Mario A. Membreño Cedillo*
PRIMERA PARTE
1
Bajo la noche romana: la alta moda del
romanticismo
Bajo el cielo azul celeste de Roma, en la Piazza
di Spagne, cerca de la fonte de Barcaccia, realizada por
Bernini en 1598; al pie de la escalinata que da acceso a la Trinita del
Monti, tenía su casa el poeta John Keats. En ella murió en febrero de 1821.
En esa misma casa, la número 20, vivió 4 años el poeta Shelley. Keats solo
vivió 3 meses en Roma, llegó a la ciudad eterna por prescripción
médica, tenía solo 26 años, había nacido bajo el brumoso cielo de Londres
en 1795. Actualmente la casa en que vivió es el Museo Keats-Shelley, al que se
puede entrar por 5000 liras. Y en sus alrededores los vendedores
ambulantes ofrecen sus baratijas y flores, creando un concierto móvil de colores
y aturdimiento. En la temporada julio-septiembre, en la escalinata de Triniti
del Monti, se hilvanan desfiles de moda, y bajo la noche romana se
ilumina una excepcional escenografía, en que desfilan esbeltas modelos, tan
bellas que parecen irreales, y tan irreales que parecen un sueño andante
bajando nítidamente por la escalinata ataviadas en sensuales y finos
vestidos. Keats muchas veces subió y bajo por esa escalinata, seguramente
pensando en su Fanny Brawne.
2
La escudería romántica: la noche imaginada
Nos imaginamos esas noches romanas de luna
llena, como aquel memorable paisaje de Henry James, en su Daisy Miller:
A Study, en que Daisy sentada, solitaria y pensativa en el
centro del circo romano y bajo la luz de la luna contempla un
horizonte de piedras. O aquella otra escena en Return Native de
Thomas Hardy, en que la heroína, Eustacia Vye, ensimismada al resplandor
de una fogata que ilumina la noche cavila ante aquella columna de humo
ascendente esperando que la fogata acabe con la noche o la noche con la fogata.
O aquella escena en uno de los cuentos mejor logrados de James
Joyce. The Death, en que una poderosa, imaginativa y remota
mujer, Gretta, parada en el descansillo de una escalera permanece pensativa
recordando una tonada recién tocada en el piano: La joven de Aughrim,
que le recuerda a un joven que conoció en su adolescencia, y que murió de amor
por ella. Esas escenas bien las pudo haber escrito Keats, si
hubiera sido novelista o cuentista o dramaturgo, pero keats solo fue un
poeta romántico: sensitivo, exuberante y lírico. Pero también fue un poeta
ardientemente vivencial para capturar las más recónditas sensaciones y
ponerlas andar por la calle, y fue lo suficientemente concreto para
reconocerlas en la esquina y estrecharles la mano. Poeta siempre atrapado
entre ese ímpetu peregrino por escribir y seducido por ese
derrotero casi fáustico de trasmutar las palabras en seres alados, en manos
transparentes que tocan a la puerta y en pies inmediatos que fatigan la noche
Sus arranques románticos estaban delineados por su propia vida y
circunstancias. Keats, convocaba espontáneamente una pasión equilibrada
entre saludar a quemarropa a la eternidad y vivir intensamente cada
instante subido en un carrusel ensamblado de sensaciones y vaivenes.
5
La ciudadanía de
la imaginación
Acentuada
la reacción contra el neoclasicismo, flameando el naturalismo
iniciático de Rousseau y concluido el vértigo de la revolución francesa, se
pasa del jarrón florentino al farol de la calle londinense, se pasa
de la intimidad del salón versallesco a la pluralidad del hombre alegre y
anodino de la calle, fundiendo las emociones en un solo cuerpo compacto
que elocuentemente se pasea por la urbe, fabricando también la
empatía con la naturaleza y trenzando en una sola corriente, los hilos
sueltos de la naturaleza y el hombre, otorgándole ciudadanía a la imaginación.
Pero el vuelo imaginativo del romanticismo tiene raíces más profundas: una
concepción moral del hombre y la naturaleza, este acercamiento a lo natural es
una corriente ya instalada en el renacimiento, pero también sombrea la
modernidad, y acomete bajo diferentes formas de la conciencia, nuevas
ciudadanías poéticas. Por lo que el romanticismo no se refugia entre las
piedras apiladas de las teorías ni en la retórica tórrida de las
academias, sino que adquiere una cristalina categoría de autonomía. Por eso
Lacan acerca de la imaginación, afirma: «Es esta la aventura imaginaria por
la cual el hombre, por vez primera, experimenta que él se ve, se refleja y se
concibe como distinto, otro de lo que es él: dimensión esencial de lo humano,
que estructura el conjunto de su vida fantasmática»[Citado Lapoujade:188] .
