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Página 10. Walter Benjamín: El Ángel de la historia y la chica de la bicicleta. (Ensayo). Primera Parte. Post Plaza de las palabras



Ángelus Novus, Paul Klee, 1920

Plaza de las palabras en su sección Página Diez presenta El Ángel de la historia y la muchacha de  la bicicleta,  un ensayo sobre  la pintura  Ángelus Novus  del pintor suizo Paul Klee y la Tesis sobre la filosofía de la historia de Walter Benjamin (1892-1940) No obstante únicamente se analiza la tesis IX,  la de El ángel de la historia. Tesis  interesante, especulativa y polémica. El ensayo intenta aproximarse desde una visión ecléctica al método de pensamiento de W.Benjamin,   pero enfrenta algunos de sus postulados, que adquieren fuerza contextual al considerar otros autores como Franz Kafka, Ernest Bloch, La escuela de Fráncfort, Gershom Scholem, Herman Hesse, J.P.Sartre, James Joyce. Y los pintores Paul Klee y Edgard Munch. Además reseña las posibles interpretaciones artísticas del cuadro del pintor Klee. Por supuesto aparecen otros   personajes más: el cuadro icónico Ángelus Novus de Klee, el misteriosos Ángel de la historia,  el cuadro El grito de Munch,  y la intermitente chica de la bicicleta.

El ensayo cuenta  con 20 acápites y un epilogo, el post está dividido en dos partes: PRIMERA PARTE LA EXTRAÑA HISTORIA DE UNA PINTURA, EL TALISMÁN DEL PENSAMIENTO, DE FRAGMENTOS Y LIBROS, METODO, APROXIMACIONES AL MÉTODO,  KAFKA, BLOCH, BLOCH Y KAFKA, ANGELES, UNA PRIMERA MIRADA AL ANGEL DE KLEE, LA NOVENA TESIS DE BENJAMIN, UNA SEGUNDA MIRADA AL ANGEL DE KLEE . SEGUNDA PARTE,  EL GRITO DE MUNCH, KLEE EL PINTOR, UNA MIRADA PERIFÉRICA, DOS PROBLEMAS ANGELICALES, PROGRESO, RAZON HISTORICA, LA IMAGINACION HISTORICA, MESIANISMO,  EPILOGO: CINCO ESCENAS SACADAS DEL BOLSILLO


Mario A. Mmebreno Cedillo

PRIMERA PARTE I

I

LA EXTRAÑA HISTORIA DE UNA PINTURA

En 1920 el pintor suizo Paul Klee, pinto un extraño cuadro, en realidad era una acuarela con tinta china y tiza pintado sobre papel, la  lamina apenas mide 31.8 por 24.2 cm. Le puso por titulo Ángelus Novus, este gesto de pintar ángeles acompañaría  a Klee  durante toda su vida. El artista  llego a pintar más de medio centenar de ellos, pero con Ángelus Novus había algo tremendamente nuevo. Y con este esfuerzo cromático y de  trazos  dispares, desencadenaría una serie de hechos que desembocarían en la tesis de la historia de Walter Benjamín. Éste compró el cuadro de Klee un año después y no se separaría de él, salvo un par de veces. Siempre en circunstancia extremas y apremiantes, huyendo de los nazis. El cuadro aparece como un ángel y como un ángel después de cantarle a Dios, desaparece. La primera cuando se fue a refugiar a Ibiza, huyendo del ascenso al poder de los nazis. No obstante  dos años después  un amigo lo recupero y se lo devolvió.  George Bataille en 1940, en otra de las escapadas de Benjamín también se lo guardo. Al término de  la segunda guerra sin saber como la obra estuvo en poder de  Theodor Adorno, éste a su vez, se lo entregaría a un amigo intimo de Benjamín, el místico judío, Gerson Scholem, quien  a su  muerte, la viuda de Scholem  lo dono al Museo  de Israel en Jerusalén. Y curiosa historia del Ángel Nuevo, terminar empaquetado en la ciudad santa, llena de historia y profecías, de pasado y futuro.  




