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ORBIS & URBIS. Globalización, ecología y literatura. Aproximación ecocrítica a textos literarios latinoamericanos MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ



Plaza de las palabras en su sección Orbis &Urbis, dedicado a la naturaleza, arte  y urbanismo, presenta el ensayo Globalización, ecología y literatura. Aproximación ecocrítica a textos literarios latinoamericanos* de MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ, profesor emerito por la Universidad de Concepción, Chile, articulo publicado originalmente en KIPUS Revista Andina de Letras, ISSN: 1390-0102.

Globalización, ecología y literatura. Aproximación ecocrítica a textos literarios latinoamericanos*
 

 MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ**

 

INTRODUCCIÓN

LAS PREOCUPACIONES DOMINANTES a través de los tiempos quedan, de  algún modo, impresas en las diversas manifestaciones culturales de los pueblos.  Es lo que sucede con el problema ecológico en el actual trance de la humanidad. Empiezan a desarrollarse tecnologías varias, programas educativos, campañas de concienciación social y a asumirse algunas políticas tendientes a superar lo que se ha denominado la crisis del calentamiento global, que incluye cuestiones como: la calidad del aire, el cambio climático, el agotamiento del agua, la lluvia ácida, la destrucción y propiedad de los recursos forestales, vegetales, minerales y biológicos, la producción de alimentos, la desertificación, etcétera. Como es obvio, tal complejo problemático deja su impronta en el discurso de los intelectuales (científicos, antropólogos, sociólogos, filósofos, educadores, periodistas) así como en las creaciones artísticas populares e ilustradas (letras de canciones, murales, construcciones arquitectónicas, obras literarias y teatrales o en las llamadas acciones de arte). Se habla de ecosofía, de ecología social, de ecología de la salud, de ecoagronomía, de

ecología cultural, de educación ecológica, de ecología social y política y hasta de ecología digital; de producción ecológica, de viviendas y medios de transporte ecológicos, de juguetes ecológicos, etc. Se han generado, como consecuencia de estas preocupaciones, importantes movimientos ecologistas o ambientalistas, así como reacciones significativas en organizaciones internacionales, (1) medios de comunicación, Estados, pueblos y comunidades indígenas. “Esta problemática es, a fin de cuentas, la de la producción de existencia humana  en los nuevos contextos históricos”. (2) Tanto es así, que Octavio Paz no

dudó en considerar la aparición de la conciencia ecológica como el signo más  característico de los nuevos tiempos: “la gran novedad histórica de este fin de siglo –afirma– es la aparición de la conciencia ecológica”. Y añade:

 

Después de apenas dos siglos de insensata ‘dominación’ de la naturaleza, descubrimos que los recursos del planeta son finitos, es decir, que el ‘progreso’ tiene un límite; enseguida, que hemos puesto en peligro el equilibrio natural y que amenazamos en su centro mismo a la vida. La conciencia ecológica con su apasionada defensa de la naturaleza y su afirmación de la fraternidad universal, de los infusorios a los astros (vieja creencia de todos los poetas), implica en su dimensión más profunda un gran mea culpa y una crítica radical de la modernidad y de sus supuestos básicos. (3)

 

La exclusión social y económica y sus consecuencias siguen siendo, desde la Conquista, norma corriente en América latina, así como la apropiación oligopólica de los recursos naturales y la depredación ambiental al servicio de la economía de rapiña. Sin embargo, los problemas de deterioro ambiental a finales del siglo XX en la región y en el mundo han alcanzado dimensiones espantosas. La deforestación, por ejemplo, ha sido una constante en la historia de Latinoamérica desde la Colonia –y se piensa, incluso, que  jugó un papel importante en el colapso de culturas como la Teotihuacana–. Pero la tala de bosques es ahora de dimensiones tan grandes que, se sostiene, la conversión a gran escala de las selvas tropicales húmedas en cultivos y pastizales generará cambios climáticos drásticos en el trópico: mayores variaciones en las temperaturas y en los patrones pluviales, una atmósfera más seca, y mayor escorrentía superficial de las lluvias. Todo lo cual puede afectar el clima del planeta entero. (4)

Pero, la desaparición de las selvas tropicales no es lo único preocupante sobre el futuro medioambiental latinoamericano. Hay otros problemas como el adelgazamiento de la capa de ozono, la contaminación, disminución o desaparición de acuíferos, la degradación de los ecosistemas costeros, la acumulación de contaminantes en los estuarios, la erosión de los suelos agrícolas, la pérdida de germoplasma (5) de cultivos tradicionales y la extinción de especies biológicas.

