Lenguaje y escritura. Decálogo para escribir micro relatos. Post Plaza de las palabras





Plaza de las palabras en su sección Lenguaje y escritura, presenta El decálogo para escribir microrrelatos. Genero literario que cada vez adquiere mayor relevancia. Y en el que algunos escritores han sido notables;  por ejemplo el guatemalteco Augusto Monterroso, y en nuestro patio, el escritor y poeta Oscar Acosta; cuya obra El arca, sentó las bases del relato corto hondureño. Karla Herrera, escritora y critica hondureña, hace  un recuento de los escritores hondureños que han incursionado en la microfficcion: Karla I. Herrera,  dice: « En este octavo libro de Elisa Logan, el segundo en la rama de narrativa, el tejido textual se inscribe en el campo de la minificción moderna y posmoderna, según la clasificación del estudioso mexicano Lauro Zavala. De tal suerte que se convierte en la primera mujer en publicar —en formato de libro— este género literario en Honduras y en el séptimo autor a nivel nacional, antecedida por los escritores Óscar Acosta, Julio Escoto, Víctor Manuel Ramos, Nery A. Gaitán, Samuel Trigueros y Kalton Harold Bruhl.» (1).


DECÁLOGO PARA ESCRIBIR MICRORRELAROS

1. La extensión de un microrrelato debe abarcar como máximo hasta las 150 o 200 palabras. No hacen falta más, sino es que te estás yendo por las ramas y lo que verdaderamente tienes que tallar es el tronco. Las ramas del árbol son para sujetarse o trepar hacia la esencia, por lo que no hace falta que se vean.

2. El texto debe ante todo sugerir, no contar. Para qué regodearte en una imagen literaria… que sea el lector quién llegue al éxtasis por él mismo. Dicen, que una mujer tapada con una blusa de seda es más erótica y sugerente que si nos muestra desnuda todos sus encantos. Que el desnudo no sea integral…

3. Juega con el doble sentido de las palabras. Suele ser un recurso exitoso porque el lector se verá involucrado en tu juego y deberá tomar parte de él. La ironía y el humor también te ayudarán porque, como ocurre con un chiste, hay que pillarlo, no vale con estar ahí sentado de bruces de forma pasiva.

4. Emplea elipsis y fueras de campos (cine) porque si este género destaca por algo es por obviar las cosas. Ten una idea, escríbela y después edítala como se hace en el cine. Enfócala desde diversos puntos de vista y después elige las tomas más adecuadas.

5. El título es crucial porque sirve para economizar el texto que viene después. Aunque, recuerda que el título no sea demasiado explícito, porque puedes cargarte la gracia del microrrelato. Empléalo como si fuera una parte más, pero piensa que es lo que el lector va a leer primero.

6. El microrrelato debe contener una historia, una narración de algo. Un microrrelato no es un aforismo o una simple ocurrencia. Se pueden obviar algunas partes de la narración, pero la historia debe estar ahí, con su conflicto.

7. Las palabras que se escojan para escribir un microrrelato deben ser las justas y necesarias. Al verlo terminado, el texto debe parecerse a una fórmula matemática.

8. El final es lo más importante, es ahí donde el lector debe recibir la bofetada. Por lo tanto, sitúa al lector y llévalo a tu terreno. Después enséñale el abismo para que sienta vértigo. El lector sabrá que estás ahí para estrecharle la mano. Debe sentir esa complicidad, esa cercanía.

9. No hace falta ser totalmente coherente, sino creíble. Un elefante puede volar y ser de color amarillo si su historia está bien contada porque las palabras también connotan, no sólo denotan y es ahí donde aparece el bagaje cultural y experimental del lector.

10. Hay que tener en cuenta que el auge del microrrelato está ligado a nuestra realidad actual de fugacidad, rapidez y estrés, en parte provocada por Internet y las nuevas tecnologías que nos dan acceso a un mundo infinito de posibilidades. Dale un suspiro al lector, que no se agobie en la lectura porque sino pasará a otra cosa. Hay demasiadas cosas que leer y muy poco tiempo.
Una última cosa…

Si quieres empezar a escribir microrrelatos, como todo en la vida, debes empezar desde la base, es decir, leer muchos textos, tanto de escritores clásicos como actuales. No seas impaciente. Éste es un género que precisa mucha práctica.

(Fin del artículo)

Notas bibliográficas
1.  Karla I. Herrera, reseña crítica,  El arte de lo diminuto en “Historias de Natalia”. Diario La Tribuna, 12 de abril 2015.   

Créditos
Texto Decálogo para escribir microrelatos.
tomado de SINJANIA. Formación para escritores.
http://microrrelatoapeso.wordpress.com/]

 

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Cuentos Hispanoamericanos. La calle prohibida de Pompeyo del Valle. Post Plaza de las palabras



 
1928-2018

Plaza de las palabras, en su sección  Cuentos Hispanoamericanos, sección que ha incluido cuentos de Alfonso Reyes, Juan Carlos Onetti, Juan Jose Arreola, Javier Vasconez y las escritoras Maria Luisa Bombal y Elena Garro.  En esta ocasión presenta  el cuento La calle prohibida de Pompeyo del Valle (1928-2018). Escritor hondureño,  periodista, poeta y narrador. Es considerado padre de la generación del 50. Entre sus principales obras se encuentran El hondureño hombre mítico (prosa, 1977), Ciudad con dragones (poesía, 1980), Los hombres verdes de Ula, (cuentos, 1982), Duración de lo eterno (poesía, 1989), Poemas selectos (poesía, 1989). Pompeyo del Valle fue  Premio Nacional de Literatura Ramón Rosa, (1981).

De Pompeyo del Valle, fallecido a finales de 2018;  ya habíamos publicado su cuento mas conocido La calle prohibida, en un post dedicado a  tres grandes escritores hondureños. El poeta Oscar Acosta, el poeta y cuentista Pompeyo del Valle, y el escritor y actor Eduardo Bähr.  Tres cuentistas hondureños: Del Valle, Acosta, Bähr. Otra manera de leerlos. Post Plaza de las palabras. En esta ocasión estamos republicando el cuento La calle prohibida en la sección Grandes Cuentos Hispanoamericanos. Trascribimos los mismos comentarios que ya habíamos hecho en el post original, salvo los epígrafes que hasta ahora incluimos.   
«El amor está, en este momento,
 corriendo un serio peligro.
 ¿Y qué va a hacer una humanidad sin amor?
 Dígame. Sólo furia.» (1)
Pompeyo del valle

«Sí señor, la esperanza no ha muerto,
existe la esperanza.» (2)
Pompeyo del Valle
«»
Presentamos uno de sus cuentos más emblemáticos y conocidos, La calle Prohibida, un  cuento fantástico, que comienza en un café de la Plaza  Saint Michel, en Paris, donde un parroquiano, Bartolo Gris,  escucha una historia que le fascina, en la cual se narra que un presidente especie de demonio, visita a su amada en una calle, en que desde las  cuatro de la tarde a las siete de la noche, esta prohibido pasar. Por cuestiones del destino Bartolo Gris, visita su país  de origen y deambulando por esa ciudad, el infortunado llega a esa calle y entre esas horas.  Bartolo está en el lugar y en el momento equivocado. Aquí presentamos algunos planes de vuelo de esa especie de viaje fantástico:

La primera, el papel que desempeña la mirada. El juego del contacto visual y  la mirada en el relato. La mirada del caudillo sobre Bartolo, el ambiente petrificado de la calle, donde no se mueve una hoja. Existe a la par una ausencia de miradas: las puertas y las ventanas están cerradas. Ese ambiente petrificado evoca la mirada de medusa, pero Bartolo Gris no se petrifica cuando ve al  los ojos grandes del Señor, pero si se convierte en un haz de heno. En este cuento, también hay por default, ausencia de personas, que evitan la mirada, porque mirar al visitante es la muerte.  En la calle prohibida, los viernes y a esas horas; las personas  de la ciudad   están  petrificadas, no pueden salir de sus casas. Quizá aunque sea como exploración, hay que analizar el cuento desde las posibilidades del mito.

La segunda, pero también asoma una veta para leerlo desde el tema del poder, tema ya tratado en muchos escritores latinoamericanos. Aquí estamos ante la sombra de un dictador, un tirano, un hombre con poder y cuya mirada:
 «En las pupilas omnímodas se encienden dos rojos puntos de cólera que parecen cobrar vida independiente, como dos animales esféricos.»
 El tema del poder siempre es actual.  En ese sentido el relato tiene algo de profético y de visionario. Es un relato del poder absoluto. El poder absoluto en el siglo XX1, como forma de dominación. Poder tecnológico, poder económico, poder político. Su temática desde esa óptica esta relacionada también a los daños colaterales del poder, zonas prohibidas. No solo hay calles prohibidas, hay muchos segmentos de la realidad que están prohibido. El tema es tan antiguo como la ciudad Prohibida de Pekín; en que solo el emperador, su familia y su corte podían entrar a ella. En la llamada post modernidad: hay muchos segmentos del conocimiento que están tacita o explícitamente, prohibidos o marginados de las corrientes mediáticas. En el cuento la calle prohibida, solo es un anticipo.
 Una calle, un día viernes cada semana, tres horas. Pero lo extraño, fuera del cuento, sabemos que es fantástico, y su condición como tal, es aceptada sin explicaciones ni argumentaciones. El mal esta prefigurado en el tirano. Pero no es cualquier tirano, es un tirano que lo puede todo: hasta convertir a un ser humano en heno.  Esa prohibición  podría abarca a toda la ciudad. Y podría cerrar todas las calles porque tiene el poder para hacerlo. Y aquí recordamos la fabula de Platón, el dictador desterrando a los poetas. Un tema ya tratado por el filosofo Karel Kocis, en La ciudad y lo poético.

