Lenguaje y escritura. Borges y las infinitas maneras de leer (y leerlo). Ensayo *

Plaza de las palabras en su sección Lenguaje y escritura presenta una reseña crítica acerca de Jorge Luis Borge.  Borges y las infinitas maneras de leer (y leerlo). Tomado  de Taller de lectura -y análisis de textos-. Coordinado por GRACIELA OCCHI
2056 palabras

Y Borges vuelve al taller de la calle Borges: todos los años reaparece, para generar, siempre,  en todos los grupos, una mezcla de deleite, incomodidad y nerviosismo (Uhh, empezamos con Borges!), como si tuvieran que rendir una prueba de obstáculos. No hay dudas: es elefecto Borges. Pero al mismo tiempo, siempre  su presencia pasa con señorío, cuando después de leerlo  se produce esa especie de confirmación irrefutable al captar ciertas claves fundantes para disfrutarlo y verlo desde otras perspectivas.


Para aproximarnos al mundo borgeano, vamos a empezar por comentar algunas de sus pecularidades:

·                     ·         Su reflexión sobre el universalismo a que tiene derecho un país periférico como el nuestro: La idea de que la literatura argentina debe abundar en rasgos diferenciales argentinos, y en color local  argentino le parece una equivocación, (como quería Lugones). Como argumento conjetura (en su ensayo El escritor argentino y la tradición) que “Shakespeare se habría asombrado si hubieran pretendido limitarlo a temas ingleses, y si le hubiesen dicho que, como inglés, no tenía derecho a escribir Hamlet, de tema escandinavo, o Macbeth, de tema escocés.”  Y concluye categórico:  ¿Cuál es la tradición argentina? Creo que podemos contestar fácilmente y que no hay problema en  esta pregunta. Creo que nuestra tradición es toda la cultura occidental, y creo también que  tenemos derecho a esa tradición, mayor que el que pueden tener los habitantes de una u otra  nación occidental (…)Podemos manejar todos los temas europeos, manejarlos sin supersticiones, con una irreverencia que puede tener, y ya tiene, consecuencias afortunadas.” Allí, en esas historias de ajena invención, está su originalidad.

·                     ·         En la medida en que Borges es un extranjero a la literatura universal puede entregarse a los placeres de los desvíos y los malentendidos que le proporcionan la lectura de traducciones,  la lectura de versiones originales en idiomas extranjeros,  los ejercicios de la traducción propia y ajena. De ahí que Beatriz Sarlo lo denomina “un escritor en las orillas”: del mundo y de la literatura.

·                     ·         La biblioteca y los libros: son la condición de la literatura (traducido en términos sociales: la posesión de una biblioteca es el requisito de un acceso irrestricto a la materia pasada de la ficción futura). Borges tiene una biblioteca que, además, cumple otra función estética: permite cortar el imperativo del 'color local', mixturizando el escenario social de Buenos Aires con el exotismo de todas las literaturas, como dice Sarlo.

·                     La parodia de la escritura erudita llevada a su esplendor en el juego con las notas al pie en la ficción, la cita, la versión,  la repetición con variaciones de historias que no le pertenecen,

·                     ·         La puja con los llamados “géneros menores”: el fantástico, el policial, las aventuras.

·                     ·         La defensa borgeana de la literatura fantástica como una respuesta frente a lo que, en los años treinta, se consideraba el desvío irracionalista de Occidente:
ü    el fascismo,
ü    las formas reales del comunismo,
ü    el desorden de la democracia de masas, cuyo aspecto plebeyo disgustaba a Borges tanto como el autoritarismo antiliberal.

·                     ·         La institucionalización en la literatura argentina de un  procedimiento literario: la mise en abîme, o puesta (o estructura) en abismo: artificio que produce en el arte un efecto similar al de las muñecas rusas encerradas unas dentro de otras.

·                     ·         Su preocupación por el infinito: en “Cuando la ficción vive en la ficción”, Textos cautivos, (Obras completas IV, Bs.As, Emecé, 1996) dice: Debo mi preocupación por el infinito a una gran lata de bizcochos que dio misterio y vértigo a mi niñez. En el costado de ese objeto anormal había una escena japonesa; no recuerdo a los niños o guerreros que la formaban, pero sí que en un ángulo de esa imagen la misma lata de bizcochos reaparecía con la misma figura, y en ella la misma figura, y así (al  menos en potencia) infinitamente…

·                     ·         El uso de este procedimiento como:
ü    estratagema para quitarle al relato la seriedad épica, y permitir la entrada de diferentes niveles narrativos;
ü    modo de autoparodiar su idea del infinito,
ü    Ataque sutil contra la pretensión totalizadora de la novela, (por eso prefirió el cuento), según la alegoría escondida que se hallaría en el Aleph, principio y fin de todas las cosas.