Por otra parte y en nombre del crecimiento económico, han sido destruidos  los fundamentos de subsistencia natural de innumerables poblaciones aborígenes, provocando olas migratorias hacia ciudades cada vez más contaminadas y, muchas veces, convertidas en reservorios de los desechos industriales de las grandes metrópolis. (6) Recuérdense las palabras liminares de La hojarasca:

 

De pronto, como si un remolino hubiera echado raíces en el centro del pueblo, llegó la compañía bananera perseguida por la hojarasca. Era una hojarasca revuelta, alborotada, formada por los desperdicios humanos y materiales de los otros pueblos; […] La hojarasca era implacable. Todo lo contaminaba de su revuelto olor multitudinario, olor de secreción a flor de piel  y de recóndita muerte. En menos de un año arrojó sobre el pueblo los escombros de numerosas catástrofes anteriores a ella misma, esparció en las calles su confusa carga de desperdicios. Y esos desperdicios,        precipitadamente, al compás atolondrado e imprevisto de la tormenta, se iban   seleccionando, individualizándose, hasta convertir lo que fue un callejón con un río en un extremo, un corral para los muertos en el otro, en un pueblo diferente y complicado, hecho con los desperdicios de los otros pueblos.

Allí vinieron, confundidos con la hojarasca humana, arrastrados por su impetuosa fuerza, los desperdicios de los almacenes, de los hospitales, de los salones de diversión, de las plantas eléctricas…

[…] Entonces pitó el tren por primera vez. La hojarasca volteó y salió a verlo y con la vuelta perdió el impulso, pero logró unidad y solidez; y sufrió el natural proceso de fermentación y se incorporó a los gérmenes de la tierra  (Macondo, 1909). (7)

 

Debe advertirse, sí, que la preocupación ambiental, al centrarse, legítimamente, en la acción depredadora de los seres humanos, suele olvidar que existe, y vaya si lo sabremos los chilenos, (8) un enorme poder destructor de la propia naturaleza, expresado en erupciones volcánicas, aludes, inundaciones, temporales, sismos, maremotos y plagas de todo tipo. El tema, convertido en tópico, puede rastrearse desde los textos colombinos a las clásicas novelas de la tierra; desde el neorrealismo hasta ciertos relatos de los ochenta.

 

LITERATURA Y ECOLOGÍA

La literatura, en tanto expresión simbólica de las relaciones del ser humano con el mundo (el de las cosas y el de la subjetividad), no puede estar ajena a la problemática ambiental. En efecto, las preocupaciones ecológicas pueden rastrearse tanto en importantes textos (narraciones, poemas, ensayos), como en diversos trabajos críticos y hasta en algunas obras de teoría literaria y semiótica. Así ha surgido la ecocrítica que explora la visión de la naturaleza en obras que manifiesten una preocupación por denunciar el deterioro medioambiental o por representar como un valor la relación del hombre con su medio

natural, su lugar, su oikos. La ecocrítica o crítica ecológica procura integrar las producciones textuales a un sistema mayor que las tradicionales series literarias, culturales e históricas, desplazando la obra hacia un nuevo entorno valórico, (9) eco-céntrico, que inserta la obra y al autor en las matrices que la/lo sustentan.  Se trata, en general, de asumir una perspectiva que recupere la conexión entre la naturaleza y la cultura y que haga visible la materialidad de las interrelaciones e integraciones de los soportes y elementos que aseguran la vida básica del planeta. En ese enfoque, el nexo entre literatura y naturaleza representa la unión primordial del hombre con su entorno natural. Se trata de una conexión

que permita conjugar el mundo exterior,  mítico y sagrado de la naturaleza con la subjetividad y el mundo social. Porque, como advierte Niall Binns: “el trastorno ecológico no deja de ser un trastorno lingüístico y literario más profundo. Grandes símbolos aparentemente intemporales (el mar, el río, la lluvia, el aire, el bosque, la tierra) se están contaminando y agotando, como discursos difícilmente renovables, al ritmo de la depredación planetaria”. (10)

