Tres poetas centroamericanos: Cardenal, Dalton y Sosa. Post Plaza de las palabras



En este post, Plaza de las palabras reúne tres grandes poetas centroamericanos, dos de ellos ya fallecidos y uno vivo: Ernesto Cardenal, poeta nicaragüense, sacerdote Trapense, y revolucionario, quien creo una comunidad en Solentiname. Al cual el escritor Cortázar le dedico un cuento con el mismo nombre. Cardenal, fue alumno de Thomas Merton Su poesía es de amor y revolucionaria,  pero su obra es vastísima, y transgrede lo puramente poético.  Obtuvo numerosos reconocimientos y premios. En el campo de la  poesía,  se da a conocer con su libro Oración por Marilyn Monroe y otros poemas (1965), del cual reproducimos, el poema Oración por Marilyn Monroe. El poeta Roque Dalton, salvadoreño, comprometido y combativo, cuya poesía descarnada, tiene algo de irónico,   gana el premio Casa de las Américas(1969) por su libro La Taberna y otros lugares, vivió exiliado en México, Checoslovaquia y Cuba por muchos años, y al regresar al Salvador murió asesinado, es representado por Poema de Amor, y finalmente uno de los poetas más representativos de Honduras, Roberto Sosa, ganador de los premios Adonáis de Poesía (1968) con su libro Los Pobres, y Casa de las Américas(1971) con Un mundo dividido para todos. Aquí incluimos su poema breve Los Pobres. El cual refleja una poesía matizada de denuncia social, con un estilo directo y lacónico, al final de su vida los poemas de Sosa se volvieron más intimistas. Con este post Plaza de las palabras recoge una poesía cargada de vitalidad y rebeldía que sembró escuela en generaciones de poetas centroamericanos y tuvieron impacto en la vertiente poética latinoamericana.  



ORACIÓN POR MARILYN MONROE
Ernesto cardenal (1925- )
Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.
Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century-Fox.
El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century-Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.
Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad,
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda
que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos,
el de nuestras propias vidas, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
                                                        se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje insistiendo en maquillarse en cada escena
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y se apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
          porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
          la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.
Señor:
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
            ¡contesta Tú al teléfono!



POEMA DE AMOR
Roque Dalton (1935-1975)
Los que ampliaron el Canal de Panamá
(y fueron clasificados como silver roll y no como gold roll),
los que repararon la flota del Pacífico en las bases de California,
los que se pudrieron en la cárceles de Guatemala, México, Honduras, Nicaragua,
por ladrones, por contrabandistas, por estafadores, por hambrientos,
los siempre sospechosos de todo
(“me permito remitirle al interfecto por esquinero sospechoso y
con el agravante de ser salvadoreño”),
las que llenaron los bares y los burdeles de todos los puertos y
las capitales de la zona (“La gruta azul,” “El Calzoncito,” “Happyland”),
los reyes de la página roja, los que nunca saben de donde son,
los mejores artesanos del mundo,
los que fueron cosidos a balazos al cruzar la frontera,
los que murieron de paludismo o de las picadas del escorpión o de la barba amarilla en el infierno de las bananeras,
los que lloraron borrachos por el himno nacional bajo el ciclón del Pacífico o la nieve del norte,
los arrimados, los mendigos, los marihuaneros, los guanacos hijos de la gran puta,
los que apenitas pudieron regresar, los que tuvieron un poco más de suerte,
los eternos indocumentados,
los hacelotodo,
los vendelotodo,
los comelotodo,
los primeros en sacar el cuchillo,
los tristes más tristes del mundo,
mis compatriotas, mis hermanos…



LOS POBRES
Roberto Sosa (1930-2011)

Los pobres son muchos
y por eso
es imposible olvidarlos.

Seguramente
ven
en los amaneceres
múltiples edificios
donde ellos
quisieran habitar con sus hijos.

Pueden
llevar en hombros
el féretro de una estrella.

Pueden
destruir el aire como aves furiosas,
nublar el sol.

Pero desconociendo sus tesoros
entran y salen por espejos de sangre;
caminan y mueren despacio.

Por eso
es imposible olvidarlos.

Créditos
 Oración a Marilyn Monroe  Tomado de Poesía Rebelde de América, Editorial Extemporáneos, 2da edición,  1974, página 301.
Poema de Amor tomado de http://amediavoz.com/dalton.htm
Fotografías

Pinturas (en orden de aparición)
 Marilyn Monroe, 1962, Andy Warhol: Museum of Modern Art, New York City, In the "Screenprint" section 
Three Candels 1938, Marc Chagall Courtesy of www.MarcChagall.net

Squares with Concentring Rings, 1913, Vasili Kandinsky 

Cuento: El primer cielo

Mario A. Membreño Cedillo

”Unreal City...”
Waste Land, T.S. Elliot

“...en donde todos veían fijamente hacia
adelante, exclusivamente hacia adelante”    .
La autopista del sur, Cortázar

“Padre del cielo, líbranos de la oscuridad  y
haz nuestro cielo claro. Si debemos  de
morir déjanos morir en tu luz”
La Ilíada, Homero




