura en diversas partes del mundo.
Pero totalizar todo en los grandes paradigmas del desarrollo, también supone un
objetivo muy materialista, es casi como decir que esos paradigmas del progreso
nos van a destruir, la consecuencia es que se termina amando la naturaleza como
un fin utilitario. Se le sigue viendo
solo como una cosa, un viejo mueble. La ecocritica debería también consideras
el amor natural a la naturaleza. No como un fin para salvarnos, sino como una coexistencia
entre todos los seres que componen ese ecosistema. En fin vía la literatura, la
ecocritica se puede enriquecer en su visión y perspectivas desde un enfoque más
integrador tripartita entre conocimiento, naturaleza y vida.
Es una presión saludable que
la ecocrtitica, tal como la plantearon sus postulantes se acerque a otras
ramas del conocimiento: ética, sociología, antropología, filosofía. Por
supuesto es el escritor el que tiene el sartén en las manos. Porque todo se circunscribe
a lo que el escribe, su visión del mundo. Pero el acercamiento a la naturaleza,
como un espejo puede devolver y rescatar tradiciones y conocimientos que han
sido relegadas al paso de los siglos. Detrás de la naturaleza, hay capas de
conocimientos, redes de sabiduría, ejemplos amables. Ningún escritor se va inventar el mundo de
nuevo, pero puede descubrir un mundo casi con la sorpresa de Petrarca al subir
al monte Ventaux, o vislumbrar la sabiduría que halló en el hueco de la montaña, o en la comunidad secreta de las raíces de los
arboles, Thoreu en Walden. Antigua e inagotable cantera de naturaleza y de la sabiduría
que se puede encontrar en casi cualquier literatura indígena o autóctona, en
cualquier acercamiento sensorial a la naturaleza, en casi de cualquier parte
del mundo.
Finalmente, aunque sea unas breves ideas sobre las
tendencias de la ecocritica, o una de su línea base de investigación. En el
marco de las tendencias de la
ecocritica, siguiendo postulados de Rosa Bautista: “despuntan el paisaje presente y natural, pero también el paisaje
histórico, paisaje interno y externo, etnopoesia, bioregionalismo, sensioralidad
ecológica” (39). Pero también la
ecocritica, que no es solo considerar novelas que en su más alto grado sean
ecológicas, sino que también aspira a rescatar textos u sustratos que e por su conexión se traduzca
en analogías naturalistas de la vida humana. O que sean portadores de la simiente ecológica. . En ese sentido también brotan una
etnoecologia o una ecohistoria. O identificar una amplia línea base de
investigación o temas a considerar dentro de la ecocritica. (40). Una ultima observación, no es que
la novelas ecológicas o la ecocritica aspire a un mundo purista, novelas solo
de la naturaleza, como las fotografías de Ansel Adams. En fin hay dos naturalezas,
la naturaleza humana y la naturaleza como
tal, que incorpora el entorno geográfico con todos sus elementos. Esas dos
naturalezas se funden y es difícil encontrarlas en estado puro. Sin que una o
la otra se le insinué en el camino. "Y el bosque es encantador, oscuro, y profundo (…) Y aún
hay mucho camino por recorrer". Y esos versos de Frost no son ecológicos, sino de ecología humana.
Coexiste también ese binomio de literatura urbana y de literatura
de la naturaleza. Y entre ambas no hay conflicto, porque esa dicotomía, no es más
que un estado mental. Una separación para hacer más comprensible el mundo. La ecocrtitica aspira, entre
algunos de sus objetivos, a como apunta
Rosas-Bustos a una “reforestación literaria”, en el marco no solo de lo que se
escribirá a futuro, sino en revalorar desde una arqueología ecológica textos que tradicionalmente no se han
considerado ecológicos o cuyo tema central no es ecológico. Uno puede leer y preguntarse si en grandes novelas norteamericanas y europeas, hay elementos
ecológicos y cuál es su naturaleza. Uno se pregunta, si Tom Sawyer, o Huckleberry Finn
de Mark Twain, o Los Miserables
de Víctor Hugo, o novelas más modernas como
Siddhartha de Herman Hesse o la Montaña
Mágica, de Thomas Mann, tienen elementos ecológicos o si rescatan el aliento de la naturaleza. Y en ese
injerto literario, la ecocritica también aspira a producir un lector más familiarizado y amigable con la naturaleza, aspiración legitima; pero que también
registra una incipiente revalorización de la literatura ya escrita desde una óptica naturalista, y encausar ese palpito de
preocupación y sabiduría naturalista en lo que esta por escribirse. Finalmente, sea para bien o para mal, sea para
su salvación o para su destrucción. Ya sea un Ícaro vehemente por volar con alas de cera (tecnología), hacia
el sol. O Petrarca subiendo con sus músculos y aprensiones, el Ventaux; en
cualquiera de sus dos vertientes; en la raíz de la creación o en sus ramas
artificiales. El árbol del bien y el
mal, la humanidad encontrara en la naturaleza su
destino final.