II
EL TALISMÁN DEL PENSAMIENTO
 Pero el curioso  itinerario del cuadro, tuvo sus consecuencias, inspiro a Benjamin para su teoría del Ángel de la Historia, es pues ésta una historia de ideas y de ángeles. Benjamin se debatía entre una corriente materialista pero también nutrida del misticismo judío. Los Ángeles existían  por lo menos en la tradición talmúdica.  «Todos los días  son creados miles de ángeles que Cantan a Dios, y después se desintegran y desaparecen a la nada». El cuadro Ángel Nuevo fue amigo inseparable y fiel de Benjamin, y como Ángel Guardián o talismán, lo acompaño en su atormentado peregrinaje, de disquisiciones y elucubraciones intelectuales. Extraña adhesión a un objeto, que se explica porque Benjamin relaciono el Ángelus Novus con una antigua leyenda talmúdica. Y aquí encontramos un puente en esa adicción de ciertos creadores a los mitos y el simbolismo. De ahí su pasión por la poesía simbolista de Baudeliere, a quien Benjamin admiraba y escribió sobre él. Pero no fue el único escritor sobre el que escribió, dedico su pluma a Goethe, Kafka, Valery, Holderlin, y fue traductor de Proust. Incursiono en los orígenes del teatro barroco alemán.  Como critico, abordo los contenidos del cine y la fotografía, y llego atisbar en los problemas del lenguaje: «El hombre se comunica en el lenguaje, no por el lenguaje».También decía  «El lenguaje del sueño no está en las palabras. Está bajo ellas».
III

DE FRAGMENTOS Y LIBROS

Su obra es innumerable y esta desperdigada;  pero entre muchos otros algunos de sus trabajos más comentados son: El concepto de crítica de arte en el Romanticismo alemán (1917).Capitalismo como  religión (1921). El origen del drama barroco alemán, (1928), Calle de sentido único o Dirección única, (1928), La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, (1936). Tesis sobre la filosofía de la historia, (1938). Obra póstuma  La tarea del traductor, (1994)  El autor como productor. De estos destacamos su crítica sobre arte La obra de arte en la época de la reproductibilidad técnica (1936) En la cual sostenía que el «arte perdía su aura». Y agregaba Benjamin « El arte ya no es único, ya se puede reproducir prácticamente todo» Esa reproductibilidad del arte, según Benjamin le hacia perder autenticidad al quedar desvinculada de su contexto original: la tradición. Benjamin  anticipo la cultura de masas, y sumo también el concepto de la «espectacularización  de la política», basada en la idea que la reproducción de la imagen y la expansión de los medios de comunicación y el «mass media», hacían perder autenticidad al fenómeno político. Idea seminal que terminaron desarrollando Horkimer y Adorno. Dice otro de sus comentadores:
« Su obra Los Pasajes…, obra póstuma representa para Francisco Sierra (2006) uno de los libros más extraños del siglo XX, porque su construcción se hizo "a partir de notas, reflexiones, pasajes, citas… todo un cúmulo de material disperso que produce una sensación deslumbrante»  (1)
Sobre este misterioso y seductor libro, inacabado, y que le había tomado mas de una década escribir, es considerado por muchos críticos y estudiosos  de sus trabajos su obra cumbre. Una especie de espera y síntesis de su pensamiento y sus métodos de investigar. Susan Buck-Morss señala:
«El proyecto de lo pasajes desarrolla un método filosófico altamente original, que podría ser descrito como la dialéctica de la mirada »  (2) 