Desde la ventana del taxi la ciudad parecía que se deslizaba, las siluetas de los edificios desdibujadas por el deterioro y los colores desmayados, las vitrinas reflejanban el pálido azul del taxi, y de vez en cuando aparecían efímeros tramos de un cielo plástico y abovedado. Las luces permanecían siempre encendidas en todas las calles y a todas las horas; y por un instante, entre luces y perfiles,  Almanza  creyó reconocer en los macizos verticales las cálidas torres que en benévolas tardes desplomaban las horas, y lo admiraba recordarse de  haber oído alguna vez los encendidos relatos de festivas noches, que verticalmente se  consumían en una hoguera de sueños. Las calles alargadas eran grises y terminaban en finales borrosos.
**
Almanza sospechó que todo es un arcaico juego. Lo ha pensado remotamente.” El mundo es mágico, pero sobretodo es bueno y generoso,  por eso estoy aquí, en la ciudad y no allá en el Pabellón Central” Súbitamente, y todavía abrumado por una desoladora sensación, volvió a percatarse del hombre de la nuca arrugada, con la cabeza siempre erguida  y con la gorra azul correctamente puesta, y   siempre viendo obedientemente  hacia adelante con sus manos fijas y gruesas en aquel timón definitivo y extensivo, y de cristal. Y entonces,   volver a pensar en la casa verde de dos pisos, y la enredadera descolgándose frenéticamente desde el  balcón frontal hasta tocar el piso. Presintió que ya estaba cerca de la casa, no podía estar tan lejos, no estaba lejos, ya llevaba casi una hora en aquel taxi, y eso era mucho tiempo para aún estar lejos Efectivamente. Ya estaban cerca, bastante cerca; tan cerca  que el taxi giro en una boca calle, con edificios  por ambos lados, y Almanza, se inclinó un poco hacia adelante y se pegó al vidrio de la ventana, sin reconocer nada. Cuidadosamente el taxista  detuvo el taxi, “hemos llegado a la calle Regentes”.
***
Por lo que  se dispuso a explorar los  alrededores, primeramente vislumbró a la distancia una mancha  verde, muy lejana y muy grande para ser la glorieta que él buscaba. Así que al menos podría dirigirse a  esa mancha verde que conquistaba una porción suculenta del curvo horizonte; y que parecía  tan irreal, tan inmensa y tan luminosa, que producía un severo contraste con los sórdidos tonos oscuros y grises de la ciudad. Le pareció que  aquella mancha verdosa, podría ser una arboleda o un respiradero comunitario. Al acercarse más, empezó a divisar, primero los matices de los colores de las copas de los árboles,  por lo que se esforzó en distinguir  sus irregulares contornos,  entrevió los viscerales troncos bajo de las sinuosas ramas, y por ultimo observo  minuciosamente  las vulnerables hojas, y ya frente a los colosales árboles,  se paró  sobre el hospitalario césped que alojaba las sombras cautivas de los árboles. Lo abatió la impresión de que aquel verdor lo cercaba y que hasta el viento que soplaba era un viento verde.
No estaba nadie más, salvo  Almanza, y los árboles intactos,  y el golpe duro del agua de  la fuente, y  una hilera de silenciosas bancas  que invitaban generosamente a sentarse y se  sentó echando su gruesa espalda contra el  respaldar. Lo reconforto  de inmediato un alivio en su cuerpo, haber caminado tanto no era cosas de todos los días, pero ciertamente  más que cansado se hallaba tan feliz como un niño con la tranquilidad de un gato echado en una blanda cama, cubierta por un edredón azul, que manos diligentes habían tendido perfectamente.  Toda había sucedido tan rápido, todo tan inusitado, y  todo parecía un fugitivo sueño. Pero no era un sueño, ni siquiera un medio sueño, era algo más que un sueño. Almanza pudo tocarse los brazos y quitarse  con la mano el sudor helado de  la frente. Mientras, reiteradamente pensó”: Si soy yo y estoy libre” Aquel   acto de confirmación le renovó la confianza perdida, pero una turbia rigidez en el cuello lo seguía aquejando; pero bien que lo sabia, cuando lo soltaron le habían quitado los correctores del cuello, y aún lo perseguía  una sombra de peso sobre sus hombros como si todavía  llevara  puestos los correctores. En contraste a su mente volvía la imagen  de la casa verde de la calle Regentes, con su enredadera tocando el piso. Y también aquel persuasivo repicar de cremosas palabras: “el mundo es generoso”.
Y vaya que el mundo era generoso, y las cosas que ocurren sin saber por qué, ¿por qué seguir adelante? Y Almanza volvió a recordar el Pabellón Central,  los largos pasillos  metálicos, el puntual tumulto de  pasos díscolos retumbando como frenéticos tambores, los disimulados patios hirviendo en silencio, las maquinas traqueteando ruidosamente, el ronroneo ensordecedor de los motores,  la luz encegadora de los reflectores perimetrales cazando furtivas sombras, las bandas transportadoras siseando incansablemente, el  olor fermentado del humo de las fogatas que consumían  promontorios de abigarrada basura. Y así pasaban las cosas todo el tiempo, hasta  que el Pabellón se fue convirtiendo en un laberinto, nadie lo había diseñado, había crecido naturalmente. Recordó que en algún esquivo lugar, haber oído que todo había comenzado como un juego trivial de azar; casi enseguida  vinieron las reglas, los escuetos nombres, las construcciones encubiertas, las escaramuzas cotidianas, las órdenes y contraórdenes, el juego estético de palabras: “Levántate con la primera antorcha, gentil guerrero Almanza. Ponté la coraza de la mañana, saluda dulcemente al mediodía y camina con los pies de la noche”. (1)
