Plaza de las palabras en el 108 aniversario del natalicio del poeta Octavio Paz.
Nació en Mixcoac, ciudad de México el 31 de marzo de 1914 y falleció en la misma ciudad el 19 de abril de 1998.
Plaza de las palabras presenta la serie PAZ SOBRE PAZ, posts relativos al laureado poeta y ensayista mexicano. Éste primer post recoge fragmentos de varios textos. El primero, de su intervención en un coloquio en la Universidad de Murcia, Cultura, Diario El País, mayo 1989. Un segundo texto de Estandarte 10 poema con sello propio de Octavio Paz. Y finalmente, un tercer texto: Poemas Octavio Paz: cinco poemas para recordar al Nobel de literatura en su Aniversario, Leamos. INFOBAE.
Acompañando a los textos anteriores se presenta una selección de 15 poemas del autor recogidos de diferentes fuentes indicadas al final del post. En esta misma serie PAZ SOBRE PAZ, Plaza de las palabras, presentará dos post más sobre el autor mexicano. Uno dedicado al ensayo El arco y la lira y uno más dedicado al análisis de sus influencias literarias.
PAZ SOBRE PAZ
Texto 1
Octavio Paz reconoció en un coloquio:
«…la poesía tiende a ceder paso a la novela aunque "es fenómeno transitorio y universal". (…) Previamente, en mesa redonda, habían intervenido expertos en su obra poética, que apuntaron detalles significativos como la repetición constante de la figura del árbol en sus poemas. Confiesa el escritor azteca esta obsesión "que se convirtió en preocupación lúcida" y añade: "Los árboles sirven para muchas cosas, como el lenguaje, pero también para quemarse e iluminarnos y calentarnos; esa es una de las opciones de la poesía, que debe ser un poco seca para que arda bien. Esto lo aprendí tardíamente, es el arte de la reticencia; no usar demasiadas palabras y saber escoger los silencios". Habló Jorge Eguiroa, catedrático de arqueología y escritor, de las dos mitades de Octavio Paz: "La mitad oscura que le une al mito y la mitad lúcida, que le une El claroscuro Paz a sí mismo". Añadió que "fruto del choque entre ambas, del hombre enfrentado a la nada, nace la poesía". Reconoce el autor de Libertad bajo palabra que siempre le interesó hacer poemas en los que hay diálogo entre la mitad oscura y la mitad lúcida. "A veces triunfa el ángel de las tinieblas y otras el ángel de la luz". Y explica que fue uno de los primeros que asimiló la poesía a la lengua inglesa: "compleja y difícil pero que quiere decir algo”. Como casi siempre los estudiosos de su obra encontraron en los poemas interpretaciones insólitas para el propio Octavio Paz, que se mostró feliz por tales hallazgos. "El lector reconoce al autor y éste se reconoce en la interpretación del lector". » (1)
Texto 2
«La poesía debe ser un poco seca para que arda bien, y de este modo iluminarnos y calentarnos”. Con esta frase el poeta, ensayista y diplomático Octavio Paz (Ciudad de México, 1914-1998), regala una buena pista del sentido que para él tiene el arte de contar sensaciones, sentimientos o ideas a través del poema. Su lenguaje, siempre pulcro, personal, sin etiquetas, lleno de fuerza y riqueza lo convierten en uno de los más grandes poetas hispanos de todos los tiempos. El surrealismo, el modernismo, Rilke, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, la Generación del 27, Novalis, D.H. Lawrence o San Juan de la Cruz formaron parte de sus intereses literarios, lo mismo que la cultura oriental que conoció y admiró cuando, en su condición de diplomático, vivió en India y Japón.» (2)
Texto 3
«En su libro El arco y la lira hace una vasta referencia a lo que es poesía, “Hay máquinas de rimar, pero no de poetizar Por otra parte, hay poesía sin poemas”. Diferenciarlos, como dice, de poesía y poema haciendo referencia a Aristóteles para explicar que “nada hay de común, excepto la métrica, entre Homero y Empédocles; y por esto con justicia se llama poeta al primero y fisiólogo al segundo”. De igual forma, en el libro explica el acto poético y las diferencias que existen de las experiencias colindantes y así muestra cómo ese “acto irreductible” penetra en el mundo.» (3)
Selección de 15 poemas
Visitas
A través de la noche urbana de piedra y sequía
entra el campo a mi cuarto.
