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Lenguaje y escritura: Lidia Yuknavitch is Embarking on a New Form of Storytelling. Embarcándose en una nueva forma de contar historias

 Plaza de la palabras, es su sección Lenguaje y escritura, presenta dos textos a manera de entrevista acerca de la escritora estadunidense Lidya Yuknavicht.(1963-).Novelista, cuentista, maestra, editora y directora de un taller de narrativa creativa en Oregon. En el primero de los textos, el más breve Lidia Yuknavitch is Embarking on a New Form of Storytelling, en dialogo con Mitzi Rapkin , publicado en Literature Hub, july 25, 2022,  Presentado en su versión original en ingles, con una traducción al español. Y el segundo , un texto mucho más extenso, en una versión en español Contar historias desde los bordes, su versión en ingles publicada en The Creative  Independent,  Related to Writer Lidia Yuknavitch on telling stories from the edges:, publicada en 24 de marzo de 2020, en que Lidya Yuknovivht, acerca de su visión al escribir, afirma: contar historias, no desde el centro, sino desde los bordes, para recordarle a la gente que los bordes son lo que le da forma a algo. Y los bordes sostienen el centro y le dan al centro cualquier tipo de oportunidad



 In Conversation with Mitzi Rapkin on the First Draft Podcast


By First Draft: A Dialogue on Writing July 25, 2022


Lidia Yuknavitch is Embarking on a New Form of Storytelling

VIA FIRST DRA FT

L I T E R A R Y H U B


First Draft: A Dialogue of Writing is a weekly show featuring in-depth interviews with fiction, nonfiction, essay writers, and poets, highlighting the voices of writers as they discuss their work, their craft, and the literary arts. Hosted by Mitzi Rapkin, First Draft celebrates creative writing andthe individuals who are dedicated to bringing their carefully chosen words to print as well as the impact writers have on the world we live in.


In this episode, Mitzi talks to Lidia Yuknavitch about her latest novel, Thrust.


First Draft: A Dialogue on Writing

Mitzi Rapkin: What did you learn, if anything, about the craft of writing from working on such an expansive story? You had so many threads in Thrust, and you looked at time in a very different way.


Lidia Yuknavitch: It’s not that I didn’t suspect that going even deeper into the polyphonic space of storytelling, where there are many voices instead of the one, that that would be thrilling, and teach me really important things about staying away from the mono story.


But I did not know how deeply changed I would be from the actual process of writing a voice that keeps adapting or turning or fragmenting or multiplying. It actually changed how I think about novels and how I think about nonfiction. In this way, to try to get more specific, when I’m trying to

tell the story of my own life, or an invented world, I have to look in the periphery. I have to look behind the foreground. I have to look at the environment around the events and the experiences, not as setting or backdrop, but as participant in the experience. I might have to talk to more animals than I have in the past. I might have to understand my own subjectivity as interlinked or particulate, instead of ego center, like, I shall represent the me story just to exaggerate it.


These are concepts that I’ve been dabbling with or asking questions about for several years now,

but this book, taught me to not be a weenie about it. So anyway, this book changed me as a writer

forever because I don’t want to tell the kinds of stories I started with, even though they’re interesting to me, they’re part of who I am as a writer, but that’s not the portal that opened up. That’s not where I want to take writing from here. This book feels like I either set sail in a new ship

I didn’t know about or I dove into an ocean I didn’t know about or maybe I leaped into a space I didn’t know about it’s really thrilling to be this age and feel like I’m embarking instead of hlanding

or ending.


***

Lidia Yuknavitch is the National Bestselling author of the novels The Book of Joan and The Small

Backs of Children, winner of the 2016 Oregon Book Award, Ken Kesey Award for Fiction as well as

the Reader’s Choice Award, the novel Dora: A Headcase, and a critical book on war and narrative,

Allegories of Violence. Her widely acclaimed memoir The Chronology of Water was a finalist for a

PEN Center USA award for creative nonfiction and winner of a PNBA Award and the Oregon Book

Award Reader’s Choice. The Misfit’s Manifesto, a book based on her recent TED Talk, was published by TED Books. Her short story collection is called Verge and her new novel is Thrust.



Lidia Yuknavitch se embarca en una nueva forma de contar historias


En conversación con Mitzi Rapkin sobre el podcast First Draft

Por First Draft: A Dialogue on Writing 25 de julio de 2022


A TRAVÉS DEL PRIMER BORRADOR

H U B  L I T E R A R Y


First Draft: A Dialogue of Writing es un programa semanal que presenta entrevistas en  profundidad con escritores de ficción, no ficción, ensayistas y poetas, destacando las voces de los escritores mientras hablan sobre su trabajo, su oficio y las artes literarias. Organizado por Mitzi Rapkin, First Draft celebra la escritura creativa y las personas que se dedican a imprimir sus palabras cuidadosamente elegidas, así como el impacto que los escritores tienen en el mundo en que vivimos.


En este episodio, Mitzi habla con Lidia Yuknavitch sobre su última novela, Thrust.

Primer borrador: un diálogo sobre la escritura


Mitzi Rapkin: ¿Qué aprendiste, si es que aprendiste algo, sobre el oficio de escribir al trabajar en una historia tan amplia? Tenías tantos hilos en Thrust, y mirabas el tiempo de una manera muy diferente.


Lidia Yuknavitch: No es que no sospechara que profundizar aún más en el espacio polifónico de la

narración de historias, donde hay muchas voces en lugar de una, sería emocionante y me enseñaría cosas realmente importantes sobre cómo alejarme del mono historia.


Pero no sabía cuán profundamente cambiado estaría por el proceso real de escribir una voz que se

sigue adaptando, girando, fragmentando o multiplicando. De hecho, cambió mi forma de pensar sobre las novelas y mi forma de pensar sobre la no ficción. De esta forma, para tratar de ser más específico, cuando intento contar la historia de mi propia vida, o de un mundo inventado, tengo que mirar en la periferia. Tengo que mirar detrás del primer plano. Tengo que mirar el entorno que rodea los eventos y las experiencias, no como escenario o telón de fondo, sino como participante en la experiencia. Puede que tenga que hablar con más animales que en el pasado. Podría tener que entender mi propia subjetividad como interrelacionada o partículas, en lugar del centro del ego, como, representaré la historia de mí solo para exagerarla.


Estos son conceptos con los que he estado incursionando o haciendo preguntas durante varios años, pero este libro me enseñó a no ser un idiota al respecto. De todos modos, este libro me cambió como escritora para siempre porque no quiero contar el tipo de historias con las que comencé, aunque son interesantes para mí, son parte de lo que soy como escritora, pero eso es todo. no el portal que se abrió. Ahí no es donde quiero llevar la escritura desde aquí. Este libro se siente como si zarpara en un barco nuevo que no conocía o me sumergí en un océano que no conocía o tal vez salté a un espacio que no conocía. Es realmente emocionante tener esta edad y sentir que estoy embarcando en lugar de aterrizar o terminar.


***

Lidia Yuknavitch es la autora nacional más vendida de las novelas The Book of Joan y The Small Backs of Children, ganadora del premio Oregon Book Award 2016, el premio Ken Kesey de ficción y

el premio Reader's Choice, la novela Dora: A Headcase y un libro crítico sobre la guerra y la narrativa, Alegorías de la violencia. Su libro de memorias ampliamente aclamado The Chronology of Water fue finalista de un premio PEN Center USA por no ficción creativa y ganador de un premio PNBA y el Oregon Book Award Reader's Choice. El manifiesto de Misfit, un libro basado en su reciente charla TED, fue publicado por TED Books. Su colección de cuentos se llama Verge y su nueva novela es Thrust.