·         Tematización de las limitaciones del autor y del narrador: muestra constantemente la inseguridad del sujeto de la enunciación; el relato se suele sustentar desde el principio sobre la posibilidad y la incertidumbre. Expresiones como tal vez o ignoro no hacen más que vincularse a la enunciación, porque modalizan el enunciado, nos ponen alerta sobre el status del enunciado dentro de la situación comunicativa. En definitiva, estas expresiones señalan el carácter incierto de la veracidad de los enunciados a que acompañan.
·         Creación de  destinatarios (nosotros, los lectores) altamente competentes que saben cuál va a ser el desenlace de la historia, porque lo anticipa desde el principio, o bien porque lo obliga  a completar la gran cantidad de huecos textuales que el sujeto va creando. El destinatario se ve, así, forzado a una muy activa participación en el proceso de actualización textual. 




El poder del lector

Según Alan Pauls, en La herencia Borges, lo que en el fondo ha impacientado tanto a sus detractores, sería:
•             no su condición paradigmática,
•             ni su “intelectualismo”,
•             ni la “falta de vida” de su literatura,
•             ni su apuesta por el fundamento autorreferencial de la ficción,
•             ni su estética del asombro,
•            ni su regresismo político, (del cual, agrego yo, podemos decir que es no inocente pero sí, de alguna manera, en alguna medida, casi ininmputable; quizás está eximida en parte su responsabilidad porque leía la realidad, pero solo desde sus vastas bibliotecas...)
•             sino el hecho absolutamente radical de “haberlo pensado todo”.

Borges pensó toda la literatura y la pensó para extenuarla, como quien piensa un objeto filosófico:

·                     Pensó su funcionamiento, su lógica, su modo peculiar de trabajar y ser trabajada.
·                     Pensó cuándo hay literatura,
·                     qué relación mantienen la literatura y el lenguaje,
·                     cómo interviene la literatura en el mundo,
·                     cómo se articulan literatura y vida
·                     y qué  clase de temporalidad implica esa articulación.

(Por eso leer a Borges es de algún modo enfrentarse con todos los problemas de una “filosofía de la literatura”.) Pero de todo ese todo, Borges pensó, antes que nada, esto: qué se puede hacer con la literatura. Es decir: pensó toda la literatura desde la perspectiva del lector, y desde esa misma perspectiva –perspectiva de usuario, no de productor; perspectiva de posproductor–, desde esa misma perspectiva, digo, fabricó la suya.

La lectura es el centro dramático de muchas de sus narraciones. De hecho, ¿cuántos relatos de Borges se disparan, zozobran, precipitan, se hunden en el desastre o se abren a otro mundo gracias a la escena, la escena simple y aparentemente inocua en que un personaje posa sus ojos sobre una página y se pone a leer?

·                     Erik Lönnrot, en "La muerte y la brújula",
·                     Juan Dahlmann, en “El sur”
·                     el narrador de “La forma de la espada”,
·                     el Recabarren de “El fin”,
·                     el Otálora de “El muerto”.
Siguiendo el análisis de Alan Pauls, expone que “los personajes más emblemáticos de Borges parecen compartir todos un mismo destino: viven, atraviesan una serie de acontecimientos o asisten a su relato sumidos en una cierta pasividad, un poco como autómatas, sin comprender del todo la experiencia que les ha tocado en suerte, y postergan la comprensión hasta el final, hasta ese momento último, decisivo, casi en el borde mismo de la ficción, como caído del relato, en el que recapitulan todo por primera vez; releen el pasado y, arrancándolo del caos atónito que era, le inyectan un sentido brutal, demasiado intenso para durar más que lo que dura un cuento.

Sólo que antes que un tema, la lectura en Borges es un programa de pragmática literaria. Es decir, básicamente: un modus operandi. No hay casi personajes de escritores en las ficciones de Borges, y cuando los hay, como en el caso de Carlos Argentino Daneriel antihéroelamentable de “El Aleph”, son patéticos, débiles, el colmo de la pomposidad y la inoperancia.

Los lectores, en cambio, parecen investidos de un extraño poder: son activos, tienen iniciativa, intervienen. Los lectores, en Borges, hacen todo lo que no hacen los escritores. De modo que la gran pregunta borgeana, la pregunta que recorre toda su obra –obra de estilista, de escritor virtuoso, lleno de recursos, riquísimo en capital técnico– no es, como se esperaría, ¿cuál es el poder de la literatura?, sino ¿qué puede un lector? Y la respuesta es: todo.”





El “efecto” Borges.

Dice Silvia Molloy, en ¿Cómo leer a Borges hoy?, que “es como si no quedaran maneras de leer a Borges desviadamente, de traducirlo. Para bien o para mal, Borges se ha transformado en un clásico, alguien a quien, como él mismo observa, se lee como si en sus páginas todo fuera deliberado, fatal, profundo como el cosmos. Pero la frase de Borges no acaba allí: profundo como el cosmos y capaz de interpretaciones sin término. Son esas interpretaciones sin término las que hay que convocar. 

