Lenguaje y escritura: Tres post sobre la Inteligencia Artificial y la literatura



Plaza de las palabras, en su sección Lenguaje y escritura, presenta tres  post, relativos a la Inteligencia Artificial y la escritura. El primero,  Escritores están empezando a utilizar inteligencia artificial para producir novelas rápidamente. Editado por Felipe Espinosa Wang, acerca de un programa SUDOWRITE,  y el uso de la IA por la escritora estadounidense Jennifer Lepp, quien ha usado la inteligencia artificial para escribir sus novelas. 


El segundo post. Jorge Carrión: "Las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos",  es una entrevista   de Silvina Friera al escritor español Jorge Carrión. Acerca de su novela Membrana, que da pie a la  especulación  y uso de la inteligencia artificial aplicada a la literatura: «En un notable ejercicio de ficción especulativa.» Reproducida en el sitio  web PÁGINA 12


El tercero,  ¿Puede una máquina escribir literatura? Incendio de imágenes, Blog de Nidia Contreras. Un post muy didáctico que brinda ejemplos pioneros en el uso de IA en la literatura. Y que asimismo reflexiona desde otra perspectiva sobre la IA y la literatura. 


Literatura y IA: Tema de actualidad y polémico, que toca la nervadura del arte de escribir.  Y que si bien, ahora  no es un recurso cuyo uso sea masivo, seguramente  irá adquiriendo una mayor importancia al paso del tiempo. Aquí les  dejamos este trío  de interesantes textos, que convocan a la reflexión, y a que cada lector o escritor,  saqué sus propias conclusiones. 


Todo documento de catástrofe lo es también de progreso,

 frase creada por la  Inteligencia Artificial  

con base al pensamiento de Walter Benjamín.


PRIMER POST


Escritores están empezando a utilizar inteligencia artificial para producir novelas rápidamente


Editado por Felipe Espinosa Wang.


SUDOWRITE |


Cuántos escritores aceptarán la IA y cómo afectaría a la industria es una pregunta  sin respuesta, pero una cosa es segura: la narración con IA está aquí, independientemente de lo que pensemos al respecto. A medida que nuestro mundo se digitaliza cada vez más, y la información y el consumo aumentan de velocidad, quienes la producen se ven más y más presionados para suplir la creciente demanda. Este es el caso de los escritores independientes, quienes están produciendo libros más rápidamente que nunca.


Aunque resulte difícil imaginar que un solo autor pueda producir una novela completa cada nueve semanas, hay quienes lo hacen. La escritora Jennifer Lepp es uno de estos. En entrevista con The Verge, Lepp aseguró que tarda el sorprendente número reducido de 49 días en escribir una novela completa. ¿Cómo lo hace? 


"¿Y qué pasa si las escribió un ordenador?" 


Lepp, autora independiente que comercializa sus obras bajo el seudónimo de Leanne Leeds en el subgénero de "misterio paranormal acogedor", dijo que incluso ha empezado a utilizar un programa de inteligencia artificial (IA) como herramienta de ayuda para escribir y terminar más rápido. El programa le ayuda a optimizar secciones individuales del texto, pero también le sirve de inspiración para pasajes concretos, los cuales, en casos, solo tiene que afinar.


"Son solo palabras", dijo Lepp a The Verge. "Es mi historia, mis personajes, mi mundo. Se me ocurrió a mí. ¿Y qué pasa si las escribió un ordenador?".


Sudowrite: inteligencia artificial como apoyo 


El programa que utiliza Lepp se llama Sudowrite, un programa basado en el modelo de aprendizaje automático GPT-3 de OpenAI y que los escritores pueden probar antes de comprarlo.  La IA depende especialmente de las aportaciones del usuario. Así que también se necesita un poco de práctica para conseguir trozos que la IA haya creado y convertirlo en texto utilizables. En un proceso parecido a una colaboración entre máquinas y humanos, los usuarios tienen que aprender a comunicar sus ideas con la IA. 


Los textos de IA carecen de la expresión del yo


A pesar de la apertura de Lepp sobre su uso de la herramienta de IA, hay muchos que seguramente preferirán permanecer en silencio. Y es que las voces críticas de tal práctica no son pocas. Por ejemplo, una profesora y escritora entrevistada por The Verge incluso abandonó las redes sociales durante un tiempo debido a las protestas contra su aceptación de la escritura con IA.