Writer Lidya Yuknavicht On telling stories from the edges. Escritora Lidya Yuknavitch Sobre contar historias desde los bordes. En The creative independent 


La escritora Lidia Yuknavitch habla sobre tener un estilo de escritura fragmentario, la ficción como alegoría, el valor de los modos de narración no convencionales y cómo involucrar su cuerpo y mente como una forma de impulsar su ´práctica creativa 


En su mayoría ha publicado trabajos más largos, tanto con novelas como con memorias. ¿Cómo se comparó la experiencia de escribir cuentos, a menudo cuentos muy cortos? 


Bueno, no sé cuántas personas son conscientes de esto o no, probablemente nadie porque soy solo yo en mi casa, pero durante toda mi vida como escritora, escribo en fragmentos literarios sin importar qué a veces esos fragmentos no paran y se convierten en novelas o memorias. Y otras veces los fragmentos se agrupan y tienen una gestalt más pequeña. Y esos tienden a convertirse en ensayos o híbridos o historias. En mi mundo, no estoy haciendo mucho que sea diferente ya que trabajo en fragmentos, sin importar lo que esté haciendo. Pero luego, cuando me acerco a poner un libro en el mundo o llegar a una audiencia, entonces se deben tomar algunas decisiones de forma. Con un proyecto novedoso tienes que tener alguna idea de que va a ser una gran historia, pero sigo trabajando en el nivel micro. Todavía hago pequeños fragmentos hasta que construyen una especie de física o energía. Entonces, la elección de curar obras más pequeñas no es tan diferente para mí que hacer novelas experimentales.


Descubrí que había una cualidad alegórica o de fábula en algunos de los cuentos, especialmente “Una mujer que se niega” y “Una mujer que se disculpa”. ¿Diría usted que es correcto llamarlos alegóricos?


Me hace muy feliz que te des cuenta de eso. El impulso alegórico en la escritura de ficción está entre mis cosas favoritas del planeta. Y absolutamente estaba tratando de revolver esa olla.



¿Te inspiraste en otras historias alegóricas?


Bueno, creo que mis primeras influencias fueron personas como Margaret Atwood, Doris Lessing, Octavia Butler e incluso Flannery O'Connor, donde estaba la historia, pero luego estaba este segundo significado simbólico que era emocionante e inquietante y cambiaba quién eras después. Léelo. Me imagino que esas influencias tempranas se apoderaron de mí, y a menudo era en términos de ciencia ficción o ficción especulativa, donde realmente puedes hacer ese baile, porque generalmente hay más de un mundo en la mente del lector. En cierto modo, creo que toda escritura de ficción es alegórica en mayor o menor medida. Pero seguro que en este libro, estaba absolutamente subiendo el volumen sobre el doble impacto que las historias pueden tener sobre nosotros.


Creo que es interesante que hayas mencionado a Doris Lessing entre los otros escritores, porque ella es tan realista. ¿Cuáles son algunos de sus libros favoritos que ¿Cuentas como cuentos alegóricos? 


Bueno, The Golden Notebook cambió mi ADN para siempre. Y luego escribió esta serie de ciencia ficción llamada The Cannabis in Argo. Son cinco libros gigantescos que fueron mucho más allá de la ciencia ficción regular e incorporaron su hiperrealismo con la ciencia ficción. Quiero ser ella cuando sea grande, seguro. Estoy tratando de poner mis trenzas sobre mi cabeza como las de ella, porque creo que estoy empezando a arrugarme ahora, y miré una foto de ella y dije: "Oh, ya viene. Estoy casi allí."


En El segundo idioma hay una cita que me llamó la atención. Escribes: "Una vez hubo héroes y salvadores... o tal vez nunca hubo héroes y salvadores y esas historias estaban destinadas a engañar a las niñas para que olvidaran cómo ser animales". ¿Crees que las estructuras de las historias convencionales son conservadoras o restrictivas?


No sé si son conservadores, pero definitivamente hablo mucho acerca de que se restringen a poblaciones de personas que no pueden ocupar la posición de héroe muy fácilmente. Y muy a menudo, trato de amplificar eso sobre las mujeres y las niñas. Pero también es un posicionamiento restrictivo para niños y hombres y personas binarias sin género y personas raras.  El viaje del héroe tiene una trayectoria que requiere silenciar o ignorar o apagar tantas partes del ser humano que son desordenadas, contradictorias y gloriosas. Y el hecho de que, particularmente en la estructura del capitalismo, hayamos dejado que esa historia domine, significa que todas las demás historias tienen pequeños sonidos.


Es simplemente absurdo porque nuestra adicción a esa mono historia del viaje del héroe, que tan a menudo está ocupada por un héroe masculino, un héroe masculino blanco, nos ha llevado a donde estamos ahora, donde estamos parados esperando a que llegue un héroe. Hay consecuencias en el mundo real al dejar que una historia domine y se coma todas las demás historias. Me siento realmente agradecida y emocionada de estar viva durante este tiempo, aunque es un momento muy malo, también es un momento muy emocionante, porque si miras las voces y los libros recién surgidos que han llegado al espacio aéreo en los últimos 10 a 12 años, son increíbles. Tommy Orange y Roxane Gay y Garth Greenwell. Estos son las voces que he esperado escuchar toda mi vida, que vengan, multipliquen las historias y abran la restricción que preguntaste hace un segundo, el tipo de historias que hemos heredado durante tanto, tanto tiempo.



¿Sientes que tuviste que desaprender los modos convencionales de narración?


Creo que tengo constancia de haber comprado un doctorado muy caro. Surgí a través de esta tradición. Los canones más tradicionales formaron parte de mi educación  y yo los ame.  Yo estaba emocionada dentro ellos. Yo amaba leer libros. Yo leía cualquier libro y estaba emocionada. Pero  para responder a tu pregunta, creo que mi impulso para alejarme de esas tradiciones es la conciencia de que no podría contar el tipo de historias que corresponden a mi cuerpo real si usara las formas que heredé. Pero también creo que nací así, porque las personas que nacieron a través de abusos o traumas comienzan con una fractura. Vi la autoexpresión y la narración de historias como un lugar real donde podía darles a esas fracturas algo de belleza y forma.


En los agradecimientos de su libro, escribe que es para cualquiera que esté "en el medio". ¿Qué significa eso para usted?


Bueno, escribí ese libro inadaptado sobre las personas que rara vez logran ese mágico amor propio, o salud, o relaciones sin tensiones, o carreras exitosas, pero sus identidades permanecen entre binarios o entre realidades o entre dificultades. El tipo intermedio de la identidad personal es real y no debe ser tratado como menos o no tan importante. Es una identidad real, un lugar real, y tenemos cosas que ofrecer al mundo desde los bordes, desde los márgenes, desde los espacios aparentemente intermedios, que podrían ayudar a todos.


Estoy usando un "nosotros" bastante grande aquí, es solo que me identifico parcialmente con este tipo de identidad en la vida de la que estamos hablando. Tenemos conjuntos de habilidades útiles que ayudaron a cambiar la historia. Así que sigo insistiendo en personajes que normalmente no son los que se amplifican, para que podamos mirar una multiplicidad de ser y aprender a vernos de manera un poco diferente. Pero nada ambicioso en eso.