A manera de epilogo. Lenguaje y
naturaleza: cinco textos en busca de interrogantes.
Finalmente, todo empieza con palabras y termina con
palabras. Ahora se aborda un tema que ya
había tocado Javier Vásconez en su ensayo La
novela como naturaleza muerta. El
tema del lenguaje y las palabras: el tema de la contaminación del lenguaje.
Primera
interrogante:
Texto. “El trastorno ecológico no deja de ser un
trastorno lingüístico y literario más profundo. Grandes símbolos aparentemente
intemporales (el mar, el río, la lluvia, el aire, la tierra o el bosque) se
están contaminando y agotando, como discursos difícilmente renovables, al ritmo
de la depredación planetaria” Niall
Binns. “Presentación”, en Anales de Literatura Hispanoamericana (Monografías:
“Acercamientos ecocríticos a la literatura hispanoamericana” (41)
Reflexión al texto
Si bien esta es una
visión pesimista, hay un tono real en esa afirmación. Las palabras ahí quedan,
lo que ira desapareciendo son los ríos, los arboles, la fauna. Ya hay especies
desaparecidas, y otras en peligro de extinción. Es como si esas cosas que
desaparecen o van desapareciendo, fuesen un lenguaje en extinción. Una vez que
ya nadie habla en esa lengua, se dice que es una lengua muerta. Cuando el
ultimo bisonte desapareció en las praderas norteamericanas, esa palabra también
desaparición en la lengua de los siux.
Segunda
interrogante:
Texto. “En el centro de la plaza surgió un árbol de
metal. En sus ramas tubulares estaban cantando pájaros autómatas, que abrían y
cerraban el pico y las alas a cada trino. Flores artificiales, iluminadas por
dentro, fosforecían. Turistas y niños rodeaban ese novísimo árbol de la vida.
En que piensas cuando haces el amor, p48.
Pensar la nación mexicana a través del
Apocalipsis ecológico en dos novelas distópicas de Homero Aridjis. Miguel López
Lozano (42)
Reflexión al texto
Y trasladándonos al
futuro, de las novelas o cuentos
distopicos en que un personaje lee en un libro la palabra “rosa”, pero no sabe qué
es, porque hace cien de años las rosas dejaron de existir. En ese sentido la
clonación, la imitación siempre serán productos de segunda orden. El problema
central no es solo que se reproduzcan arboles artificiales, sino que se empiece
a fabricar seres artificiales.
Tercera interrogante:
Texto. “La diversidad de la vida hizo grandes nuestras
historias y cuando aprendimos a contarla, la llamamos biodiversidad y cuando
viajamos, nos dimos cuenta de que nuestra tierra era magnífica y que las
historias que venían con ella, infinitas (…) la revelación del mundo las
palabras convocaron cosas de toda clase, aquellas que apenas habíamos visto de
soslayo, las que salieron arrastrándose de los sueños y se fueron a vivir a las
montañas”. Palabras vivas: Brigitte Baptiste (43)
Reflexión al texto
La tierra y la naturaleza
tienen sus propias historias, ellas están ahí. Las palabras existen par recordamos
que las cosas siempre han estado ahí. También por la palabra y el lenguaje se
puede llegar a la naturaleza También el lenguaje requiere la búsqueda de una biodiversidad
lingüística y la naturaleza una bioliteratura.
En ese contexto, se emerge la inquietud, se que hay dos lenguajes, a veces conflictivos,
pero también , igualmente fraternos. El lenguaje de la naturaleza y el lenguaje de la humano.