 

En el ámbito del ensayo latinoamericano han manifestado de diversas formas sus preocupaciones por el deterioro medioambiental autores como Ernesto Sábato (1952, 2000), José María Arguedas (1975), Octavio Paz (1999), Eduardo Galeano (1971, 1983, 1994), entre muchos otros. En el pensamiento latinoamericano, el ecologismo va casi siempre unido a la crítica social y política:

 

       La divinización del mercado, que compra cada vez menos y paga cada  vez peor, permite atiborrar de mágicas chucherías a las grandes ciudades del sur del mundo, drogadas por la religión del consumo, mientras los campos se agotan, se pudren las aguas que los alimentan y una costra seca cubre los desiertos que antes fueron bosques. (11)

 

El tema del mercado tiene una relación muy estrecha con el deterioro del   medioambiente. La contaminación no solo infesta al aire, a los ríos y a los bosques sino a las almas. Una sociedad poseída por el frenesí de producir más para consumir más tiende a convertir las ideas, los sentimientos, el arte, el amor, la amistad y a las personas mismas en objetos de consumo. Todo se vuelve cosa que se compra, se usa y se tira al basurero. Ninguna sociedad había producido tantos desechos como la nuestra. Desechos materiales y morales. (12)

 

Tampoco faltan los textos que proponen una especie de utopía solidaria, ecológica. Así, el mismo Octavio Paz aspira a una fraternidad poética “entre los astros y las partículas, las substancias químicas y la conciencia”:

 

Estrellas, colinas, nubes, árboles, pájaros, grillos, hombres: cada uno en su mundo, cada uno un mundo y no obstante, todos esos mundos se corresponden. Solo si renace entre nosotros el sentimiento de hermandad con la naturaleza, podremos defender a la vida. No es imposible: fraternidad es una palabra que pertenece por igual a la tradición liberal y a la socialista, a la científica y a la religiosa. (13)

 

      En el plano de la narrativa, son muy significativos, por ejemplo, algunos textos de Miguel Ángel Asturias (Hombres de maíz), José María Arguedas (Los ríos profundos), Mario de Andrade (Macunaíma), Augusto Roa Bastos (Hijo de hombre), Juan Rulfo (El llano en llamas, Pedro Páramo), Gabriel García Márquez (La hojarasca, Cien años de soledad), Francisco Coloane (Cabo de hornos), Rosario Castellanos (Balun Canan), Mario Vargas Llosa (El hablador), Patricio Manns (Memorial de la noche), Luis Sepúlveda (Un viejo que leía novelas de amor, Mundo del fin del mundo), Darío Oses (2010: Chile en llamas). Recuérdese, a modo de ejemplo, la sugestiva visión de Miguel Ángel Asturias en “Los brujos de la tormenta primaveral”, de Leyendas de Guatemala, donde, con técnicas

surrealistas y reminiscencias del Popul buh, evoca la creación del mundo, desde la perspectiva maya, las mismas que hicieron exclamar a Paul Valéry:

 

¡Qué mezcla esta mezcla de naturaleza tórrida, de botánica confusa, de

magia indígena, de teología de Salamanca, donde el Volcán, los frailes, el Hombre-Adormidera, el Mercader de joyas sin precio, las bandas de pericos dominicales, los maestros magos que van a las aldeas a enseñar la fabricación de los tejidos y el valor del Cero, componen el más delirante de los sueños!: (14)

 

Más allá de los peces el mar se quedó solo. Las raíces habían asistido al entierro de los cometas en la planicie inmensa de lo que ya no tiene sangre, y estaban fatigadas y sin sueño. Imposible prever el asalto. Evitar el asalto. Cayendo las hojas y brincando los peces. Se acortó el ritmo de la respiración vegetal y se enfrió la savia al entrar en contacto con la sangre helada de los asaltantes elásticos.