Quería preguntarte sobre el taller de escritura que diriges.


Sí. Tenemos un espacio dedicado aquí en Portland, Oregón. Están los talleres que dirijo, pero ahora también tenemos un montón de escritores y artistas visitantes, y solo estamos tratando de ofrecer acceso a un espacio no académico y no jerárquico donde la gente pueda explorar la práctica creativa y la expresión. Así que podrías tener a alguien que nunca haya escrito una palabra en su vida, o que se haya atrevido a hacer una página de algo, sentado al lado de una persona con tres libros publicados y no importaría. Porque estamos allí trabajando en colaboración, dentro de la práctica artística, para empujar los bordes de las cosas sin importar quién es la persona y cuál es su pedigrí.



¿Cuáles son algunas de las formas que intenta dentro de ese taller para eludir la jerarquía y la convención?


Bueno, hemos abandonado por completo la mayoría de los modelos de talleres tradicionales. Tenemos una serie de metodologías que se trata de abrir significados y multiplicar significados, más que de crear un producto bien peinado y perfecto para el mercado. Escribimos en colaboración, por lo que cada vez se trata menos del individuo que gana la sala con la mejor historia o lo que sea. Constantemente desarmamos las cosas que creamos y las explotamos, las desarmamos y las reorganizamos para ver qué más hay allí. Son modelos de práctica generativa que se alejan mucho de intentar crear algo que puedas vender. Se trata de usar el arte más como una práctica de vida. 


¿Qué haces cuando estás atascado creativamente?


Hago algo con mi cuerpo. Para mí, eso significa tomar un poco de agua o caminar también funciona muy bien para mí, porque cambia tu perspectiva al instante. Podrías caminar por el mismo camino durante 10 años todos los días y sería un camino diferente cada día, así que caminar es un gran problema para mí. Pero sobre todo nadando, porque lo que descubrí es que cuando estoy atascada, en realidad no creo en el bloqueo del escritor, pero sé lo que quieres decir con atascado, cuando estoy atascada, no es mi mente la que va a desatarme. Es que he estado encerrada o acorralado por mi propio pensamiento. Y así mover mi cuerpo es una forma de empujarme a mí mismo. Empuje el cerebro pensador y recuérdese que usted también es siempre un cuerpo, y su cuerpo tiene un punto de vista y puede ayudar a despejar la mente analítica.


Pero hay momentos en los que no puedo hacer algo con mi cuerpo, y trabajo mucho con personas que no pueden hacer tanto cosas con sus cuerpos reales. Así que también creo en las prácticas de meditación profunda como una forma de conjurar lo mismo, pero en cambio en el ojo de tu mente. Y eso es abrirse al trance, abrirse a la meditación, abrirse a la imaginación, al subconsciente y a los sueños. Esos reinos y esos estados del ser son tan importantes como alguien que puede hacer algo con su cuerpo real. Veo estas actividades como una manera de recordarte a ti mismo que tu cuerpo está llevando cada experiencia e historia que te ha sucedido en tu vida, por lo que solo usar tu cerebro de pensador para resolver las cosas es como usar solo una uña del pie. 




¿Cuáles son algunas de tus formas favoritas de comunicarte además de las palabras?


Dibujo y pinto. No se lo muestro a mucha gente. Vive en mi casa. Soy muy, muy aficionada al expresionismo abstracto como movimiento, así que incluso en mi propia casa, me gusta dibujar y pintar cosas abstractas como una forma de desafiar los límites de las ideas. Y si escribo sobre, digamos, conducir un automóvil, y se me acaban las ideas geniales, si empiezo a conducir un auto como una idea abstracta y luego uso algunos pasteles al óleo para hacer una imagen de esa idea abstracta, luego puedo volver a escribir sobre un auto con una percepción nueva. Color, forma, forma y emoción completamente nuevos. También medito mucho sobre pinturas mientras escribo, mientras pienso en ideas para escribir. La pintura es probablemente una influencia más grande en mí que los libros.




¿Cómo lograste crear un camino fuera del sistema establecido?


Bueno, lo atravesé por todo ese tiempo que pasé en la academia. No estaba fuera de eso, aunque suspendí dos veces. Me escupieron como estudiante universitario. No estaba funcionando del todo. Tengo que ser honesta acerca de cómo un programa de doctorado es tan tradicional como parece. ¿Usted sabe lo que quiero decir? Es muy presumido y blanco y todas las cosas esperadas. Pero creo que me mantiene dedicado a los bordes brillantes de esas cosas, es que esas son las personas que he amado y que me han amado. Soy solo una persona pequeña, pero es parte de un movimiento más grande de contar historias, no desde el centro, sino desde los bordes, para recordarle a la gente que los bordes son lo que le da forma a algo. Y los bordes sostienen el centro y le dan al centro cualquier tipo de oportunidad. Y no es mejor ni peor que lo que hacen los demás. Es solo que ha sido mi vida.


¿Qué es algo que te gustaría que alguien te dijera cuando empezaste a hacer arte?


Que mi visión en el interior podría sostener la práctica, sin importar lo que piensen los demás en el exterior. Porque algunas de las lecciones más importantes que aprendí sobre hacer mi propio arte sucedieron cuando estaba en situaciones en las que no recibía atención, retroalimentación ni refuerzo positivo. Y el mundo trata de convencerte de que si no te reconocen o no te compran o hacen clic en "me gusta" en Facebook, entonces no eres nada. Y todo lo contrario es cierto. El significado viene de adentro hacia afuera y el puente que podrías hacer para alguien que lo necesite, no de la fama o el reconocimiento o una estrella dorada que alguien te ponga en la barriga.


24 de marzo de 2020 -

Tal como se lo dijo a Maddie Crum, 2250 palabras.

Tags: Escritura, Proceso, Inspiración, Identidad, Inicios, Ansiedad.


Enlaces 


lidya yuknavicht.On Embarking


writer lidya yuknavicht on telling


Créditos

Lidia Yuknavitch is Embarking on a New Form of Storytelling, Lit Hub


Writer Lidya Yuknavitch Sobre contar historias desde las orillas. En The Creative Independent, (Versión original en ingles). 


Traducciones al español  revisadas por Plaza de las palabras




  





Lenguaje y escritura: El arte de contar historias por Mauricio Bach. LaVANGUARDIA, CULTURA/S



Plaza de las palabras en su sección Lenguaje y escritura, presenta el texto: El arte de contar historias, escrito por Mauricio Bach y publicado en La Vanguardia,  Cultura/s. El autor presenta un texto en que responde a las inquietudes de lo que más gusta en un cuento o historia y sus probables relaciones con el funcionamiento del cerebro. ¿Cómo se atrapa al lector? En definitiva enuncia las  fórmulas que rigen los procesos mentales en la elaboración de una narración. Basa sus comentarios en su experiencia, ya que imparte  clases sobre novela en Escola d’Escriptura del Ateneu Barcelonès.


 Igualmente cita a varios autores, entre otros,   Joseph Campbell, quien se especializa en los  mitos, y el formalista ruso  Vladimir  Propp, quien estudia las estructuras del lenguaje, especialmente en la narración de historias. Se sigue auxiliando en  Eduardo Vara, autor «que explica que nuestro cerebro busca estímulos en lo nuevo e inesperado y al mismo tiempo trata de controlar el entorno.» Will Storr, quien analiza la eficacia narrativa en relación al cerebro. 


