Ars poética en tres poetas latinoamericanos:Huidobro, Borges y Paz. Post Plaza de las Palabras





En esta ocasión Plaza de las palabras, presenta el Ars poética de tres poetas latinoamericanos, una especie de metapoesía del continente. No son los únicos poetas que han escrito sobre poesía, en realidad casi todos lo hacen. La selección incluye  trabajos de Vicente Huidobro, su archiconocido y uno de los poemas vanguardistas más influyentes del siglo XX, Ars poética. A la par de Jorge Luis Borges, de quien  incluimos, el poema Ars poética, donde aborda muchos de los temas que lo obsesionaban en sus ensayos y cuentos:  el tiempo, la eternidad, los espejos.  Y de Octavio Paz, presentamos dos trabajos, uno el poema La poesía, y otro a manera de texto, Hacia el poema. Donde describe los puntos de partida para hacer poemas. Tres grandes de la literatura mundial, tres grandes poetas y tres textos para la reflexión poética.

Sin embargo, hay que señalar que esta tradición  viene desde tiempos remotos, Primero. de La poética de Aristóteles. Segundo. Horacio, con su trabajo Epístola a los Pisones, conocida como Ars poética.  El ars poética, es en manera simple el arte de hacer poesía, las diferentes formas, enfoques y formatos para elaborarla . En un sentido muy general todos los poetas tienen su propio Ars  poético. En la cual se puede describir  cuestiones técnicas, pero sobre todo la visión poética del poeta para hacer sus poemas.  Una especie de compendio, que ha pasado desde la etapa preceptiva, prescriptiva hasta llegar al Ars poética, que encuentra su máxima expresión en los poetas mismos, y su elección de convertir sus teorías  e impresiones sobre como hacer poesía en poesía. (1) Esta modalidad puede tomar la poesía misma, como lo hacen los poetas reseñados latinoamericanos, pero también el ensayo. Las variantes son amplias desde la preceptiva, hasta la vanguardia, como lo fue en su momento Ars poética de Huidobro, hasta el estamento individual del Ars poética de Borges.  Pero ademas hay otros poetas como Alfonso Reyes, Pablo Neruda, Jaime Torres Bodet y Mario Benedetti que han escrito su Ars poética.

 En un contexto general son conocidos en lengua francesa el Ars poético de  Verlaine, para quien “En la elección de tus palabras/Tienes que ser remiso:/Nada mejor que el canto gris/Que une lo Indeciso a lo Preciso”. En lengua inglesa los elementos críticos que aporta Byron en su magistral obra Don Juan, pero también los ensayos críticos de Alexander Pope. Y el Ars poético del poeta norteamericano Archivald Macleish, quien anunciaba: “Un poema ha de ser palpable y mudo, /Redondo como un fruto (…) /Un poema no ha de tener palabras, /Como un vuelo de pájaros”.  En lengua alemana: De Herman Broch el poema Por ejemplo WhitmanDonde los tallos brotan, en el medio terrestre del ser, / Allí se levanta la poesía: / Sin embargo, llega hasta la frontera más externa de la vida, /Y ¡mira!, no está fuera, / Está en el alma. /Dentro la frontera y fuera el medio, /Uno pariendo al otro, uno entretejido en el otro, /Sólo esto es poesía…/Sin duda, al final descubres con sorpresa /Que es sencillamente tu vida, /La vida del hombre”. De Rilke el poema “¡Oh, aliento, tú, invisible poema!: ¡Oh, aliento, tú, invisible poema!/Puro trueque jamás interrumpido/del propio ser y el espacio del mundo. /Equilibrio en el que rítmicamente me sucedo. De Holderlin el poema A los jóvenes poetas: “Mis queridos hermanos, quizá va a madurar/nuestro arte, tras un largo fermentar juvenil, /y llegará a lograr la calma de lo bello; /no dejéis la virtud, imitad a los griegos. /A los dioses amad, pensad en los mortales. /Ni ebriedad ni frialdad, ni descripción/ni lección; si os asusta algún maestro, /pedid sólo consejo a la naturaleza”. (2)

La paleta cromática es amplia  desde las coordenadas que pasan  por la musculatura del vigoroso romanticismo con el ensayo En Defensa de la Poesía de P.B.Shelly, hasta el desgarro de la piel del alma en El oficio del poeta, de Cesar Pavese:  