IV

METODO

Benjamin poseía un estilo nervioso, más que disponer de un aparato crítico, su estilo era de latigazos y temblores, a sistémico, de ahí sus obras fragmentarias. Benjamin asemeja al buceador que cada vez que se lanza al agua, lo hace de una manera diferente y cada vez sale con algo inédito entre sus manos.  Mirada penetrante pero serena y lucida. Quizá más que sus obras seria interesante conocer su método, y más que su método: su mente operativa. Sobre esto dos datos oficiales: los críticos coinciden que el método de Benjamin era la alegoría. Algunos más señalan el hábito del flaneur, que posiblemente sea más un recurso que un método. Probablemente  Benjamin, – a pesar de las influencias reciprocas–  para la articulación de su método le deba menos a la Escuela de Fráncfort y el marxismo, que a su sustrato del misticismo judío. Pero el hombre externo sumado a su potencia de trabajo y variedad de conocimientos  tratados en su obra, lo definen como un Hombre–Orquesta, esa rara presencia de personajes que tienen el don y la gracia de intervenir en casi todas las ramas de la cultura  y disciplinas del conocimiento  de su tiempo.  Y al probarse lo ejecutan con propiedad y pertinencia. Especie en peligro de extinción, y malestar de la postmodernidad actual.



V

APROXIMACIONES AL MÉTODO

 Benjamin creció en un ambiente de rigorismo  académico y de especulación teórica. Sin embargo, Benjamín no es un académico en todo el sentido de la palabra. Ni tampoco fue un erudito. Sino una especie de francotirador de las ideas, un flaneur del pensamiento.  De ahí que su obra sea tan difícil de clasificar y menos creerse que dejo un recetario de conclusiones a prueba de balas.  Quizá muchas de sus ideas sean especulativas, pero el paso del tiempo ha ido corroborando lo acertado y lucido de su visión, pero también marginando otras. Sin embargo Quizá lo más interesante de Benjamin sean sus métodos, y lo decimos en plural porque seria difícil etiquetar todo a un solo método, muy al contario de su propio pensamiento, sin estándares fijos e inmutables.  Mas parecería un síndrome de ideas, imágenes y símbolos.  Combinaciones  adosadas por un pensamiento colmado de intuiciones y de dramáticos contrastes,  para llegar a la medula de los hechos sociales y sugerir posibles líneas de interpretación.  Y quizá más que un pensador creador, fue  un pensador interprete. Un puente entre dos mundos. La gran habilidad es haber hecho que  símbolos y pedazos de la realidad, coincidieran en un mismo plano y tomaran significación.  Un estudioso de su obra afirma sobre el  abordaje de las temáticas:

«no al seguimiento constante y 'alineado' de una corriente de pensamiento, sino a la confrontación permanente y al estilo de un relámpago de rutas distintas a las tradicionales» (Hiernaux-Nicolas, 1999). (3)

En un sentido amplio fue un pensador centrado en la cultura y en las teorías críticas de la sociedad.  Analizo desde puntos inéditos las grandes  transformaciones políticas, sociales y culturales de su tiempo.  Pero su teoría sobre la historia es uno de sus aportes  más novedosos y polémicos de la cultura occidental. No obstante, lo es  más por su fuerza poética, intuitiva  y especulativa que por su practicidad en el terreno de la realidad. Amigo personal de Theodor Adorno y Max Horkimer, ambos de la Escuela de Fráncfort, de la cual Benjamin fue colaborador pero no miembro, no obstante  influyo en ellos con su teoría Tesis sobre la filosofía de la historia, escrita un par de años antes de su muerte. Explica otro estudioso  de la obra de Benjamin:

« La reflexión sobre la historia constituye un hilo conductor del pensamiento de Benjamin, quien alzó una crítica radical contra la «razón histórica» y sus axiomas (las ideas de continuidad, de causalidad y de progreso»). (4)



VI

KAFKA

Si bien la tesis El ángel de la historia es en esencia fatalista, a pesar de la anunciada redención de los pobres y humillados, en el fondo del agua no es ajena a ninguna utopía, con la diferencia que aquí la utopía se encarna en el mesías.  Ni al  pensamiento de la mente y especulación judía, una especie de eclosión poética tirada al azar  por un mega Kafka filosofó y cabalístico.  Ese Kafka al cual Benjamin le dedico  un ensayo. Y a quien Benjamin reconocía  como el teórico más audaz del arte simbólico. Y es que concurre  un paralelismo en las visiones de ambos, de Benjamin y Kafka.  En el fondo los dos eran consumados realistas fantásticos porque, a pesar de sus ficciones literarias y sus  especulaciones teóricas, ambos hacían acopio de la realidad.   Pero también había una diferencia; en  Kafka, alguien es procesado sin saber por qué, o un tipo   aparece convertido en un insecto y no sabe por qué  diablos se convirtió en bicho, o el agrimensor K nunca llega a saber por qué los omnipotentes amos del castillo le niegan la posibilidad de ejercer su oficio a pesar de que ya esta contratado. En la obra de Kafka nunca se sabe los por qué. En la obra de Benjamin, partían siempre de un por qué no.