La tercera, o podría ser leído en el personaje de arquetipo del mal, desde una visión teológica. Otra vertiente del cuento desemboca en el mismo Bartolo Gris, que hace el papel, ya sembrado y desarrollado en otro cuento, el de flaneur, pero no cualquier flaneur. Aquí tenemos un flaneur  inconsciente, uno que no puede luchar porque ni siquiera sabe cuál es el problema. Y que vaga por la ciudad sin planes específicos;  y entre deambular y mirar, va a dar a la calle prohibida. Y ahí, sin querer y sin saber se encuentra con el hombre
«que no puede ser leído», (3)
Aquel personaje del cuento de Poe, El  hombre  de la multitud. (4) Aquí Bartolo Gris, en sentido contrario. No es un hombre de la multitud, vaga solitariamente. No se encuentra a nadie. Es en el buen decir, «un hombre de la soledad». Pero al igual que el personaje de Poe, Bartolo Gris solo puede ser leído, más que en sus contextos. 
 
Adicionalmente, coexiste en el relato  una ráfaga de simbolismos, una dialéctica de las imágenes:

«un río de peces sonámbulos»
y cuando Bartolo mira al Señor:  
«bajo el rotulo de una pescadería».

Entonces de símbolo en símbolo, se puede armar el esqueleto, sea la sortija purpura que porta el tirano, solo recordemos, la significación del anillo, en Sauron, en El Señor de los anillos, o aquella sortija  que porta un hombre desconocido en el cuentoya referido de Poe: Un hombre de la multitud. Hay también otros símbolos en  los «peces sonámbulos», que significa, peces dormidos,  personas condicionadas.  Todo termina en una pescadería: peces muertos.  Aquí el símbolo es el sustituto de las personas que no pasan por la calle prohibida porque son peces sonámbulos y son peces muertos. 

Habita también en el cuento una crítica solapada, a la desolación de las ciudades modernas  y los condicionantes del hombre masa.  Es un cuento en que no solo hay desolación sino muerte. También en el cuento pasan una serie de imágenes mortuorias: aire eléctrico y nubes de trapo. En fin el cuento tiene una virtud que es su proporción calibrada entre en lo estático y el movimiento, ese balance entre el mito y el símbolo, esa insinuación entre lo real y lo fantástico.  Esa bipolaridad entre  lo externo del escenario: la ciudad  y el silencio; y lo interno del personaje Bartolo Gris, que gira entre la conciencia y la inconsciencia.   Es un cuento que por su ritmo y sobriedad recuerda lo mejor de los relatos de Alfonso Reyes. Ambos escritores, Pompeyo Del Valle y Alfonso Reyes, bajo el cielo protector de México con un acertado manejo de lo visual. La calle Prohibida, un cuento que perfectamente podría ser incluido en cualquier antología latinoamericana del cuento fantástico o de horror. El escritor y critico Mario Gallardo, ha dicho sobre el autor reseñado: «es autor de uno de los textos fantásticos más logrados de la literatura hondureña: “La calle prohibida” (1981). » (5)



LA CALLE PROHIBIDA
744 palabras
POMPEYO DEL VALLE

A PILI (PRIMERO LAS DAMAS) Y A CARLOS FERNÁNDEZ, BAJO EL CIELO DE MÉXICO
En un café de la plaza Saint-Michel de París, la taciturna y el viejo emigrante de una pequeña nación hispanoamericana oye, escéptico, los pormenores de la situación política y social de su tierra, de la que esta ausente hace más de veinte año. Al hombre se le antojaban increíbles relatos que hacen algunos jóvenes recién llegados a la urbe con el animo de estudiar cuando no de alcanzar la gloria. Entre los relatos hay uno que, de especial manera, escalda a nuestro hombre: el caudillo que ha convertido la pequeña república tropical en su hacienda particular tiene una concubina a la que honra con una visita reglamentaria todos los viernes, pues, a la par de metódico, es muy supersticioso. Durante el tiempo que dura esa visita de cuatro de la tarde a siete de la noche, ni un minuto más, ni un minuto menos- esta terminantemente prohibido el tránsito de vehículos y peatones por la calle que vive la amasia. (5) Además, todas las puertas y ventanas de las casas del vecindario deben estar completamente cerradas. Los infractores de la ley sufren una sanción terrible: son dados por alimento a los caballos diabólicos de dictador.
Bartolo Gris- que está en el nombre del incrédulo- decide un día, olvidado ya del cuento, ir a pasar unas breves vacaciones en su país natal, por el que experimenta vaga nostalgia. Como no tiene parientes en la capital- donde se ha detenido para viajar posteriormente al interior del país, a su minúscula provincia se aloja en un hotel y lucha desde el primer momento por acostumbrarse a la extraña atmósfera que parece envolverlo desde que bajo del avión, en el primitivo aeropuerto. Toma una ducha fría, bebe en bar. Un tonificante vaso de güisqui con soda y sale, ya laxo a dar un paseo por la ciudad, en uno de cuyos colegios curso el bachillerato y hasta fue capitán del equipo de básquet.
El hombre y las horas discurren. Sin darse cuenta -su memoria se halla lastrado por los recuerdos- ha entrado en la calle prohibida todo esta allí tranquilo, solitario, como petrificado. No se mueva una hoja. Bartolo Gris se escoge de hombros y empieza a silbar bajito, como cuando se tiene miedo o no se sabe que hacer. De repente el débil silbido se la hiela en los labios al irrumpir, el silencio como si no tocara el suelo empedrado, un negro carruaje, tirado por seis caballos, también negros, el cochero abandona el pescante y abre la puerta derecha del vehículo. Del interior brota primero una mano cuyo dedo anular ostenta una sortija que lleva engastada una enorme piedra purpúrea; luego asoma una pata descomunal, de macho cabrío, que proyecta una larga sombra sobre la tierra y aun sube por las altas paredes, hasta prenderse en el borde, ribeteado de sangre, de las nubes de trapo. Es la sombra nacional, la sombra gigante del amo absoluto de aquel feudo construido entre montes azules y rió con peces sonámbulos.
Los ojos del grande y poderoso señor recorren la calle sola, polvorienta, y descubren al incauto que permanece inmóvil, mirándolo, bajo el rótulo de una pescadería. En las pupilas omnímodas se encienden dos rojos puntos de cólera que parecen cobrar vida independiente, como dos animales esféricos.   Y Bartolo Gris se encuentra de pronto flotando en el vació levitado, sacudido en el aire eléctrico. Sus ropas se vuelven anchas inmensas, como negras praderas donde caballos enloquecidos batallan con dragones de azufre, y mira, angustiado, el color verde que va cubriendo su piel, sus manos, sus uñas. Se acuerda de las noches pasadas en las Riberas Francesas y suda y sonríe y suspira doloroso conmovido por las saudade como dicen en el Brasil. También piensa en que el billar ha sido unos de sus pasatiempos favoritos. Ve, con la imaginación, las lisas esferas de marfil corriendo por la suave felpa y hundiéndose en las buchacas de cuero, después de trazar alegres carambolas. Sus piernas ya no tienen fuerzas para sostenerlo. Se doblan como frágiles briznas, lo dejan caer pesadamente convertido en un montón de zacate fresco, dentro de su impecable traje de corte inglés.
El cochero recoge el haz de hierba húmeda y resplandeciente, y se la ofrece a uno de los caballos que arrastran la carroza del comandante supremo de la fuerza de tierra, mar y aire y presidente vitalicio de la república



Notasbibliográficas
1 Nieto Anderson, Claudia.  En El amor corre un serio peligro en Honduras. (Articulo/entrevista). Cultura, Presencia Universitaria. 23 de Noviembre del 2014 
2.Ídem., Nieto Anderson, C.   
3. “Una y otra vez, Poe presenta lo arcano, exótico, de otro mundo, único, pero se niega a interpretar al antropólogo, explicando lo desconocido y lo lleva a un archivo intelectual seguro y familiar. En lugar de ofrecer un rompecabezas donde uno encuentra placer en averiguarlo, Poe insiste en el desconcertante desconcierto. La inescrutabilidad de los cuentos está en el corazón de la lectura. Nosotros, como el narrador de Poe en "El hombre de la multitud", podemos maravillarnos ante el enigma que tenemos ante nosotros, pero no podemos entender. Puede ser que esto sea lo mejor; como lo señala el narrador, " quizás sea una de las grandes misericordias de Dios que es lässt sich nicht lesen". En Tally, Robert T. Es lässt sich nicht lesen : Poe y el inescrutable. El personaje del cuento de poe. Universidad Estatal de Texas-San Marcos, Departamento de Inglés. 2008-01-01
4. En este blog Plaza de las palabras en la sección Pag1na 10, se  publico el ensayo EL HOMBRE DE LA MULTITUD Y EL PINTOR DE LA VIDA MODERNA: LA INFLUENCIA DE EDGAR ALLAN POE EN LA CONSTRUCCIÓN DEL CONCEPTO DE MODERNIDAD DE BAUDELAIRE, de Francisco Pizarro Obai, en que hace referencia al cuento Un hombre de la multitud. Enlace:
5.  Gallardo, Mario, La literatura fantástica en Honduras. (Ensayo) Pagina web de Mario Gallardo. Prólogo a El relato fantástico en Honduras Enlace:  http://mariogallardo.galeon.com/. También en Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. (Versión virtual).También en Oscar Acosta. El Arca. Edición cincuentenario. El arca una obra marcada por el signo de lo fantástico. Fragmento del ensayo “Códigos y contextos del relato fantástico en honduras” Revista   de la Academia de la Lengua de Honduras, Tegucigalpa, M.D.C. No.13, julio-diciembre, 2005. 6. Amasia, un mexicanismo, equivalente a concubina, amante, o querida. Nota de Plaza de las palabras.

