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Graciela Iturbide: Esculpir el tiempo. Post Plaza de las palabras

 

Autorretrato con pescados, 1996

Plaza de las palabras en su sección Fotografía presenta a la fotógrafa mexicana Graciela Iturbide. Cuyo nombre completo es María Graciela del Carmen Iturbide Guerra (Ciudad de México, 1942). Actualmente tiene 79 años y vive en la ciudad de México. Recientemente gano el premio Sony Award Fotography (2021), en la categoría Contribución Sobresaliente a la fotografía: por  «evocar un México impregnado de carácter, cultura y espiritualidad». Este post esta dividido en dos partes, la primera parte Graciela Iturbide: Esculpir el tiempo. La segunda parte Graciela Iturbide La plasticidad del tiempo en una selección  de fotos comentadas.

Primera Parte

Graciela Iturbide: tres instantes  

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«Nació en la Ciudad de México en 1942. Comenzó su incursión en la fotografía a principios de la década de los setenta y durante su paso por el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos de la UNAM, fue alumna y asistente de Manuel Álvarez Bravo. Perteneció al Salón de la Plástica Mexicana, al Foro de Arte Contemporáneo y al Consejo Mexicano de Fotografía; fue becaria de la Fundación Guggenheim y del Sistema Nacional de Creadores de Arte (Fonca, 2011).»

«Es una de las figuras más importantes y prolíficas de la escena fotográfica mexicana. Ha participado en más de sesenta exposiciones colectivas e individuales en distintos países, entre los que destacan México, Estados Unidos, Francia, Ecuador, Cuba, Austria, Suiza, Italia, España, Alemania, Suecia, Polonia, Nicaragua y Japón. Fue premiada en la I Bienal de Fotografía del Instituto Nacional de Bellas Artes (1980). Entre 1987 y 1991 recibió los siguientes premios: W. Eugene Smith; Gran Premio del Mes de la Fotografía (París, Francia); Hugo-Erfurth (Leverkusen, Alemania); Gran Premio de Hokaido (Japón), y el premio Rencontres Photographiques (Arles, Francia). También ha recibido el Premio a la Mujer Montblanc (2005); el Premio Assegnato ad una Donna Fotografa alla Carriera (Benevento, Italia, 2005); el Premio Hasselblad (Gotemburgo, Suecia, 2008); el Premio Nacional de Ciencias y Artes (México, 2008), y el Premio PHotoEspaña Baume & Mercier (Madrid, España, 2009). Ha sido artista en residencia de Beaux-Arts (París, Francia, 1995); Kleberg Foundation (San Antonio, Texas, Estados Unidos); Civitella Ranieri (Italia, 2001); Atlantic Center for the Arts (Florida, Estados Unidos, 2002), así como miembro del jurado de Czech Press Photo (2005) y del Premio Nuevo Periodismo CEMEX+FNPI (2006). Recibió el Legacy Award (The Smithsonian Latino Center, Washington, Estados Unidos, 2007) y el Honorary Doctorate of Arts (San Francisco Art Institute, Estados Unidos, 2009).» (1)

2

«Cuando Iturbide pasa largas temporadas en un lugar, también ha estado en la India, en Estados Unidos, en España, en Italia, en Mozambique, tiende a revelar su trabajo para enseñarlo allí, algo que, como dice ella, lo aprendió de Francisco Toledo. Cuando hizo la exposición de los habitantes del desierto estos le dieron un lacónico '¡no gusta, no gusta, color!', por respuesta. Sin embargo, al día siguiente detectó que cada uno se había llevado su retrato. El blanco y negro es su marca personal porque, asegura, ve la vida en estos tonos. "Con Álvarez Bravo trabajé en blanco y negro y me acostumbré. He hecho algunos trabajos, como El baño de Frida Kahlo en color, pero como decía Octavio Paz: "la vida es, pero es en blanco y negro". Yo veo la vida así, el color distorsiona más la realidad que el blanco y negro. Este abstrae y el color, cuando es chillón, no representa la vida", opina la fotógrafa. Graciela Iturbide: "El color distorsiona más la realidad que el blanco y negro"» (2)

3

«Medina argumenta en contra de la clasificación de Graciela como fotógrafa antropológica, reaccionando en parte a la afirmación que hiciera, por ejemplo, Gerardo Estrada, en "Graciela Iturbide en la tradición fotográfica mexicana", texto que prologa el catálogo de Foto septiembre de la exposición realizada de su obra en el Museo del Palacio de Bellas Artes de septiembre a octubre de 1993.2 Estrada afirma desde el inicio de su ensayo: Detrás de la obra fotográfica de Graciela Iturbide hay quien encuentra la mirada de una antropóloga. Graciela Iturbide es, por así decir, una "antropóloga cultural". Además de saber ver, entiende lo que ve y por ello sabe expresarlo. La realidad ante la que ella se sitúa, en la que ella está inmersa, es exaltada por la forma artística y así adquiere su verdadera dimensión.