****
Y poco a poco le  vino a la mente, que entre los habitantes del gran Pabellón siempre había corrido   una especie de rumor clandestino, lejano  pedazo de sombra que secretamente fue creciendo. En el pabellón, aquel rumor se había repetido tantas y tantas veces  que al final nadie lo creyó. Por eso Almanza, sentado, solitario,  con un infatigable temor de alzar la vista, y  fascinado por la sombra del recuerdo del rumor, vanamente  quiso dormirse. Deseo infinitamente no estar allí, pero la huida era de nuevo el Pabellón Central, y un vendaval de rumores que se levantaba como una bandera flameando, mientras el  viento iracundo soplaba  barriendo limpiamente los densos patios y abrazando tibiamente  las  sorprendidas esquinas. Y por todos lados, serias voces venían y finas miradas se iban, y un rosario de pasos corría por los largos pasillos. Y entre intensos  recuerdos, lo asaltó vehementemente, la urgencia de ver hacia arriba porque por décadas de absoluta inmovilidad, los correctores le habían imposibilitado levantar la vista, obligándolo a ver solo de frente o hacia abajo; pero nunca hacia arriba. Entonces,  se esforzó por levantar lentamente la cabeza hacia arriba Aquel  acto físico estaba demoliendo décadas de consuetudinaria rigidez No obstante aún sin los correctores le resultaba difícil  alzar la cabeza porque los músculos estaban endurecidos. Por lo que tuvo que soportar estoicamente el dolor que tendría que soportar, y prosiguió, milimétricamente levantando la cabeza, hasta que ante su vista fue apareciendo un espacio blanco. Se lo habían dicho tantas veces, y tantas veces lo había escuchado, que ya ni recordaba cuantas veces se lo habían dicho, pero él nunca lo había visto, y los que se lo dijeron tampoco lo habían visto, todo era una cadena forjada de puros rumores. Y el rumor era a veces tan real, que todas las demás cosas se desdibujaban abruptamente.
Y ahora  un  espacio   blanco y azul; y amable, insondable, sorpresivo, se expandía por encima del definitivo guerrero Aqueo: íngrimo entre la multitud  boscosa, impasible ante la constelación de rumores, solo bajo la  impenetrable profundidad del cielo. La escena, terrible y hermosa, era un beso de labios trasparentes. Ninguna palabra  podría  describirla, él era en ese momento todas las volátiles palabras, todos los vigorosos rumores y todos los numéricos ojos. Mientras tanto, una masa blanqueada y evanescente flotaba victoriosa y sigilosamente, hasta ir desprendiéndose  de  dos en dos, de tres en tres y luego en franco tropel. “esas han de ser las nubes” se dijo  Almanza. Mientras, con lágrimas en sus ojos,  las contemplaba embelesado. “Si ese si que es verdaderamente  un  cielo- Pensó Almanza -. No ese simulacro de cielo, esa bóveda artificial grasienta y olorosa a plástico quemado que cubría  desde hace décadas todas las  ciudades”.
Almanza también asoció el  gran rumor que un día creyó haber escuchado en el Patio de las Esquinas Amarillas. Lo escuchó  poco tiempo después de  haber llegado al Pabellón  Central,  no recordaba en cuál de los niveles lo había escuchado. Pero si recordaba que cuando  oyó el gran rumor  quiso a toda costa conservarlo intacto  en su memoria. Presintió, sin saber por qué, que ese rumor lo acompañaría siempre, que aquellas quietas  palabras habrían de guardarse celosamente. A veces pensaba que era como si las palabras tuviesen vida,  era una  voz  sin rostro, voz nacida  de la nada, voz venida como una lejana llamada, voz  susurrante que quizá ni se dirigía a él. Nunca supo quien había pronunciado las palabras  ni de dónde venían y nunca más las volvió a oír. Y desde aquel entonces sabia que realmente sí las había escuchado Revivió innumerables veces la escena, y otras veces recordaba oscuramente  las huidizas palabras, pero aún escuchaba el tono de la voz, y sentía las palabras a punto de escapársele del cerco de sus dientes, sin lograr recordar las palabras exactas. Hasta que por esas bifurcaciones subterráneas de la escurridiza memoria, trenzó aquel rumor del Pabellón  a otra especie de visión que de pronto le venía sinuosamente desde su infancia. Su abuelo se lo había contado a su padre, y el abuelo  lo había escuchado de su madre. Todo eran solo aladas palabras porque ellos tampoco llegaron a ver la visión. El no recordaba siquiera si  era apenas un niño cuando se las habían susurrado a sus tiernos oídos.  Ni siquiera si su padre ya operaba en los niveles superiores del Patio de las Esquinas Amarillas,  o si su madre todavía trabajaba en los Respiraderos de las Casas Grises de los Franceses. Pero aún recordaba claramente lo que había oído a su madre:
“Aún hay lugares verdes, sé que los hay, pero los esconden, los esconden, sé que los esconden”.
. Todo estaba convocado: los escurridizos recuerdos, el proscenio de las nubes, el cielo protector, el fino hilo de la  visión, la casa verde  Y algo más que venía desde lejos, el gran rumor del Pabellón Central. Almanza fue recordándolo, palabra por palabra, y luego, se recordó  multiplicando aquellas palabras, que con paciencia  fue repitiendo en voz alta como si laboriosamente destilara la risa de un trueno.
*****
Si,  había la antigua costumbre en la Región de la Epifanía  que cuando un hombre iba a morir, se le liberaba, se le  desactivaban los aparatos, se le quitaban los correctores, y se le enviaba a un bosque escondido de los mortales, en donde se levantaban inmensos árboles y crecía un amable césped, que se movía como si lo rozara con sus delicados pies una legión de invisibles  ángeles; entonces  inadvertidamente y en completo sigilo aparecían ancestrales magos que con sus conjuros descorrían paulatinamente  el nacarado crepúsculo, para que las nubes pasaran de una en una, de dos en dos, de tres en tres,  y luego en franco tropel; hasta que el cielo despoblado de nubes, líricamente, se abría  de par en par, como magistralmente un día se abrió en dos,  el mar rojo;  para que  el iniciado antes de morir pudiese  ver por  primera vez y claramente, el verdadero cielo.




