Espejismo en Fa mayor
¿Puedes ver el cielo?...
ni una estrella, ni una sola;
no puedo ver tus ojos,
lejano fulgor,
brasas que el viento lleva.
No en vano se congela mi llanto en el laberinto de esta noche.
El aroma de los jazmines vuelve como aquel día,
flirteo evanescente,
torrente de efluvios, jardín de ensueño,
cuando sonreías esquiva y brotaba de tu pecho la primavera.
¿Por qué callan las horas y acaba sin más el gozo?
¿Acaso huyes y te llevas una parte mía?
Con la niebla se va tu nombre,
me queda apenas,
fútil placebo,
de tu cabello el vuelo,
y, ¿de qué sirve?,
la encriptada leyenda de tu rostro
De mí se aleja el almíbar de aquellos besos
que la dosis al mermar, deletéreo néctar,
los resortes de la vida enerva.
Sí, te veo distante, dibujada en los cristales
diciéndome adiós,
mano alzada y el rictus de una sonrisa,
mientras te acoge envanecido el esbozo del torbellino;
¿no escuchas mi lamento?...
No... no lo escuchas,
sólo el vestigio de tu mocedad y mi huraño extravío. (1999)
Publicado en Revista Remolinos No 39, agosto-septiembre de 2009.(http://revistaremolinos.blogspot.com/2009/08/revista-literaria-remolinos-39.html