CREDITOS
Cuento La calle prohibida, tomado de  Estiquirín. Cuento de la semana. http://elestiquirin.blogspot.com/2008/09/el-cuento-de-la-semana.html

ENLACES
Mario Gallardo La literatura fantástica en Honduras.





ILUSTRACIONES

1. Foto de Pompeyo del Valle. Foto de Dany Barrientos, en  Claudia Nieto Anderson. En El amor corre un serio peligro en Honduras. (Entrevista). Cultura, Presencia Universitaria. 23 de Noviembre del 2014
2. La Plaza de Saint Michelle, foto de Paris. Google Imagen
3. Pompeyo del Valle, en una lectura de poesía, foto sin fecha ni autoría.
   



José Antonio Domínguez, el poeta de la materia. Himno a la materia. 2/2 Segunda Parte. Post Plaza de las palabras






Plaza de las palabras presenta el segundo post Tres poemas de José Antonio Domínguez (1869-1903), en este segundo post se incluye su poema más conocido Himno a la materia.  Poema con el cual Domínguez  alcanza su madurez poética y lo  hace brindando una visión cósmica de la naturaleza. En este post, la Segunda parte. Contiene la segunda tensión: Una astronomía imaginaria. En que el poeta nos regala su visión del kosmos.  Y una tercera tensión dedicada a  Una visión filosófica teológica. El dios de la materia. Tensión en que el poeta exhibe sus ambivalencias ontológicas. Cierra el post con estos acápites: Reflexiones finales, Las  últimas palabras de Domínguez, y El péndulo del poeta.   Y a continuación el poema El himno a la materia en sus dos versiones, la de José Antonio Domínguez (1902), y la versión de Pierre Teillhard de Chardin (1919).   


JOSE ANTONIO DOMINGUEZ EL POETA DE LA MATERIA

¡Oh, materia (…)
que con el gran prodigio de tu esencia
y el arcano infinito de tus formas,
como madre perenne, siempre joven
(…) llenas la inmensidad de Universo.
De El Himno a la materia,
José Antonio Domínguez.


SEGUNDA PARTE





Segunda tensión. Una astronomía imaginaria


Una segunda  tensión en el poema Himno a la materia, es la importancia que el poeta Domínguez le otorga a las diferentes formas de vida desde el macrocosmos  hasta el microcosmos. Y en ese tratamiento astronómico verdaderamente lo ejecuta con agudeza y a veces clarividencia poética.  Sin lugar a dudas, el lector moderno disfrutara, y seguramente se identificara con esas partes del poema en que Domínguez nos presenta sus visiones y anticipaciones cósmicas sobre la vida en el universo.

 Domínguez proclama la vida desde lo macro a lo micro:

con aspecto de vida en los espacios,/desde los vastos mundos y los soles/que por la noche brillan como antorchas/suspensas en el éter cristalino,/hasta los invisibles infusorios/que habitan en miríadas y millones/en el fondo irisado de una gota/de rocío...!

Domínguez proclama que también las estrellas y astros se extinguen (36)

Los mismos/soles y los mundos de fábrica tan sólida/tienen su fin; tras incontables años llega el día en que extinto su calórico/giran en los espacios insondables/cadáveres helados e insepultos, cuna y sepulcro de los mismos astros

Domínguez proclama y  anuncia que en otros mundos hay o nacerán nuevos seres (37)

/en tanto que quizás en otros cielos/nuevos mundos se forman donde pronto/brotaran nuevos seres.

Domínguez proclama la existencia de nuevos mundos y razas superiores a lo humano.

Acaso ignora/que hay en el éter incontables mundos/superiores mil veces a la tierra /mundos que han de poblar sin duda seres/más perfectos que el hombre, ya en figura/ya en fuerza y facultad o porque tengan/más nobles atributos?

Domínguez proclama la pequeñez del hombre:

no comprende que es él menos que un grano/de arena que se pierde y se confunde
en las inmensidades de un desierto:/átomo del océano infinito que se piensa, ¡

Domínguez proclama la pequeñez de la tierra en relación al universo

Pobre hombre/infeliz individuo condenado/a ser el habitante de un planeta/de los más inferiores que gravitan/en el éter azul de lo insondable,

Y sobre ese verso  éter azul de lo insondable viene a colación, aquella conocida descripción Un puntito azul  del astrónomo  Carl Sagan (38) Igualmente este tema abre las puertas para explorar la relación no entre naturaleza y poesía, ya rebasada por el romanticismo, sino  entre la poesía y el cosmos. (39) Y aquí tomamos la palabra cosmos, como la entendían los pitagóricos que fueron los primeros en usar la palabra kosmos, que era una combinación intraducible de  orden, correspondencias y belleza. (40). Y a propósito de Cosmos y de poesía, aquí la llegada de un  poeta comprometido con el cosmos.






Walt Whitman

Cosmos

 Quién contiene a la diversidad y es la Naturaleza
quién es la amplitud de la tierra y la rudeza y sexualidad de la tierra
y la gran caridad de la tierra, y también el equilibrio
quién no ha dirigido en vano su mirada por las ventanas de los ojos
o cuyo cerebro no ha dado en vano audiencia a sus mensajeros
quién contiene a los creyentes y a los incrédulos
quién es el amante más majestuoso
quién, hombre o mujer, posee debidamente su trinidad de realismo
de espiritualidad y de lo estético o intelectual
quién después de haber considerado su cuerpo
encuentra que todos sus órganos y sus partes son buenos
quién, hombre o mujer, con la teoría de la tierra y de su cuerpo
comprende por sutiles analogías todas las otras teorías
la teoría de una ciudad, de un poema
y de la vasta política de los Estados
quién cree no sólo en nuestro globo con su sol y su luna
sino en los otros globos con sus soles y sus lunas
quién hombre o mujer, al construir su casa
no para un día sino para la eternidad
ve a las razas, épocas, efemérides, generaciones.
El pasado, el futuro, morar allí, como el espacio
indisolublemente juntos.


Domínguez y la ciencia física del atomismo de Demócrito (41)

Ella no mata; en realidad divide, /y separa elementos que bien pronto,/al combinarse en prodigiosas mezclas,

Domínguez proclama el  cambio de las formas y la materia (42)

y la vida se extiende y se derrama/buscando nuevos moldes

de formas, de organismos y de vidas,

Domínguez proclama la esencia y forma de la materia

¡Oh, materia sublime, eterna y varia/que con el gran prodigio de tu esencia/y el arcano infinito de tus formas,/





Tercera tensión. Una visión filosófica teológica. El dios de la materia



Una tercera tensión se produce en su concepción filosófica, y decimos filosófica porque es más filosófica que teológica. Pero es evidente  que en su poema convive una concepción del Ser. No un Dios conocido, si asoma a veces un dios panteísta, pero es un dios que a veces asoma y otras no. Un Deus absconditus que a veces el propio poeta sustancia.  Sin embargo, es un dios más distante y despersonalizado. No en el sentido del panteísmo fraternal de Alfonso Guillen Zelaya. Y si a Guillen Zelaya se le puede llamar El poeta de la naturaleza, sin duda nadie le arrebatara a Domínguez, ser  El poeta de la materia.  Pero el dios de Domínguez, es un Dios más mecanicista que material.  Si bien a veces simpatiza con ese dios hecho maquina. Pero es un Dios silente, que no contesta preguntas:

 Inexorable
y muda a mis preguntas permaneces
como si fueses sorda o insensible

La concepción materialista de Domínguez, en su Himno a la materia, se acerca, sobre todo valga un parangón, por  su visión sobre la materia a la del filósofo materialista y evolucionista, Pierre Teilhard de Chardin (43), y su conocido y homónimo Himno a la materia. (44) Si bien en el Himno a la materia de Domínguez, puede embonar en algunos  aspectos, no calza totalmente con la visión cósmica definitiva de Teilhard de  Chardin. La diferencia radica sumariamente en que en la materia del pensador francés  su dialéctica materialista encarna  un proceso que avanza a un estado final y definitivo,  esa evolución de la materia encontrara su plenitud en el punto omega. En Teilhard  de Chardin se va materializando y personificando un recorrido ascensional de esa materia, en Domínguez, por lo contrario no hay un principio y menos un final. Es decir en Teilhard  de Chardin se desencadena un recorrido hacia la perfeccion del hombre o la humanidad;   en Domínguez no se identifica una causa primera ni una causa final. Ni se plantea una perfección del hombre como meta final. (45) Ni dota a esa materia de una sustancia original, lo que lo obliga a presentarnos a un dios materia ad hoc. Nos presenta una materia en media rex, aunque si reconoce que la materia como tal es el principio y el fin. Pero que la “sustancia” que lo mantiene muere en el proceso, solo se trasforma pero sin evolución y por la tanto esa materia no es perfectible ni trascendente. 

Domínguez bendice la materia

¡Salve mil veces/oh, materia infinita y soberana

Teilhard de Chardin bendice la materia

Bendita seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura roca, tú que no cedes más que a la violencia y nos obligas a trabajar si queremos comer. Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable pasión, tú que nos devoras si no te encadenamos.

Domínguez la compara a la creación

¡oh, materia! alma y vida del gran todo
llamada Creación.