Calibrándolo  bien estas visiones  son una microhistoria de destrucción y ruinas congelada en el aire que esconde tras bastidores una calamidad percibida desde lo inédito.  En Benjamin, su tesis  es un intento por salir de la pesadez y crueldad del mundo circundante que lo agobiaba, y en Kafka por salir de su entorno familiar y de librarse de una vez y para siempre de la tiranía de la sombra de su padre, y de la proyección que le asolaba del pecado original. Ambos hombres acosados por la opresión, cada uno encontró el camino para salir e intentar  salvarse. Uno por la vía de filosofía de la historia y su Ángel Guardián, el otro por su afición al realismo fantástico. Pero al final el fatalismo los ahogo a ambos. En Kafka, quien pensaba que “hay esperanza pero no para nosotros”; no obstante, pese al nosotros, nunca echo la culpa de las desgracias del mundo a los otros. Tuvo la gentileza de no involucrar a los demás, en realidad no había esperanza solo para él. En Benjamín por su propia autodestrucción, quizá matizada por su mesianismo encubierto. Ambos compartían un estado intermitente de melancolía y de querer encontrar el torrente sanguíneo de la circulación del mundo. Y ambos a su modo, lo encontraron.  



VII

BLOCH

Decía Bloch "aprender a esperar". Y de verdad que habría que esperar, porque para llegar a esa utopía, todavía falta mucho camino por recorrer, como decía el poeta Frost en uno de sus celebres poemas. Y en lo intricado de esta historia de ángeles y bicicletas, y esperanzas, aparece Ernest  Bloch, autor de la teoría El Principio Esperanza (1949). En el encuentro de estos dos personaje, Benjamin y Bloch,  interviene  la casualidad del  El ángel de la historia. Ellos  se conocen en Berna en 1918, misma ciudad en que dos años después Benjamin compraría la obra de Paul Klee: Ángelus Novus. Amistad que se prolongaría  por un  periodo de muchos años entre paisajes  de la Italia meridional, y cafés coloridos al aire libre de Paris y calles grises de Berlín. No son amigos ocasionales, se produce entre ellos una cierta empatía y conversan alrededor de un café, sobre historia,  filosofía y la actualidad cultural. Y en una se esas reuniones, una tarde de aire fresco en un café al aire libre, pasa por la calle delante de ellos,  una chica en bicicleta. Benjamin la ve periféricamente. Y se da cuenta que la chica, mientras avanza,  va viendo para atrás. Bloch seguramente también la ve pero no le presta atención. Mientras que Benjamin se queda meditativo y en silencio. La charla continua mientras que la chica ya se ha perdido entre el ruido y el tráfico. 

Sin embargo a pesar de coincidir en algunos puntos de vista, en ellos coexisten diferencias.  Benjamin es más producto de un mesianismo histórico, cuasi genético, y Bloch, quien también era  judío apuntaba más a la redención por vía de la utopía. Esta peculiar amistad enriqueció a ambos, años después Bloch escribiría una notable semblanza sobre Benjamin, entre muchas de las cosas que escribió, sobresalen  algunas muy reveladoras, escribía Bloch acerca  de   Benjamin:

 «poseía una mirada única para el detalle significativo, para lo que queda al margen, para esos elementos nuevos que surgen, en el pensamiento y el mundo, de la irrupción desacostumbrada e impredecible de las cosas individuales, de las cosas que se salen de lo normal, y que merecen por ello una atención especial, incisiva. Benjamin tenía una incomparable aptitud micrológico-filológica para este tipo de detalles, para este tipo de fenómenos periféricos llenos de significado, para este tipo de signos fortuitos cargados de sentido»  (6)