*Fuente: Fragmentos del cuento El primer cielo (2004) D.R. Del  libro Cuentos profanos.
Crédito de las ilustraciones Plaza de las palabras.

Notas


1. De la Ilíada, Homero  





La literatura y la música 1/3* I. James Joyce: the sounds of the music**Post de Plaza de las palabras

(Dublín, 1982 –Zurich, 1941) -



En el ámbito de la literatura y el arte, para nadie es desconocido que James Joyce fue uno de los grandes escritores del siglo XX, tocó todos los registros de la prosa e, incluso la poesía. Menos conocida es su pasión por la música, la cual le sirvió de musa para muchas de sus obras literarias sea en sus cuentos Dubliners (1914), en su poesía especialmente en su obra poética Chambers Music (1907)  y en su obra novelística A portrait  of the artist  as a young (1916),  su obra cumbre Ulysses (1922) y Finnegans Wake (1939), además de su obra de teatro, Exilio (1918), y su novela póstuma, Stephen Hero. El amor de Joyce por la música es tempranero, en su casa había instrumentos musicales y debuto a los 6 años cantando con su padre. Y según cuentan sus biógrafos su hogar siempre estuvo lleno de música y se pasaban las horas cantando desde baladas hasta arias. En el trascurso de los años se le presentaron oportunidades de seguir una carrera musical, mismas que rechazo pero su pasión por la música no lo abandono y el supo como pocos trasmutara en alimento generativo de su prosa y poesía. Pudo haber sido pianista, cantante, tenia la voz de un barítono o pudo haber sido un imaginativo compositor musical. En general la obra de Joyce; ya sea poesía o prosa, tiene una alta dosis de musicalidad. La cual se explaya en toda su obra. Borges en uno de sus comentarios sobre Joyce, da una tonada  acuciosa: “Supo todos los idiomas y escribió en un idioma inventado por él. Un idioma que es difícilmente comprensible, pero que se distingue por su música extraña. Joyce trajo una música nueva al ingles”. Pero Joyce tuvo también influencia en músicos y compositores posteriores de la talla de John Cage, Samuel Barber, quien creo Nine Joyce Songs, y tuvo influencia incluso en el rock, el músico principal Syd Barret del conjunto de Pink Floyd, le puso música al poema V de Chamber Music, Golden Hair y Jefferson Airplane recrearon música inspirada en la obra de Joyce en su disco Afther Bathing at Baxter#3 y músicos y compositores,  como Bob Dylan , recientemente premiado con el nobel de literatura,   en el álbum Dylan’s 2009 album Together Through Life, en la pista  “I Feel a Change Comin’On (Yo siento un cambio venir ): “I’m listening to Billy Joe Shaver/And I’m reading James Joyce./Some people they tell me//I got the blood of the land in my voice.(Yo estoy escuchando a Billy Joe Shaver/Y estoy leyendo a James Joyce/Algunos de ellos me dirán /Que yo porto la sangre de mi tierra en mi voz). 