Domínguez compara la materia a un  dios

¡Oh materia!/Tú eres lo único eterno; tú no acabas; /tú no aumentas, tú no disminuyes; /
eres principio y fin de cuanto existe; (…), inteligente y pura, /cual si Dios mismo su poder rigiese…

Domínguez reconoce la eternidad de la materia

Tú sola, /oh. Materia grandiosa e ilimitada, /persistes sobre todo eternamente

Teilhard de Chardin reconoce lo infinito de la materia 

Materia, Duración sin límites, Éter sin orillas, Triple abismo de las estrellas, de los átomos y de las generaciones


Teilhard de Chardin reconoce los opuestos de la materia

Tú que castigas y, que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastruecas y que construyes, tú que encadenas y que liberas,

Y aquí se separa Teilhard de Chardin

Teilhard reconoce la evolución de la materia

Bendita seas, poderosa Materia, Evolución irresistible, Realidad siempre naciente, tú que haciendo estallar en cada momento nuestros encuadres nos obligas a buscar cada vez más lejos la Verdad

capacidad de ser y de Transformación en donde germina y crece la Sustancia elegida.

Teilhard de Chardin reconoce al igual que Leibniz el espíritu en la materia

Te saludo, potencia universal de acercamiento y, de unión mediante la cual se entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en, el camino del Espíritu.

Teilhard reconoce lo trascendental

Para llegar hasta ti, Materia, es necesario que, partiendo de un contacto universal con todo lo que se mueve aquí abajo, sintamos poco a poco cómo se desvanecen entre nuestras manos las formas particulares, de todo lo que sostenemos, hasta que nos encontremos frente a la única esencia de todas las consistencias y de todas las uniones

Te saludo, Medio divino, cargado de Poder Creador, Océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado

Domínguez reconoce la eternidad de la materia

Tú sola, /oh. Materia grandiosa e ilimitada, /persistes sobre todo eternamente

Domínguez proclama un relativismo moral

pues nada en realidad es malo o bueno.

Domínguez proclama una vida absurda   

El hombre vive/sobre un planeta opaco y pequeñísimo/donde la vida es corta y sin objeto;

Y desde una perspectiva teológica, para Domínguez si hay un Dios. Ese Dios es la materia en sí, a la cual le da los atributos parciales de un Dios. Pero también la dota  de la naturaleza de una maquina que crea y destruye. Pero igualmente a veces duda y cree que es Dios mismo: ¿Eres hija de Dios? ¿Eres Dios mismo? Esa ambivalencia se mantiene constante en el poema: !/Eres monstruo a la vez que santa madre;/mezcla de sombra y luz. Domínguez no reconoce a un Dios Creador ni panteísta sino a  un Poder Creador.          

¡Salve mil veces/oh, materia infinita y soberana

¡Oh materia!/Tú eres lo único eterno; tú no acabas; /tú no aumentas, tú no disminuyes; /
eres principio y fin de cuanto existe; (…), inteligente y pura,/cual si Dios mismo su poder rigiese…
¡oh, materia! alma y vida del gran todo/llamada Creación.

¿Sabes acaso/que el hombre, ese pigmeo miserable,/te desprecia creyéndose en la tierra el rey de lo creado, un ser distinto/y superior a ti, que tienes un alma/en donde se concentra lo infinito/y eterno de las cosas, viva chispa/que no puede morir; porque su origen arranca del aliento luminoso/del divino arquitecto de los mundos.



Domínguez proclama su escepticismo

cuando el escepticismo se adormece


Pero Domínguez también proclama su nihilismo:

que a ser posible/fuera mejor exterminar la especie/e impedir que el dolor la perpetúe

¡Ay, infeliz el que por suerte cae/en el círculo odioso de la vida,

Fatalmente/transmitiendo la vida sin pensarlo/a nuevos infelices?

Domínguez  condena a la materia y al final la bendice:

¡oh, materia despiadada!/Eres monstruo a la vez que santa madre;/mezcla de sombra y luz;/conjunto inmenso/donde todo comienza y todo acaba/como en terrible mar. ¡Salve mil veces/cuna y sepulcro
de los mismos astros!/ ¡Digna obrera de Dios! mil veces salve!



REFLEXIONES FINALES

Finalmente, un par de reflexiones finales sobre el  poeta Domínguez y su poema El himno a la materia.  La primera en consideración  al carácter valorativo de  toda una obra o de la vida misma del poeta por un solo poema. Si bien El Himno a la materia es su poema más emblemático. Las conclusiones no pueden ser extendidas a  toda su obra, además de que no son concluyentes.  Si seria un guiño saludable estudiar su obra para encontrar otros poemas que sintonicen con el poema aludido. Y establecer  un balance de su poema alma mater con el resto de su obra poética. Seguramente, el poema además de haber contribuido a una imagen pesimista sobre la vida, le refuerza el hecho de la propia  muerte del poeta. Esos hechos pueden distorsionar o quizá aclarar ciertas bifurcaciones sobre el rumbo de sus posibles caminos para interpretar su obra completa. Aún siempre quedara la duda, valedera para todos los poetas que mueren jóvenes: ¿hasta donde hubiese llegado un poeta como Domínguez de haber vivido más? Y pensemos también en su contemporáneo Juan Ramón Molina.  Difícil será contestar a esa pregunta. Pero si es vital declarar que su potencial poético era vasto y lo acompañaba  una enorme pasión, típica en muchos poetas románticos. Lo que no es muy típico, es el valor que tuvo Domínguez de escribir un poema como El himno a la materia, en una época maquillada de romanticismo y con escaso publico afín a sus ideas y seguramente rodeado de una sociedad muy conservadora e intolerante.

Sin duda su poema El himno a la materia, fue el producto de ciertas influencias y depositario finisecular de cierto determinismo que se refugiaba en su alma. Siempre influenciado por la todopoderosa realidad, por lo general hostil  que lo rodeaba. De una u otra manera, el poeta Domínguez  no en todos sus poemas resulta fatalista. Fue también un poeta civilista que además de haber escrito encendidos poemas a la patria. También compuso  poemas de amor.  Y hasta llego a escribir sobre la felicidad. Y en cuanto a sus poemas cada poema obedece a un momento de la vida síquica de un poeta. Y a veces se suceden bruscos giros y cambios inauditos de espectáculo. Nuevas influencias tocan a la puerta y van permeando el alma del poeta, que al final después de un traficar en su mente trasmuta en la cosa poética. Pero que a cada momento puede estallar en una nueva percepción sobre el mundo. En cada poeta mora una legión de poetas.  Giovanni Papini acerca del poeta Petrarca, afirmaba una verdad sencilla que es valida para interpretar la obra de poetas y escritores: que todo hombre, aun el más sencillo,  es por su parte mudable, diverso y múltiple. 

La segunda reflexión  toca tanto aspectos tanto formales como de contenido. Un poema puede ser compuesto de muchas formas, sin duda que El Himno a la materia no es el único poema materialista porque abundan tanto poemas materialistas, como autores que proclaman su materialismo. Igualmente por el horizonte infinito que abre el romanticismo,  y que este en una de sus vertientes desembocan en un naturalismo materialista intermitente que a veces prende sus luces y otras las apaga. Baste una escena cotidiana, muy imaginaria pero que ilustra el problema: Pensemos en un semáforo en un día triste de lluvia, que se alterna entre el rojo y el verde, nunca el amarillo. Y en lo más nutrido del tráfico, cuando la lluvia se ha convertido en chubasco,  el semáforo se queda solo en rojo. En una escena similar se encontraba Domínguez.   No obstante, el romanticismo de Domínguez puede ser acusado de pesimista o de nihilista, como los hay poetas románticos que también pasaron por distintos hondonadas o etapas de su poesía por ese estado oscuro. Uno de ellos, el romántico y pesimista, pero también universal: Leopardi. (46). Y donde quedaría ¿el Werther de Goethe?

Sin embargo cuando pensamos en El himno a la materia, ¿Cuáles fueron las influencias de Domínguez en ese poema?, o al considerar una vuelta de tuerca más.  Pensamos no tanto cuales fueron sus motivos para escribir un poema sobre la materia,   sino, ¿cuáles fueron sus motivaciones y condicionantes para escribir ese poema de la manera exclusiva en que lo hizo? Y no dudamos que entre esa externalidad y esa interioridad del poeta, ha de haber emergido una lucha titánica entre sus pasiones subjetivas y  lo objetivo del mundo. Es decir no nos preguntamos  por qué lo hizo, sino que nos preguntamos por el proceso mental  de cómo lo hizo. Posiblemente nunca lo sabremos. Pero si se sabe que Domínguez era un hombre culto para su tiempo, y que era un buen lector, que además hacia traducciones poéticas de un par de idiomas. Y que llego a desempeñar importantes cargos en la administración publica. Es decir su imagen no correspondía a la de un marginal o un fracasado. Por supuesto es bastante probable que haya leído a Lucrecio y  algo de la obra de gran poeta latino llegase a sus manos.

