La música no tiene dueño, pues los
que van a ella no la poseen nunca. Han sido por ella primero poseídos, después
iniciados. Yo no sabía que una persona pudiera ser así, al modo de la música,
que posee porque penetra mientras se desprende de su fuente, también en una
herida. Se abre la música sólo en algunos lugares inesperadamente, cuando
errante el alma sola, se siente desfallecer sin dueño. En esta soledad nadie
aparece, nadie aparecía cuando me asenté en mi soledad última; el amado sin
nombre siquiera. Alguien me había enamorado allá en la noche, en una noche
sola, en una única noche hasta el alba. Nunca más apareció. Ya nadie más pudo
encontrarme.
Credito de las fotos Brassai, fotografo hungaro (1899-1984). Noches de parís.
Diotima de Mantinea en Hacia un saber sobre el alma, Madrid,
Ed. Alianza, 1989
Ed. Alianza, 1989
Credito de las fotos Brassai, fotografo hungaro (1899-1984). Noches de parís.