La integración de esos lenguajes es una delas aspiraciones lingüísticas dela
ecocritica. Valga un ejemplo muy centroamericanista, con el uso del lenguaje en
los títulos de la algunas delas novelas de Julio Escoto. Y otro ejemplo más conocido,
en la novela La Montaña Mágica de Thomas
Mann. Ambos autores, recurren al mismo
principio, identificar palabras del ámbito naturalista, para sus títulos
novelescos, y hacer brotar y crecer una narración que describe o pinta los
conflictos lanzando una secuencia fotográfica
de la condición humana. Sea en un escenario social u ontológico. Y esto uno de los múltiples, nudos gordianos de la lingüística, ¿cómo
integrar estéticamente, socialmente
productivo, y coherentemente literario, ambos lenguajes: el lenguaje de la
naturaleza y el lenguaje humano.
Cuarta interrogante:
Texto. ¿De
qué sirve escuchar el canto de los pájaros en las jaulas si en prisión no se
expresa la alegría de vivir? Si quieres disfrutar del colorido plumaje y el
canto de los pájaros, no aprisiones el lenguaje libertario de la naturaleza. El
mejor atril de la música de las aves son las ramas de los árboles. No olvides
que quien le pone rejas a la libertad le pone candados a su conciencia,
silencia su palabra y condena para siempre su dignidad". Fragmentos de Secretos del abuelo. 1961.
Jorge Miguel Cocom Pech. Escritor maya. (Mérida, México) (44)
Reflexión al texto
Pero también la
libertad esta en el lenguaje y en su capacidad de regenerarse. Es la visión del mundo con otro contexto. En lo
hondo de la naturaleza y del lenguaje, habita la libertad. Y ni el lenguaje ni
la naturaleza pueden sobrevivir sin
libertad.
Quinta interrogante:
Texto. "Abuelo, ¿qué son las flores? -Las flores
son los ojos de las plantas como tus ojos son las flores en el jardín de tu
rostro. Por esas flores, ojos con aromas, las plantas, miran, alegran, atraen y
curan el alma de los hombres".
"Abuelo, ¿qué son las mariposas? –Hijas de la lluvia,
son las flores ambulantes de los caminos".
"Abuelo, ¿qué son las nubes? –Las nubes son ramas de
árboles cargadas de agua que gustan pasearse por los caminos del cielo.
Blancas, grises o de colores, vuelan sobre el azul del infinito en busca del
viento para jugar a las escondidas. ¡Ah!, si supieras ¡cómo se divierten en
cubrirle la carilla amarilla al sol que sonriente las contempla!
Fragmentos de Secretos del abuelo. 1961. Jorge Miguel Cocom Pech.
Escritor maya. (Mérida, México) (45)
Reflexión al texto
Pero también como lo
hace el autor de este texto maya, las palabras se reciclan y se presenta con
otros significados, con otra semántica, es como profundizar en el lenguaje,
encontrarle los significados recónditos. En el plano de la lingüística, es no
es tomar al pie de la letra, “Los limites
de mi lenguaje, son los limites de mi mundo “de Wittgenstein. Esto tiene
que ver con el binomio cantidad y calidad. Cuando Wittgenstein habla los
limites de mi lenguaje, no solo se refiere a las cantidad de palabas que uno
usa o sabe, sino a la calidad de esas palabras, que pueden significar otras
cosas. El escritor maya, nos brinda un ejemplo como las palabas se trasforman y
vuelan como una ave, y desde el valor semántico, se deslizan por la pendiente
de una montaña, hasta llegar a la fuente del rio, y se trasforman en agua corriendo, así hacen el continuum, si bien de una cosa colateral, distinta a la acepción
literal. La nube no es solo una nube, son ramas cargadas de agua, es decir las
nubes son agua. Las mariposas no son mariposas,
sino flores ambulantes. Las flores no son solo una flor, sino los ojos. Porque una
palabra no es solo una cosa sino, potencialmente muchas cosas. Recuerdo a
Borges, con una lista de palabras aleatorias y diferenciadas, aunque solo como
enunciados. A Humberto Eco, lingüista quien brinda un diccionario de palabras,
con su propia interpretación. Pero más remoto es explorar la etimología de las
palabras, y son los lingüistas los que más saben de ese enredo palabrero. En fin al paso del tiempo muchas palabras se han desnaturalizado y han perdido su
significado original. Sin considerar, la
selva idiomática que significa las vitales y enriquecedoras, pero a veces fastidiosas traducciones: el significado
de las palabras en los distintos idiomas. A todo eso se refería Wittgenstein
cuando acuño su manida y descolorida frase: “Los
limites de mi lenguaje, son los limites de mi mundo”.