Música de Cámara

Para Joyce en su Música de Cámara, los poemas no solo son cantos liricos esperando la compañía de la música, o poemas para ser cantados como muchísimos poemas pueden ser musicalizados, uno perfectamente los puede leer en ingles y escuchar la musicalidad de los mismos, que en sus traducciones resuena un eco de esa musicalidad, los poemas en si mismo son un trabajo musical. (1)
 Like Chamber Music, it really is less a piece of writing than a kind of music, an epic prose chorale. The book begs to be performed, the inert words on the page recited aloud in order to be brought to life and fully appreciated. In fact, that is exactly Joyce's advice: "It is all so simple. If anyone doesn't understand a passage, all he need do is read it aloud."(…). (2).
Bastan algunos ejemplos, y además de su titulo, es en su apertura del libro con el primer poemas que Joyce nos abre al mundo musical: Cuerdas en la tierra y en el aire, la música como terrenal pero también celestial (3), esta apertura marca ya no en toda su expresión sino que anuncia  la temática del libro, pero si advierte al lector de su musicalidad, misma que se encuentra en cada uno delos 36 poemas que componen el libro. Pero también con ese verso strings in the air, marca un patrón ya escuchado sobre la música. Desde Keats (4) hasta Plotino (5) Apertura que no viene sola, sino también acompañada del amor. Los poemas de Música de Cámara son musicales y de amor.  
. “Given Joyce's musical patrimony — his own fine voice and talents as a musician, his father's considerable and near-professional skills as a singer, his encyclopedic knowledge of musical matters, and the rich musical milieu in which he grew up — the profound influence of music on the shaping of his works should come as no surprise”. (..) (6): En Música de Cámara su primer poema, oigamolo:  
Strings in the earth and air
Make music sweet;
Strings by the river where
The willows meet.

There’s music along the river
For Love wanders there,
Pale flowers of his mantle,
Dark leaves on his hair.

All softly playing
With head to the music bent,
All fingers straying
Upon an instrument (7)





Dublineses
Libro de cuentos que reúne  15 narraciones ambientadas en Dublín y con un estilo claramente realista. Aquí Joyce también recurre a su instrumental musical Pero la música, se traduce en la narrativa de Joyce, en un salpicado escenario de insertar baladas, cantos y versos. (8) Pero también en un leitmotiv para avanzar sus cuentos y sus tramas novelescos. En  Dublineses,  los personajes de sus cuentos usualmente hablan de música, canciones y operas. En varios de sus cuentos intercala o pone como motivos canciones y baladas conocidas de corpus irlandés. Algunos de esos cantos serian usados indistintamente en sus novelas. Aquí algunos ejemplos sacados de sus cuentos:  

Eveline  
Cuento de una muchacha que ama a un marinero, aquí Joyce utiliza el motivo de la canción he Lass That Loves a Sailor como recurso para ambientar un idilio entre una pareja, aquí una breve escena:
“La llevo a ver Bohemian Girl, y ella se sentío endiosada al sentarse junto a él en las butacas más caras del teatro. Él tenía gran aflicción por la música y cantaba bastante bien. La gente sabía que estaban en relaciones y, cuando él cantaba la canción de la muchacha que ama a un marino, ella se sentía siempre agradablemente confusa”. (9)  

Two Gallants
En dos Galanes, mientras un par de amigos caminan plácidamente intercambiado frases y hablando hasta los codos de mujeres, se encuentran a un músico callejero, un arpista. Joyce  describe la escena:
“Un arpista tocaba en medio de la calle, para un pequeño circulo de oyentes. Pellizcaba las cuerdas con negligencia y, de vez en cuando lanzaba rápidas miradas al rostro de los recién llegados. Otras veces, también displicentemente, alzaba los ojos al cielo. Su arpa también parecía indiferente al hecho de que la funda solo la cubriera a medias, y parecía tan cansada de las miradas de los extraños como de las manos de su dueño. Una mano tocaba en las cuerdas bajas la melodía del silent,O Moyle, mientras la otra mano recorría los agudos después de cada acorde. Las notas sonaban profundas. (10)
 Hay que decir que esta canción también aparece en Ulises. Muchas de las alusiones musicales de Joyce en sus cuentos y poesía, eran calistenias musicales, mucho mas desarrolladas en su obra novelística, considerando la obra de Joyce como un continuo Work in progress, de las notas más bajas a las notas más altas.        