Lo selvático que nos interesa no es la naturaleza, el mar, la selva, sino lo imprevisto en el corazón de nuestros compañeros hombres. Aquello que con un simple esfuerzo de atención puede devenir voluntad deliberada. La ciudad, la mujer, gastan con nosotros una ferocidad de la cual toda tierra salvaje es solamente un símbolo. Desastres e intemperies nos encuentran resignados, nos dan la muerte, no desencadenan en nosotros lo selvático, como hace la voluntad deliberada que a pasión contrapone pasión. Lo selvático inventa palabras, se trabaja a sí mismo para aclararse en palabras, que luego supuran por dentro y nos desgarran. Al principio es sólo naturaleza: la ciudad es un paisaje, son rocas, alturas, cielo, claros improvisados; la mujer es una fiera, una carne, un abrazo. Después se vuelve palabras; lo natural era sólo un símbolo, y al conocer lo selvático verdadero, hay que aullar”.

Pero tampoco desentonan las opiniones de los poetas sobre el arte de hacer poesía, aunque no lo hayan plasmado, en un poema o un ensayo.  Es muy conocida la caracterización del poeta John Milton, sobre la poesía: sensual, sencilla y apasionada  o la del poeta norteamericano Robert Frost: la poesía debe ser una revelación o una serie de revelaciones, tanto para el poeta como para el lector. En fin, esto del arte poético podría parecer algo ya superado, considerase anecdótico o reflexionarlo como algo histórico; y aunque no hay un recetario infalible para hornear el pastel poético; con todo el Ars poético  cumplió,  cumple y seguirá cumpliendo su razón poética de ser: abrir y profundizar la imaginación y mirada poética a la calle de enfrente  pero con igual intensidad a la autopista de las galaxias, como a la ciudadela del cosmos.  En cuanto a las nuevas tendencias en el Ars poética,  vale pensar en  esa hibridación inagotable que se da en los contenidos de la poesía, que va desde los poetas metafísicos ingleses, quienes creían que en una gota de agua cabía el universo entero a la poesía minimalista o la sabiduría del  haiku.  Y en este inicio de siglo XXI, abrumado por los cambio en la ciencia, tecnología, cultura de masas  y nuevas formas de comunicación, que  abren el espacio para ir ejercitando la exploración poética.  Si estamos en  un mundo en reconfiguración, también arrastra una reformulación de las aristas del arte, literatura y poesía.  Si hay algo que se puede afirmar es que en la poesía cabe la vida entera desde el átomo hasta el cosmos, desde las miradas del alma, hasta el saludo de las piedras,  desde el amor que mueve las estrellas hasta los misterios milenarios de la naturaleza.   Y  algo más que es insinuado en la poesía, ese algo más que esta por ahí, y que siempre asoma y llega por la intuición poética. Y que le hizo decir a Shelley que los poetas son las antenas del mundo.  Y a Keats,  que son mejores las canciones aun no oídas. Una perspectiva interesante, a manera de ejemplo, ya que el catálogo podría ser innumerable, explora la poesía como un ejercicio espiritual.(3). Pero también, resultan ilustradoras, las Ars poéticas desde la postmodernidad (4) y desde las tendencias en un mundo global: la crisis de identidades en una cultura cada vez más mediática, visual  y mundial. (5).Y el avance de la metapoesia, como subgénero. (6)  




Vicente Huidobro

(1893-1948)


La poesía es  como una llave, pero no cualquier llave, sino una que abra mil puertas. Y al abrirse una de esas puertas, lo visto es creado como un   mundo nuevo, que da lugar al creacionismo porque el poeta es un Pequeño Dios. Del cual Vicente Huidobro es uno de sus  Altos Centinelas. 

Ars poética  
Que el verso sea como una llave
Que abra mil puertas.
Una hoja cae; algo pasa volando;
Cuanto miren los ojos creado sea,
Y el alma del oyente quede temblando.

Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
El adjetivo, cuando no da vida, mata.
Estamos en el ciclo de los nervios.
El músculo cuelga,
Como recuerdo, en los museos;
Más no por eso tenemos menos fuerza:
El vigor verdadero
Reside en la cabeza.

Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
Hacedla florecer en el poema;

Sólo para nosotros
Viven todas las cosas bajo el Sol.