Notas bibliográficas
20. Sobre ecología y
literatura latinoamericana, hay una diversidad de fuentes, ponemos las
principales, que sea han utilizado. Yelenny Molina Jiménez, La ecología en algunas novelas
latinoamericanas. Problemática ambiental en el ámbito literario
latinoamericano Institución: Instituto Superior Minero Metalúrgico de Moa, Cuba
Joan Martínez Alier. El hombre y su medio ambiente en la literatura
latinoamericana. Lunes, 3 de agosto de 2015. Juan Gensollen Sorados, El hombre y su
medio ambiente en la literatura latinoamericana, Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, Lunes, 3 de agosto
de 2015. También, en fuentes donde el tema es la ecocritica, hay
contenidos sobre las novelas latinoamericanas.
21. Poema Conejo y la luna traducción 10 Poemas en Náhuatl Traducidos al
Español
Por Tatiana Mejía Jervis.Lifeder.com
22.Globalización, ecología y literatura. Aproximación
ecocrítica a textos literarios latinoamericanos*MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ.
Universidad de Concepción, Chile KIPUS Revista andina de letras, 27 1er.
semestre 2010, Quito, pagina 98.Citando a Octavio Paz, Itinerario, México D.F.,
Fondo de Cultura Económica, 1995, p. 155.
23. Idem.,MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ, pagina 102 Octavio Paz, “La búsqueda del presente”…,
1991
24. Idem., MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ, pagina 100. Citando a García Márquez, La hojarasca, Barcelona, Plaza Janés, 1979, 6a. ed., p. 5.Hojarasca
25. Selva
simbólica selva simbiótica apuntes para una ecocritica latinoamericana,
Liza Pamela Rosas-Bustos, Graduate Center, City University of New York. Academica e investigadora chilena. Notable trabajo de investigación doctoral, con unas sólidas raíces literarias, que proyecta un horizonte abarcador y una intertextualidad ecológica enriquecedora. Citando
a Rosa Bustos: “Se detectan en estos
trabajos esferas que se yuxtaponen y prioridades locales que se hacen
manifiestas en esta inmediatez sensorial, como por ejemplo, las construcciones
culturales de los habitantes originarios de América Latina y la cosmovisión
indígena o bien la oralidad, como aproximaciones desde una ruralidad. Cada uno
de estos textos ofrece prioridades diferenciadas en cada territorio específico.
Como resultado, esta configuración territorial desde una concreción se impone.
Si la simbología hegemónica enmascaró los territorios selváticos con un
vertedero de discursos que la naturaleza va, como un jardinero constante y
trabajador, sensorialmente carcomiendo con el paso del tiempo, considero
pertinente dar cuenta de esta reforestación literaria. Paginas 71 y 72 (:) Lo cierto es que la selva en estos
relatos no es ni violenta ni real maravillosa. Sostiene una fenomenología
intensa ineludible que obliga a quienes viven en ella a mantenerse
interrelacionados con ella y con sus seres no humanos por medio de los sentidos”
26. Idem., Ob…Cit., Liza Pamela Rosas-Bustos. A esta lista también
son ejemplos de multisensorialidad,” Se
reconoce una ficción multisensorial en el relato “Luvina” (1953) del mexicano
Juan Rulfo, en Requiem para un campesino español (1953) del español Ramón José
Sender. Es posible abordar desde una perspectiva ecocrítica el cuento “La casa
inundada” (1963) del uruguayo, Felisberto Hernández (1902-1964), la novela
Ilona llega con la lluvia (1996), del colombiano, Álvaro Mutis (1923-2013) y la
novela Las nubes (1997) del argentino, Juan José Saer (1937-2005). Es posible
asimismo abordar desde una perspectiva revisionista varios trabajos como La
vorágine (1924) de José Eustasio Rivera o Doña Bárbara (1929) de Rómulo
Gallegos o incluso, una más reciente El sueño del Celta (2010) de Mario Vargas
Llosa en relación a cómo los silencios sensoriales evocan valores diferenciados
desde una articulación predominantemente occidental. Se alude la
multisensorialidad en El libro de los abrazos (1989), del uruguayo Eduardo Galeano
y en varios de los cuentos del nicaragüense, Sergio Ramírez. Aparte de estas
novelas que siendo analizadas desde perspectivas revisionistas que pueden
proporcionar valiosas aproximaciones, se distinguen asimismo novelas recientes
las cuales constituyen un campo que todavía no ha sido explorado. Están, por
ejemplo las novelas El tibio recinto de la oscuridad (2000) y Única mirando al
mar (2010) del costarricense, Fernando Contreras Castro. Aunque la temática
sentimental subyace en las novelas juveniles, La trilogía del malamor: Hacia el
fin del mundo (2011), la Raíz del mal (2013) y El árbol de la vida (2013) de
José Ignacio Valenzuela, estas son abordables desde una perspectiva ecológica.