Así también el texto expone hallazgos de los neurólogos Anthony Brandt y David Eagleman. Según estos autores: «la creatividad se basa en tres elementos nucleares que ellos denominan doblar, romper y mezclar. Se trata de tomar elementos ya existentes –nunca partimos de la nada– y manipularlos, forzarlos, reelaborarlos hasta crear algo nuevo.» El autor del texto, continúa comentando la obra de tres escritores más: Albert Sánchez Piñol,  Brandon Sanderson  y Kurt Vonnegut. Autores que además impartieron clases de escritura narrativa y creativa. Sanderson en la Universidad Brigham Young, y Vonnegut, en la Universidad de Iowa, en el mítico Writer’s Workshop. Finalmente, el texto es acompañado con una breve entrevista al autor Eduardo Vara, pediatra, dramaturgo y editor en la Universitat Pompeu Fabra. Autor para quien: “Somos verbívoros y narratívoros”






Cultura/s 


¿Cómo se atrapa al lector? ¿Por qué un personaje nos gusta?¿Por qué un final sin sorpresa nos decepciona? Más allá de clásicos como Campbell, distintos libros tratan de explicar las  fórmulas que rigen toda narración


1431 palabras 


El arte de contar historias

Mauricio Bach


En 1949 el profesor norteamericano Joseph Campbell publicó El viaje del héroe, un tratado de mitología cuya relevancia no tardó en sobrepasar el ámbito académico: el llamado viaje del héroe es utilizado por guionistas y escritores. Campbell sintetizó el viaje iniciático en una sucesión de etapas o pruebas que deben superarse. Y descubrió que esta estructura se repetía en mitos procedentes de culturas sin ninguna conexión entre sí. Todos compartían una misma estructura narrativa, que sigue siendo la que, de manera diáfana o disfrazada, vemos replicada en novelas y películas de los géneros más diversos. 


Unas décadas antes, en 1928, ya lo había apuntado el formalista ruso Vladimir Propp en La morfología del cuento, con una esquematización más compleja en forma de listado de 31 puntos o funciones. Los relatos populares de tradiciones muy diversas compartían elementos estructurales comunes. Es decir, cuando narramos –sea en una novela, un cómic, una película o una serie de televisión– repetimos ciertas pautas cuya eficacia probada se remonta a la antigüedad. Algo similar pasa con la llamada estructura en tres actos, presente en el teatro griego y que sigue funcionando en cualquier película – salvo las muy experimentales–tanto si es de Hollywood como si se ha rodado en Alcarràs.


Hace años que imparto cursos de novela en la Escola d’Escriptura del Ateneu Barcelonès y siempre empiezo la primera clase con el viaje del héroe de Campbell, porque contiene sintetizada la esencia de toda narración. Se han escrito centenares de libros que tratan de explicar esa fórmula mágica y de responder a preguntas del tipo: ¿cómo se atrapa al lector?, ¿por qué un personaje nos despierta empatía?, ¿por qué un final sin sorpresa nos  decepciona? Por afición y por profesión he ido acumulando un buen número de esas obras y ahora llegan a librerías varias novedades, entre ellas algunas que dan un paso más allá del simple manual de técnicas narrativas y las que dan un paso más allá del simple manual de técnicas narrativas y las conectan con la neurociencia. Tratan de explicar por qué leemos lo que leemos y qué estímulos busca nuestro cerebro en una narración.


 Es el caso de Érase una vez en tu cerebro de Eduardo Vara, que explica que nuestro cerebro busca estímulos en lo nuevo e inesperado y al mismo tiempo trata de controlar el entorno. Con la combinación de ambas cosas debe jugar una narración exitosa, poniendo en práctica algo en apariencia paradójico: tener elementos reconocibles –piénsese por ejemplo en el lector de género policiaco, que busca encontrarse con una estructura clásica: detective investiga crimen–, pero al mismo tiempo, sobre estos elementos con los que el cerebro está familiarizado debe ser capaz de lanzar retos al lector, ofrecerle giros inesperados, chocantes incluso, sin los que no habría estímulo. Y la tercera cosa que busca el cerebro es coherencia, de modo que al final todo debe cobrar sentido, cada pieza del puzle encajar en su lugar, aunque en la vida real no siempre sea así (y tampoco tiene por qué serlo en la novela más experimental o vanguardista que sería la excepción a la regla).



Una trama no tiene por qué ser realista,

pero sí verosímil;

este es un pacto básico con el lector

que el autor no puede transgredir


La ciencia de contar historias de Will Storr es otra exploración de las claves de la eficacia narrativa conectándola con el funcionamiento de nuestro cerebro, que procesa información constantemente y está especialmente alerta al cambio. Por eso la primera regla para Storr es captar la atención del lector con la amenaza de un cambio inesperado, el tipo de arranque de novela que resulta imbatible. A partir de aquí el desarrollo narrativo debe seguir los parámetros de pensamiento de nuestro cerebro: se plantean preguntas y se responden. La narración óptima es una sucesión de causas y efectos, porque el cerebro entiende así el mundo. El autor apunta otro aspecto interesante: el hombre primitivo sobrevivió creando grupos y lo que mantiene cohesionado al grupo a través del lenguaje es el chisme, que es el origen de todas las

narraciones, el deseo de saber de las vidas de otros.


Aunque no aborda de manera específica la creación literaria, La especie desbocada , coescrito por un compositor y un neurocientífico –Anthony Brandt y David Eagleman–, puede ayudar a entender por qué básicamente estamos contando siempre las mismas historias y sin embargo estas siempre nos parecen nuevas. El libro analiza la creatividad en sentido amplio, la que sirve para crear un cohete lunar o un iPhone, pero también para revolucionar las artes plásticas o la arquitectura. Según los autores, la creatividad se basa en tres elementos nucleares que ellos denominan doblar, romper y mezclar. Se

trata de tomar elementos ya existentes –nunca partimos de la nada– y manipularlos, forzarlos, reelaborarlos hasta crear algo nuevo.


Los tres últimos libros que comentaré son manuales de técnicas narrativas escritos por autores con grandes éxitos a sus espaldas. Es el caso de Les estructures elementals de la narrativa de Albert Sánchez Piñol, cuya primera novela, La pell freda , se convirtió en un best seller internacional y desde entonces no ha dejado de estar en las listas de más vendidos. Su propuesta es muy técnica, pero servida con encomiables dosis de humor y abundantes ejemplos tanto de novelas como de películas de todo tipo. Él no entra a

explorar el cerebro, sino que se centra en proporcionar fórmulas infalibles para construir una trama eficaz. Proporciona un esquema compositivo que después cada uno debe rellenar con su imaginación y su talento. Para él son cruciales el desencadenante con el que arranca la acción, los giros narrativos bien dosificados que mantienen al lector en vilo y lo que los guionistas denominan el midpoint (el punto intermedio, también llamado de no retorno), un momento de gran intensidad dramática, que se sitúa en el centro de la historia y en el que el protagonista debe tomar decisiones trascendentales que cambiarán el curso de la trama.


Brandon Sanderson es otro autor superventas, en su caso especializado en fantasy . Su Curso de escritura creativa es la transcripción de las clases que imparte en la Universidad Brigham Young. El libro está enfocado a la fantasy, pero las reflexiones teóricas que plantea son en su mayoría aplicables a otros géneros. Explica, por ejemplo, sus celebérrimas leyes de la mágica o leyes de Sanderson, que acotan qué se puede hacer y qué no con la magia en una novela; son un buen ejemplo de cómo generar verosimilitud en una narración fantástica a partir de respetar el principio de coherencia: una trama no tiene por qué ser realista, pero sí verosímil; este es un pacto básico con el lector que el autor no puede transgredir.