El Poeta es un pequeño Dios.

(1916)



Jorge Luis Borges

(1899-1986)

Jorge Luis Borges, (5) da cabida a su Ars poética, bajo su sello muy personal, en contra de las vanguardias, en las cuales el poeta es su único testamento o legado. Pero Borges no solo tiene ese poema , varios otros hablan sobre el oficio del poeta : “A un viejo poeta” , “El otro tigre” , “Ariosto y los árabes” y “Arte poética” de El hacedor;, “Una rosa y Milton” , “Lectores”, “A un viejo poeta sajón”, “A quien está leyéndome” ,” de El otro, el mismo. (6). El poema reseñado está compuesto de 7 estrofas, en forma de cuartetos. En su poesía privan los temores y obsesiones propias de los cuentos y ensayos del Borges. Rio, tiempo, espejos, lo onírico, su amor clasicista con Ulises e Ítaca; y su  reverberación filosófica con Heráclito. El poema, como toda la poesía ultraísta va de la mano y a  plenitud con metáforas y símiles, y no faltan tampoco los símbolos.  El poema es un río, el arte un  espejo donde el poeta ve su rostro. Todo fluye y también las palabras. Nadie lee dos veces el mismo poema, por que todo cambia. Señala lo inmortal de la poesía contra lo finito  de las cosas. Como también  Keats proclamaba,  ver al poeta en su estado mortal ante el canto del ruiseñor universal.

Ars poética

Mirar el río hecho de tiempo y agua
Y recordar que el tiempo es otro río,
Saber que nos perdemos como el río
Y que los rostros pasan como el agua.

Sentir que la vigilia es otro sueño
Que sueña no soñar y que la muerte
Que teme nuestra carne es esa muerte
De cada noche, que se llama sueño.

Ver en el día o en el año un símbolo
De los días del hombre y de sus años,
Convertir el ultraje de los años
En una música, un rumor y un símbolo.

Ver en la muerte el sueño, en el ocaso
Un triste oro, tal es la poesía
Que es inmortal y pobre. La poesía
Vuelve como la aurora y el ocaso.

A veces en las tardes una cara
Nos mira desde el fondo de un espejo;
El arte debe ser como ese espejo
Que nos revela nuestra propia cara.

Cuentan que Ulises, harto de prodigios,
Lloró de amor al divisar su Itaca
Verde y humilde. El arte es esa Ítaca
De verde eternidad, no de prodigios.

También es como el río interminable
Que pasa y queda y es cristal de un mismo
Heráclito inconstante, que es el mismo
Y es otro, como el río interminable.

(1960)



Octavio Paz

(1914-1998)

Su Ars poética, “La poesía”,  llega “silenciosa, y secreta”. El poeta es un “solitario combatiente contra invisibles huestes”. Para Paz la poesía es un espíritu: “Espíritu que no vive en ninguna forma /pero hace arder todas las formas”. Que nos recuerda el verso de Shelley, “un pájaro no es un pájaro /sino un espíritu”.   Después de varios giros, termina haciendo un símil entre la poesía y el sueño.  Luego en “Hacia el poema”, plantea en forma de reflexiones o aforismos, la santa trinidad: el lenguaje, las palabras, y el poema.  

La poesía

Llegas, silenciosa, secreta,
y despiertas los furores, los goces,
y esta angustia
que enciende lo que toca
y engendra en cada cosa
una avidez sombría.

El mundo cede y se desploma
como metal al fuego.
Entre mis ruinas me levanto,
solo, desnudo, despojado,
sobre la roca inmensa del silencio,
como un solitario combatiente
contra invisibles huestes.

Verdad abrasadora,
¿a qué me empujas?
No quiero tu verdad,
tu insensata pregunta.
¿A qué esta lucha estéril?
No es el hombre criatura capaz de contenerte,
avidez que sólo en la sed se sacia,
llama que todos los labios consume,
espíritu que no vive en ninguna forma
mas hace arder todas las formas-

Subes desde lo más hondo de mí,
desde el centro innombrable de mi ser,
ejército, marea.
Creces, tu sed me ahoga,
expulsando, tiránica,
aquello que no cede
a tu espada frenética.
Ya sólo tú me habitas,
tú, sin nombre, furiosa substancia,
avidez subterránea, delirante.