Si los relatos de Borges parecerían (por el momento) estar saturados por lecturas repetitivas, si parecen (por el momento) condenados a una suerte de museo textual, ello se debe a un efecto Borges, oclusivo, que obstaculiza una lectura activa. Como con Kafka o con Venecia, no es necesaria la lectura, la visita: ya sabemos cómo son. Y en el caso de Borges también sabemos (aunque no sepamos del todo ponerlo en práctica) cuál es el tipo de lectura al que es necesario acudir para liberar al texto de su enojosa prisión. El mismo Borges nos lo indica: la noción de texto definitivo pertenece a la religión o el cansancio, escribe, mostrándonos el camino a seguir con sus propias, irreverentes lecturas. ¿Cómo hacer, entonces? No está de más recordar el saludable ejemplo de Pierre Menard. Si hoy, para muchos, el texto de Borges resulta inevitable, es necesario que aprendamos a verlo, en cambio, como veía Menard a Cervantes, es decir, como un escritor contingente, innecesario. Nos toca el mayor desafío: desplazar a Borges, distraernos de él, inventar su deslectura”.

Los lados ocultos de Borges.
Y para terminar, (aunque con Borges es casi otra  paradoja), en 1972 pública a la edad de 73 años El oro de los tigres, donde se encuentra el poema El amenazado, un poema de amor como pocos, que aborda un costado suyo absolutamente soslayado:

"El Amenazado"

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.


Jorge Luis Borges.



* Taller de lectura -y análisis de textos-. Coordinado por GRACIELA OCCHI sábado, 24 de septiembre de 2011, El Cronotopo Taller.
Publicado por Graciela A. Occhi en 18:44 


Orbis & Urbis: La Psicohistoria y el Caos. Por Jorge Balej. Ensayo. Post Plaza de las palabras






Plaza de las palabras en su sección Orbis &Urbis presenta un ensayo tomado de Blog Ciencia y Ficción: La Psicohistoria y el Caos.*por Jorge Balej




"El caos con frecuencia crea vida, mientras que el orden crea habito"
Henry Brooks Adams - "Education of Henry Adams"

1. La psicohistoria y el caos


Generalmente se piensa que caos tiene que ver con desorden, esto no es correcto, de hecho es casi lo opuesto. Caos se relaciona, más exactamente, con impredictivilidad.

Quizás usted recuerde, de su paso por la escuela secundaria, las famosas ecuaciones de movimiento rectilíneo que nos producían dolores de cabeza en las clases de física. En términos simples nos dicen que si conocemos la velocidad y posición, digamos, de un auto en un determinado momento, podremos predecir donde estará el auto en cualquier instante futuro y lo que es mas, de donde vino y donde estuvo en cualquier instante del pasado (suponiendo, por supuesto, que el auto mantiene su velocidad o su aceleración constantes). Esto es lo que se llama un sistema determinista. Hasta hace poco tiempo, los físicos pensaban que todos los sistemas eran así. Creían que conociendo las condiciones iniciales del movimiento (velocidad, posición) siempre sería posible encontrar ecuaciones que describieran todo el futuro y el pasado del sistema. ¿Escuchó alguna vez mencionar al "diablillo de Laplace"?, Pierre Simón Laplace fue un matemático francés del siglo pasado que afirmaba que si existiera un "diablillo" capaz de conocer en un instante determinado la posición y velocidad de todas las partículas del universo, conocería todo el futuro y todo el pasado, esta es mas o menos la idea que imperó durante mucho tiempo y que dominó la física hasta principios del siglo XX. Claro, era conocida la existencia de algunos sistemas "raros", pero no había duda de que estos perderían su "rareza" en el futuro.

¿A que me refiero con sistema "raro"?. Veamos, imagine una mesa de billar que tenga en el centro un cilindro adherido al paño (fig. 1). Cualquiera que haya jugado al billar (no es mi caso, soy un desastre) sabe que pegando a la bola con determinada fuerza y en determinada dirección puede predecir adonde va a ir a parar después de, quizás, varios rebotes (si es un experto, con bastante precisión). Sin embargo, en este caso, el cilindro del centro produce una interesante diferencia. Todos conocemos, al menos intuitivamente las leyes de un rebote (fig. 2), es mas, cualquiera con papel, lápiz, una escuadra y un transportador, podría dibujar la trayectoria de la bola si supiera la dirección en que fue golpeada, basta con darse cuenta de que, rebote donde rebote, el ángulo de salida será igual al de entrada.