A partir de elementos con los que el cerebro está

familiarizado, 

la narración debe lanzar retos al lector,

ofrecerle giros inesperados


Kurt Vonnegut también escribió literatura de género –ciencia ficción–, aunque con la ambición de romper las barreras de ese género, y también dio clases de escritura en una universidad. En su caso en la de Iowa, en el mítico Writer’s Workshop por el que han pasado, como profesores o alumnos, grandísimos nombres de la literatura americana. Él llegó allí a mediados de los años sesenta, acuciado por las necesidades económicas para mantener a su familia, cuando todavía no era un autor reconocido. Compadezcan al lector reconstruye y explica esas clases, a partir del material recopilado por una de

sus alumnas. Hay en esta obra pistas creativas explicadas con el característico humor del autor que ya insinúa el ingenioso título. Explica, por ejemplo, cómo construir personajes interesantes manejando los claroscuros que los dotan de complejidad y por tanto de humanidad. Pero sus reflexiones van más allá de las técnicas narrativas para adentrarse en para qué escribimos y cuál es el sentido de la ficción en la sociedad (les recomiendo el documental Kurt Vonnegut: a través del tiempo, que se puede ver en Filmin y les apunto que Blackie Books está rescatando su obra en una biblioteca de autor, cuyo título

más reciente es la deslumbrante Desayuno de campeones ).


Desde los mitos ancestrales de Campbell al siglo XXI, pasando por las tragedias y comedias griegas, Dante, El Quijote, Shakespeare, las películas de Hitchcock, los cómics de Tintín o la serie Breaking Bad, el cerebro humano pide ficciones que lo seduzcan. Como seres dotados de lenguaje y de pensamiento, necesitamos contar y que nos cuenten historias. Son un modo de entender y ordenar el mundo no siempre ordenado, de entendernos a nosotros mismos.





859 palabras 


Entrevista a Eduardo Vara


 “Somos verbívoros y narratívoros”


Eduardo Vara es pediatra y además se formó como dramaturgo en un taller de la Sala Beckett y como editor en la Universitat Pompeu Fabra. Érase una vez en tu cerebro no es un simple manual de escritura, también explora cómo se relaciona nuestro cerebro con las historias que narramos.



¿Necesitamos que nos cuenten historias como necesitamos comer?


Totalmente. El neurolingüista Steven Pinker nos define como una especie verbívora que necesita las palabras para dar forma concreta a las ideas abstractas y pensamientos que surgen dentro de su cerebro. Pero podemos ir más allá. Somos una especie narratívora. Las palabras aisladas no nos bastan, necesitamos articularlas alrededor de historias que hablen de sus relaciones de semejanza, contigüidad o causa-efecto y, así, entender mejor el mundo que nos rodea y a nosotros mismos. Además, guardamos esas historias en nuestra memoria, las repasamos mentalmente y, si hace falta, las repensamos con añadidos, cortes o reenfoques. Así que, para ser más exactos, somos narratívoros  rumiantes.


Hoy el cine y las series televisivas nos cuentan historias con gran eficacia. ¿Qué

aportan las narradas solo con palabras?


Lo fantástico de las historias basadas en palabras, sean escritas u orales, es que  tenemos que escenificarlas en nuestra mente usando nuestros propios recursos (comprensión lingüística, imaginación, trazos de recuerdos...). Así que nos convierten en responsables de la producción y escenógrafos, directores de casting, técnicos de luz y sonido... Hasta nos permiten jugar a vernos a nosotros mismos como protagonistas. Eso también significa que requieren más esfuerzo mental por nuestra parte, pero, si la narración es buena, aceptamos ese trabajo con gusto y, después, incluso recordamos mejor una misma historia si la leemos como novela que si la vemos como película.


¿Qué nos sigue impulsando a contar historias, de los mitos tribales a la novela

del siglo XXI? ¿Ha cambiado la razón para hacerlo?


La razón sigue siendo la misma: nuestro instinto de exploración y el sesgo de información que nos empuja a buscar el máximo de datos, aunque sea en ficciones, para adaptarnos al entorno. En ese sentido, como nuestro entorno es cambiante, siempre habrá nuevas narraciones que contar o antiguas que reescribir para adaptarlas a nuestra nueva realidad.


¿El lector y el espectador de hoy están más entrenados? ¿Es más difícil sorprenderlos?


Creo que sí. Pero seguimos cayendo en los mismos trucos una y otra vez a poco que los autores agucen el ingenio. Y nos encanta que lo hagan. Que nos sorprendan cuando pensábamos que no iban a hacerlo nos produce aún más placer porque le recuerda a nuestro cerebro que, en el juego de la supervivencia, aunque sea en una ficción, nunca podemos bajar la guardia. 


¿Hay diferencias sustanciales en cómo leemos de niños y de adultos?


El cerebro de un niño es muy distinto al de un adulto, tiene muchas más conexiones  neuronales, las llamadas sinapsis. Luego, hacia los doce años, comienza la poda sináptica, un proceso que dura más allá de la veintena y anula las conexiones poco usadas y refuerza las más útiles o entrenadas. Por eso la lectura durante la infancia y preadolescencia tiene ese componente hiperestimulador, casi mágico. Respecto a qué buscamos en la lectura como adultos, es una pregunta para la que cada uno puede tener una respuesta, pero, en general, como dijo Michael Ende, “la ficción no es una forma de huir de la realidad, sino de acercarnos a ella de una manera más agradable”.


¿Qué ingredientes debe tener una narración para interesarnos?


Debe despertar la curiosidad generando alguna expectativa, mantener la atención a través del suspense y la sensación de estar participando en una aventura emocional y, al final, rematar ese viaje de un modo coherente y, a ser posible, con un punto sorpresivo.


Héroes, antihéroes, superhéroes, villanos. ¿Qué debe tener un personaje para interesarnos?


Crear personajes cautivadores quizá sea uno de los mayores retos de los autores. Si son estereotipados, nos parecerán autómatas y poco creíbles. Así que la clave está en que los autores trasladen a esos personajes el máximo de matices humanos: nuestra vulnerabilidad, virtudes, defectos, contradicciones… Y que lo hagan de una manera evaluable, es decir, a través de esos pequeños detalles que rastreamos en la vida real cuando nos presentan a un desconocido y necesitamos etiquetarle como una persona fiable o dudosa.


Habla en el libro de la importancia de los finales. ¿Buscamos en la novela un

orden, un sentido que no siempre se da en el mundo real?


Todas las ficciones, incluso las que llevan el disfraz de la fantasía, son pequeñas recreaciones del mundo real, que es desbordante, digresivo, caótico y ruidoso. Cualquier narración es un intento de poner orden entre el caos; y al margen de su final, puede ofrecernos alguna recomendación para evitar el caos, como el cuento de Los tres cerditos, que señala el esfuerzo y la colaboración como herramienta de protección; o puede simplemente señalarnos un peligro o pregunta relevante, como los finales abiertos de muchos cuentos de Chéjov. En cualquiera de esos casos, lo importante es que tengamos la sensación de que la aventura que hemos compartido nos llevaba hasta ese lugar y ese momento.