La doble imagen romántica
6
En esta última perspectiva, también se
produce el entramado entre clasicismo y romanticismo. T.E.Hulme, define
acertadamente esta relación misteriosa y simbólica entre clasicismo y
romanticismo: «Por una parte la naturaleza del hombre es como un manantial,
por otra parte es como un cubeta. Esta visión que considera al hombre como un
manantial, una reserva llena de posibilidades, la llamó romanticismo, la otra
que lo considera como una finita y fija criatura, es el clasicismo» [T.E.Hulme:964]
Además, pervive una faceta descuidada del romanticismo, y es su
vinculación con el modernismo. T.E. Hulme adelanta una
definición, el romanticismo es una religión dividida [ibid:
965] ¿No suena familiar? Ya a finales de siglo, en 1893 Hugo Von Hofmannthal,
observaba: « ser moderno significaba al mismo tiempo dos
separadas y distintas cosas [...] moderno podría ser análisis, reflexión, una
imagen de espejo, podría significar escape, fantasía o sueño» [Citado:
McFarlane: 71] Lo que Hofmannsthal nos esta dibujando con palabras es el
retrato del hombre moderno: un hombre dividido. Muy cercano al
concepto de Hulme para el romanticismo: una religión dividida. ¿De
dónde viene esta escisión religiosa del romanticismo?, ¿adónde conduce este
desdoblamiento del hombre moderno?, ¿o dónde concluye el hombre romántico?
T.E.Hulme, acertadamente señala: « Usted no cree en un Dios, así que
comienza a creer que el hombre es dios. Usted no cree en el cielo, así que
comienza a creer que el cielo está en la tierra, en otras palabras usted se
vuelve romántico» [T.E.Hulme: 965] A esta corriente se suma el critico
Harold Bloom, quien en parte también responde a la pregunta:«El hombre
profetizado por los románticos es un hombre quien esta siempre en
proceso de construcción, de llegar a ser su propio creador, y aunque sus
mejores poesías ya han sido escritas, el aún no ha encarnado su profecía, ni
probado la forma final de su amor.». [Bloom: 24] Conclusiones que
llevan a decir a M.H Abrams: « La meditación romántica, aunque
meditación secular, a menudo se convierte en crisis-alienación, rechazo,
perdida de la “luz celestial” o “gloria”, en experimentar el mundo
creado, las cuales son cercanamente emparentadas con las tempranas crisis de
los poetas religiosos.»[Abrams: 227] En esta observación Abrams
pone el dedo en la herida romántica: crisis, producida por el
contraste entre el mundo idealizado y el mundo real. La cual abre rotundamente
una brecha insalvable, espacio superpuesto en que ha de refugiarse
vitaliciamente la conciencia romántica, y en definitiva, escenario real en que
ha de pervivir realmente todo romanticismo.
10
El saludo de
mano del espíritu
Para Keats,
la intensidad era como un “saludo del espíritu”. Keats, mucho antes
que Bergson, le había asignado un papel importante a la intensidad, el
duro acento de la tensión, por el cual se encuentran los hilos de la revelación
poética. Ese golpe súbito de revelación, propia de poetas e iluminados, y
que le hizo decir a Pound que los poetas son las antenas del mundo, y a Shelly,
que los poetas eran, sin saberlo, los legisladores del mundo. Opiniones
que, curiosamente, contrastan con las de Keats, para quien los poetas «eran
las criaturas de Dios, menos poéticas de todas, por la razón, que no
tienen identidad, sino que se nutren de la identidad de otros. El
poeta debe tener la capacidad de penetrar en el alma de las cosas y personas y
construir desde ahí su visión poética» [Jackson Bates:
341]. Esta última afirmación de teoría estética de keats, la cual no pudo
desarrollar completamente, debido a su corta vida, encuentras su vinculo en el
abrazo con otro poeta romántico alemán, Novalis para quien “todo está en
todo”, y “el mundo se hace sueño; y el sueño, mundo” y se enrumba, influido
por los filosofos Schiller y Fiche hacia una estética poética
totalizante del mundo real con su abrazo novaliano. «El bien más grande
reside en la imaginación».