"La IA creativa no es una expresión del yo. Se trata más bien de la permutación, recombinación y encuadre de otras identidades. No es, ni será, ni puede ser, una representación de una generación o de una identidad o de un tiempo. No es una 'voz'", escribe en Literary Hub el novelista, ensayista y comentarista cultural Stephen Marché, quien también ha experimentado con Sudowrite.  Cuántos escritores aceptarán la IA y cómo podría afectar a las ventas de libros en el futuro es una pregunta sin respuesta, lo único cierto es que la narración con IA es un tema que también acompañará a la industria del libro en el futuro. 


SEGUNDO POST


Jorge Carrión: "Las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos"


El escritor español imaginó en su última ficción el catálogo de la exposición permanente de un Museo del Siglo XXI escrito por inteligencia artificial.


Por Silvina Friera


 “Las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos”, dice Jorge Carrión. No hay mayor provocación que huir de ciertas zonas de confort del pensamiento y evitar caer en la trampa de una tecnofobia radical hacia los algoritmos. En un notable ejercicio de ficción especulativa, el escritor español imaginó en su última novela Membrana (Galaxia Gutenberg) el catálogo de la exposición permanente de un Museo del Siglo XXI escrito por una inteligencia artificial que puede asimilar a Walter Benjamin y devolverlo transfigurado en la frase: “Todo documento de catástrofe lo es también de progreso”. El escritor español, autor de Librerías Contra Amazon y Lo viral, entre otros ensayos, presentó la novela en la 46° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde también participó del Encuentro Internacional “Pensar el futuro de las librerías y museos”. 


Escritura y pensamiento van de la mano en Carrión y se retroalimentan: no puede haber escritura sin la rueda continua de las ideas, como lo viene experimentando en novelas como Los muertos (2010), Los huérfanos (2014) y Los turistas (2015). El escritor español, que nació Tarragona en 1976 y vivió en Buenos Aires, Rosario y Chicago, es director del Máster en Creación Literaria de la UPFBSM de Barcelona, colabora en varios medios como La Vanguardia, The New York Times o Publisher’s Weekly y es creador del podcast Solaris, ensayos sonoros. En la cronología del Museo del Siglo XXI de Membrana, Premio Internacional de Novela “Ciudad de Barbastro”, el consumo de carne cultivada supera por primera vez el de carne animal criada (2027); Marte deviene una colonia de la humanidad (2044), el movimiento Nueva Ecología reconoce una serie de atentados simultáneos en granjas de cerdos clonados de los cinco continentes (2058); se produce el primer divorcio entre un ser humano y un híbrido (2065); los gorilas y los chimpancés africanos son declarados, a todos los efectos legales, humanos: se prohíbe su cautividad y se les otorgan vastas extensiones de selvas, que pasan a ser de su propiedad (2067).


Algoritmo del futuro


-Hay escritores que plantean que los algoritmos no podrán reemplazar la escritura literaria porque les falta humor, ironía y emoción. ¿Qué opinás acerca de esta cuestión después de haber escrito “Membrana”? ¿Qué nivel de desarrollo tendrían que tener las inteligencias artificiales para que no se pueda distinguir la escritura “artificial” de la escritura literaria? ¿O la tecnología de la escritura guarda un resto inexpugnable, difícil de emular? 


-Es asombroso el salto que existe entre el GPT-2 y el GPT-3. El nuevo programa de escritura es alucinante. No sólo genera líneas a partir de unas palabras iniciales introducidas por un humano, también es capaz de crear argumentos o escribir textos a través de instrucciones. Le dices que escriba la biografía de Borges en 30 líneas y lo hace sin copiar de Wikipedia. Dentro de ochenta años, que es cuando está ambientada Membrana, no hay duda que las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos. Tal vez no mejor que algunos. ¿Habrá dos mercados simultáneos, económicos y simbólicos, como ocurre ahora como el  ajedrez o el go o la ilustración, manual o digital? En cualquier caso, yo escribí en primera persona como si fuera un algoritmo del futuro que sí ha conquistado el humor y la excelencia. Pero a su modo, que no es humano.


-¿Por qué la primera persona del plural es un lugar de enunciación “muy desconcertante”?


-Así surgió esa voz: en primera persona del plural, femenina, desde el año 2100. Seguí el hilo y llegué a las abuelas, las antepasadas, las madres, las madrastras. Pero es una voz post-género, porque la inteligencia artificial de Membrana no tiene cuerpo ni sexo, es pura matemática que fluye en la red de redes. -En “Membrana” hay un homenaje a “Solaris” y una reivindicación de Stanislaw Lem. ¿Qué potencia encontrás en la literatura de Lem?