Enlace


El arte de contar historias Mauricio Bach



Créditos


El arte de contar historias, Mauricio Bach. La Vanguardia. Cultura/s.  9 julio de 2022 


Ilustración


María Corte

Lenguaje y escritura: Tres post sobre la Inteligencia Artificial y la literatura



Plaza de las palabras, en su sección Lenguaje y escritura, presenta tres  post, relativos a la Inteligencia Artificial y la escritura. El primero,  Escritores están empezando a utilizar inteligencia artificial para producir novelas rápidamente. Editado por Felipe Espinosa Wang, acerca de un programa SUDOWRITE,  y el uso de la IA por la escritora estadounidense Jennifer Lepp, quien ha usado la inteligencia artificial para escribir sus novelas. 


El segundo post. Jorge Carrión: "Las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos",  es una entrevista   de Silvina Friera al escritor español Jorge Carrión. Acerca de su novela Membrana, que da pie a la  especulación  y uso de la inteligencia artificial aplicada a la literatura: «En un notable ejercicio de ficción especulativa.» Reproducida en el sitio  web PÁGINA 12


El tercero,  ¿Puede una máquina escribir literatura? Incendio de imágenes, Blog de Nidia Contreras. Un post muy didáctico que brinda ejemplos pioneros en el uso de IA en la literatura. Y que asimismo reflexiona desde otra perspectiva sobre la IA y la literatura. 


Literatura y IA: Tema de actualidad y polémico, que toca la nervadura del arte de escribir.  Y que si bien, ahora  no es un recurso cuyo uso sea masivo, seguramente  irá adquiriendo una mayor importancia al paso del tiempo. Aquí les  dejamos este trío  de interesantes textos, que convocan a la reflexión, y a que cada lector o escritor,  saqué sus propias conclusiones. 


Todo documento de catástrofe lo es también de progreso,

 frase creada por la  Inteligencia Artificial  

con base al pensamiento de Walter Benjamín.


PRIMER POST


Escritores están empezando a utilizar inteligencia artificial para producir novelas rápidamente


Editado por Felipe Espinosa Wang.


SUDOWRITE |


Cuántos escritores aceptarán la IA y cómo afectaría a la industria es una pregunta  sin respuesta, pero una cosa es segura: la narración con IA está aquí, independientemente de lo que pensemos al respecto. A medida que nuestro mundo se digitaliza cada vez más, y la información y el consumo aumentan de velocidad, quienes la producen se ven más y más presionados para suplir la creciente demanda. Este es el caso de los escritores independientes, quienes están produciendo libros más rápidamente que nunca.


Aunque resulte difícil imaginar que un solo autor pueda producir una novela completa cada nueve semanas, hay quienes lo hacen. La escritora Jennifer Lepp es uno de estos. En entrevista con The Verge, Lepp aseguró que tarda el sorprendente número reducido de 49 días en escribir una novela completa. ¿Cómo lo hace? 


"¿Y qué pasa si las escribió un ordenador?" 


Lepp, autora independiente que comercializa sus obras bajo el seudónimo de Leanne Leeds en el subgénero de "misterio paranormal acogedor", dijo que incluso ha empezado a utilizar un programa de inteligencia artificial (IA) como herramienta de ayuda para escribir y terminar más rápido. El programa le ayuda a optimizar secciones individuales del texto, pero también le sirve de inspiración para pasajes concretos, los cuales, en casos, solo tiene que afinar.


"Son solo palabras", dijo Lepp a The Verge. "Es mi historia, mis personajes, mi mundo. Se me ocurrió a mí. ¿Y qué pasa si las escribió un ordenador?".


Sudowrite: inteligencia artificial como apoyo 


El programa que utiliza Lepp se llama Sudowrite, un programa basado en el modelo de aprendizaje automático GPT-3 de OpenAI y que los escritores pueden probar antes de comprarlo.  La IA depende especialmente de las aportaciones del usuario. Así que también se necesita un poco de práctica para conseguir trozos que la IA haya creado y convertirlo en texto utilizables. En un proceso parecido a una colaboración entre máquinas y humanos, los usuarios tienen que aprender a comunicar sus ideas con la IA. 


Los textos de IA carecen de la expresión del yo


A pesar de la apertura de Lepp sobre su uso de la herramienta de IA, hay muchos que seguramente preferirán permanecer en silencio. Y es que las voces críticas de tal práctica no son pocas. Por ejemplo, una profesora y escritora entrevistada por The Verge incluso abandonó las redes sociales durante un tiempo debido a las protestas contra su aceptación de la escritura con IA.


"La IA creativa no es una expresión del yo. Se trata más bien de la permutación, recombinación y encuadre de otras identidades. No es, ni será, ni puede ser, una representación de una generación o de una identidad o de un tiempo. No es una 'voz'", escribe en Literary Hub el novelista, ensayista y comentarista cultural Stephen Marché, quien también ha experimentado con Sudowrite.  Cuántos escritores aceptarán la IA y cómo podría afectar a las ventas de libros en el futuro es una pregunta sin respuesta, lo único cierto es que la narración con IA es un tema que también acompañará a la industria del libro en el futuro. 


SEGUNDO POST


Jorge Carrión: "Las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos"


El escritor español imaginó en su última ficción el catálogo de la exposición permanente de un Museo del Siglo XXI escrito por inteligencia artificial.


Por Silvina Friera


 “Las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos”, dice Jorge Carrión. No hay mayor provocación que huir de ciertas zonas de confort del pensamiento y evitar caer en la trampa de una tecnofobia radical hacia los algoritmos. En un notable ejercicio de ficción especulativa, el escritor español imaginó en su última novela Membrana (Galaxia Gutenberg) el catálogo de la exposición permanente de un Museo del Siglo XXI escrito por una inteligencia artificial que puede asimilar a Walter Benjamin y devolverlo transfigurado en la frase: “Todo documento de catástrofe lo es también de progreso”. El escritor español, autor de Librerías Contra Amazon y Lo viral, entre otros ensayos, presentó la novela en la 46° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, donde también participó del Encuentro Internacional “Pensar el futuro de las librerías y museos”. 


Escritura y pensamiento van de la mano en Carrión y se retroalimentan: no puede haber escritura sin la rueda continua de las ideas, como lo viene experimentando en novelas como Los muertos (2010), Los huérfanos (2014) y Los turistas (2015). El escritor español, que nació Tarragona en 1976 y vivió en Buenos Aires, Rosario y Chicago, es director del Máster en Creación Literaria de la UPFBSM de Barcelona, colabora en varios medios como La Vanguardia, The New York Times o Publisher’s Weekly y es creador del podcast Solaris, ensayos sonoros. En la cronología del Museo del Siglo XXI de Membrana, Premio Internacional de Novela “Ciudad de Barbastro”, el consumo de carne cultivada supera por primera vez el de carne animal criada (2027); Marte deviene una colonia de la humanidad (2044), el movimiento Nueva Ecología reconoce una serie de atentados simultáneos en granjas de cerdos clonados de los cinco continentes (2058); se produce el primer divorcio entre un ser humano y un híbrido (2065); los gorilas y los chimpancés africanos son declarados, a todos los efectos legales, humanos: se prohíbe su cautividad y se les otorgan vastas extensiones de selvas, que pasan a ser de su propiedad (2067).


Algoritmo del futuro


-Hay escritores que plantean que los algoritmos no podrán reemplazar la escritura literaria porque les falta humor, ironía y emoción. ¿Qué opinás acerca de esta cuestión después de haber escrito “Membrana”? ¿Qué nivel de desarrollo tendrían que tener las inteligencias artificiales para que no se pueda distinguir la escritura “artificial” de la escritura literaria? ¿O la tecnología de la escritura guarda un resto inexpugnable, difícil de emular? 


