I
Praga
A
manera de difuminados cronopios en el puente del Malá Strana, sobre el
terciopelo índigo del Moldava, estamos vos y yo, haciendo escala onírica bajo
la estoica vigilancia de San Juan Nepomuceno con su mueca de angustia.
El
abrazo polar va disolviéndose entre nuestros abrigos comerciantes de caricias.
El trémulo vitral del Moldava es una batalla de esgrima, una melodía gótica en
el pináculo de la nostalgia.
Quizá
desde el Callejón del Oro y la Alquimia nos mire Kafka con sus prismáticos de
parábolas, ante el ceño fruncido de Max Brod que trata de hilvanar en un
garabato una madriguera de confidencias.
Más
tarde iremos al Don Giovanni en el Teatro Estatal, si Smetana no nos asalta en
el camino con la estridencia de un acorde disminuido.
Nada
entorpece este boceto cerúleo con afilados celajes que nos mira desde arriba.
Es un cardumen detenido a mitad del asombro. Nada de nuestra mirada sorprende
si no nos llenamos el alma con los labios. Así que, a mitad del vacío, nos
decimos los besos a manera de confesiones medievales, nos tomamos de los ojos y
apelamos a la complicidad de las manos.
Hay
un vino bajo el sortilegio de la Bohemia que nos espera. De pronto, el boceto
se diluye con una inusitada lluvia. Hay una mano que me sujeta, hay un pez
traslucido que se queda prendido en la mirada. Hay una súplica de pez y mano en
tu boca que me repite hasta perderse en una bocanada de suspiro: no te
despertés todavía, quedate conmigo en Praga.
Hace tantos libros se esperan.
Dos
extraños se extrañan. Dos cuerpos uniformados por la desnudez buscan la
coreografía del verso. Sus dientes desvisten los gemidos, sus bocas evaporan
las palabras – y canta el sur polifónico de las bragas –, sus lenguas
pronuncian las sílabas del silencio.
Buscan
su centro, luego de vivir por centurias en la periferia – un cataclismo había
sepultado las puertas del camino –. En un asteroide convergen, lo llaman
«poesía». Reconocen la palabra en sus ojos y tienen la primicia de mirar a
través de la historia, vestidos de nómadas.
Todas
las edades los llevan hasta sus manos: luces invertidas en el pecho; vaticinio
de un reloj a la medida del instante, a la espera del agotamiento de las horas.
Dos extraños se versan
. Vértigo Paroxístico
Nombre: Venus Ixchel Mejía
Edad: 34 años
Sexo: femenino
Profesión:…
Paciente refiere mareo de dos meses de evolución, de inicio diurno, permanente, (la permanencia entre estas paredes marítimas que salpican mis cerrojos). Se exacerba al caminar, se atenúa al acostarse.
(De pronto alguien me llama, sacude la inercia de mi nombre, mi nombre sangra sus años en una habitación dormida). El mareo no imposibilita las actividades diarias.
Refiere consulta con internista que le recetó B. y otorrinolaringólogo que indicó C. (Sucede. He perdido las señales de la ruta en la que venía. Sigo en este viaje sin haber embarcado nunca. Caigo, pero nunca toco el cielo).
El paciente refiere mejoría con el uso de los medicamentos…
(Me derrumbo como un camino donde el suelo es un caleidoscopio a mitad del vacío).
El paciente refiere mejoría…
Manifiesto
Mientras haya dinero, habrá guerra.
Mientras haya ambición, habrá guerra.
Mientras haya corrupción, habrá guerra.
Mientras haya hambre, habrá guerra.
Mientras haya recursos, habrá guerra.
Mientras haya armas, habrá guerra.
Mientras haya división, habrá guerra.
Mientras haya crisis, habrá guerra.
Mientras haya envidia, habrá guerra.
Mientras haya celos, habrá guerra.
Mientras haya mentiras, habrá guerra.
Mientras haya propiedad privada, habrá guerra.
Mientras haya excusas, habrá guerra.
Mientras haya fronteras, habrá guerra.
Mientras haya religión, habrá guerra.
Mientras haya discriminación, habrá guerra.
Mientras haya injusticia, habrá guerra.
Mientras haya políticos, habrá guerra.
Mientras haya dolor, habrá guerra.
Mientras haya ignorancia, habrá guerra.
Mientras haya arrogancia, habrá guerra.