Araby
El canto I'll Sing Thee Songs of Araby, se considera pudo haber inspirado el cuento de Araby. En general la música vaga al lado del Liftey, y en estos cuentos. Precisamente en el cuento final y uno de los más conocidos y el mejor logrado,  su cuento The Death,  en la escena más sublime del cuento en que Grate, se detiene en el descanso de una escalera y escucha a Darcy  cantar una balada, el canto es uno que Grate ya había escuchado en su adolescencia, The Lass of Aughrim (11), que le recuerda a un joven,  .Michey Furey, quien solía cantar esa canción y  que murió de amor por ella.
En ese mismo cuento hay una descripción que retrata la mente abierta y musical de Joyce cuando describe un cuadro de una mujer, escuchemos a Joyce:  
Si hubiera sido pintor le hubiese gustado pintarla en aquella actitud. El sombrero de felpa azul mostraría el bronceado de su cabello sobre el fondo oscuro y los sectores oscuros de la falda contrastaban con la parte clara. Si fuese pintor, llamaría a aquel cuadro: Música distante. (12) 
Y distante es la música en Joyce porque si se vale de ella no es en demasía, como buen músico entrenado, tenia sus ratos de silencio. La música no es un decorado o un a forma de llenar paginas Verdaderamente era una orquestación imaginativa y lucida de los recursos musicales al mando de la literatura. Por supuesto Joyce tuvo sus influencias, a pesar de no reconocerlo en público su obra aspiraba al arte total, una especie de totalidad musical en el sentido de Wagner, el cual influyo en Joyce especialmente ese sustrato de usar la mitología, la búsqueda en la totalidad por el arte, Wagner’s concept of “Gesamtkunstwerk” (total work of art), y también en sus leitmotiv, mismos que usaba Wagner en sus composiciones musicales. (13) Pero seria superfluo ignorar la propia potencia musical de Joyce y su imaginario discursivo.

Retrato del artista adolescente
La novela Retrato del artista adolescente, es un Bildungsroman, de las llamadas novelas de aprendizaje. El héroe es Stephen Dedalus, un adolescente que se debate entre sus anhelos y la realidad, busca la salvación por vía del arte. Huía  de su entorno físico pero también de su propio mundo interior que lo atormente, va aldabonando a lo largo de la obra su pensamiento y sentimientos, se vale de stream of consciousness, ve el laberinto de sus ideas como el laberinto construido por Dedalus , y ve la salvación como Icaro. Huir de su propio laberinto, desplegando las alas del arte, sus ideas estéticas son embrionarias. Stephen es un poeta, o intenta serlo. En realidad Stephen Dedalus es un alter ego del propio Joyce, la novela es en buena medida autobiográfica, y su entramado va desde música, poesía, los ejercicios espirituales de los jesuitas y abundan las citas de la Suma Teológica de Santo Tomas de Aquino. Pero al igual que en  sus otras obras, hay un fondo tejido en alusiones provenientes de la música. Se encuentran muchos pasajes de la novela que rozan casi el lenguaje poético.  

“El resplandor del fuego subía y bajaba por la pared. Hacía como las olas. Alguien había echado carbón y él había sentido que hablaban. Estaban hablando. Era el ruido de las olas. O quizá las olas estaban hablando entre sí, al subir y al bajar”.

O en tanto música

“Repitió los versos en voz alta desde el principio, hasta que su alma bañada en música y en ritmo, se sintió aquietada en un remanso de indulgencia”. (14)

“Una alegría temblorosa, como una caricia de luces pálidas, danzaba una danza de espíritus encantados en torno de él. ¿Qué era? ¿El paso de la muchacha por entre el aire crepuscular? ¿O el verso lleno de vocales densas, pleno de ritmo, son de laúd?” (15)  

“La columna que se elevaba sobre él le hizo recordar vagamente un templo antiguo, y la vara de fresno en la que cansadamente se apoyaba trajo a su memoria el bastón curvado de un augur. Un temor a lo desconocido latió allá en las entrañas de su cansancio, temor a símbolos y a portentos, temor al hombre-halcón cuyo nombre llevaba, al hombre que trata de evadirse de su cautividad volando con alas de mimbres entretejidos, temor a Thoth, el dios de los escritores”. (16)
“La dulce belleza de la palabra latina rozo la oscuridad de la noche con un roce más tenue y más persuasivo que el de la música o una mano de mujer”.(17)

“La personalidad del artista, primeramente un grito, una canción, una humorada, más tarde una narración fluida y superficial, llega por fin como a evaporarse fuera de la existencia, a impersonalizarse, por decirlo así. La imagen estética en la forma dramática es sólo vida purificada dentro de la imaginación humana y reproyectada por ella. El misterio de la estética, como el de la creación material, está ya consumado. El artista, como el Dios de la creación, permanece dentro, o detrás, o más allá, o por encima de su obra, trasfundido, evaporado de la existencia”.

Ulises



Mas adelante se relaciona sus técnicas literarias con su gran conocimiento de la música, especialmente en Ulises, Sobre uno de los capítulos de Ulises, el 11, “Sirenas” quizá el más musical de todos        y construido según los principios de la fuga, el cual tiene notaciones musicales: piano, forte, relentado. “Sirenas” esta   basado en el Capitulo XII de la Odisea, ahora Joyce  nos dice como lo escribió:
On June 18, 1919, he walked with George Borach around the Zurich See justifying his writing of "Sirens". He said, "I finished the 'Sirens' chapter during the last three days — a big job. I wrote this chapter with the technical resources of music. It is a fugue with all musical notations: piano, forte, rallentando, and so on. A quintet occurs in it too as in the "Meistersinger", my favorite Wagnerian opera. “(18)
Si bien se puede afirmar el gusto musical de Joyce, no hay que confundir el simple melómano trasparentando en palabras su orientación musical. Verdaderamente Joyce se valió, en el sentido literal de la palabra del lenguaje musical para escribir tramos de su prosa. (19)(20)

Finnegan Wake
Esta obra originalmente llamada por Joyce Work in progress, le tomo 17 años escribirla. Su nombre difinitivo Finnegans Wake, es el de una popular balada. El personaje principal es H.C. Earwick, y se resume en  sueños y las sensaciones semiinconscientes vividas por una persona en el sueño de una noche. Una de las partes más estudiadas y musicales es Anna Livia Plurabella. De la cual un comentarista una vez le pregunto a Joyce, si esa obra era un intento por una síntesis entre literatura y música, a lo que Joyce, le respondió “No, No, es pura música”.