-Es asombroso el salto que existe entre el GPT-2 y el GPT-3. El nuevo programa de escritura es alucinante. No sólo genera líneas a partir de unas palabras iniciales introducidas por un humano, también es capaz de crear argumentos o escribir textos a través de instrucciones. Le dices que escriba la biografía de Borges en 30 líneas y lo hace sin copiar de Wikipedia. Dentro de ochenta años, que es cuando está ambientada Membrana, no hay duda que las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos. Tal vez no mejor que algunos. ¿Habrá dos mercados simultáneos, económicos y simbólicos, como ocurre ahora como el  ajedrez o el go o la ilustración, manual o digital? En cualquier caso, yo escribí en primera persona como si fuera un algoritmo del futuro que sí ha conquistado el humor y la excelencia. Pero a su modo, que no es humano.


-¿Por qué la primera persona del plural es un lugar de enunciación “muy desconcertante”?


-Así surgió esa voz: en primera persona del plural, femenina, desde el año 2100. Seguí el hilo y llegué a las abuelas, las antepasadas, las madres, las madrastras. Pero es una voz post-género, porque la inteligencia artificial de Membrana no tiene cuerpo ni sexo, es pura matemática que fluye en la red de redes. -En “Membrana” hay un homenaje a “Solaris” y una reivindicación de Stanislaw Lem. ¿Qué potencia encontrás en la literatura de Lem?


-Yo creo que Stanislaw Lem y Ursula K. LeGuin son los dos grandes maestros de la ciencia ficción del siglo XX. Borges podría ser un vértice de ese triángulo, en el género del cuento. Mi podcast “Solaris, ensayos sonoros” remite a su curiosidad, su voluntad de unir las letras, las ciencias y las tecnologías, y a su gran obra maestra, que reivindica tanto la exploración como la biblioteca (hay una en la base del planeta, y los personajes se pasan en ella muchas horas). Yo creo que Membrana es una novela que ensaya una perspectiva no humana, como si Solaris hubiera sido narrada por el propio planeta Solaris. Es una suerte de ficción inversa.


-“Lo humano siempre fue deseo de lejanía, atracción obsesiva por la distancia para tratar de anularla”, se afirma en “Membrana”. ¿De qué modo las nuevas tecnologías impactan en la definición de lo humano? ¿Qué tensiones ponen de manifiesto? 


-Muchas, múltiples. La escritura nació como una forma del registro, de la contabilidad, en la antigua Mesopotamia. La biblioteca y el resto de archivos no hicieron más que ordenar, sistematizar esos registros, son la semilla de la informática. Desde la Antigüedad no hemos dejado de externalizar la memoria, hasta llegar a la Nube actual, esa metáfora fascinante, gaseosa, de una realidad que es súper-matérica, la de los macroservidores. No hemos dejado, por extensión, de pensarnos en relación con herramientas, con dispositivos. Lo humano es tecnohumano desde siempre.


-“El mundo se vuelve cada día más ecocida, más ciencia ficción, nosotras nos entendemos: más tremendo”, se dice en la novela. ¿Estás de acuerdo con el diagnóstico que trazan las narradoras? ¿O copiaron la exageración apocalíptica humana?


-Son unas narradoras bastante tramposas. Como todos los que han ganado una guerra, cuentan la versión que más les interesa. Pero es cierto que se puede ver la historia de la humanidad en términos de conquista del medio, de ecocidio, de camino inexorable hacia el Antropoceno. ¿Cómo podemos solucionar la crisis climática? Ellas dicen que el único modo es recurrir a la inteligencia artificial, transferirles la gestión, el control del mundo. Yo intuyo que sería más sensato avanzar hacia formas del biocentrismo. 


El auge de la ultraderecha


-En la cronología del Museo del Siglo XXI se mencionan algunos acontecimientos como que el Partido Hitleriano gana por mayoría absoluta las elecciones en Alemania. Vox es el único partido que crece en España; en Francia la derecha también se consolidó como alternativa, aunque no haya ganado. Un fantasma vuelve a recorrer Europa y no es el fantasma del comunismo como había escrito Marx. ¿Por qué crecen las extremas derechas en el mundo y qué papel tienen las tecnologías en este crecimiento?


-Hay un alto grado de responsabilidad de las grandes redes sociales, sobre todo de Facebook y YouTube, en el auge de la ultraderecha, de la posverdad, de las teorías de la conspiración, en todo el mundo. Se ha podido ver especialmente durante la pandemia, porque los bulos fueron particularmente grotescos durante ciertos meses, pienso en la lejía como remedio contra el COVID, pero en realidad el fenómeno dura ya quince años. Bolsonaro, Trump, Bukele o Abascal son figuras moldeadas por internet. Con consecuencias nefastas: si Estados Unidos anula la opción legal al aborto es por culpa de la presidencia de Donald Trump y, por tanto, de la arquitectura nefasta de Facebook.


-Una obra de Tomás Saraceno ilustra la tapa de la novela, pero también aparece mencionada como la “abuela Saraceno” con su colonia de arañas en uno de los capítulos. Los artistas parecen estar más acostumbrados a trabajar en redes que los escritores, ¿no?


-El arte contemporáneo es siempre vanguardia, es decir, una zona del futuro que se instala en el presente. Saraceno y otros artistas, en efecto, trabajan lo relacional y la cooperación con otras especies desde hace tiempo, antes de que encontremos esos diálogos en la literatura. Pero quizá se trate también de una cuestión de mirada. Se habla mucho de la escritura como una práctica solitaria, profundamente individual, pero en realidad todos los textos dialogan con otros, los escritores estamos conversando continuamente con otros, vivos y muertos. Y la escritura es casi siempre el resultado de una cooperación con algoritmos, como el de Google o los de los procesadores de texto y sus correctores. La literatura está atravesada por muchas tecnologías, empezando por las de la propia escritura y el libro.


-Aparece muy repetida “al fin sin dudas ni deudas”, expresión con que cierra “Membrana” ¿Cómo trabajaste el lenguaje de la novela?


-Ellas me dictaron un ritmo mental, que se traduce en una gramática, una semántica, una sintaxis propias. Algunas de las expresiones que repiten, como en un himno, provienen de mis años en Argentina. “Por las dudas y por las deudas” nace de la expresión vuestra “por las dudas”, también uso bastante el prefijo “contra” o “recontra”, que es muy vuestro. Se trataba de crear una neolengua, entre la literatura y el código, entre la novela y la escritura no humana.


El camino de Borges 


-¿Qué importancia tiene la ficción especulativa para pensar la literatura del siglo XXI?


-A mí es la que más me interesa. Tejer la oscuridad, de Emiliano Monge, Exhalación, de Ted Chiang, o Seguir con el problema, de Donna Haraway, son algunas de las lecturas que más me han impresionado en los últimos años. O series como Black Mirror o Severance también están entre mis favoritas. El ensayo no sólo ensaya, experimenta, con la no ficción, también se ensancha hacia la ficción, siguiendo el camino de Borges. Y la novela hace el camino inverso. En Los muertos imaginé una novela que en verdad era una serie de televisión, o viceversa, en Membrana la forma es la del catálogo de la exposición del siglo XXI, pero en ambos casos esas formas no son más que ámbitos en los que mezclar la crónica, el ensayo en la ficción. De eso se trata.