Un río de pájaros desembocaba en cada fruta. Los peces amanecieron en la mirada de las ramas luminosas. Las raíces seguían despiertas bajo la tierra. Las raíces. Las más viejas. Las más pequeñas. A veces encontraban en aquel mar de humus, un fragmento de estrella o una ciudad de escarabajos. Y las raíces viejas explicaban: En este aerolito llegaron del cielo las hormigas. Los gusanos pueden decirlo, no han perdido la cuenta de la oscuridad. (15)

 

     En poesía, no son pocos los escritores que han asumido una postura  militante en cuanto a denunciar y resistir las políticas y los atentados en contra del medioambiente. Es, por ejemplo, el caso de Nicanor Parra, Ernesto Cardenal, Pablo Antonio Cuadra, Homero Aridjis, José Emilio Pacheco, Giconda Belli, Roberto Juarroz, Raúl Zurita, Juan Pablo Riveros, Clemente Riedemann o Rosabety Muñoz. Véanse, por ejemplo los siguientes ecopoemas de Nicanor Parra:

 

¿Qué le dijo Milton Friedman

a los pobrecitos alacalufes?

–“A comprar a comprar /quel mundo se vacabar!”

 

EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA

SAQUEO DE LA NATURALEZA

COLAPSO DEL MEDIO AMBIENTE

vicios de la sociedad de consumo

que no podemos seguir tolerando:

¡hay que cambiarlo todo de raíz!

 

Ya no pedimos pan

techo

ni abrigo

nos conformamos con un poco de / aire

¡EXCELENCIA!”

 

Recuerdos de infancia:

los árboles aún no tenían forma de muebles

y los pollos circulaban crudos x el paisaje

 

Buenas Noticias:

la tierra se recupera en un millón

de años

Somos nosotros los que desaparecemos

 

ESTIMADOS ALUMNOS

adiós estimados alumnos

y ahora a defender los últimos cisnes de cuello negro

que van quedando en este país

a patadas/………… a combos/………… a lo que venga:

la poesía nos dará las gracias…

 

Puro Chile es tu cielo azulado

chiste ecológico

puras brisas te cruzan también

¿vai a seguir? (16)

 

Como se puede apreciar, los recursos antipoéticos son los mismos: heterogeneidad discursiva, empleo de procedimientos propios de la lengua oral y de la escritura popular urbana; ruptura de discursos canónicos, ironía y parodia. Sin embargo, esta vez, el hablante no es simplemente el francotirador de la antipoesía, los artefactos y los chistes, sino una especie de profeta, defensor de la tierra, que denuncia su destrucción y la del ser humano.

Pero, en la poesía chilena actual, es, posiblemente, en la producción literaria de los escritores de origen mapuche donde se pueden encontrar los testimonios más persuasivos y la resistencia más entrañable contra la agresividad depredadora de la globalización, así como la defensa cerrada de tradiciones y territorios amenazados frente al avance del llamado “progreso”. Véanse estos versos de Leonel Lienlaf:

 

La vida del árbol

invadió mi vida

comencé a sentirme árbol

y entendí su tristeza.

Empecé a llorar por mis hojas,

mis raíces,

mientras un ave

se dormía en mis ramas

esperando que el viento

dispersara sus alas.

Yo me sentía árbol

porque el árbol era mi vida. (17)

 

La absoluta identificación de la vida del árbol y la del sujeto enunciante

no es sino la concreción de una visión de mundo que se distancia de la mirada occidental. Todo vive en la poesía de Lienlaf; todo participa de un mismo principio vital.

 

Antes del surgimiento de los movimientos ecologistas contemporáneos, es posible encontrar significativos textos poéticos en que se manifiesta la preocupación por el medioambiente o en los que la naturaleza juega un rol principal como sustento de mundo. Así lo evidencian en la obra de Gabriela Mistral, Ramón López Velarde, César Vallejo, Pablo Neruda, Jorge Carrera Andrade, Pablo de Rokha, Humberto Díaz Casanueva, Juvencio Valle, Efraín Barquero, Andrés Sabella, Jorge Teillier, entre muchos otros. Uno de los textos fundamentales al respecto, sigue siendo el inolvidable nerudiano de “Entrada a la madera”, donde el poeta anticipa el movimiento de descenso a la materia que, más tarde, en el Canto general, lo hará buscar a los hermanos muertos, los indígenas del Incario:

 

Con mi razón apenas, con mis dedos,

con lentas aguas lentas inundadas,

caigo al imperio de los nomeolvides, […]

Caigo en la sombra, en medio

de destruidas cosas,

y miro arañas, y apaciento bosques

de secretas maderas inconclusas,

y ando entre húmedas fibras arrancadas

al vivo ser de substancia y silencio.

