PSICONÁUTICA
LA GUÍA PSICODÉLICA A LA OBRA ALQUÍMICA DE JAMES JOYCE: EL 'WAKE' COMO PIEDRA FILOSOFAL
TERENCE MCKENNA
Y ROBERT ANTON WILSON NOS LLEVAN CON SU CONCIENCIA PSICODÉLICA A DESENTRAÑAR
LOS SECRETOS DEL FRACTAL HOLOGRÁFICO QUE ES FINNEGANS WAKE. LA OBRA DE JAMES
JOYCE ES PARTE DE UNA CONTINUA PIEDRA FILOSOFAL QUE TRAZA LA HUMANIDAD
DESPERTANDO DE LA HISTORIA
“Algún día lograre publicar mi artículo;
voy a probar que Finnegans Wake es una fuente de información basada en sistemas
computacionales de memoria que no existían hasta siglos después de la época de
James Joyce; que Joyce estaba conectado a una conciencia cósmica, de la cual
derivó la inspiración para todo el corpus de su obra. Seré famoso para
siempre".-Philp K. Dick, The Divine
Invasion.
Al acercarnos al texto como a una piedra enigmática en la
oscuridad, pulsando con un resplandor secreto, recurrimos al linaje de aquellos
que ya han pasado por aquí con la intención de encontrar el lapis
philosophorum.
Aunque muchos pensarían que los mejores hermeneutas de Joyce
son los críticos literarios, eruditos especializados en su vida y obra desde el
mainstream de la academia, la
naturaleza del Opus Magnum de James Joyce, Finnegans Wake, hace que sea más
fácil penetrar el arcano del mago de Dublín para aquellos que han surfeado por
las olas de la conciencia alterada, más allá de la realidad ordinara, para así
captar el sentido multidimensional y vivir la experiencia estética-espiritual
de esta obra.
Al leer una obra de alquimia, no sólo leemos con el
diccionario y con la red estructuralista de otros textos referenciales, leemos
desde el entendimiento del espíritu, desde la memoria de la imaginación, en
este sentido hace falta un hermenauta, más que un hermeneuta, alguien que sepa
deslizarse por el texto de Thothmetempsicosis de Joyce en el sentido de
Valery de que la literatura es la obra de un solo autor: el Espíritu-, escriba
de la humanidad, resonancia del campo morfogenético... el matrimonio del cielo
y el infierno, el relámpago de la conexión eléctrica entre el cerebro y las
estrellas, la voz y la luz, el axis mundi, Thoth-Thor: Todos. "Here comes
everybody".
En otras palabras la lectura de Finnegan Wakes tiene el
efecto de una droga psicodélica, pero, como sucede en estas dimensiones de
realidades múltiples, para experimentar con toda amplitud las diferentes
frecuencias ayuda tener algún tipo de recorrido psiconaútico que permita
realizar las asociaciones mentales, conectar los arquetipos y percibir las
sincronicidades dentro del holograma del texto, como dentro del flujo de la
conciencia. Es aquí donde preferimos a Terence Mckenna o a Robert Anton Wilson
para guiarnos por el Logos Hermético.
Tal vez no es casualidad que ambos exponentes de la cultura
psicodélica ilustrada tuvieran ascendencia irlandesa, una especie de psicoducto
noósferico a la conciencia que originó el leviatan joyceano. Vamos con el bardo
de Colorado, sobre Finnegans Wake y el depositario enteógeno:
"Es lo más cerca al LSD en el papel que puede existir,
ya que estás en muchos lugares y eres
muchas personas a la vez, todo con resonancia, en un nivel un hombre hace una
tarea humana y en otro nivel es un dios haciendo una tarea divina",
Terence Mckenna.
“En Finnegans Wake ese espacio es llamado el 'merry go raum,' de la palabra alemana “raum”,
espacio. La habitación (room) en realidad está dando vueltas, y en ese espacio
uno se siente como un niño, aunque uno ha salido de algún lugar en la
eternidad”, Terence Mckenna describiendo el inicio de un viaje del poderoso
enteógeno DMT.
Y para complementar, vamos con el novelista de Brooklyn que
celebrara la broma cósmica de Joyce de plasmar "Ulises" en el día en
que fue masturbado por primera vez por la que sería su esposa:
"Aprender a leer Finnegans Wake con soltura y placer es
aprender a pensar con todo el cerebro, incluyendo los circuitos inconscientes,
en sistema holísticos coex", Robert Anton Wilson - _The Illuminati Papers_
Robert Anton Wilson, el místico agnóstico, cuya intención de
vida fue explorar todos las realidades posibles y jamás casarse con ninguna, en
la poligamia de la percepción, nos dice que el Wake estaba “un salto cuántico
adelante de su época” y que más que intentar estudiarlo desde Freud o incluso
Jung, la mejor introducción es el libro “Realms of the Human Unconscious”, del
psicólogo transpersonal holotrópico Stanislaus Grof, un estudio de los espacios
mentales experimentados bajo el LSD.