Digamos que usted, profundamente interesado en este experimento, dispone de todos esos elementos y de una mesa de billar como la descripta, además de la posibilidad de observarla desde arriba (por ejemplo con una cámara de televisión, como en los campeonatos) para comparar con su dibujo en papel (agreguemos también un buen jugador, si es por pedir...). Todo esta listo, usted especifica al campeón de billar en que dirección debe golpear la bola, hace su dibujo en papel con todo cuidado y observa ansioso la pantalla... para llevarse una sorpresa: después de pocos rebotes la trayectoria de la bola tiene poco que ver con su dibujo.

Rehace sus cálculos y repite el experimento... y obtiene el mismo resultado. Quizás piense en cambiar al inepto campeón por otro menos inepto... mejor no lo haga, va a pelearse con muchos billaristas y eso no cambiará nada. Este sencillo sistema físico es impredecible. ¿Por que? Bueno, la bola, aunque parezca una esfera perfecta, no lo es, tiene pequeñas imperfecciones, también el cilindro, aun cuando haya sido pulido con extremo cuidado y ni hablar de la mesa, el paño no es perfecto y puede tener diferencias de textura completamente imperceptibles al tacto. Estas imperfecciones producen pequeños errores en los rebotes, y estos errores se van acumulando. Esta clase de cosas existe en cualquier juego de billar, lo que pasa en este caso es que el cilindro actúa como amplificador.

Perfecto, dice usted, ¿cual es el problema?, con modernas computadoras y sistemas láser y todo lo demás, seguramente podremos, si no ahora, en el futuro, conocer todas las imperfecciones de una dada bola así como las de la mesa y por lo tanto predecir la trayectoria fácilmente. Es decir que todo parece ser cuestión de obtener más información. Basta con saber mas para solucionar el problema (el "diablillo" se debe estar muriendo de risa). Por desgracia la cosa no es así.

En este punto me voy a tener que poner técnico, pero no hay más remedio, por que tendré que hablar de: atractores extraños.

"Los atractores extraños son los monstruos que nos acechan detrás de la puerta del desván de la naturaleza", buena frase, ¿no?, es mía, se me ocurrió en el colectivo...

¿Que es un atractor?. Alguna vez debe haber visto un péndulo, si no, ate un objeto cualquiera con un hilo y hágalo oscilar, eso es un péndulo. Digamos que en tren de seguir experimentando se fabrica un péndulo de ese modo (no lo intente con el perro y su correa, seria cruel y además los estertores del animal arruinarían el experimento). ¿Ya lo tiene?, hágalo oscilar y espere. Al cabo de un tiempo, notará que las oscilaciones se hacen cada vez más pequeñas hasta que, por fin, el péndulo se detiene en posición vertical (el llamado punto de equilibrio). No importa que fuerza inicial le dé, ni desde donde lo suelte, a la larga o a la corta terminara en el mismo lugar debido a la fricción con el aire. Ese punto es lo que se llama un atractor. Un atractor es una zona geométrica donde va a parar un sistema dinámico cualquiera pasado un cierto tiempo partiendo de condiciones iniciales cualesquiera.

Al estudiar sistemas dinámicos se pudo comprobar que existían otros tipos de atractores además de los puntos: circunferencias, rectas, elipses, toroides (un toroide es como un salvavidas)... vale una aclaración, usted puede estar preguntándose que tipo de movimiento termina en un salvavidas (suena a chiste, ¿no?), lo que pasa es que los atractores y su forma se estudian, no en el espacio tridimensional en que vivimos, sino en algo llamado espacio de fases, no tema, no me voy a meter en esto, si a esta altura permanece vivo podrá soportar lo que falta.

Todos estos atractores, bellamente geométricos, corresponden a sistemas perfectamente deterministas y predecibles. Repito, antes se pensaba que todos los sistemas eran así.

En la década del '60 un tipo llamado Lorenz, meteorólogo para más datos, estaba muy preocupado con el problema de la predicción del clima (como todo buen meteorólogo debe estar). Como la atmósfera es una cosa muy complicada, este buen señor decidió estudiar algo más simple. Pensó que una aproximación (bastante pobre pero sencilla) de la atmósfera podría ser una capa de gas entre dos placas con distintas temperaturas y se puso a trabajar en las ecuaciones que debían gobernar las variables (temperatura, presión, velocidad, etc.) del gas. Obtuvo un conjunto de ecuaciones sumamente elegante (la elegancia es una característica que los físicos buscan en todas sus ecuaciones, no olvidar que la física, en el fondo, es una búsqueda estética). Claro, las ecuaciones eran bastante complicadas, no era cuestión de ponerse a despejar con lápiz y papel para resolver el problema, así que puso manos a la obra y programó a su computadora para hacerlo.