-Yo creo que Stanislaw Lem y Ursula K. LeGuin son los dos grandes maestros de la ciencia ficción del siglo XX. Borges podría ser un vértice de ese triángulo, en el género del cuento. Mi podcast “Solaris, ensayos sonoros” remite a su curiosidad, su voluntad de unir las letras, las ciencias y las tecnologías, y a su gran obra maestra, que reivindica tanto la exploración como la biblioteca (hay una en la base del planeta, y los personajes se pasan en ella muchas horas). Yo creo que Membrana es una novela que ensaya una perspectiva no humana, como si Solaris hubiera sido narrada por el propio planeta Solaris. Es una suerte de ficción inversa.


-“Lo humano siempre fue deseo de lejanía, atracción obsesiva por la distancia para tratar de anularla”, se afirma en “Membrana”. ¿De qué modo las nuevas tecnologías impactan en la definición de lo humano? ¿Qué tensiones ponen de manifiesto? 


-Muchas, múltiples. La escritura nació como una forma del registro, de la contabilidad, en la antigua Mesopotamia. La biblioteca y el resto de archivos no hicieron más que ordenar, sistematizar esos registros, son la semilla de la informática. Desde la Antigüedad no hemos dejado de externalizar la memoria, hasta llegar a la Nube actual, esa metáfora fascinante, gaseosa, de una realidad que es súper-matérica, la de los macroservidores. No hemos dejado, por extensión, de pensarnos en relación con herramientas, con dispositivos. Lo humano es tecnohumano desde siempre.


-“El mundo se vuelve cada día más ecocida, más ciencia ficción, nosotras nos entendemos: más tremendo”, se dice en la novela. ¿Estás de acuerdo con el diagnóstico que trazan las narradoras? ¿O copiaron la exageración apocalíptica humana?


-Son unas narradoras bastante tramposas. Como todos los que han ganado una guerra, cuentan la versión que más les interesa. Pero es cierto que se puede ver la historia de la humanidad en términos de conquista del medio, de ecocidio, de camino inexorable hacia el Antropoceno. ¿Cómo podemos solucionar la crisis climática? Ellas dicen que el único modo es recurrir a la inteligencia artificial, transferirles la gestión, el control del mundo. Yo intuyo que sería más sensato avanzar hacia formas del biocentrismo. 


El auge de la ultraderecha


-En la cronología del Museo del Siglo XXI se mencionan algunos acontecimientos como que el Partido Hitleriano gana por mayoría absoluta las elecciones en Alemania. Vox es el único partido que crece en España; en Francia la derecha también se consolidó como alternativa, aunque no haya ganado. Un fantasma vuelve a recorrer Europa y no es el fantasma del comunismo como había escrito Marx. ¿Por qué crecen las extremas derechas en el mundo y qué papel tienen las tecnologías en este crecimiento?


-Hay un alto grado de responsabilidad de las grandes redes sociales, sobre todo de Facebook y YouTube, en el auge de la ultraderecha, de la posverdad, de las teorías de la conspiración, en todo el mundo. Se ha podido ver especialmente durante la pandemia, porque los bulos fueron particularmente grotescos durante ciertos meses, pienso en la lejía como remedio contra el COVID, pero en realidad el fenómeno dura ya quince años. Bolsonaro, Trump, Bukele o Abascal son figuras moldeadas por internet. Con consecuencias nefastas: si Estados Unidos anula la opción legal al aborto es por culpa de la presidencia de Donald Trump y, por tanto, de la arquitectura nefasta de Facebook.


-Una obra de Tomás Saraceno ilustra la tapa de la novela, pero también aparece mencionada como la “abuela Saraceno” con su colonia de arañas en uno de los capítulos. Los artistas parecen estar más acostumbrados a trabajar en redes que los escritores, ¿no?


-El arte contemporáneo es siempre vanguardia, es decir, una zona del futuro que se instala en el presente. Saraceno y otros artistas, en efecto, trabajan lo relacional y la cooperación con otras especies desde hace tiempo, antes de que encontremos esos diálogos en la literatura. Pero quizá se trate también de una cuestión de mirada. Se habla mucho de la escritura como una práctica solitaria, profundamente individual, pero en realidad todos los textos dialogan con otros, los escritores estamos conversando continuamente con otros, vivos y muertos. Y la escritura es casi siempre el resultado de una cooperación con algoritmos, como el de Google o los de los procesadores de texto y sus correctores. La literatura está atravesada por muchas tecnologías, empezando por las de la propia escritura y el libro.