Golpean mi pecho tus fantasmas,
despiertas a mi tacto,
hielas mi frente
abres mis ojos.

Percibo el mundo y te toco,
sustancia intocable,
unidad de mi alma y de mi cuerpo,
y contemplo el combate que combato
y mis bodas de tierra.

Nublan mis ojos imágenes opuestas,
y a las mismas imágenes
otras, más profundas, las niegan,
ardiente balbuceo,
aguas que anega un agua más oculta y densa.
En su húmeda tiniebla vida y muerte,
quietud y movimiento, son lo mismo.

Insiste, vencedora,
porque tan sólo existo porque existes,
y mi boca y mi lengua se formaron
para decir tan sólo tu existencia
y tus secretas sílabas, palabra
impalpable y despótica,
sustancia de mi alma.

Eres tan sólo un sueño,
pero en ti sueña el mundo
y su mudez habla con tus palabras.
Rozo al tocar tu pecho
la eléctrica frontera de la vida,
la tiniebla de sangre
donde pacta la boca cruel y enamorada,
ávida aún de destruir lo que ama
y revivir lo que destruye,
con el mundo, impasible
y siempre idéntico a sí mismo,
porque no se detiene en ninguna forma
ni se demora sobre lo que engendra.

Llévame, solitaria,
llévame entre los sueños,
llévame, madre mía,
despiértame del todo,
hazme soñar tu sueño,
unta mis ojos con aceite,
para que al conocerte me conozca.

(1947)




(PUNTOS DE PARTIDA)

I

PALABRAS, ganancias de un cuarto de hora arrancado al árbol calcinado del lenguaje, entre los buenos días y las buenas noches, puertas de entrada y salida y entrada de un corredor que va de ninguna parte a ningún lado.
Damos vueltas y vueltas en el vientre animal, en el vientre mineral, en el vientre temporal. Encontrar la salida: el poema.
Obstinación de ese rostro donde se quiebran mis miradas. Frente armada, invicta ante un paisaje en ruinas, tras el asalto al secreto. Melancolía de volcán.
La benévola jeta de piedra de cartón del jefe, del Conductor, fetiche del siglo; los yo, tú, él tejedores de telarañas, pronombre armados de uñas; las divinidades sin rostro, abstractas. Él y nosotros, Nosotros y Él: nadie y ninguno. Dios padre se venga en todos estos ídolos.
El instante se congela, blancura compacta que ciega y no responde y se desvanece, témpano empujado por corrientes circulares. Ha de volver.
Arrancar las máscaras de la fantasía, clavar una pica en el centro sensible: provocar la erupción.
Cortar el cordón umbilical, matar bien a la Madre: crimen que el poeta moderno cometió por todos, en nombre de todos. Toca al nuevo poeta descubrir a la Mujer.

II

Hablar por hablar, arrancar sones a la desesperada, escribir al dictado lo que dice el vuelo de la mosca, ennegrecer. El tiempo se abre en dos: hora del salto mortal.
Palabras, frases, sílabas, astros que giran alrededor de un cetro fijo. Dos cuerpos, muchos seres que se encuentran en una palabra. El papel se cubre de letras indelebles, que nadie dijo, que nadie dictó, que han caído allí y arden y queman y se apagan. Así pues, existe la poesía, el amor existe, y si yo no existo, existes tú.
Por todas partes los solitarios forzados empiezan a crear las palabras del nuevo diálogo.
El chorro de agua. La bocanada de salud. Una muchacha reclinada sobre su pasado. El vino, el fuego, la guitarra, la sobremesa. Un muro de terciopelo rojo en una plaza de pueblo. Las aclamaciones, la caballería reluciente entrando en la ciudad, el pueblo en vilo: ¡himnos! La irrupción de lo blanco, de lo verde, de lo llameante. Lo demasiado fácil, lo que se escribe solo: la poesía.
El poema prepara un orden amoroso. Preveo un hombre-sol y una mujer-luna, el uno libre de su poder, la otra libre de su esclavitud, y amores implacables rayando el espacio negro. Todo ha de ceder a esas águilas incandescentes.
Por las almenas de tu frente el canto alborea. La justicia poética incendia campos de oprobio: no hay sitio para la nostalgia, el yo, el nombre propio.
Todo poema se cumple a expensas del poeta.
Mediodía futuro, árbol inmenso de follaje invisible. En las plazas cantan los hombres y las mujeres el canto solar, surtidor de transparencias. Me cubre la marejada amarilla: nada mío ha de hablar por mi boca.
Cuando la Historia duerme, habla en sueños: en la frente del pueblo dormido el poema es una constelación de sangre. Cuando la Historia despierta, la imagen se hace acto, acontece el poema: la poesía entra en acción.
Merece lo que sueñas.
(1950)