Mientras haya ideales, habrá guerra.
Pero
mientras haya un niño en nuestras almas,
habrá esperanza
II
Emulando a Ezra Pound.
Como diosas
emergen de la sombra
desmantelan
la realidad
ajenas al olvido
diosas
fuertes como gemidos
absolutas
irreales
con sus cuerpos de cisne
como diosas
sirenas de marineros
circes de cerdos
de odiseos
con sus cuerpos de morsa
en celo
diosas
como ecos de narcisos
en un prisma enmudecido
se revelan ante
nuestros ojos
cómplices de la derrota
diosas
de azafrán y tomillo
copal y candela
fogón encendido
arena
reloj de trigo
diosas
Ixchel de lunas
canciones de cuna
mar en pleno
naufragio
presagio
de una herida mortal
dichosas
mientras levantan con sus cuerpos
los altares de las deidades
que las han oprimido
diosas
clítoris temerarios de la razón
de la sinrazón
del dolor
parto perenne
sus vidas
multiplicadas
ocultas en el anonimato
del engaño
sus frentes altas
como diosas
nos están mirando
nos siguen iluminando
el porvenir.
Garabatos
Mi hija destapa el marcador
y hace del futuro un garabato.
Su voz huele a presagio,
a columpio de risa en las comisuras.
El sol se somete
a la órbita de sus dedos,
luego pliega el mundo y lo pone en mi mano.
III
De Venus a Amarte.
Presentación del libro Venus
[In] Victa,
de la escritora Venus Mejía. Por Melissa Merlo
Cuando
Rosario Rodríguez dio a luz una hermosa niña un día con lluvia del año de 1979,
seguramente pensó “cantará, hará música, será libre” y escudriñó los astros y
los ancestros para esculpir un nombre inolvidable, artístico, pleno de ecos y
estrellas. Lo que Rosario seguramente no pensó fue que a esa inquieta niña,
además cumplir con el augurio de poseer el don de la música, también le sería otorgado
el don de develar el misterio de las letras.
Es
así que con el tiempo transcurrido y la experiencia adquirida como cantautora,
como enseñante de la literatura, como caminante de la vida, como anunciante de
la buena nueva y como constructora de la palabra, se condensa su espíritu en un
libro, Venus [In] Victa. En él demuestra que la ruptura de las reglas impuestas
incluso a la poesía, es un acto de urgente necesidad, de liberación, de marcar
compases diferentes y ritmos únicos que despiertan un lenguaje rebelde de forma
y dominado de fondo.
Con
sutileza, mientras la lectura del libro me lleva de la sorpresa al asombro,
regreso invariablemente al primer poema, colocado con astucia de poeta, al
inicio; con un nombre capcioso y muy conocido, por lo tanto imperceptible,
hasta que su lectura hace volver a la página 10 donde no están los pájaros en
la TV, luego me muevo a la página 48 buscando el chateo, pero en su lugar está
Electra, y me doy cuenta que caí en la trampa, que soy una pieza más del
ajedrez de Venus, que yo no salí invicta de este juego. Sonrío con cierta
envidia y doy gracias a la vida por estos regalos literarios tan esporádicos
como esperados.
Índice
Televisión, espacio absurdo para los pájaros. 10
Confesiones de una civilizada sin causa: estoy en la
edad de las mamografías.14
Noticia del día: huele a sangre, pero no hay peligro.
21
Tocadisco de aullidos. 29
Endoscopía y otros procesos invasivos para comprender
el hambre.35
Sorteo semanal: otro premio acumulado, germina la
esperanza como un embarazo no deseado. 42
“Chateo, luego existo”. 48
Ediciones Centroamérica: hasta la tierra se escamotea
bajo la sal de su historia no leída. 50
Trato de enfocar mi discurso en el yo poético, en la
búsqueda de un hilo conductor, en los ritmos internos de los poemas, en la
colectividad de las voces, en la técnica literaria, en el manejo de las
figuras, pero Venus [In] Victa no me lo permite, me empuja a romper mis
esquemas de análisis y extiende mis desvelos frente al computador. Y finalmente
tomo la decisión, retardada por días de lucha interna: dejo que el libro me
cuente su historia, y ya no es Venus, es la poesía la que habla, que me susurra
derribando muros teóricos y levantando cortinas de humo blanco. Frente a mí, un
libro; frente a mis ojos un coctel embriagante; frente a mi intelecto, una
propuesta, y frente a mis cánones una ruptura. Y de repente esta lectora
“refiere mejoría con el uso de los medicamentos…”.