-Aparece muy repetida “al fin sin dudas ni deudas”, expresión con que cierra “Membrana” ¿Cómo trabajaste el lenguaje de la novela?


-Ellas me dictaron un ritmo mental, que se traduce en una gramática, una semántica, una sintaxis propias. Algunas de las expresiones que repiten, como en un himno, provienen de mis años en Argentina. “Por las dudas y por las deudas” nace de la expresión vuestra “por las dudas”, también uso bastante el prefijo “contra” o “recontra”, que es muy vuestro. Se trataba de crear una neolengua, entre la literatura y el código, entre la novela y la escritura no humana.


El camino de Borges 


-¿Qué importancia tiene la ficción especulativa para pensar la literatura del siglo XXI?


-A mí es la que más me interesa. Tejer la oscuridad, de Emiliano Monge, Exhalación, de Ted Chiang, o Seguir con el problema, de Donna Haraway, son algunas de las lecturas que más me han impresionado en los últimos años. O series como Black Mirror o Severance también están entre mis favoritas. El ensayo no sólo ensaya, experimenta, con la no ficción, también se ensancha hacia la ficción, siguiendo el camino de Borges. Y la novela hace el camino inverso. En Los muertos imaginé una novela que en verdad era una serie de televisión, o viceversa, en Membrana la forma es la del catálogo de la exposición del siglo XXI, pero en ambos casos esas formas no son más que ámbitos en los que mezclar la crónica, el ensayo en la ficción. De eso se trata.



TERCER POST


¿Puede una máquina escribir literatura?


Blog de Nidia Contreras


La pregunta que abre este texto surgió en el salón de clase. Algunos de mis alumnos pensaron  de manera inmediata en aquellas máquinas de escribir de teclas duras y ruidosas. Otros, sin más, dijeron que sí. Hay aplicaciones que reproducen en la pantalla del celular o la computadora el mensaje dictado. Mi alumno no se refería ni a la primera, ni a la segunda. Pensaba más bien en una máquina que de manera autónoma generará novelas, poemas, cuentos, etc. 


Cuando pienso en los temas de la inteligencia artificial, de escritura inteligente, o bien, en el uso de robots en la vida diaria, siento dos cosas. Por un lado, fascinación ante esas máquinas poderosas o los alcances ilimitados en el campo, por ejemplo, de la medicina. Hace poco leía las grandes virtudes que tiene la cirugía robótica. Es la misma fascinación que siento cuando vuelvo a aquellos hombres que usaron y manipularon por vez primera el fuego. Por el otro, miedo y horror. El avance de la tecnología al servicio de unos cuantos y, ésta misma, con fines de destrucción. Destruir sociedades, pueblos, culturas; destruir la existencia.

Que la inteligencia artificial llegará a formar parte de nuestra vida cotidiana, no cabe

duda. Suplirá al hombre en los trabajos monótonos, repetitivos, dicen, y estos mismos

generarán otro tipo de trabajos. ¿El hombre tendrá más tiempo para trabajar creativamente?

Posiblemente. Las películas como Yo Robot, Eva, Walle, dejarán de ser ficción para

convertirse en una realidad.

A partir de esta inquietud generada en un salón de clase, surgieron varias preguntas. Por ejemplo, ¿qué se entiende por máquina? ¿Cómo éstas pueden cambiar el concepto de

literatura? ¿Qué es la creatividad? ¿Qué es la emoción? O incluso ¿Qué es el ser humano?

Preguntas que debemos responder ante estos cambios. Hay avances, claro. Se ha intentado

escribir poesía usando algoritmos, por ejemplo, el algoritmo Racter, creado en la década de

1970. Si retrocedemos, debemos citar a Alan Turing quien consideraba “que si una máquina podía mantener una conversación basada en un material escrito con un humano, con un dominio tal que el humano no pudiera discernir si estaba hablando con una máquina o un humano, se podría decir entonces que la máquina tiene inteligencia”. 

Otra historia. En 2008 la editorial rusa Astral SPb, de San Petesburgo, anunció el

lanzamiento de la primera novela escrita por un ordenador. Se trata de una obra basada en la  novela de León Tolstói, Anna Karenina, y ambientada en una isla desierta. Al programa

informático PC Writer 2008, se le incorporó el vocabulario, el lenguaje y las herramientas

narrativas de trece escritores rusos y de otros países de los siglos XIX y XX, además de los

datos que perfilaban a los personajes de la obra, una trama y un tiempo y un lugar en los que desarrollar la historia. ¿Qué sucedió? En tres días, “ya había parido una novela”. Tras el proceso de corrección —el mismo que se lleva a cabo cuando el texto procede de la mano humana —, la novela fue publicada.