Notas bibliográficas

1.Vital, Alberto.  Arte poética en seis poetas latinoamericanos del siglo XX. Alfonso Reyes, Vicente Huidobro, Jorge Luis Borges, Manuel Bandeira, Pablo Neruda y Jaime Torres Bodet.versión impresa ISSN 0188-2546. Lit. mex vol.22 no.1 México may. 2011

2. Broch, Rilke,Holderlin  Ejemplos sacados de  José María Medina Esteban Metapoesía en otras lenguas literarias:literatura alemana. 15 de octubre de 2012.

3. Breve y sustancioso ensayo de Milton Medellín. La poesía como ejercicio espiritual. Circulo de Poesía,  Apizaco, Tlaxcala,  27 de Junio del 2012. file:///E:/lecturas%2099/C%C3%ADrculo%20de%20Poes%C3%ADa%20_%20La%20poes%C3%ADa%20como%20ejercicio%20espiritual.html

4. Esclarecedor ensayo sobre la poesía y la postmodernidad, en que se brinda una radiografía que va a desde la poesía light hasta los ciberpoetas.  Carlos Fajardo Fajardo. Poesía y posmodernidad. Algunas tendencias y contextos (A propósito del XI Festival Internacional de Poesía de Medellín, Colombia, 2001). Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. El URL de este documento es http://www.ucm.es/info/especulo/numero20/posmoder.htmlhttps://pendientedemigracion.ucm.es/info/especulo/numero20/posmoder.html

5. Marta López Luaces. La poesía latinoamericana actual recrea un mundo plural y múltiple. Pagina web Tendencias 21. Tendencias literarias. Viernes, 9 de noviembre 2012. 


7. Felipe Caldas Gómez.  Sobre Borges Arte Poética, Arte poética,  28 febrero 2015.

8. Sobre la Ars poetica de Borges, leer Ramón Pérez Parejo Metapoesía y ficción en 'La luna' de Borges. En quien da un catalogo más amplio y analítico de poemas de Borges sobre el oficio del poeta. file:///E:/3%20ars%20vf/Metapoetas_%20Definici%C3%B3n,%20Manifiesto%20y%20Dec%C3%A1logo%20de%20la%20Metapoes%C3%ADa.html


Créditos

Poemas y texto

Poema Ars poética, Vicente Huidobro. Poemas Vicente Huidobro, Plaza&Janes, pag.15, 1999  
Poema  Ars poética, Jorge Luis Borges. El Hacedor. Alianza Emece, pag. 141.1981.
Poema  La poesía, Octavio Paz, Libertad Bajo Palabra, Ed. Cátedra, Letras Hispánicas, España, 1998, 376p. (p. 163-165) [De “Calamidades y Milagros”, 1937-1947].Página web Artes poéticas  
Hacia el poema: Octavio Paz, Libertad bajo palabra, Cátedra, Madrid, 1990. Página web Artes poéticas 

Fotografías

Fotografía de Vicente Huidobro, Análisis del arte poética de Vicente Huidobro (por Mariel Vidal). Pagina web Alimenta tu mente.19 de mayo de 2009.
Fotografía de Jorge Luis Borges, Análisis del poema “Arte poética” de Jorge Luis Borges.
Fotografía de Octavio Paz, http://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/paz_octavio.htm

Ilustraciones por orden de aparición

Mitología, Roberto Matta, 1980, pintor abstracto chileno
Vuel Villa, 1936, Xul Solar, pintor utopista argentino
Abrazo amoroso, 1949, Frida Khalo, pintora naive mexicana
Volcan y noche estrellada, 1950, Gerardo Murillo Cornado, conocido como DR. Atl, (Agua en náhuatl), geólogo, vulcanólogo, ensayista y pintor paisajista mexicano