Dulce materia, oh rosa de alas secas,

llegando a tu materia misteriosa.

Veo moverse tus corrientes secas,

veo crecer manos interrumpidas,

oigo tus vegetales oceánicos

crujir de noche y furia sacudidos,

y siento morir hojas hacia adentro,

incorporando materiales verdes

a tu inmovilidad desamparada.

Poros, vetas, círculos de dulzura,

peso, temperatura silenciosa,

flechas pegadas a tu alma caída,

seres dormidos en tu boca espesa,

polvo de dulce pulpa consumida,

 

… venid a mí, a mi sueño sin medida,

caed en mi alcoba en que la noche cae

y cae sin cesar como agua rota,

y a vuestra vida, a vuestra muerte asidme,

a vuestros materiales sometidos,

a vuestras muertas palomas neutrales,

y hagamos fuego, y silencio, y sonido,

y ardamos, y callemos, y campanas. (18)

 

PARA CONCLUIR

La perspectiva ecocrítica, claro, no debe limitarse al análisis obvio de textos que evidencian sin más una temática enraizada en la valoración de la naturaleza; tampoco en la descalificación o censura sin más textos de diversa catadura que excluyan las preocupaciones por el medioambiente. Me parece, en cambio, más razonable y productivo, abordar, desde un enfoque ecocrítico, cualesquiera prácticas textuales, buscando indagar en ellas, la presencia (explícita o implícita) de la naturaleza, en tanto sujeto-objeto en constante dinamismo, y del ser humano en interacción (positiva o negativa) con ella. Por ejemplo, se podrán estudiar tanto las manifestaciones discursivas llamadas ‘arraigadas’ como el discurso del desarraigo o el de la alienación. (19) De igual modo, se podrán estudiar los sistemas de preferencia (inclusiones y exclusiones, axiología textual) que permitan reconocer la existencia o no de visiones y relaciones profundas de los sujetos humanos con su oikos.

Una perspectiva ecocrítica puede, por ejemplo, indagar sobre diversos ejes semánticos (no solo temáticos) que organicen los textos. Así, la presencia de la Naturaleza-madre: La tierra y sus diferentes representaciones maternales (cósmicas y espirituales); o la figura de la Naturaleza ominosa: factor de destrucción de lo humano y sus representaciones simbólicas; la Naturaleza como objeto de contemplación y descripción; la Naturaleza como proyección de la subjetividad; Naturaleza e identidad cultural; la Naturaleza como signo

(anticipación y apocalipsis); Naturaleza y mito; Naturaleza y contingencia ecológica; Naturaleza: arraigo/desarraigo, migraciones y exilios, fronteras, etc. Estos ejes semánticos pueden configurar isotopías complejas, así como  visiones especulares o discursos paródicos. Podrán asumir diversas formas lingüísticas, retóricas y discursivas según el contexto textual y genérico en que ocurran y tendrán, en cada caso, un sentido singular (o varios) que el lector debe construir.

El fundamento del enfoque ecocrítico radica, finalmente, en entender que el ser humano y su entorno natural y social constituyen una unidad compleja e inseparable, un conjunto de relaciones (oposiciones, interdependencias, solidaridades) necesarias y dinámicas, presentes en cada momento y en cada acto singular. Como escribió o dijo el Jefe Seattle: “Esto sabemos: La Tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la Tierra. Esto sabemos: todo va enlazado; como la sangre que une a una familia. Todo va enlazado.

Todo lo que ocurra a la Tierra, le ocurrirá a los hijos de la Tierra. El hombre no tejió la urdimbre de la vida; él es solo un hilo. Lo que hace con la trama, se lo hace a sí mismo”. (20)

Fecha de recepción: 25 noviembre 2009

Fecha de aceptación: 5 enero 2010

 

 

* Este trabajo forma parte del proyecto FONDECYT 1080338

 Lecturas ecocríticas de textos literarios chilenos.

 

**MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ

Doctor en lengua moderna por la Universidad de Cordoba, profesor emérito por la Universidad de Concepción, Chile. Miembro de la Academia Chilena de la Lengua. Ha publicado numerosos libros sobre literatura hispanoamericana y chilena. Con un perfil hacia la literatura y la naturaleza. 