Alarga brazos verdes con pulseras de pájaros,
con pulseras de hojas.
Lleva un río de la mano.
El cielo del campo también entra,
con su cesta de joyas acabadas de cortar.
Y el mar se sienta junto a mí,
extendiendo su cola blanquísima en el suelo.
Del silencio brota un árbol de música.
Del árbol cuelgan todas las palabras hermosas
que brillan, maduran, caen.
Sonetos II
El mar, el mar y tú, plural espejo,
el mar de torso perezoso y lento
nadando por el mar, del mar sediento:
el mar que muere y nace en un reflejo.
El mar y tú, su mar, el mar espejo:
roca que escala el mar con paso lento,
pilar de sal que abate el mar sediento,
sed y vaivén y apenas un reflejo.
De la suma de instantes en que creces,
del círculo de imágenes del año,
retengo un mes de espumas y de peces,
y bajo cielos líquidos de estaño
tu cuerpo que en la luz abre bahías
al oscuro oleaje de los días.
¡No Pasaran! (1936)
Fragmento
“Como pájaros ciegos, prisioneros,
como temblantes alas detenidas
o cánticos sujetos,
suben amargamente
hasta la luz aguda de los ojos
y el desgarrado gesto de la boca,
los latidos febriles de la sangre,
petrificada ya, e irrevocable:
No pasarán”.
Piedra del sol (1951)
Fragmento
“Un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana toda la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo”.
Salamandra (1962)
Fragmento
“(negra
armadura viste el fuego)
calorífero de combustión lenta
entre las fauces de la chimenea
-o mármol o ladrillo-
tortuga estática
o agazapado guerrero japonés.
Y una u otro
—el martirio es reposo impasible
en la tortura”.
Árbol adentro (1987)
Fragmento
Creció en mi frente un árbol.
Creció hacia dentro.
Sus raíces son venas,
nervios sus ramas,
sus confusos follajes pensamientos.
Tus miradas lo encienden
y sus frutos de sombras
son naranjas de sangre,
son granadas de lumbre.
Amanece
en la noche del cuerpo.
Allá adentro, en mi frente,
el árbol habla.
Acércate, ¿lo oyes?”
Decir, hacer
A Roman Jakobson
Entre lo que veo y digo,
Entre lo que digo y callo,
Entre lo que callo y sueño,
Entre lo que sueño y olvido
La poesía.
Se desliza entre el sí y el no:
dice
lo que callo,
calla
lo que digo,
sueña
lo que olvido.
No es un decir:
es un hacer.
Es un hacer
que es un decir.
La poesía
se dice y se oye:
es real.
Y apenas digo
es real,
se disipa.
¿Así es más real?
Idea palpable,
palabra
impalpable:
la poesía
va y viene
entre lo que es
y lo que no es.
Teje reflejos
y los desteje.
La poesía
siembra ojos en las páginas
siembra palabras en los ojos.
Los ojos hablan
las palabras miran,
las miradas piensan.
Oír
los pensamientos,
ver
lo que decimos
tocar
el cuerpo
de la idea.
Los ojos
se cierran
Las palabras se abren.
La calle
Es una calle larga y silenciosa.
Ando en tinieblas y tropiezo y caigo
y me levanto y piso con pies ciegos
las piedras mudas y las hojas secas
y alguien detrás de mí también las pisa:
si me detengo, se detiene;
si corro, corre. Vuelvo el rostro: nadie.
Todo está oscuro y sin salida,
y doy vueltas en esquinas
que dan siempre a la calle
donde nadie me espera ni me sigue,
donde yo sigo a un hombre que tropieza
y se levanta y dice al verme: nadie.