Bloch nos da otro clave de Benjamin cuando afirma “No leía en los libros sino a través de ellos” Y esto resulta alentador, porque trasponiendo el cuadro de Klee, podemos afirmar que Benjamin miraba la historia  a través del cuadro, es decir miraba el contexto,  lo periférico del cuadro, lo cual convertía en la piedra angular de su lectura de la actualidad. De ahí que análisis del cuadro le resultara abarcador. Iba más allá de las palabras y de la simple mirada a un cuadro. Benjamin “leía el mundo”. Un estudioso moderno de la obra de Benjamin dice:

«Descubría, revelaba, ahí donde se escondía un sentido »  (7)




VIII

BLOCH Y KAFKA

Y si bien tanto en Kafka, Bloch y Benjamin portan un halo más que destructivo, de desesperanza, y es esa desesperanza la que los impele a crear sus teorías y sus ficciones.  Ellos tenían en común vivir tiempos peligrosos, y entre totalitarismos y problemas familiares y penurias se construye la Catedral. En fin la destrucción, aunque no en toda su literalidad, pero si como posibilidad, los acosaba  a los tres. Y este concepto telúrico de destrucción  no es nuevo en si mismo. Esa destrucción  vestida de fatalidad tiene muchos exponentes, encajan en alguna que otra teoría, una de ellas popularizada y aplicada a la economía por el economista austriaco Shumpeter sobre «la destrucción creativa». Recordemos que la entropía es una  ley del universo.  Y que Hanna Arendt, profunda conocedora del totalitarismo, y quien conoció personalmente a Benjamín, y  llego a escribir sobre él, apuntaba en uno de sus ensayos, que todo avance de la civilización trae consigo sus propios peligros. Herman Hesse un notable escritor alemán que fascino a la juventud norteamericana de postguerra por sus novelas, especialmente Siddhartha, y El lobo Estepario, también escribió una novela, Demian, (1919)  en que se atisba ese poder destructor, que el Ángel de la historia ve y a quien aparentemente  espanta. En esa novela de Hesse se lee: 
 
«El ave lucha para salir del cascaron, y nada más. El huevo es el mundo. Quien quiera nacer deberá primero destruir un mundo. El ave vuela a Dios. El nombre de ese Dios es Abraxas. »

Sin embargo, hay que explicar que la visión de Hesse en Damián es a priori, mucho antes de la segunda guerra mundial, por lo que su novela tiene un carácter de premonición. Los trabajos de Benjamin y Bloch, son  producidos,  durante o son posteriores a el conflicto.    Ellos construyen y lanzan sus  ideas para comprender la irrupción del totalitarismo y redimir la historia de los oprimidos de la tierra en Benjamin, y para escapar de esa desesperanza   en Bloch. Par de  intentos desde el mesianismo secularizado de Benjamin y  una utopía secularizada en Bloch. En ambos casos tras bambalinas —sobre todo en el mesianismo de Benjamin — mora un Deus Absconditus




IX

ANGELES

No hay hombres nuevos ni Benjamin se propuso etiquetarlos, sino que tuvo que inventarse un Ángelus Novus, un Ángel de la Historia. Sin embargo, cabria la posibilidad de crear un Ángel de la música o un Ángel de la literatura o de la pintura. (Recordemos que ya existen las musas) El panteón de las divinidades grecolatinas lo tiene. Hasta los aztecas tuvieron su panteón de dioses y diosas. Pero nadie ha irrumpido en el cielo para proclamar su propio Ángel a la medida. En teoría todos tienen  un ángel guardián. Porque en los cuarteles generales de Dios no mora un Ángel de la historia, pero si existen una serie de seres y entidades que tienen sus propios atributos y funciones, y obran al mando de Dios. Los católicos asumen que hay  diez clasificaciones de esos singulares y populares seres donde una de las menores es la de los ángeles. Los talmudistas tienen otras  diez categorías. Pero el concepto de Ángeles Nuevo, es una irrupción nueva, una novedad angelical. Antes había existido y aun existe el  concepto de hombre nuevo;  ya  presente en la Roma imperial, y todas las ideologías, desde el fascismo hasta el marxismo, y  hasta un hijo espiritual de las revoluciones tropicales del siglo XX, el Che Guevara  proclamó su Home Novus.  