 

Notas bibliográficas

 

1. En 1972, la ONU formuló a escala mundial el primer llamado para preservar a la Tierra del desastre ecológico: la Conferencia sobre el medio humano. En 1982 y en 1987, respectivamente, el llamado se fortaleció con la Carta Mundial de la Naturaleza y el Informe Brundtland, que planteaban una visión de desarrollo sustentable para resguardar

la naturaleza y el desarrollo presente y futuro de la humanidad.

2. Félix Guattari, Las tres ecologías, trad. J. Vásquez Pérez y U. Larraceleta, Valencia, T.

P. Ripoll, 1996, p. 19.

3. Octavio Paz, Itinerario, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1995, p. 155.

4. Cfr. Ezequiel Ezcurra, “El ambiente en los tiempos del cólera. Ecología y desarrollo en

América latina”, en Nueva Sociedad, No. 122, 1992, pp. 128-137.

5. Germoplasma es el material genético que se conserva como semillas, cultivo de tejido

o plantas establecidas en colecciones de campo, que puede perpetuar una especie.

6. Cfr. Eduardo Galeano, Úselo y tírelo. El mundo del fin del milenio visto desde una ecología

latinoamericana, Buenos Aires, Planeta, 1994.

7. Gabriel García Márquez, La hojarasca, Barcelona, Plaza Janés, 1979, 6a. ed., p. 5.

8. Cuando escribí esto, no sabía que tendría, a los pocos días, una corroboración feroz.

9. Esta valoración, como señala Donald Worster, conlleva un fuerte carácter ético: “Estamos enfrentando hoy en día una crisis global no por cómo funciona el ecosistema,   sino por cómo funciona nuestro sistema ético. Franquear esta crisis requiere entender nuestro impacto sobre la naturaleza […] pero aun más, requiere la comprensión de aquellos sistemas éticos y el uso del entendimiento para reformarlos. Los historiadores, los académicos de la literatura, antropólogos y filósofos, no pueden hacer la reforma, pero pueden ayudar con la comprensión. Cheryll Glotfelty y Harold Fromm, The Ecocriticism Reader: Landmarks in Literary Ecology, Athens and London, University of Georgia Press, 1996, p. xxi”.

10. Niall Binns, “Presentación”, en Anales de Literatura Hispanoamericana (Monografías:

“Acercamientos ecocríticos a la literatura hispanoamericana”), No. 33, 2004, p. 11.

11. E. Galeano, Úselo y tírelo. El mundo del fin del milenio…, p. 18.

12. Octavio Paz, “La búsqueda del presente”, From Les Prix Nobel. The Nobel Prizes

1990, Editor Tore Frängsmyr, [Nobel Foundation], Stockholm, 1991.

13. Octavio Paz, “La búsqueda del presente”…, 1991.

14. Paul Valéry, “Carta… a Francis de Miomandre”, en Miguel Ángel Asturias, Leyendas

de Guatemala, Buenos Aires, Losada, 1957, p. 9.

15. Miguel Ángel Asturias, Leyendas de Guatemala, Buenos Aires, Losada, 1957, p. 59.

16. Nicanor Parra, Poesía política, Santiago, Bruguera, 1983, pp. 151-163.

17. Leonel Lienlaf, Se ha despertado el ave de mi corazón, Santiago, Universitaria, 1990,

p. 99.

18. Pablo Neruda, Residencia en la tierra, Madrid, Cátedra, 2000, pp. 257-261. 257-261

19. Cfr. Niall Binns, coord., “Presentación”, en Anales de Literatura Hispanoamericana

(Monografías: “Acercamientos ecocríticos a la literatura hispanoamericana”), No. 33,

2004, pp. 11-13.

20.  Se discute la autenticidad de este texto. Al parecer se trata de un discurso oral, transcrito e intervenido con posterioridad. Como quiera que sea, su mensaje contiene una

verdad profunda. Véase, en la bibliografía: Historias para opinar.

 

Bibliografía

Arguedas, José María, Formación de una cultura nacional indoamericana, México,

Siglo XXI, 1975.

Asturias, Miguel Ángel, Leyendas de Guatemala, Buenos Aires, Losada, 1957.

Binns, Niall, coord., “Presentación”, en Anales de Literatura Hispanoamericana (Monografías:“Acercamientos ecocríticos a la literatura hispanoamericana”), 2004,

No. 33, pp. 11-13.