El segundo texto del mencionado catálogo, escrito por Christian Cajoulle, propone la obra de Graciela casi como el equivalente visual del realismo mágico literario. Y Medina se dedicará a intentar demostrar como erróneas, en la apreciación de la obra de la fotógrafa, tanto la afirmación de Estrada como la de Cajoulle.

Medina comienza su texto con una estrategia muy clara y atinada: ubicar al lector en el contexto del conflicto de identidades que existe en los países latinoamericanos. Nuestra experiencia poscolonial, explica, está marcada no por la existencia de un alma milenaria, como sugirieron nacionalismos y exotismos de principios del siglo XX, sino por la diferencia y "la aventura de diálogos imposibles" que conocemos a finales del siglo XX. De manera bastante directa, entramos de lleno en el problema de la clasificación equívoca de la obra de Graciela Iturbide como de una "antropóloga innata".» (3)

 

Gabriela Iturbide: la plasticidad del tiempo

2053  palabras

Por Plaza de las palabras

 

 

Serie Naturata, Graciela Iturbide,  1996̶ 2004

Graciela Iturbide de niña quería ser escritora pero a los 11 años su padre le regalo una cámara fotográfica Brownie. De adulta cayó en las clases de cine que impartía Manuel Álvarez Bravo.  Pero Iturbide a pesar de haberse inicialmente   matriculado en el Centro Universitario de Estudios Cinematográfico de la UNAM,  no fue cineasta sino fotógrafa. De Álvarez Bravo aprendió a ser paciente y a manejar el tiempo.  «Hay tiempo, siempre hay tiempo», rezaba un cartel en el estudio de Álvarez Bravo que Graciela Iturbide hizo suyo.  Y de ahí vienen esas imágenes que parecen retar al tiempo. No solo a lo Cartier Bresson como espera del instante preciso, sino a patentar una fotografía que parece congelada en el tiempo pero que a su vez dialoga desde la inmediatez de  lo cotidiano. Las fotografías de Iturbide son siempre un dialogo en el tiempo. La fotografía como el Dios Jano, reviste dos facetas, la de una especie de   escultura visual y la un destello de la magia del cine.

Pero ese emparejamiento entre la escultura y el cine, comparte esa paciencia que también circunda el arte de la fotografía. Cincelar la escena para dejar solo la imagen evocadora; el mensaje exacto.  O buscar esa perdurabilidad milenaria que uno reconoce en algunas de las fotos  de  Ansel Adams. No obstante, al fotógrafo se le impone el desmontaje visual para dejar la imagen final de una escena que comunique la esencia del objeto artístico. Si Ansel Adams parecía un escultor  del paisaje y un devoto de la naturaleza, Iturbide parece ser una escultura peregrina y consumada del  tiempo.

 

Zihuatanejo, México, 1969. Una de las primeras fotos de Graciela Iturbide 

Graciela Iturbide, además de haber sido asistente y alumna de Álvarez Bravo, tuvo un par de experiencias profesionales que fueron básicas para orientar su carrera fotográfica, la primera haber sido comisionada en 1978 por el Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México para documentar la población indígena del país. Una experiencia similar tuvo Ansel Adams como fotógrafo de los Parques Nacionales en Estados Unidos. En ese marco Iturbide decidió fotografiar el pueblo Seri, un pueblo nómada en el desierto de Sonora al noroeste de México.  La segunda, fue la invitación por el artista Francisco Toledo en 1979  a fotografiar el pueblo de Juchitán, inmerso en la milenaria cultura zapoteca en Oaxaca, en el sureste mexicano.