SEGUNDA PARTE
11
La
exploración romántica de la caverna
Si para Milton
la poesía debe ser: sencilla, apasionada y sensual. Para Frost “la
poesía es revelación” Estas ideas nos sugieren que la pasión es también una
búsqueda. «La internalizacion de la búsqueda del romanticismo hace del poeta
héroe, un buscador no de la naturaleza, sino de la maduración de sus propios
poderes, y así el poeta romántico, da vuelta, no de la sociedad a la naturaleza,
sino a lo natural de lo más integral de la naturaleza, que esta dentro de si
mismo. La ancha conciencia del poeta no abandona su intimidad de una anterior
unión con la naturaleza o la divinidad, sino que busca su propio ser» [Bloom :15]
Por su parte Shelley, en su conocido ensayo Defensa de la Poesía, proclamaba: «lo
que hace falta es una conciencia imaginativa que nos estimula a poner nuestro
conocimiento en acción, y esto es lo que la poesía debe crear» [Spencer :8]
Luego Keats afirmaba :«Yo no estoy seguro de nada, solo de la santidad
del afecto del corazón y de la verdad de la imaginación- lo que la imaginación
toma como belleza ha de ser verdad» [Spencer :12] Esta
declaración es fundamental para entender el universo poético de Keats, él no
solo asigna a la imaginación no solo una función creativa, sino que la
concibe como un potencia que lleva a la verdad, la estética y el bien moral.
Resulta también sorprendente que esa afirmación de Keats, tenga su
correspondencia con pensadores posteriores a el, en diversos campos de la
estética y el pensamiento. Así el fundador del surrealismo Andre Breton, quien
al igual que Keats creía: «La imaginación es en si misma la única fautora de la
realidad.». [Lapaujade: 236], acompañado de un pensador social del lenguaje
como Lacan quien sentenciaba, que el hombre deviene humano al simbolizar, que
no es otra manera de decir imaginar, y un filosofo de la estética como
Schiller quien concebía la imaginación como la fuerza desbordante de lo real, y
enunciaba en uno de sus postulados en Cartas sobre la Educación Estética
del hombre: «quien no se atreva a ir más allá de la realidad, jamás
conquistara la verdad».
12
La arquitectura
de las nubes
Vemos en Keats
un anhelo metafísico y colorido reflejado en sus poesías, pero también
como él mismo escribió a sus hermanos, en los últimos año de su vida : «Algunas
veces pienso que he perdido el vigor y poder poético, que alguna vez tuve,[...] en
su lugar, yo espero sustituirlo por un poder más completo y quieto» [Gettings :336]
Finalmente, más que una búsqueda de Keats, hay una persecución poética por los
tramos de una realidad que estaba más allá de la comprensión y de los gestos
del razonamiento. Keats, fue un formidable cazador de contrastantes realidades
y volátiles sensaciones, descubrió fosforescentes islas y recorrió labrados
caminos, aprehendió fugaces mentes, vertebró los sonidos del viento y trasmuto
sensaciones en elásticas palabras. Keats como ninguno de los románticos
ingleses intentó encontrar la arquitectura de las nubes. Y si bien, Keats
vislumbró destellos de esa realidad, su muerte prematura, le impidió alcanzar
la plenitud de la visión.
14
Lo universal de
lo singular
Así su amigo
Severn, quien solía acompañarle en sus caminatas, afirma : «Nada
parecía escapársele, el canto de un pájaro, el responsivo encubierto seto, el
murmullo de algún animal, el cambio de luces de los verdes y cafés, la
furtiva sombra, el movimiento del viento ---justo como toman cierta altura las
flores y las plantas--- el paso de las nubes, aún los gestos de los vagabundos,
el color del cabello de una mujer, la sonrisa en la cara de un niño» [Jackson
Bates :337]. Ese miniaturismo pictórico del detallismo en pleno
movimiento engarzado con la poderosa idea abstracta, son potentes
indicios para conectarse con la mente de Keats, y aproximarse a su
concepción poética, A la vista navega la melosa Oda a Una
Urna Griega, en cuyos versos finales, asienta las columnas fortificadas
del reino de su poesía .Veámoslo:« La belleza es verdad, la
verdad belleza, esto es todo lo que sabes de la tierra y todo lo que
saber necesitas»
16
La canción
sólida de los opuestos
Keats ha de
haber cavilado mucho, entre ese ancho e inevitable cauce que separaba su amor
por Fanny Brawne, y su eminente muerte, su passaway. Ya
en su correspondencia escribía a su amigo Charles Armitage Brown: «El
conocimiento de los contrastes, sentimientos por la luz y sombras, toda esa
información [sentido primitivo] necesario para un poema...».En su poema
Canción de los contrastes, anunciaba: «Bienvenida alegría y bienvenida
tristeza/ hierba del Leteo y pluma de Hermes/ venid hoy y venid mañana / os amo
a ambos por igual /adoro poner malas caras al buen tiempo / y oír una alegre
risa en medio del trueno...» Esta correspondencia, se da también en su
vida, los sentimientos ambivalentes por Fanny Brawne, «él no podía vivir con
Fanny y el no soportaría vivir sin ella» [Gittins: 418].Sobre el
amor revelaba: «el cual ha sido, largamente, mi placer y mi tormento» Si
bien este mundo de contrastes no es exclusivo de Keats, ronda naturalmente,
pictóricamente, vigorosamente en todo el romanticismo.