Las palabras
Dales la vuelta,
cógelas del rabo (chillen, putas),
azótalas,
dales azúcar en la boca a las rejegas,
ínflalas, globos, pínchalas,
sórbeles sangre y tuétanos,
sécalas,
cápalas,
písalas, gallo galante,
tuérceles el gaznate, cocinero,
desplúmalas,
destrípalas, toro,
buey, arrástralas,
hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.
Libertad bajo palabra
Viento
Cantan las hojas,
bailan las peras en el peral;
gira la rosa,
rosa del viento, no del rosal.
Nubes y nubes
flotan dormidas, algas del aire;
todo el espacio
gira con ellas, fuerza de nadie.
Todo es espacio;
vibra la vara de la amapola
y una desnuda
vuela en el viento lomo de ola.
Nada soy yo,
cuerpo que flota, luz, oleaje;
todo es del viento
y el viento es aire
siempre de viaje…
Silencio
Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.
Entre ir y quedarse
Entre irse y quedarse duda el día,
enamorado de su transparencia.
La tarde circular es ya bahía:
en su quieto vaivén se mece el mundo.
Todo es visible y todo es elusivo,
todo está cerca y todo es intocable.
Los papeles, el libro, el vaso, el lápiz
reposan a la sombra de sus nombres.
Latir del tiempo que en mi sien repite
la misma terca sílaba de sangre.
La luz hace del muro indiferente
un espectral teatro de reflejos.
En el centro de un ojo me descubro;
no me mira, me miro en su mirada.
Se disipa el instante. Sin moverme,
yo me quedo y me voy: soy una pausa.
Bajo tu clara sombra
Un cuerpo, un cuerpo solo, un sólo cuerpo
un cuerpo como día derramado
y noche devorada;
la luz de unos cabellos
que no apaciguan nunca
la sombra de mi tacto;
una garganta, un vientre que amanece
como el mar que se enciende
cuando toca la frente de la aurora;
unos tobillos, puentes del verano;
unos muslos nocturnos que se hunden
en la música verde de la tarde;
un pecho que se alza
y arrasa las espumas;
un cuello, sólo un cuello,
unas manos tan sólo,
unas palabras lentas que descienden
como arena caída en otra arena….
Esto que se me escapa,
agua y delicia obscura,
mar naciendo o muriendo;
estos labios y dientes,
estos ojos hambrientos,
me desnudan de mí
y su furiosa gracia me levanta
hasta los quietos cielos
donde vibra el instante;
la cima de los besos,
la plenitud del mundo y de sus formas.
RETÓRICA
1
Cantan los pájaros, cantan
sin saber lo que cantan:
todo su entendimiento es su garganta.
2
La forma que se ajusta al movimiento
no es prisión sino piel del pensamiento.
3
La claridad del cristal transparente
no es claridad para mí suficiente:
el agua clara es el agua corriente.
Escrito con tinta verde
La tinta verde crea jardines, selvas,
prados,
follajes donde cantan las letras,
palabras que son árboles,
frases que son verdes constelaciones.
Deja que mis palabras, oh blanca,
desciendan y te cubran
como una lluvia de hojas a un campo de
nieve,
como la yedra a la estatua,
como la tinta a esta página.
Brazos, cintura, cuello, senos,
la frente pura como el mar,
la nuca de bosque en otoño,
los dientes que muerden una brizna de
yerba.
Tu cuerpo se constela de signos verdes
como el cuerpo del árbol de renuevos.
No te importe tanta pequeña cicatriz
luminosa:
mira al cielo y su verde tatuaje de
estrellas.
Créditos
Diversas fuentes:
Texto 1, Helena Molero, Cultura, El País, mayo 1989. Texto 2, Estandarte 10 poema con sello propio de Octavio Paz. Texto 3, Poemas Octavio Paz: cinco poemas para recordar al Nobel de literatura en su Aniversario Leamos. INFOBAE, Los mejores poemas de Octavio Paz, Laura Di Verso. 11 Mar 2018 , Cinco poemas de Octavio Paz, Laura Di Verso, Zenda. Lo mejor dé Octavio Paz, El fuego de cada a día (Seix Barral). Blog Poesía del Alma.