Notas
1. T.S.Elliot hace una observación interesante sobre Milton, que era mas un escritor para el oído, Edmundo Wilson se vale de esa cita para referir que Joyce igualmente era un escritor para el oído. Curiosamente tanto Milton como Joyce padecieron de ceguera durante largos periodos de su vida, de ahí que hayan desarrollado más su capacidad verbal auditiva. Edmund Wilson La Herida y el arco, página 263. Situación que encaja con el consejo del mismo Joyce de leer en voz alta su obra. Pero también Wilson refiere la deficiencia dramática y narrativa de Joyce como escritor. De ahí que esa potencia para acercarse a la música lo haya hecho, además de su talento y conocimientos sobre música, para compensar esa debilidad dramática. 
2. Los poemas de Música de Cámara no son solamente cantos liricos esperando ser musicalizados; al leerlos en voz alta, uno puede rápidamente percibir de su sensibilidad y dicción, que ellos son un tipo de música en si mismos.  Por eso, Música de Cámara, es realmente menos una pieza de escritura, que una clase de pieza musical, una épica prosa coral. El libro aboga por ser ejecutado, para que las inertes palabras  sobre la página  recitadas en voz alta, emerjan a la vida y así ser completamente apreciadas. De hecho,  eso es lo exactamente, aconseja Joyce."Todo es simple, si alguien no comprende un pasaje, todo lo que necesita hacer, es leerlo en voz alta." Traducción Plaza de las palabras. http://www.james-joyce-music.com/songinjoyce.html
3. Ese lucero, “brillante y musical que nos habla del cielo y paz infunde” Retrato del artista adolescente, Porrúa,  pagina 63.
4. Así se expresaba Keats en una de sus famosas odas, A una urna Griega,  con gran certeza de estar tocando algo rotundamente sólido, aunque no lo viera, habitaba en él ese anhelo, de que detrás de los límites visibles hay canciones más dulces o palabras más brillantes que brillante, susurraba  un deseo casi platónico por las formas, «pues hay una armonía invisible e inaudible» John Keats: La imaginación poética, M.A.Membreño Cedillo. Blog Plaza de las palabras.
5. Y citando a Plotino  «la música sensible es creada por una música previa a lo sensible, Cita de Plotino Ética y metafísica de la música, Revista de la Universidad, Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, Numero 10, Enero, Febrero, Marzo. Pagina 9, 2003.
6.  “Dado el patrimonio musical de Joyce, su propia fina voz y talento como un músico, su padre lo consideraba con una destreza cercana a lo profesional, su enciclopédico conocimiento en material musical y su rico milieu en el cual el creció _ la profunda influencia de la música sobre la forma de su trabajo no debería sorprendernos. Traducción Plaza de las palabras.  Song in Joyce's Work >Music in the works of james joyce http://www.james-joyce-music.com/