TERCER POST


¿Puede una máquina escribir literatura?


Blog de Nidia Contreras


La pregunta que abre este texto surgió en el salón de clase. Algunos de mis alumnos pensaron  de manera inmediata en aquellas máquinas de escribir de teclas duras y ruidosas. Otros, sin más, dijeron que sí. Hay aplicaciones que reproducen en la pantalla del celular o la computadora el mensaje dictado. Mi alumno no se refería ni a la primera, ni a la segunda. Pensaba más bien en una máquina que de manera autónoma generará novelas, poemas, cuentos, etc. 


Cuando pienso en los temas de la inteligencia artificial, de escritura inteligente, o bien, en el uso de robots en la vida diaria, siento dos cosas. Por un lado, fascinación ante esas máquinas poderosas o los alcances ilimitados en el campo, por ejemplo, de la medicina. Hace poco leía las grandes virtudes que tiene la cirugía robótica. Es la misma fascinación que siento cuando vuelvo a aquellos hombres que usaron y manipularon por vez primera el fuego. Por el otro, miedo y horror. El avance de la tecnología al servicio de unos cuantos y, ésta misma, con fines de destrucción. Destruir sociedades, pueblos, culturas; destruir la existencia.

Que la inteligencia artificial llegará a formar parte de nuestra vida cotidiana, no cabe

duda. Suplirá al hombre en los trabajos monótonos, repetitivos, dicen, y estos mismos

generarán otro tipo de trabajos. ¿El hombre tendrá más tiempo para trabajar creativamente?

Posiblemente. Las películas como Yo Robot, Eva, Walle, dejarán de ser ficción para

convertirse en una realidad.

A partir de esta inquietud generada en un salón de clase, surgieron varias preguntas. Por ejemplo, ¿qué se entiende por máquina? ¿Cómo éstas pueden cambiar el concepto de

literatura? ¿Qué es la creatividad? ¿Qué es la emoción? O incluso ¿Qué es el ser humano?

Preguntas que debemos responder ante estos cambios. Hay avances, claro. Se ha intentado

escribir poesía usando algoritmos, por ejemplo, el algoritmo Racter, creado en la década de

1970. Si retrocedemos, debemos citar a Alan Turing quien consideraba “que si una máquina podía mantener una conversación basada en un material escrito con un humano, con un dominio tal que el humano no pudiera discernir si estaba hablando con una máquina o un humano, se podría decir entonces que la máquina tiene inteligencia”. 

Otra historia. En 2008 la editorial rusa Astral SPb, de San Petesburgo, anunció el

lanzamiento de la primera novela escrita por un ordenador. Se trata de una obra basada en la  novela de León Tolstói, Anna Karenina, y ambientada en una isla desierta. Al programa

informático PC Writer 2008, se le incorporó el vocabulario, el lenguaje y las herramientas

narrativas de trece escritores rusos y de otros países de los siglos XIX y XX, además de los

datos que perfilaban a los personajes de la obra, una trama y un tiempo y un lugar en los que desarrollar la historia. ¿Qué sucedió? En tres días, “ya había parido una novela”. Tras el proceso de corrección —el mismo que se lleva a cabo cuando el texto procede de la mano humana —, la novela fue publicada.

Benjamin es la primera inteligencia artificial que escribe guiones. “Goodwin (que en su página web se define a sí mismo como ‘no poeta, tecnólogo creativo, científico de datos, graduado por la New York University y el MIT, y antiguo escritor fantasma para la

administración Obama’) es un apasionado de las posibilidades que los ordenadores abren a

las nuevas formas de narración y creación”. Junto al cineasta Oscar Sharp llevó a cabo

Sunspring, el primer cortometraje de ciencia ficción escrito por una máquina.

The Policeman’s Beard is Half Constructed, es el primer libro escrito por una

computadora: En 2015 un premio fue concebido a una obra escrita por un robot: “el científico japónes Hitoshi Matsubara creó un robot sumamente inteligente dentro de las instalaciones de la Future University Hakodate, y en vez de presentar su ‘bebé’ al mundo o en lugar de venderlo a una marca de tecnología, prefirió ponerlo a prueba en el concurso literario Hoshi Shinichi Literary Award. Lo impresionante no es que el robot fuera admitido en el concurso, sino que logró pasar varias etapas con su obra titulada The day a computer writes a novel, la cual refleja una escritura impresionantemente humana”.

Por último, citó el algoritmo llamado RKCP diseñado por Ray Kurzweil, un director de ingeniería de Google que cree firmemente en la inteligencia artificial. ¿Cómo funciona? “Se le proporciona a RKCP un texto fuente, El RKCP analiza el texto para detectar cómo se usa el lenguaje, y luego vuelve a generar el lenguaje que emula al primer texto”.

En cada uno de estos ejemplos, la presencia del hombre es esencial. La pregunta de mi alumno, por ello, hasta el día de hoy no puede ser contestada enteramente. En algunos años o décadas, posiblemente exista una máquina autónoma que cumpla con el trabajo del creador, pero finalmente, lo producido será otra cosa. Una máquina definitivamente no puede escribir literatura. Es esta mi respuesta y argumento a continuación algunas razones:


1) La complejidad del ser humano. Como Ortega y Gasset, considero al hombre (como especie) hecho de circunstancias. De necesidades también. Cambia, se modifica, se adapta no sólo en lo físico, si no en lo espiritual. ¿Cómo podrá una máquina atrapar esas circunstancias, cómo podrá una máquina procesar lo contradictorio?


2) La máquina es un reflejo de lo que somos. Repite patrones, conductas, estilos, voces,

estructuras. ¿Podrá repetir estados de ánimo, la euforia, el grito, el dolor, la indignación, la

felicidad, los estertores de la pasión? ¿Podrá reflejar eso en su escritura? ¿Podrá ser original?


3) ¿Podrá autodeterminarse a partir del “reflejo activo de la conciencia”, a partir de la función reguladora de la moral y los valores? En síntesis ¿cómo asumirá en su escritura la condición esencial de la vida? 


La pregunta que inició este texto sigue dando vueltas en mi cabeza. Basta navegar en internet para darse cuenta de un sinfín de posturas en torno al tema. En Facebook lancé la

misma pregunta: ¿Puede una máquina escribir literatura? Las respuestas fueron diversas y

agradezco el tiempo de quienes me brindaron su aportación sobre el tema. Para el curioso

dejo aquí el enlace y ojalá los motive para continuar la discusión en torno al futuro de la

escritura. Pregunta en Facebook


Página recomendada: Oscar Schwartz (http://botpoet.tumblr.com/). Gracias a Miguel Ángel Hernández por el aporte. Imagen | Computer Hoy Texto publicado en La vereda, periodismo cultural en línea.


CRÉDITOS


Escritores están empezando a utilizar inteligencia artificial para producir novelas.

Editado por Felipe Espinosa Wang, 22.07.2022. Deutsche Welle. SUDOWRITE |


Jorge Carrión: "Las máquinas escribirán mejor que la mayoría de los humanos “Por Silvina Friera (Entrevista). PÁGINA 12. 9 de mayo de 2022, 11 de mayo de 2022 |EDICIÓN  IMPRESA | PDF


¿Puede una máquina escribir literatura? Incendio de imágenes, Blog de Nidia Contreras. MARZO 31, 2017


Ilustración


Imagen tomada de ¿Puede una máquina escribir literatura? Blog de Nidia Contreras.