La
recurrencia a la mitología griega evoca a los clásicos, pero en Venus [In]
Victa es presentada con un acento actual, con movimiento de alfil que resguarda
y afirma una posición, un concepto, una idea planteada sin azar. Y es así que se
presentan los Dioscuros protegiendo la casa, imagen de la vida. Electra que,
con el peso del amor materno, trasciende al propio y evoluciona al odio que no
es más que un amor más puro. Caronte, condenado a otra muerte provocada por sus
mismos remos si se atreve a embarcar el amor, con o sin monedas en los ojos.
Hera, la más cercana a Zeus, se convierte en un eclipse de nostalgia. Lakshmi y
Venus pasean también por los poemas como diosas exuberantes, sensuales, amantes
inevitables.
Soy Laksmí,
Venus,
oh amado mortal,
te he invocado para que te encarnes en mis brazos
desde el umbral
del mundo
–temible aposento de la conciencia –.
Mi boca por tu cuerpo hace la lixiviación de tu
mineral esqueleto de ráksasa,
la alquimia del alma que trasciende como profecía.
En la savia de mis senos se macera la dureza de tus
fauces,
en mi pelvis, Brahman destila pozos inconmensurables,
efluvios y sintaxis de gemidos.
Y
de nuevo la ruptura de cánones, sin pretender llamarlos obsoletos, se apodera
de los versos y se atrinchera bajo la imagen, el deseo, el respeto y el
conocimiento de escritores de honda huella, de escritoras de altos vuelos, de
personajes que navegan en la conciencia literaria de los lectores de este
siglo. En los epígrafes y en los poemas viven y transitan con levedad, rapidez
y exactitud, tal como lo propusiera Calvino para acortar distancias, tiempos y
concepciones literarias. Y es así como Lérmontov guía la muerte de un poeta.
Baudelaire y Unamuno se enfrentan entre lo apacible y lo cierto. Rivas, pasea
por el croquis de la mujer casa, de la casa poema, descifrando el tiempo.
Cerati, vive en la dimensión profunda de un abismo. Monroe y Pizarnik muerden
la vida con alevosía en la sonrisa. Octavio Paz, se vuelve intermitente en la
rebeldía de los versos. Clementina Suárez y Óscar Wilde preceden al amor y al
dolor.
Amo
mientras se precipitan los domingos
desde mi cama,
mientras los dedos se vuelven diques
de la dicha que se desborda
en mis labios.
Amo
y el cosmos conmigo flota
en el nudo de mi mano.
Y
así Venus [in] Victa crece en sustancia y esencia, con sus raíces bien
plantadas en la hermosura de lo cotidiano, también en lo doloroso. Su
estructura abierta permite caminar el libro de un poema a otro esperando
novedades, diferentes formas, múltiples maneras en el manejo del lenguaje, de
las imágenes. No hay repetición, no hay formas parecidas, no hay igualdad en
las pausas, ni en los silencios. Hay acústica, que se percibe en una cierta
armonía que no tiene que ver con el paso de un poema a otro, sino una que le
imprime el espíritu de la poeta. La obra permite escuchar los sonidos, percibir
los olores, degustar los versos, y palpar las texturas de la palabra escrita,
“… los platos que se quiebran en mi risa…”, “voces en las manos”, “huelo a
pétalos”, “el tic-tac de mi vientre”, “fulgor de ojos”, “apetitos siniestros”,
“si el sexo me suena a melodía fosilizada en la memoria…”, “me habita el
aullido y el cauce de su risa…”, “su voz huele a presagio”, “de vos aprendí a
tañer sonrisas en la espuma”. Podemos percibir el tecleo de un telegrama nunca
escrito: “sino tardas (stop) igual de sigo (stop) Tu hija (stop) Venus.
