Lectura: Siete escritoras malditas





                Aunque el término “escritor maldito” suele estar siempre relacionado con los hombres y con grandes nombres como Baudelaire, Verlaine, Mallarmé o Rimbaud, lo cierto es que también hay muchas escritoras malditas, y además muy escandalosas. En el pasado, ya por el simple hecho de ser mujer y escritora te daba muchas papeletas para entrar en la lista de “mujer proscrita”. Sin embargo, muchas mujeres optaron por vivir su vida como mejor les parecía y sin seguir los convencionalismos sociales, por eso es también posible encontrar unos cuantos ejemplos de esas escritoras escandalosas y malditas.

Siete escritoras malditas

  1. Anaïs Nin probablemente sea el Baudelaire de los escritores malditos masculinos: su biografía está plagada de escándalos que ella aprovechaba para generar su obra, lo que los hacía aún más conocidos. Nin fue una gran novelista, pero además escribió varios diarios donde quedaron registradas todas sus hazañas. En lo sentimental su vida no fue menos compleja: tuvo amantes tan célebres como Henry y June Miller y fue la primera escritora en publicar relatos de contenido erótico en Estados Unidos.
  2. Jean Rhys, la escritora de la precuela de Jane Eyre, tuvo una vida tan tumultuosa como la de la protagonista de su obra: ella también nació en el Caribe, aunque terminaría quedándose en Londres, donde trabajaría como corista y luego como demi-monde (esas chicas que decían ser coristas, pero que en verdad eran mantenidas por sus amantes ricos), aunque finalmente acabaría siendo modelo de desnudos y camarera en una cantina durante la I Guerra Mundial. Empezó a escribir en los años 20, pero la fama y el reconocimiento la vendrían muchos años después, gracias a la ya mencionada Ancho mar de los Sargazos.
  3. Mary Shelley: hija de dos personajes muy polémicos de finales del siglo XVIII en Reino Unido, Mary Wollstonecraft (la escritora de Vindicación de los derechos de la mujer) y William Godwin (escritor y político precursor del pensamiento anarquista y utilitario). Tuvo una hermana, Fanny, que se suicidó y fue arrojada a una fosa común al desentenderse la familia de la muerte. Con 16 años conoció a Percy Shelley, el aristócrata poeta de vida desordenada con el que se fugaría a Europa, aunque él estuviera casado, y arrastrando con ella a su hermanastra Claire Clarmont (que tendría un affair y una hija con Lord Byron). La mujer de Shelley también acabaría suicidándose, lo que añadió aún más leña al fuego. Tuvieron varios hijos que fueron muriendo uno tras otro. Sólo el último llegó a la vida adulta, educado por su madre para ser una persona convencional. Cuando Percy murió, Mary se dedicó a la escritura para ganarse la vida.


    George Sand

  4. George Sand, o más bien, Aurore Dupin, es el paradigma de escritora romántica. Se casó muy joven con el barón Casimir Dudevant, al que acabaría dejando y llevándose a sus dos hijos con ella. Empezó entonces su vida liberal: se vestía de hombre, tuvo varios amantes célebres y escribió mucho, convirtiéndose en una de las grandes intelectuales de su momento. Su casa siempre fue un punto de encuentro cultural para artistas de todo tipo.
  5. Aphra Behn fue la primera escritora inglesa que se pudo permitir vivir de lo que escribía, y que además fue espía. No se sabe mucho sobre su vida, pero alcanzó mucha fama como escritora (aunque murió en la pobreza). Escribió mucho, puesto que la vida en la corte durante el siglo XVII era muy cara. Consiguió llegar hasta puestos sociales muy elevados, pese a haber nacido como la hija de un barbero. No obstante, el hecho de haber llevado una doble vida es ya motivo suficiente para figurar en la lista.
  6. Víctor Catalá, el pseudónimo de Caterina Albert, se pasó a la identidad masculina para evitar el escándalo. Fue una de las primeras autoras en lengua catalana y ganó en 1898 uno de los premios de los Juegos Florales de Olot, gracias a un poema y un monólogo muy polémico:La infanticida. Así pues, continuó escribiendo con su nombre masculino y sus lectores lo asumían tal cual, ya que sus obras eran demasiado duras como para haber sido escritas por una mujer… O eso creían ellos.
  7. Eulalia de Borbón fue la oveja negra de la familia real española durante la Restauración, y eso que fue más memorista que autora. Era una de las hijas pequeñas de Isabel II que llegó a ser conocida como la “infanta republicana”, por lo que vivió en el exilio y libros de memorias muy, muy polémicos.
 Fuente:UniversodelLibros.com  ffile:///C:/Users/usuario/Downloads/Siete%20escritoras%20malditas%20-%20Universo%20de%20Libros.htmile:///C:/Users/usuario/Downloads/Siete%20escritoras%20malditas%20-%20Universo%20de%20Libros.htm