Ahora bien El factor carne del escritor dominicano, Rey Emmanuel Andújar puede
proporcionar un valioso aporte al ser analizada desde una perspectiva
ecocrítica que aluda esta sensualidad multisensorial como también pueden
proporcionarlo las novelas Intemperie, del español Jesús Carrasco y En la
orilla, del español Rafael Chirbes. “Pagian 298.
27. Arturo Arias: "La nueva novela centroamericana se
transformó en una especie de campo de juegos, Diario Paranoico, 24 de abril
2008
28. Minucioso y bien documentada ensayo sobre la novela
histórica y la ficción en Centroamérica, de. José Ángel Vargas Vargas, Novela
centroamericana contemporáneas y ficcionalizacion de la historia
Revista comunicación, enero-julio, Vol. 13, numero 001.Instituto Tecnológico de
Costa Rica. Paginas 5-16
29. Idem., Obra…cit., José Ángel Vargas Vargas
30. Obra cit., Arturo Arias.
31. Obra., Cit., MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ. Kipus
32. Poesía y ecología en Centroamérica: más allá del
estrecho dudoso. RedISCA.
Responsable: Dra. Mª Ángeles Pérez López (Universidad de
Salamanca).
33. Sobre Única mirando el mar, ver La
problemática ambiental en el ámbito literario latinoamericano
Yelenny Molina Jiménez. Institución: Instituto Superior Minero Metalúrgico de
Moa, Cuba
34. Llama la atención que algunos de los títulos de las
novelas de Julio Escoto, aluden e elementos provenientes de la naturaleza. Aunque
la trama y fondo de sus novelas sea mas de contenido histórico o de conflicto o
de identidad. Bajo el almendro… junto al volcán, Días de ventiscas, noches de
huracán, El rey del albor, madrugada. Títulos que sugieren símbolos que
anticipan las coordenadas geográficas y mentales de la narrativa de esas novelas. Palabras claves: Árbol de los pañuelos,
Almendro, volcán, ventiscas, huracán, madrugada. Donde se evidencia que en
estas novelas, en alusión a sus títulos hay una línea de base naturalista,
donde los elementos naturales se presentan como símbolos de las realidades
sociales y humanas. Es como un espejo en que el autor, Julio Escoto, se vale de las palabras extraídas del diccionario
naturalista, vocablos con una gran carga de contenidos sociales, para
desarrollar y explicar narrativamente conflictos históricos de la naturaleza
humana. Estamos en presencia, no de
novelas naturalistas en el estricto sentido purista de la naturaleza, pero si de una incipiente maniobrabilidad
literaria y dirección de rumbo de una vertiente novelística con una clara y
sostenida orientación, y grafismo representativo, que perfectamente desemboca en
un sendero aún no transitado de una
literatura ecosimbolista. En que el lenguaje naturalista sirve de referente, depositario sagrado, y de luz sobre el sendero en penumbras. Iluminando las implosiones sociales y
existenciales que el lenguaje humano hace esfuerzos intermitentes, a veces
agónicos pero también vigorosos, por manifestar. Recurso literario extremo pero
autentico, por apropiarse de un pedazo
del tiempo histórico y del espacio mental, para aprehender una escenografía
microhistorica, el el océano de la realidad y la apariencia del mundo.