"En particular , el término de Grof “sistema coex” debería de ser entendido por todos los
que leen a Joyce. Un sistema coex es un montaje de experiencias condensadas,
por ejemplo, estás experimentando el proceso de nacimiento, recordando eventos
intrauterinos, reviviendo las crisis ancestrales o arqueológicas de las
personas/animales de los que desciendes, observando el remolino subatómico del
cual aparece la Forma, previendo la Superhumanidad del futuro, y padeciendo una
horrible culpa por tu crueldad con otro niño cuando tenías cuatro años de edad…
todo al mismo tiempo…".
Esto nos introduce a uno de las principales resonancias en el
libro de Joyce que como toda obra de alquimia pretende simbolizar la unidad y reflejar
al cosmos entero. Todo sucede a la vez: la eternidad en movimiento, expresada
en sincronicidades, dimensiones paralelas y conciencias transpersonales.
Finnegans Wake es una reescritura de la Sagrada Escritura, como el tiempo
presente es el retorno del mito de creación, la variación de un tema musical.
Algo que nos acerca a la conciencia psicodélica, más allá de la lógica, donde
una cosa puede estar en más de un lugar o ser una multiplicidad de cosas. Doble
coincidencia sincromística con el fotón de la física cuántica que es a la vez
una onda y una partícula (el gato de Schrodinger está muerto y vivo) y la teoría del multiverso de Everret.
"Finnegans Wakes es como si tomaras la totalidad de los
últimos miles de años de la historia humana y diluyerás todas las fronteras,
así Queen Maude se convierte en Mae West, todos los personajes de la cultura
pop, política, artística, religiosa y las leyendas irlandesas están ahí
girando, fusionándose, transformándose..." Terence Mckenna.
Rober Anton Wilson es de una forma extraña el mejor heredero
de James Joyce en cuanto a usar la literatura para expandir la mente, en su
genial libro de conspiración psicodélica "Illuminatus Trilogy", donde
se emplea la transpersonalización de los personajes de una forma resonante con
los arquetipos universales sin dejar de ser hilarante -lo cósmico es cómico,
los hilos de la luz son spaguetis en la boca del demiurgo-. RAW reafirma (sobre
la más linda de todas):
"Anna Livia Plurabelle es una mujer, pero también es un
río. Earwicker es un hombre, una montaña, un insecto, el Papa actual, Urvater
de la teoría freudiana, Finn MacCool, y también es Shem and Shaun. Es, de
hecho, cada persona, lugar y cosa en el Wake, así como cada hombre es la suma
total de sus percepciones y evaluaciones".
En palabras de Joyce, el desenvolvimiento del Logos Holos :
"...every
person, place and thing in the chaosmos of Alle anyway connected with the
gobblydumped turkery was moving and changing every part of the time: the
travelling inkhorn (possibly pot), the hare and turtle pen and paper, the
continually more and less intermisunderstanding minds of the anticollaborators,
the as time went on as it will variously inflected, differently pronounced,
otherwise spelled, changeably meaning vocable scriptsigns." Finnegans Wake.
Otro tema que corresponde a la concepción alquímica del
universo, es lo que la física cuántica moderna ha agrupado bajo la metáfora del universo
holográfico y las
matemáticas en la teoría fractal: en cada parte está la totalidad del sistema: en un
electrón, las estrellas. Joyce lo dice con la genial locuacidad de un irlándes
de alegre vaso:
“The task above
are as the flasks below, saith the emerald canticle of Hermes”, Finnegans Wake.
"Joyce una vez en una famosa entrevista dijo que si el universo
se destruyera y sólo sobreviviera FW, la intención erá que todo el universo se
pudiera reconstruir de esto (el libro). Algunos de ustedes son estudiantes del
Torah, está es una idea talmúdica, que de alguna forma un libro es la realidad
primordial", Mckenna.
Ahora comparemos la inseminación cósmica del texto de Joyce
con la alquimia:
"Una pequeña partícula de la Piedra Filosofal, si se
vierte sobre la superficie del agua, según un apéndice sobre la sal universal
de Herr von Welling, inmediatamete empezará un proceso de recapitulación en
miniatura de la historia del universo, ya que instantáneamente la tintura -como
los Espíritus de los Elohim- se agita sobre el cuerpo del agua. Un universo
miniatura se forma el cual, según afirman los filósofos, en verdad surge del
agua y flota en el aire, en el que pasa por todos los niveles de desarrollo
cósmico y finalmente se desintegra", Manly P. Hall, The Secret Teachings
of All Ages.