TERCERA PARTE
17
La música de lo invisible
Pero en Keats, este contraste se
magnificaba y llegaba a desnudar parte de la realidad, casi tocando ese mundo
sobrenatural presentido pero no visible: «Son dulces las melodías que
oímos, y aún más dulces / las que nunca escuchamos, seguid, pues, tocando,/
suaves caramillos, las más apreciadas/ por el espíritu, no las que oímos, sino
las inaudibles». Así se expresaba keats en una de sus famosas
odas, con gran certeza de estar tocando algo rotundamente sólido, aunque no lo
viera, habitaba en él ese anhelo, de que tras los límites visibles hay
canciones más dulces o palabras más brillantes que brillante, susurraba
un deseo casi platónico por las formas, «pues hay una armonía invisible e
inaudible» y citando a Plotino «la música sensible es
creada por una música previa a lo sensible» Pero Keats
también llevaba de la mano una necesidad súbita por percibir los
contenidos; por lo que, se aventura lleno de sensibilidad,
flotando entre ríos de colores de tonos verdes y oscuros y agudos y
amarillos y elásticos, que retumbaran como matemáticos ecos, un siglo
después, en las calistenias poéticas de otro precoz lírico ingles : James
Joyce, y su poemario: Música de Cámara. Oigamos
suavemente a Joyce: «String in the earth and air/ Make music sweet/ String
by the river where/ The willows met/ There is music along the river / For Love
wanders there,/ Pale flowers on his mantle/ Dark leaves on his hair».
18
Las bellas damas del romanticismo
En su poema Fancy, Keats se
pregunta, ¿dónde esta la doncella ?/ cuyos labios maduran siempre
nuevos. Estos versos pudieron haberse escritos pensando en Fanny
Brawne, así en una carta le decía “Usted siempre es nueva” pero
keats iba tras el arquetipo, sin duda escribió muchos versos a Fanny, y
sin duda es muy conocida su correspondencia con ella. Pero, ¿qué era
Fanny para Keats? Era un contraste luz y sombra, tormento y placer. Y como ya
se dijo anteriormente, «”Él no podía vivir con Fanny y el no
soportaría vivir sin ella» [Gittins: 418]. Sobre las mujeres escribió
su poema “Mujer, cuando te veo petulante y vanidosa”, del cual se
deslizan estos cremosos versos: «ligero pie,/ oscuros ojos violeta y cabello
partido/ suaves manos de hoyuelos,/ cuello blanco,/ y cremoso pecho». En
otro de sus poemas, Lamia, anuda este verso:”Ella era una
gordiana forma de deslumbrantes matices”, verso que nos recuerda el
conocido poema de Wordsworth “Ella era un fantasma de
placeres. /Cuando por primera vez relució ante mi visión.” O aquel
otro de Bayron : She walks in beauty de su
colección Melodías Hebreas: «Ella caminaba en belleza como la
noche/ de un horizonte sin nubes y un racimo de estrellas» Hay una
diferencia entre el poema de keats y el de Wodsworth, quien acepta
que “Ella era un fantasma de placeres”, pero concluye :”con
algo de angelical luz” El poema de Keats, es más nebuloso, menos directo,
medianamente idealizado, quizá por su temperamento exuberante, su imaginería
vigorosa, su ímpetu inmediato; el cual se aleja de esa calma rupestre y de
serenidad de estrellas más propia de Wordsworth. Por su parte el poema de
Bayron es espontáneamente más directo Los poemas referidos, keats-Wordsworth y
Bayron, también pintan ecos y nos recuerdan la mirada en movimiento de
los poetas italianos del siglo XIV, la poesía del Dolci Stil
Nuovo, medievalista, marcada por el To Pass [ella
pasa] de Guido Cavalcanti, Guido Guinizelli, Cino de Pistoya. Apreciemos: « ¿Quién
es esta que llega que todo hombre la mira/ y hace estremecer la claridad al
aire/ y trae consigo Amor, de modo que ningún hombre puede hablar/ y todos suspiran?» Suspiro
visual que termina en Dante y su Vita Nuova, veámosla: «Tanto gentile e
tanto onesta pare /la donna mia quand ella altrui saluta /ch
ogne lingua deven tremando mutua...»”