Para hallar la solución de ecuaciones de movimiento ya vimos que es necesario conocer las condiciones iniciales (en este caso, por ejemplo, la presión y la temperatura en un determinado instante) así que para unas dadas condiciones iniciales Lorenz halló una solución de las ecuaciones (esto no es gran cosa, cualquiera puede hacerlo). Ahora bien, para verificar su trabajo, puso a funcionar su programa otra vez con las mismas condiciones, y halló nuevamente una solución, pero esta solución... era muy distinta de la anterior. Aclaremos esto, si en una ecuación pongo las mismas condiciones iniciales y efectuó el calculo del mismo modo ¡la solución debe ser la misma!, no puede ser de otra manera. Lorenz quedo consternado. Puso a su equipo a trabajar para verificar su programa y su computadora, pero no encontraron ningún error. ¡Recorcholis!, ¿que había pasado?.

Hablemos un poco de computadoras. Una computadora tiene un cierto grado de precisión. Esta precisión nunca es infinita. Lo que quiero decir es que, por ejemplo, puedo escribir un número con 10 o 12 cifras decimales (o la cantidad de cifras que sea), pero no más, dependiendo de la computadora. Este grado de precisión es más que suficiente para casi todas las cosas en las que se emplea la maquina, pero no lo fue en el caso de Lorenz y sus ecuaciones. Uno de los miembros del equipo descubrió que cuando se ingresaban las condiciones iniciales la última cifra decimal podía variar. Digamos que, en el primer intento se ingresó una temperatura de 23.923223315 ºC y en el segundo 23.923223314 ºC (note que solo la última cifra es diferente). Esta pequeñísima diferencia (digamos de una parte en mil millones) bastó para que las soluciones fueran completamente distintas. Pongamos esto en perspectiva. Supongamos que usted arroja una pelota contra la pared y esta deja una pequeña mancha (no haga la prueba en su casa, es desagradable dejar manchas en las paredes, además usted es grande y es infantil jugar con pelotitas, bueno, el billar es una excepción...), si en el siguiente intento varía ligeramente el ángulo o la velocidad del lanzamiento, verá que la nueva mancha dejada por la pelota aparecerá bastante cerca de la primera. En términos más técnicos, a condiciones iniciales similares los resultados también lo son. En el caso de las ecuaciones de Lorenz esto no pasaba, cualquier variación, por más pequeña que fuera, de las condiciones iniciales producía una solución completamente diferente. Esto es lo que comúnmente se llama efecto mariposa, se lo describe generalmente así: "una mariposa bate sus alas en Nueva York y como consecuencia se produce un tornado en Japón". Lo que significa es que un pequeño cambio (o perturbación) puede crecer exponencialmente hasta alterar completamente las condiciones existentes hasta ese momento.

Luego de reflexionar, Lorenz se percató de que tenía algo importante entre manos y decidió determinar la forma del atractor de su sistema. La cosa que apareció ante sus ojos no se puede describir con palabras. Era simultáneamente bello y monstruoso, un extraño nudo con hilos infinitamente largos e infinitamente cercanos unos a otros. Dos bucles que se entrecruzaban en complicadas formas... y acabo de decir que no se puede describir con palabras, bueno, esta bien, si se puede, pero es mejor verlo. Era lo que en matemáticas se llama: un fractal (Fig. 3).

¿Que cosa es un fractal? (¿ha notado que cada pregunta nos lleva a otra pregunta?, ¿no es divertido?). Digamos que un fractal es un objeto matemático infinitamente complejo que puede ser generado por ecuaciones curiosamente simples. Los fractales fueron muy estudiados por un matemático francés llamado Benoit Mandelbrot (quien, por supuesto, le puso su nombre a un fractal muy bonito, Fig. 4).

La mayoría posee la característica de autosimilaridad, esto es, si usted corta un pedacito del objeto y lo observa verá que es idéntico en estructura al todo, si no conforme con esto corta del pedacito otro pedacito mas pequeño y lo mira con un microscopio seguirá viendo lo mismo. Además los fractales tienen dimensión fraccionaria. ¡Ups!, otra pregunta, ¿qué es dimensión?, bueno, digamos que se podría pensar a la dimensión de un dado espacio como la cantidad de números que necesito para fijar la posición de un punto dentro de él. Por ejemplo, para situar un punto en una línea me basta con dar la distancia del punto a un extremo cualquiera de dicha línea, entonces decimos que la línea tiene dimensión uno; para situar un punto en un plano necesito la distancia del punto a dos de los bordes (no paralelos), por lo tanto tiene dimensión dos, etc.

Se podría pensar que siempre debe ser mas o menos así, que la dimensión tiene que ser un número natural, pero no, un fractal puede tener dimensión 1.28, como el de Lorenz, es decir que este objeto parece ser algo intermedio entre una línea y un plano (si se esta preguntando que significa tener que dar 1.28 números para fijar la posición sobre el fractal, mejor no lo pregunte... es mas saludable).

En resumen, Lorenz descubrió que un sistema determinado por ecuaciones resolubles y por lo tanto aparentemente determinista podía tener un atractor fractal y ser impredecible por su dependencia extrema de las condiciones iniciales. Desde ese momento los fractales de sistemas físicos pasaron a llamarse "atractores extraños".