Aquí tenemos un hermoso ejemplo del antiguo proceso alquímico
omnipresente en la materia, que la modernidad expone con las teorías
holográficas y de fractales y el arte con la poesía, como en Blake, en Yeats y
en Joyce.
"Joyce está esencialmente en esa tradición (la de los
alquimistas), eso es, un esfuerzo por condensar la totalidad de la experiencia,
como dice en el Wake, "all space time in a knotshell" (una especie de
nudo infinito de Hamlet en la encrucijada del presente-eternidad), eso es lo
que estamos buscando aquí, una piedra filosofal de asociaciones literarias de
las que la totalidad del universo puede florecer. Y la forma en la que se hace
es a través de los puns y trucos del lenguaje", Mckenna.
Veamos como James Joyce cifra lo que Borges llamaría "a
mi álgebra, a mi clave, a mi espejo". Y que Mckenna entiendo como la
ubicuidad del fractal como la firma del demiurgo, que sirve como una especie de
memoria divina:
"Aunque el concepto de fractales estaba varios años en
el futuro, el esfuerzo aquí es decir todo el tinglado en la primera palabra,
volverlo a decir en la siguientes dos palabras, y así sucesivamente. Así que
aquí en los primeros tres párrafos una enorme cantidad de información está
siendo comunicada".
Mckenna analiza los tres primero párrafos, nosotros solo
analizaremos el fractal del primer enunciado:
“riverrun, past
Eve and Adam’s, from swerve of shore to bend of bay, brings us by a commodius
vicus of recirculation back to Howth Castle and Environs".
Aquí tenemos evidentemente la imagen del río que atravesará
todo el libro hasta fluir al mar en su transpersonalización de Anna Livia
Plurabelle, completando el círculo. El círculo está desde aquí en la mención de
Giambattista Vico, y su teoría del tiempo cíclico (Vico será la máxima influencia
en la concepción místico-temporal de la obra, desde la escolástica religiosa un
acercamiento al tiempo mítico del chamán). Por supuesto vemos la historia de la
humanidad, de la caída de Eva y Adán: Ana Livia y HCE. También al río Liffey
ubicándose en Howard Castle y Environs, un lugar en el espacio dentro del
universo sin circunferencia en el que cada punto es el centro. El río, el Tao,
será todos los ríos y todos los nombres ya que de todas formas "el nombre
que puede ser nombrado no es el veradedero nombre"
"Howard Castle and Evirons" es HCE, H.C. Earwicker,
quien es "a stuttering tavernkeeper" y "here comes
everybody", recordemos que Vico habla de que los primeros hombres imitan
la voz de dios -el trueno del relámpago- y tartamudean, algo esperado, pues el
mismo relámapago tartamudea.
Joyce desde la primera frase magistral "riverrun"
nos ubica en un mapa circular donde se representa el universo.
Anton Wilson entiende el texto
de Joyce, como el río-Tao, que es según la traducción de Pound, “el Proceso”;
central a la alquimia más allá de la obra realizada de la piedra filosofal
completa, la experiencia en sí misma, el proceso perenne de la transmutación:
"También explica la calma con la que acepta Anna Livia
Plurabelle su final mientras fluye hacia el mar:
The keys to.
Given. Lps. A way a lone a last
a loved a long
the_____________________________________________
Las única palabra que puede completar este enunciado es el
“riverrun” del principio. Nos podemos encontrar solo al perdernos, como
testifican todos los místicos. Anna se pierde en el océano, pero en lo que se
convierte es en el ser verdadero que siempre ha sido: 'riverrun', el
proceso", Robert Anton Wilson.
Regresamos aquí al corazón de la materia:
“Y cuando los valores culturales creados por la dominación
masculina y la linealidad científica... cuando estos valores se disuelven, lo
que espera ahí es esta sobrecogedora experiencia de la matriz –lo que James
Joyce llamó 'Mama Matrix Most Mysterious': nada más que nuestros cuerpos y la
tierra de la cual surgieron nuestros cuerpos". Terence Mckenna.
Samuel Beckett, quien se enamorara de la hija esquizofrénica
de Joyce, dijo que la obra de Joyce "no es sobre algo, es ese algo".
Este es el sublime logro del alquimista literario, la materialización del
espíritu. En palabras de Mckenna "The Logos, a Logos not heard but beheld",
(que malamente podemos traducir como "el Logos no óido, sino asido".)
Es la soberbia capacidad de Joyce de crear un texto universal en el que se
reflejan todos los universos, como en el
collar de perlas de Indra,
parte del continúo trabajo alquímico de la humanidad dentro de la historia, esa
"pesadilla" de la cual intentamos "despertar". Despertar
que es crear un universo propio, algo para lo cual Joyce es maestro.