Ezcurra, Ezequiel, “El ambiente en los tiempos del cólera. Ecología y desarrollo en

América latina”, en Nueva Sociedad, No. 122, 1992, pp. 128-137.

Galeano, Eduardo, Las venas abiertas de América Latina, México, Siglo XXI, 1971.

––– Memoria del fuego, México, Siglo XXI, 1982.

––– Úselo y tírelo, El mundo del fin del milenio visto desde una ecología latinoamericana,

Buenos Aires, Planeta, 1994.

García Márquez, Gabriel, La hojarasca, Barcelona, Plaza Janés, 1979, 6a. ed.

Glotfelty, Cheryll, y Harold Fromm, The Ecocriticism Reader: Landmarks in Literary

Ecology, Athens and London, University of Georgia Press, 1996.

Guattari, Félix, Las tres ecologías, trad. J. Vásquez Pérez y U. Larraceleta, Valencia, Pre-

Textos, 1996.

Historias para opinar. www.historiasdelaciencia.com/opinion

Lienlaf, Leonel, Se ha despertado el ave de mi corazón, Santiago, Universitaria, 1990.

Neruda, Pablo, Residencia en la tierra, Madrid, Cátedra, 2000.

Parra, Nicanor, Poesía política, Santiago, Bruguera, 1983.

Paz, Octavio, “La búsqueda del presente”, nobelprize.org/nobel_prizes/literature/

laureates/1990/paz-lecture-s.html, 1991.

––– Itinerario, México D.F., Fondo de Cultura Económica, 1995.

––– La otra voz, Obras completas I. Barcelona, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores,

1999, 2a. ed.

Sábato, Ernesto, Hombres y engranajes, Madrid, Alianza Editorial, 1952.

––– La Resistencia, Buenos Aires, Seix Barral, 2000.

Paul Valéry, “Carta… a Francis de Miomandre”, en Miguel Ángel Asturias, Leyendas

de Guatemala, Buenos Aires, Losada, 1957.

 



Créditos

 

Globalización, ecología y literatura. Aproximación ecocrítica a textos literarios latinoamericanos* MAURICIO OSTRIA GONZÁLEZ Universidad de Concepción, Chile KIPUS Revista Andina de Letras 27 / I semestre / 2010, Quito. ISSN: 1390-0102

 

https://repositorio.uasb.edu.ec/handle/10644/2282

 

https://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/2282/1/07-CR-Ostria.pdf

 

Enlaces

El ensayo anterior ya había sido citado en post anteriores, publicados en sección Página 10, de nuestro blog Plaza de las palabras, remitimos al lector a dichos post y enlaces siempre vinculados a literatura y naturaleza.     

PÁGINA 10. Literatura y naturaleza: La montaña y las palabras. Post Plaza de las palabras. 1/2

https://plazadelaspalabras.blogspot.com/2017/12/pagina-10-literatura-y-naturaleza-la.html

 

PÁG1NA 10. Literatura y naturaleza: La montaña y las palabras. Post Plaza de las palabras. 2/2

https://plazadelaspalabras.blogspot.com/2017/12/pag1na-10-literatura-y-naturaleza-la.html


Igualmente remitimos al lector a nuestra sección Orbis & Urbis dedicado a la naturaleza,  la ciudad y el urbanismo, el arte  y los espacios públicos.

 

Nota sobre la ciudad que quisiéramos después del COVID 19 por Alfonso Iracheta

https://plazadelaspalabras.blogspot.com/2020/09/orbis-urbis-nota-sobre-la-ciudad-que.html


Sobre las Raíces históricas de nuestra crisis ecológica por el historiador LynnWhite 

https://plazadelaspalabras.blogspot.com/2019/04/orbis-urbis-raices-historicas-de.html

 

 

Reflexiones sobre la ciudad a la luz de las “ciudades invisibles” por Lureano Albadejo  Serrano   

https://plazadelaspalabras.blogspot.com/2019/03/orbis-urbis-reflexiones-sobre-la-ciudad.html

 

Manual para observar al humano en la ciudad por Marcus Hurst  

https://plazadelaspalabras.blogspot.com/2018/09/orbis-urbis-manual-para-observar-al.html

 

 

Ilustraciones

Árbol y libro, (dibujo), Google Imagen

 ARBOL Y  PALABRAS (dibujo), Google Imagen