 

Pero Iturbide va más a allá del simple paisaje o del tema meramente indigenista o etnográfico, que a veces se vuelve un cliché o es tan reiteradamente abusado. Tampoco Iturbide apuesta por un tiempo lineal, cronológico o histórico. Iturbide quiere atrapar una esencialidad, el rasgo distintivo de un rostro, un pedazo de paisaje que evoque la profundidad del mundo, unos animales que nos trasportan a otra época, una humanidad intima y dialógica.   Pero simultáneamente toda su obra también nos están diciendo que esas imágenes, que esas escenas, que esas secuencias, que esa narrativa visual, están aquí y ahora.  La presentación de rostros, cuerpos, objetos y animales que rememoran una pizca del cosmos y un instante de la eternidad.  Así para el observador, ante esa escena, se abre un espacio mítico y la mirada sabe que está ante algo más profundo que una simple forma temporal o un lenguaje simplemente simbólico.

 

Ante esa mirada  el símbolo a veces toma el rostro del personaje o la lejanía de la forma. Pero también la cercanía de lo inmediato. Si bien el símbolo sugiere mundos y evoca lo primigenio del mundo. El símbolo como tal, al final se diluye y todo queda en un saludo de manos en el presente. En un gesto que es más humano que esotérico. Más de presente que ancestral. Más de silencio que de gritos. Así el símbolo recogido por el acontecimiento produce ese desdoblamiento de atemporal  a temporal que es el tiempo. Por eso queda la rara impresión que algunas de sus fotografías fueron tomadas hace 100 años o quizá hace una hora. El símbolo y el tiempo se descarnan. 

 

Y si bien la fotografía de Iturbide hace un acercamiento a lo étnico y como tal puede atestiguar la mirada de una etnóloga, también nos sugiere algo de ascesis. Hay una fuerte e intuitiva introspección con el medio, hay una empatía emocional, hay una intuición virtuosa, hay un descombrar lo  insustancial. Y el acercamiento revelador a una veta de espiritualidad.  Aunque sin por eso etiquetar a Iturbide  de mística, ni entrar en esa polémica de si es una fotógrafa etnóloga, o que tiene una mirada de antropóloga o que su fotografía sea una vertiente visual del realismo mágico. Etiqueta que ella rechazo;  así como también se deslindo de cualquier tipo de surrealismo. Negó ser una socióloga o una antropóloga. También apunto que no era política ni feminista. Durante toda su vida se ha mantenido alejada de los ismos y las etiquetas. Pero desde lo conceptual si afirmo apostar más por la plasticidad del símbolo que por el tiempo.

 

Japón, 2014

No obstante, a lo que ella renuncia es a un tiempo lineal o un tiempo histórico. No al tiempo como símbolo. Porque el mismo tiempo es  a su vez un misterio y  es un símbolo. Solo insistiremos en un punto: el tiempo que abraza tanto el símbolo como la plasticidad. El proceso mental va  desde su espera,  la mirada paciente, la intuición justa, el desmontaje de la escenografía y dejar lo esencial: un dialogo visual y un llamado de lo profundo. Y que al final se convierte en un mensaje que va más allá de lo simplemente visual y se adentra en las posibilidades de un universo íntimo, provocativo e infinito. Las fotos de Graciela Iturbide no son necesariamente una respuesta sino una pregunta. No son una salida sino una entrada.   Retratar el tiempo desde el realismo cotidiano y la plasticidad poética  del instante.

Duelo, Chiapas, 1975 

El cineasta ruso Andrei Tarkovsky, en su libro Esculpir en el tiempo se preguntaba:

 Pero, ¿qué es el arte? ¿Lo bueno o lo malo? ¿Procede de Dios o del diablo? ¿De la fuerza del hombre o de su debilidad? ¿Es quizá una prenda de la comunidad humana y una imagen de armonía social? ¿Es esa su función? (El arte) Es algo así como una declaración de amor. Un reconocimiento de la propia dependencia de otros hombres. Es una confesión. Un acto inconsciente, que refleja el verdadero sentido de la vida: el amor y el sacrificio. (4)

 

Y citamos a Andrei Tarkovsky porque Graciela Iturbide comparte ciertas afinidades con el gran cineasta ruso. Ambos eran fotógrafos visuales, ambos comparten una vertiente de espiritualidad, ambos buscan el contacto directo con la gente, ambos levantan una voz revelada en el silencio del universo. Ambos nos hacen pensar desde lo cotidiano y desde la sencillez, en lo invisible de lo visible. En ambos se encuentra el lado poético de la vida. Y en ambas obras emana  flotando un misterio que siempre golpea la mirada y conmueve el alma. Y acerca del cine Graciela Iturbide declaraba que se sentía « atraída por el cine neorrealista italiano, las obras del director sueco Ingmar Bergman y Andréi Tarkovsky». Y puntualmente del cine  de Tarkovsky, confesaba: «es el que mas me llena el alma ». (5) Hay en ese misterio del tiempo  belleza pero también es un refugio del dolor y la soledad.  Lo bello y lo feo se hermanan.  Tarkovsky tal y como lo dice en su libro Esculpir en el tiempo, creía que en el cine la obra del cineasta era esculpir en el tiempo y subrayaba la  objetivismo del tiempo que se produce en el cine.  De ahí que él pensara:

 

«Del mismo modo que un escultor adivina en su interior los contornos de su futura escultura sacando más tarde todo el bloque de mármol, de acuerdo con ese modelo, también el artista cinematográfico aparta del enorme e informe complejo de los hechos vitales todo lo innecesario, conservando solo lo que será un elemento de su futura película, un momento imprescindible de la imagen artística, la imagen total» (6)

 

Primer día de verano en Veracruz, 1982

 

El objetivismo del tiempo que proclamaba Tarkovsky del cine también  puede ser trasladado a la fotografía. Si el cine es tiempo en movimiento, la fotografía es el congelamiento del tiempo en un instante. Pero aun en ese destello del instante abarca un contexto del tiempo anterior y del tiempo futuro.  Esculpir en el tiempo, es  un recurso metafísico y una inquietud filosófica que también es muy afín a la fotografía y que apreciamos en mayor o menor medida en la obra de fotógrafos, entre muchos otros;   fotógrafos tales como Ansel Adams, H. Cartier Bresson, Sebastián Salgado, Alejandro Álvarez Bravo y por supuesto Graciela Iturbide.

 

El cine y la fotografía le dan una importancia fundamental a la imagen.  La imagen es una especie de cuerpo viviente. De cómo se obtiene y qué tratamientos o por qué filtros pasa, es parte del proceso. En ese sentido  la imagen solo adquiere cuerpo si representa algo natural de manera visual, pero también si logra trasmitir una  impresión emocional. Es decir, hay una narración visual, la imagen también es prosa. Hay una historia que contar, una historia más por  sugerir. Para finalmente conseguir que el espectador capte ese mensaje y haga suyo ese tiempo en forma real y directa. En ese sentido la imagen nos presenta un presente eterno. En términos de Tarkovsky un «tiempo verdadero». (7) El instante que queda plasmado en la fotografía, produce un congelamiento del tiempo, pero también mediante la imagen atrapada, se trasmite una experiencia, un sentimiento, un conocimiento, una revelación  que llega y brinda al observador: el destello de alguna verdad, el abrigo de una emoción intima, el vínculo con la riqueza del cosmos.

 

Para Andréi Tarkovski, el arte es una vía y una búsqueda espiritual. Y aunque en algún momento Graciela Iturbide expreso que la fotografía no iba salvar el mundo. Para ella  la cámara y la fotografía son un pretexto para conocer el mundo. Es decir, es un viaje y como tal una búsqueda para conocer el anima mundi. La autora se va afirmando y conociendo cada vez más en su propia obra, la cual es solo un medio para llegar al  conocimiento pleno de su ser. Y en esa peregrinación, Iturbide  nos enfrentan con la belleza pero también con la fealdad. En ese agarrón confraternizan  lo sublime y lo ordinario. Conviven  la ternura y la crudeza del mundo.  Lo espiritual se funde con lo material. La vida y la muerte se hermanan.  Lo antiguo y lo moderno se encuentran. La prosa de la narración visual se mezcla con  la poesía visual del mundo.  Esa poesía que Iturbide aprendió a mirar. Y que le trasmitió Álvarez Bravo, quien por la visión poética de su fotografía decía: «Mira, yo no persigo la poesía. La poesía está en la realidad». (8) No obstante también Graciela Iturbide cree que «La imaginación es la facultad que permite narrar la realidad a través de un símbolo, descifrarla y compartirla». (9) Y cita a Dante Alighieri: «La fantasía es el lugar en el que llueven las imágenes». (10)

También pensaba Iturbide que uno era el mundo que veía y otro el que veía con la cámara. Una vez confeso que al estar con su cámara,  la hacia sentirse en estado de gracia así como se sentía Giotto al pintar sus lienzos. (11) De sus influencias fotográficas, es seguidora de Francesca Woodman, Diane Arbus, Robert Frank, Henry Cartier Bresson, Brassai, Josef Koudelka, Cesar Frank, Sebastian Salgado y por supuesto el mismo Manuel Álvarez Bravo. Sin embargo manifestaba Iturbide: « Hay que evitar todas las influencias. Álvarez Bravo me decía que la pintura me iba a ayudar más». (12) Pero sobre todo Graciela Iturbide al margen de todas las influencias aprendió a ser ella misma y tomar su propio rumbo y ser fiel a su visión fotográfica. 

