Fotografía: How to Take Photographs Like Ansel Adams: The Master Explains The Art of “Visualization”














How to take photographs like Ansel Adams did? The question dogs many who’ve recently picked up the camera, especially those directly inspired to do so by he whose black-and-white landscapes practically defined the American West for the 20th century. Conveniently, though, Adams left behind much to study, and not just his considerable body of work; he also spoke without hesitation about the techniques he developed and employed, and even further explained them in books like Making a Photograph; Camera and Lens: The Creative Approach; and Examples: The Making of 40 Photographs, the closest thing we have to a master class with the man.

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Adams got particular results out of a procedure he called “visualization,” in which the photographer “sees” the final image as fully as possible in their imagination before attempting to capture that image on film in the real world. In the two clips featured here, you can hear Adams himself discuss visualization. “When you visualize a photograph, it is not only a matter of seeing it in the mind’s eye,” he says in the video from the Getty Museum, “but it’s also, and primarily, a matter of feeling it.” In the interview just above, he adds that “the picture has to be there clearly and decisively, and if you have enough craft in your own work and in your practice, you can then make the photograph you desire.”


 which he shot — you only need to think.
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Here, Adams outlines “the steps in making a photograph” in a bit more detail as follows:
  1. Need, or desire, to photograph. This attitude is obviously essential. Sometimes just going out with a camera can excite perceptive interest and the desire to work. An assignment—a purpose—can be the greatest stimulus for functional or creative work.
  2. Discovery of the subject, or recognition of its essential aspects, will evoke the concept of the image. This leads to the exploration of the subject and the optimum point of view.
  3. Visualization of the final picture is essential in whatever medium is used. The term “seeing” can be used for visualization, but the latter term is more precise in that it relates to the final picture—its scale, composition, tonal and textural values, etc. Just as a musician “hears” notes and chords in his mind’s eye, so can the trained photographer “see” certain values, textures, and arrangements in his mind’s eye.
For more information still on Adams’ artistic process, see also Ansel Adams, Photographer, the 1958 documentary we featured here in 2013. None of this material, of course, guarantees you the ability to take photographs exactly like Ansel Adams, but you wouldn’t necessarily want to: we do our best work, after all, not when we do exactly what our greatest predecessors did, but when we think how our greatest predecessors thought. Hence the importance of visualization, which you can do right now without buying the exact model of Zeiss Milliflex Adams used or going to the exact spots in Yosemite from
Ansel Adams Reveals His Creative Process in 1958 Documentary
Colin Marshall writes on cities, language, Asia, and men’s style. He’s at work on a book about Los Angeles, A Los Angeles Primer, and the video series The City in Cinema. Follow him on Twitter at @colinmarshall or on Facebook.
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Fuente: openculture.com 

Lenguaje y escritura :GUÍA DEFINITIVA SOBRE EL FLUJO DE PENSAMIENTO, Willian Faulkner.



Si me los preguntará alguien en la calle, ojala lo hicieran, les diría que la mejor época de la literatura fue la comprendida desde finales del 1800 a la actualidad. Una época donde se escribieron de las mejores obras de la historia, muchas de ellas rebosantes de imaginación y creatividad, rompiendo con los patrones establecidos siglos atrás.
Esta nueva ola de autores expusieron las inquietudes que empezaban a apoderarse en alma del hombre moderno, usando técnicas novedosas a la hora de construir sus narraciones, tirando por la ventana las convenciones preestablecidas.
El novelista y cuentista William Faulkner fue uno de los más experimentales y destacados de estos escritores, a los que se les llamó modernistas; siendo su principal contribución el Flujo de Conciencia: escribir la radiografia de los procesos  mentales de los personajes de la obra.
Y son “El Ruido y la Furia” y “Mientras Agonizo” donde Faulkner hace gala de este recurso, que sería una de las fuentes de inspiración de los escritores del Boom de escritores latinoamericanos, siendo usado hasta nuestros tiempos por autores contemporáneos como el Premio Nobel de Literatura, Orhan Pamuk.