Mujer I, Thomas Daskan, pintor norteamericano-chileno  

Cuentos hondureños: Proyecto Amante por Rebeca Becerra





Me enviarán al correo alrededor de las 10:00 a.m., seguramente no habrá correspondencia. Antes de llegar al apartado 870 asignado a Proyecto Amante probaré la llave en el número 50, sé que algún día he de terminar y encontrar algo que me sosiegue. Para no perder tiempo entraré por la puerta trasera del edificio y cuando termine saldré por la puerta principal para observar a las recepcionistas acariciando las estampillas. Ojalá me enviaran a depositar alguna carta, el viaje sería más interesante, tendría más sentido esta vida: pegar sellos postales delicada y cuidadosamente sin lastimarlos para que lleguen intactos a manos de personas que ni siquiera conozco, no lo hace cualquiera. Me gusta mucho la recepcionista número cinco, no es que sea hermosa, al contrario, solamente a alguien como yo podría encantarle y tal vez a sus nietos, si los tiene, o quizás viva sola en una absurda colonia marginal de la capital, de esas que les nombran 15 de Junio, 17 de Marzo, 20 de Noviembre, qué sé yo, para no complicarse la vida pensando un poco en buscar un nombre decente.

A mí no me gusta llenar las estampillas de saliva, es obsceno pasarles la lengua, cuidadosamente las lleno de pegamento y luego dejo deslizar la carta por la abertura de la pared, ¿interior o exterior? depende, después se escucha un roce, cae sobre otros cientos de cartas que desearía abrir en este momento. Me quedo un rato de pie frente a la pared esperando escuchar alguna voz, un murmullo, algo que me llame del interior, pero nunca sucede.

Ahora recojo esta basura, el jefe debe de estar por llegar, como siempre lo primero que ve es el piso, si brilla como a él le gusta me saluda amablemente, si está opaco ni siquiera me vuelve a ver y sube las gradas, tratando de hacerme sentir insignificante; cuando llega al escritorio llama a Sandra, la secretaria, y le pide que apunte en una libreta que el día de hoy el piso lo encontró opaco, Sandra me llama con esa voz chillona y coqueta que tiene y me da una copia de lo apuntado, luego sonríe y me dice «el jefe es el jefe» y se marcha moviendo el trasero como pata y graznando con los tacones de sus zapatos. Ahora llevo la escoba y el trapeador al baño del segundo piso, siempre deben de estar detrás de la puerta, en la oscuridad para que nadie los vea, eso es lo que me repite todos los días María Luisa, la administradora; hoy no ha venido, no ha de tardar, siempre es la última en llegar y yo soy el primero, a las seis de la mañana estoy aquí, para que a las ocho cuando todos vengan puedan poner sus traseros en unas sillas olorosas. Las cosas limpias y relucientes a veces me hablan, yo las he escuchado. Por la tarde cuando salgo de trabajar quedan llorando llenas de huellas honestas y deshonestas, por eso me quieren y me cuentan sus secretos, se pegan a mis manos y algunas se marchan conmigo a casa; lo único que hago es salvarlas de la gente y la rutina. Ahí viene el jefe.

—¡Buenos días, Aníbal!, hoy metió gol.

Su estruendosa voz se escuchó en todo el edificio.
—¡Buenos días!

Pasa a mi lado y vuelve a sonreír, sube las gradas con ese caminado amanerado que tiene. Sigo al imbécil con la mirada. «Hoy metió gol», que frase tan linda irá diciendo, si supiera que no me gusta el fútbol.

Está gritando la pata, debería de subir corriendo, pero voy a esperar, que venga a llamarme, que traiga el dinero aquí, que baje las gradas y me diga «por favor, Aníbal, vaya cómpreme lo mismo de siempre»: «un pan con frijoles y un jugo de naranja», yo sonreiré, tomaré el dinero y saldré a la calle con la cara apretada de la cólera, al regreso tocaré la puerta, fingiré que dejé olvidada la llave, ella aparecerá por el balcón, «aquí van las mías», dirá. También fingiré que no puedo abrir la puerta, entonces bajará, me abrirá, le daré el encargo y las llaves, dirá gracias hipócritamente, dará la vuelta y se marchará graznando hacia su escritorio.