Amparada
en la frase de Umberto Eco “Los libros se respetan usándolos, no dejándolos en
paz” quiero usar un poema de Venus [in] Victa para hablar de su frescura, del
ímpetu de las palabras hilvanadas, del desenfado romántico que une los versos,
del sentido de búsqueda planteado por una mujer solidaria en el amor, en la
cama y en la vida:
Se Busca
Compañero que quiera beber conmigo los ocasos,
las rutinas en mi vientre
empalado de gemidos,
compañero que no le asusten
mis ronquidos de abeja demente
ni los acueductos sometidos
a la tiranía de mis cabellos,
hermano en la lucha
de los sexos en el trópico de la cama,
cómplice de mis manías
e intentos de asesinato
a mi locura,
presbítero en algunos pesares,
mayordomo de mi lencería
y mis deudas al decoro,
médico del calor de mi almohada,
maestro con una selección exclusiva
de excesos,
esclavo de mis besos
y uno que otro kilómetro de versos.
Creo que, de Venus a la Tierra, este libro es una ola
de frescura literaria, es un enfrentamiento entre las viejas y las nuevas caras
de la poesía, es un acto de rebeldía con un absoluto conocimiento de las causas
literarias. Creo que de Venus a Invicta es un paso temerario y certero hacia la
nueva poesía hondureña. Creo que, de Venus a Amarte, esta obra será un sello de
rupturas y encuentros que desde ya vitalizan los momentos de lectura de
cronopios y de famas.
Venus Ixchel Mejía
Tegucigalpa,
Honduras, 1979. Poeta, editora, gestora cultural, cantautora y docente.
Cofundadora de la Editorial Ixchel en 2012. Catedrática en la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras. Ganadora del primer lugar en el certamen de narrativa
breve: «Julio César Anariba» 2017. Ha participado en festivales de poesía en
México, El Salvador, Guatemala y a nivel nacional. Fue productora y conductora
del programa radial cultural-literario «Molinos de Viento», Radio Nacional de
Honduras (2005) y del programa radial de la ANDEH «Letra de mujer», RDS radio
(2015). Ha impartido talleres literarios en Tegucigalpa en los proyectos
«Barrio Lindo» (2003), «Educar» (2014) y en San Nicolás, Santa Bárbara (2014).
Ha escrito crítica literaria y su obra ha sido parcialmente traducida al inglés
y al italiano.
Publicaciones:
Poesía: Ad Líbitum, Editorial Ixchel, 2012; Venus [in] Victa, Editorial Ixchel,
2016. Antologías poéticas: Lírica de Vida, Signum Editors, 2012; Soles de Media
Noche: Antología del II encuentro de mujeres poetas en la cuenca del
Papaloapan, México, 2014; Antología Voces de la ANDEH, 2014; Women’s poems of protest and resistance,
Honduras (2009-2014) Casasola, EU,
2014; Chamote, una amalgama de voces poéticas de nuestra América, Punto de encuentro,
Argentina, 2015; Antología Tratado mesoamericano de libre poética: Ecos
Náhuatl, Honduras-México, Goblin, 2015; Voces de América Latina, Media Isla,
EU, 2016. Ensayos: Por la gracia del verso; escritos por y para el poeta
Rigoberto Paredes. Paradiso, 2015. Narrativa: Antología de narradoras
hondureñas ANDEH, Paradiso, 2016. (Diario Co Latino)
Fuente
Parte I
Textos:
Praga y Dos extraños, y poema Vértigo paroxístico Publicado por: Diario
Co Latino. Tres Mil 5 Mayo, 2017, en
Suplemento Tres Mil.
Fuente Art
Parte II
Poema: Como Diosas, tomado de Arte en gestión
Parte III
Poemas: Índice, Laksmi, Amo, Se busca, publicados en De Venus a Amarte, Reseña critica por Melissa Merlo,Escritora y
Catedrática Universitaria Honduras 2016
Presentación del libro Venus [In] Victa, Diario La Tribuna, Tegucigalpa Honduras, fecha 15 de enero 2017. Enlace:n http://www.latribuna.hn/2017/01/15/de-venus-a-amarte/
Tambien Sobre estos y otros poemas ver enlace https://resistenciamusical.wordpress.com/
Ilustraciones (En orden de aparición). Selección de Plaza de las Palabras
Portada
del libro
Puente Malá Strana, Praga
Biblioteca y libros, Los Andes.
Puente Malá Strana, Praga
Biblioteca y libros, Los Andes.
La
Venus de Arles de la escultura de Venus en el Museo del Louvre. Es de mármol de Himeto y data de finales del
siglo 1 a.c.
Venus
Ixchel Mejía, Facebook