X

UNA PRIMERA MIRADA AL ÁNGELUS NOVUS 
   
La tesis de Benjamin es simple, y se monta o inspira en el cuadro de Klee,  El Ángelus Novus, una especie de ángel  de la historia con su cabeza volteada viendo hacia atrás, ve el pasado,  pero mientras tanto se dirige hacia el futuro. Es casi como ver a una chica conducir bicicleta y avanzar pedaleando para adelante. Mientras ella solo ve para atrás. Uno puede tratar de conducir una bicicleta  y al mismo tiempo ir solo viendo hacia atrás, pero se enfrentaría a enormes problemas, agregue las dificultades de huracanadas del  tráfico y los peatones o vehículos en circulación. Y tendrá una idea somera de la dificultad que enfrento el Ángel de la historia de Benjamin. Hasta aquí la tesis de Benjamin considerando solo algunas de las ideas explicativas de Benjamin. Pero Benjamin le añade su propio sello e interpretación, en la Tesis IX, apunta en esta tesis que el Ángel no puede ver el futuro porque un huracán que viene del paraíso le impide desplegar las alas. El ángel, entonces, solo ve el pasado. Y ese pasado esta lleno de ruinas.  Sin embargo, el ángel sigue avanzando porque el viento huracanado lo empuja hacia el futuro. Pero a pesar de que avanza, es un avance inútil, ese avance a ciegas es lo que Benjamin llama progreso. Abrumaba a  Benjamin un terror por el progreso y la tecnología. Pero volviendo al Ángel de la historia ¿qué ve Benjamin en ese pasado?, ve solo ruinas, los añicos y cenizas de las cosas, solo destrucción. Es pues un pasado apocalíptico. Y resulta razonable que se avance a un futuro apocalíptico, pero no que se venga de un pasado apocalíptico. Entendiendo apocalíptico como ruinas y destrucción masiva. Y decimos Apocalipsis, en el sentido genérico: destrucción, calamidad, grandes cataclismos. Como se entiende esa palabra. Pero sin soslayar que también el significado de la palabra apocalipsis, también significa  revelación o descubrimiento. 


XI

LA NOVENA TESIS DE BENJAMIN TESIS SOBRE EL CONCEPTO DE LA HISTORIA

La novena tesis de Walter Benjamin  sobre sus apuntes sobre la filosofía de la historia es la siguiente: (trascripción literal y completa)

IX
Mi ala está pronta al vuelo.
Retornar, lo haría con gusto,
pues, aun fuera yo tiempo vivo,
mi suerte sería escasa.
Gerhard Scholem, Saludo del Angelus.

« Hay un cuadro de Klee que se titula Angelus Novus. Se ve en él un ángel, al parecer en el momento de alejarse de algo sobre lo cual clava la mirada. Tiene los ojos desorbitados, la boca abierta y las alas tendidas. El ángel de la historia debe tener ese aspecto. Su rostro está vuelto hacia el pasado. En lo que para nosotros aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una catástrofe única, que arroja a sus pies ruina sobre ruina, amontonándolas sin cesar. El ángel quisiera detenerse, despertar a los muertos y recomponer lo destruido. Pero un huracán sopla desde el paraíso y se arremolina en sus alas, y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Este huracán lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al cual vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Este huracán es lo que nosotros llamamos progreso. »  (5)





XII

 UNA SEGUNDA MIRADA AL ANGELUS NOVUS 

Sin embargo, retornando a  Klee, y su cuadro, circulan  un sin número de interpretaciones del mismo. Jurgen Habermas, otro de la pandilla de la Escuela de Fráncfort, lanza una atinada  observación, al señalar que el Ángel de la historia  de Benjamin puede también tener algo de redención o de trasformación. Es decir descarta el fatalismo absoluto de Benjamin. Y en parte es saludable, ya que sino se tendría que aceptar la tesis de un cierto grado de determinismo histórico.  Otra posibilidad de la interpretación es la expiación, el Ángel se asusta de lo que ve: los escombros de la historia. Pero cabe la posibilidad que ese Ángel expié los pecados del mundo, que su castigo sea ese: verse atrapado en una vorágine entre pasado y futuro. Escena  que nos recuerda el mito de Sísifo, pero también del hombre penitente y del judío errante.