Entonces podremos llamar caótico a un sistema que tenga tres características: ser impredecible, tener fuerte dependencia de las condiciones iniciales y poseer un atractor extraño (en realidad basta con que se cumpla esta última). Es decir, un sistema caótico es impredecible no importando cuanta información tengamos sobre él ya que esta nunca será infinitamente precisa (si el "diablillo" realmente conociera la posición y velocidad de todas las partículas del universo en un instante, en realidad no sabría nada ni podría predecir nada).

Mucha agua ha corrido bajo el puente desde Lorenz, se ha descubierto un gran número de sistemas que cumplen con estas condiciones, tantos, que los físicos están convencidos de que la mayor parte de los sistemas naturales son caóticos, los deterministas, tan estudiados antes, serian la excepción. Hasta las orbitas planetarias, paradigmas del orden (como un reloj, al decir de Newton) han caído bajo sospecha. Se piensa que la orbita de Pluton podría ser caótica. Para el estudio de estos sistemas se han desarrollado técnicas matemáticas completamente nuevas.

¿Por que estudiar sistemas así? Al principio aclaré que caos no tiene nada que ver con desorden. Por ejemplo, si usted encierra un gas cualquiera en un recipiente las moléculas del gas están seguramente en completo desorden, moviéndose a distintas velocidades y direcciones, se dice que están en equilibrio termodinámico. Si un sistema esta en equilibrio termodinámico permanecerá así para siempre a menos que se lo altere externamente, quiero decir que un sistema en equilibrio es completamente desordenado y esta completamente muerto. Un sistema caótico no es así. Se dice que esta alejado del equilibrio o en equilibrio disipativo (nombre acuñado por el gran Illia Prigogine, probablemente el más grande experto en este tema, ponerse de pie por favor), puede parecer en desorden pero no lo está. Grandes, complejas y extremadamente ordenadas estructuras se forman en el seno de un sistema de este tipo.

¿Oyó hablar alguna vez de entropía? Si leyó "Hyperion" de Dan Simmons es probable que la palabra haya llamado su atención. Los campos antientrópicos de las Tumbas del Tiempo, hogar del desalmado Alcaudón y el Mal de Merlín que sufre la joven..., son dos manifestaciones de perturbaciones en esta variable. La entropía es, en termodinámica, algo así como una medida del desorden que impera en un dado sistema. Una de las inamovibles leyes de la termodinámica afirma que todos los sistemas (incluso el universo mismo) tienden a aumentar su entropía (cualquiera que viva en departamento lo sabe, en el mío la entropía tiende a infinito...) por lo tanto es una de las flechas que definen la dirección preferencial del tiempo, el tiempo real avanza en la dirección de crecimiento de la entropía (es posible ver un vaso caer de la mesa y romperse en mil pedazos pero no es posible ver los pedazos unirse por si mismos para reconstruir el vaso y subir nuevamente a la mesa). Entonces, si el desorden siempre crece ¿cómo es posible que exista la vida?. Un sistema vivo es algo altamente ordenado y fuertemente alejado del equilibrio. Termodinámicamente hablando los seres vivos estamos siempre al borde del colapso, caminando por el filo de una navaja, cualquier alteración energética puede producir una catástrofe. Sin embargo la vida existe. La explicación de esta paradoja parece ser el caos. En el sistema caótico imperan niveles de orden altamente complejos (por dar un ejemplo sencillo, los cristales de nieve son estructuras provenientes del caos), que producen los desequilibrios necesarios para que las improbables (en el exterior del organismo) reacciones químicas indispensables para la vida sean posibles. Sin duda (seguro esta de acuerdo conmigo) las relaciones humanas son caóticas, ya que los seres humanos somos impredecibles. La física y matemática del caos se han estado aplicando en economía (con la esperanza de predecir fluctuaciones en la bolsa, por ejemplo), en meteorología (no hacen falta las aclaraciones sobre este punto), en neurología (en determinadas patologías las señales emitidas por las neuronas parecen tener un contenido caótico) y en muchas otras ramas de las ciencias.

Sin embargo esta nota se llama "La Psicohistoria y el Caos" así que vamos a ocuparnos un poco de la psicohistoria. A quienes hayan leído algo de Isaak Asimov esta palabra no les debe resultar desconocida. La psicohistoria es una ciencia concebida por este escritor (Fig. 5) para su famosa serie de novelas sobre la Fundación. Podríamos definirla como la ciencia que permite predecir el futuro de una civilización por medio del tratamiento estadístico del comportamiento de las grandes masas humanas que la forman. ¿Será esto posible?. Para analizarlo empecemos hablando de grados de libertad (g. l.). En términos simples los g. l. son las direcciones "independientes" en que puede moverse una partícula o sistema. El significado de dirección y movimiento es, en este caso, muy general, ya ampliaré esto luego.