Recordemos también que Domínguez conoció las tierras yermas e inhóspitas del  escepticismo de Schopenhauer y posiblemente frecuento a última hora o de carambola los paisajes dibujados por la nada del nihilismo avasallador de Nietzsche.  Dos autores cuyas corrientes están genuinamente representadas en el poema. Pero tampoco ninguna influencia es pura. En tanto perfectamente pudo haber ostentado un materialismo más benevolente.  Pero creemos que Domínguez ya se había trazado una raya de no retroceder al momento de iniciar ese poema. La publicación de su poema fue como cuando los conquistadores quemaron las naves en el Golfo de México,  no había forma de regresar. No había retorno. Entonces ¿de dónde le vienen las raíces de ese materialismo tan fatalista  y exacerbado?   Tampoco lo sabremos. Con Lucrecio o sin Lucrecio. Escribió un poema vigoroso en sus razonamientos y arrebatador en su pasión poética. Si domesticado en el movimiento de las imágenes. Pero aún así con unas cuantas anticipaciones notables. (47) Sin embargo, tenemos una sola objeción sobre ese poema. Creemos, que el poeta Domínguez sin la necesidad de ceder ni siquiera un átomo  a sus creencias materialistas y agnósticas. Por demás respetables y convincentes. Si pudo haber sido más flexible y más equilibrado en el uso exclusivo de sus potentes recursos poéticos: quizá conciliar  la forma entre las ideas y lo poético, quizá cimentar un buen equilibrio entre razón e imaginación, y quizá armonizar ese distanciamiento cosificado entre el impulso de la cruda y fría naturaleza hecha materia y el resplandor cálido de lo humano. Pero es obvio que eso no sucedió, en consecuencia Domínguez se dejo arrastrar inocente y  totalmente por un mecanismo pasional y una fuerza ciega innominada que lo devora todo:   dioses y naturaleza,  hombres y poetas,  libros y poemas. 


Las últimas palabras del poeta Domínguez

Hay dos momentos, en la muerte del poeta Domínguez,  el primero una vez herido a muerte, y tendido en una cama,  donde Domínguez desvariando o quizá con cierta lucidez se manifiesta. El segundo las últimas palabras antes de morir. Ambos testimonios son narrados por dos personas diferentes, en diferentes momentos del tiempo, en una misma revista literaria. De ambos momentos trascribimos las palabras (48)  

Primer momento, herido y ya tendido en una cama, exclama:

«-¡Baja, baja, baja…! ¡Sepúltame en la nada…húndeme en el caos; Baja, baja, baja! » (49)

Segundo momento, ya agonizante pronuncia sus últimas palabras que fueron:

«Corazón, húndete en la nada (Mejia, M.1965:24).» (50)

Y sacamos a  colación estos momentos dramáticos de la muerte del poeta por sus palabras finales, esa secuencia de vocablos: Baja, nada, húndeme, caos. Allanamiento de palabras que quizá confirmaban una verdad subyacente del poeta. Ese sentido de sentirse nada o igual a la nada o hundirse en la nada. Son síntomas no solo de la muerte física sino espiritual del poeta, pero sobre todo que delatan esa angustia existencial que le carcomía el alma. Porque esa palabra: nada. Tiene un doble valor connotativo, el poeta no solo se siente una nada, sino que quiere hundirse en la nada. En ese sentido esa nada en la que quiere hundirse es una concepción del mundo y de su visión de la vida. Iguala su vida al mundo que para él es una nada.

Pero esa irrupción de Domínguez, no es enteramente nueva ni marginal en el pasamiento occidental. Es la desintegración del hombre moderno ante las inexorables  perdidas de referentes en un inicio de siglo en que se desmoronaban lo mismo  grandes concepción del mundo como inconmovibles  visiones del arte. En el caso de Domínguez, por supuesto, caso extremo acompañado de otras motivaciones. Que fueren las que fueren, solo evidenciaban que Domínguez además de ser un poeta pasional, era un hombre tremendamente sensible.  Pero por sensible también vulnerable.  Sin embargo la angustia que se refleja en ese poema y que quizá es la consumación de una angustia que venia arrastrando desde lejos, y que abruptamente detona en el poema. Se acentuó después de haber publicado el poema, porque al hacerlo se exponía: quedaba al descubierto íngrimo ante el mundo. El mismo poema, El himno a la materia,  ya advertía entre líneas esa fijación en la nada, el hundimiento y el caos.

 En la estrofa 7 dice el poeta:

Más si la vida individual es breve/
 y pasa como sueños y luego se hunde,/
en la noche espantosa del olvido
                                                                                                                                     
En la misma estrofa unos versos adelante, señala:

Una vida en verdad es casi nada;

Y en la estrofa 11 dice: 

del que sacó del fondo de la nada
el principio de todo, el caos mismo,


Y en  la estrofa 16 agrega 

El hombre (…)
se hunde
en la tremenda noche inescrutable



(Las negrillas son nuestras)

Pensadores posteriores  han  abordado el problema de la nada. El filosofo Soren Kierkagard, declara en uno de los  pasajes de  su obra El concepto de angustia:  

«Lo que yo soy es una nada, esto me da a mí y a mi carácter la satisfacción de conservar mi existencia en el punto cero, entre el frio y el calor, entre la sabiduría y la necedad,  o entre el algo y la nada, como un simple Quizás.»  (51)

Sin embargo esa angustia, en Kierkergaard es matizada. ¿Estaría el poeta Domínguez en el punto cero? En esa frontera borrosa que lo llevo a escribir un poema como El himno a la materia. O en esa situación posterior de inmolarse que le afirmo su sentido de vida;  o  ya en ese escenario terminal y moribundo de tener los arrestos  de manifestar  en sus últimas palabras una lacónica pero sustancial concepción del mundo. 

Más fulminante que la de Kierkergaard resulta la visión de un escritor también angustiado como F.Kafka, ahora oigamos al angustiado Kafka:

 «Yo me encontraría hoy en semejante situación. Morir no significaría otra cosa que dar una nada a la nada…y no solo una nada vacía, sino a una nada rugiente, cuya nulidad solo consiste en lo inconcebible.» (52) (T.241)

Curioso y paradójico, resulta el Domínguez final,  curioso que hasta en sus últimas palabras fue fiel a su visión y que haya  logrado compaginar el rostro de su vida con el rostro de su poema. Y que ambos rostros confluyen como el anverso y reverso de una  misma moneda en su poder y tirada al aire. Pero además de curioso, es también paradójico, que Domínguez con su finalidad hecha materia, fiel a su visión cumpla en parte  aquella  exhortación neo testamentaria y  apocalíptica: «Se fiel hasta la muerte…» (53)

 El péndulo poético del poeta

El movimiento es el himno de la materia  

Dos textos admonitorios que representa un acercamiento a la vía poética. El poeta Domínguez, sustanciado en su poema, oscilo entre dos realidades  o representaciones del mundo. La  primera en una bipolaridad de un mundo  material que lo mismo es condenado que generosamente alabado. Y la segunda,  una corriente subterránea que a veces lo acerca, sin llegar totalmente a ella, a un nihilismo radical y oscuro.     

Sobre ambas oscilaciones pendulares en que se movía el poeta Domínguez en su poema El himno a la materia,  un par de textos:

El primer texto, volvemos a  Giovanni Papini, quien al  pensar de la obra de Petrarca, dice: 

Como a todos los delicados  y los refinados, el mundo le tentaba mientras se hallaba lejos de el, y le repugnaba mientras estaba cerca; buscaba como todas las victimas del genio, lo imposible, y apenas lograba obtener algún átomo de lo posible. Su tragedia es la tragedia de todos los poetas: el tormento de vivir con una naturaleza mezcla de celestial y terrestre, dentro de una cárcel toda ella terrestre. (54) 

La segunda, aquella puesta en boca por Mefistófeles en el Fausto de Goethe (otro romántico, medio filósofo y medio científico).  Mefistófeles, el personaje que abiertamente desde la trinchera profunda del nihilismo radical y oscuro proclama una negación de toda vida humana y natural. Dice Mefistófeles:

Soy el espíritu que siempre niega.
Y ello con razón, pues todo lo que
nace
no vale mas que para perecer
por eso seria mejor que nada surgiera…(55)

(la negrilla es nuestra)