¿Qué es el flujo de conciencia?
El concepto es en realidad sencillo: adaptar el tono de la narración a las necesidades estilísticas de la historia y los personajes que se desean abordar. Y es en este punto donde se vuelve complicado para el escritor: hay que tener muy, muy en claro el tono de la historia y la forma en que la escribirás y, haciendo uso de la Unidad de Efecto, se debe mantener ese lineamiento.
Para eso existen algunos recursos como el monologo interno, encausar el vocabulario al escribir para resaltar ciertos detalles acerca de los personajes o la historia, o hasta cambiar la forma de escribir por completo, incluso si eso requiere que dejes de lado la gramática tradicional.
En “El Ruido y la Furia” hay cuatro narradores que abordan la misma historia desde diferentes perspectivas: el primero no confunde el pasado con el presente y el presente con el futuro; el segundo entra en un estado de depresión que hace que sus pensamiento, y el texto, se vuelva críptico; el tercero es un ególatra y avaro y la forma en que narra lo deja en evidencia por más que se jacte de ser una buena persona; ya al final volvemos a una narración más convencional que busca dar cierre y orden a la historia.
Por su parte, Mientras Agonizo cuenta con una constelación de narradores, cada uno dejando en el escrito pedazos de sus prejuicios, equívocos y fantasmas  cada quien interpretando la historia a su forma personal, para que, solo al final, el lector pueda, juntando los pedazos, armar un escenario general de la situación y hacerse sus propias opiniones.
En un artículo escrito por Guillermo Badenes en academia.edu se explica con mayor detalle las diferentes formas de crear el flujo de conciencia (y otros detalles sobre las dificultades a la hora de traducir de un idioma a otro) y recomiendo su lectura para comenzar a entender qué es el flujo de conciencia.

También recomiendo “El Llano en Llamas” de Juan Rulfo, “La Casa Silenciosa” de Orhan Pamuk y, por supuesto, “El Ruido y la Furia” y “Mientras Agonizo” de Faulkner.

Recomendaciones
Para trabajar con flujo de conciencia es fundamental que se trabaje mucho en el trasfondo de los personajes: en sus conflictos y cómo afectan su forma de pensar, en lo que desea, lo que necesita, lo que los hace bueno y los que los vuelve malos.
Y eso tiene mucho que ver con el hecho que no puedes escribir como siempre o usando el vocabulario que te dé la gana: si tu personaje es un pordiosero, no puedes esperar que piense o hable como un doctor o reflexione sobre su vida como un filósofo. Para evitar esas taras hay que tener especial cuidado con la verosimilitud de tu obra
Es fundamental que tengan en mente que el flujo de conciencia lleva a un estilo literario más llano, casi oral, donde no se usan palabras rebuscadas y se tiende a repetirlas. Y no por ello creas que se pierde la belleza de lo que se escribe, todo lo contrario: gana la belleza de lo natural, del arte vivo, y no uno que simula estarlo gracias a valores estéticos artificiales.
Este tipo de literatura conlleva más que solo una forma interesante de contar historias: Faulkner y sus contemporáneos querían expresar que el devenir del tiempo es solo una ilusión, hasta dónde pueden llegar las profundidades de la psiquis humana, cómo un mismo acontecimiento puede afectar de distintas personas de distintas maneras y cómo sus juicios se ven afectados por su punto de vista.
La literatura no es algo para tomárselo tan enserio, pero tampoco es una tontería.
Conclusiones
Con esto terminamos con esta nueva entrega de Literatura 101, con otro gran narrador como lo es William Faulkner, toda su obra es recomendable, solo que vayan abordándola con calma: más de uno se va a perder con las bizarradas que escribe, geniales bizarradas, pero bizarradas al fin, lo digo por experiencia propia.
Como siempre, sientánse en libertad de hacer cualquier comentario, recomendación o petición: ¿de qué otro escritor creen quieren que hable?, ¿algún libro en particular para reseñar? Ustedes tienen un mundo que aportar a este espacio, echo para ustedes y cualquiera que desee aprender un poquito más de literatura.


Fuente:Ver mas sobre W. Faulkner  https://literaturaparatarados.wordpress.com/