Fig. 5: Isaac Asimov

Veamos algunos ejemplos: una partícula libre y sin dimensiones (un punto matemático) tiene tres g. l. que corresponden a las tres dimensiones del espacio (esto no significa que la partícula no pueda moverse en cualquier otra dirección, solo que cualquier dirección se puede expresar como composición de las tres principales). Por otro lado, dos partículas libres (que no interactúan) tienen seis g. l. (tres para cada partícula). Un objeto sólido y tridimensional podría tener también seis g. l. dados por las tres direcciones en las que se puede mover su centro de masa y los tres ángulos en los que se puede descomponer cualquier movimiento de rotación. Podríamos pensar que cuanto mayor es el número de g. l. más complejo es el sistema pero esto no es necesariamente así. Un gas ideal (es decir un conjunto de partículas puntuales sin interacción entre ellas) tiene virtualmente infinitos g. l. (o al menos un numero enorme, el triple del numero total de partículas) pero no es impredecible en lo absoluto. Este problema fue resuelto con la teoría cinética de los gases (Maxwell y Boltzman...). Mediante el tratamiento estadístico fue posible reducir el numero de g. l. del conjunto de partículas a tres: temperatura, presión y volumen (notar que estas variables no son espaciales ni representan, aparentemente, movimientos a eso me refería cuando mencione que los g. l. son un concepto muy general). Claro, el truco fue que se pasó de considerar el comportamiento de cada partícula individual a analizar el comportamiento promedio de todo el conjunto. De todos modos existen sistemas en donde la disminución de g. l. no es solo un truco estadístico. Estos son los sistemas estudiados por la sinergética. En esta clase de sistemas las partículas parecen "comunicarse" entre sí a distancia de manera que el comportamiento de una de ellas se ve influído por el de las otras, de aquí al orden complejo producido por el caos solo hay un paso.

¿Y los seres humanos? Una persona libre y aislada tiene infinitos g. l. (en este caso no hablamos de dimensiones espaciales sino de sus distintas reacciones frente a cada circunstancia). La misma persona inserta en una sociedad ve restringidos sus g. l. ya que no todos los comportamientos son socialmente aceptables. Dos personas con algún vinculo entre sí también restringen sus g. l., por ejemplo, en un matrimonio el comportamiento individual esta orientado a lo que sea mejor para la pareja (bueno, en un matrimonio "ideal", digamos). ¿Que pasa con una masa grande de gente? Un refrán popular dice: "la inteligencia de una masa de personas es menor que la del más estúpido de sus miembros". Probablemente esta frase tiene mucho de verdad, creo que los políticos también lo piensan. ¿Ha notado que es muy raro que un político en campaña acepte hablar individualmente con sus posibles votantes?, por lo general solo lo hacen ante multitudes mas o menos grandes. Sociólogos, psicólogos y asesores de imagen (profesión muy de moda) conocen la forma de conmover a una masa y estos últimos saben que en los discursos que preparan para sus jefes, en general, más importante que el contenido del mensaje es la entonación y alguna que otra frase que excite a la multitud. Palabras o frases como hermanos, patria, nación, patriotismo, destino manifiesto, pulsan ciertas cuerdas psicológicas en el auditorio. Introdúzcalas en cualquier discurso, en el orden que quiera y no importando si tienen o no relación con el contexto y tendrá grandes posibilidades de llegar a presidente de su país (cualquiera sea este, las masas no son más inteligentes en los países avanzados).

Dijimos antes que un ser humano libre tiene un numero infinito de g. l. y que las distintas interacciones sociales tienden a restringirlos, de todos modos su numero sigue siendo enorme, una persona en un entorno social sigue siendo impredecible. Sin embargo una masa de gente podría ser más predecible y quizás hasta controlable. Si en una representación teatral algunos de los espectadores aplauden o ríen es probable que todos lo hagan (el colocar empleados entre el publico para alentar reacciones favorables es frecuente en el mundo del teatro). ¿Y que hay de los grandes gurúes místicos? Una anécdota extraída de El mundo y sus demonios de Carl Sagan. El astrónomo relata que en 1988, en Australia, hizo su aparición un personaje que decía ser la reencarnación de un Maestro Ascendido con miles de años de edad y poseedor de inefable sabiduría. Sus apariciones en teatros y en televisión se multiplicaron, miles de personas se agolpaban para verlo y escuchar sus "profundas" enseñanzas y leían folletos con resúmenes de su doctrina. Al tiempo, el programa de televisión australiano 60 minutos anunció que todo había sido una broma. Los conductores del programa admitieron que habían creado al personaje con el objeto de medir la credulidad de la gente y de los otros medios de comunicación. Lo curioso del caso es que después de este anuncio ¡había gente que seguía creyendo que el farsante era la reencarnación de algún ente superior!.