Notas bibliográficas


36. Las estrellas y  astros se extinguen: Demografía del Cielo: La extinción de las Estrellas, (articulo) Oscar Rodríguez. Citado textualmente: «El Universo se está apagando lentamente desde hace 5.000 millones de años, porque no nacen suficientes estrellas para reemplazar a las que han muerto. Esta sospecha de muchos astrónomos se ha convertido en certeza con la última investigación de dos astrofísicos de las universidades de Pennsylvania y Edimburgo quienes, tras observar una detallada recopilación de imágenes de telescopio de 40.000 galaxias cercanas a la Vía Láctea, han concluido que la última estrella dejará de brillar algún día, y el cielo se quedará a oscuras
37. ¿Estamos solos en el universo? La NASA confirma la existencia de 1284 nuevos planetas. Citado textualmente: Hay 1284 nuevos planetas fuera de nuestro sistema solar, la cantidad más grande jamás anunciada en una sola misión. Las probabilidades de encontrar vida en el espacio aumentan. El responsable de que esto se haya hecho posible fue la sonda de exploración Kepler, sí, aquella que nos ha dado tan buenas noticias y uno que otro susto, misma que terminó su misión principal en 2012 y desde 2014 está en una misión extendida (K2) dedicada a la investigación, exploración y descubrimiento de exoplanetas y supernovas. Lo curioso de esto, es que el Kepler no es capaz de encontrar planetas por sí solo, el método que utiliza consiste en mirar por un largo periodo de tiempo, trozos de universo donde se encuentran una gran cantidad de estrellas, esperando que alguna de ellas cambie su brillo, lo que significa que algo está pasando (en tránsito) entre la estrella y el telescopio. Después de esto viene la parte complicada, ya que los investigadores deben determinar por medio de otros telescopios y métodos, si de verdad se trata de un planeta o simplemente fue un falso-positivo creado por otras estrellas o cuerpos. Es así como hoy se ha confirmado, con el 99% de precisión, la existencia de 1284 nuevos planetas, los cuales se sumarán a los actuales descubrimientos llegando a la cifra de 2325 planetas confirmados fuera de nuestro sistema solar, donde además se está informando que existen otros 1327 en lista de espera. Publicado por Raul Álvarez Xataka.com, 10 de mayo 2016  
38. Un punto azul pálido. Una fotografía de la Tierra tomada por la sonda espacial Voyager 1 «desde una distancia de 6000 millones de kilómetros. La imagen muestra la Tierra como una mota o punto de luz casi imperceptible debido al fulgor del Sol. La foto fue tomada el 14 de febrero de 1990, junto al resto de las imágenes del mosaico fotográfico denominado Retrato de familia, que incluye a otros planetas del Sistema Solar. » Sobre esa foto Carl Sagan elaboro un texto y un video llamado: Un puntito azul, en donde se observa la pequeñez del planeta tierra ante la vastedad del cosmos
39.  Finalmente, sobre la relación entre poesía y universo y cosmos. Todos los poetas le han cantado a los astros, las estrellas y  la luna. Sin embargo, en Domínguez, hay una concepción más sistemática del universo que  vislumbra.  Y esa concepción es de un poeta que escribió en las postrimerías del siglo XIX, y primeros años del siglo XX. Más que basarse en sus influencias hay que reconocer en Domínguez, por demás un poeta vigoroso, aunque fatalista es este poema. Sus anticipaciones, si bien escasas son notables. Si los astrónomos o científicos se han basado en la intuición de los poetas y escritores, porque tal y como decía Shelly en Defensa de la poesía, los poetas son los legisladores de la humanidad pero también habría que agregar que son las antenas del mundo. Pero esa relación también puede ser a la inversa. La poeta   Maya Angelou, premio nobel de literatura  se inspiro en una conferencia de Carl Sagan para componer su poema: “A Brave and Startling Truth”.  Citado textualmente: «The second annual Universe in Verse — a celebration of science through poetry, and a voice of resistance against the assault on nature — opened with the poem “A Brave and Startling Truth” by Maya Angelou (April 4, 1928–May 28, 2014), which flew to space on the Orion spacecraft. I chose this poem to set the tone for the show in part because it is absolutely stunning and acutely relevant to our cultural moment, and in part because the first time I read it, it sparked in me a sudden insight into the often invisible ways in which science and poetry influence and inspire one another — into how the golden threads of thought and feeling stretch and cross-hatch across disciplines to weave what we call culture. Angelou composed the poem for the 50th anniversary of the United Nations in 1995. In 1994, Carl Sagan delivered a beautiful speech at Cornell University, inspired by the Voyager’s landmark photograph of Earth seen for the very first time from the outer reaches of the Solar System — a now-iconic image the spacecraft took on Sagan’s spontaneous insistence before shutting off the cameras upon completion of the planned mission to photograph the outer planets. » En A Brave and Startling Truth: Astrophysicist Janna Levin Reads Maya Angelou’s Stunning Humanist Poem That Flew to Space, Inspired by Carl Sagan. Fuente:  brainpickings.org by Maria Popova.
40. W.K C Gutrie Filósofos griegos de Tales a Aristóteles. Fondo de la Cultura Económica, Traducción Florentino M.Torner 1958, p.42 
41. Demócrito, (460-430 A.c.) Filósofo griego, discípulo de las teorías atomistas de Leucipo. Demócrito fue un pensador con anticipaciones geniales, que influyeron en Epicuro y en la física y química no solo de su tiempo, sino de épocas posteriores.  Su idea clave era el átomo, en griego sin división.  Y a partir de ello intento explicar el universo. El átomo era en su concepción, indestructible, eterno e indivisible. A partir de la física cuántica del siglo XX, esta concepción cambia, ya que se encuentra que hay partículas más pequeñas que el átomo. “Poco sabemos de su vida, probablemente desfigurada por tradiciones de dudoso crédito. Por su tendencia a la ironía y a la explicación racional, de los fenómenos, fue llamado el filósofo que ríe.  Manuel Alfonseca, Diccionario Espasa, 1000 grandes científicos. Espasa, 1996.p.150
42. Con los moldes de la naturaleza,  Domínguez aborda uno de los temas centrales de los filósofos presocráticos, esa pareja indisoluble: materia y forma. Los filósofos presocráticos creían en la materia como fundamento del universo, pero es hasta la aparición de los pitagóricos,  y Platón que los filósofos apuntan a la forma más que a la materia. En sentido aristotélico, un ejemplo sencillo pero comprensible seria: la materia es la madera, el pupitre la forma, esta lleva implícito cumplir una función. Comparte una visión del teósofo Marcel Schow. Cuando afirma: «Toda construcción está hecha de restos y lo único nuevo en este mundo son las formas». El libro de Monelle, Marcel Schwob.
43. Pierre Teilhard de Chardin, (1881–1955), científico y pensador francés, ingreso en la Compañía de Jesús en 1898. Dedicado exclusivamente al estudio científico, (Geología). Los más conocidos entre sus libros son: El medio divino (1926-1927), El fenómeno humano (1938-1940), El zoológico humano (1949). La aparición del hombre (1956) La energía humana (1962) Sus puntos centrales son: 1. La intuición de la evolución humana “evolucionismo integral”,  2. una materia originaria el “material del universo”, 3.El proceso de evolución se orienta hacia niveles mas altos de complejidad. 4. Hacia una mayor socialización del hombre 5.Todo avanza hacia un punto omega. En ese punto omega el hombre reconocerá al  “Dios Creador”. Datos tomados de Pedro R, Santidrian, Diccionario Breve de pensadores cristianos, Editorial Verbo Divino, 1991, 438-39.     
44. El himno la materia de Teilhard de Chardin es posterior al de Domínguez. El autor francés compuso su Himno en 1919, como parte de su himno Universal. Escrito con una  prosa elegante y poetizada. Domínguez escribió su Himno a la materia, poema en verso  con métrica y rima, en 1902, casi 17años antes del de Teilhard de Chardin.  
45. G.Santayana , es su opúsculo sobre Lucrecio, idéntica una frase , en el poema de Lucrecio, que Santayana, asume con una causa final. Lo citamos  textualmente, dice Lucrecio: Nada, dice, surge en el cuerpo para que podamos utilizarlo, sino que cuanto surge produce su uso. En tres filósofos poetas, p.71. En esa frase resume Santayana las causa final es la materia en el poema de Lucrecio. No tenemos ninguna objeción pero si una inquietud sobre esa causa final. Por supuesto que Santayana lo hace pensando en el hombre como especie. Pero  si pensáramos en las cosas, la materia de las cosas naturales, cual seria esa causa final. Pensemos en un árbol, en la madera de ese árbol y en un pupitre, bajo esa lógica esa seria la causa final de la madera y así se podrían encontrar  varios ejemplos. Pero volvamos al hombre como especie. Y a la revelación de Lucrecio, que es lo que puede surgir del cuerpo, como causa final. Esto implica una cosa, y es aceptar la evolución como tal, solo si pensaríamos que en un futuro muy lejano el hombre como especie podría llegar a tener un órgano nuevo, sea un nuevo brazo o un ojo más. Pero lo curioso de esto es  que Lucrecio o Santayana, le asignan a esta causa final, un sentido de funcionalidad. Lo que lo define es como utilizar ese nuevo órgano, su causa final  no es que aparezca, sino que esta determinado por su uso. Y aquí no se entra a considerar cuando ese nuevo órgano, en el futuro incierto aparecerá. Si es que aparece, pero su función esta bien determinado por una concepción eminentemente funcional y materialista. Su solución no esta en el presente sino en el futuro. Domínguez, dado la brevedad de su poema, evade entrar en esas consideraciones, entra al  poema en media res, por lo que elimina el asunto de causa primeras y causas finales. Tampoco hay un indicio de esa casualidad final, a menos que tomemos el  principio : Ego sum alpha et omega, principium et finis.   
46. Giacomo Leopardi. (1798-1837). Poeta romántico italiano, aquejado desde su juventud de enfermedades y una deformación física,   que lo hicieron abrazar un camino pesimista sobre la vida. Su poesía además de civilista es sicológica y filosófica, amparada en el dolor y la negación de cualquier trascendencia divina.  «Cantor del dolor universal,   (…) esto lo consigue Leopardi, por que no es tan solo un ser que sufre, sino también un sicólogo y un filosofo del dolor. Que logra partiendo de un sentimiento personal  y por lo tanto mas conocedor de valores universales  dar al dolor un significado cósmico, transformándolo en lo que los alemanes llamaron “Weltschmerz”, dolor universal.» En Giacomo Leopardi, Breve historia de la literatura italiana. Federico Ferro Gay, editorial Porrúa, 1990, pag 118.Aqiui habría que agregar, que Leopardo parte de su dolor personal para luego sobrepasarlo y dotarlo de un carácter de dolor universal. De ahí que Leopardi, aún con su pesimismo hay sido tan unánimemente  aceptado. En consecuencia al pensar en el poema de Domínguez, el cual se refugia en una  angustia muy personal, también asomas vetas en que anidan elementos universales: una angustia cósmica. Por supuesto mucho mas acentuada en Domínguez que en Leopardi.           
47. Dos anticipaciones de Domínguez, en su poema El himno a la materia, la primera, el tono de su estrofa 18, sintoniza  con una parcela de la reflexión del poema de Max Ehrmann, Desiderata  escrito en 1947. Una segunda anticipación es El himno a la materia de Domínguez, escrito en 1902 y El Himno a la materia de Teilhard de Chardin escrito en 1919. Sumando a ambas, no tanto su carácter de observación científica, sino su almacén de  intuiciones poéticas sobre el cosmos imaginario que construye, y que podría ser cotejado con los avances e investigaciones de la ciencia espacial actual.
48. Ambos textos están citados con su respectiva autoría en José Antonio Domínguez. Obra poética escogida de sus manuscritos. 1885-1903.Edicion de Héctor M. Leyva. Secretaria de Cultura, Artes y Deportes, 2008. p. 27 y 87. El primer texto: Bermúdez, Antonio M.1969. Los últimos momentos de una gran poeta. En revista Ariel .X (207): 20, febrero, El segundo  Mejía, Medardo.1966. Domínguez en la revista Ariel  para salvar su obra. Revista Ariel Tegucigalpa, junio 8 (176) 2
49. Idem., Leyva, Héctor,p.27 2008
50. Idem., Leyva, Héctor, p.87,2008
51. Santidrian, Pedro R Diccionario Breve de pensadores cristianos. Editorial Verbo Divino, 1991, p. 263-264. Y en ese tenor, sobre J.A. Domínguez, dada su atormentada vida y su final infausto, siempre arropado en esa angustia existencial; nos preguntamos si se podría emprender a manera de exploración, una línea investigativa de la obra o el poema El himno a la materia desde el concepto de angustia de Soren Kierkergaard. (1813-1855).     
52. Citado por Werner Hoffman, en Los aforismos de Kafka, Breviario, Fondo de la Cultura Económica, 2001, p.27 (T.241)  
53. Apocalipsis capitulo 2, versículo 10. El versículo completo se lee:  «Se fiel hasta la muerte y yo te daré la vida eterna.»
54. Papini, Giovanni. Petrarca en Los operarios de la viña y otros ensayos. Editorial Porrúa, 1994, p.50
55. Ferrater Mora, José. Entrada Nihilista. Diccionario de Filosofía de Bolsillo, tomo 2.  Compilación por Priscilla Cohn. Alianza editorial, 1999, p.613