35. Sobre las novelas de Julio Escoto, ver Helen Umaña, El
Rey Albor Madrugada en Lit Art. En ese mismo post, se encontraran reseñas
de la misma autora, muy solventes y sesudas sobre las novelas de Julio Escoto. Sobre
Roberto Castillo y la novela, ver los sólidos y esclarecedores ensayos: La
guerra secreta de los sentidos, Libros
clave de la narrativa hondureña (III).La guerra mortal de los sentidos
Por José Antonio Funes, también ver, Ronald Nibbe La guerra mortal de los sentidos de
Roberto Castillo: Una celebración de la diversidad y la diferencia, llena de
energía y esperanza.
36. Sobre la vida y obra de José Antonio Domínguez, ver, el riguroso, bien documentado y esclarecedor
estudio de Héctor Leiva. En José
Antonio Domínguez. Obra poética
escogida de sus manuscritos, (1885-1903), Secretaria de Cultura, Artes y Deportes.
Edición de Héctor Leyva, 2008.
37. Ecocritica , pagina 101
38. El día mundial del medio ambiente y la literatura. (Monografías:
“Acercamientos ecocríticos a la literatura hispanoamericana”)(14) No. 33, 2004, p. 11El día mundial del medio ambiente y la literatura
39.Obra …Cit., Liza Pamela Rosas-Bustos
40.Mauricio Ostria Gonzales, señala: “Una
perspectiva ecocrítica puede, por ejemplo, indagar sobre diversos ejes
semánticos (no solo temáticos) que organicen los textos. Así, la presencia de
la Naturaleza-madre: La tierra y sus diferentes representaciones maternales (cósmicas
y espirituales); o la figura de la Naturaleza ominosa: factor de destrucción de
lo humano y sus representaciones simbólicas; la Naturaleza como objeto de
contemplación y descripción; la Naturaleza como proyección de la subjetividad;
Naturaleza e identidad cultural; la Naturaleza como signo (anticipación y
apocalipsis); Naturaleza y mito; Naturaleza y contingencia ecológica;
Naturaleza: arraigo/desarraigo, migraciones y exilios, fronteras, etc. Estos
ejes semánticos pueden configurar isotopías complejas, así como visiones
especulares o discursos paródicos. Podrán asumir diversas formas lingüísticas, retóricas
y discursivas según el contexto textual y genérico en que ocurran y tendrán, en
cada caso, un sentido singular (o varios) que el lector debe construir”. Globalización,
ecología y literatura. Aproximación ecocrítica a textos literarios
latinoamericanos. Pagina 107.
41. citado en MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ p.101 y en El día
mundial del medio ambiente y la literatura. Niall Binns, “Presentación”, en Anales de
Literatura Hispanoamericana (Monografías:“Acercamientos ecocríticos a la
literatura hispanoamericana
No. 33, 2004, p. 11.
42. Miguel
López Lozano en Pensar la nación mexicana a través del
Apocalipsis ecológico en dos novelas distópicas de Homero Aridjis.¿En quién piensas cuando haces el
amor?
43. Brigitte Baptiste.
Palabras vivas sobre el hombre y la naturaleza.22 noviembre 2016
44. Jorge
Miguel Cocom Pech Fragmentos de Secretos
del abuelo. 1961. Escritor maya. (Mérida, México).
45. Idem., Jorge
Miguel Cocom Pech
Enlaces
Globalización,
ecología y literatura. Aproximación ecocrítica a textos
literarios
latinoamericanos* MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ, Universidad de Concepción, Chile
Revista Andina de letras , 27 I semestre , 2010, Quito
La
problemática ambiental en el ámbito literario latinoamericano. Yelenny Molina Jiménez. Instituto Superior
Minero Metalúrgico de Moa, Cuba
Selva simbólica selva simbiótica apuntes para una ecocritica
latinoamericana.Liza Pamela Rosas-Bustos, Dissertations, Theses, and Capstone
Projects Graduate Center Graduate Center, City University of New York,
10-1-2014
El hombre y su medio ambiente en la literatura latinoamericana. Juan
Gensollen Sorados
UNMSM, Juan Lunes, 3 de Agosto de 2015.
La ecología en
algunas novelas latinoamericanas
Joan Martínez Alier. La Jornada.
Literatura indígena en
nahualt.
Créditos de las ilustraciones
Río y bosque, del
artista indígena Fabián Moreno. Palabras vivas. La naturaleza y el hombre.
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Antonio Grades, pintor primitivista hondureño