La calle Lempira desciende hacia la ciudad así es que caminar hacia abajo es relajante. El edificio donde trabajo está ubicado en su cima, ahí entre varias casas de estilo colonial emerge un rótulo que dice «Proyecto Amante: la solución a sus problemas sexuales» Bien podría aparecer cualquier otro rótulo que no hiciera pensar a la gente en sexo. Pienso que si me fuera volando en línea recta hacia la izquierda, de espaldas al norte, llegaría más rápido y descendería justo en el portón trasero del edificio de correos, trataría de ser extremadamente persuasivo para que nadie me viera y se asustara, además me sentiría muy bien si lo hiciera. Cada vez que vuelo me siento liviano, limpio, sin embargo, no puedo hacerlo porque desde el balcón del jefe se divisan todas las calles que llevan al correo, y me vigila con sus binoculares; por el contrario, podría ir rugiéndole a la gente indiscreta que me desnuda con la mirada cuando camino, nadie espera un rugido tremendo que los lance al suelo, mucho menos de un simple y miserable hombre como yo. Está lloviznando, el jefe no podrá ver bien desde el balcón, seguramente enojado ha guardado sus binoculares. En este instante se acerca donde Sandra haciéndose el machito, le guiña un ojo, Sandra piensa que esta vez será la definitiva, que esta vez sí se lo dará. Ella no cabe en el asiento, comienza a elevarse, su cabeza topa con el techo, hasta que ya no soporta más la presión que la atora entonces ríe, llora, dice mamá, papá, palabras, pujidos, quejidos, otros muchos sonidos difíciles de comprender. El jefe le pide una taza de café, Sandra comienza a descender como avión en picada cuando cae al suelo, se levanta bruscamente, hace graznar sus tacones alrededor del escritorio desesperadamente y comienza a preparar el enemigo que se interpone entre ella y su jefe: la taza de café.

Camino con un paso extremadamente largo y apresurado, siempre lo he hecho así, me gusta mucho la rapidez, para escribir una carta, rapidez para preparar un pastel, rapidez para comer, rapidez para ser paciente, rapidez para hacer el amor, rapidez para todo, especialmente para cosas tan importantes como estas. La gente me observa, me observa con lástima, con curiosidad, con desconfianza. Por eso les rujo, siempre trato de hacerlo lo más discretamente posible para no llamar la atención. Desde aquí puedo ver el edificio del correo, está lleno de capitalinos, turistas, vendedores. Bordearé su base y entraré por la puerta trasera, los pasillos parecen estar un poco despejados, eso es bueno porque actúo con mayor soltura y seguridad al insertar la llave, todo será fácil este día, primero en una casilla, luego en otra y en otra hasta que haya pasado el tiempo suficiente para regresar al trabajo y que nadie sospeche nada. Por último, revisaré el apartado postal de Proyecto Amante, total, casi nunca llega algo importante que venza mis ganas de saber qué es lo que dicen, qué es lo que encierran esas cartas.

Subo las gradas de madera, acaricio su textura, nadie se detiene a observarlas, solamente las pisan de subida y de bajada. Al fondo del pasillo de madera está la sección de apartados postales, casillas con puertecillas de metal dan la apariencia de seguridad, individualidad, pero es falso, todo es un orden ficticio para engañar a las personas y que se sientan importantes de decir «mi apartado postal es el 248», «el mío es 456»; para ser dueños del delirio numérico pagan alquiler que solamente yo disfruto, es como si todo este enjambre de números fuera mío. Detrás de esta ilusión de ordenamiento matemático solamente hay huecos expuestos a las manos de los trabajadores: muchas manos tocan la correspondencia, la huelen, la sopesan y la violan. Dentro no hay seguridad, es doloroso, las cartas están expuestas a enfermedades, vocabularios obscenos, restos de comida, malos olores, perfumes baratos, gases, eructos, mal aliento e innumerables y deleznables cosas que solo yo sé.

Cruzo el pasillo, una mujer se aproxima, viene en dirección contraria a la mía, o va, no lo sé, viene y va es lo mismo, llega a mi lado, se para y me mira como a las demás personas, ¿esto es común?, me mira, me mira, qué mirada tan interrogativa. Soy un simple conserje-aseador y vivo en el barrio La Plazuela del centro de Tegucigalpa, casa 205, no tengo teléfono, soltero, esquizofrénico, maníaco-depresivo. ¡Uuuuf! ¡Cuántas cosas me saca esa mirada, esos ojos de tigre de bengala! Parece que me quitara la ropa, ¡qué vergüenza!: me ha desnudado. Ahora está a punto de tocarme, me ha tocado el hombro.