HIMNO A LA MATERIA POR JOSE ANTONIO DOMINGUEZ (1902)

1
¡Oh, materia sublime, eterna y varia
que con el gran prodigio de tu esencia
y el arcano infinito de tus formas,
como madre perenne, siempre joven
a quien su propia fuerza fecundara,
llenas la inmensidad de Universo
y eres causa y efecto misterioso
de cuantos seres bullen y rebullen
con aspecto de vida en los espacios,
desde los vastos mundos y los soles
que por la noche brillan como antorchas
suspensas en el éter cristalino,
hasta los invisibles infusorios
que habitan en miríadas y millones
en el fondo irisado de una gota
de rocío...!


2
¡Oh, prolífica y sagrada
materia que en el vasto mecanismo
de la augusta creación tienes tu imperio
de omnímodo poder, y a todas horas
ordenas y ejecutas por ti misma
las leyes admirables que presiden
la vida universal, diversa siempre
del coro de criaturas que en ti nacen
y a ti vuelven al fin: obras perfectas
en cuanto cabe serlo en lo infinito,
que ora inmensas cual moles desmedidas;
ora medianas, ora imperceptibles,
de ti el cuerpo reciben y el aliento
que sujeta sus órganos y hace
que cumplan por lo menos su destino
de nacer y morir!

3
¡Salve mil veces
oh, materia infinita y soberana!
De la que surge sin cesar creadora,
ordenándolo todo con maestría,
la fuerza, ese milagro portentoso,
especie de alma mater de tu seno
que incontrastable, inteligente y pura,
cual si Dios mismo su poder rigiese
produce los fenómenos más grandes,
combina los agentes más fecundos,
da vida a los primarios elementos
y organiza la vida de los seres
que brotan de los mundos, de igual modo
que hace que giren éstos en sus órbitas,
por la atracción tan sólo suspendidos
alrededor del sol!

4
En ti reside,
de ti dimana y hacia ti refluye
la vida universal que no se agota
y es como inmenso genesíaco río
que al recorrer su seno lo fecunda,
porque lleva en sus ondas la simiente
de que brotan en mágicos regueros
las vidas de que surgen nuevas vidas
que al llenar su misión dejan el germen
de nuevos seres que al vivir difunden:
porque en el laboratorio de lo creado
en tanto que unos mueren otros nacen
y la vida se extiende y se derrama
buscando nuevos moldes y por último
se transforma y renace de la muerte
cual fabuloso fénix

5
¡Oh materia!
Tú eres lo único eterno; tú no acabas;
tú no aumentas, tú no disminuyes;
eres principio y fin de cuanto existe;
de ti depende todo y a ti torna.
Eres la misma aunque diversa siempre
pues tu esencia suprema indestructible,
es tan compleja y a la vez tan una
que recorre una escala interminable
de formas, de organismos y de vidas,
y en labor incesante por doquier
renueva sus creaciones y persiste
esparciendo destellos de sí misma
que encarnan nuevas vidas, cual si fueses
¡oh, materia! alma y vida del gran todo
llamada Creación.

6
Tú solamente
no has tenido alborada ni podrías
tener jamás acaso. Cuanto alienta
lo mismo en lo pequeño que en la grande
está sujeto el tiempo: vive y muere;
es decir, se transforma y en ti queda;
pues la vida del ser sólo es fenómeno
de resplandor fugaz. Los mismos
soles y los mundos de fábrica tan sólida
tienen su fin; tras incontables años
llega el día en que extinto su calórico
giran en los espacios insondables
cadáveres helados e insepultos,
en tanto que quizás en otros cielos
nuevos mundos se forman donde pronto
brotaran nuevos seres.

7
¡Oh, prodigio!
Mas si la vida individual es breve
y pasa como sueños y luego se hunde
en la noche espantosa del olvido
no así la vida universal. En vano
la muerte apaga con su helado aliento
las llamas de la vida una tras otra.
Una vida en verdad es casi nada;
pero el conjunto inmenso de las vidas
que forman el vastísimo Universo
eso es algo magnífico y grandioso
que no puede abarcar el pensamiento,
que no puede extinguir soplo ninguno,
que a todo cataclismo sobrepasa.
Y en inmortal cadena se prolonga
llenando lo infinito.

8
Lo que el hombre
llama a muerte y le teme a cada instante,
es sólo una apariencia, un accidente
que prepara, ¡oh, materia!, tus deshechos
a nuevos organismos, sin que pueda
menguar el poder de tus creaciones
porque previsto se halla y mucho sirve
en el plan colosal de sus sistemas.
La muerte para ti sólo es acaso
como un abono que te das a ti misma
tal vez por mantener ágil e incólume
de tu vigor el germen patentísimo;
o quizás como un baño en cuyas aguas
rejuveneces tus gigantes miembros
por cuyas venas corre siempre nueva
savia de eternidad.

9
La muerte nunca
destruye, ni podrá de modo alguno
la más mínima parte de tu masa;
ella es quizá el agente más activo
que en el taller inmenso de los seres
esparce los raudales de la vida
que de ti mana en incansables ondas.
Ella no mata; en realidad divide,
y separa elementos que bien pronto,
al combinarse en prodigiosas mezclas,
dan vida inesperada y repentina
a extraños organismos que se forman
como por ley fatal, pero que es siempre
la providencia eterna de las cosas
que también es corona deslumbrante
de sus grandes virtudes.

10
¡Oh, materia!
Sin duda cuando creas y transformas,
cuando enciendes la antorcha de una vida
o cuando apagas esa antorcha, no haces
ni bien ni mal; o al menos no meditas
tan extraños efectos que anonadan
la oscurísima mente de los hombres;
reside en ti la perfección suprema
de la inconsciencia que por ley divina,
bajo el influjo de potentes causas,
lo mismo crea a un mundo prodigioso
que da vida a un insecto. Eres hermosa,
eres sublime cuando das la vida
lo mismo que al quitarla en apariencia
sin que te importe a quien.

11
¿Sabes acaso
que el hombre, ese pigmeo miserable,
te desprecia creyéndose en la tierra
el rey de lo creado, un ser distinto
y superior a ti, que tienes un alma
en donde se concentra lo infinito
y eterno de las cosas, viva chispa
que no puede morir; porque su origen
arranca del aliento luminoso
del divino arquitecto de los mundos
del que sacó del fondo de la nada
el principio de todo, el caos mismo,
que al condensarse y adquirir contornos
te dio el cuerpo y la esencia que transmites
a cada ser que en la extensión vacía
se despierta a vivir?

12
¿Has hecho caso
jamás de tus abstrusas ambiciones,
engendros del delirio de su mente,
que a comprender no alcanza cosa alguna
de cuanto encierra el panorama espléndido
de la naturaleza que es tan sólo
como un movible espejo de sus formas
diseminadas infinitamente
por los incalculables horizontes
apenas sospechados, porque nunca
la ciencia humana explorará el misterio
de tu extensión ni encontrará la clave
que la ayude a explicarse los enigmas
que ve por todas partes, ni siquiera
conocerá la esencia milagrosa
del átomo más leve?

13
El hombre iluso
nacido del calor de tus entrañas
e hijo tuyo a toda hora, no comprende,
no quiere comprender, que su existencia
es como todo lo que alienta y vive
es la esfera el orbe, solamente
el resultado de fatales fuerzas
que por virtudes propias al fundirse
producen el fenómeno que informa
la gran vitalidad de un organismo
no comprende que salvo la excelencia
de ciertas facultades que requieren
medios propios en él para externarse,
su vida se equipara por completo
a la de tantos seres multiformes
que como él también viven.