20
EL perseguidor infinito
Pero si en los poetas románticos, hay una
búsqueda muy visible, como en Blake y Shelley, con su arquetipos
apocalípticos y utópicos, y si en Wordsworth hay una búsqueda descansada y
certera por instalarse en la naturaleza, menos visible es la búsqueda de
Keats, el más sensible de los poetas románticos ingleses; y quizá, el más
despersonalizado en su trato a la poesía. ¿Qué buscaba Keats?
Además de la belleza y la verdad, quizá una pista la encontremos en una frase
curiosa pero reveladora, escrita en una de sus cartas a Fanny Brawne, decía
keats: «yo quiero una palabra más brillante que brillante y una palabra
más pura que pura» [Gittins :329] Si keats, quiere encontrar
palabras más brillantes que brillantes o escuchar plácidamente canciones
inaudibles, nos puede desconcertar, pero pronto repensamos, y verdaderamente
que repensamos, más que desconcertados, estamos asombrados, nos damos
rápidamente cuenta de que keats quiere algo más que los recuerdos. Si bien es
cierto, que el problema del hombre moderno es que en parte, ha
perdido la capacidad de recordar, y el filósofo rumano Karel Kocik en
un fino ensayo: La ciudad y lo poético, nos lo recuerda. Pero
también es igualmente cierto, que el hombre moderno, « ha perdido la
capacidad de asombro y el cultivo de los impulsos vigorosos que mueven la
civilización» [Karen Kocik, Nexos: 1998:67-73]. Aquí emerge la figura
del Thauma de Platon, que no es otra cosa que un
llamado, la capacidad de asombro, de admiración, de maravillarse: y el cual es
en el pensamiento griego, es el origen del filosofar. Pero Keats,
asombrosamente, va un paso adelante, él no está simplemente recuperando la
memoria, él está trascendiendo a la memoria. No es pues una
preocupación de recuperación de vivencias personales, en el sentido de
Proust y su búsqueda del tiempo perdido, sino una búsqueda por la forma eterna,
la memoria originaria, y la experiencia fundacional, quizá lo que el poeta de
la primera oleada romántica inglesa, Coolridge, llamaba “imaginación
primordial” como «el vivo poder y agente primero de toda
humana percepción» [Lapoujade :1988 :137] O lo que
vislumbraba tímidamente rebordeando el filosofo Heidegger sobre el poeta
Holderlin, en su ensayo “La esencia de la poesia. Algo que
Holderlin buscaba entre los arrabales de la locura y la catedral de la lucidez:
ver el rostro primero que es la esencia verdadera de todas las cosas. Esto nos
recuerda los versos simbolistas de Yeats: «Yo estoy buscando por la cara que
yo tuve/ antes que el mundo fuera hecho» Sentencia que también nos
recuerda lo que afirma Lacan de que el hombre deviene humano cuando simboliza [Citado
por Lapoujade: 193]. Pero para completar el circulo también habría que agregar
que cuando el hombre simboliza, también diviniza.
21
La sonrisa transparente de la
eternidad
Finalmente, convoca keats una persecución
poética por las huellas de una realidad sensible, de la cual solo le llegaban
destellos que estaban más allá de lo visible inmediato. Keats, fue un
formidable cazador de realidades contrastantes y volátiles sensaciones Al
respecto, podríamos lanzar una atrevida hipótesis; por ejemplo, escribir que
Keats con la potencia de lo sensible quiso fotografiar el instante,
para encontrarse face to face con la sonrisa de
la eternidad. Si algo podemos agregar, a este mundo de contrastes y
sensaciones, aunque podría parecer una hipótesis atrevida, o para abrir
la puerta del mundo de keats, y “saludarlo coloquialmente en espíritu”;
podríamos aventurar la idea de que keats trasmutaba en el gesto del instante,
la sonrisa de la eternidad. En fin Keats fue un poeta impecablemente remoto e
inmediatamente imaginativo, de duro acento romántico, que entre la suave voz de
su espíritu y la elocuente expresión de su sensibilidad, se atrevió a escribir
su propio epitafio «Aquí yace un hombre cuyo nombre fue escrito con
agua».