—¡Buenos días!, ¿no cree que hace un día hermoso hoy?

¿Un día hermoso? ¡claro!, ¡claro!, ¡claro!, pensé que solamente a mí me gustaban estos días detestables, tristes, desesperantes, brumosos, asquerosos, pegajosos. Me he quedado estático, completamente desnudo, con un rugido en mi pecho que quiere estallar. Ahora se aleja tranquilamente, ¡qué espléndido! ¡qué bello! ¡qué formidable!, no hace graznar sus tacones como Sandra, su cuerpo es ligero, parece que no existiera. Mi mirada la sigue y se va tras ella; quedó ciego, completamente ciego. Sin querer mis labios se despliegan hacia los lados, es una sonrisa enorme y profunda, seguramente me veo como un ángel. El pasillo se distorsiona, su materia se retuerce como intestinos sufriendo un cólico, varias personas al fondo se estiran, se encogen, explotan, desaparecen. Las casillas se abren y se cierran locamente dejando salir de su fondo lo que yo he querido ver: la palabra, la palabra que ahora puedo leer en el aire. La palabra ha escapado, como un poema: el último deseo de un suicida se adhiere al techo para lanzarse. Declaraciones de amor, palabras de amores lejanos, palabras de amantes locos, insultos inesperados, recuerdos de jardines, de playas, de besos, de madres, de hijos. ¡Cuántas cosas se dicen los hombres y las mujeres!, ¡cuánta cosa escondida ha volado!, ¡cuánta cosa inesperada!, es como si hubiera leído todos los libros del mundo. El techo se ha llenado de palabras, mi vida se ha llenado de palabras. Nadie lo sabe, solamente yo, yo, un maldito conserje-aseador que quizás ha podido leer el corazón del mundo.

Subo cobardemente apoderado de un paso atontado que no es digno de mí, de mi corazón, de mis pulmones o de mis piernas. Es un paso cansado propio de otro hombre, o de una mujer que no conozco; de otro corazón que quiere latir sin compromiso. Me dirijo hacia allá, hacia Proyecto Amante, pero ¿qué saben ellos de amor si no conocen la palabra, si nunca la han visto volar por los aires, penetrar por la nariz y los oídos, sentirla explotar en las venas y en el corazón? ¿Adónde voy entonces con mis espinas dolorosas?, ¿quién querrá darle trabajo a un hombre convertido en vocal? Camino lleno de significados, las cartas vuelan en mi memoria, coletean como tiburones, sus esquinas se asoman a mi frente, la palabra me chorrea por los poros: es un hilo continuo de pensamientos ajenos pero míos, míos ahora como mis hijos. Aquí voy, seguramente son las tres de la tarde, el jefe debe de estar enojado, ¿qué decirle de la correspondencia que esperaba? si toda voló hacia mi interior, podría recitarla, narrarla fácilmente, pero pensará que estoy completamente loco y no es así, soy un hombre serio, trabajador. Las tres de la tarde, ya estaré despedido sin duda, ¿qué me queda? ¿volar como las palabras?, ¿qué dirán mañana las cosas?, ¿quién las limpiará para que pongan sobre ellas sus sucios traseros?, ¿quién?, ¿quién?


Rebeca Becerra (Tegucigalpa, 1969). Estudió Letras con especialidad en Literatura en la UNAH. Es poeta, narradora y ensayista. En el año de 1992 recibió el Premio Único de Poesía Centroamericana “Hugo Lindo” en la ciudad de San Salvador, El Salvador. Su obra aparece en múltiples antologías de Estados Unidos, México, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica. Dirigió la Revista Ixbalam, de estudios culturales y literatura. Hasta la fecha solo había publicado poesía y ensayos y hoy hace su debut en narrativa con este magnífico relato.




Créditos 


Tomado de La Tribuna Cultural. Diario La Tribuna,19 marzo de 2017. 


Los amantes,1928,  Rene Magritte, pintor surrealista belga. 


 Pygmalion and Galatea (version II )1890, Jean-Léon Gérôme, pintor francés clasicista.