7. Cuerdas en la tierra y en el aire/Dulce música conjugan; /Cuerdas al lado del rio /Donde se anudan los bosques. /Música corre a lo largo del rio/Porque allí también corre el Amor. /Pálidas flores en su manto, /Oscuras hojas en su cabellera. /Todo suavemente tocando/Con la mente inclinada a la música, /Todos los dedos sobre el instrumento. Traducción Plaza de las palabras.
8. Los estudiosos de Joyce han llegado a identificar más de 3500 alusiones  a la música en su s obras.  It is an aspect of his complex life that is most evident, ironically enough, in his writing, in which scholars have cataloged literally thousands of musical allusions — to singers, composers, instruments, musical venues and, of course, songs of various stripes — many of them integral to the understanding of his poems, stories, and novels. His books are saturated with the deep knowledge and affection for music with which he grew up and which stayed with him all his life. Joyce y music, Music in the work of James Joyce, James Joyce  the …musician? http://www.james-joyce-music.com/
9. Gente de Dublín, Editorial Porrúa traducción de Dámaso Alonso, pagina .página 179.
10. Idem, pagina 189
11. La Muchacha de Aughrim
12. Alianza cien, Los muertos, página 69
13. Timothy Martin hace un meticuloso y lucido análisis sobre la influencia de Wagner en Joyce. Wagner and Joyce. A study of influence. Sobre esto hay que apuntar, que Joyce no era un gran seguidor de la música de Wagner, salvo  la opera,  Los niños cantores de Núremberg. Tampoco era muy afín a los músicos de su tiempo ni a la música moderna. Las preferencias de Joyce eran por la música antigua, las baladas y la opera. Sin proponérselo Joyce llego a tener influencia en varios músicos de primera línea  e incluso en el rock. También se puede consultar la pagina web Efemérides, en el que se resume la influencia de Wagner en Joyce y se agrega un texto . Wagner’s Influence On: James Joyce (Guest Blog byLeslieKarst)Enlace:file:///C:/Users/usuario/Downloads/zmusica%20y%20literatura/James%20Joyce.%20La%20enorme%20influencia%20que%20tuvo%20Wagner%20en%20la%20obra%20de%20James%20Joyce,%20un%20apasionado%20wagneriano.%20Hoy%202%20de%20febrero%20de%201882%20nace%20Jame%20Joyce%20%E2%80%94%20Espa%C3%B1ol.html
14. Retrato del artista adolescente, Porrúa, página 138
15. Ibid, pagina146.
16. Ibid, pagina 141
17. Ibid, pagina 153
18. En 18 de junio de 1919, el caminaba con  George Borach alrededor de Zúrich. Justificando su escrito de las Sirenas. Él dijo, "Yo acabe el capitulo de las Sirenas durante  los últimos tres días — un gran trabajo .Yo escribí ese capitulo con los recursos técnicos de la música.  Es una fuga con todas las notaciones musicales, piano, forterallentando, y así por el estilo. También hay un quinteto, como ocurre en  Los maestros cantores de Núremberg, mi opera favorita de Wagner. “— Otto Luening. The Odyssey of an American Composer, New York, 1980 Traducción Plaza de las palabras.  Joyce y music, Music in the work of James Joyce, James Joyce  the …musician? http://www.james-joyce-music.com/ulysses.html
19. El mismo Joyce lo exphlica: At that time I was just beginning to be interested in acoustic relationships, the relationship of a fundamental tone to its other partials. This too interested Joyce a great deal, particularly when I pointed out that the third partial of the note C was G and the fifth partial was E and that I saw no reason why polytonal passages in which the music was played in C major, G major, and E major at the same time were not only logical but were rooted in natural relationships in the harmonic.series.—Otto Luening TheOdyssey of an American Composer,New York, 1980 (10) Joyce y music, Music in the work of James Joyce, James Joyce  the …musician? http://www.james-joyce-music.com/
20. Joyce's training and skill in making music, and even more so his love and appreciation of music of all types, clearly and profoundly influenced his writing at every phase of his career. Entire books have been written on this topic, many of them listing song citations within the Joyce corpus and explicating their literary context Joyce y music. Music in the work of James Joyce, James Joyce the …musician? http://www.james-joyce-music.com/
Bibliografía***
James Joyce, Los muertos, Alianza Cien. Traducción de María Butler de Foley, 1994
James Joyce, Anna Livia Plurabella, Finnegans Wake,I,viii Edición bilingüe de Francisco García Tortosa. Editorial Cátedra. Traducción Francisco García Tortosa, Ricardo Navarrete, José María Tejedor Cabrera.
James Joyce,  Retrato del artista adolescente. Gente de Dublín, Editorial Porrúa, prologo Antonio Marichalar, traducción Dámaso Alonso.1983
James Joyce, Música de Cámara, edición bilingüe Traducción, prologo y notas de José María Martin Triana. Volumen XXIX de la colección Visor. 1972
Edmund Wilson. La herida y el arco. Siete Ensayos sobre  literatura, El sueño de H.C. Earwicker, Brevario del Fondo de Cultura Económica. Traducción Marcelo Uribe, 1983.
Sitios web
From Dublin to Ithaca: Cornell’s James Joyce Collectionhttp://rmc.library.cornell.edu/joyce/index.html
log.com/2016/10/bob-dylan-james-joyce.html
Crédito de fotografías
Joyce tocando guitarra en Trieste, 1915, foto de Ottacaro, Granger Colletion
Joyce tocando piano, foto de Gisele Freund, 1939, colección privada, Londres.
Pintura al oleo “Ulises y las sirenas”, de Herbert James Drapper.1909Ferens Art Gallery Kingston Upon G.B.

Estudios académicos

Descargas de las obras de Joyce


*Primera de tres partes en la que se establece una relación entre la música y los escritores. La primera parte, es dedicada exclusivamente a James Joyce, la segunda será de escritores europeos y la tercera de escritores Latinoamericanos.   
**Este post aspira solo a un acercamiento a la relación entre música y literatura, visibilizar esta sinergia o síntesis,  no a un análisis de la vasta y compleja obra de Joyce, de la cual hay innumerables y excelentes estudios que se pueden encontrar en internet. (Paginas WEB, blog, enciclopedias. Centros de investigación sobre la vida y  obra de Joyce, o en libros virtuales o de texto duro, especializados).
***Todas las traducciones de citas o fragmentos de las obras escritas por Joyce son  de los libros de la Bibliografía, y sus respectivos traductores. Salvo la traducción del poema I de Música de Cámara, que es de Plaza de las palabras. También las traducciones del ingles al español de textos de referencia para apoyar el post son traducciones de Plaza de las palabras. Los textos en ingles de las Notas, se presentan en su idioma original, el ingles.