Bloom, H. 1969 “The Internalizacion of Quest-Romance” In Romanticism and Consciousness. Essays in Criticism.1970, Edit. Harold Bloom. Norton & Company, New York, 405pp
Conde Nast Roma.Ediciones Conde Nast.Traveller, 331pp
Ferro, F 1990 Breve Historia de la Literatura Italiana. Edit. Porrua, 292 pp.
Gittings, R. 1968 JOHN KEATS.[Biography] Little, Brown and Company, Boston, 469 pp.
Heidegger, M. “La esencia de la poesía”. Arte y poesia, Buenos Aires, 1992
Hazlitt, W. 1952 “Reason and imagination”. British Literature From Blake to the Present Day.165-170pp.Edit.H, Spencer, W, Houghton and H, Barrows D. C Heath Company Boston, 1071pp.
Hulme, T.E 1952 “Romanticism and Classicism”. British Literature.From Blake to Present Day. 963-970 pp. Edit. H. Spencer, W.Houghton, end H, Barrows, D, C Heath Company, Boston, 1071pp
Jackson, W, 1963 “Negative Capability” In Romanticism and Consciousnes. Essays in Criticism.1970 Edit. Harold Bloom. Norton & Company, New York.405pp.
Jankelevitch, V.1983 Ética y Metafísica de la música. En Revista de la Universidad Pedagógica Francisco Morazán. Numero 10, Enero-Marzo, 2003
Joyce, J. 1972 Música de Cámara, Colección Visor
Jung, C. 1980 Tipos sicologicos, Editorial Sudamericana.
Kocik, K 1998 La ciudad y lo poético. (Ensayo) Nexos, No.242, Febrero 1998, México
Lapoujade, M. 1988 Filosofía de la imaginación Siglo XXI, México
McFarlane.J. 1983 The Mind of Modernism, En Modernism Edit. M.Bradbury. and J. McFarlane. Pelican Guides to European Literature
Pinguin Books, 71-92pp.
MartinT.J. 1982 John Keats, sonetos, odas y otros poemas.[Antología] Ensayo de Mathew Arnold. Colección Visor de Poesia.101pp.
Martinez.J. 1997 JOHN KEATS. POEMAS ESCOGIDOS. Edición Bilingüe Introducción Juan V. Martínez Luciano. Cátedra Letras Universales 219 pp.
Phineas, S. 1948 Pageant of Europe. Sources and selections from the Renaissance to the Present Day. Harcourt, Brace and Company, New York 1032pp
Read, H. 1952 “The Discovery of Poetry”.British Literature. From Blake to Present Day.971-981pp. Edit.H.Spencer, W.Houghton and H. Barrows.D, C, Heath company, Boston, 1071pp
Shelley, P.B 1952 “A Defense of Poetry” British Literature. From Blake to Present Day.315-324pp. Edit. H.Spencer, W. Houghton, H.Barrows. D.C.Heath Company, Boston, 1071pp
Spencer, H. 1952 “The Romantic Period. British Literature. From Blake to Present Day, 3-15pp. Edit.H, Spencer, W, Houghton, H. Barrows. D, C, Heath Company, Boston, 1071pp
T.S.Elliot 1952 “The Metaphisical Poets”. British Literature.From Blake Presentd Day. 931-935 pp. Edit. H.Spencer, W.Houghton, H.Barrows. D.C Heath Company, Boston, 1071pp.
Williams, O. 1963 MAJOR BRITISH POETS. The Wiliam Blake to Dylan Thomas Edit Oscar William. Introduccion Julian Symons The Mentor Book, 576pp.
________________________
*Un extracto de este ensayo fue publicado en dos partes en la Revista Siempre de Diario el Heraldo, en sus ediciones del 18 y 25 de Enero de 2004. Una versión completa fue publicada en Caxa Real, UNAH, 2005. (6200 palabras.)
*Escritor hondureño. Todas las traducciones del ingles y las ilustraciones son del autor.