Benjamin es la primera inteligencia artificial que escribe guiones. “Goodwin (que en su página web se define a sí mismo como ‘no poeta, tecnólogo creativo, científico de datos, graduado por la New York University y el MIT, y antiguo escritor fantasma para la

administración Obama’) es un apasionado de las posibilidades que los ordenadores abren a

las nuevas formas de narración y creación”. Junto al cineasta Oscar Sharp llevó a cabo

Sunspring, el primer cortometraje de ciencia ficción escrito por una máquina.

The Policeman’s Beard is Half Constructed, es el primer libro escrito por una

computadora: En 2015 un premio fue concebido a una obra escrita por un robot: “el científico japónes Hitoshi Matsubara creó un robot sumamente inteligente dentro de las instalaciones de la Future University Hakodate, y en vez de presentar su ‘bebé’ al mundo o en lugar de venderlo a una marca de tecnología, prefirió ponerlo a prueba en el concurso literario Hoshi Shinichi Literary Award. Lo impresionante no es que el robot fuera admitido en el concurso, sino que logró pasar varias etapas con su obra titulada The day a computer writes a novel, la cual refleja una escritura impresionantemente humana”.

Por último, citó el algoritmo llamado RKCP diseñado por Ray Kurzweil, un director de ingeniería de Google que cree firmemente en la inteligencia artificial. ¿Cómo funciona? “Se le proporciona a RKCP un texto fuente, El RKCP analiza el texto para detectar cómo se usa el lenguaje, y luego vuelve a generar el lenguaje que emula al primer texto”.

En cada uno de estos ejemplos, la presencia del hombre es esencial. La pregunta de mi alumno, por ello, hasta el día de hoy no puede ser contestada enteramente. En algunos años o décadas, posiblemente exista una máquina autónoma que cumpla con el trabajo del creador, pero finalmente, lo producido será otra cosa. Una máquina definitivamente no puede escribir literatura. Es esta mi respuesta y argumento a continuación algunas razones:


1) La complejidad del ser humano. Como Ortega y Gasset, considero al hombre (como especie) hecho de circunstancias. De necesidades también. Cambia, se modifica, se adapta no sólo en lo físico, si no en lo espiritual. ¿Cómo podrá una máquina atrapar esas circunstancias, cómo podrá una máquina procesar lo contradictorio?


2) La máquina es un reflejo de lo que somos. Repite patrones, conductas, estilos, voces,

estructuras. ¿Podrá repetir estados de ánimo, la euforia, el grito, el dolor, la indignación, la

felicidad, los estertores de la pasión? ¿Podrá reflejar eso en su escritura? ¿Podrá ser original?


3) ¿Podrá autodeterminarse a partir del “reflejo activo de la conciencia”, a partir de la función reguladora de la moral y los valores? En síntesis ¿cómo asumirá en su escritura la condición esencial de la vida? 


La pregunta que inició este texto sigue dando vueltas en mi cabeza. Basta navegar en internet para darse cuenta de un sinfín de posturas en torno al tema. En Facebook lancé la

misma pregunta: ¿Puede una máquina escribir literatura? Las respuestas fueron diversas y

agradezco el tiempo de quienes me brindaron su aportación sobre el tema. Para el curioso

dejo aquí el enlace y ojalá los motive para continuar la discusión en torno al futuro de la

escritura. Pregunta en Facebook


Página recomendada: Oscar Schwartz (http://botpoet.tumblr.com/). Gracias a Miguel Ángel Hernández por el aporte. Imagen | Computer Hoy Texto publicado en La vereda, periodismo cultural en línea.


CRÉDITOS


Escritores están empezando a utilizar inteligencia artificial para producir novelas.

Editado por Felipe Espinosa Wang, 22.07.2022. Deutsche Welle. SUDOWRITE |


Jorge Carrión: "Las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos “Por Silvina Friera (Entrevista). PÁGINA 12. 9 de mayo de 2022, 11 de mayo de 2022 |EDICIÓN  IMPRESA | PDF


¿Puede una máquina escribir literatura? Incendio de imágenes, Blog de Nidia Contreras. MARZO 31, 2017


Ilustración


Imagen tomada de ¿Puede una máquina escribir literatura? Blog de Nidia Contreras.