En una obra de teatro ya casi olvidada, de J.P.Sartre «Los condenados de Altona» (1959),  ambientada en la Alemania de post guerra, el personaje principal, Franz Von Gerlach, proveniente de una familia de industriales  de la clase alta alemana,  decide cargar toda la culpa de todos los alemanes por la barbarie de la guerra. Su penitencia es encerrarse en una pieza sin salir de ella por el resto de su vida. No puede librarse de su destino, pero ese destino  es asumido por él. En el Ángel Nuevo, no sabemos si el Ángel de la historia tiene voluntad de decisión. Y aquí cabe una salvedad, estamos hablando de un Ángel: tanto en griego como hebreo significa: enviado, mensajero. San Agustín enseñaba que «Ángel es nombre de oficio y no de naturaleza. » Así que presumimos que el Ángel de la historia, simplemente tampoco puede librarse de su destino. Es decir no puede obrar ni cambiar los hechos, aunque como buen Ángel quisiera reconstruir las ruinas y salvar a los caídos. Es solo un mensajero  no un protagonista. Asumimos que esa sea la visión de Benjamin. Pero el Ángel de la historia no puede hacer nada, esta imposibilitado, es un ángel inoperante para cambiar el curso de la historia. Un ángel es menos que Dios pero más que los hombres. «Todo Ángel es terrible» decía un amigo de Benjamin, el poeta Rilke.  

FIN DE PRIMERA PARTE

Notas bibliográficas

1. Sierra, Francisco. (2006) Citado en Carlos Muciño. La obra fragmentaria de Walter Benjamin: actualidad de su método de investigación
2. Buck-Morss, Susan (1989). Dialéctica de la mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes, p.22.
3. Hiernaux-Nicolas, 1999. Citado en Carlos Muciño. La obra fragmentaria de Walter Benjamin: actualidad de su método de investigación.
4. Hiernaux-Nicolas, 1999. 1999. Citado en Carlos Muciño. La obra fragmentaria de Walter Benjamin: actualidad de su método de investigación.
3. Sierra, Francisco. (2006) Citado en Carlos Muciño. La obra fragmentaria de Walter Benjamin: actualidad de su método de investigación
4. Buck-Morss, Susan (1989). Dialéctica de la mirada. Walter Benjamin y el proyecto de los Pasajes, p.22.
5.  Sánchez Sanz. José y  Piedras Monroy, Pedro. A propósito de Walter Benjamin: nueva traducción y guía de lectura de las “Tesis de filosofía de la historia  “Duererías. Analecta Philosophiae”, Revista de Filosofía, 2ª época, nº 2, febrero 2011|ISSN 1989-7774
6. Bloch, Ernest. Recuerdos de Walter Benjamin. Circulo de las Artes, Minerva, Traducción de Guadalupe Gonzales. 
7. Carlos Muciño. La obra fragmentaria de Walter Benjamin: actualidad de su método de investigación






Créditos

De las ilustraciones

Paul Klee (1879-1940). Arte en el aula, miércoles, 8 de mayo de 2013
Paul Klee: el pintor del color.del blog milart, posted on 12/04/2016 at 7:00 am by mila

Ilustraciones

El ángelus novus, 1920
Gradación del cristal, 1921|  
Casa giratoria, 1921
Fuego y muerte, 1940
Senesio, oleo, 1922
Destrucción y esperanza, litografía
Ángel
El círculo y la recta
Ángel militante, 1940
Ángel femenino

En revolución del viaducto, 1937