Entonces, el comportamiento de una gran masa de gente ¿podría llegar a controlarse y predecirse quizás mediante ecuaciones estadísticas como las de los gases? Honestamente, no lo creo. En mi opinión el problema sigue estando en el numero de g. l. de la persona individual en comparación, por ejemplo, con los de una partícula. Es suficiente una persona con el grado de ambición y el carisma adecuados (además, claro, del contexto social, económico e histórico correcto) para cambiar el curso de la historia. Esta persona no tiene que ser necesariamente buena o inteligente basta que hable más alto que otras y emplee las palabras claves (pienso en Hitler o en el, más inocuo sin duda, Maestro Ascendido). Nuestra sociedad tiene gran abundancia de psicópatas y no me refiero a los Hannibal Lecter, sino a todos aquellas personas que consideran que sus ambiciones y proyectos individuales están por encima de cualquier otra consideración, moral, social o ética y utilizan cualquier artilugio para llegar a sus fines. En el contexto justo y explotando la natural paranoia de cualquier sociedad estos individuos pueden transformarse en lideres y conocemos bien las consecuencias de esto... Creo que el principal escollo de una ciencia psicohistorica es la incapacidad para predecir el comportamiento individual de seres como estos. Si leyó la Fundación de Asimov, recordará que un individuo con poderes telepáticos llamado el mulo puso en jaque todas las predicciones psicohistoricas. No creo que se requiera de un mulo con poderes especiales para que ocurra esto, basta un individuo con determinación para destruir cualquier predicción. ¿Será este el camino al caos de la sociedad humana? ¿Cómo será el atractor fractal de este sistema?, ¿Cuál será su dimensión?, ni siquiera me atrevo a hacer ninguna suposición al respecto porque probablemente sea el sistema más complejo que existe.

Temo que mi visión hasta ahora haya sido algo deprimente. Es verdad, también existen el altruismo, la abnegación, el amor, el honor y todas aquellas características y sentimientos humanos que anteponen el bien común al individual. Sin embargo al leer los diarios lo primero que salta a la vista son las noticias negativas. Recuerdo que hace unos años las paredes de Buenos Aires se vieron invadidas por unos graffitis muy optimistas que decían: "El amor vence". Recuerdo también uno de ellos en el que alguien, no tan optimista, había agregado debajo: "Si, cuando hay".



Créditos
Ilustraciones

Dibujos por Plaza de las palabras

Sobre las ilustraciones originales remitimos al enlace original  ensayo aparecido en Ciencia y Ficción: 

Enlace  



Links
  • Psychohistory Was Hari Seldon pulling our leg?: Muy buena discución sobre la psicohistoria. http://www.zompist.com/psihist.html
  • Prime Radiant: Muchos links sobre psicohistoria y extensa bibliografía sobre el tema. http://www.geocities.com/Area51/Lair/5378/psychohistory.html
  • Web Directory of Psychohistory Links: Cantidades de links sobre psicohistoria, listas de discusión, etc.http://www.geocities.com/RainForest/Vines/6074/psyhohis.htm
  • The Institute for Psychohistory: Artículos sobre este tema y ademas cuestiones sociales y políticas. http://www.psychohistory.com/
  • What Is Psychohistory?: definiciones de psicohistoria por investigadores universitarios. http://www.cliospsyche.com/about_phst.htm
  • A Beginner's Guide to Chaos: Buena página, con galería de fractales y explicaciones sencillas sobre caos.http://members.home.net/jason.yiin/chaos.htm
  • The Chaos Hypertextbook: Excelente página sobre caos, explicaciones claras con algo de matemática. http://hypertextbook.com/chaos/
  • Chaotic Dynamics of f(x) = cxe^x and f(x) = x^2 + c: Galería de fractales y buena discusión sobre caos.http://www.geocities.com/CapeCanaveral/4257/
  • What is Chaos?: Introducción al caos en cinco sencillas lecciones. Bastante completa y entendible. http://order.ph.utexas.edu/chaos/
  • Sprott's Fractal Gallery: Galeria de imagenes fractales, muy bonitas y decorativas. http://sprott.physics.wisc.edu/fractals.htm
  • Fractal Curves an Dimension: Interesantes y claras explicaciones sobre dimension fractal con graficos explicativos. http://www.cut-the-knot.com/do_you_know/dimension.html
  • Fractal Geometry: Mas sobre fractales. Buena página. http://www.math.vt.edu/people/hoggard/FracGeomReport/index.html
  • Making Order out of Chaos: Mas explicaciones sobre dimension fractal, espacio de fases, etc. http://library.thinkquest.org/12170/

Bibliografía

Fundación, Isaac Asimov
Hyperion, Dan Simmons
La caída de Hyperión, Dan Simmons
Segunda Fundación, Isaac Asimov
Fundación e Imperio, Isaac Asimov
Fundación y Tierra, Isaac Asimov
Los límites de la Fundación, Isaac Asimov

El mundo y sus demonios, Carl Sagan