14
No comprende,
en su orgullo satánico engreído,
que su vida es levísima burbuja
que el roce más ligero despedaza;
no comprende que es él menos que un grano
de arena que se pierde y se confunde
en las inmensidades de un desierto:
átomo del océano infinito
que se piensa, ¡Oh blasfemia imperdonable!
imagen de Dios mismo.
Acaso ignora
que hay en el éter incontables mundos
superiores mil veces a la tierra
mundos que han de poblar sin duda seres
más perfectos que el hombre, ya en figura
ya en fuerza y facultad o porque tengan
más nobles atributos?

15
Pobre hombre
infeliz individuo condenado
a ser el habitante de un planeta
de los más inferiores que gravitan
en el éter azul de lo insondable,
alrededor de un sol, como si fuesen
enormes colibríes revolando
en torno a inmensa flor. El hombre vive
sobre un planeta opaco y pequeñísimo
donde la vida es corta y sin objeto;
gusano miserable que se sueña
muchas veces gigante, y por desdicha
despierta de su sueño de locura
para caer en seguida en otro sueño,
y así pasa entre sombras y quimeras
hasta que muere al fin.

16
¿Acaso tiene
misión alguna individual el hombre?
¿No es verdad que a pesar de cuanto digan
sobre la triste tierra el hombre pasa,
en perpetua niñez y luego se hunde
en la tremenda noche inescrutable,
sin dejar ni la huella de su paso
porque implacable con su mano el tiempo
todo lo borra al fin? ¿Cuál es entonces
el destino del hombre? ¿Por qué vive?
¿A qué viene a este valle de miserias
si no es a perpetuar si proponérselo
su propia imagen que la vivir prosigue
en la misma ignorancia, fatalmente
transmitiendo la vida sin pensarlo
a nuevos infelices?

17
¡Ah, la vida,
la vida individual es para el hombre
una cosa tristísima: hasta es justo
dejar que el pensamiento se solace
soñando nueva vida breves momentos
para morir después, que a ser posible
fuera mejor exterminar la especie
e impedir que el dolor la perpetúe
vedándole al amor reproducirse!
¡Ay, infeliz el que por suerte cae
en el círculo odioso de la vida,
porque juguete de inclementes hados,
irá sin rumbo padeciendo siempre
hasta hallar su sepulcro...!

18
Mas...con todo
a pesar de que el mundo de los hombres
no nos brinda la dicha ni podemos
hallar un alto fin que satisfaga
nuestra osada ambición, es indudable
que el mundo, el Universo, cuanto existe
si no nos dan felicidad alguna,
tal vez porque jamás nos conformamos,
son un bello espectáculo, una cosa
tan grande, tan magnífica y sublime
que muchas veces sin quererlo el labio
lleno de admiración se abre entusiasta
para entonar un himno laudatorio
al estupendo autor de tanto hechizo
de tanta maravilla incomprensible
y de tanto esplendor.

19
Cuando extasiado, contemplo la hermosura de un paisaje,
en la hora misteriosa del crepúsculo,
o admiro por la noche el firmamento
constelado de ardiente argentería;
cuando absorto  y suspenso me divago
recordando en mi espíritu mi efecto
de los mágicos cuadros que a mi vista
llenaron de estupor, ya en pleno bosque
ya en las cúspides altas. O bogando
sobre el dorso del mar; yo me deleito
con transportes de goce indefinible;
yo me alegro en verdad de la existencia
para ver y sentir, y dentro del alma
encontrar la certeza de algo grande
que eleva el corazón.

20
Cuando así pienso
cuando el escepticismo se adormece,
a través de la fe yo miro el mundo
como amable mansión y hallo la vida
en conjunto de todos los hermanos
como un vasto taller de donde surgen
para la sociedad inmensos bienes,
el progreso constante, el noble imperio
de la fraternidad, la dicha misma
brindando su porción a cada uno
todos unidos en grandioso anhelo
cumpliendo algún destino se figuran
ver a Dios que les va tras de las nubes
y les sonríe como padre amante
con entrañable amor.

21
Pero todo eso
es sólo un espejismo de la mente:
todos los seres que lo creado encierra
sólo somos visiones muy fugaces.
Todos feneces al fin, la vida es sueño
que se pierde entre dos noches obscuras.
La muerte misma es ilusión. Tú sola,
oh. materia grandiosa e ilimitada,
persistes sobre todo eternamente.
¿Eres hija de Dios? ¿Eres Dios mismo?
Yo no sé qué eres tú, ni a ti te importa
que yo crea o que dude. Inexorable
y muda a mis preguntas permaneces
como si fueses sorda o insensible.
¿Qué le importa el coloso formidable
lo que piense una oruga?

22
Tú sin duda
no debes ni pensar.  No te hace falta
porque tus pensamientos son acciones.
Eres tan grande, en realidad  tan grande,
que delante de ti todo es pequeño.
Y pensar que muy pronto, yo si acaso
soy átomo que piensa porque vive
dejaré de alentar para perderme.
y fundirme en tu seno hecho partículas
que al combinarse han de dar vida luego
ora a yerba y arbustos, al mezclarse.
¡Pensar que este fenómeno radiante
de mi vida infeliz ha de extinguirse
cual si no hubiese sido!

23
¡Qué tristeza!
el hombre es en la tierra cual sonámbulo
que dirige fantástico destino
o torpe acaso sin razón ninguna;
mas, no lo escarnezcamos, que no es justo:
su desgracia fatal culpa es de nadie;
pues nada en realidad es malo o bueno.
Por eso resignado y conmovido,
yo te canto,  ¡oh, materia despiadada!
Eres monstruo a la vez que santa madre;
mezcla de sombra y luz; conjunto inmenso
donde todo comienza y todo acaba
como en terrible mar. ¡Salve mil veces
cuna y sepulcro de los mismos astros!
¡Digna obrera de Dios! mil veces salve!





HIMNO A LA MATERIA POR PIERRE TEILHARD E CHARDIN (1919)

Bendita seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura roca, tú que no cedes más que a la violencia y nos obligas a trabajar si queremos comer. Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable pasión, tú que nos devoras si no te encadenamos.
Bendita seas, poderosa Materia, Evolución irresistible, Realidad siempre naciente, tú que haciendo estallar en cada momento nuestros encuadres nos obligas a buscar cada vez más lejos la Verdad.
Bendita seas, universal Materia, Duración sin límites, Éter sin orillas, Triple abismo de las estrellas, de los átomos y de las generaciones, tú que desbordando y disolviendo nuestras estrechas medidas nos revelas las dimensiones de Dios. Bendita seas, impenetrable Materia, tú que, tendida por todas partes entre nuestras almas, y el Mundo de las Esencias, nos haces consumir en el deseo de atravesar el velo inconsútil de los fenómenos.
Bendita seas, mortal Materia, tú que, disociándote un día en nosotros, nos introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de lo que es. Sin ti, Materia, sin tus ataques, sin tus arranques, viviríamos inertes, estancados, pueriles, ignorantes de nosotros mismos Y de Dios. Tú que castigas y, que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastruecas y que construyes, tú que encadenas y que liberas, Savia de nuestras almas, Mano de Dios, Carne de Cristo, Materia, yo te bendigo.
Yo te bendigo, Materia, y te saludo, no como te describen, reducida o desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un amasijo, dicen, de fuerzas brutales o de bajos apetitos, sino como te me apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad.
Te saludo, inagotable capacidad de ser y de Transformación en donde germina y crece la Sustancia elegida.
Te saludo, potencia universal de acercamiento y, de unión mediante la cual se entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en ,el camino del Espíritu.
Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal límpido de donde ha surgido la nueva Jerusalén.
Te saludo, Medio divino, cargado de Poder Creador, Océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado.
Creyendo obedecer a tu irresistible llamada, los hombres se precipitan con frecuencia por amor hacia ti en el abismo exterior de los goces egoístas. Les engaña un reflejo o un eco. Lo veo ahora.
Para llegar hasta ti, Materia, es necesario que, partiendo de un contacto universal con todo lo que se mueve aquí abajo, sintamos poco a poco cómo se desvanecen entre nuestras manos las formas particulares, de todo lo que sostenemos, hasta que nos encontremos frente a la única esencia de todas las consistencias y de todas las uniones. Si queremos conservarte, hemos de sublimarte en el dolor después de haberte estrechado voluptuosamente entre nuestros brazos.
Tú, Materia, reinas en las serenas alturas en las que los Santos se imaginan haberte  dejado a un lado; Carne tan transparente y tan móvil que ya no te distinguimos de un espíritu.
¡Arrebátame, Materia, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y la muerte;
arrebátame allí en donde al fin sea posible abrazar castamente al Universo!

Del libro “HIMNO AL UNIVERSO
      


Enlaces

Leyva, Héctor. José Antonio Domínguez. Obra poética escogida de sus manuscritos. 1885-1903.Edicion de Héctor M. Leyva. Secretaria de Cultura, Artes y Deportes, 2008




Panchame, Xavier. José Antonio Domínguez un poeta de transición. Himno a la materia un libro puente, publicado en la revista virtual Literofilia.







Crédito de las ilustraciones

5. Atomo, dibujo Google Imagen 
6. Espiral astronómica, foto, Google Imagen
7. The “Pale Blue Dot” photograph captured by the Voyager 1 (NASA/JPL)
8. Hombre meditando, dibujo, Google Imagen
9. Cabeza de hombre, dibujo, Google Imagen
10. Himno a la materia Teilhard Chardin

11. Casa en que nació J.A. Domínguez. Foto.