Finalmente, Tarkovsky  en su libro póstumo, ‘Atrapad la vida: lecciones de cine para escultores del tiempo, afirmaba «El arte nos permite, al crear una imagen, abrazar la inmensidad.(…) Del mismo modo en que en una gota se reflejan las nubes y los árboles, así se refleja en la imagen artística, el universo.» (13) 





Mujer Ángel, desierto de Sonora, 1979

 

 

Notas bibliográficas

1.  Fotográfica MX 

2. Camarzana, Saioa;  Graciela Iturbide: "El color distorsiona más la realidad que el blanco y negro", El cultural, 24 mayo 2018

3. Libros Graciela Iturbide 55, Cuauhtémoc Medina por Deborah Dorotinsky  Londres, Phaidon Press Limited, 2001

4. Tarkovsky Andrei De esculpir el tiempo. Reflexiones sobre el arte, la estética y la poética del cine. Traducción Enrique Banus Irusta, Ediciones Rialp,  Madrid, 2002, p.  259

5 Flores soto, Alondra. Graciela Iturbide, fotógrafa que evoca un México impregnado de carácter y cultura. La Jornada, sábado 20 de marzo de 2021, p. 4a 

6. Ob. Cit.,   2002, p.  84

7. Citado en Hinojosa, Matias. Cine y tiempo: Las lecciones de Andréi Tarkovski. Revista Santiago, I 4 Diciembre 2018

8. Citado en CartierBressonnoesunreloj. Graciela Iturbide, Manuel Álvarez Bravo y Octavio Paz: breve historia de imágenes, poesía y palabras,  octubre 2020

9. Citada en Ávila, Sonia. Graciela Iturbide la académica de la imagen. Excélsior, 11 agosto 2014

10. Citado en Caballero, Jorge. La cámara es una lluvia de imágenes e imaginación: Graciela Iturbide. La Jornada,| domingo, 18 oct. 2020

11. Ob.cit. Flores Soto, Alondra.  La Jornada, 18 marzo 2021, p.4a

12. Ob.cit. Camarzana, Saioa;  El cultural, 24 mayo 2018

13. Tarkovsky, Andrei., Atrapad la vida: lecciones de cine para escultores del tiempo.(Libro póstumo). Errata Naturae, Madrid, 2018, p.41

 

Enlaces

Pagina oficial Graciela Iturbide

http://www.gracielaiturbide.org/

 

Sobre la obra de Gabriela Iturbide remitimos al lector a dos textos excelentes sobre Graciela Iturbide  

El ensayo y trabajo investigativo muy completo, bien documentado y muy esclarecedor. 

COLORADO NATES, ÓSCAR. GRACIELA ITURBIDE: SEÑORA DE LOS SÍMBOLOS. ABRIL 7, 2012 Sitio WEB Oscar en fotos

https://oscarenfotos.com/2012/04/07/graciela-iturbide-senora-de-los-simbolos/

 

Y la reseña perspicaz del libro Graciela Iturbide 55

Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas

Versión impresa ISSN 0185-1276

An. Inst. Investig. Estét vol.24 no.80 México mar./may. 2002

Libros Graciela Iturbide 55, Cuauhtémoc Medina

por Deborah Dorotinsky  Londres, Phaidon Press Limited, 2001

http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-12762002000100010

 

Y sobre Andréi Tarkovsky remitimos al lector al excelente enlace

Cine y tiempo: Las lecciones de Andréi Tarkovski por Matías Hinojosa

Revista Santiago, I 4 Diciembre 2018

https://revistasantiago.cl/cultura/cine-y-tiempo-las-lecciones-de-andrei-tarkovski/

 

Y de este blog Plaza de las palabras en su sección Fotografía remitimos al lector a dos post

 Imagen y fotografía. Ansel Adams: la escultura de una fotografía. Post Plaza de las palabras

https://plazadelaspalabras.blogspot.com/2019/02/imagen-y-fotografia-ansel-adams-la.html+

Sebastián Salgado: la cámara de Dios. Reproducido de El cultural

https://plazadelaspalabras.blogspot.com/2014/01/arte-sebastiao-salgado-la-camara-de.html